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De como terminamos en cuarteto

Mi nombre es Leandro y tengo 43 años. Estoy hace unos ocho años con Luciana, mi mujer. Esta es la continuación de nuestro relato anterior.

La noche después del trío con Emanuel dormimos desnudos en cucharita. Creo que a eso de las nueve de la mañana me desperté con la pija dura apoyando el culo de Luciana. Empecé a moverla entre sus nalgas hasta empezar a rozar su ano. Se despertó y me dijo que tenga cuidado que le dolía un poco todavía. Se dio vuelta y me pidió que la cogiera por la concha. Asi, medio dormidos le eche un polvo rapidito y jugoso. Me encanta cogerla apenas nos despertamos porque pone una cara entre dormida y caliente que me vuelve loco. Me agarró de las nalgas fuerte abriendo bien las piernas. "Todavía te quedan ganas de pija?" le dije. Respondió que soñó toda la noche con una poronga bien grande metida dentro de mi boca y que eso la estaba enloqueciendo. Le empecé a dar más duro hasta que acabamos juntos y nos dormimos hasta las dos de la tarde.
Al despertar sentía todavía el olor del cuerpo de Emanuel entre nosotros. El gusto de su semen todavía en mi boca y en la de Luciana. Las ganas de que estuviese todavía entre nosotros dos para cogerlo y verlo coger a mi mujer. Me levanté solo. Me preparé unos mates y calenté el agua para hacer unos fideos. Moría de hambre y sabía que Luciana dormiría una hora más por lo menos. Fui al baño a bañarme. Lavándome empecé a tocarme el culo. Metí un dedo en el ano y se me puso la pija como lista para explotar. Me hice una paja para aliviar la calentura. Pensaba en la pija de Emanuel en el orto de Luciana y la volvía a ver a ella gozando como una perra en cuatro patas. Acabé con alegría.
De vuelta a la realidad de la casa empecé a acomodar un poco. Barrer, limpiar, esas cosas mundanas que a veces hay que hacer. Comí la pasta con un poquito de aceite de oliva y un vaso de agua. Eran las tres y cuarto. Me extrañaba que Luciana no diera señales de vida. Me asomé al cuarto y la vi boca abajo pajeándose bien caliente. Como no se dio cuenta de mi presencia me quedé viéndola. Me pareció hermosa en su calentura. Ese culo precioso moviéndose en círculos y las piernas bien apretadas. Los dedos de los pies rígidos y hacia adentro. Movía las caderas apretando el culo y girandolo en el sentido de las agujas del reloj. Apenas sentía su respiración entrecortada, tenía la cara contra la almohada. Llegué a escuchar bien bajito que decía en voz baja "si, puto, así dale". Acabó con un suspiro seco, como no queriendo llamar la atención. Obviamente quería estar sola. La dejé.
Al rato apareció vestida con una remera mía. Dijo que moría de hambre. Le preparé un plato para ella y nos sentamos en la cocina. Nos miramos y nos reímos sin decir nada. Se levantó y se me sento en la falda. Me dio unos besos en la mejilla y cuello. Me dijo que me amaba. Yo también.
Un nuevo encuentro con Emanuel se fue postergando por problemas de él primero porque no podía quedarse en la ciudad mucho más que unas horas. Después cuando pudo, nosotros estábamos de viaje o con planes familiares. La cosa de fue desinflando de a poco.
Los videos se fueron sucediendo como siempre, pero de alguna manera diferentes. En uno se me dio por llevar la famosa zanahoria de Luciana al trabajo. No fue fácil meterla en el culo y el ángulo de la cámara no ayudaba demasiado, pero Luciana se chorreaba de la excitación cada vez que lo veía. Uno de ella muy excitante es en un colectivo. Se veía que delante suyo viajaba un hombre canoso, bastante entrado en años. Ella apunta la cámara a su entrepierna, se levanta la pollera y está desnuda debajo. Se toca con la otra mano mientras muestra el colectivo semi vacio delante suyo. Ella dice en voz baja filmando su concha. “Esta es toda tuya Leo”.
Su fijación con mi culo se le exacerbó en esos días. Me lo chupaba, tocaba, metía dedos. Apoyaba su concha y bombeaba como perro en celo. A mi me gustaba mucho obviamente. En cuatro patas me cansé de acabar mientras me pajeaba y con tres dedos en el ano o hasta yo le pedía que me meta la lengua antes de cogerla. Me relajé y empecé a disfrutar de mi orto, cosa que no había hecho hasta ese momento.
Una tarde de domingo implementé la técnica de Emanuel para acariciar el clítoris. Habíamos vuelto de un almuerzo familiar y recién nos despertábamos de la siesta. Algo cansados, estábamos calientes pero no daba para demasiado esfuerzo físico. Le dije que se desvistiera y se acostara boca arriba en la cama. Lo hizo en su inmensa hermosura. Le empecé a tocar primero los pezones que iban poniéndose duros de a poco. Apenas le pasaba la lengua y ella se estremecía. Bajé con la mano por su vientre. Subiendo y bajando sin tocar nada erógeno. Haciéndola desear. Estaba deseando. La veía cerrar los ojos y sacar apenas la lengua por entre sus labios. Mi mano fue buscando lenta su concha. Primero acaricié los pelos despacio. Le hice abrir las piernas un poco para darme espacio de maniobra. Pasándole un dedo por los labios ya se notaba cierta lubricación. Abriéndolos me humedeció al instante. Busqué su clítoris. Le hice unos masajes muy suaves primero haciéndolo agrandar un poco. Una vez así, lo agarré con los dedos índice y pulgar de la base, apretando apenas y haciendo un movimiento similar al que se hace para significar "dinero". Es decir un movimiento circular. Luciana gimió y levantó las rodillas. Empezaba a gozarla en grande. Seguí así cada vez más rápido, sin apretar demasiado, pero con pulso firme. Me pidió que le chupara las tetas. Obviamente no me iba a negar... Para cuando estaba con todo de calentura empecé literalmente a pajearle el clítoris, haciendo el mismo movimiento que con la pija, pero solo con dos dedos y sin apretar tanto. Enloqueció al instante. Pedía más y más. "no pares, no pares" escuchaba yo entre jadeos. "así, así, seguí que acabo, dale, dale" y movía las caderas como loca. Me apretó la cabeza contra su teta derecha para que la chupe. Dos lamidas y acabó ruidosamente en un larguísimo gemido de placer. Cuando terminó, temblaba con espasmos pequeños y agradables. Se acurrucó contra mi y me empezó a chupar las tetillas. Al rato me la chupó y le acabé en la boca. Después comimos juntos un chocolate y brindamos con un Bayleys por los conocimientos que Emanuel nos supo dar.
La búsqueda de otro hombre para trío fue bastante infructuosa. Nadie nos caía bien. Tuvimos un par de charlas en bares, pero nos parecían o boludos o pajeros o aprovechadores. No quisimos exponernos a cualquiera de las tres opciones así que seguimos con nuestras fantasías.
Hasta que un fín de semana pasó algo. Luciana recibió una invitación a juntarse con sus ex compañeros de sencundaria en casa de uno de ellos. Iban a comer y charlar un rato. La convocatoria tuvo buena recepción, así que iban a ir casi todos. Luciana medio a desgano aceptó. Era un viernes. Yo me quedé solo viendo un partido. Vi un rato de nuestros videos. Repetí un par de veces el de ella desnuda contestando las preguntas del vecino. Me hice una paja y me dormí pensando en que la cogería cuando volviera.
Pero esa noche no la pude coger porque llegó completamente borracha a las siete de la mañana. Apenas se podía desvestir cuando me despertó el ruido de los zapatos cayendo al suelo. Me dio un beso. Olía a cigarrillo y cerveza. Estaba despeinada y con el rímel corrido. A medio desvestir llegó a decirme que al otro día me iba a contar lo que pasó y cayó casi desmayada con solamente una manga puesta de la remera y la pollera abierta. Somos de excedernos con el alcohol. No era la primera vez que la veía borracha, así que no me preocupó demasiado y la dejé dormir la mona. Seguro al otro día le rompía el orto.
Me levante por la mañana y fui a dar una vuelta por el barrio. Me gusta caminar los sábados a la mañana solo. Es relajante y me da un rato para mirar culos. De mujeres sobre todo y de algún hombre, por qué no, ahora que era un macho bien puto...
Compré algo de comer y volví a casa a eso de las 2 de la tarde. Luciana estaba sentada en la mesa de la cocina. Tenía cara de moribunda y tenía puesta la misma remera de la noche. Se había sacado la pollera y debajo solo llevaba puesta una tanga negra metida en el culo. Creo que era la unica bombacha sana que tenía. Estaba descalza. Rota y todo me calentó. Me acerqué, saqué la pija y se la puse cerca de la boca. Quiso empezar a chuparla, pero le dió arcadas. Paró y me dijo que le explotaba la cabeza, que nunca más en la vida iba a tomar cerveza barata. Que la reunión fue bastante aburrida por lo que se dedicó a ponerse en pedo. Que todos estaban más panzones, feos o arruinados y que con la única que pegó onda era con una ex compañera llamada Laura. Me dijo que estuvo con ella toda la noche y se mamaron a más no poder riéndose de los demás. Le dije que llegó muy tarde. Dudó la respuesta, alcanzó a decir que no se dió cuenta de la hora. Sacó de un cajón un analgésico, lo tomó y me pidió disculpas porque se iba a dormir un rato más. Yo tenía pendientes unas cosas del laburo, así que me venía bien unas horas de soledad.
Casi anocheciendo despertó. Me fuí con ella a la cama y le arrimé la pija al culo acariciéndole las tetas por detrás. Besándole el cuello sentí un perfume como a jazmines que no le conocía. Ella pareció calentarse, pero se zafó. Me dijo que se sentía sucia, que primero quería bañarse, pero que me vaya desnudando y preparando la poronga para la mamada del mes. Eso hice. Desnudo y con la pija al palo me acosté a esperarla. Tardaba bastante. Ella era de pajearse un poco cuando se bañaba, así para cuando empezábamos la faena ya venía en ritmo. Pero ésta vez era mucho. Me calentó la idea de cogerla en la ducha. La pija se me puso a tope y no dudé y me metí en el baño. Luciana estaba con el antebrazo derecho apoyado contra la pared de la ducha y la cabeza contra el brazo, como contando en el juego de la escondida. La otra mano estaba entre sus piernas, acariciándose. Me miró. Lloraba.
Si, lloraba. A mares lloraba. Desconsolada y con espasmos. Llena de mocos me abrazó y me decía" perdon, perdon".
No sabía qué hacer. Se me acurrucaba en el pecho y seguía pidiendo perdón sin parar. Le preguntaba qué pasaba y no contestaba. Solo lloraba y me abrazaba. "Te amo" me dijo en un momento. De a poco la fuí calmando y envuelta en una toalla la llevé a la habitación. En silencio la abracé un rato largo, larguísimo. Creo que fue como una hora de silencio absoluto. La sentía respirar en mi pecho y de a ratos le volvía el llanto. Yo estaba seguro de que se había cogido a algún ex compañero. No sabía si hacerme el enojado o decirle la verdad, de que la idea me calentaba...
Al final la realidad fue mucho mejor que mi imaginación.
"Te cague" fueron las primeras palabras que dijo. Yo, que ya me veía venir la cosa, me hice el indignado. "Perdón, no quise" me decía. "Es que me puse en pedo y me dejé llevar". La tranquilice. Le dije que podíamos arreglar cualquier cosa, pero que me tenía que contar con detalles lo ocurrido.
Con lo ojos rojos de llorar me empezó a decir que la fiesta era un bodrio, que se aburría y tomaba cerveza sin parar hasta que llegó Laura, esa amiga que me había referido al mediodia. Habían sido amigas y compañeras de banco. Me dijo que andaban siempre juntas y que hasta llegaron a darse unos picos de adolescentes alguna vez, pero que no la veía hacía muchos años porque se radicó en España hasta hace poco. Toca el violín y allá daba clases. Hacía cinco meses que volvió porque extrañaba. "A cual de tus compañeros te cogiste?" Le pregunté. "No,a ningún compañero" respondió. "Me encamé con Laura...". A pesar de la cara de indignación que intenté poner, la pija me delató y se me puso rígida al instante. Luciana lo noto y me dijo: "que, te parece bien?" señalando la poronga tiesa. Le dije que la sorpresa me calentó, pero que era un horror lo que había hecho.
Siguió diciendo que empezaron a charlar ellas dos solas en un rincón. Que todo les parecía horrible y que a la hora de estar ahí Laura la invitó a seguir la charla en su casa, que estaba a solo dos cuadras. Asi fue como fueron alla y entre charlas, cervezas y risas se dió la cuestión.
Luciana sentía culpa y se disculpaba todo el tiempo. Sentía que había estado muy mal. Habíamos hablado antes de que si cogimos con otros tenía que ser con consentimiento nuestro. Nada a espaldas era el lema y Luciana lo había roto. Tuvimos una discusión bastante fuerte y larga. En medio de la noche, exhaustos de tanto pelear, los dos allí desnudos nos quedamos dormidos en silencio.
Desperté al amanecer. La vi desnuda durmiendo de costado, dándome la espalda. Me apoyaba el culo en la cintura. La abracé por detrás y la desperté besándole el cuello. "Te amo" le dije. "Contame con detalles lo que hiciste con Laura, porque me calienta mucho". Ella se desperezó y con un brazo tirado hacia atrás me acarició la nuca. Eso hizo que pudiese ver sus tetas. Las empecé a acariciar despacio haciéndole poner duros los pezones. Luciana empezó a contarme: "Estábamos sentadas una al lado de la otra en el sillón de su casa. Es medio hippie, pero linda. Nos habíamos tomado tres cervezas y estábamos en pedo. Laura me contaba que estando en España se hizo gay cuando se enamoró de una alemana. Con la alemana estuvo como cinco años en pareja". Mientras me decía ésto yo ya había agarrado las dos tetas y le arrimaba la pija dura entre los cachetes del culo. Ella lo movía calentándose. Siguió: "Le pregunté cómo había sido que terminó con una mujer. Me contó que la encaró la alemana y que se sintió bien y así arrancó. Ahí yo le empecé a contar de nuestro trío con Emanuel. Le gustó mucho y me hizo contarle con detalles. A cada cosa que le contaba se me acercaba más. Me empezó a acariciar el pelo y sin decir nada en un momento me comió la boca. Yo me quedé sorprendida al principio, pero después sentir su lengua adentro mío me hizo poner recaliente. Es diferente, nada que ver a como me besas vos. Era todo delicado. Tenia puesto un perfume de jazmín que me enloquecía." Le dije que se lo había olido por la mañana mientras le masajeaba el clítoris por detrás y la pija iba buscando su ano espacio. Ella me arrimaba el culo mientras me seguía contando. "Me empezó a besar el cuello y a tocarme las tetas sobre la ropa. Me levantó la remera, me desabrochó el corpiño y me dejó en tetas. Yo me dejaba hacer porque me ponía muy caliente. Me pasó la lengua por los pezones despacio. y me levantó la pollera para acariciarme la concha sobre la bombacha." Para cuando contaba ésto agarré el gel de la mesa de luz, le embadurné el orto y la cabeza de mi pija y fuí metiéndosela de a poco. Gimió con el primer empuje, pero después sola se fué acercando y ensartando. Sentía como se iba dilatando su ano haciendo pequeños movimientos de ida y vuelta. Así con la pija entrando en su culo siguió contando: "Me desnudó y besó toda sobre el sillón. Yo estaba como loca, pero no hacía nada. Ella dirigía todo. Me hizo abrir las piernas y me chupó la concha como nunca antes había sentido. Era diferente. Muy suave, de a poco. Sentía su lengua entre el clítoris y los labios, que los iba abriendo y pasándo entre ellos. Despues me besaba en los alrededores de la concha para después volver a empezar. Chorreaba en su boca tocándome los pezones. Quería estar así siempre.".
"Te hizo que se la chupes?" pregunté mientras ya tenía media pija adentro del orto. Se movía bien caliente y yo con las tetas entre las manos le besaba el cuello. "Sí, se desnudó y se paró en el sillón acercándome la concha a la cara. Estaba depilada, no como yo. Se abrió los labios y me dijo que la chupara despacio. El gusto de su flujo me hizo enloquecer. Me tocaba mientras la chupaba. Ella se movía y suspiraba fuerte. No me aguanté más y me toqué tan fuerte que acabé ahí mismo con la lengua adentro de su concha". Me calentaba tanto lo que me contaba que le empecé a dar duro en el ojete. La puse boca abajo, con el culo un poco levantado y la cogia como loco. Ella disfrutaba también y entre gemidos seguía contando: "Después me llevó a su habitación y sacó del armario un consolador de como medio metro, verde y con dos cabezas, una de cada lado. Me hizo acostar, me metió una de las cabezas en la concha y acostándose en sentido contrario, se metió la otra ella. Así me cogió y se cogió ella. Me acuerdo que me volví a calentar con todo viéndole las tetas moverse y su cara de caliente mientras movía el consolador para su lado y el mío. Así acabamos las dos en un rato." Le estaba dando muy fuerte en el orto. Tanto que acabé. Al sacar la pija le vi el agujero del orto bien abierto y mi semen chorreando para afuera. Latía abriéndose y cerrándose. Me pidió que se lo chupe poniéndose en cuatro. Le metí dos dedos en la concha y le mande la lengua todo lo que pude en ese orto dilatado. Sentí mi propio semen y ella moviéndose como loca, acabando casi al instante.
Me abrazó y nos quedamos un rato en silencio. Se sentían los pájaros cantando en la calle. "Me preguntó si podía sumarse a nosotros" dijo. Le sonreí y le di un beso.
Los arreglos fueron bastante rápidos. Luciana le mandó un mensaje diciendo que yo había aceptado y que para cuando nos veíamos. Ella nos invitó a comer a su casa el viernes siguiente. Iba a cocinar paella.
Toda la semana nos fuimos reencontrando con Luciana. Cogimos bien y mucho.
El viernes a las 21 horas exactas estábamos en la puerta de la casa de Laura con dos botellas del mejor vino que pudimos conseguir y la calentura a full. Ella abrió con un ademán exagerado de hacernos pasar. Nos dió un beso en la boca a cada uno. Un sutil piquito que ya dejó las cosas en claro desde el principio. Laura es morocha, no muy linda, un poco narigona, pero tiene un aire sexual que hace que te sientas atraído por ella al instante. Aparte de unas tetas enormes que dejaba ver con una remera muy escotada y sin corpiño. Estaban bastante caídas, pero no podía dejar de mirarlas y desear chuparlas. Su casa era uno de esos departamentos de pasillo reciclados medio antiguos. En el comedor había preparado la mesa para tres y se sentía el aroma de la paella. Nos sentamos, charlamos y tomamos vino. Mientras comíamos nos contó que toca el violín, que da clases y actúa con una orquesta. Que volvió con una mano adelante y otra atrás y que ahora compartía la casa con un amigo que era más jóven. "Rodrigo es gay también" dijo mirándome con ojos pillos. Parece que Luciana había estado contando con detalles nuestro encuentro sexual con Emanuel.
Terminamos de comer y ayudamos a levantar la mesa. En la cocina yo seguía sin poder despegarle la mirada a ese par de tetas. "Te gustan, podés tocar si querés", dijo bajándose los breteles de la remera y dejándolas al aire. Luciana se acercó por detrás y agarrándoselas por la espalda me las ofreció: "son hermosas no?" Yo me agaché y las empecé a chupar de a una por vez. Eran muy grandes y algo caídas, pero tenían dos pezones bien oscuros y pequeños que se pusieron duros como una piedra al instante que les pasé la lengua. Me enloquecieron enseguida. Me metía todo lo que podía en la boca esas tetas enormes que Luciana me daba como ofrenda. Veía a mi mujer que apoyaba su concha contra el culo de Laura haciendo movimientos calientes. Ella suspiraba con los ojos cerrados y nos acariciaba como podía a ambos. De a poco la fuimos desvistiendo hasta dejarla desnuda. Eramos como bestias abalanzándonos sobre la presa.La llevamos al sillón del living y la acostamos. La empezamos a besar y chupar por todo el cuerpo. Estábamos como locos. Yo empecé por sus pies mientras Luciana le lamía y mordía apenas los pezones. Veía su concha depilada con sus dedos de los pies metidos en la boca. Como me excitaba esa tetona! Laura abrió las piernas y llevó la mano de Luciana a la concha. Ella empezó a acariciarle el clítoris. Yo a su vez le metí despacio un dedo. Estaba muy mojada, así que le metí otros dos.
Así estábamos, nosotros totalmente vestidos pajeándo a Laura que estaba totalmente desnuda tirada en el sillón de su casa cuando escuchamos la puerta principal abriéndose. Al darme vuelta sin sacar la mano de adentro de la concha, veo a un muchacho de unos 26 o 27 años, morocho y delgado con los ojos abiertos como dos huevos duros y el picaporte en la mano sin saber qué hacer. Se tambaleaba un poco, como borracho. Laura dió un salto y salió corriendo a la cocina al grito de "que haces aca pendejo?!". El que pensé que era Rodrigo pasó con la cabeza gacha y paso dubitativo hacia otra habitación pidiendo perdón casi corriendo y cerrando la puerta detrás suyo.
Laura salió de la cocina con la remera y la bombacha puestas. Nos dijo que la disculpásemos, que le había dicho que dormía en la casa del novio y que esperemos un segundo a ver si podía hacer que se fuera.
Entró a la habitación como una tromba. Los gritos eran cruzados. La cuestión era que el novio lo había plantado y que no tenía dónde ir y que nunca pensó que estaba enfiestándose en el living. Que por qué no fue a su habitación. Laura lo puteaba de arriba abajo. Le decía que era un pelotudo que por lo menos hubiera mandado un mensaje.
Nos sentamos en el sillón a tomar más vino y escuchar la discusión. Luciana en un momento me dijo: "no te cogerias al pendejo?". Yo lo pensé y le dije que podría ser, pero que parecía que no había onda. Luciana tuvo una idea. "Y si nos aparecemos en bolas en la habitación del pendejo? Se engancharán?" Estábamos jugados, así que nos sacamos la ropa y sin esperar más entramos en la pieza del pibe quedándonos parados medio tiesos. Nos miraron muy extrañados. Terminaron los gritos. Yo dije: "Nosotros estamos bien Laura, no te vuelvas loca. Te esperamos en el living. Y si Rodrigo se engancha todo bien también" y salimos de la habitación conteniendo la risa. Nos repantigamos en el sillón de nuevo y esperamos.
Tardaron unos diez minutos en aparecer por el living. Venían desnudos. Ella lo traía de la mano como arrastrándolo. Se notaba que estaba un poco en pedo y trastabillaba. Laura dijo: "hola amigos, éste es mi compañero de cuarto, Rodrigo. Ya que lo invitaron, aceptó unirse en nuestra fiesta. Saludá Rodrigo". "Hola Rodrigo!" dijomos al mismo tiempo con Luciana. Ver de nuevo las tetas efervescentes de Laura hizo que se me parara la pija a full. Rodrigo sonrió medio tímido. "Hola. qué onda? Me gustan loco. Eso si, aviso macho. Soy muy pasivo". Dijo ésto último mirándome a los ojos y a la pija alternativamente. Yo me la agarré y la empecé a menear como provocándolo. Laura en eso lo incitaba "dale Ro, te la está ofreciendo! qué bueno, ver dos lindos chicos chupandose entre ellos. quiero verlos con vos Lu" y se sentó al lado de Luciana pasándole el brazo sobre el hombro.
Rodrigo se arrodilló frente a mi y me agarró la pija. "Estás al palo" me dijo mientras me sobaba de arriba a abajo. Por ahí dejaba el glande al aire y le pasaba el dedo por el frenillo. Eso me calentaba mucho. Con la otra mano empezó a acariciarme los huevos. Se me hinchó la pija, se puso venos y más grande. Rodrigo la miraba con ganas. "Chupala" le dije y se la metió en la boca sin dudar. Laura mientras tanto ya tenía agarradas las tetas de Luciana y las acariciaba. Las dos nos miraban excitadas. Le pedía a Laura sus tetas para chupar. Me las acercó y me hundí en esas hermosuras. Estaba como loco. Para colmo Luciana se sumó a la chupada con Rodrigo. No aguanté más y largué un chorro que llegó hasta la espalda de Laura. Que buena acabada!. Rodrigo se quejó de que no llegó a ponérsela en el culo. Le dije que esperar un rato que ya estaba con él y lo hice poner en cuatro con los codos apoyados en el asiento del sillón. Arqueó la cintura y ofreció su culo para todos. Las chicas se trenzaron al lado. Abrazadas apoyaban cada una su concha en el muslo de la otra y se bombeaban lindo. Me gustaba verlas gemir a mi lado.Se me puso dura nuevamente. Rodrigo me pedía pija. Me calcé un forro y le apliqué un chorrito de gel en el culo. "ahí vamos" le dije y se abrió los cachetes con las manos para facilitarme la entrada. De a poco fuí metiéndome en su culo. Suspiraba fuerte. Laura se había sentado a su lado con las piernas abiertas y le agarraba la mano. Luciana la chupaba con ganas. De a poco me fuí abriendo paso hasta que estuvo listo para bombearlo bien. Me gustaba coger a éste pibe. Se meneaba bien y me calentaba su espalda. Laura no me sacaba la vista de encima agarrándose las tetas. Era como si me las ofreciese. Luciana chupaba y se tocaba la concha. Le seguí sosteniendo la mirada a Laura. Estábamos los dos solos en ese momento. Sus tetas eran todo lo que veía y sentía. Mi pija entraba y salía del culo de Rodrigo pero era Laura la que me calentaba. Le agarré la pija de atrás mientras lo cogía. Quería que acabase para coger a Laura, que ahora había puesto a Luciana igual que Rodrigo y le chupaba el culo y la concha desde atrás. Rodrigo terminó acabando mitad en el suelo y mitad en mi mano. Le saqué la pija y me cambié el forro. Solamente pensaba en ponérsela a Laura. A mi lado chupaba el culo de mi mujer. Le empecé a acariciar las tetas que se bamboleaban aparatosamente con cada movimiento. Ella se dió vuelta y se acostó en el piso. Me llevó hacia ella y me dijo "Cogeme a mi ahora". Se subí encima y se la puse. Me agarró de los hombros y empezamos a coger como locos. Sus tetas subían y bajaban a cada emujón de mi pija dentro de su concha. Ella gozaba con los ojos cerrados. Desvíe la mirada y vi a Luciana abierta de piernas delante de mis ojos tocándose frenéticamente. Apuré el ritmo. Laura decia "mas, mas, mas,mas" como un mantra. Le empecé a chupar las tetas también. Acabó apretándome los hombros. Yo quería más y la seguí cogiendo. Acabé casi al instante viendo la concha chorreante de mi mujer que me miraba sentada en el sillón. Faltaba ella. Todos nos abalanzamos sobre su cuerpo caliente. Quien chupaba o tocaba o acariciba qué era medio difuso. Hasta Rodrigo se sumó. Después Luciana me contó que se sintió acabando entre mil manos y lenguas que la calentaban a más no poder.
Seguimos así. Acabamos alguna vez más cada uno.
Nos sentamos a tomar un poco más de vino y a charlar. Rodrigo resultó muy gracioso y Laura una muy buena contadora de anécdotas. Más tarde nos termnó tocando unas composiciones de Mozart en violín. Desnuda y con las tetas moviéndose al compas de su brazo moviendo el arco.
Emprendimos la vuelta con el sol ya saliendo. En el auto le dije a Luciana "me gusta tu amiga". "Te vuelven loco sus tetas, no me mientas" respondió y se apoyó en mi hombro mientras manejaba.

3 comentarios - De como terminamos en cuarteto

velerorc +1
Terrible che me dejo duro tu relato. Segui contando
Pervberto
Completa y ardiente fiesta. Excelente literatura.