Buenas gente de P!. Este es mi primer post, les dejo un relato de mi autoría.
Todos los personajes son ficticios y cumplen con la mayoría de edad.
Espero que lo disfruten y si es aceptado seguramente habrá próximas partes.
Se aceptan críticas y sugerencias, un saludo y sin más, al relato!
Con Martín desde chicos nos criamos juntos, teníamos la misma edad, sólo meses de diferencia y apenas 3 casas nos separaban a uno del otro.
Por cuestiones del destino y gustos en común en cuanto a estudios, seguimos el mismo camino universitario y nuestra amistad, a los 23 años se mantiene intacta como en aquellos días en que nos pasábamos horas jugando a la Family o pegándole pelotazos al portón de su casa.
Nuestras historias de vida habían sido muy distintas pero al mismo tiempo parecidas, yo con un padre alcohólico que nos maltrataba a mi, a mi madre y hermanos, y él con la lamentable pérdida de su padre en un accidente cuando apenas tenía 6 años.
Su mamá "la flaca" gracias al trabajo de su marido pudo salir adelante ante la triste situación, y para mi fortuna ella siempre me tomó como un hijo más y teniendo en cuenta la situación en mi hogar, con el pasar del tiempo terminé estando más en su casa que en la mía.
La flaca tras el paso de los años "decayó" bastante, luego del acontecimiento anteriormente relatado, nunca más supimos de alguna pareja, se encerró mucho en Martín y en su casa, nunca se arreglaba, siempre con ropa vieja y desmejorada.
Recuerdo de la niñez, cuando aún estaba con vida Julián que era una mujer radiante, no una modelo, pero si digna de ser vista, seguramente robaba más de una mirada del público masculino.
En cambio para mi fortuna, mi padre un día desapareció de casa y nunca más supe nada de él, yo por mi parte alcancé el metro ochenta y cinco, delgado, no era "fachero", pero no me faltaba oportunidad de tener algo con alguna mujer.
Martín en cambio él sí, era el típico fachero ganador, sumado a su habilidad para chamullar a las minas, siempre tenía 2 o 3 para elegir (y reconozco que de vez en cuando ligaba alguna yo también).
Una de los tantos sábados por la noche en los cuáles "tradicionalmente" hacíamos la previa en su casa antes de salir para algún boliche, le llegó un mensaje de whatsapp de una de las minas con las que andaba, así que como teníamos confianza me preguntó si tenía algún drama con que él vaya con la minita y suspendamos la salida a bailar.
Obviamente no me opuse, no le iba a arruinar la posibilidad de clavarse a semejante mujer por una simple salida, así que agarró sus cosas, puso el auto en marcha y se fue.
Miré el reloj, marcaban las 2:30 am, tomé el vaso de Gancia que me había quedado servido, apagué la luz del comedor y me dispuse a irme cuando de pronto me frenó la flaca.
— Maxi… ¿Sos vos?— Dijo la voz de la flaca notoriamente adormecida.
— Si, disculpame, te desperté, no pensé que ibas a escucharme.
— Me despertó el auto de Martín, pensé que se iban juntos y al ver la luz prendida y escuchar el ruido de la puerta me asusté.
— Sí, es que hubo un cambio de planes y Martín tuvo que salir, así que dejamos lo del boliche para otro día.
— Ay este Tincho, no cambia más, seguro lo llamó alguna chica y salió corriendo— dijo mientras mostraba una sonrisa.
— Vos lo conocés mejor que nadie, viste como es, pero bueno, no te molesto más, me voy para casa así te dejo dormir tranquila— al mismo tiempo que me acercaba nuevamente a la puerta.
— Maxi, no seas tonto, sos familia para mi, ya van a ser las 3, vas a hacer ruido en tu casa, dormí acá como siempre, no pasa nada.
— No, no quiero molestar, además no está Martín, capás le incomoda.
— Son como hermanos ustedes, ¿qué problema hay?. Quedate tranquilo, las sábanas están limpias, acostate .
Teniendo en cuenta la invitación e insistencia y la confianza que había, me pareció razonable quedarme, total era una habitación separada, ya estaba acostumbrado a dormir ahí así que no sería nada nuevo.
— La verdad tenés razón, somos casi familia, me quedo— dije mientras que me alejaba de la puerta.
La flaca ante mi respuesta me regaló otra sonrisa y tras un buenas noches volvió a ir para su cuarto.
La verdad, la mejor descripción de “la flaca” era eso mismo, flaca, sin ningún atributo muy destacable, de pelo rubio, 45 años, ojos claros, 1,60mts, pequeñas tetas apenas notorias, y una cola que si bien no destacaba, a pesar del paso de los años se mantenía firme y en su lugar, aunque por el aspecto desalineado que casi siempre mostraba no se destacaba en lo más mínimo.
Tras pasar por el baño y ya siendo las 3AM me fui hacia la habitación, la verdad que el alcohol en mi me genera sueño, así como a algunos los pone alegres, otros buscan pelea o se ponen a hacer pavadas, a mi me daba sueño, así que acostarme y dormir no sería tarea difícil.
Me metí entre las sábanas ya que la noche/madrugada estaba fresca y cerré los ojos, perdí la noción del tiempo, hasta que sentí el ruido de la puerta abriéndose y la luz del pasillo entrando a la pieza.
La verdad no entendía que pasaba y más me sorprendí al ver entrar por la puerta a la flaca.
Me hizo la seña de silencio con los dedos, al mismo tiempo que entraba y cerraba la puerta tras de ella. Se acercó lentamente hacia mi cama, con su camisón (una remera vieja estirada que le llegaba hasta las rodillas) que dejaba notar sus pequeñas tetas sin nada debajo.
— Maxi, en mi pieza hace mucho frio ¿No puedo dormir con vos?— No terminó de decir la frase que ya estaba bajo las sábanas junto a mi.
— Pará, ¿qué hacés?— dije totalmente desconcertado.
— ¿Qué te pasa? Quiero dormir acompañada con alguien porque tengo frio...¿está mal?.
La verdad no entendía nada, la flaca, la mamá de mi mejor amigo, la mujer con la que me crié más que con mi propia madre, acostada pegada a mi en una cama de plaza y media.
No sabía como reaccionar, si bien no era la primera vez que estaba con una mujer la situación me ponía muy incomodo y tenso.
Traté de moverme lo menos posible, con mi cabeza mirando al techo, mientras sentía que ella se pegaba más a mi, hasta que en un momento siento una mano tocándome la cara interna de mi pierna.
Si bien sabía que estaba mal, sabía que estaba traicionando a mi mejor amigo, a esa edad todo me calentaba y tener a una mujer rozándome la pija acostada al lado mío con una remera desgastada oficiando de camisón y dejando entrever ese pequeño pero par de tetas en fin, me puso como loco, en un instante la pija se me puso dura como una piedra, pasé de 0 a 100 en 2 segundos.
— Epa… parece que somos de reacción rápida, yo sabía que acá se me iba a ir rápido el frio.
— Pará, esto está mal, sos la mamá de mi mejor amigo, sos como familia para mí.
— No metás a Tincho en esto, él seguramente está garchando con alguna por ahí… ¿y vos estás preocupándote por esto?
Tras decir esa frase me agarró la pija por sobre el jean, a esta altura estaba pidiéndole perdón a Martín en mi mente, pero sabía que no iba a poder controlarme.
Comenzó con un suave masajeo desde casi las rodillas hasta el ombligo pasando siempre lentamente por mi poronga que no aguantaba más estar en el jean. Parece que ella también notó esto último ya que en una maniobra ágil me desabrochó el jean y cuando me di cuenta las caricias por sobre el pantalón habían pasado a ser una paja muy delicada con la suave piel de su mano.
Miré su cara, estaba completamente perdida en mi miembro, si bien es un miembro completamente normal, ella parecía encantada con lo que veía y hacía.
Subía y bajaba su mano cambiando constantemente el ritmo y no le sacaba ni un minuto la mirada de encima.
Aceleró el ritmo, a tal punto de casi hacerme acabar, y ella en ese instante frenó, teniendo un completo control sobre mi y empezó a escabullirse entre las sábanas llevando su cabeza hacia abajo.
En ese momento sentí algo caliente que envolvió mi pija, comenzó así con un pete magistral, usaba su lengua, se la tragaba entera, la escupía, no podía perderme ese espectáculo, era por lejos el mejor pete que me habían hecho así que rápidamente tiré las sabanas para poder verla.
Disfrutaba de la pija, le gustaba lo que hacía, al mismo tiempo frenaba y decía a viva voz “Hace tiempo que no tenía una en mi boca, como extrañaba este sabor”.
Al ritmo que íbamos no iba a tardar mucho en acabar y terminó de volverme loco al cambiar un poco su posición y sin sacar mi pija de su boca me dejó su culo cerca de mi mano a disposición.
Tenía una bombacha vieja, pero era impresionante la mancha que estaban dejando sus flujos, una mancha oscura que crecía segundo a segundo y al tenerla al alcance de la mano no pude resistirme y tras correrla un poco le metí dos dedos hasta el fondo. Sus flujos hicieron el resto, permitiendo sin ningún tipo de esfuerzo que mis dedos entren y salgan con total normalidad. Así mismo sentía como su concha presionaba mis dedos, al parecer toda “sospecha” de haber estado sola unos cuantos años se confirmaba.
Mientras ella me peteaba yo le colaba los dedos y eso parece que también la enloquecía porque mientras más rápido hacía entrar y salir mis dedos de su concha, ella más rápido metía y sacaba la pija de su boca. Cada tanto, giraba su cara para verme, para ver mi cara de placer, me clavaba sus ojos en el medio de los míos y mostraba ella también una cara de placer absoluto que me volvía aún más loco.
Sus gemidos atragantados por el pete no tardaron en llegar, cada vez su calentura al igual que la mía aumentaban más y más, usaba sus manos para ayudar al pete, apretaba mis bolas con suavidad pero firmeza, estaba tocando el cielo con las manos.
Sus flujos chorreaban en mis dedos, me desesperaba no tener esa concha cerca de mi cara para poder chupar y disfrutar de ese hermoso placer y tragar sus flujos.
El ritmo de su pete y la calidad el mismo no me permitían resistir más le avisé que estaba por acabar pero pareció no importarle porque fue cuando más al fondo la tragó y justo en el momento en el que estaba por liberar todo dentro de su boca abrí los ojos.
Estaba acostado con la poronga al palo doliéndome en el pantalón y con la puerta de la pieza entreabierta… ¿Realmente había sido todo un sueño?
Continuará...
Hasta acá la primera parte, espero que lo hayan disfrutado!!
Todos los personajes son ficticios y cumplen con la mayoría de edad.
Espero que lo disfruten y si es aceptado seguramente habrá próximas partes.
Se aceptan críticas y sugerencias, un saludo y sin más, al relato!
Con Martín desde chicos nos criamos juntos, teníamos la misma edad, sólo meses de diferencia y apenas 3 casas nos separaban a uno del otro.
Por cuestiones del destino y gustos en común en cuanto a estudios, seguimos el mismo camino universitario y nuestra amistad, a los 23 años se mantiene intacta como en aquellos días en que nos pasábamos horas jugando a la Family o pegándole pelotazos al portón de su casa.
Nuestras historias de vida habían sido muy distintas pero al mismo tiempo parecidas, yo con un padre alcohólico que nos maltrataba a mi, a mi madre y hermanos, y él con la lamentable pérdida de su padre en un accidente cuando apenas tenía 6 años.
Su mamá "la flaca" gracias al trabajo de su marido pudo salir adelante ante la triste situación, y para mi fortuna ella siempre me tomó como un hijo más y teniendo en cuenta la situación en mi hogar, con el pasar del tiempo terminé estando más en su casa que en la mía.
La flaca tras el paso de los años "decayó" bastante, luego del acontecimiento anteriormente relatado, nunca más supimos de alguna pareja, se encerró mucho en Martín y en su casa, nunca se arreglaba, siempre con ropa vieja y desmejorada.
Recuerdo de la niñez, cuando aún estaba con vida Julián que era una mujer radiante, no una modelo, pero si digna de ser vista, seguramente robaba más de una mirada del público masculino.
En cambio para mi fortuna, mi padre un día desapareció de casa y nunca más supe nada de él, yo por mi parte alcancé el metro ochenta y cinco, delgado, no era "fachero", pero no me faltaba oportunidad de tener algo con alguna mujer.
Martín en cambio él sí, era el típico fachero ganador, sumado a su habilidad para chamullar a las minas, siempre tenía 2 o 3 para elegir (y reconozco que de vez en cuando ligaba alguna yo también).
Una de los tantos sábados por la noche en los cuáles "tradicionalmente" hacíamos la previa en su casa antes de salir para algún boliche, le llegó un mensaje de whatsapp de una de las minas con las que andaba, así que como teníamos confianza me preguntó si tenía algún drama con que él vaya con la minita y suspendamos la salida a bailar.
Obviamente no me opuse, no le iba a arruinar la posibilidad de clavarse a semejante mujer por una simple salida, así que agarró sus cosas, puso el auto en marcha y se fue.
Miré el reloj, marcaban las 2:30 am, tomé el vaso de Gancia que me había quedado servido, apagué la luz del comedor y me dispuse a irme cuando de pronto me frenó la flaca.
— Maxi… ¿Sos vos?— Dijo la voz de la flaca notoriamente adormecida.
— Si, disculpame, te desperté, no pensé que ibas a escucharme.
— Me despertó el auto de Martín, pensé que se iban juntos y al ver la luz prendida y escuchar el ruido de la puerta me asusté.
— Sí, es que hubo un cambio de planes y Martín tuvo que salir, así que dejamos lo del boliche para otro día.
— Ay este Tincho, no cambia más, seguro lo llamó alguna chica y salió corriendo— dijo mientras mostraba una sonrisa.
— Vos lo conocés mejor que nadie, viste como es, pero bueno, no te molesto más, me voy para casa así te dejo dormir tranquila— al mismo tiempo que me acercaba nuevamente a la puerta.
— Maxi, no seas tonto, sos familia para mi, ya van a ser las 3, vas a hacer ruido en tu casa, dormí acá como siempre, no pasa nada.
— No, no quiero molestar, además no está Martín, capás le incomoda.
— Son como hermanos ustedes, ¿qué problema hay?. Quedate tranquilo, las sábanas están limpias, acostate .
Teniendo en cuenta la invitación e insistencia y la confianza que había, me pareció razonable quedarme, total era una habitación separada, ya estaba acostumbrado a dormir ahí así que no sería nada nuevo.
— La verdad tenés razón, somos casi familia, me quedo— dije mientras que me alejaba de la puerta.
La flaca ante mi respuesta me regaló otra sonrisa y tras un buenas noches volvió a ir para su cuarto.
La verdad, la mejor descripción de “la flaca” era eso mismo, flaca, sin ningún atributo muy destacable, de pelo rubio, 45 años, ojos claros, 1,60mts, pequeñas tetas apenas notorias, y una cola que si bien no destacaba, a pesar del paso de los años se mantenía firme y en su lugar, aunque por el aspecto desalineado que casi siempre mostraba no se destacaba en lo más mínimo.
Tras pasar por el baño y ya siendo las 3AM me fui hacia la habitación, la verdad que el alcohol en mi me genera sueño, así como a algunos los pone alegres, otros buscan pelea o se ponen a hacer pavadas, a mi me daba sueño, así que acostarme y dormir no sería tarea difícil.
Me metí entre las sábanas ya que la noche/madrugada estaba fresca y cerré los ojos, perdí la noción del tiempo, hasta que sentí el ruido de la puerta abriéndose y la luz del pasillo entrando a la pieza.
La verdad no entendía que pasaba y más me sorprendí al ver entrar por la puerta a la flaca.
Me hizo la seña de silencio con los dedos, al mismo tiempo que entraba y cerraba la puerta tras de ella. Se acercó lentamente hacia mi cama, con su camisón (una remera vieja estirada que le llegaba hasta las rodillas) que dejaba notar sus pequeñas tetas sin nada debajo.
— Maxi, en mi pieza hace mucho frio ¿No puedo dormir con vos?— No terminó de decir la frase que ya estaba bajo las sábanas junto a mi.
— Pará, ¿qué hacés?— dije totalmente desconcertado.
— ¿Qué te pasa? Quiero dormir acompañada con alguien porque tengo frio...¿está mal?.
La verdad no entendía nada, la flaca, la mamá de mi mejor amigo, la mujer con la que me crié más que con mi propia madre, acostada pegada a mi en una cama de plaza y media.
No sabía como reaccionar, si bien no era la primera vez que estaba con una mujer la situación me ponía muy incomodo y tenso.
Traté de moverme lo menos posible, con mi cabeza mirando al techo, mientras sentía que ella se pegaba más a mi, hasta que en un momento siento una mano tocándome la cara interna de mi pierna.
Si bien sabía que estaba mal, sabía que estaba traicionando a mi mejor amigo, a esa edad todo me calentaba y tener a una mujer rozándome la pija acostada al lado mío con una remera desgastada oficiando de camisón y dejando entrever ese pequeño pero par de tetas en fin, me puso como loco, en un instante la pija se me puso dura como una piedra, pasé de 0 a 100 en 2 segundos.
— Epa… parece que somos de reacción rápida, yo sabía que acá se me iba a ir rápido el frio.
— Pará, esto está mal, sos la mamá de mi mejor amigo, sos como familia para mí.
— No metás a Tincho en esto, él seguramente está garchando con alguna por ahí… ¿y vos estás preocupándote por esto?
Tras decir esa frase me agarró la pija por sobre el jean, a esta altura estaba pidiéndole perdón a Martín en mi mente, pero sabía que no iba a poder controlarme.
Comenzó con un suave masajeo desde casi las rodillas hasta el ombligo pasando siempre lentamente por mi poronga que no aguantaba más estar en el jean. Parece que ella también notó esto último ya que en una maniobra ágil me desabrochó el jean y cuando me di cuenta las caricias por sobre el pantalón habían pasado a ser una paja muy delicada con la suave piel de su mano.
Miré su cara, estaba completamente perdida en mi miembro, si bien es un miembro completamente normal, ella parecía encantada con lo que veía y hacía.
Subía y bajaba su mano cambiando constantemente el ritmo y no le sacaba ni un minuto la mirada de encima.
Aceleró el ritmo, a tal punto de casi hacerme acabar, y ella en ese instante frenó, teniendo un completo control sobre mi y empezó a escabullirse entre las sábanas llevando su cabeza hacia abajo.
En ese momento sentí algo caliente que envolvió mi pija, comenzó así con un pete magistral, usaba su lengua, se la tragaba entera, la escupía, no podía perderme ese espectáculo, era por lejos el mejor pete que me habían hecho así que rápidamente tiré las sabanas para poder verla.
Disfrutaba de la pija, le gustaba lo que hacía, al mismo tiempo frenaba y decía a viva voz “Hace tiempo que no tenía una en mi boca, como extrañaba este sabor”.
Al ritmo que íbamos no iba a tardar mucho en acabar y terminó de volverme loco al cambiar un poco su posición y sin sacar mi pija de su boca me dejó su culo cerca de mi mano a disposición.
Tenía una bombacha vieja, pero era impresionante la mancha que estaban dejando sus flujos, una mancha oscura que crecía segundo a segundo y al tenerla al alcance de la mano no pude resistirme y tras correrla un poco le metí dos dedos hasta el fondo. Sus flujos hicieron el resto, permitiendo sin ningún tipo de esfuerzo que mis dedos entren y salgan con total normalidad. Así mismo sentía como su concha presionaba mis dedos, al parecer toda “sospecha” de haber estado sola unos cuantos años se confirmaba.
Mientras ella me peteaba yo le colaba los dedos y eso parece que también la enloquecía porque mientras más rápido hacía entrar y salir mis dedos de su concha, ella más rápido metía y sacaba la pija de su boca. Cada tanto, giraba su cara para verme, para ver mi cara de placer, me clavaba sus ojos en el medio de los míos y mostraba ella también una cara de placer absoluto que me volvía aún más loco.
Sus gemidos atragantados por el pete no tardaron en llegar, cada vez su calentura al igual que la mía aumentaban más y más, usaba sus manos para ayudar al pete, apretaba mis bolas con suavidad pero firmeza, estaba tocando el cielo con las manos.
Sus flujos chorreaban en mis dedos, me desesperaba no tener esa concha cerca de mi cara para poder chupar y disfrutar de ese hermoso placer y tragar sus flujos.
El ritmo de su pete y la calidad el mismo no me permitían resistir más le avisé que estaba por acabar pero pareció no importarle porque fue cuando más al fondo la tragó y justo en el momento en el que estaba por liberar todo dentro de su boca abrí los ojos.
Estaba acostado con la poronga al palo doliéndome en el pantalón y con la puerta de la pieza entreabierta… ¿Realmente había sido todo un sueño?
Continuará...
Hasta acá la primera parte, espero que lo hayan disfrutado!!
3 comentarios - Me garché a la mamá de mi mejor amigo [Parte 1]
espero la segunda parte