Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
Capítulo 16: Juguemos un rato
El 2011 llegó y el verano vino consigo. Se avecinaba un año bastante bueno para mi, mi relación, mi familia y mis amigos en general. Podría contarles miles de historias que tuve en el 2011, pero vamos a rescatar las más importantes y resumir las otras. Al fin y al cabo lo que solíamos hacer con Eloy ya lo saben bastante bien.
Enero arrancó con una fiesta de año nuevo que terminó a las 8 de la mañana desayunando con las chicas. Mi novio se volvió a su pueblo por todo el mes por lo que no pasó nada en casi 30 días. La última semana del mes lo fui a visitar, pero como él compartía pieza con el hermano más chico, yo tuve que dormir con su hermana. A pesar de lo sacado que es él a la hora del sexo y de sus gustos, en su familia son bastante puritanos y no querían que durmiéramos en la misma pieza y tuve que aceptar las condiciones. Dejando eso de lado, la familia era muy simpática y fueron más que buenos conmigo.
Con las chicas de la secundaria nos juntábamos mucho en la casa de fin de semana de Ailín. El cumpleaños de 20 de Daiana lo festejamos una tarde de mates, facturas y pileta y a los 3 días festejamos el de Gerardo, su novio. Flavia y yo estábamos mucho mejor. Obviamente seguía un malestar en ella que de vez en cuando se notaba, pero hacía un esfuerzo enorme para disimularlo y yo lo valoraba muchísimo. Andrea y Florencia, las dos que más se habían esforzado por juntarnos, estaban más que contentas con eso. Sin embargo no fue hasta que una noche nos cruzamos a Fermín en un boliche y después de que me viniera a encarar le di vuelta la cara de un sopapo, que Flavia y yo volvimos a ser buenas amigas.
En Febrero Eloy volvió a Rosario y eso significaba alivio para mi cuerpo que hacía un mes que no tenía sexo. Apenas llegamos a la ciudad desde su pueblo nos fuimos directo al departamento para tener un rapidito y esa noche uno bien largo en el que yo volvía a ser su esclava. Cuando llegó la hora de ponerse a resumir apuntes y a estudiar, reaparecieron Guillermina y Ramiro y con el tiempo Germán y Manuela. A los pocos días Ramiro se puso en contacto con Lautaro para enterarse que este no iba a seguir más estudiando y se volvía al pueblo para trabajar.
Entre otras de las cosas que nos enteramos ese verano fue que Julián, mi hermano, formalizó con Luciana, la chica que había conocido en la facultad con la que salía. No era tan simpática como esperábamos, pero mi hermano siempre estuvo con chicas de carácter fuerte y chocante. Aparte mis viejos estaban fascinados con la idea de que tuviera novia, ya que desde que salía con ella estaba más aplicado, había conseguido trabajo y ayudaba mucho más en la casa.
No fue hasta Marzo que no me preocupé por el tema. Se acercaba el cumpleaños de Eloy y tenía que darle un buen regalo. Había visto una remera divina y unas zapatillas negras que le iban a encantar, pero a nivel sexual también tenía que sorprenderlo. En los días que había pasado en su pueblo conocí a Pamela y a Esteban, una pareja de la secundaria de él que seguían siendo muy amigos y ella me contó que a Eloy y Tamara (su ex novia de la secundaria) los encontraron teniendo sexo en varios lugares, como la escuela, el baño de un bar, en la iglesia y una vez en el medio de la calle. Obviamente mis celos explotaron cuando me enteré eso, y quería darle un regalo digno de recordar. Pero no estaba lista para hacerlo en la vía pública. Lo máximo que me había animado era en un auto y era porque me habían drogado.
La respuesta vino el jueves anterior a su cumpleaños, mirando el facebook vi una foto que me hiso pensar en el mejor regalo que podía llegar a darle y no iba a ser complicado conseguirlo. Su cumpleaños caía martes, por lo que decidí que esa parte del regalo se la iba a dar el sábado 19. El 15, día oficial de su cumple, fuimos después de cursar con los chicos a tomar algo a su casa y nos quedamos hasta tarde. Al final yo me quedé a dormir y dejé que me hiciera lo que quisiera con mi cuerpo. Después de un buen pete para calentarlo a ful, me chupó el culito como se debe y me cogió por atrás hasta llenarme de leche. Fue bastante tranquilo, pero sabía que algo se venía.
El sábado salimos a bailar y como yo le dije que habíamos acordado desde antes, no tuvo problema en que Florencia viniera con nosotros. Ramiro y Germán se encargaron de llenarlo de alcohol, así como algunos amigos de su pueblo que cayeron de improvisto. En un momento de la noche Pamela se me acerca y me pregunta qué le regale y yo le comento sobre la remera y las zapatillas, pero ella me mira como preguntándome cual era el otro regalo.
- ¡Ah! Eso.- Le digo haciéndome la tonta.- Bueno, lo estás viendo.- Le respondo al ver como Florencia se acercaba a Eloy para bailarle bien sexy.
Había hablado con mi amiga y le había pedido un favor. Teniendo en cuenta que hacía un año ella y yo nos habíamos acostado con Guillermo, su novio, le pregunté si podía devolverme ese favor acostándose conmigo y con Eloy. La idea se me ocurrió al ver las fotos de ella del verano en especial en una foto que se había sacado de espalda con las piernas semi abiertas mirando al mar y en la que se le marcaba muy bien el culo chiquito, pero conciso, que tenía. Pamela me miró con una sonrisa y me dijo que eso le iba a encantar.
Fui caminando hacia donde estaban ellos y decidimos aplicar el mismo plan que habíamos aplicado con Guillermo. Yo me paré detrás de él y ella por delante y cuando lo teníamos apretado lo abracé por la cintura y bajé mis manos hasta su pantalón. “¡Gorda!” me dijo intentando decir “Disimulá un poco”, pero mi intención era calentarlo.
- Esto me trae recuerdos.- Le digo mirando fijo a Flor. Ella se ríe y él nos mira desconcertado.
- ¿Qué recuerdos?- Preguntó.
- Hace exactamente un año atrás fue el cumpleaños de mi novio.- Empezó contándole mi amiga.- Nosotras dos tomamos un poco de más, como ahora, y nos pusimos algo loquitas.- Le dijo haciendo énfasis en la última palabra y sacando la lengua.- Y como teníamos ganas de jugar, nos pusimos a jugar con él y bueno… Una cosa llevó a la otra y terminamos jugando todos juntos.
La cara de Eloy lo decía todo, estaba totalmente sorprendido. Él pensaba que antes de conocerlo yo era una chica más bien santita y puritana y que me fui volviendo una trola a medida que empecé a divertirme con él, pero no sabía de mis historias pasadas. Yo también me había divertido antes de conocerlo.
- Yo tengo ganas de volver a jugar.- Le digo como si fuese una nena chiquita.- ¿Vos querés Flor?- Ella asintió haciendo pucherito y colocando sus labios a centímetros de la boca de él.- ¿Y vos gordo? ¿Querés jugar con nosotras?- Le pregunté a mi novio.
- Obvio mi amor.- Asintió el y colocó sus manos en la cintura de Florencia y las fue llevando hasta la parte de arriba de su cola.- Pero acá hay mucha gente y muchos conocidos. ¿Quieren que vayamos a casa?
- No.- Le dijo Flor cortante. Como la otra vez, teníamos todo planeado.- Nostras ponemos las reglas del juego.- Le dijo tomándole la mano y encarando hacia la salida.
Flor había ido en auto, por lo que las dos fuimos directamente hacia donde lo tenía estacionado y Eloy nos seguía por atrás. Aprovechando la vista que tenía, me acerqué a mi amiga y puse mi mano sobre su cola y ella devolvió el gesto. Segundos más tarde escucho como él suspira agitado y cuando giro la cabeza pare verlo tenía sus ojos clavados en nuestras colas. Nos subimos al auto, Flor adelante y nosotros dos atrás y empezamos el camino hacia el telo. Queríamos que sintiera la misma sensación de ganador que sintió Guillermo cuando fuimos con él. En el auto yo me encargué de seguir subiéndole la temperatura. Le daba besos en el cuello y le acariciaba todo el cuerpo, mientras Florencia como loca cantaba la canción. Cuando llegamos nos bajamos y las dos lo agarramos de la mano y entramos para pedir una habitación. Una vez adentro, empezamos a jugar.
Florencia y yo ya habíamos vivido esa experiencia, por lo que sabíamos muy bien qué hacer. Pero lo que ella no sabía, era lo que le gustaba hacer a Eloy, es por eso que se sorprendió mucho cuando vio que saqué unas esposas con felpudo de mi cartera. Me acerqué a ella de manera muy sensual y le pedí su mano derecha, ella la estiró y le puse una de las esposas, pero cuando estiró su brazo izquierdo le dije que no. Acto seguido até la otra esposa a mi brazo. Ahora, las dos éramos inseparables.
Mi novio se acercó por atrás mío, apoyó sus manos en mi cadera y las fue subiendo hasta mis tetas y las apretó bien fuerte para después darme un beso apasionado en el cuello. Flor, que todavía estaba algo shockeada por lo de las esposas, reaccionó y se acercó a mi y comenzó a besarme el otro lado del cuello. Los dos fueron usando sus labios y su lengua para calentarme, parecía que fuese yo la homenajeada. Pero apenas caí en razón, me corrí hacia un costado y dejé que Eloy entrada entre nosotras dos. Florencia por delante y yo por detrás, con nuestras manos esposadas, comenzamos a besarlo y a tocarlo.
La situación no tardó en calentarse, nos fuimos sacando la ropa y los besos se fueron poniendo cada vez más caliente. Flor fue la primera en quedar completamente desnuda, cuando mi novio se agachó y le bajó la tanga verde y comenzó a tocarle las piernas mientras la besaba a la altura de la cintura. Un chirlo fuerte en la cola la agarró de completo por sorpresa y me miró con los ojos bien abiertos.
- Tranquila.- Le dije con voz suave.- A veces nos gusta ponernos algo violentos.
Siguió sorprendida, con los ojos bien abiertos, pero para tranquilizarla le di un beso bien húmedo. Eloy también hizo lo suyo y la abrió de piernas para comenzar a lamerle la concha. “Ay” gimió ella entre risas ya que no se esperaba el dedito que él le metió. Pero no tardó en acostumbrarse y en comenzar a disfrutar de la lengua de mi novio abajo y de la mía arriba. Nuestras bocas se encontraban en un beso bien caliente mientras él le daba placer con la suya. Sentí como su mano comenzó a subir desde mis tobillos hasta mi entre pierna y despacito un dedo fue entrando en mi cuerpo. El placer llegó enseguida.
Después de eso fuimos nosotras las que nos agachamos. Mientras Eloy se sacaba el jean y el bóxer, seguimos con el beso apasionado, mientras nuestras manos atadas se movían como si fuese una. Pero cuando él se paró al lado nuestro desnudo, no nos pudimos contener. Empezamos a lamerle esa verga hermosa que tenía y a jugar entre las dos con su cuerpo. Él estaba encantado de tener a dos trolas como lo éramos nosotras arrodilladas frente a su cuerpo. Su pija bien dura entra y salía de nuestras bocas que se humedecían cada vez más. Primero Florencia, después yo, un rato cada una y por último las dos juntas, le fuimos dando placer oral al chico del cumpleaños.
- Vamos a la camita.- Le dije yo a Flor.- Vos, vení cuando yo te llame.- Agregé poniendo la mano libre sobre el pecho de Eloy.
Con una sonrisa, nos miró y vio como nos íbamos a acostar. Las manos atadas quedaron sobre el colchón y nuestros cuerpos enseguida se juntaron en un beso hermoso. Las dos manos que aun estaban en libertad comenzaron a jugar por nuestros cuerpos tocándonos y dándonos placer. Yo llegué a su conchita primero y le introduje el dedo índice bien a fondo y ella gimió de placer. “¡Ay Gabi!” me dijo con los ojos cerrados. Miré a Eloy y con una señal de la cabeza le indiqué que se acercara.
Él se acostó detrás de mi amiga y enseguida apoyó sus manos sobre el cuerpo de ella y la fue acariciando bien suave mientras yo seguía masturbándola. “¡Sí, sí!” gemía cada vez que mi dedo entraba en su cuerpo. Mi novio la besaba por detrás, a la altura de la cintura y de la espalda, mientras sus manos iban descontroladas por todo su cuerpo. Le levantó la pierna que estaba arriba y se puso bien pegada a ella que levantó un poco su cola para que él pudiera penetrarla. Saqué mi mano y me la llevé hasta la boca para saborear la conchita de Florencia al mismo momento que él la penetraba.
- ¡Ay Dios!- Gimió ella.
Eloy no tardó en comenzar a darle bien duro, no le gustaba mucho eso de arrancar despacio. Su pija entraba y salía de la concha de Flor bien rápido y ella no era capaz de contener sus gritos. “¡Sí, sí! ¡Dale! ¡Cogeme!” le pedía entre gemidos. Él le daba cada vez más fuerte y sus gemidos llegaban a mi. Tenía su cara a centímetros de la mía y podía ver como el placer la invadía por completo. Me moría de ganas de que me cogiera así a mi, me volvía loca porque me diera a mi el placer que le estaba dando a ella.
Mi novio comprendió mi calentura, se paró y se acostó sobre mi. Yo abrí mis piernas y dejé entrar su hermosa pija a mi cuerpo. Al lado mío, mi amiga todavía seguía disfrutando de lo que al parecer fue su primer orgasmo de la noche. Pero ahora me tocaba a mí, que seguía atada a su cuerpo por la esposa. Ella estaba acostada al lado nuestro, viendo como él me cogía bien fuerte. Yo la miraba fijo, con la boca semi abierta por donde salían mis gemidos. El placer era increíble, la satisfacción inmensa, el morbo terrible. Su pija entraba y salía de mi cuerpo a gran velocidad, me volvía loca, no aguantaba más.
- ¡Ay Eloy!- Grité al llegar al orgasmo.
Y él llegó conmigo. Sacó su pija a tiempo y siento como su lechita calentita cae sobre mi cintura y mi pancita. Lo que le siguió me sorprendió por completo. Agachándose con la mano derecha levantada, Flor llegó hasta donde estaba el semen y comenzó a pasar su lengua por mi cuerpo. Eloy me miró completamente sorprendido y yo le devolví la mirada. Enseguida se motivó y se arrodilló frente a Florencia que se había puesto en cuatro sobre la cama y volvió a penetrarla.
- ¡Ay como me hace acabar esa pija!- Gritó para volverá pasar su boca por mi cuerpo.
Yo estaba totalmente agitada, pero quería más, quería seguir. De manera algo complicada por culpa de las esposas, me acomodé de forma vertical, como estaba ella y acerqué mi cintura hasta su cabeza. Ella se había concentrado en Eloy y como se la cogía en cuatro, por lo que no se dio cuenta hasta que tuvo mi conchita a centímetros de su cara. Sin dudarlo comenzó a chuparla. El placer fue inmediato, sus labios y su lengua hacían un trabajo perfecto sobre mi cuerpo. Su respiración agitada a causa de los gemidos me volvía loca. Era una cadena de placer que no tardó en terminar de manera perfecta.
Gracias a sus dedos que tocaban mi clítoris y a su lengua que humedecía mi cuerpo, llegué a un orgasmo hermoso que me hiso sentir un escalofrío por todo el cuerpo. Enseguida, a causa de la pija de mi novio entrando y saliendo de su cuerpo bien fuerte, Florencia acabó con un grito de “¡Ay sí!”. Segundos más tarde, Eloy sacó su verga de la concha de mi amiga y comenzó a acabar sobre su cola llenándola de semen. Ella se recostó sobre mi cuerpo y él al lado de las dos.
- Que hermoso regalo que me diste mi amor.- Me dijo dándome un beso.
- Chicos. Yo todavía no terminé.- Dijo Flor que se levantó y comenzó a gatear hasta quedar acostada sobre mi cuerpo.
- ¿Querés que nos peguemos una duchita?- Le pregunté acariciando su cuerpo y besándole el cuello.
- Dale.- Me contestó ella y nos levantamos.
Cuando entramos al baño pude ver la cara de mi novia totalmente shockeado con los ojos que parecía que se le salían.
Nos sacamos las esposas y nos metimos en la ducha para empezar a tocarnos y besarnos mientras nos limpiábamos el semen de Eloy. La caso no tardó en calentarse y cuando no pudimos aguantar más, llegó él y se sumó para seguir con la noche que iba a darnos tiempo para un orgasmo más.
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