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Una diosa. Capítulo 13

Una diosa. Capítulo 13

Esta es la historia de Gabriela, una diosa de 25 años que tiene muchas ganas de contarnos su vida repleta de hombres, amigos, engaños y muchas anécdotas sexuales. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…


Capítulo 13: 20 añitos
Al día siguiente me levanté y al recordar la noche anterior lo único que pude hacer es largarme a llorar. Llamé a mi hermana después de un rato y ella terminó viniendo a casa para consolarme y hablar un buen rato. Después de casi dos horas de charla logré sentirme un poco mejor, pero era obvio que tenía hablar con Flavia. El problema fue que Fermín me ganó de mano y le contó en un desesperado intento de volver con ella. Flavia obviamente se enojó y después de mandarlo a la mierda se peleó conmigo generando un desastre increíble. El grupo se dividió en dos, Florencia Daiana y Ailín que opinaban que la que había estado mal era yo (en otro términos) y Andrea y Paola que culpaban a Fermín por haberme drogado, pero no justificaban lo que yo había hecho.
Es por eso que mi cumpleaños n° 20 fue bastante deprimente de no ser porque Eloy estuvo ahí. Decidí hacer algo tranquilo en casa, ya que era martes. Los meses de Julio, Agosto y Septiembre habían sido bastante deprimentes y no andaba con ganas de festejar mucho y de no ser por Cintia y Julián, no habría hecho nada. Pero entre los dos me organizaron un cumpleaños sorpresa en el que estaban todos los chicos de la facultad y algunas de las chicas de la secundaria. Como era de esperar, Flavia decidió no ir. Emanuel, el novio de mi hermana, que se la arreglaba muy bien en la parrilla, preparó unas hamburguesas y mi hermana armó una torta para cerrar la noche. Al final del día nos quedamos Guillermina, Eloy, Andrea, Daiana y Gerardo, el chico con el que Dai se veía.
- Boluda, tenés que hablarlo un día con ella.- Me dijo Andra después de hablar casi una hora sobre el tema Flavia.- No tiene sentido.
- Es que ella no quiere hablar conmigo.- Le respondí a punto de largarme a llorar.- Ya está no quiero hablar de eso ahora.
Eloy estaba ahí al lado y el tema Fermín también había repercutido en nuestra relación. Cuando se enteró que había estado con el ex de una de mis mejores amigas volvió a alejarse un poco de mi y después de una charla intensa me confesó que se había puesto celoso porque pensó que lo que teníamos era algo serio. Yo le confesé que estaba muy enganchada con él y que no quería estar con nadie más y después de explicarle nuevamente lo de la droga que me dio y después de franelearle un poquito mis tetas por la espalda, decidió perdonarme y volvimos a estar juntos. Pero hablar el tema en frente de él era algo que no me emocionaba.

Cerca de la una de la mañana Andrea, Daiana y Gerardo decidieron irse y Guillermina se sumó a ellos ya que se iban para el mismo lado. Yo me quedé ordenando un poco con la ayuda de Eloy y cuando estuvo todo listo le pregunté si quería que le llamara un taxi.
- Tenía pensado quedarme a dormir.- Me dijo él- ¿No hay problema?
- Obvio que no hay problema.- Le dije yo con una sonrisa y corrí a abrazarlo y darle un beso bien apasionado.- Vení, vamos a la pieza.- Agregué tomándolo de la mano.
Nos acostamos en la cama y empezamos a besarnos de manera más bien romántica. Él puso su mano sobre mi cara y después me abrazó fuerte. “Estoy re contento de estar con vos” le dije después de otro beso romántico. Al final le terminé diciendo que después de esos meses él era una de las pocas alegrías que yo tenía.
- Gabi, tengo que confesarte algo.- Me dijo de repente. Mi cara fue algo de sorpresa, pero me quedé callada para escuchar atentamente.- Capaz que ya te diste cuenta, por la forma en la que estamos. Pero me gusta ser un poco violento a la hora del sexo.
- Me di cuenta.- Le respondí recordando algunos chirlos o algunas veces que me decía cosas al oído.
- No. Es que con vos hasta ahora fui tranquilo.- Siguió diciendo él.- Me copa bastante el sado. Atar, pegar, tratar mal a la otra persona, zarparme bastante en lo que digo. El papel de amo y esclava me encanta.- Parecía que le costaba lo que decía, pero se estaba abriendo conmigo y a pesar de mi sorpresa me gustaba que fuera sincero.- Con vos hasta ahora fui tranqui, pero quiero saber si no tenes problema con eso.
- Mirá Eloy, estoy más que feliz con vos.- Empecé diciéndole, pero enseguida me di cuenta de que tenía que ser más clara.- En el sexo la pasamos muy bien y si mal no recuerdo la primera vez que estuvimos me llenaste la panza de leche.- Le digo con una sonrisa.- Nunca probé algo así, pero me encantaría experimentar. ¿Y qué mejor que alguien como vos para que me enseñe?
Parecía que era una respuesta más que complaciente para él que me sonrió y me besó otra vez.
- Gabi. ¿Querés ser mi novia?- Me preguntó momentos más tarde.
Obviamente le dije que sí y llena de alegría le di un beso que demostraba mucho amor. No pude contener un abrazo gigante y otro beso, esta vez algo más fogoso y él aprovechó el momento para ponerse encima de mi. Lo envolví con los brazos y con las piernas pero él se alejó unos centímetros y me miró fijo. Puso una cara algo perversa, pero su sonrisa me volvió loca.
- Ahora te voy a enseñar algo de lo que me gusta.- Me dijo acentuando aún más la sonrisa.- Y como tus viejos están durmiendo dos cuartos más allá, no vas a poder gritar. Ahora, date vuelta.
Un morbo impresionante me invadió todo el cuerpo, pero la curiosidad y la excitación fueron más grandes. Me di media vuelta y quedé boca abajo y él se sentó sobre mi. “Como es tu cumpleaños voy a ser buenito” me dijo y empezó con unos masajes suaves y unos besos en la espalda, pero enseguida empezó a violentarse. Me sacó la remera y los besos comenzaron a ser con lengua y pasó de ser sobre la espalda a todo el resto del cuerpo. Cuando llegó a la cintura me sacó el jean y el culote que tenía puesto y después de un “Como me encanta este culo” me pegó un buen chirlo que me provocó un gritito agudo.
- ¡Shhh!- Me calló él.- Acordate que no podés gritar putita.- Agregó manoseándome la cola con ganas.
Los besos pasaron ahí abajo. Me abrió las piernas y comenzó a lamerme el culito y la concha. Ya lo había hecho en más de una ocasión y me encantaba como lo hacía. Movía su lengua bien rápido de un lado al otro haciendo que me mojara por completo, mientras sus manos abrían los cachetes de mi cola. Su boca iba desde mi concha hasta mi culito y su lengua me calentaba por completo. Si eso era lo que le gustaba, no había problema.
Pero enseguida se puso más violento y me volvió a dar otro cachetazo y como me agarró desprevenida, yo volví a gritar. “¡Calladita te dije!” me ordenó “Si no, no te sigo chupando” amenazó después. Volvió a meter su lengua sobre mi cola y cuando sentí que su mano se levantó una vez más me preparé para un tercer chirlo, esta vez amortigüé el grito mordiendo las sábanas. “Muy bien putita” me felicitó él por no haber gritado y a eso le siguieron otros chirlos. Su lengua pasó nuevamente por mi cola y me generó un escalofríos que me volvió loca.
- Mirá como tenés el culito.- Me dijo.- Está todo rojo mi amor.
Se levantó hasta quedar acostado sobre mi cuerpo y yo giré un poco la cabeza para darle un beso. Sentí que su pija se metía entre los cachetes de mi cola y la punta rozaba todo mi cuerpo. “¡Te gusta la verga putita!” me dijo él y yo le respondí un “Sí” que denotaba mi amor por la pija. De a poco fui sintiendo como se metía en mi concha y me daba placer a media que entraba más y más. Mi cuerpo se relajó una vez que la tuve bien adentro, pero se venía un polvo bien movidito y mi boca tenía que estar sellada.
Eloy empezó a cogerme bien rápido enseguida, haciendo que su cintura golpeara fuerte contra mi cola a medida que su pija entraba y salía de mi cuerpo provocándome un placer inmenso. Quería gritar, quería gemir, liberar esa tensión que sentía, pero tenía que quedarme calladita, eso es lo que él me había obligado a hacer. “Que buena cola” me dijo el volviendo a darme nuevamente un chirlo mientras me seguía cogiendo bien fuerte. Sus manos subieron desde mi cintura hasta mi espalda y luego a mi cuello. Con una mano tomó mi pelo y comenzó a tirarlo hacia atrás haciendo que mi cabeza se levantara. Su pija entraba y salía de mi cuerpo cada vez más rápido y su mano tiraba cada vez más fuerte.
- ¡Ay sí!- Dije en un tono bajo, pero quería gritar.
- ¡Callate te dije!- Me ordenó él dándome nuevamente un sopapo en los cachetes.
Me llevé las manos a la boca, pero no fue suficiente. Gemidos empezaron a salir de mis labios, cada vez más seguido, cada vez más fuerte. Me dolía como me tiraba el pelo, pero a su vez me encantaba la postura dominante que había tomado y como me estaba cogiendo. Llegué al orgasmo una vez que disminuyó la velocidad pero empezó a darme golpes bien firmes, sintiendo su pija bien adentro de mi cuerpo. Mi grito orgásmico generó que él se acercara hacia mi oído y me dijera: “Escuchame una cosa putita, te dije que te callaras”. “Sí, sí. Perdoname” le dije yo. Me soltó el pelo y volví a apoyar la boca contra la cama y mordí bien fuerte las sábanas para contener el grito de un nuevo orgasmo que se avecinaba cuando volvió a cogerme bien duro.
A pesar de estar con mi boca contra el colchón, los gemidos se escuchaban y no podía contenerlos. Cuando acabé por segunda vez fue un alivió sobre mi cuerpo tan grande que un grito ahogado por las sabanas se sintió por todos lados. Eloy sacó su pija de mi concha y segundos más tarde sentí como su leche calentita caía sobre mi espalda y mi cola. “Que lindo como te quedó la colita mi amor” me dijo él levantándose y acostándose a mi lado.
Yo fui hasta el placard y abrí la puerta para verme en el espejo y comprobar que me había quedado el culo bien rojo después de todos esos chirlos. Me limpié un poco con unos pañuelitos y volví a la cama para acostarme con él. El papel del dominante que había tomado ya había desaparecido, volvía a ser Eloy, mi novio.
- ¿Te gustó?- Me preguntó después de abrazarme.
- ¡Me encantó!- Le respondí yo dándole un beso.- Ahora, en la próxima vos vas a ser mi esclavo.

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1 comentarios - Una diosa. Capítulo 13

xoloko +1
Muéstrate desnuda ahora,
que están erectos tus senos
y tienen sus altas combas
suavidad de terciopelo,
y saben a frutas rojas
tus labios color de sueño,
y tu vientre es una ofrenda
de los más dulces venenos,
donde florece la felpa
en un triángulo perfecto.
Muéstrate desnuda ahora,
¡potra de los cuatro vientos saludos desde colombiasos la mejor
HistoriasDe
Jajaja gracias!