Hacía mucho tiempo que no garchaba. Me estaba por indisponer, y eso me pone más caliente que de costumbre y encima con la abstinencia que tenía, era un combo complicado. Con solo rozarme el brazo se me estremecía todo el cuerpo. En este escenario, fui a Gualeguaychú a pasar el fin de semana de carnaval de este último verano.
Lo bueno, era que sabía que un garche mío de Buenos Aires iba a ir con los amigos, asi que arreglamos para vernos allá.
Como la vez anterior, que lo relaté hace un tiempo, fuimos Agus, Vale y yo.
Aunque este año, cambiamos el camping y la carpa por una casa en la ciudad. Los años no vienen solos, y este año el plan era más que nada descansar y no tanta joda. Y tratar de ponerme al día con mi chongo de turno.
La casa la consiguió Valeria, por intermedio del novio; que tiene una tía que vive allá y el fin de semana largo se escapan y alquilan la casa. Y qué mejor que alquilarla a alguien conocido, como la novia de tu sobrino.
Hacía mucho que no nos veíamos, así que durante el viaje nos pusimos al día. Vale nos contó la historia de como conoció al novio, irrelevante para este relato. Pero después empezó a contar la parte sexual.
Valeria es una chica guarra. No disfruta el sexo convencional, le gusta probar cosas nuevas, le gusta que la bañen en leche. No tiene problema en que le acaben en la cara, se divierte jugando con el semen en la boca. Le gusta que la cojan en 4 y le peguen mientras la agarran del pelo y la sometan por completo.
Pero a este chico no le gustaban esas cosas, o no tomaba la iniciativa. Muchos piensan que como sos "la novia" tenés que "hacerle el amor" y tratarla como a una princesa, cuando en realidad lo único que queremos es que nos cojan violentamente. Ella tampoco se animaba a pedirlo, porque no quería quedar como una "putita".
La cuestión es que llevaba más de un año con este flaco e insatisfecha sexualmente. No lo había engañado nunca, pero cada vez sentía más ganas de coger como a ella le gusta.
Luego de acomodarnos en la casa, salimos a dar unas vueltas y a la tardecita nos sentamos a tomar algo en un bar. Le mandé un mensaje a Franco (mi amigo) para decirle dónde estaba. Al rato cae el chabón con los amigos. Eran 5!! La peor parte es que los 4 amigos de Franco estaban re garchables todos, pero sabía que ese finde no iba a poder hacer nada con ellos.
Los chicos estaban en una casa también y nos invitaron a comer un asado con ellos esa noche. Cuando volvimos a cambiarnos a nuestra casa, el tema de conversación único fue "que fuertes están los pibes" y gastarme un poco a mi, porque yo no tenía opción de elegir.
Luego de comer, salimos a bailar. Yo me pegué con Franco y nos perdimos al toque. No aguantaba más y le pedí que nos fuéramos. La casa nuestra estaba más cerca, así que encaramos derecho para allá, avisando antes a sus amigos y mis amigas.
Yo ya me sentía mojada de la franeleada que nos habíamos pegado y mi respiración estaba agitada de imaginar lo que venía. Apenas entramos, me tiré encima suyo y le comí la boca. Nos fuimos desvistiendo camino a la habitación, dejando toda la ropa tirada en el camino. Nos tiramos abrazados en la cama. Yo tenía una pierna suya entre las mías, y franeleaba mi clítoris contra su muslo. No podía parar de gemir. "Cogeme... cogeme ya" le pedí. No estaba como para previas, necesitaba una pija urgente.
Me acostó boca arriba y sentí la cabeza de su pija en la entrada de mi concha. Franco tiene una verga hermosa. No es muy grande, pero tampoco chica. Le falta un poquito de ancho tal vez. Pero tiene esa medida justa que te puede coger con fuerza metiéndotela hasta el fondo sin que te duela y la sentís a full. Y encima la usa bien, el combo perfecto.
Yo estaba re caliente, tanto que empecé a gemir sin que me haya penetrado. "Uhhh pendeja, estás a full", me dijo Franco, justo mientras me clavaba la pija hasta el fondo. Me agarré la cabeza mientras él empezaba a taladrarme.
Como extrañaba eso por favor! Le gritaba en todos los idiomas que me cogiera y me diera bien fuerte. Franco me agarraba de mis piernas y me golpeaba contra su cuerpo con fuerza. Después, me juntó las piernas y las puso sobre un costado y me penetraba despacio, sacando todo el tronco y metiéndolo por completo. Yo estaba que volaba de placer.
Lo saqué de encima mío y lo acosté para sentarme arriba de su pija. Franco aprovechaba para agarrarme las tetas. Me las amasaba y besaba, las chupaba. Mi calentura crecía cada vez más.
Ahí arranqué con una cabalgata feroz, con su pija totalmente clavaba moviéndome para todos lados. En un momento, me agarró de los pelos y me hizo acostar sobre él. Me besó y empezó a levantar sus caderas con fuerza, a toda velocidad. Mis gritos eran ahogados por el beso que nos estábamos dando. Saqué mi lengua de su boca solo para desahogarme y gritar como loba en celo luego del orgasmo fantástico que había tenido.
Me frené un segundo para recuperarme. Seguí moviéndome, ahora levantando mis caderas, sacando la pija y dejándome caer sobre ella. Sentía como la punta de su verga chocaba a fondo dentro mío.
Cuando mis piernas se cansaron, saqué la verga y me fui deslizando sobre su cuerpo hasta dejar mi concha en su boca. Lo agarré de los pelos y le metí la cara entre mis piernas. Ya sabía que a él le encanta que le haga esto, de hecho, es un vicioso del sexo oral. Lo bueno de tener un garche fijo, e ir conociendo sus gustos.
Franco intercalaba chuparme el clítoris, con pasarme la lengua por toda la concha, llegando casi hasta mi cola, y cogerme con la lengua. Empecé a temblar y sentí que acababa de nuevo. Lo agarré más fuerte del pelo y cerré mis piernas apretando su cabeza para que se concentrara en chupármela desenfrenadamente. Mi cuerpo se relajó con otro orgasmo fantástico. Tuve que sacarlo de mi concha, porque me había quedado muy sensible el clítoris. Para la lengua, no para la pija.
Volvió a ponerse él encima mío y me siguió garchando con fuerza hasta que no aguantó más y me bañó con su leche caliente toda la panza. Me limpié con las manos la acabada sobre mi cuerpo y me acosté boca abajo. Franco me miró el culo y lo empezó a tocar. "Hoy te quiero romper el culo", me dijo así de la nada. "El culo se gana..." le dije a propósito para provocarlo.
Se acostó a mi lado y casi nos quedamos dormidos. Nos despertaron ruidos en la habitación de al lado. Agustina y Valeria habían llegado, acompañadas por dos de los 4 amigos de Franco.
Los saludamos y al rato volvimos a la otra habitación, a seguir con lo nuestro.
- Que mal que hayan dejado a tus amigos tirados - le dije a Franco, en relación a los otros dos chicos que no habían venido.
- Porqué? está bien, no pasa nada... tuvieron más suerte ellos. -
- Si... pero a las chicas no les hubiese molestado que vinieran - le dije tratando de encenderle los ratones. Si yo no iba a poder cogerme a sus amigos, él iba a sufrir sabiendo que mis amigas eran bien putitas y no les iba a tocar un pelo.
- Vos querés decir que...-
- Somos amigas. Compartimos todo - dije con mi mejor sonrisa pícara.
La cara de Franco se transformó y se empezó a reír, mientras empezaba besarme. Su pija se había parado de nuevo, calculo que imaginándose a mis amigas enfiestadas por sus amigos.
Enseguida bajó hasta mi concha y me regaló una chupada espectacular que me puse a cien. Levantó mis piernas y con su lengua empezó a lamerme la cola. Se levantó y me coló un par de dedos en la concha, mientras me chupaba las tetas. De pronto se frenó y me dijo "quiero chuparte ese culo perfecto que tenés". Yo me reí y sin decir nada, me di vuelta poniéndome boca abajo y levantando la cola.
Franco no perdió el tiempo. Abrió los cachetes y de una enterró la lengua en mi ano. Me lamía, chupaba, penetraba. Me volvía loca. Me incorporé y me puse en 4, arqueando bien la espalda y con la cola bien levantada para que pudiera hacer un mejor trabajo. Me lamió desde la concha hasta el culo sin parar. Desesperado por ese regalo que tenía. Nunca lo había hecho, tampoco me lo había pedido nunca, pero hoy tenía una motivación extra. Ganarse la chance de romperme el culo.
Metió sus dedos en mi concha hasta el fondo. Los sacó empapados y los puso en mi boca. Se los lamí mirándolo a la cara. Me di vuelta, siempre gateando, y lo tiré en la cama. Agarré su pija que estaba dura como una piedra.
Con mi lengua recorrí el tronco, desde la base, hasta la cabeza varias veces. Metí la cabeza en mi boca y de a poco fui bajando. La metí hasta el fondo, y la dejé un rato para llenar de saliva mi boca.
La fui sacando despacio. Podía sentir como el tronco se iba empapando con mi saliva. La pija salía de mi boca brillosa, mientras mi mano desparramaba todo por el tronco. Franco me agarraba de los pelos y acompañaba mis movimientos.
A veces, él me empujaba la cabeza y metía la pija hasta el fondo y me dejaba ahí, hasta que sentía mis arcadas y me sacaba. Un hilo de baba colgaba de mi boca, uniendo mis labios con su verga.
No pudo aguantar mucho más. Las ganas de cogerme ganaron, y me sacó. "Después seguís, te quiero coger..." me dijo mientras me acomodaba en la cama, esta vez en 4. Se puso arriba mío, apuntó su pija y me clavó.
Me agarró de las caderas y empezó a moverse con salvajismo, enterrando y sacando su pija con violencia. Yo me movía con él, y no podía parar de gemir y pedir que me cogiera más fuerte. Se frenaba, me chupaba la concha y volvía a cogerme. "Te quiero romper el culo", me dijo agarrándome de los pelos y tirando mi cabeza hacia atrás. "Ahh.. ahh.. gana..telo.. ahh" le decía yo, entrecortada por los gemidos y las embestidas cada vez más violentas de él.
Me dio vuelta y puso mis piernas sobre sus hombros. Me estiró lo más que pudo, probando mi elasticidad y él se sentó encima mío, como haciendo sentadillas. Se levantaba y dejaba caer con fuerza sobre mi. Me estaba dando con todo.
Otra vez, se frenó. Me chupó la concha hasta hacerme acabar y al toque me la volvió a meter. No me dejaba recuperar de uno, que ya estaba con ganas de acabar de nuevo. El ritmo que llevaba era fantástico. No frenaba nunca.
Encima el ambiente ayudaba: además de mis gemidos y los ruidos de nuestra cama, a lo lejos se escuchaba como mis amigas estaban disfrutando siendo garchadas por los otros flacos. La más desatada era Valeria. "El novio no se la coge bien", le dije a Franco. "Novio???? ahhh son putas putas tus amigas!".
Nos pusimos en cucharita, él atrás mío. Acomodó su pija y yo cerré bien las piernas, para que rozara más. Franco puso una de sus manos en mi clítoris y me empezó a pajear. Yo movía mi cola hacia atrás, despacio, clavándome su pija. Le pedía entre gemidos que siguiera moviendo sus dedos, cada vez más fuerte. Cuando exploté en un orgasmo tuve que sacarle la mano porque no daba más de sensible la zona.
Me volvió a dar vuelta y poner boca arriba. Abrió mis piernas y con la lengua me chupaba entre la vagina y el ano; subiendo despacio hasta el clítoris. Cada vez que hacía eso me hacía pegar un grito. "No... no... por favor, pará" le pedía, pero no me hacía caso. Levantó bien mis piernas y se dedicó a chuparme la cola. Yo ya estaba caliente de nuevo. Lo frené y me subí encima suyo.
Mientras lo cabalgaba, agarré uno de sus dedos y lo chupé hasta llenarlo de saliva. Luego, llevé su mano a mi cola, lo miré y le guiñé el ojo. Entendió rápido el mensaje y buscó mi ano, que estaba empapado por la chupada. Saqué la colita para atrás, dejando que él enterrara su dedo. Cuando lo consiguió, empecé a moverme con el dedo y la pija clavados.
Estaba sentada derecha, con la espalda arqueada. Cerré mis ojos y me empecé a tocar los pechos. Me sacó de golpe de encima y me puso en 4. Otra vez, se subió encima mío, pero esta vez me pegó una garchada más fuerte que la anterior, tanto que venció la fuerza de mis brazos y me dejó tirada mordiendo la almohada. La cama estaba como medio metro separada de la pared, por la violencia con la que estábamos cogiendo.
Me besó el cuello y la oreja haciéndome estremecer aún más. "Y? me lo gané o todavía no?" me dijo al oído. "Ya casi... ya casi" le decía entre gemidos. Cada vez que decía eso, aumentaba el ritmo de las penetraciones.
Me volvió a levantar la cola. Me puso en 4. Yo abrí bien las piernas y dejé mi cola para arriba. "Chupame la cola... y probá", le dije. Franco ni dudó. Se tiró de cabeza y me pegó una lamida de orto espectacular. Metió un dedo, después dos.. terminó con 3 dedos en mi cola. "Dale... metela" le pedí, casi suplicando. Se paró y apuntó la pija en mi ano. Sentí la cabeza haciendo fuerza para entrar. "Despacio... ay si... despacio... clavala... dale... toda...".
Poco a poco, mi cola se fue tragando toda la pija de Franco. Ya me había acostumbrado, pero Franco seguía moviéndose despacio. Lo incité a que me culeara con más fuerza. Sentía como sonaba su cuerpo chocar contra los cachetes de mi cola.
Me ponía a 100. Como pude traté de poner mi mano en mi concha pero no llegaba, encima Franquito le había agarrado el gusto a culearme y me daba con todo.
Después de un rato, me empezó a doler en serio y lo hice parar. Se tiró en la cama y le regalé un pete con mucha saliva y arcadas como a él le gustan. "Hoy si, Juli?", me decía entre suspiros, referido a que nunca había dejado que me acabara en la boca. Aún. Lo miré y me reí y seguí chupando. Había estado garchando no se cuantas horas, y seguía caliente.
"Si me hacés acabar de nuevo, lo pienso" le contesté. Yo estaba totalmente entregada y en mi versión más puta. Se levantó de golpe y me tiró en la cama. Esta vez sin ningún tipo de intención más que hacerme acabar, me empezó a chupar la concha.
Golpeaba su lengua con fuerza y a una velocidad que me hacía ver las estrellas. Grité desencajada hasta que el orgasmo me hizo explotar. Mi cuerpo empezó a temblar y a moverse como si estuviera poseída. Franco me tenía agarrada fuerte de las piernas, y seguía esos movimientos sin sacar su cabeza de mi concha.
Lo agarré de los pelos y lo saqué. "Basta... por favor, basta". Me había rendido. No podía más. Lo tiré en la cama y empecé a pajearlo, con la cabeza golpeando en mi lengua. Recorría con mi boca todo su tronco, de arriba a abajo y me metía la verga en la boca.
Estaba a punto de estallar, lo sentía porque estaba cada vez más dura. Aumenté el ritmo de la paja. Franco cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás. "Ahí viene..." me dijo. "Porqué no mirás? No vas a querer perderte esto", le dije justo en el mismo momento que empezaron a saltar chorros y chorros de leche sobre mi cara.
Yo había dejado la boca abierta y la lengua en la cabeza de su pija. Saltó con tanta fuerza, que un poco pegó en mi frente, el resto todo en mi boca. Me aseguré que Franco viera toda su leche en mi boca, y luego tragué un poco. Después me tragué la pija y dejé caer sobre su tronco el resto, mientras me la metía bien adentro y la sacaba. Con los dedos limpié la leche que chorreaba por mi rostro y la metí en mi boca. Seguí chupándole la verga hasta que no pudo más y me frenó.
Al amanecer, desayunamos los 6 y luego los chicos volvieron para su casa. Si bien estaba más tranquila que cuando había llegado, sabía que el fin de semana recién empezaba. Y lo más divertido, es que Franco iba a ir con el chisme sobre lo putas que son mis amigas, y que no les molestaba estar con los 4.
Segunda Parte
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Indice
Lo bueno, era que sabía que un garche mío de Buenos Aires iba a ir con los amigos, asi que arreglamos para vernos allá.
Como la vez anterior, que lo relaté hace un tiempo, fuimos Agus, Vale y yo.
Aunque este año, cambiamos el camping y la carpa por una casa en la ciudad. Los años no vienen solos, y este año el plan era más que nada descansar y no tanta joda. Y tratar de ponerme al día con mi chongo de turno.
La casa la consiguió Valeria, por intermedio del novio; que tiene una tía que vive allá y el fin de semana largo se escapan y alquilan la casa. Y qué mejor que alquilarla a alguien conocido, como la novia de tu sobrino.
Hacía mucho que no nos veíamos, así que durante el viaje nos pusimos al día. Vale nos contó la historia de como conoció al novio, irrelevante para este relato. Pero después empezó a contar la parte sexual.
Valeria es una chica guarra. No disfruta el sexo convencional, le gusta probar cosas nuevas, le gusta que la bañen en leche. No tiene problema en que le acaben en la cara, se divierte jugando con el semen en la boca. Le gusta que la cojan en 4 y le peguen mientras la agarran del pelo y la sometan por completo.
Pero a este chico no le gustaban esas cosas, o no tomaba la iniciativa. Muchos piensan que como sos "la novia" tenés que "hacerle el amor" y tratarla como a una princesa, cuando en realidad lo único que queremos es que nos cojan violentamente. Ella tampoco se animaba a pedirlo, porque no quería quedar como una "putita".
La cuestión es que llevaba más de un año con este flaco e insatisfecha sexualmente. No lo había engañado nunca, pero cada vez sentía más ganas de coger como a ella le gusta.
Luego de acomodarnos en la casa, salimos a dar unas vueltas y a la tardecita nos sentamos a tomar algo en un bar. Le mandé un mensaje a Franco (mi amigo) para decirle dónde estaba. Al rato cae el chabón con los amigos. Eran 5!! La peor parte es que los 4 amigos de Franco estaban re garchables todos, pero sabía que ese finde no iba a poder hacer nada con ellos.
Los chicos estaban en una casa también y nos invitaron a comer un asado con ellos esa noche. Cuando volvimos a cambiarnos a nuestra casa, el tema de conversación único fue "que fuertes están los pibes" y gastarme un poco a mi, porque yo no tenía opción de elegir.
Luego de comer, salimos a bailar. Yo me pegué con Franco y nos perdimos al toque. No aguantaba más y le pedí que nos fuéramos. La casa nuestra estaba más cerca, así que encaramos derecho para allá, avisando antes a sus amigos y mis amigas.
Yo ya me sentía mojada de la franeleada que nos habíamos pegado y mi respiración estaba agitada de imaginar lo que venía. Apenas entramos, me tiré encima suyo y le comí la boca. Nos fuimos desvistiendo camino a la habitación, dejando toda la ropa tirada en el camino. Nos tiramos abrazados en la cama. Yo tenía una pierna suya entre las mías, y franeleaba mi clítoris contra su muslo. No podía parar de gemir. "Cogeme... cogeme ya" le pedí. No estaba como para previas, necesitaba una pija urgente.
Me acostó boca arriba y sentí la cabeza de su pija en la entrada de mi concha. Franco tiene una verga hermosa. No es muy grande, pero tampoco chica. Le falta un poquito de ancho tal vez. Pero tiene esa medida justa que te puede coger con fuerza metiéndotela hasta el fondo sin que te duela y la sentís a full. Y encima la usa bien, el combo perfecto.
Yo estaba re caliente, tanto que empecé a gemir sin que me haya penetrado. "Uhhh pendeja, estás a full", me dijo Franco, justo mientras me clavaba la pija hasta el fondo. Me agarré la cabeza mientras él empezaba a taladrarme.
Como extrañaba eso por favor! Le gritaba en todos los idiomas que me cogiera y me diera bien fuerte. Franco me agarraba de mis piernas y me golpeaba contra su cuerpo con fuerza. Después, me juntó las piernas y las puso sobre un costado y me penetraba despacio, sacando todo el tronco y metiéndolo por completo. Yo estaba que volaba de placer.
Lo saqué de encima mío y lo acosté para sentarme arriba de su pija. Franco aprovechaba para agarrarme las tetas. Me las amasaba y besaba, las chupaba. Mi calentura crecía cada vez más.
Ahí arranqué con una cabalgata feroz, con su pija totalmente clavaba moviéndome para todos lados. En un momento, me agarró de los pelos y me hizo acostar sobre él. Me besó y empezó a levantar sus caderas con fuerza, a toda velocidad. Mis gritos eran ahogados por el beso que nos estábamos dando. Saqué mi lengua de su boca solo para desahogarme y gritar como loba en celo luego del orgasmo fantástico que había tenido.
Me frené un segundo para recuperarme. Seguí moviéndome, ahora levantando mis caderas, sacando la pija y dejándome caer sobre ella. Sentía como la punta de su verga chocaba a fondo dentro mío.
Cuando mis piernas se cansaron, saqué la verga y me fui deslizando sobre su cuerpo hasta dejar mi concha en su boca. Lo agarré de los pelos y le metí la cara entre mis piernas. Ya sabía que a él le encanta que le haga esto, de hecho, es un vicioso del sexo oral. Lo bueno de tener un garche fijo, e ir conociendo sus gustos.
Franco intercalaba chuparme el clítoris, con pasarme la lengua por toda la concha, llegando casi hasta mi cola, y cogerme con la lengua. Empecé a temblar y sentí que acababa de nuevo. Lo agarré más fuerte del pelo y cerré mis piernas apretando su cabeza para que se concentrara en chupármela desenfrenadamente. Mi cuerpo se relajó con otro orgasmo fantástico. Tuve que sacarlo de mi concha, porque me había quedado muy sensible el clítoris. Para la lengua, no para la pija.
Volvió a ponerse él encima mío y me siguió garchando con fuerza hasta que no aguantó más y me bañó con su leche caliente toda la panza. Me limpié con las manos la acabada sobre mi cuerpo y me acosté boca abajo. Franco me miró el culo y lo empezó a tocar. "Hoy te quiero romper el culo", me dijo así de la nada. "El culo se gana..." le dije a propósito para provocarlo.
Se acostó a mi lado y casi nos quedamos dormidos. Nos despertaron ruidos en la habitación de al lado. Agustina y Valeria habían llegado, acompañadas por dos de los 4 amigos de Franco.
Los saludamos y al rato volvimos a la otra habitación, a seguir con lo nuestro.
- Que mal que hayan dejado a tus amigos tirados - le dije a Franco, en relación a los otros dos chicos que no habían venido.
- Porqué? está bien, no pasa nada... tuvieron más suerte ellos. -
- Si... pero a las chicas no les hubiese molestado que vinieran - le dije tratando de encenderle los ratones. Si yo no iba a poder cogerme a sus amigos, él iba a sufrir sabiendo que mis amigas eran bien putitas y no les iba a tocar un pelo.
- Vos querés decir que...-
- Somos amigas. Compartimos todo - dije con mi mejor sonrisa pícara.
La cara de Franco se transformó y se empezó a reír, mientras empezaba besarme. Su pija se había parado de nuevo, calculo que imaginándose a mis amigas enfiestadas por sus amigos.
Enseguida bajó hasta mi concha y me regaló una chupada espectacular que me puse a cien. Levantó mis piernas y con su lengua empezó a lamerme la cola. Se levantó y me coló un par de dedos en la concha, mientras me chupaba las tetas. De pronto se frenó y me dijo "quiero chuparte ese culo perfecto que tenés". Yo me reí y sin decir nada, me di vuelta poniéndome boca abajo y levantando la cola.
Franco no perdió el tiempo. Abrió los cachetes y de una enterró la lengua en mi ano. Me lamía, chupaba, penetraba. Me volvía loca. Me incorporé y me puse en 4, arqueando bien la espalda y con la cola bien levantada para que pudiera hacer un mejor trabajo. Me lamió desde la concha hasta el culo sin parar. Desesperado por ese regalo que tenía. Nunca lo había hecho, tampoco me lo había pedido nunca, pero hoy tenía una motivación extra. Ganarse la chance de romperme el culo.
Metió sus dedos en mi concha hasta el fondo. Los sacó empapados y los puso en mi boca. Se los lamí mirándolo a la cara. Me di vuelta, siempre gateando, y lo tiré en la cama. Agarré su pija que estaba dura como una piedra.
Con mi lengua recorrí el tronco, desde la base, hasta la cabeza varias veces. Metí la cabeza en mi boca y de a poco fui bajando. La metí hasta el fondo, y la dejé un rato para llenar de saliva mi boca.
La fui sacando despacio. Podía sentir como el tronco se iba empapando con mi saliva. La pija salía de mi boca brillosa, mientras mi mano desparramaba todo por el tronco. Franco me agarraba de los pelos y acompañaba mis movimientos.
A veces, él me empujaba la cabeza y metía la pija hasta el fondo y me dejaba ahí, hasta que sentía mis arcadas y me sacaba. Un hilo de baba colgaba de mi boca, uniendo mis labios con su verga.
No pudo aguantar mucho más. Las ganas de cogerme ganaron, y me sacó. "Después seguís, te quiero coger..." me dijo mientras me acomodaba en la cama, esta vez en 4. Se puso arriba mío, apuntó su pija y me clavó.
Me agarró de las caderas y empezó a moverse con salvajismo, enterrando y sacando su pija con violencia. Yo me movía con él, y no podía parar de gemir y pedir que me cogiera más fuerte. Se frenaba, me chupaba la concha y volvía a cogerme. "Te quiero romper el culo", me dijo agarrándome de los pelos y tirando mi cabeza hacia atrás. "Ahh.. ahh.. gana..telo.. ahh" le decía yo, entrecortada por los gemidos y las embestidas cada vez más violentas de él.
Me dio vuelta y puso mis piernas sobre sus hombros. Me estiró lo más que pudo, probando mi elasticidad y él se sentó encima mío, como haciendo sentadillas. Se levantaba y dejaba caer con fuerza sobre mi. Me estaba dando con todo.
Otra vez, se frenó. Me chupó la concha hasta hacerme acabar y al toque me la volvió a meter. No me dejaba recuperar de uno, que ya estaba con ganas de acabar de nuevo. El ritmo que llevaba era fantástico. No frenaba nunca.
Encima el ambiente ayudaba: además de mis gemidos y los ruidos de nuestra cama, a lo lejos se escuchaba como mis amigas estaban disfrutando siendo garchadas por los otros flacos. La más desatada era Valeria. "El novio no se la coge bien", le dije a Franco. "Novio???? ahhh son putas putas tus amigas!".
Nos pusimos en cucharita, él atrás mío. Acomodó su pija y yo cerré bien las piernas, para que rozara más. Franco puso una de sus manos en mi clítoris y me empezó a pajear. Yo movía mi cola hacia atrás, despacio, clavándome su pija. Le pedía entre gemidos que siguiera moviendo sus dedos, cada vez más fuerte. Cuando exploté en un orgasmo tuve que sacarle la mano porque no daba más de sensible la zona.
Me volvió a dar vuelta y poner boca arriba. Abrió mis piernas y con la lengua me chupaba entre la vagina y el ano; subiendo despacio hasta el clítoris. Cada vez que hacía eso me hacía pegar un grito. "No... no... por favor, pará" le pedía, pero no me hacía caso. Levantó bien mis piernas y se dedicó a chuparme la cola. Yo ya estaba caliente de nuevo. Lo frené y me subí encima suyo.
Mientras lo cabalgaba, agarré uno de sus dedos y lo chupé hasta llenarlo de saliva. Luego, llevé su mano a mi cola, lo miré y le guiñé el ojo. Entendió rápido el mensaje y buscó mi ano, que estaba empapado por la chupada. Saqué la colita para atrás, dejando que él enterrara su dedo. Cuando lo consiguió, empecé a moverme con el dedo y la pija clavados.
Estaba sentada derecha, con la espalda arqueada. Cerré mis ojos y me empecé a tocar los pechos. Me sacó de golpe de encima y me puso en 4. Otra vez, se subió encima mío, pero esta vez me pegó una garchada más fuerte que la anterior, tanto que venció la fuerza de mis brazos y me dejó tirada mordiendo la almohada. La cama estaba como medio metro separada de la pared, por la violencia con la que estábamos cogiendo.
Me besó el cuello y la oreja haciéndome estremecer aún más. "Y? me lo gané o todavía no?" me dijo al oído. "Ya casi... ya casi" le decía entre gemidos. Cada vez que decía eso, aumentaba el ritmo de las penetraciones.
Me volvió a levantar la cola. Me puso en 4. Yo abrí bien las piernas y dejé mi cola para arriba. "Chupame la cola... y probá", le dije. Franco ni dudó. Se tiró de cabeza y me pegó una lamida de orto espectacular. Metió un dedo, después dos.. terminó con 3 dedos en mi cola. "Dale... metela" le pedí, casi suplicando. Se paró y apuntó la pija en mi ano. Sentí la cabeza haciendo fuerza para entrar. "Despacio... ay si... despacio... clavala... dale... toda...".
Poco a poco, mi cola se fue tragando toda la pija de Franco. Ya me había acostumbrado, pero Franco seguía moviéndose despacio. Lo incité a que me culeara con más fuerza. Sentía como sonaba su cuerpo chocar contra los cachetes de mi cola.
Me ponía a 100. Como pude traté de poner mi mano en mi concha pero no llegaba, encima Franquito le había agarrado el gusto a culearme y me daba con todo.
Después de un rato, me empezó a doler en serio y lo hice parar. Se tiró en la cama y le regalé un pete con mucha saliva y arcadas como a él le gustan. "Hoy si, Juli?", me decía entre suspiros, referido a que nunca había dejado que me acabara en la boca. Aún. Lo miré y me reí y seguí chupando. Había estado garchando no se cuantas horas, y seguía caliente.
"Si me hacés acabar de nuevo, lo pienso" le contesté. Yo estaba totalmente entregada y en mi versión más puta. Se levantó de golpe y me tiró en la cama. Esta vez sin ningún tipo de intención más que hacerme acabar, me empezó a chupar la concha.
Golpeaba su lengua con fuerza y a una velocidad que me hacía ver las estrellas. Grité desencajada hasta que el orgasmo me hizo explotar. Mi cuerpo empezó a temblar y a moverse como si estuviera poseída. Franco me tenía agarrada fuerte de las piernas, y seguía esos movimientos sin sacar su cabeza de mi concha.
Lo agarré de los pelos y lo saqué. "Basta... por favor, basta". Me había rendido. No podía más. Lo tiré en la cama y empecé a pajearlo, con la cabeza golpeando en mi lengua. Recorría con mi boca todo su tronco, de arriba a abajo y me metía la verga en la boca.
Estaba a punto de estallar, lo sentía porque estaba cada vez más dura. Aumenté el ritmo de la paja. Franco cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás. "Ahí viene..." me dijo. "Porqué no mirás? No vas a querer perderte esto", le dije justo en el mismo momento que empezaron a saltar chorros y chorros de leche sobre mi cara.
Yo había dejado la boca abierta y la lengua en la cabeza de su pija. Saltó con tanta fuerza, que un poco pegó en mi frente, el resto todo en mi boca. Me aseguré que Franco viera toda su leche en mi boca, y luego tragué un poco. Después me tragué la pija y dejé caer sobre su tronco el resto, mientras me la metía bien adentro y la sacaba. Con los dedos limpié la leche que chorreaba por mi rostro y la metí en mi boca. Seguí chupándole la verga hasta que no pudo más y me frenó.
Al amanecer, desayunamos los 6 y luego los chicos volvieron para su casa. Si bien estaba más tranquila que cuando había llegado, sabía que el fin de semana recién empezaba. Y lo más divertido, es que Franco iba a ir con el chisme sobre lo putas que son mis amigas, y que no les molestaba estar con los 4.
Segunda Parte
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Indice
42 comentarios - Regreso a Gualeguaychú. Primera parte
gracias!
Que ganas que me cabalgaras 😉
Besitos Húmedos 😛
gracias por pasar 😉
gracias por pasar!
Llegaste a los 10pts por el pete, asi que van 10pts por el relato 🙂
😛
gracias por pasar!
Besos y chupaditas
no paso fotos, creo que eso ya esta mas que aclarado.
me alegro que te gusten mis relatos, gracias por pasar!
gracias por comentar
gracias!!
gracias por pasar 😉
gracias por pasar! 🙂
gracias por pasar!
gracias por pasar!
gracias por pasar!
Besos y 10! puntos!!
gracias por comentar!
Se habrá ido contento después de culearte y de esa chupada de piña
Sos todo terreno
que caliente que me dejo!!!
me pajie todo el relato
gracias por pasar!