Hola poringueros, como están? Yo acá calentandome mientras estoy sola en casa. Lo que les voy a contar pasó eate fin de semana.
Ahorita estoy de bien portada, con solo un novio que me trata como una princesa, pero él trabaja mucho y yo trato de ayudarle con lo que pueda.
Roberto, como se llama mi actual novio, conoce todo mi pasado, le encanta leer mis relatos y se calienta todo, cuando soy yo misma la que se los cuenta. Trato de complacerlo en lo que me pida, y cuando digo en todo lo que me pida, es en todo. Solo para contarles, le encanta que me pinga disfraces, de enfermera sexy, de policía, de militar, de azafata, ya tengo una colección de disfraces yo.
Pues esté fin de semana, tenía una cena muy importante con su jefe, y dependiendo hasta le podian dar un ascenso,por lo que estaba muy nervioso, yo le bajaba los nervios a punta de lengua, chupandole todo, bolas, pene, lo que me dijera, yo hacia, con el fin de que estuviera lo mas tranquilo posible. A última hora, el sábado a las 5pm me dice que el jefe va a llevar a la esposa, y que yo estaba invitada. La cena era a las 8pm y yo no sabía ni que ponerme. Me desnudé frente a Roberto, y fantaseaba con la idea de ir desnuda. A Roberto no le pareció tan gracioso, y de una nañgada me mandó a ponerme algo.
Luego de un rato bajé con un vestido con un escote un tanto revelador, largo pero con la pierna abierta hasta la cadera, los tacones más altos que tengo, bien maquillada para el evento, el pelo suelto y aplanchado y con unos minutos de sobra. Roberto me pidió una rapidin, para aprovechar el como me veía, podía ver su cara de lujuria, mientras bajaba las gradas. Terminé de bajar y arrecostandome al sillón, me levanté el vestido y deje mi cola al aire, sin mediar nada, Roberto me penetró con tantas ganas, que casi me bota del sillón. Yo estaba feliz de poder ayudarle y a la vez me recompensaban con una buena cogida.
Terminamos, nos limpiamos un poco, y nos arreglamos, para partir a la cena, mas relajados imposible. Llegamos a un restaurante super lujoso, con candelabros en el techo, meseros de traje entero y en la entrada una recepcionista super guapa, que hasta yo quede asombrada. Le dijimos que veníamos a la cena, y nos llevó a un cuarto mas privado, al fondo con solo una mesa en forma de media luna. El asiento daba vuelta al medio círculo en un solo tramo, se veía elegante, pero no tanto como el resto del restaurante,eso sí, era super privado.
Estuvimos solos Roberto y yo por unos 15 minutos, donde el mesero nos mantenía la copa siempre llena del vino más rico que había tomado en años. Ya me sentía un poco borracha, por lo que intenté no beber más, no quería arruinarle la noche a Roberto y también tratar que el no tomará tanto.
Cuando llegó el jefe de Roberto, un tipo de unos 40 años, de traje a la medida, irradiaba su presencia, pero venía sólo. Nos presentaron y pregunté por su esposa, Roberto y su jefe se miraron y el respondió, con una sonrisa que ella no iba a poder venir hoy, que le surgió una emergencia, mientras me sonreía.
Durante la cena todo estuvo normal, hablamos de varios temas, pero ninguno pasado de tono, estabamos sentados yo en el centro de la media luna, y atrapada entre Roberto a mi derecha y su jefe a la izquierda, uno de los dos tenía que moverse si yo quería salir, por lo que intenté no molestarlos durante la velada. Llegado el postre, su jefe empezó a alabar mi belleza, decía que le encantaba mi vestido, lo bien que resaltaba mi figura, y como el tenía un fetiche con los tacones altos. Subí una pierna al asiento como tratando de seguirle la corriente y enseñarle bien mis zapatos, pero era la pierna donde mi vestido no tapaba nada, por lo que terminé enseñando toda mi pierna, hasta una nalga, los ojos de ambos casi se salen recorriendo todo el tramo de mi pierna. Me apené un poco, la bajé y pedí perdón, mientras tomaba un sorbo de vino para tranquilizarme.
El jefe de Roberto se dirigió a él y le dijo que era cierto todo lo que le había contado, que yo era una chica única y que lo tenía exitado desde que me vio. Fue ahí cuando caí en cuenta,Roberto me trajo a que me cogiera a su jefe. Me dio cólera, el que no me lo dijera antes, hace rato que su jefe me llamaba la atención, volví a ver a Roberto, con cara de incertidumbre, como preguntándole si lo que entendí era así, me miró como asustado, y se ocultó en un trago de vino, me volví con curiosidad a su jefe, y con voz mas sensual le pregunté sobre que le habian contado.
-A, muchas cosas linda, que si la mitad de ellas sln ciertas, podemos pasarla muy bien.
Me arrecosté a su jefe, y susurrandole al oído le dije, no te han contado ni la mitad. Quedó paralizado, mientras mi mano se puso sobre su pierna. Sonrió, y agareandome un muslo, me dijo, eso lo juzgo yo. Me arrecosté tire la cabeza hacia atrás y me dispuse a disfrutar lo que tenían para mi. El jefe de Roberto metió la mano a mi escote, y aferrándose a una teta, la saco del vestido y empezó a chuparla, Roberto hizo lo mismo con la otra, mientras yo les gemia de placer. Rapidito me despojaron de toda mi ropa, para que pudiera sentir el cuero del asiento, me voltee hacia el jefe, y mientras le besaba, saqué su pene del pantalón y empezé a pajearlo, segundos después, me tomo de la cabeza y me llebo a chuparsela.
Con mi maestría, le pegué la mejor mamada que jn hombre puede llegar a tener de mi boca. Le recorria el palo con mi lengua, chupaba sus bolas, metía toda su longitud, hasta el fondo de mi garganta, hasta que se vino en mi boca, aprwsurada, me trague todo lo que mw dio, y le dejé el pene limpio limpio. Mientras recuperaba su alientou, solo alcanzó a decir wow, mientras me volteaba a Roberto y le dije, aun no me olvido de ti, y empezé a mamrle la pija. En media mamada, su jefe empezó a tocarme las nalgas, me pegaba nalgadas a las que yo respondía con gemidos a como podía, y empezó a explorarme el ano con un dedo. Me volví y con una sonrisa pícara, le dije, vuando quieras. Para que dije eso, su pene se ouso erecto en el momento y gracias a que la mesa estaba tan pegada, no me la metió de inmediato. Le propuse que me penerearan ambos, Roberto se sentó en la mesa, mientras me penetraba por la vagina, yo ensima de él, y su jwfe llegó por detras, a hacérmelo por detrás.
Ya no me importaba la demás personas en el restaurante, yo gritaba a todo pulmón de placer, mientras los dos me la metian con una potencia que me iban a partir en 2. Roberto se vino al poco tiempo, por ll que lo retiramos, y yo acostada en la mesa, era cogida con un sexo anal como nunca. Mis gritos no sesaban, mas bien pedía más, los camarwros, el chef, los ayudantes de cocina, todos estaban ahi mirándome, mientras Roberto me bañaba en vino. Cuando su jwfe se vino en mi ano, rellenandome de semen todoa los intestinos, se sentó diciendo que ya no podía más, estaba complacido y me agradeció con un beso. Se vistió y se fue, diciéndole a Roberto que hablaran durante la semana en la oficina.
Yo, desnuda en la mesa, con la cola arriba, toda mojada, la vulva aun palpitando, quería más, no eataba complacida, Roberto me decía que ya era mucho, que nia fuéramos a casa, pero agarrandole su pene le pedía más, no estaba saciada, me habían exitado toda, ahora tenía que terminar. Su pwna ya estaba flacido, por lo que empezó a darme sexo oral. Pero no era suficiente, le pedí que le dijera a los camareros, chef, a todos losnque nos vieron, estaba sedienta de penes, y los quería todos.
Y ahi estaba yo, incada, en el cuarto privado, mamando cuanto pene se acercara a mi boca, permitiendo la entrada a mi vagina o a mi ano, a donde quisieran entrar, yo perdí la cuenta, según Roberto fueron 5 camareros, el chef, 3 ayudantes de cocina y un par de clientes, que del escándalo se fijaron. Yo recuerdo haber estado acostada en el piso, tan cubierta de semen que no podía ni abrir los ojos, y que al quedar satisfecha, ahi mismo caí rendida, completamente agotada.
No tengo idea de como llegué a casa ese día, Roberto tuvi que haberme alzado al auto y traerme, yo ya no podía moverme.
Les cuento que al parecer Roberto tuvo el ascenso, y su jefe ha pasado todo el día de hoy preguntando por mi.
Ahorita estoy de bien portada, con solo un novio que me trata como una princesa, pero él trabaja mucho y yo trato de ayudarle con lo que pueda.
Roberto, como se llama mi actual novio, conoce todo mi pasado, le encanta leer mis relatos y se calienta todo, cuando soy yo misma la que se los cuenta. Trato de complacerlo en lo que me pida, y cuando digo en todo lo que me pida, es en todo. Solo para contarles, le encanta que me pinga disfraces, de enfermera sexy, de policía, de militar, de azafata, ya tengo una colección de disfraces yo.
Pues esté fin de semana, tenía una cena muy importante con su jefe, y dependiendo hasta le podian dar un ascenso,por lo que estaba muy nervioso, yo le bajaba los nervios a punta de lengua, chupandole todo, bolas, pene, lo que me dijera, yo hacia, con el fin de que estuviera lo mas tranquilo posible. A última hora, el sábado a las 5pm me dice que el jefe va a llevar a la esposa, y que yo estaba invitada. La cena era a las 8pm y yo no sabía ni que ponerme. Me desnudé frente a Roberto, y fantaseaba con la idea de ir desnuda. A Roberto no le pareció tan gracioso, y de una nañgada me mandó a ponerme algo.
Luego de un rato bajé con un vestido con un escote un tanto revelador, largo pero con la pierna abierta hasta la cadera, los tacones más altos que tengo, bien maquillada para el evento, el pelo suelto y aplanchado y con unos minutos de sobra. Roberto me pidió una rapidin, para aprovechar el como me veía, podía ver su cara de lujuria, mientras bajaba las gradas. Terminé de bajar y arrecostandome al sillón, me levanté el vestido y deje mi cola al aire, sin mediar nada, Roberto me penetró con tantas ganas, que casi me bota del sillón. Yo estaba feliz de poder ayudarle y a la vez me recompensaban con una buena cogida.
Terminamos, nos limpiamos un poco, y nos arreglamos, para partir a la cena, mas relajados imposible. Llegamos a un restaurante super lujoso, con candelabros en el techo, meseros de traje entero y en la entrada una recepcionista super guapa, que hasta yo quede asombrada. Le dijimos que veníamos a la cena, y nos llevó a un cuarto mas privado, al fondo con solo una mesa en forma de media luna. El asiento daba vuelta al medio círculo en un solo tramo, se veía elegante, pero no tanto como el resto del restaurante,eso sí, era super privado.
Estuvimos solos Roberto y yo por unos 15 minutos, donde el mesero nos mantenía la copa siempre llena del vino más rico que había tomado en años. Ya me sentía un poco borracha, por lo que intenté no beber más, no quería arruinarle la noche a Roberto y también tratar que el no tomará tanto.
Cuando llegó el jefe de Roberto, un tipo de unos 40 años, de traje a la medida, irradiaba su presencia, pero venía sólo. Nos presentaron y pregunté por su esposa, Roberto y su jefe se miraron y el respondió, con una sonrisa que ella no iba a poder venir hoy, que le surgió una emergencia, mientras me sonreía.
Durante la cena todo estuvo normal, hablamos de varios temas, pero ninguno pasado de tono, estabamos sentados yo en el centro de la media luna, y atrapada entre Roberto a mi derecha y su jefe a la izquierda, uno de los dos tenía que moverse si yo quería salir, por lo que intenté no molestarlos durante la velada. Llegado el postre, su jefe empezó a alabar mi belleza, decía que le encantaba mi vestido, lo bien que resaltaba mi figura, y como el tenía un fetiche con los tacones altos. Subí una pierna al asiento como tratando de seguirle la corriente y enseñarle bien mis zapatos, pero era la pierna donde mi vestido no tapaba nada, por lo que terminé enseñando toda mi pierna, hasta una nalga, los ojos de ambos casi se salen recorriendo todo el tramo de mi pierna. Me apené un poco, la bajé y pedí perdón, mientras tomaba un sorbo de vino para tranquilizarme.
El jefe de Roberto se dirigió a él y le dijo que era cierto todo lo que le había contado, que yo era una chica única y que lo tenía exitado desde que me vio. Fue ahí cuando caí en cuenta,Roberto me trajo a que me cogiera a su jefe. Me dio cólera, el que no me lo dijera antes, hace rato que su jefe me llamaba la atención, volví a ver a Roberto, con cara de incertidumbre, como preguntándole si lo que entendí era así, me miró como asustado, y se ocultó en un trago de vino, me volví con curiosidad a su jefe, y con voz mas sensual le pregunté sobre que le habian contado.
-A, muchas cosas linda, que si la mitad de ellas sln ciertas, podemos pasarla muy bien.
Me arrecosté a su jefe, y susurrandole al oído le dije, no te han contado ni la mitad. Quedó paralizado, mientras mi mano se puso sobre su pierna. Sonrió, y agareandome un muslo, me dijo, eso lo juzgo yo. Me arrecosté tire la cabeza hacia atrás y me dispuse a disfrutar lo que tenían para mi. El jefe de Roberto metió la mano a mi escote, y aferrándose a una teta, la saco del vestido y empezó a chuparla, Roberto hizo lo mismo con la otra, mientras yo les gemia de placer. Rapidito me despojaron de toda mi ropa, para que pudiera sentir el cuero del asiento, me voltee hacia el jefe, y mientras le besaba, saqué su pene del pantalón y empezé a pajearlo, segundos después, me tomo de la cabeza y me llebo a chuparsela.
Con mi maestría, le pegué la mejor mamada que jn hombre puede llegar a tener de mi boca. Le recorria el palo con mi lengua, chupaba sus bolas, metía toda su longitud, hasta el fondo de mi garganta, hasta que se vino en mi boca, aprwsurada, me trague todo lo que mw dio, y le dejé el pene limpio limpio. Mientras recuperaba su alientou, solo alcanzó a decir wow, mientras me volteaba a Roberto y le dije, aun no me olvido de ti, y empezé a mamrle la pija. En media mamada, su jefe empezó a tocarme las nalgas, me pegaba nalgadas a las que yo respondía con gemidos a como podía, y empezó a explorarme el ano con un dedo. Me volví y con una sonrisa pícara, le dije, vuando quieras. Para que dije eso, su pene se ouso erecto en el momento y gracias a que la mesa estaba tan pegada, no me la metió de inmediato. Le propuse que me penerearan ambos, Roberto se sentó en la mesa, mientras me penetraba por la vagina, yo ensima de él, y su jwfe llegó por detras, a hacérmelo por detrás.
Ya no me importaba la demás personas en el restaurante, yo gritaba a todo pulmón de placer, mientras los dos me la metian con una potencia que me iban a partir en 2. Roberto se vino al poco tiempo, por ll que lo retiramos, y yo acostada en la mesa, era cogida con un sexo anal como nunca. Mis gritos no sesaban, mas bien pedía más, los camarwros, el chef, los ayudantes de cocina, todos estaban ahi mirándome, mientras Roberto me bañaba en vino. Cuando su jwfe se vino en mi ano, rellenandome de semen todoa los intestinos, se sentó diciendo que ya no podía más, estaba complacido y me agradeció con un beso. Se vistió y se fue, diciéndole a Roberto que hablaran durante la semana en la oficina.
Yo, desnuda en la mesa, con la cola arriba, toda mojada, la vulva aun palpitando, quería más, no eataba complacida, Roberto me decía que ya era mucho, que nia fuéramos a casa, pero agarrandole su pene le pedía más, no estaba saciada, me habían exitado toda, ahora tenía que terminar. Su pwna ya estaba flacido, por lo que empezó a darme sexo oral. Pero no era suficiente, le pedí que le dijera a los camareros, chef, a todos losnque nos vieron, estaba sedienta de penes, y los quería todos.
Y ahi estaba yo, incada, en el cuarto privado, mamando cuanto pene se acercara a mi boca, permitiendo la entrada a mi vagina o a mi ano, a donde quisieran entrar, yo perdí la cuenta, según Roberto fueron 5 camareros, el chef, 3 ayudantes de cocina y un par de clientes, que del escándalo se fijaron. Yo recuerdo haber estado acostada en el piso, tan cubierta de semen que no podía ni abrir los ojos, y que al quedar satisfecha, ahi mismo caí rendida, completamente agotada.
No tengo idea de como llegué a casa ese día, Roberto tuvi que haberme alzado al auto y traerme, yo ya no podía moverme.
Les cuento que al parecer Roberto tuvo el ascenso, y su jefe ha pasado todo el día de hoy preguntando por mi.
5 comentarios - Lo que sea por ayudar a mi novio
Buen relato espero leer mas de tus historias putita
Saludos guapa!
Casi segura que fue por mi ayuda.. 😊😄