Reconciliación

HOLA CHICOS. PRIMERO MIL GRACIAS A TODOS LOS QUE ME ESCRIBEN, SON MUY RESPETUOSOS, SOY CONSCIENTE QUE ESCRIBIR EROTISMO SE PUEDE MAL INTERPRETAR PARA CUALQUIER LADO, PERO USTEDES SIEMPRE MANTIENEN EL RESPETO. A LOS QUE ME ESCRIBEN POR PRIVADO TAMBIEN GRACIAS, LO QUE DIGO SIEMPRE, TRATO DE RESPODNERLES A TODOS, PERO SON CADA VEZ MAS LAS NOTIFICACIONES QUE RECIBO, ME SIENTO UNA ESTRELLA!!!! A LOS CHICOS QUE CHATEAN CONMIGO EN EL FACE LES MANDO UN BESO.
BUENO, ESTE RELATO LO HICE A LAS APURADAS, PORQUE ME PASO ESTE ULTIMO VIERNES, RESULTA QUE TENGO NOVIO DE NUEVO JAJA.
ESPERO QUE LES GUSTE. A LEER!!!

Luego de tres meses de estar separada de mi novio, él me envió un mensaje preguntándome que cuándo iba a ir a buscar mis cosas a la casa, porque después de separarnos no nos volvimos a hablar. Le respondí que cuando tuviese tiempo iría, bien cortante. A los pocos días fui yo quien le escribió diciéndole que pasaría al día siguiente, en la casa todavía tenía yo mis libros, mis discos y ropa. Me respondió con un “ok”, seguido de un “podemos hablar”, le dije que sí, y allí comenzó mi paranoia.
¿Él solo querría hablar? Le pregunté a un amigo por el Facebook y me dijo que no, que el tipo era “de manual”, que claramente buscaba otra cosa. Pero no confié mucho en él porque es hombre, así que le escribí un mensaje a mi amiga, ella fue mucho más tajante, “si vas es para coger”, me dijo.
Más paranoia. ¿Cómo debía vestirme para el encuentro? ¿Linda y demostrarle que me siento bien a pesar de la separación, y correr el riesgo de provocarlo, o simplona sin maquillaje y demostrarle que sin él soy un trapo de piso? La otra pregunta era si yo quería volver a hacerlo con mi ex. Por momentos sí, por momentos no. A veces lo extraño, luego me acuerdo que me fue infiel y se me pasa. ¿Qué postura me convenía adoptar? Él es mi primer ex, no sé cómo se lidia con esa situación. ¿Debo hablarle como si nada? ¿Con confianza? ¿Distante? ¿Debo hacer algún comentario gracioso sobre nuestra convivencia para romper el hielo? Si lo hace él… ¿Cómo debo reaccionar? ¿Cómo lo interpreto? ¿Cómo una indirecta, una insinuación, o simplemente como un comentario?
Hice algo de pendeja de secundaria. Le escribí un mensaje de texto preguntándole si “solo íbamos a hablar”, a lo que él respondió con un emoticón de carita de sorpresa, y cuando yo intenté responderle explicando que no me interprete mal el teléfono sonó, mi ex novio me estaba llamando, y yo escucharía su voz luego de tres meses. Mi corazón se detuvo por un segundo y sentí frío por la espalda.
No voy a aburrirlos con la charla que mantuve, fue en buenos términos y terminó invitándome a almorzar ese mismo mediodía. Yo le dije que sí y de inmediato los pensamientos lujuriosos regresaron a mí. ¿Estaba depilada para la ocasión? Yo ya no estaba tomando la pastilla anti conceptiva, ¿compraba preservativos en el quisco por las dudas? ¿Jean ajustado o pollera? ¿Pelo suelto o atado? El tiempo corría y yo estaba sentada desnuda en el borde de la cama con un ataque de histeria.
Decidí son estar segura ir a la cita relativamente normal. Un jean ajustado con botas, una remera blanca y una camperita de cuero ecológico marrón, el pelo suelto y un collar que uso para salidas especiales. No hice tiempo a maquillarme ni pintarme las uñas.
Me subí a su auto e inmediatamente se me vinieron a la cabeza que en ese mismo vehículo yo le había practicado sexo oral cientos de veces, inclusive hasta llegamos a tener sexo en algunas ocasiones, algo que es muy excitante pero poco cómodo. Me puse nerviosa. Él se dio cuenta y me preguntó, “¿Nerviosa?”, yo no respondí, solo le sonreí, y una parte de mí supo que todavía lo deseaba. Me dijo que tenía que pasar por “casa”, como decíamos cuando vivíamos juntos, a dejar unas carpetas.
Cuando se bajó del auto yo le pregunté si mis cosas todavía estaban ahí.
-Donde vos las dejaste, no toqué nada – dijo.
-¿Puedo bajar? Así me arreglo un poco la cara.
Me hizo un gesto con su cabeza, como invitándome. Bajé sabiendo que saldría de esa casa o peleada del todo y para siempre, o con un orgasmo encima.
Ingresamos. Él cerró la puerta. Permanecimos parados allí unos segundos. Yo no lo miraba. Varias veces escuché el término “tensión sexual” para referirse a alguna pareja, sobre todo de amigos, y pensé que eso era lo que estábamos sufriendo en ese momento, tensión sexual entre ex novios. Caminé primero para darle la espalda y toqué las bolsillos traseros de mi jean, sabiendo que él me miraría la zona sí o sí. Sentí como él caminó detrás de mí. Llegué al respaldo del sofá, otro lugar donde hice el amor con él muchas veces. Él se posó detrás de mí y me dio escalofríos sentir como corría un mechón de mi cabello para dejar libre la zona del cuello, cuando lo consiguió una de sus manos bajó hasta mi cadera y me hizo girar para que quedemos frente a frente. Yo sin mirarlo a los ojos lo sujete por el cuello y cerré los ojos cuando su beso me golpeó de lleno en la piel de mi desnudo cuello. No era algo desconocido para mí, él me besó el cuello miles de veces. Cuando nuestros labios se encontraron la pasión nos desbordó, y todo eso que hasta el momento estaba siendo suave y sutil cambió a salvaje, me encontré con la respiración acelerada de golpe, abriendo y cerrando mi boca de manera brutal contra la suya, nuestras lenguas desesperadas trataban de encontrarse. Yo bajé mis manos y desprendí mi pantalón para bajarlos mientras le daba le espalda y me apoyaba contra el respaldo del sillón, él hizo lo mismo con el suyo, y de inmediato su cuerpo se introdujo en el mío.
Me excitó mucho saber que todavía podía hacer que su falo se pusiera duro en apenas unos segundos sin necesidad de tocarlo o besarlo, saber que él todavía me deseaba me daba mucho morbo, quizás hasta haya conducido el auto con su miembro erecto. Volver a sentirlo dentro de mí era mucho más que sexo, era volver a sentirme amada, porque por más que las penetraciones eran profundas y fuertes, yo sentía que me estaba haciendo el amor.
Tengo que reconocer que desde lo físico no estaba sintiendo placer, por el contrario, estaba siendo bastante doloroso por varios motivos. Primero, me la metió en seco, y eso es algo que duele mucho. Segundo, yo no podía prácticamente separar las piernas, mi jean no estaba del todo bajo hasta los tobillos, apenas si los había podido bajar hasta donde terminaban mis nalgas, no podía entonces abrir las piernas para que la penetración sea más fácil. Él debía esforzarse para meterla, raspándome las paredes, haciéndome gritar. Además luego de tres meses sin sexo mi vagina ya no estaba acostumbrada a cuerpos extraños en su interior, es como que se había cerrado, y todo era mucho más apretado que de costumbre.
Él me sujetaba por la cabeza y el cuello con fuerza. Su cara estaba al lado de la mía, podía escucharla jadear y decirme vulgaridades que yo no devolvía. Me preguntaba si me gustaba, si había extrañado esa pija. Yo permanecía en silencio, no por temor ni por ser una puritana que no dice chanchadas en la intimidad, sino porque a veces prefiero quedarme sumisa ante la brutalidad masculina, sé que mi silencio solo conseguía excitarlo aún más, y sus movimientos eran cada vez más veloces y fuertes, estaba cada vez más adentro de mi cuerpo. Por su respiración supe que su eyaculación estaba próxima, ya conozco su forma de jadear cuando está por acabar, además la deja adentro y hace movimientos cortitos. Por suerte producto de la pasión y de las ganas yo también pude tener un orgasmo, que traté de aguantar con todas mis fuerzas, no quería gemir para no demostrarle que me había dado placer, pero la cosquilla fue tan intensa que tuve que hacerlo. Mis piernas temblaron y de alguna forma me solté de sus brazos para que la mitad de mi cuerpo cayera sobre el cuerpo del sofá a la vez que un sonoro gemido abandonó mi cuerpo, seguido de pequeñas réplicas, gemidos más chiquitos.
Él dejó su miembro adentro mientras me acariciaba el pelo por la nuca. Yo sentía mi espalda transpirada y mis muslos dormidos. Ni siquiera nos habíamos quitado la ropa. Cuando la sacó sentí algo de dolor. No quise que me viera mis partes desnudas y me subí el pantalón de inmediato, aún con todo su semen en el interior de mi orificio. Cuando me volteé para mirarlo por primera vez en todo el día él también ya se había vestido. Me preguntó si quería pasar al baño, pero por alguna razón le dije que no. Me pellizcó la mejilla y me dijo que las tenía ruborizadas, yo le dediqué una sonrisa y le di un golpecito en el pecho.
-¿Tenés hambre? – preguntó.
-Mucha.
No los voy a aburrir con los detalles de la charla del almuerzo. Basta con decir que estoy muy enamorada de mi novio, y que él lo está de mí, y que hablando y aceptando errores la gente se entiende, y que el amor, si es verdadero, siempre termina triunfado.

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NOS VEMOS LA PROXIMA!!!!
BESOS.

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