Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 26: Intensamente
Era definitivo, Nicolás era mi amante. Pero como con todo amante se debían definir ciertas reglas, el problema fue que nunca las definimos. Mi ruptura con Eloy me dejó tan mal los meses siguientes que de no ser por ciertas personas me habría desmoronado por completo. Nico fue una de esas personas, ya que no solo me daba sexo, sino también me escuchaba, me ayudaba a levantarme y me mantenía ocupada haciendo cosas para que no pensara en él.
Mis amigas también fueron importantes en ese período. Andrea y Flavia eran las que más me ayudaron, viniendo muy seguido a casa y sacándome a la calle ya sea de día o de noche. Florencia, después de mucho ir y venir terminó volviendo con Guillermo y Paola después de mucho esperar recibió la pregunta de parte de Ignacio y se pusieron finalmente de novios. Las chicas de la facultad también fueron una gran contención, en especial Silvina y Natalia ya que Ingrid a pesar de juntarse mucho con nosotras era indiferente a cualquier tipo de problemas y situaciones que podían llegar a pasar.
Junio y Julio fueron meses fríos y oscuros dentro de todo. La facultad, que a pesar de estar acostumbrada al estudio, empezaba a complicarse y las tardes de mates y apuntes eran más recurrentes. En mi caso me costaba mucho concentrarme ya que estaba acostumbrada a los ejercicios y no a la lectura de textos. Pero Tomás, Emiliano y Francisco eran un gran grupo de estudio y cada vez que nos juntábamos con ellas aprovechábamos la hora al máximo, sobre todo teniendo en cuenta que los tres trabajaban y no tenían tiempo que perder.
Cuando volvía a casa cansada y agotada, solía terminar encontrándome con Nico. Arreglabamos previamente y lo esperaba en la esquina que me pasar a buscar en el auto y nos íbamos a un telo cerca para terminar el día de buen humor. El sexo había pasado a ser una gran parte de mis día y era uno de los momentos más esperados. Julián sabía que había algo entre él y yo, y su hermano lo había confirmado.
Una tarde de Julio que sus padres aprovecharon para irse de viaje, Nicolás y yo quedamos en encontrarnos directamente en su departamento, aprovechando que Gian Luca su hermano no iba a estar en todo el día. Después de una buena sesión de sexo duro con orgasmos, gritos y distintas posiciones fui al baño y al abrir la puerta me encontré con una gran (muy grande) sorpresa. Gian Luca estaba de espalda totalmente desnudo recién salido de la ducha. Apenas abrí la puerta se dio vuelta enseguida y pude verlo de frente y me quedé totalmente atónita. Siempre había sido flaco, deportista y sano, pero verlo desnudo con ese cuerpo bien trabajado me dejó sorprendida. Pero lo que más me llamó la atención fue su enorme y gruesa pija que prometía ser una bestia cuando se pusiese dura.
- ¡Ay perdón!- Le dije y automáticamente cerré la puerta.
Me quedé apoyada contra la pared unos segundos. “Menos mal que me puse el corpiño y el culote” pensé. Pero él estaba completamente desnudo y lo que había visto me había gustado. ¡Qué cuerpo! Y con esa carita de bebé que lo hacía estar más bueno todavía. ¡Y qué pedazo de pija! Era obvio que se la había mirado y puedo jurar que segundos antes de cerrar la puerta, vi como se le dibujaba una sonrisa en la cara.
Se venía Agosto y después de unas semanas de vacaciones y descanso se volvía a la rutina y eso significaba la cabeza trabajando a mil. Pero el problema fue el jueves 4 de ese mes cuando me llegó un audio de whatsapp que me tuvo en vilo hasta el final de la clase.
- ¿Qué mirás tanto el celular?- Me preguntó Natalia la quinta vez que lo saqué de la cartera.
- Es que Eloy me mandó un audio y me estoy volviendo loca.- Le respondí
- ¡Y salí a escucharlo!- Me dijo.
Y yo hice exactamente eso, me levanté y con disimulo fui hasta el pasillo para escuchar lo que había dicho. Duraba casi 2 minutos y era muy raro. Empezaba con una reflexión de su vida, de cómo venía haciendo las cosas mal y de que necesitaba cambiar y al final estaba la frutilla del postre. “Para poder estar mejor y ser mejor te necesito. Quiero estar con vos porque me haces bien. Tamara me hace mal a mi y decidí no verla nunca más. Quiero estar con vos. Por favor llamame y arreglamos para encontrarnos” terminaba diciendo. Miré dos segundos el celular y algo sorprendida pasé mi vista por el pasillo vacío. Segundos más tarde noté como una sonrisa se formaba en mi cara y guardé el celular nuevamente en la cartera y entré al salón para no contestarle nunca más.
Después de decirle a las chicas lo que había pasado y de que me felicitaran me volví con Tomás a casa, aprovechando que él iba a trabajar a unas cuadras de donde yo vivía. “Que bien que se la hiciste” me dijo cuando le conté lo que había pasado. De todos los chicos siempre fue el más comprensivo y el más atento conmigo. Era una excelente persona y encima estaba buenísimo.
Llegué a casa y abrí el placard contenta, quería celebrar el hecho de que por fin Eloy había pasado a ser un don nadie en mi vida y tenía la manera perfecta de hacerlo. Me puse unas prendas muy particulares y después un jean, una remera y un saquito y salí del departamento para ir unos pisos más abajo.
- ¡Éy! ¿Qué pasa?- Me saludó Nicolás cuando abrió la puerta.
Pero yo no tenía ganas de perder tiempo en charlas y charlas, quería ir directo al grano. Así que me tiré encima de él, llevando las manos a su nuca y lo besé con ganas. “Pará que esta mi hermano y mi vieja” dijo él y me sacó al palier “En 5 te espero abajo”. Y así fue. Nos encontramos a los 5 minutos en el palier del edificio y fuimos al auto directo al telo. No nos importó que fueran las 6 de la tarde. Pedimos una habitación y entramos con el fin de hacerlo de manera bien intensa.
Él me tiró en la cama y enseguida se vino encima de mí, pero yo le tenía una sorpresita preparada. Me levanté y fui al baño y le dije que me esperara. Entré y me saqué la remera, el pantalón y las botas que tenía y salí con la ropa interior. Unas medias casi transparentes que me llegaban hasta los muslos, una tanguita blanca bien finita en la cola y con un corazoncito diminuto en la parte de adelante y un corpiño bien small que hacía que mis tetas quedaran casi completamente afuera.
- Que lindo.- Me dijo él que estaba acostado en bóxer desde la cama apoyado contra el respaldar.
Me subí a la cama y caminando como una gata me acerqué hasta su boca y lo besé con suavidad. Sus manos se posaron sobre mi cuerpo y enseguida comenzaron a tocarme. Me senté sobre su cintura y noté como algo se iba poniendo duro por la zona. Sus dedos fueron desde mi espalda hasta mi cola y apretaron mis cachetes bien fuertes mientras nos sumergíamos en un beso cada vez más caliente.
Comencé a bajar por su cuerpo besándolo en el cuello, los hombros, los brazos, el pecho y la panza hasta llegar a su cintura. Le bajé el bóxer y dejé al descubierto sus 16 centímetros de pija completamente duros. “Si vieras la de tu hermano…” pensé y no pude contener una sonrisa malvada que disimulé agachando la cabeza para besarle los muslos. Enseguida me la metí en la boca y comencé a saborearla. Es muy de puta lo que voy a decir, pero me encanta chupar pijas, me vuelve loca y ver la cara de placer de los hombres y escuchar sus gestos de satisfacción hace que me guste más. Nicolás era de los que expresaba lo mucho que le gustaba eso.
- ¡Qué lindo como me la chupás!- Me decía mientras sus manos recogían mi pelo y se posaban en mi nuca.- Me ponés muy duro pendeja.
Y eso hacía que yo se la chupara cada vez con más y más ganas. Mi lengua recorría todo su tronco como loca y le besaba la cabecita que estaba bien roja a punto de estallar. Nico seguía con sus gemidos y sus gestos y a mi me encantaba darle placer de esa manera. “Sí Gabi” decía y yo seguía haciendo magia con mis labios.
Después de un rato me levanté y corriéndome la tanguita hacia un costado me senté sobre su cintura y él la metió en mi conchita. Estaba tan mojada de la calentura que entró completamente de una y así sin sacarme la ropa comenzamos a coger. Él me bajó un poco el corpiño a medida que yo me movía despacito hacia adelante y hacia atrás y liberó mis tetas para luego tomarlas con sus manos y apretarlas bien fuerte. Nuestros labios volvieron a encontrarse en un beso bien fogoso
Comencé a moverme cada vez más rápido y de manera más violenta, saltando sobre su cintura y haciendo que su pija entra y saliera y entrara de mi cuerpo a gran velocidad. “¡Huy si, que lindo!” decía él mientras veía como mis tetas saltaban como locas. Había puesto sus manos en mi cola y miraba mi pecho con la boca semi abierta anonadado por como mis tetas subían y bajaban.
- ¿Me vas a dar la lechita?- Le pregunté con voz de putita un rato más tarde.
- Obvio bebé.- Me dijo él.
Se paró y yo me arrodillé frente a él y comenzó a pajearse bien rápido. Pero yo tenía otros planes, le dije que se arrodillara y una vez que lo hizo me acosté boca abajo en el piso entre sus piernas y mi cola quedó bien delante de su cuerpo. “Como me gustó esta tanguita” me dijo levantándola y soltándola para que pegara contra mi cuerpo. Siguió haciéndose la paja hasta que comenzó a caer la leche sobre mi cuerpo y sentía como se iba mezclando con la tela. Cayó por mi espalda y por mi cintura y me llenó por completo.
- Ahora, vamos a bañarnos y me vas a hacer acabar vos a mi.- Le dije levantándome y sacándome la ropa.
Fui directo al baño y prendí la ducha y segundos más tarde apareció Nicolás y nos metimos bajo el agua caliente para dar una segunda vuelta bien intensa de sexo.
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