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El cuarto oscuro II.

Continuación de Cuarto Oscuro, en donde una lasciva rubia de 18, tiene un despertar sexual con su primo y su hermano a la vez, en la playa.

Protagonistas: Abigail...

El cuarto oscuro II.
anal
relato

Verónica...

Swinger
trio
Doble Penetracion


Se cambiaron los roles. Ahora el inquilino era Andrés, y los anfitriones los hermanos Damián y Abigail. La casa era enorme, ellos tenían una posición muy acomodada debido al padre de ellos Alonso Quinteros, un importante funcionario de la provincia.

Lo recibieron con mucho calor, era la primera vez que lo veían desde que Andrés trabajaba, y él, usaba su primera vacación para visitarlo, así como los hermanos habían hecho.

El viaje le pareció largo y mentado, debido a los ratones que lo carcomieron durante el viaje, hasta que por fin los vio. Tenía curiosidad por saber si el acto que cometieron en la playa había trascendido de algún modo. Quería detectar síntomas para saber si proseguir con su oscura perversión… o considerar otros objetivos.

Aunque le había parecido un acto hermoso, también era lo más prohibido que podía concebir su mente, y haberlo llevado a cabo, era un logro culposo, y era vital saber si el incesto con sus primos debía evolucionar o enterrarse en el recuerdo.

No detectó ni una pista sobre si les habían contado algo a sus padres o ellos comenzaban a verlo displicentemente. Fue recién en la segunda noche cuando, por fin, el incesto de aquella noche en la playa, volvió a florecer como mala hierba.

Jugaba a la X-box con Damián, estaba recibiendo una paliza suya en el Mortal Kombat.

- Antes peleabas mucho mejor ¿Estas desconcentrado? – Le había ganado a Smoke casi haciendo una victoria perfecta, cosa inusual. – Andrés lo miró a los ojos, aunque sus cabellos eran oscuros, sus ojos claros, y al revés, Damián tenía cabellos castaños claros y ojos negros.

- ¿Qué opinión tenés sobre lo de la playa? – Damián rió socarronamente. Una buena señal.

- ¿Querés saber si nos traumo? ¿No nos viste estos días? Está todo como siempre, yo creo que tenías razón, hay secretos y secretos, y el nuestro, no es para preocuparse… al contrario.

- ¿Ella está bien? – No había tenido tiempo de entablar conversación con Abigail. Estaba con ellos durante la cena y salía a bailar con sus amigas por las noches… amigas que hacían previa con picadas en su habitación antes de salir.

- Mejor que nunca… - Y lo que le contó le genero mucha envidia.

Su hermana menor dormía en la habitación de al lado, y una noche, muy tarde, rondando las 4 de la madrugada, quiso masturbarse como nunca antes.

Se quedó observándola dormir desde la puerta, y destapó su delgada figura y arrodillándose junto a ella, comenzó a acariciarla lentamente, procurando que no se moviera. Estaba con la cola apuntándolo a él, y lo vio como una señal positiva. Lentamente, se acercó a su sexo para oler su vagina, el olor de su sudor mezclado con pequeñas raciones de otros fluidos lo excitaba demasiado. Debido al verano andaba floja de ropa, siempre de remera delgada, y a veces sin sostén, por lo que podía sentir sus senos sin necesidad de desvestirla.

Al principio lo hizo disimuladamente, pero luego, se iba a dormir cada vez más ligera de ropa… hace dos días, hasta alcanzó a besar sus pezones sin que se despertara, y siempre, le dejaba la bombacha abajo para que supiera que había sido visitada y el fruto de su onanismo en su sábana.
Era un nuevo tipo de juego, y cada vez, se masturbaba más fuerte y lo hacía más temprano. Incluso, llegó a hacerlo pasado tan solo una hora desde que se fueron a dormir.

- Sin dudas lo sabe, ahora me pregunto ¿Por qué no te la cojiste o hiciste algo mejor? – Tras lo que ocurrió en la plata, de haber sido él, habría intentado avanzar varias bases, le excitaba mucho la idea de tener una hermana de ese tipo.

- Oportunidades sobraron… - Le explicó que cuando sus padres no estaban, se masturbaba en su habitación con la puerta abierta, y jadeando ruidosamente, repetía sus nombres. - Me hubiera parecido injusto con vos. Empezamos esto juntos, y ese juego fue solo el calentamiento… esta noche, después de comer, ya sabes.- Y ambos sonrieron. Más tranquilo, Andrés empezó a ganar en el Mortal Kombat, como de costumbre, mientras hablaban de otras mujeres, para variar.

- Una de las amigas de tu hermana es mejor que un fin de semana largo. – Andrés se refería a Merlina, una morocha caucásica de estatura baja y el rostro lleno de pecas. Le había cautivado cuando la vio bajar de las escaleras con Abigail y otras amigas. Era dueña de una figura envidiable.

- Están todas re buenas...

- Si, no lo niego, pero esa morocha, no sé, me atrapó. Tiene pinta de española.

- ¿Crees que sus amigas sepan lo que pasó? Viste que las mujeres se cuentan todo. – Andrés lo miró cómplice, asintiendo con la mirada.

Luego de un rato, Verónica, la madre de los hermanos, los llamó a cenar.

- Le voy a avisar a Aby, vos bajá… - Andrés entendió que Damián le iba a preparar para la noche, con alguna pista clara.

Una vez abajo, notó lo buena que estaba la prima mayor. Era toda una milf apetecible, de pechos voluptuosos, cabello negro lacio, y un rostro hermoso. Nunca se le había ocurrido nada con ella, ya que tenía treintaitrés, pero luego del suceso en la playa, veía todo con otros ojos, muchos más perversos, y mientras la veía poner la mesa, la desnudaba con la mirada. Hasta parecía más sexi que el día en que llegó.

Cuando Damián llegó, sonó el timbre y era el del delibery con las empanadas calentitas. Luego, todo ocurrió dentro de los parámetros normales, y se puso al día con la situación de todos. No tenía problemas en charlar con Verónica ya que se llevaban muy bien, y ni hablar con Damián. Abigail bajó un poco más tarde, como de costumbre, colgaba viendo videos y escuchando música horrible en su cuarto. No pudo evitar notar que no tenía corpiño y su remera blanca dejaba apreciar un poco sus pezones. Con sus pensamientos no podía tener ni una cena en paz.

- ¿Y papa? – Pregunto con la boca llena de empanada.

- No duerme acá, tiene una reunión con el consejo del pueblo de Córdoba. No llega hasta pasado mañana.- Andrés y Damián se miraron cómplices. Sin Alonso en casa, el descontrol estaba asegurado, dado que Verónica salía continuamente o miraba películas sin molestar en absoluto.

- ¿Y vos? ¿Por qué no te vas al bingo con tus amigas mama? Aprovecha el finde…- Ese comentario de Damián lo puso nervioso, ya que se notaba un dejo de súplica en su voz.

-No tengo plata, hoy quiero dormir, yo madrugue nene. – Así le decía habitualmente… si supiera las cosas que había hecho con su hermana. – Y ustedes también a la cama, que mañana te vamos a llevar a recorrer la ciudad. No quiero que se queden hasta las cinco jugando a la maquinita y se pierden la mañana. – Les reprochó.

- Si, manga de viciosos.-Agregó Abigail.- Siempre con esos juegos de porquería.- Y eso inicio la habitual pelea. Andrés pensó que nadie sospecharía nada, estaban siendo ellos mismos, como siempre.

Obedientes, aquella noche se fueron a dormir temprano, y tras discutir asuntos irrelevantes, a las dos de la mañana, iniciaron el acto, a la misma hora que aquella vez.

- ¿Aby querés jugar a la Xbox con nosotros? – Tenía puesto un pijama de hello kitty y tenía el pelo atado en una cola de caballo.

- No se…- Les dijo desinteresada, como de costumbre, veía videos de sus grupitos en el Ipad. – No soy tan buena como ustedes jugando.

- Después te quejas de que siempre te dejamos afuera, dale, vení.

-Bueno…- Y en silencio, fueron al cuarto de Damián, donde Andrés ya estaba instalado.

Aunque los varones tenían en claro lo que ocurriría, nuevamente, no querían ir tan rápido, querían que sea como un juego.

- Se me ocurrió una mejor idea que la Xbox, mejor juguemos… al tesoro escondido.

- Los hermanos lo miraron raro, como si se hubiera vuelto loco, aunque ya debían saber que le gustaba inventar sus propias reglas y juegos durante la marcha.- Uno decidido por sorteo, debe buscar al resto, y al que encuentra primero, deberá complacerlo con un deseo. El que encuentra último, se vuelve en nuevo buscador.

- No se… ¿Las prendas son muy zarpadas?

-Eso lo decide uno… pero siempre se empieza despacio, y se va subiendo hasta que no se puede más ¿Se copan? – Damián asintió con una sonrisa pícara, y Aby lo imitó. Todo estaba listo, para una nueva búsqueda.

El buscador se decidió mediante piedra papel y tijeras, y para sorpresa de todos, Damián perdió. Era curioso cuantos juegos inocentes se entremezclaban con sus perversiones.
Sin más preámbulos, Andrés los dejó esconderse por cinco interminables minutos, por toda la casa, y luego, haciéndole una llamada perdida, lo hicieron salir a buscarlos. Lamentablemente, aunque quería ser el primero en encontrar a Abigail y tocarla, encontró al varón, y debía darle una prenda a él.

- Bueno, mi prenda…- Y se quedó pensando, pensaba darle algo provocativo a Aby para empezar… pero se le ocurrió algo adecuado para ambos… realmente astuto.- Tu prenda es esperar quince minutos más. Así que nos das veinte minutos para estar escondidos.

- ¿Eso se vale? Pensé que sería otro tipo de prendas.

- Si, después, cuando me toque cumplirlas no me voy a quejar. – Algo descontento, se encerró en la habitación y pronto, los primos, pensaron en donde esconderse…
Recorrieron con calma varios lugares de la casa, hasta que se les ocurrió el cuarto de huéspedes, donde Andrés dormía.

- Tengo un lugar donde no nos va a encontrar tan fácil… el armario.

- ¿Y yo? – Le pregunto inocente, pero sonriendo, como intuyendo la respuesta. Él, sin previo aviso, la tomo de la cintura y le estampó un beso.

- Escóndete al lado mío, quiero tenerte para mi solito un rato ¿Queres?

- Yo también, Andrés, me re gustas…- Él adoraba cuando lo llamaba por su nombre, como siempre fue. Y ella, siguiéndole la corriente, se metió al armario con él.

Ni lerdos, ni perezosos, comenzaron a abrasarse y besarse, en la oscuridad del recinto, donde estaban solos por fin, apretados, y sintiéndose. Frotaron sus cuerpos ligeros de ropas y le dio el mejor beso de su vida, haciendo suya esa boquita tan deseada por increíbles segundos, mientras sus manos acariciaban su espalda y cabellos rubios, que la conocieron de bebita.

- Como me gustas primita, hermosa… das unos besitos muy ricos.

- Yo espere mucho este momento, mi hermano se pajea conmigo pero no me la mete. ¿Vos pensas metérmela? – Y él, poniendo las manos en sus nalgas firmes y pequeñas, masajeándolas con gusto, le respondió.

- Te voy a hacer todo lo que quieras, solo tenés que seguir el juego.- Y la volvió a besar, debía admitir que se había vuelto adicto a sus labios. Y ella, animándose a más, le acariciaba el pene, cada vez más erecto, y con la otra mano tocaba su trasero.
-
¿Lo queres ver? ¿Lo queres sentir?

- Si, por favor…- Y entonces se colocó en su espalda y comenzó a frotarla y apoyarla intensamente. Estrujándole las nalgas con el pene cada vez más erecto mientras estaban conectadas boca a boca.

Las respiraciones se volvieron más agitadas mientras pellizcaba cariñosamente sus pezones. Los besos, más húmedos que nunca, eran pura saliva, prácticamente, estaban succionándose la baba uno a otro.

- Me duelen, están muy duros… por favor, metémela. -Le pidió cansada de tanto manoseo. Quería sentir la pija de su primo contra su vagina virgen de una vez por todas.

- No, aún no, no puedo traicionar a tu hermano, él me espero, y quiero cojerte frente a él.

- Pero hay cosas que si puedo hacer… - Y en un instante, se arrodilló y se la metió en la boca.
Era difícil dilucidar si era su primera vez. Quizás se la había chupado a su primo y este no se lo contó, porqué lo hacía muy bien. Empezó llevándola al fondo de su garganta, para pararla lo más posible, y una vez erecta en su máximo esplendor, la apresó con la boca y realizo movimientos ascendentes y descendentes, rápidamente. Lo volvía loco, si seguía así, eyacularía sin control alguno. Sus manos, masajeaban sus testículos mientras su boca le hacía un oral increíblemente bien logrado.

- Si seguís así, voy a correrme en tu lengua…- Así que para frenarla, la tomó del pelo y empujo su glande lo más profundo posible. Sintió como intentaba expulsarlo haciendo arcadas, estaba más allá de su lengua, posiblemente contra algo que eran sus cuerdas vocales, y la baba le chorreaba por las bolas… cuando ella le dio una palmadita en la pierna, la soltó…

- No hagas eso… me asfixiaba. – Y sin quejarse más, se puso a lamer su glande mientras lo masturbaba con la mano.

- ¿Querés probar una buena leche? No me pajeo desde hace semanas, para dártela toda a vos hoy…

- Todavía no… pero me gusta seguir chupándotela hasta que nos encuentren, después, cuando nos pongamos serios me voy a tragar toda tu lechita Andrés…

Y en eso, mientras se concentraba en no correrse y ella se metía sus testículos en la boca, se dieron cuenta de que habían pasado los quince minutos y debían llamar a Damián. Rápido, se vistieron y tras llamarlo esperaron bien pegados. Aún seguía excitado, y tenía el pene muy duro contra su cola.

Al parecer los había oído cuando ella se arrodillo en el armario, por qué no tardó en encontrarlos.
- Técnicamente encontré a los dos juntos, pero voy a hacer de cuenta que te encontré primero a vos, Andrés, para vengarme… - Seguramente se venía algo groso, porqué Aby tenía la boca empapada en saliva y eso lo delataba.

-Tenés que ir al cuarto de mi vieja, y robarle el corpiño…

- ¿Qué? ¡Te fuiste a la mierda! – Exclamó aby, aunque Andrés aceptaba el desafió con mucha curiosidad. El juego podía cobrar tonalidades impensadas. ¿Acaso se habría dado cuenta que encontraba sexy a su madre? O quizás, tan solo quería involucrar a alguien más en sus juegos, sin embargo, era una jugada de riesgo, ya que la empresa podría ser descubierta y todo terminar ahí. Ellos habían demostrado tener la suficiente química como para meter el incesto, pero verónica era otro cantar. Podía hasta denunciarlos y terminar con la diversión… y arrancar un capitulo en la cárcel, más desagradable.

- Si lo descubre se nos arma, no lo hagas Andrés.

- No tengo opción. Me lo merezco.

- Y la verdad que sí, hijo de puta, después de lo que me hiciste…- Y rió algo enojado- Me sacaste del medio para apretártela solo, eso no se hace, pero igual como soy bueno te doy veinte minutos, si no llegas, perdes el juego y no jugas más… - Increíblemente, Andrés aceptó.

Aunque sabía que se lo sacarían de encima varios minutos, si conseguía el corpiño de Verónica volvería a la acción rápidamente. Por suerte ella estaba dormida y de espaldas. Tuvo fortuna, dado que tras desabrocharlo, ella se dio vuelta durante unos minutos que le parecieron una eternidad, así que se quedó con el corpiño en la mano, y, aunque pensó en hacer algunas cosas, más, el hecho de que Aby había empezado sin él fue más fuerte.

Impaciente, regresó a la habitación, y como era de esperar, Aby acostada le hacía una felación a su hermano…

- ¿Tan rápido? – Sentádnosle a la altura de la cola de su prima.

- Tuve mucha suerte…- Y lo olió…- Está calentito. Sentilo. – Para su sorpresa, Damián lo olio con gusto. Sin dudas, albergaba ratones por su voluptuosa madre.

Pero no había tiempo para eso. Ahora tenían a la cerecita del pastel acostada, ocupada, entregada, como invitándolo, Abigalil levantó la cola, y Andrés le sacó el pijama y corrió la ropa interior.

- Que mojadita estás primita, que rica…- Oliéndola con fuerza, Sus flujos se sentían más fuertes que aquella vez.

-Haceme lo de aquel día, chúpame el culito…- Le dijo en una pausa, y volvió a meterse el pene de su querido hermano hasta la garganta, sin dudas le había perdido el miedo a bucear profundo.
Andrés se reencontró con aquel extrañado ano, y ahora, con la luz a favor, pudo admirarlo a todo color.

- ¿Solamente lo vas a mirar?

- Por supuesto que no, me lo voy a comer todito…- Y hundió su nariz para respirar sus aires internos en toda su gloria, y le pareció sentirle hasta el aliento a pija de la boca.

- Sos un asqueroso, no sé cómo podes hacer eso…

- Yo no sé cómo nunca lo hiciste, teniendo esta colita en casa…- Y le dio un sonoro beso en el centro del ano, deleitando todo el sabor de la preciosa cavidad, desde ahí en adelante Aby gemía mientras se la chupaba, lo que incentiva a su hermano. Estaba tan relajado, que sin dudas se había masturbado con regularidad en el orificio. Ahora no estaba tan astringente, y ella intentaba abrirlo para que pueda llegar más lejos. Excitado, metió dos dedos para estirar un borde y sentir cada pliegue, Luego, metió el índice de cada mano para estirarlo suavemente, y así poder meter a lengua en toda su gloria.

Los gemidos iban en aumento. Damián le sacó la parte de arriba del pijama y cambiaron de posición. La joven se sentó sobre la boca de su primo, mientras su hermano le succionaba los senos. Los ruidos eran muy guarros y sonoros. Ella, totalmente entregada, le refregaba la cola con suavidad, y su ano estaba tan relajado, que al flotarlo contra su boca parecían labios besándolo, solo que ya no era rosado, sino rojo.

- Hermana, escupite en los pezones, así son más ricos.- Ella obediente, soltó un opulento salivazo que su hermano chupó con placer, y lo repitieron varias veces.- Me encanta tu saliva…

- Ahora tiene gustito a tu pija… oh…- Exclamó de golpe, ya que Andrés pasó a lamer su vagina, totalmente húmeda. Aplicado presión con su lengua, probó su himen empapado y el pequeño esfínter orinado.

El placer alcanzó límites insospechados, cuando Andrés se incorporó para que continúe con la felación, ahora, a los dos jóvenes a la vez.

- ¿Es la primera vez que la chupas hermosa? – Le habló como nunca Andrés. Ella, tras una succión realmente sonora le respondió:

- En la escuela se la chupe a un amigo, hace una semana, pero me excitaba porque pensaba en la tuya primo. Tenía tantas ganas de verla desde aquel día.- Damián, algo celoso, como siempre, la tomo del pelo y la llevó a su pene. Sin embargo, se dio cuenta de algo espeluznante. Atrás de la puerta había algo… Los tres se detuvieron, y con espanto, vieron a Verónica abriendo la puerta, sin el corpiño…
Lo primero que se dio cuenta, es que no parecía disgustada, y el alma les volvió al cuerpo. Y por supuesto, el hecho de que mostrara los pechos era una buena señal.

- ¿Se piensan que nací ayer? Abigail, te vi colándote los dedos hace días con las fotos de Andrés, y a vos, Damián, yendo a tocarla a la noche… pero los quería agarrar así, con las manos en la masa…

- ¿Qué podemos hacer para que guardes silencio mama? Esto no lo vemos como malo… no tiene porqué ser malo darnos placer.

-Nunca estuvimos tan unidos…- Agregó la hermana. Todo estaba dicho, y por suerte, verónica se acercó y les sonrió. – Van a tener que pagar un precio muy alto ustedes tres… me van a tener que hacer revivir cosas que no sentía desde hace mucho tiempo…- Y con delicadeza, tomó a sus hijos a la vez, y acerco a sus voluptuosos pechos, y ellos los chuparon.

Andrés no se salía del asombro. Ver a sus primos lactando como cuando eran chicos, de esas tetas que los alimentaron, grandes y adultas. Y más lo excitaba ver a Abigail haciendo eso. Era lesbianismo incestuoso en pocas palabras, mucho más de lo que nunca había imaginado.

- ¿Y vos vas a mirar nomás? ¿Por qué no venís y te haces cargo como ellos? – Sin más preámbulos, la besó. El silencio solo era roto por los chupones de los hermanos, besando los pezones marrones y firmes, y los dos primos mayores besándose, traspasándose sabores. ¿Sabía que esa lengua había estado antes en el ano de su hija? Probablemente sí.
Verónica estaba muy hermosa, con su cabello negro lacio y un short de gimnasia que usaba para dormir, su primo aprovechó la delgadez de la prenda para sentir su vulva y acariciarla. Pero una mano lo detuvo.

- Yo quiero ser el primero en probarla…

- Me parece perfecto, es tu mama… yo me entretengo con tu hermana mientras.
De un momento para otro, todo se entremezcló. Como en una película porno, la mujer mayor tenía a su hijo lamiéndole la vagina y a la rubia besando sus labios, mientras reía. Andrés, deseoso de probar semejantes pechos, trato de meterse entero el que Aby había chupado.

- Tu hermano tiene razón, tu saliva es riquísima, que lindo que lo dejaste todo sabroso.- Y siguió succionando como si obtuviera alimento.

Andrés se había masturbado muchas veces pensando en su prima durante la adolescencia, pero jamás creyó que tendría tal placer de degustarla. Sus pezones marrones eran muy distintos a los de Aby, estaban totalmente desarrollados y se endurecían más cuando estaban dentro de su boca. Y además, tenía el placer de verle la vagina, degustada por su hijo, relativamente más grande y grisácea que la de su hija. Obviamente, había pasado desde penes hasta bebés por allí, y era natural y sensual todo ese indico de madurez, y a juzgar por el sonido de Damián, le enloquecía todo aquello.

Tras acariciarse y tocarse a fondo, Verónica comenzó a mamársela a Damián, mientras que su hija hacía lo mismo con Andrés. Los varones estaban lado a lado, recibiendo insuperables obsequios de las damas, que en un tipo de competencia, parecían querer hacerlos correrse antes que la otra. Aby se esforzaba mucho. Cada vez empujaba a su pene más hondo y rápido dentro de su garganta, y hasta quiso sin éxito introducirlo entero con parte del saco escrotal, dedicándole a la vez una mirada en blanco.

Totalmente extasiado, y sabiendo que no duraría mucho más sin correrse, estiro su brazo para llegar al ano húmedo de Aby lo acaricio suavemente. Como adoraba aquella oscura cavidad, aunque el trasero de la mayor, al lado, era mucho más suculento. Se puso como objetivo degustarlo también, cueste lo que cueste.

- Ya hijito, podes correrte, quiero probar tu lechita…- Le expresó sin miramientos…

- No te quedes atrás primito…

Y sin más remedio, eyacularon. En un acto de pasión extrema, bañaron sus bocas hasta chorrearse, ensuciando sus mentones, cabellos, y hasta una gota surcó un ojo de Verónica, que arrebatada de lujuria, tomó los labios de su hija y lo unió a los suyos en un ardiente beso que entremezclo las semillas una y otra vez. Produciendo ruidos obscenos, siguieron amasando el contenido hasta que la mayor lo escupió entero en la boca de la delgada Abigail, y ella, lo tragó, completo, con mucha saliva extra de por medio.

Aquello fue la fantasía más oscura y perversa que nunca hubieran podido imaginar. Estaban tan excitados que hasta podían correrse al segundo siguiente, pero por suerte, esa semilla tampoco sería desperdiciada.

- Creo que estás lista para debutar mi hijita. ¿Con cuál empezas? – Dijo, acariciando su vulva mientras la ponía en posición, acostada, con las piernas abiertas.

- No se… no quiero elegir.

- Dejámela a mi… - Exigió con autoridad el mayor.- Damián creo que quiere algo con más experiencia…

Sin más preámbulos, por fin pudo sentir una vagina virgen y ardiente abrazando su falo. Entre gemidos duplicados ambos se trenzaron por varios minutos en una experiencia inolvidable, cogiendo literalmente al unísono a aquellas hembras tan promiscuas, tan valientes y formidables. Aunque sentían un placer inenarrable, observaban al pene del otro entrando en la otra vagina para excitarse aún más. Estaba desvirgando a su prima Abigail, todavía le costaba creer que aquella cavidad tan estrecha fuera la de ella, se sentía como si hubiera aceitado una mano pequeña y con ella estuvieran aprensando su miembro viril, hasta llevarlo la locura.

La vagina totalmente depilada de Abigail estaba que estallaba con el pene de su primo, que se propuso ser delicado y se cebó a los pocos minutos, empujándosela lo más que pudo velozmente. Era como el dedo de un guante de látex aceitado, al que le metían una prominente salchicha una y otra vez.

Damián se corrió al rato, terminando la acción con un abrazo de amante y un beso muy sonoro… ay esas bocas eran una mezcladora para entonces… Y Andrés, se acercó al oído de Aby y le preguntó su podía correrse en sus labios… Y ella se lo afirmo.

Tras haber degustado su semen ocurrió un receso de mimos y caricias, como para levantar los “ánimos” una vez más. Abigail estaba con intenciones de seguir hasta que no le dé más el cuerpo, y a pesar de haber sangrado un poco, como era natural, se limpió y estaba lista para proseguir entregando y recibiendo placer.

- Ahora deberíamos cambiar de parejas…- Intuyó hábilmente Damián.- De la mía no te vas a salvar Aby.- Y ella sin decir una palabra, se la mamó una vez más para dar inicio al segundo round. En cambio Andrés tenía otros objetivos.

- A vos ya se lo que te gusta. Te estás muriendo por comerme el culo cochino.

- Me leíste la mente…- Y poniéndola en posición de perrito, abrió sus nalgas para vislumbrar su nuevo manjar. Su obsesión por aquellos orificios llegaba a límites insospechados.

Sin perder tiempo, endulzado por los gemidos de la desvirgada Abigail, lamió su ano alrededor y luego su centro más picante. Era un trasero con mayor experiencia, más oscuro y fuerte que el anterior, como si después de probar un pequeño pero exquisito pastelillo le dieran un gran trozo de torta grasienta y edulcorada. Le encantaba aquello, y Verónica se lo relajaba para que pudiera explorarlo mejor.

No sabía ni cuándo ni cómo comenzó aquella obsesión, pero estaba en su gloria uniendo el inicio de su aparato digestivo con el final del de ella. El beso negro se hacía cada vez más sonoro, el gusto de sus labios ya no se saldría con facilidad, y empezaba a querer meter algo que no sea su lengua y dedos por allí.

Las posiciones cambiaban continuamente. Verónica se sentó sobre su boca mientras se la mamaba a Andrés, y Aby, se la volvía a mamar a él.

Las palabras se volvieron gemidos, y en un momento, estaban siendo penetradas de nuevo. Las parejas cambiaban, pero los orificios eran siempre los mismos, hasta que en un momento, mientras Aby era penetrada por su hermano, Andrés dejó a Verónica.

- Hoy es hora de que la nena se vuelva mujer, mira esto…- y acercó su glande remojado a su ano, moviéndose de un lado a otro por la acción de su hermano, que se la cojía de parada.

La noche, como un sueño realidad para ambos, siguió de la mejor manera posible, Aby se dejó penetrar por ambos a la vez, mientras Verónica, abrazada a todos, alternaba besos con el trio entrelazado.

Si estuvieron así una hora más o diez minutos no importó, porque sentir aquellas cavidades tan apretadas y estiradas los sumió en un placer amorfo, atemporal, que sin importar su duración, fue perpetuo e insuperable. Quedaron extasiados, tan cansados que se durmieron allí… Damián, con la boca llena de flujo, Andrés, con el pene sucio por haber penetrado analmente a su prima, y Aby, por supuesto, con los orificios reventados de leche incestuosa.

Verónica los arropo y los dejó dormir juntos. Sería una larga noche y faltaba mucho para el desayuno del amanecer de un nuevo día.


Gracias por leer! Espero que les haya gustado! 😃

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