A cuantos de nosotros le habrá pasado alguna vez que en su grupo de varios amigos siempre por lo gral eran contadas con los dedos de una mano las minas que eran habitue de los encuentros nocturnos del fin de semana.
Si hay que reconocerlo el grupo era puro huevo y para peor era un barrio recontra escaso de chicas. Encima en esa época no había un mango partido a la mitad para salir de cacería. Hay que aclarar que a casi todos no le gustaban los boliches así tampoco había lugares para levantar algo. Si, en esa escasez de recursos lo que se acostumbraba era tomar algo en la vereda o en la casa de algún pibe mientras se escuchaban un sin fin de CDS.
En ese grupo se encontraban dos mujeres (más seco que desierto). Para colmo una estaba de novia con uno de ellos. Por lo tanto sólo quedaba ella, Ángeles, la Rolinga.
Como toda rolinga usaba jeans ajustados y alguna remera clásica pero no era un cachivache, sino, una rolinga media refinada(por lo menos en su aspecto). Los rumores eran que se la habían movido bastante pero en el grupo sinceramente no entregaba.
La cosa es que si bien ella no era una cosa de locos tenía una cola bastante interesante y ni hablar después de alcanzar un grado etílico importante.
Esa noche Ángeles y los demás tomaron en gran cantidad. Ellos la querían coger no había más que decir. Estaban cansados de tenerle la vela. Querían que aflojará de una vez, por lo menos, con un de ellos.
Como si fuera una la tómbola la bolilla recayó en Hugo. Aparentemente era él único al que ella le había echado el ojo, así que es noche se lo llevo.
Y en ese instante floreció todo su atrevimiento porq Ángeles se lo llevó para su casa. Entró a ella, ingresó a su pieza, abrió la ventana y le hizo señas a Hugo para que entre.
Cuando trepó la ventana Hugo se percató que Ángeles sólo llevaba puesta su ropa interior color roja. Una tanga roja que a esa altura de la madrugada era el infierno mismo.
Hugo sin pensarlo se abalanzó directo al objetivo se agachó (ella seguía de pie) le separó las plenas y comenzó a meterle la lengua en esa desolada Conchita. Ella lo agarraba de los pelos por el gran placer que sentía. Se la chupada cada vez más rápido y profundo. Sus jugos eran una delicia que brotan a cada segundo.
Hugo sí tiró en la cama y le dijo que se subiera formando un 69 fantástico. Ángeles le comía la pija entera mientras es su locura la cogía con su lengua sintiendo la profundida de sus cavidades.
La puso en cuatro ya los dos estaban empapados de sudor, jugos y saliva. Hugo la cabalgo a destajo y en un combo simultáneo ya que le daba tanto por su vagina como por su rápidamente dilatado ano. Ella mordida la almohada ya que no podía darse el lujo de gemir, gritar en la casa.
Hugo comenzó a terminar su faena, ella se dio cuenta y rápidamente se corrió para llevarse su pija a la boca succionando hasta que su cabeza explotó para llenarme la boca de semen.
Agotados descansaron hasta quedarse dormidos.
Esa fue la noche de Hugo el único afortunado del grupete....
Si hay que reconocerlo el grupo era puro huevo y para peor era un barrio recontra escaso de chicas. Encima en esa época no había un mango partido a la mitad para salir de cacería. Hay que aclarar que a casi todos no le gustaban los boliches así tampoco había lugares para levantar algo. Si, en esa escasez de recursos lo que se acostumbraba era tomar algo en la vereda o en la casa de algún pibe mientras se escuchaban un sin fin de CDS.
En ese grupo se encontraban dos mujeres (más seco que desierto). Para colmo una estaba de novia con uno de ellos. Por lo tanto sólo quedaba ella, Ángeles, la Rolinga.
Como toda rolinga usaba jeans ajustados y alguna remera clásica pero no era un cachivache, sino, una rolinga media refinada(por lo menos en su aspecto). Los rumores eran que se la habían movido bastante pero en el grupo sinceramente no entregaba.
La cosa es que si bien ella no era una cosa de locos tenía una cola bastante interesante y ni hablar después de alcanzar un grado etílico importante.
Esa noche Ángeles y los demás tomaron en gran cantidad. Ellos la querían coger no había más que decir. Estaban cansados de tenerle la vela. Querían que aflojará de una vez, por lo menos, con un de ellos.
Como si fuera una la tómbola la bolilla recayó en Hugo. Aparentemente era él único al que ella le había echado el ojo, así que es noche se lo llevo.
Y en ese instante floreció todo su atrevimiento porq Ángeles se lo llevó para su casa. Entró a ella, ingresó a su pieza, abrió la ventana y le hizo señas a Hugo para que entre.
Cuando trepó la ventana Hugo se percató que Ángeles sólo llevaba puesta su ropa interior color roja. Una tanga roja que a esa altura de la madrugada era el infierno mismo.
Hugo sin pensarlo se abalanzó directo al objetivo se agachó (ella seguía de pie) le separó las plenas y comenzó a meterle la lengua en esa desolada Conchita. Ella lo agarraba de los pelos por el gran placer que sentía. Se la chupada cada vez más rápido y profundo. Sus jugos eran una delicia que brotan a cada segundo.
Hugo sí tiró en la cama y le dijo que se subiera formando un 69 fantástico. Ángeles le comía la pija entera mientras es su locura la cogía con su lengua sintiendo la profundida de sus cavidades.
La puso en cuatro ya los dos estaban empapados de sudor, jugos y saliva. Hugo la cabalgo a destajo y en un combo simultáneo ya que le daba tanto por su vagina como por su rápidamente dilatado ano. Ella mordida la almohada ya que no podía darse el lujo de gemir, gritar en la casa.
Hugo comenzó a terminar su faena, ella se dio cuenta y rápidamente se corrió para llevarse su pija a la boca succionando hasta que su cabeza explotó para llenarme la boca de semen.
Agotados descansaron hasta quedarse dormidos.
Esa fue la noche de Hugo el único afortunado del grupete....
0 comentarios - La amiga rolinga del grupo