Estimados amigos, estamos de vuelta! Tuvimos una semana complicada, en la que nos entraron a robar a casa y se llevaron varias cosas, entre ellas la computadora donde teníamos gran parte de la historia avanzada. A pesar de la tristeza y la bronca, ya nos acomodamos con la rutina y decidimos volver a hacer esto que nos gusta y nos divierte. Por lo que esta noche tenemos una nueva historia para ustedes. Gracias por el apoyo, los comentarios y los puntos!
Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 24: Quiero. No quiero
- ¿5 años?- Me preguntó Daiana nuevamente para confirmar el tiempo que había pasado desde la última vez que había estado con Javier.
Después de la increíble noche que habíamos pasado juntos me puse a recordar y habían pasado casi 5 años desde mi primera vez y parecía increíble que en 5 años me hayan pasado tantas cosas. Nos pusimos a recordar mis otras experiencias, como Hernan el hermano de mi amiga que tantas alegrías me había dado, o Lucas el rugbier que conocimos en unas vacaciones que me había pedido que le chupara el culo. También salió el nombre de Lautaro, mi ex compañero de la facultad que le había contado a todo el mundo que yo había estado con él, y por último nos acordamos de Gastón, mi primer amor por llamarlo de alguna manera, con quien había experimentado mucho sexualmente. Por suerte para mi, Paola empezó a hablar de Ignacio, el chico de 26 con el que estaba saliendo, y dejamos a mis viejos amores de lado.
El año siguió avanzando y cuando llegó Febrero arrancaron los cursillos de la facultad. La gran mayoría eran más chicos que yo, por lo que me sentí un poco sola los primeros días, pero por suerte conocí a Natalia y comenzamos a hablar y a llevarnos bien a pesar de que era 4 años más joven que yo. En esos días iba a nacer una amistad muy grande con ella, que me iba a ayudar a hacerme un buen grupo de amigos en la facultad, pero se iba a terminar muy abruptamente por una cagada mía. Ya vamos a llegar a eso.
Julián, mi hermano, que estaba estudiando Contador me dio una mano importante al principio, explicándome cosas y ayudándome con apuntes y consejos. Pero la mano más grande me la dio con respecto a mis problemas con Eloy. Él se había enterado de todo dado que nos había escuchado discutir varias veces y ahora yo confiaba casi nada en él. A eso hay que sumarle que Guillermina, que siempre había estado de mi lado se había puesto en una postura más bien neutra tirando para el lado de él, por lo que me sentía muy sola.
Marzo comenzó e Ingeniería arrancó con el cursado y eso hacía que cada vez vea menos a Eloy y a causa de eso nos sintiéramos cada vez más alejados. Acordamos hacer algo ese viernes como para no dejar de vernos, pero mis ganas de estar con él iban y venían y me hacían pensar y pensar si de verdad quería seguís siendo su novia. A eso hay que sumarle que su postura de “si querés estar conmigo tenes que abrirte más con respecto al sexo” me hacía enojar día a día. Yo era muy abierta en cuanto a ese tema, me gustaba de todo, tríos, orgías, trajes, juegos de roles, de todo. Pero su necesidad de sexo cada vez más violento y morboso se volvía insaciable. Por lo que decidí prepararle una sorpresa.
Aprovechando que mis viejos se iban a una cena y mi hermana pasaba la noche en la casa de su novia, lo invité a comer a casa algo temprano. Eloy terminó llegando a eso de las 8 y fuimos directo a mi pieza. Al principio fueron unos besos suaves, con caricias que recorrían todo el cuerpo, pero cuando nos quedamos solos de manera definitiva empezamos a zarparnos y a dejar que la calentura nos llevara. Pero como bien dije antes, le tenía una sorpresa preparada.
Cuando la ropa empezaba a volar por los aires, me paré y fui hasta el placar para sacar de ahí dos esposas, un collar y por último… ¡Una cámara! Cuando él la vio se quedó totalmente sorprendido. “¡Apa!” dijo al ver que la apoyaba sobre el escritorio. Fui hasta un lado de la cama y lo até, para luego hacer lo mismo desde el otro lado. Le saqué el bóxer dejándolo completamente desnudo y volví al escritorio. Acomodé la cámara apuntando hacia la cama y comencé a filmar.
Fuera de plano me terminé de cambiar y él comenzó con el acting pidiéndome por favor que lo liberara y que lo dejara ir. Yo me puse el cuello y entré caminando de manera sensual diciéndole que no lo iba a liberar y que le iba a hacer cosas que le iban a gustar, todo con una voz exagerada y unas posturas fuera de lo común. Lo que importaba era la cámara.
Me subí al colchón y me fui arrastrando en 4 patas hasta quedar encima de su cuerpo. Con mis tetas fui rozando sus piernas, su cintura y su pecho y después de las apreté sobre la cara. Volví a bajar y colocándome de forma vertical para que la cámara capte todo, comencé a tocarle la pija que ya estaba completamente dura. Le fui haciendo una paja bien suave con una de mis manos mientras que miraba a la camarita que estaba arriba del escritorio y ponía cara de puta. Después me la mandé a la boca y mientras mis ojos seguían clavados en la lucecita roja, Eloy comenzaba con sus frases y gemidos que en gran parte iban solo para el video.
Pero él era el dominado ese día y yo la que podía hacer lo que quería. Así que me levanté rápidamente y arrodillada fui subiendo desde su cintura hasta su cabeza y coloqué mi cuerpo sobre su cara. Él entendió enseguida y levantó su cabeza hasta quedar a centímetros de mi concha y comenzó a chuparla como podía. Su lengua sobre mi clítoris iba de un lado al otro, provocándome un placer increíble y generándome unas cosquillas que hacían que me mueva como loca. Para ponerme en el mismo modo que él empecé a gemir de manera algo exagerada y al ver que le gustaba le fui agregando comentarios.
- ¡Ay que rico como me la chupás!- Le dije mientras pasaba su lengua desde arriba hacia abajo.- ¡Estoy toda mojadita!- Agregué y él emocionado siguió chupándomela, generándome un placer inmenso que me volvía loca.
Bajé nuevamente hasta su cintura y tomé su pija con la mano para metérmela bien adentro de la conchita. Entró completamente de una y me causó un cosquilleo en todo el cuerpo. Apoyé mis manos en su pecho y empecé a moverme bien fuerte. Sentía su pija bien gorda moverse adentro de mi cuerpo y me volvía loca. Iba hacia adelante y hacia atrás y mis gemidos se mezclaban con sus comentarios. “¡Qué lindo como me cogés!” me decía mientras yo gemía y gemía. Mis gritos no tardaron en llegar y eran tan exagerados que hasta yo comenzaba a creérmelos.
Pero la cámara era la importante y en ese momento había quedado totalmente de lado. Así que me di vuelta, dándole la espalda a él y volví a sentarme sobre su pija. Mis ojos se clavaron nuevamente en el puntito rojo y agachando mi cuerpo para que mi culo quedara en primer plano hacia mi novio, volví a cabalgarlo.
- ¡Que hermoso culo!- Dijo él cuando comencé a moverlo hacia arriba y hacia abajo.
Su pija entraba y salía de mi cuerpo casi en su totalidad y me volvía loca. Me generaba un placer inmenso que exhibía a través de gemidos y gritos así como comentarios de “Me encanta” o “Como me gusta tu pija”. Eloy hacía lo mismo, gimiendo de placer y diciendo cosas al estilo de “Que hermoso que me cogés” o “Me vuelve loco tu cola”.
Y el orgasmo no tardó en llegar, llenándome completamente de placer y volviéndome aun más loca. Entre gritos de satisfacción pura y gemidos de trola, me fui moviendo cada vez más rápido y un tercer as de luz pasó por mi cabeza recordándome que estaba haciendo una película porno y le pedí por favor que me diera de tomar la leche.
- ¿Sabés que quiero?- Le dije entre gemidos mientras movía mi cintura una vez más.
- ¿Qué querés putita?- Me preguntó él.
- Quiero que me des de tomar toda la leche.- Le contesté poniendo caritas hacia la cámara.
- ¿Sí?
- Si. La quiero toda. Toda en la boquita.- Continué diciendo hacia el escritorio.
- Vení y tragala toda puta.- Me dijo él.
Me levanté y volví a acostarme en forma horizontal sobre la cama y comencé a pajearlo bien fuerte. Mi lengua estaba afuera de mi boca, lista para recibir todo el semen y cuando sentí que estaba a punto de llegar me metí la pija en la boca y fui sintiendo como me llenaba por dentro. Recibí y tragué hasta la última gota de leche y después me senté nuevamente sobre su pija mirándolo fijo a los ojos.
Su cara de felicidad lo decía todo, eso era lo que él quería, lo que él esperaba de mi. Una cámara, unas esposas y gemidos y gritos fingidos que a pesar de que llevaban a un orgasmo no eran reales. Y ahí me di cuenta de que no estaba dispuesta a pasar por eso, mucho menos con alguien en quien no podía confiar. Así que me armé de valor y con la cámara todavía encendida lo miré fijo y le dije:
- ¿Te gustó?- Pero no esperé la respuesta para agregarle.- Me alegro. Porque es la última vez en tu vida que te acostás conmigo.
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