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Mi madre paso a ser mi mujer (22) (para +18)

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Mi madre ejerce de putita doméstica y yo me dedico a la hermana de Anna y su marido...cuernos consentidores...no me había visto nunca así

Después de la follada a dúo que le metimos a nuestra madre, mi hermano quedó como transpuesto, impactado.

- No me hubiera podido imaginar nunca esto, tio…uff

- ¿Qué cosa?

- Lo de follar con mamá…tío, ¡que he follado con mi madre! La primera tía…y ha sido mi madre…

- ¿Qué pasa, no te ha gustado?

- Joder, sí, mucho…y tú, tío, tú también, nos hemos follado nuestra madre…no me lo puedo creer…

- Mira chaval, es mamá, sí, pero además es una mujer, está buena y, sobre todo, es de las tías que les va la tranca. No hay nada de malo en tirártela.

- Joder…no había pensado nunca así…tenías razón, tío, está superbuenorra y le gusta follar, se ha corrido conmigo…

- En el mejor sentido de la palabra, tu madre es muy puta. ¿Has notado lo bien que se come la polla?

- Joderrr…una pasada…¡y se ha tragado la leche!

- Pues imagina cuantas pollas habrá tenido que mamar para hacerlo así de bien.

- Uf, ¿quieres decir?

- Tú mismo…

- Joder…debes tener razón…- se quedó un rato callado – lo más extraño es que pienso en ello y …joder…me excita imaginarla…no sé si debería sentir esto.

- Eso es bueno, tío, no te comas el tarro. Tu mamá es una mujer calentorra que le va que le den rabo. Sólo piensa en lo bien que se lo pasa…

- Eso sí, joder. Increíble…nos pedía que nos turnáramos para metérsela… Me gusta que sea así.

- Pues ya está.

Cenamos los cuatro con evidente buen humor, incluso mi padre.

Yo pensaba cómo se tomaría lo que mi madre le diría después, cómo aceptaría eso de ser padre de nuevo. Suponía que mi madre le diría que había sido él quien la había embarazado, aunque no sabía seguro.

Yo, de todas las maneras, aún no le había dicho que pronto sería abuela gracias a Anna y, posiblemente, a su hermana Julia. Y con ella tenía pendiente una sesión con marido cornudo.

Llegué a casa de Julia el sábado a la hora convenida, pulcro, con una camisa blanca y un pantalón tejano, todo bien planchado. Pero sobre todo, muy excitado.

Me abrió Joel, su marido. Me saludó sonriendo.

- Hola Roger, muy puntual. Julia se está arreglando, enseguida sale.

- Hola Joel, ¿Cómo no iba a ser puntual, con la excitación que llevo? ¿ Y la nena?

- La nena se ha quedado con sus abuelos, así que tenemos tranquilidad.

- Uf, te confieso que estoy un poco nervioso…no me he encontrado nunca en otra igual…

- No te preocupes, ya verás cómo se te ocurrirá qué hacer…- me guiñó el ojo – tómate algo mientras esperamos a mi mujer.

El jueves anterior por la tarde había ido al pueblo. El marido de Julia, Joel, antes de recibirme en casa y follarme su mujer, quería saber si era adecuado. Joel era un hombre de unos 40 años, delgado y agradable, culto y de conversación tranquila.

Nos encontramos en la plaza del pueblo sentados en una terraza, con unas cañas. Todo muy familiar, con su hija pequeña, muy simpática, rubita, igual que su madre. Los dos iban elegantes pero convencionales, como corresponde a un estatus de familia bien.

Pasaron cerca una pareja de personas mayores, los abuelos, me dijeron y la nena quiso ir con ellos. Mientras miraba a Julia acompañarla, no pude por menos que recordar ese culo cabalgado por 4 tipos desconocidos hacía unos días y lo que ella había disfrutado. Un contraste.

- Así que eres amigo de Anna, la hermana de Julia – asentí – Um. Me pareces demasiado joven…

- ¿Qué quieres decir con demasiado joven?

- Sinceramente, no creo que tengan amigos 10 o 12 años más jóvenes, debes ser otra cosa…- me miró sonriendo – Si nos ponemos de acuerdo, en esto es necesaria la franqueza, Roger.

- Me gusta la franqueza…pero también la discreción. Anna y yo somos amigos…

- Ok. Tienes razón, ser discretos es fundamental. Imagina…sobre todo por las mujeres…

- Y por los maridos.

- Jajajaj…por descontado. Me caes bien.

Estuvimos hablando de mi y de ellos, quiso saber cómo soy y qué vida, en términos generales, llevaba. Yo también quise saber.

- Mi mujer necesita más sexo que el que yo puedo darle. Empezamos probando y descubrimos que el morbo es mejor y ahora nos excita a los dos.

- ¿Te gusta que nos lo montemos otros con tu mujer?

- Eso es simplificarlo mucho, pero se puede decir que sí, aunque con matices. Lo que me gusta es estar con ella cuando se lo monta con otro. Me gusta saber cómo es y verla ¿Suena raro?

- Solo de acuerdo con las convenciones, pero es mucho más habitual de lo que parece.

- Sí, es cierto…me gustas…aunque…es más que un polvo lo que queremos…no sé si serás demasiado joven…

- Quieres que haga con Julia algo más …que tengamos complicidad…por supuesto…con morbo…sin prisas…

- Sí, algo así…

- Sé franco, qué es lo que quieres en concreto.

- Fantasía, teatro, sexo, morbo…juego…

- Me hago una idea…y me gusta…pero también tienes que saber que me gusta dominar…voy a hacer sexo, no a hacer el amor…me encanta joder y divertirme con las tías…que se corran mucho…igual te puedes sentir celoso.

- Um, puede, pero no te preocupe, me gusta lo que dices…quiero que me la dejes muy follada y satisfecha…

- Perdona si te molesto, ¿puedo preguntarte sobre Julia?

- No, no me molesta, pregunta

- ¿Se la han tirado muchos tipos?

- Una media docena.

- ¿Y se ha corrido?

- No, no siempre. Pero ha sido muy morboso todas las veces.

- ¿Os gusta que Julia chupe la polla? Perdona si te parezco grosero.

- Como tú dices, no es hacerle el amor, lo obsceno es más morboso. No suele chupar pollas, no le va demasiado, dice. A mi, personalmente me da morbo.

- Te da el morbo de cornudo ver como disfrutan de lo que solo deberías hacer tú.

- Sí, así es. Veo que eres joven pero sabes de qué hablas.

- Tengo muchas ganas de darle unos revolcones a tu mujer. Creo que os gustaré.

En esto que llegó Julia.

- La nena se va al parque con tus padres. ¿Qué tal? ¿Os habéis entendido?

- Este chico me gusta, cariño. Creo que seria interesante invitarle a cenar.

- A mi me gusta – dijo ella – está bueno y es interesante. – me miró - ¿Te gusto yo?

- Me encantas, Julia. Estás buenísima, me apeteces mucho. – me miró con una expresión un tanto lasciva, evidentemente hacíamos puesta en escena para su marido, ella sabía que me ponía a cien, sobre todo su culo, pero había que hacer teatro.

- Una cosa más… -miró a su marido y le sonrió - ¿cómo tienes la polla? – ella ya lo sabía, la pregunta era para provocar y excitar a su marido –soy…somos exigentes.

- Bastante grande y gorda, creo que estará a la altura de lo que deseáis. Y pienso follarte varias veces.

- Ummm, eso me gusta, a veces me he quedado a medias con otros. Mi marido la tiene muy pequeña y tengo ganas de estar con un hombre como es debido.

- Uf, ya me la estás poniendo dura de oírte. Ya me ha dicho Joel que te gusta quedarte muy follada.

- Jajaja…¿eso te ha dicho, eh? Esperaremos al sábado.

Y aquí estaba, esperando sentados en el sofá a que saliera Julia. Esperaba la chica que conocía, puede que más arregladita pero cuando se abrió la puerta vi otra mujer.

Lo primero que salió fue una pierna enfundada en una media de rejilla negra y acabada en un zapato de tacón de aguja fino. Y detrás apareció ella. Iba con la cara totalmente decorada, unos labios rojo fuego y unos ojos muy pintados. Llevaba una mini túnica, muy corta, sin mangas, abierta por los lados de arriba abajo y con unas tiras finas a la altura de la cadera y por debajo de los pechos, ligando la parte delantera y la parte trasera del minivestido. Una gargantilla negra ajustada con pequeñas argollas en el cuello y también en las muñecas llevaba dos pulseras a juego, negras con argollitas.

Una mujer sofisticada y sexual, nada que ver con la esposa rural que conocía.

Me quedé mudo mirándola. Ella se acercó a su marido contoneándose, se puso delante de él y le colocó el pie izquierdo, el zapato, en su paquete, presionando. Joel gimió.

- Qué tal, cariño…-dijo ella. Movía el zapato de tacón de aguja contra la polla de él.

Joel le acarició con las dos manos por debajo de la rodilla la pierna que le oprimía sus genitales con el tacón de aguja. Gemía de dolor y placer, ella apretaba. Joel acercó su boca y le besó la pierna. Se me estaba poniendo dura la polla al verlos.

- Aaaah…amor mío – dijo él – estás preciosa –seguía besándole la pantorrilla

- ¿Me amas, marido mío?

- Mucho, amor mío…aaah…te amo…estás muy sexy…

- ¿SÍ? ¿Tú crees que estoy atractiva?

- Ufff…Ya lo creo, cielo…aaah…muchísimo…

- Tú eres mi marido…¿qué vas a hacer?

- Oh, cariño…voy a pedir a Roger que te folle…pero te amo…aaah

- ¿Me amas pero vas a dejar que otro haga de marido? –movía el tacón sobre su polla - ¿Que otro se tire a tu mujer?

- Uuff…-le besaba la pantorrilla – sí, cariño…aaaayh…te adoro… voy a ver cómo Roger se tira a mi mujer…sí…

- Mira que eres cornudo…-le seguía apretando - quieres que de placer a otro, so cornudo…

- Aaah…sí, amor mío, …aaah…

Estaba alucinado, el juego que se traían me excitaba mucho. A Joel le gustaba la humillación. Ella quitó el zapato de su paquete y se encaró a mi. Me puso el zapato también en el paquete pero no apretó. Al hacerlo, su faldita levantada por el muslo me mostraba su coño rasurado totalmente.

- Y tú, ¿qué miras, eh?

- Una diosa de la lujuria…con un coño que pide que me lo folle

- Ni lo sueñes, pardillo…no te pienses que te será fácil…aunque éste sea un cornudo…no soy una cualquiera…

- Pues a mi sí que me lo pareces…es más, me pareces una ramera…una ramera calientapollas.

Sin dejarle reaccionar le agarré la pierna y la atraje hacia mi, desequilibrándola. Quedó sentada a horcajadas sobre mi, le agarré las manos y se las sujeté detrás con una mano, con la otra me bajé la bragueta y saqué mi polla dura.

- ¡Eeeeeh! ¿Qué haces?...No…

- Las putas casadas como tú estáis para jodérnoslas – la levanté y la empalé en mi polla – y tú estás para darte rabo sin más.

- AAAAAAAAAAyyyy…noooo…cabrón…qué haces…aaah… hijoputa…me la estás metiendo…noooo…sácala…¿me oyes?...es demasiado gorda… aaahh… diosss…cabronazo…

- Ummmmm…¡qué gusto!...uaaaaaaa…qué cojonudo es…toma polla, so guarra,…sí, cornudo, me estoy cepillando tu mujer, le doy rabo en su coño de puta… ummm…me gusta tu coño estrecho…ufff…me cuesta metértela entera…- la empujé hacia mi – así, más adentro,joder…uuaaaa…síii…buena jaca…le estoy abriendo el chocho, cornudo…me encanta joderme tu mujer…

No se esperaban que reaccionara así, era evidente, Joel miraba con los ojos muy abiertos de la sorpresa y se acariciaba el paquete.

- AAAAAAAAhhh…ufff…cabrón…sin avisar…diosss…es…es…una violación…

- Se te está mojando el coño, zorra…te gusta empalarte en mi polla…violada pero caliente.

- Ooooh…diosss…uffff…demasiado grande… - exageraba, por supuesto, de cara al marido.

- Más grande tienes ese coño de furcia…¡toma rabo!...hasta los huevos, zorrita… - le solté las manos y le di una palmada en el culo – ¡venga!, mueve ese chocho de ramera insatisfecha …muéstrale a tu marido como cabalgas con una polla de verdad entre tus muslos…que te vea joder…que vea lo puta que es su mujer…

- Ooooh…dios…cabrón…ummmmmm…qué polla, hijoputa…siiii – ah se movía sobre mi polla subiendo y bajando – jodeeerrr…me abres en dos…ufff…

- Ummmmm…sabía que eras una puta, ¿te gusta la polla, eh?…qué bien folla esta zorra, cornudo…aaaaaahhh…se traga mi polla entera…

- Diosss…cabronazo…MMMMMMMM…siii…-gritaba y gemía muy fuerte.

- Por dios, cariño – dijo Joel - ¿tanto te gusta?

- Es…uffff…una polla de verdad, cornudo…aaaaaaaaaaaaah…y muy dura, no como la tuya…esto si que es follar…diooosss… cacho cabrón…qué dentro me la metes…fóllame….siiiii…con un tío así, soy una puta….sí, cornudo, me tiene bien follada…aaaahhh

- Ufffff…Julia…me vas a reventar la polla…de tanto subir y bajar…qué vicio tienes…Ummmm…jodes como un putón verbenero…aaahhh…sigue, puta, sigue…

- Has follado muchas putas…quiero ser tu puta…quiero tu polla, cabrón…-me acercó la boca y nos morreamos, las lenguas iban y venían bien dentro, su marido miraba con los ojos como platos – me gustas, Roger… eres mío…- me volvió a morrear – AAAAAAAAAH…DIOOOSSS…FÓLLAME MÁS…SÍÍÍ…ME GUSTA SER UNA PUTAAAAA…

- Eres mía, zorrita…mi puta…¿has oído cornudo?...tu mujer ya es una de mis putas...

- Cómeme las tetas…-se bajó las hombreras de la mini túnica y me metió una teta en la boca – OOOOOOOOH…DIOSSSS…cariño…mi cornudito…qué bien me folla…CÓMEME –me metía literalmente las tetas en la boca –UUUUUUUUHH…COMEME LAS TETAS, CABRÓN…me viene…JODERRRR…ME VIENEEEEEE…SIGUE CABRON, SIGUE, SOY TU PUTAAAA…CÓMEME Y JÓDEMEEEEEEE…JODERRRRR… ME PONE A MIL SER UNA DE TUS PUTAAAAASSSS….AAAAAAAAAAAAAAAAAAA… SSIII…SIII…SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Tuvo su primer orgasmo convulsionándose y gritando. Yo creo que exageraba, pero me excitaba verla así. Se me quedó encima, jadeando, aún penetrada

- Ufffff…¡qué polvazo, cristo!…- miró a su marido, que se estaba masturbando, realmente era una polla pequeña y morcillona – ¡qué follada, cariño!...uuuuff…-noté cómo me apretaba el rabo con sus músculos vaginales – joder, cabrón…qué dura la tienes…

- Amor mío, nunca te he visto así…tan…salida…

- Nunca me habían follado así, cielo…diosss…aún estoy empalada, cariño…aún sigo follada…siento su pollón dentro…bésame cornudo…

- Ufff sí, cariño…-se acercó y le besó la boca – estás empalada…te están follando, amor mío…-le empezó a acariciar las tetas – eres preciosa…- Joel se sacó la polla y se masturbaba. Realmente era un polla pequeña, corta y delgada.

- Nunca he follado una casada con su marido mirando…uffff…te gusta que te joda la mujer, ¿eh?

- Mi mujer es tuya, Roger…eres mejor macho que yo…

- Qué morbo me da tenerle el rabo dentro mientras miras cómo te hago cornudo…veo que te excita también…

- Ummm…me estais poniendo…siento muy dentro su polla, amor mío…- volvía a menear el coño – eres muy cornudo…- es lo que le gustaba a él- dioss…aaaah… pero que muy, muy cornudo…

La levanté y le dije:

- Desnuda tu mujer del todo, Joel… voy a tomar a tu mujer como mi hembra…

Joel le quitó la minitúnica, dejándola con las medias de rejilla y los zapatos de tacón, mientras yo me quité la ropa rápidamente.

- Siéntate en el sofá, Joel. – me puse detrás de Julia, abrazándola y coloqué mi rabo entre sus muslos, rozándole el coño, de manera que el cipote sobresalía por delante – tócame el rabo, Julia – ella obedeció, rozandolo contra su clítoris, bien a la vista de su marido. Yo le eché mano a las tetas – mmmmmm…me encanta divertirme con tu mujer, Joel…qué buenas peras…¿te gusta mi rabo, guarrilla?

- Ummm, me encanta tu rabo, cabrón…- se inclinó hacia su marido y le besó, ofreciéndome su coño – cariño, esto te va a gustar…jódeme, cabrón, que mi marido vea bien cómo jode un macho.

-

- Zorrita, voy a zumbarte cipote hasta los mismos cojones…

Estuve bombeándola contra su propio marido con ganas, ella gemía fuerte y de vez en cuando besaba a su cornudo.

- Aaaaah…cariño…qué gusto de polla…aaaaah…qué bien que seas tan cornudo, amor mío…

- ¿Te gusta ver cómo me zumbo tu mujer, cornudo?

- Sí, Roger, me gusta ver lo cornudo que me haces, dándole polla a mi mujer.

- Ummmm, y qué polla, amor mío, qué polla me mete…

- Qué puta es tu mujer, Joel – me excitaba la situación de humillar al cornudo, y vi que a ellos también - mi propia puta…me tiro mi puta…

Empecé a sentir que me iba a correr, así que la tumbé boca arriba en el sofá con la cabeza apoyada en el muslo de su marido y me metí de nuevo en su coño, suave y cariñosamente, pero duro.

- Ummmm..me encantas Julia…eres una delicia… -le di un par de bombeos lentos - me encanta joder con tu mujer, Joel…- le besé la boca bien cerca de su marido- mira cómo meto el rabo en su precioso chocho…- se la saqué y se la metí despacio que pudiera ver bien como me desaparecía dentro de ella - tu mujer es mía, cornudo…

- Uff…sin duda eres el mejor follador que he visto…me gusta ver feliz a mi esposa…le metes tu pollón…

- Soy su puta, amor mío, suya entera, para que me esté jodiendo hasta que quiera…

- Qué gozada estar entre los muslos de una hembra como ésta…uffffff…Julia…qué gusto – le sacaba toda la polla y se la metía poco a poco – Joel, ves bien cómo poseo tu mujercita…ummmmm…es mía…me va a estallar la polla…quieres mi semen…

- Ummmm…sí, cabrón, quiero tu esperma al fondo de mi vagina…

- Ummmmmm…estás segura…

- Y mi marido también…¿verdad, amor mío?

- Sí, así es, uffff, es… estoy de acuerdo…

- Ufffffff….dios…mi esperma al fondo…- la miré a los ojos, lleno de morbo - ¿PREÑARTE?

- Bésame mientras eyaculas, quiero sentirte bien…vacíate…ummmm…lléname de esperma…quiero…queremos…tener otro hijo…¿quieres que sea tuyo?

- Encantadísimo de preñarte, preciosa…uffffff…- no paraba de bombearle el coño - Joel…¿es lo que deseas?

- Sí, Roger…deja embarazada a Julia…préñamela…

- Me gustaría mucho tener un hijo con tu esposa, Joel… me encanta preñar a mis putas…y tu mujer será siempre mi puta…

- Házselo, Roger, hazle un hijo a mi mujer…siiii…tu puta…

- Dioosss…me estalla la polla – la agarré de los tobillos y se los puse en mis hombros para hacer que la penetración fuera más intensa – ¡toma polla!…te voy a hacer un bombo, puta…- se la metí de golpe – uuuuaaaaaaa

- AAAAAAAAhhh…joderrr…qué profunda, por dios…- me agarró de la cabeza y me apretó contra ella, morreándome – siiiiiii…quiero…aaahh…tener un… hijo… tuyo, cabrón… préñame… uuuuuffff…préñame delante de mi marido…hazme un hijo…siempre seré tu puta…

- DIosss…toma leche puta mía…mi espermaaa…

Ni que decir tiene que le solté chorros y chorros de leche dentro de su preciosa vagina receptiva, besándola la boca y gimiendo de placer los dos, aunque ella y yo sabíamos que probablemente ya estaba preñada de mi. Su marido de masturbaba su pequeña polla, excitado por el momento de saber que su mujer iba a concebir mi bebé en su vientre.

Me quedé exhausto de la tremenda corrida. Ella me acariciaba mientras mi polla iba aflojándose dentro de su coño. Me besó la boca.

Salí de ella y me puse de pie, frente a ellos, mi polla morcillona goteando leche. Joel tenía su pequeña polla fuera, cerca de su cara. Acerqué el rabo a la boca de Anna.

- Límpiame el cipote, pequeña puta. Prueba la leche que te ha preñado – los dos me miraron – Abre esa boquita y mama la polla de tu macho…- le puse el glande goteando en los labios pintados de rojo, ella dudó un instante pero abrió la boca y se la metí dentro – ummmmmm…qué gusto, putita…ummmm vaya lengua…uuuuuu…- miré a Joel – estás casado con una de mis mejores putas…

Cuando acabó, me retiré y ella se levantó.

- Joder, cabrón, me has metido un litro de leche…ibas cargado… - nos mostró a los dos la imagen del semen que le caía por los muslos saliendo a borbotones de su coño.

- Uffffff – dijo Joel – es una barbaridad de semen… leche de otro macho…

- Aún tengo mucha más para mi hembra…

Era terriblemente morboso para mi ver esa mujer en esa postura, aguantándose la faldita para que su marido y yo pudiéramos ver bien mi semen chorreando de su coño, como si fuera un trofeo.

Por un momento tuve una sensación de “dejà vu” pero era porque Julia se parecía enormemente a su hermana Anna, a la que también había visto chorreando mi semen igual, también encantada de que la preñase. La polla se me empinaba levemente al pensar que tenía preñadas dos hermanas, que ellas querían tener hijos del mismo padre, lo cual me daba un morbo increíble. Y pensé en que Anna me había hablado de las cuatro. Se me ponía dura solo pensar en tener cuatro hermanas preñadas, cuatro hermanas maduritas casadas, cómplices entre ellas, seguramente aquí estaba la clave, esa complicidad entre hermanas, pariendo hermanitos de padre.

O el morbo estaba en compartir hombre, compartir la experiencia del mismo tío follándolas. Y yo soy el tipo que les sirve para eso. Pues, encantado.

Y allí estaba yo, después de lavarme, esperando con Joel, picando unas tapas y con una cervecita, esperando que saliera de nuevo Julia. Muy buen rollo, Joel era un tipo maduro, sabía lo que hacía y sabía lo que le gustaba.

- Julia es un encanto, Joel – le dije – tienes mucha suerte de estar con ella.

- Cierto. Y me gusta así. Me alegro que lo nuestro no te parezca mal. Me ha gustado mucho verla follando contigo, ha disfrutado de verdad.

- Y yo. Me he corrido como un bestia, como pocas veces, no veas el morbo que me ha dado que me pidieras que le hiciera un hijo.

- Me gustas, Roger, eres el mejor tipo que conozco para Julia. Además, aunque no quieras reconocerlo, sé que te tiras a su hermana Anna y estoy seguro que también la has preñado tú.

- Yo no he dicho eso.

- Jajaja, ya sé, ya lo sé. Y siempre negarás también que le has hecho un hijo a mi mujer. Pero estoy seguro que a las dos les encanta tener un hijo contigo. Mi cuñado no se entera, pero a mi me gusta tener a Julia preñada de nuevo.

- Eres un tio como hay pocos, Joel.

Cuando Julia salió de nuevo me quedé boquiabierto, con una torrada a medio camino de la boca.

Creo que explicaré cómo acabó la noche en otro momento, fue bestial y morboso, pero no me gustaría hacerme repetitivo. La verdad es que me quedé toda la noche e, incluso, dormí en su propia cama de matrimonio. Aparte de preñarla, Julia se había aficionado a tomar por el culo y me hizo encularla varias veces, ante un marido cornudo y escandalizado.

Me gustaría acabar este relato con un detalle sobre la relación de mi hermano con mi madre, para no aburrir.

Mi madre, mi adorada mamá, estaba embarazada. Nos lo dijeron al día siguiente cenando. Mi padre estaba contento.

- Vais a tener un hermanito, o hermanita.

Ni que decir tiene que mi hermano abrió los ojos como platos. Me miró. Yo me levanté y abracé a mi madre con cariño.

- ¡Qué sorpresa! Y qué buena noticia, me alegro muchísimo – también abracé a mi padre – Sois los mejores padres del mundo.

Mi hermano, una vez repuesto de la sorpresa, también los felicitó. Todo eran alegrías y felicitaciones.

Después de cenar, mi hermano vino a verme.

- Joder, tío, no había pensado que mamá se podía quedar embarazada.

- Pero si cuando nos la tiramos ya lo estaba tío, no hay problema.

- Ufff, estaba embarazada…joder

- Qué pasa, estar preñada no significa que esté enferma, y follar, folla igual. Ya verás qué morbo cuando nos la tiremos con el bombo.

- Uf, ¿vas a seguir tirándotela?

- ¿Tú no tienes ganas?

- Joder, sí, muchas.

- Pues eso, a joder con mamá cuando podamos. Ya verás qué tetas se le ponen.

- Ufffff…qué bueno…me encantan esas tetorras que tiene, tan gordas y duras…

- Y ya verás cuando le salga leche…vas a ponerte ciego.

- ¿Tú crees que querrá?

- Pues claro que sí…seguro que le sobrará leche, tío.

- Uffff se me pone dura de pensarlo…

- Llámala, que te deje mamarle las tetas y, de paso, que te la chupe.

- Está con papá en la cama.

- Ya, están follando, ¿No les oyes? –sobre todo se oía mi madre dar grititos

- Joder, sí, es verdad, desde mi cuarto no se oye.

- Después saldrá mamá al baño. Recién follada. Le pides que te la chupe.

- Joder, tío…no querrá, después de follar con papá…

- Tú pídeselo, a ver…

Ni que decir tiene que mi madre salió al cabo de media hora y fue al baño. Mi hermano, hecho un manojo de nervios, la esperó en el pasillo, iba solo con el pantaloncito corto del pijama y se le notaba la erección.

Yo miraba desde mi cuarto con la puerta entreabierta. Al verlo, mi madre no se sorprendió, le sonrió y le miró la erección. Mi madre llevaba puesto un salto de cama cortito y súper escotado, prácticamente mostraba su tetamen

- Mi nene está caliente, ¿eh? – le acarició la polla por encima del pantaloncito – ummm…mi niño se excita con su mamá…se le pone la polla dura…se hace hombre…

- Oooooh…mamá…-le puso las manos en las tetas y se las magreó.

- Ummm…a mi niño le gustan las tetas de mamá… – se sacó los pechos por encima apenas sin esfuerzo – oooh… - mi hermano se las amasaba con ansia

- Mamá…qué tetas tienes…

- Mamá te da teta, tesoro…- mi hermano se amorró a su pezón como loco –ooooooh…cariño…disfruta…mmmmmm…- al cabo de poco le dio la otra teta - te gusta mamar de mis tetas, cielo, veo que te he puesto dura esa polla, ¿quieres joder con mamá?

- Ooooh…mamá…siiiii…chúpame la polla… - me madre se acuclilló y bajándole el pantaloncito, comenzó la mamada – Uuuuuuh…qué gusto, mamá…

En esto oímos que mi padre llamaba a su mujer.

- Lina…¿no vienes?

- Un momento cariño –dijo ella – me estoy entreteniendo un poco con tu hijo pequeño, en seguida voy – mi hermano se había quedado helado del susto, pero mi madre siguió mamándole la polla – mmmmmm…mi niño…eres un hombre ya…

- Oooooh…mamá…qué bien chupas la polla…

- Me encanta tu polla, cielo…pero un hombre ha de follar…

- Pero…mamá…¿aquí? – Mi madre se levantó y se apoyo en el marco de la puerta, inclinándose y ofreciéndole a mi hermano la grupa, abriendo sus muslos.

- Móntame hijo…mete tu polla en mi coño…fóllate la mama…

- Ooooooh…mama…- no le costó nada acoplarse con su madre, en un momento tenía su polla dentro – oooh…mama…te follo…

- Ummm siiii…hijo…me follas…me montas…sigue…ummmm…siii

Le costó un poco pero no tardó demasiado en correrse dentro de la vagina de su madre. Mi madre se enjuagó un poco se fue a su cuarto con su marido, ignorante que, entre medio, su hijo se había follado su mujer. Yo pretendía haberla dado por el culo, pero tuve que desistir hasta el día siguiente.

Vi que sus tetas eran la obsesión de mi hermano. Ahora que estaba preñada, lo que más me apetecía de mi madre era darle por el culo, me parecía muy sensual su culo y, además, era morbosísimo para mi encular a mi propia madre. Más ahora, que mi hermano había entrado en el juego.

Pensé que tenía ya tres mujeres preñadas, finalmente daba fruto tanto polvo. Pensé que tenía que emputecer más a Pilar, la madre de Sebas, y que Sara esperaba la sesión a trío con mi madre. Pensé que me encantaría volver a encular a la madre dominante de Sara.

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