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El reencuentro con mi alumna

Hola, aqui les traigo el reencuentro con mi alumna, espero que les haya gustado el anterior. Este es un poco mas corto jaja


El Reencuentro

Después de aquel encuentro no volvimos a vernos, implícita o explícitamente ambos habíamos cumplido alguna fantasía, más de una en mi caso.
Los días pasaron, yo continuaba con mis cosas de manera normal, trabajando de lunes a viernes y saliendo los fines de semana.
Y esa habitualidad me llevo a salir un sábado con un amigo, como si el mismísimo Mercurio hubiera querido anticipar los hechos mi amigo me pregunto de manera casual

- ¿Qué haces si te cruzas una alumna en un boliche?
- Depende si esta buena o no jaja –fue mi primer respuesta a modo de broma.-
- Naaa, la saludo como corresponde pues, aunque no voy a poder tomar mucho para que no me vea borracho. –Fue mi siguiente respuesta.-

En fin, la noche continuó, los minutos pasaban y el alcohol comenzaba a recorrer nuestras venas. En un momento nos perdimos por lo que anduve deambulando un rato sólo, allí fue cuando decidí ir al baño.

Cuando salí fui directo a la barra, compre un fernet y cuando estaba esperando para retirarlo tuve la sensación que alguien me apoyó la cara en la espalda, me llamó la atención por lo que gire a ver si era mi amigo y no.
Era ella, mi alumna; la miré, sonreí y la saludé. Se acercó a mi oído y me dijo.

- Quería darle otro beso en la espalda… Profe.

Al decir eso inmediatamente algo se encendió en mi interior y le dije al oído.

- Besar sobre la ropa no es besar.
- Entonces voy a seguir con las ganas de ver ese tatuaje una vez más.- Dijo.

Tome su mano y comencé a caminar llevándola conmigo, ella no mostro resistencia, alcohol, juego, excitación… fuera lo que fuera, era un sentimiento, una sensación que estábamos compartiendo ambos.

La dirección fue una, directo a un hotel alojamiento, en el camino no hablamos casi nada.
Entramos y una ráfaga de besos lleno la habitación, un tornado de caricias recorrían nuestros cuerpos. Éramos dos lobos hambrientos que después de mucho consiguieron un poco de carne, una carne que ya sabíamos más que sabrosa.

La lleve contra la pared, comencé a besar su cuello fui bajando de a poco acompañando con pequeños mordiscos, mis manos la recorrían por cada lugar de su cuerpo, su ropa ya estaba en el piso, al igual que mis rodillas, y mi lengua jugando entre sus piernas. Ese sabor prohibido reavivaba recuerdos de aquella primera vez, sus gemidos afloraban, sus gritos entrecortados al son de palabras sueltas como “sí”, “profe”, “siga”. Palabras que rimaban con la más perversa de las poesías jamás escrita.

Luego de unos minutos comencé a sentir sus contracciones orgásmicas, un placer para mí, una fantasía hecha realidad.

Me puse de pie y la levante con mis brazos penetrándola contra la pared mientras besaba sus pechos, luego de un instante la lleve a la cama y continuó el vaivén de cuerpos al compás de aquel acto prohibido, tan prohibido como delicioso.

Giramos y ella quedó sobre mí, un cuerpo hermoso disfrutando como ingresaba cada centímetro de mi ser en su feminidad.

Seguimos así unos minutos, la excitación me estaba llevando al punto máximo, ella había acabado un par de veces, la intriga de saber si fueron más o menos que la vez anterior recorría mi mente.

Le dije que iba a acabar y casi de súbito, como obligándome a darle lo que no le di en aquel primer encuentro salió de arriba mío y llevó su boca a mi miembro, comenzó a recorrerlo con la lengua hasta que lo introdujo por completo, los movimientos de su cabeza y la calidez de su boca me estaban volviendo loco, mi pija se encontraba cogiendo esa boca, esa boca que parecía hecha a molde y medida para comer mi miembro hasta el último de los días.

- Démela profe.- Me dijo
- Deme toda la lechita en la boca.

Al escuchar eso mi cabeza explotó, y al mismo tiempo explotó mi pija llenando el interior de su boca por completo.

Ella soltó un gemido de placer al sentir toda la tibieza de mi semen en su interior, se aseguró de no dejar ni una gota y se sentó mirándome provocativa.

Separó un poco sus labios y dejó que el líquido comenzara a caer lentamente, chorreando su pera, cayendo sobre sus pechos.

Luego abrió un poco más para mostrarme que aún quedaba un poco dentro de su boca, y con esa mirada desafiante la tragó, pasando su lengua por los labios recogiendo un poco de semen que había soltado antes.

Ese fue nuestro segundo encuentro, no pude preguntarle si le gusto más que al anterior, o si tuvo más orgasmos. Eso sólo ella lo sabrá.

2 comentarios - El reencuentro con mi alumna

SeRgIuSaNdRo +1
Muy buen relato y bien redactado. Se nota que sos "profesor"... saludos
GeminisCuyo
Jeje.. Gracias por comentar.. Voy a tratar de compartir alguna otra experiencia pronto..
Vndt +1
Yo quiero conocer ese tatuaje