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Una noche con Rocío

La época universitaria es sin duda una de las más hermosas no solo por las amistades y anécdotas, sino por distintos encuentro amorosos que uno tiene. Al no aprovechar bien mi tiempo en la universidad, debí quedarme más tiempo de lo planeado, lo que conllevó a que haga amistad con compañeros y compañeras de mi promoción con los que antes no hablaba mucho. Uno de ellas fue Roció, quien ante vista de todos era una chica tranquila, algo relajada (por lo que también se quedó un tiempo más en la uni), no era de salir mucho, y nadie intentaba nada con ella pues tenía pareja desde hace muchos años y además que ella no dejaba que la floreen así nada más. Pero a pesar de esto hicimos buena amistad hasta la fecha.

Conforme llevaba los cursos que aún me faltaban, a la vez iba agarrando mas confianza con Roció. Hasta que sin darnos cuenta nos hicimos bien amigos, hasta mis bromas con ella a veces tenían cierto contenido sexual, pero ella las recibía como lo que eran, bromas. Aunque la verdad, era su amigo, pero si se me presentaba la oportunidad, no la iba a desaprovechar. Ella era pequeña, delgada, su piel era entre blanca y morena, tenía tetas algo pequeñas y un culito paradito y rico, que no pasaba desapercibido. Producto de los cursos, hacíamos trabajos grupales, ella, otra amiga y yo, así que cuando habían tareas grupales, ya era fijo juntarnos. Y estas reuniones se llevaban a cabo en su cuarto (como era de otra ciudad alquilaba una habitación cerca a la universidad). Recuerdo que en ocasiones nos recibía con un shorcito que dejaba ver unas lindas piernas y marcaba un culito sabroso, y además estaba con una especie de polo pero con tirantes, que dejaban notar que no usaba brasier. Y lo comprobé en una ocasión cuando ella estaba sentada y yo parado a su costado, lo que me permitió ver unas lindas aureolas marroncitas, en ese momento me puse al palo, pero no me quedó mas que aguantarme las ganas locas de tirármela.

No se si era algo descuidada, pero un día cuando entré a su baño, estaba la ropa sucia, y un calzoncito rojo con un suave olor a conchita, que parecía recién lo había dejado allí esa mañana, lo olí como si fuera una droga y me la pasé por la pinga, mientras me imaginaba como sería cacharme a Roció. Pero como casi siempre hacíamos trabajo de tres, nunca intentaba nada, aunque me imaginaba lamer esas tetas trigueñas y darle nalgadas a ese rabazo hermoso y bien contorneado, además que estaba seguro de encontrarme en medio de esos globos hermosos un ano negro y rico, pero iba a esperar pacientemente a que las cosas se den solas.

Hasta que llegó la ocasión perfecta casi sin buscarla. Rocío había tenido una discusión con su novio, por lo que estaba un poco triste y en un momento dejamos de lado la tarea y empezamos conversar de ello, al rato le propuse tomar unos vinos (que ella tenía guardados para ocasiones especiales con su pareja) y después de la insistencia aceptó aunque tomaba con mucha precaución, pero la pena y el querer desahogarse hizo que el vino corra con mas confianza por su garganta. Luego de unos tragos y como ya estaba empezando a oscurecer, me dijo que se iba a poner algo para que esté más cómoda, a los minutos aparece ante mi con una sandalias, un pantalón de pijama y ese polito con tirantes que me encantaba, se veía aparentemente normal, pero para mi estaba preciosa.

Continuará...

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