Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesantes para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…
Capítulo 32: Noche de verano
- Cintia se toma la segunda quincena, que nos vamos los dos a Aruba unos días. Georgina me dijo que la primera semana de Febrero se va a Córdoba. ¿Querés irte la primer quincena de Enero?- Me preguntó Roberto cuando arrancó Diciembre.
A pesar de que hacía meses que estaba trabajando con ellos, él sabía reconocer mi esfuerzo y me dejó la primer quincena del año para tomarme vacaciones. Enseguida empecé a organizar algo con los chicos, pero costó más de lo que pensaba. Juan Pablo estaba viviendo con Giselle y estaban medio justo con los gastos, por lo que decidieron no tomarse vacaciones y seguir trabajando para juntar algo de plata (A esas alturas ya tenían pensado casarse pero no decían nada). Leandro y Victoria se habían vuelto la pareja más comprometida del mundo y estaban planeando unas vacaciones en México (Pagadas por mami y papi obvio). Cristian y Clara también tenían planes de irse juntos a la costa en Enero. El único que no tenía nada planeado era Facundo, que enseguida se sumó a unas vacaciones en Gesell. Lautaro, el amigo de Facu con el que habíamos ido el año anterior, tras una propuesta rápida se copó y así llegamos a tres. El cuarto que necesitábamos para poder alquilar la misma casa que la otra vez apareció de mi lado. Charlando una tarde con Bruno, le comenté que me iba de viaje y me dijo que sentía envidia porque él no tenía nada programado, por lo que lo invité a que viajara con nosotros. No fue muy difícil convencerlo. Así éramos: Facundo, Bruno, Lautaro y yo, nuevamente en Gesell.
El 1ro de Enero nos levantamos tipo 8 (con bastante resaca) nos subimos al auto de Lautaro y partimos para la costa, ya en el viaje se palpitaba la locura que iba a ser. Bruno tenía 5 amigas de su club que estaban parando a media cuadra de nosotros y que se iban a sumar todas las noches, Facundo siempre conseguía mujeres de todos lados y el dueño del auto tenía una parla increíble que logró llevarse a la cama una mujer por noche. Las tardes eran más tranquilas, en la playa, con un vasito de fernet o cerveza en la mano, mirando a las chicas pasar. Las cosas iban bien.
Fue la 4 noche que gané por primera vez, una amiga de Bruno, ya no me acuerdo su nombre. Se puso muy pesada conmigo, era evidente que quería coger y terminamos haciéndolo antes de salir de joda. Los otros días me siguió buscando, pero era tan pesada y no cogía tan bien, por lo que la terminé fletando después de 3 noches seguidas. La 7ma noche apareció un bombón.
Una porteña alta, flaca, con un culito precioso y unas tetitas divinas, pelo largo rubio, ojos claros y labios de petera divinos. Estefanía pasó caminando por delante de nosotros esa tarde y cuando la vi a la noche la reconocí enseguida. Me la empecé a chamuyar y a pesar de que tenía novio no dudó en comerme la boca después de un rato de charla. Pero esa noche se fue con sus amigas.
Al día siguiente arrancamos con mensajitos tranquilos, preguntándole a donde salía y si le copaba venir a hacer previa a la casa que teníamos alquilada. Dijo que sus amigas ya habían organizado y como salí a otro boliche que era distinto al nuestro, no nos terminamos cruzando. La 9na noche ella arrancó con los mensajes, fueron cerca de las 9 y me preguntó si quería ir a hacer previa con ellas, viendo que Bruno y Lautaro estaban atontados con sus amigas, decidí irme a pesar de las protestas de los chicos.
Llegué al departamento que habían alquilado sobre la avenida principal y me recibió con un abrazo. Estaba vacío. Le pregunté a donde estaban las otras chicas y me dijo que habían ido a hacer previa a la casa de unos chicos. Enseguida le pregunté qué íbamos a hacer nosotros y me dijo que tenía pensado quedarse ahí un rato y después ir a la previa. Mi cabeza volaba. Tenía puesto un short negro muy corto y una musculosa blanca bien pegada al cuerpo.
Preparamos algunos tragos y nos sentamos sobre el sillón que estaba en el living a charlar. Me contó que tenía 20 años y que estaba estudiando medicina, pero que iba algo atrasada por algunas cuestiones familiares. Después de charlar un rato intenté comerle la boca pero me dijo que no. Ahí empezó a hablarme de su novio. Salía con él desde que ella estaba en la secundaria y lo quería un montón y que a pesar de que tenía 6 años más que ella, era muy paciente y la respetaba mucho.
- ¿Para qué me invitaste entonces?- Le pregunté algo sorprendido después de escuchar 15 minutos sobre su novio.
- No se.- Me dijo disimulando una sonrisa tonta.- Es que… Nada no importa. ¿Vamos a la previa?
- No.- Le respondí riéndome.- Explicame.
Obviamente no me explicó nada y después de darme muchas vueltas me dijo que yo le gustaba pero que le daba cosa. Terminamos yendo a la previa en la cual estuve muy colgado y después al boliche. Ahí estuve peor que antes, dado que mis amigos no estaban ahí, sino en otro lado y cuando le dije a Estefanía que me iba a ir me llevó a la otra punta de donde estaban sus amigas y me comió la boca de un beso. Terminamos chapando bien fuerte. “Esta es mi noche” pensé. Pero volví a estar equivocado. Después de un chape fuerte y manoseo violento y obvio, terminó yéndose con sus amigas con la promesa de que al día siguiente hablábamos.
El viernes 10 no podía perder mi oportunidad. Estábamos a 2 noches de volver a Rosario y quería concretar con Estefanía. Me volvía loco lo buena que estaba y verla pasar siempre por en frente de nosotros, en malla, exhibiendo ese hermoso lomo que tenía, su cuerpo tostadito, me encantaba. “Hoy hacen previa en algún lado?” le pregunté. “Vení a casa a las 11 como ayer. Las chicas no están.” Me contestó después de un rato.
Le conté a los chicos como venía la mano y al entender, me dijeron que no había problema y me dijeron que nos veíamos después. A la noche me bañé, me cambié y arranqué para el departamento. Estefanía tenía puesto el mismo short negro que el día anterior, pero esta vez una remetira suelta bastante escotada. Nos preparamos algo de tomar y volvimos a sentarnos en el sillón. Charlamos un rato, me contó algunas anécdotas de las chicas y cuando le tiré la boca me volvió a correr la cara.
- ¿En serio?- Le pregunté.- ¡Me estás boludeando!
- Perdón Ema, perdón.- Me dijo parándose y yéndose hacia la mesada de la cocina para dejar el vaso.- Es que… Me da cosa, entendeme. Yo nunca estuve con alguien más que mi novio y lo quiero mucho,- Me contaba dándome la espalda y apoyando las manos sobre la mesada.- pero quiero probar otras cosas. Él tiene 26 años y ya me habla de compromiso, vivir juntos y me re emociona. Pero yo antes de eso quiero estar con… ¡Ay!
Me había levantado, había dejado el baso en la mesa y la había sorprendido por detrás, poniendo una mano en mi cintura y la otra sobre sus tetas. Apoyé bien fuerte mi bulto sobre su culito y ella enseguida se cayó. Giró la cabeza hacia un costado y se encontró con la mía y nos dimos un beso. Intentó darse vuelta, pero no la dejé, mis manos seguían en su lugar y mi cuerpo apoyado sobre su espalda. Bajé por su cuello y su hombro y ella tiró su cabeza hacia atrás disfrutando de los besos. Mis manos empezaron a moverse y ella apoyó las suyas sobre las mías guiando cada uno de mis movimientos. Su pancita, sus tetas, su cintura, si cuello, sus brazos, le toqué todo el cuerpo. Después de eso la giré y la volví a tomar por la cintura con un beso bien fogoso.
- Dejate llevar.- Le dije al oído antes de sacarle la ropa.
Comencé levantándole bien despacito la remera mientras seguíamos con los besos y las caricias. Cuando me saqué la mía no pudo contener mirar mi cuerpo y acariciármelo con una sonrisa en la boca. Volvimos a besarnos mientras que con suavidad la subí a la mesada. Le desabroché el short y se lo saqué revelando una bombachita mini preciosa. La miré con una sonrisa tentadora y ella me devolvió la sonrisa. Se la saqué y le abrí las piernas.
Empecé con unos besitos suaves sobre sus muslos y de a poquito me fui acercando a la concha. Al principio fueron unos besos tranquilos, con un poco de deditos, pero de a poquito le fui agregando la lengua. Al cabo de un rato ya se la chupaba como loco y ella gemía de placer. Puso sus manos sobre mi nuca y apretaba bien fuerte a medida que se la chupaba. “¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!” gemía cada vez que mi lengua pasaba por su clítoris mientras mi dedo entraba y salía de su concha bien rápido.
La bajé de la mesada y después de un beso apasionado la di vuelta y tiré su cintura hacia atrás. Me bajé la bermuda y el bóxer y después de mojarme la pija se la metí. Entró de una y enseguida coloqué mis manos sobre su cintura y me la empecé a coger. La daba bien fuerte y rápido y ella gritaba completamente satisfecha. “¡Ay sí! ¡Ay!” gemía con las dos manos apoyadas bien firmes sobre la mesada. Le puse un chirlo en el culo y ella me miró medio feo y a pesar de que no dijo nada decidí no volver a hacerlo.
- Vení vamos al sillón.- Le dije.
Cuando lo hice se dio cuenta que estaba cogiendo sin forro y me obligó a ponerme uno a pesar de mi promesa de no acabarle adentro. “Quiero que acabes bien” manifestó ella sentándose encima de mi. Puse mis manos sobre su culito y Estefi se fue moviendo bien rápido sobre mi cuerpo. Los gritos de placer volvieron enseguida y al estar la ventana abierta era obvio que se escuchaban hacia la calle. “Ay sí!” gemía como loca con sus manos sobre mis hombros y moviéndose bien rápido, “¡Sí”.
- ¡¿Tanto vas a gozar trola?!- Gritó alguien desde afuera.
No pudimos contener la risa pero en vez de parar, eso la motivó a seguir moviéndose y cada vez más rápido. Le apretaba bien fuerte el culo y eso provocaba que su cuerpo subiera y bajara a mayor velocidad. Estefanía acabó en medio de un grito de satisfacción puro, pero a pesar de eso se siguió moviendo hasta que yo acabé unos minutos más tarde. Ella se recostó sobre mi cuerpo y me besó bien apasionada.
Nos cambiamos y volvimos a tomar algo. Le pregunté si quería que vayamos con las amigas, pero decidió quedarse ahí. Nos tiramos en el sillón y al cabo de unos minutos ya estábamos de nuevo desnudos. Después de una segunda vez las amigas la llamaron para preguntarle que iba a hacer y ellas les dijo que se quedaran ahí. Vino caminando muy sensual hacia mi y me dijo que tenía ganas de un poco más. La tercera vuelta, fue sin forro.
ANTERIOR
SIGUIENTE
1 comentarios - Un ganador. Capítulo 32