CONTINUA LOS RELATOS ANTERIORES
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Mi madre conmigo y su padre de nuevo con Anna de testigo. Anna, la recatada casadita del pueblo me sorprende pidiéndome algo inusual y pasa a formar parte de mis putitas, totalmente.
- Oh, papá, te he echado de menos – mi madre se abrazó a mi abuelo, las manos al cuello, nada más llegar al apartamento de él.
- Y yo a ti niña mía – la abrazó con ternura.
Hasta aquí todo era normal entre un padre y su hija, pero después sus bocas se juntaron, primero en suave beso tierno y después con un gran juego de intercambio obsceno de lenguas, nada apropiado para padre e hija – ummm cada día más rica – mi madre sonrió.
Finalmente nos volvíamos a encontrar los tres.
- Hacía días que no estábamos juntos – dije.
- Estás preciosa, hija, cada día más guapa y sexy. – sonrió – se nota que tu hijo te cuida bien -Aún abrazada por su padre, que ya le pasaba la mano por el culo, me acerqué a ella y ella me morreó, le gustaba el juego morboso, darle lengua a su padre y a su hijo seguidos, así que me morreaba mientras su padre le amasaba el culo – sigues teniendo el mejor culo de Barcelona.
- Tú que me miras con buenos ojos – se separó de él y se dio un paseo contoneándose por la sala, llevaba un vestido fino azul que hacía resaltar su piel morena, la faldita con un poco de vuelo no muy corta, pero muy escotado. No pasó por alto que ya tenía los pezones duros, marcados en la tela – y tú cada día más seductor, papá. Hace muchos años que me excitas sólo con tocarme – se volvió a acercar a él y le puso su manita en el paquete – muchos años que me haces feliz – mi abuelo le acarició suavemente el escote con los dedos.
Por alguna razón, me encantaba ver cómo mi madre se deshacía con mi abuelo, una sensación extraña pero excitante. Pensaba que incluso antes de nacer yo, de adolescente mi madre, ya se la montaba su padre.
- Uf hija, hace muchos años que solo de verte me la pones dura – entonces mi madre le bajó la bragueta y su manita desapareció dentro, el movimiento indicó que había encontrado lo que buscaba y que lo meneaba con destreza. Sin dejar de meneársela, mi madre, como siempre, maestra en el morbo, comentaba situaciones familiares.
- Por cierto, tenéis que venir mamá y tú a comer con nosotros un domingo –hizo una pausa – ummmm cada vez me gusta más tu polla, papá – otra pausa – ya sabes que le gusta la reunión familiar y a mi marido también. Y quiere mucho a los chicos.
- Ummm sí, hija, es verdad, hace tiempo que no nos reunimos todos – con los dedos le bajó el hombro del vestido y le sacó una tetaza fuera, el pezonaco estaba tieso y duro, con suavidad se lo pellizcó – qué buenas tetorras has tenido siempre hija, incluso cuando eras niña, más grandes que las demás chicas– hizo una pausa sin dejar de trajinarle el pecho – Le diré a tu madre de ir el domingo a comer a casa vuestra, sí, me apetece charlar un rato con mi yerno, tu marido es muy buen tío, es inteligente y nos entendemos bien, sobre todo con tu madre – se agachó a chuparle el pezón – Uffff, hija, qué dura sabes ponerme la polla Dame teta de la mejor, nena.
- Toma papá, toma teta. Siempre ha representado un orgullo para mi darte teta, papá, ufff a mi propio padre, sobre todo de adolescente…acuérdate cómo gozabas, y siempre me excita cómo me mamas – hizo una pausa – le comentaré a mi marido a ver si este domingo nos va bien a todos y os venís mamá y tú. Que os haga una paellita, que os gusta.
Ver cómo mi madre gozaba siempre era un espectáculo pero ver cómo le mamaba mi abuelo me producía sensación de celos y de excitación. Y era esa complicidad de años de incesto entre ellos.
- A tu abuelo le gustaba mucho mi leche – me había dicho alguna vez.
- ¿Tu leche?
- Sí, fue él quien me descubrió lo sexual que es dar de mamar mi leche a los tíos. Le encantaba, aprendí que podía correrme solo con trabajarme las tetas.
- Joder, mamá, y tú dando de mamar a tu padre…
- Y te aseguro que mamaba, pero que a base de bien. Y no solo mamar, me ordeñaba como una vaca. Me dejaba las tetas blandas y fláccidas, vacías, menos mal que se llenaban rápido de nuevo para ti, y después para tu hermano. Dice que la leche de mujer mantiene joven.
- Coño, me lo apunto. A lo mejor por eso eres tan tetuda.
- Jajaja, la verdad es que me crecieron pronto y más que a las otras chicas, pero seguro que tu abuelo es en parte responsable de que sean grandes. De lo que sí es responsable es de lo excitables que tengo los pezones.
La verdad es que mi abuelo era un entusiasta de las tetas. Y le gustaba trabajarlas largo tiempo. Siempre es importante aprender, me decía yo.
- Hija, claro que me acuerdo que de nena me metías las tetas en la boca, y desde luego tienes las mejores tetas del mundo, mejoradas – Ahora le sacó la otra y se la mamó. Lo que hacía mi abuelo era meterse en la boca una buena porción de teta y realmente mamaba, succionaba, virtualmente se las comía.
- Ummmmmm y tú eres el mejor padre del mundo – le seguía meneando la polla dentro de la bragueta- Ummmm esta polla se está poniendo a punto – se la sacó fuera – mira que polla tenemos, Anna.
La presencia de Anna era la novedad. Hacía unas semanas que me había llamado.
Ya casi no me acordaba de ella, era la chica rubita de 30 años recién casada con la que habíamos coincidido en el camping, en tiendas adyacentes. Ella iba con su marido y había quedado subyugada con la frescura de mi madre, con la absoluta libertad con la que mis amigos se la habían follado y fascinada por su falta de pudor. Lo relaté en los capítulos 11 y 12.
Sin quererlo pero queriendo, acabé follándomela con su marido cerca y montándonoslo los tres, mi madre, ella y yo, alucinada por la personalidad de mi madre, que rompía todos los tabús incluso follando con su hijo. Y por supuesto, seducida por mi polla, por el placer que tuvo y la perspectiva de hacer cosas nuevas que el clásico de su marido no hacía.
Me había llamado porque quería verme. Su marido, agricultor en un pueblo del interior, tenía que pasar el día en Barcelona, en una jornada de formación para temas de cultivos. Ella le acompañaba y estaría sola por Barcelona.
- He dicho a mi marido que aprovecharía para ir de compras, ya sabes, ropa y tal, pero igual no te importa acompañarme.
- Um me encanta que te hayas acordado de mi, Anna, para entretenerte un poco tanto tiempo.
- Bueno, no conozco a nadie más por allí que valga la pena para enseñarme bien Barcelona, eres muy divertido y he pensado ¿por qué no? No tengo muchas ocasiones de ir y me gustaría aprovechar ésta.
- Claro, Anna, eso está muy bien. Espero divertirte tanto como puedas y quieras.
Aquel día fue memorable en todos los sentidos. Lo primero que hice con ella fue ir a comprar ropa, venía del pueblo con unos tejanos y una camisa de cuadritos.
- Vas a vestirte de mujer, Anna.
Se probó unos cuantos vestidos, todos le parecían exageradamente sexuales y descarados, sólo porque eran cortos y escotaditos.
- Umm, vaya vestidos guapos, pero en el pueblo todos dirían que soy puta. El primero mi marido, uf, fíjate, si es que enseño todo el muslo.
- Y además, se ve que tienes un par de peras, no como con la camisa que traías.
- Y tanto que se ven, si casi me llega el escote a los pezones…vaya vergüenza…
- ¿Vergüenza? – me acerqué por detrás de ella y le bajé un poco más el escote, realmente, aparecieron enseguida las aréolas y los pezones – orgullo sentirías de ir mostrando este par de frutas apetitosas – acerqué la boca a su oído – en el fondo te encantaría que incluso se te vieran así, insinuando las aréolas obscuritas, que en un descuido puedan verte bien esos pezoncitos que todos se comerían, sabiendo que vas despertando deseo en todos, deseo de tenerte, de “pegarle un polvo a esa tía de los pezones”, que es lo que comentarían – le besé el cuello, ella gimió, caliente – es lo que te gustaría hacer…
- Uffff, por dios, Roger…eso es…muy poco decente…pero tan excitante…
- Tu marido no sabe aprovechar la mujer que tiene. Mírate bien, Anna. ¿No me digas que no te gustas? Así es como te ves más natural, tal como deseas verte.
- Uff, eres demasiado amable.
- No es amabilidad, es que me estás poniendo la polla dura, Anna. A ver si me dejas meterme entre esos muslos – enrojeció hasta arriba – quédate con ese vestidito. Si tu marido no sabe apreciar esta putita, yo sí.
- Un poco descocado – me miró –pero me lo quedaré, porque te gusta.
Especialmente excitante fue escoger ropa interior. De hecho hice que solo se quedara un tanga y fuera sin sujetador.
- No se te caen las tetas, Anna y estas preciosa así.
- Pero se nota que no llevo sujetador.
-¿Y qué? Mejor. Es muy sexy el movimiento de tus tetas sueltas, marcando pezón – me acerqué a su oído – me gusta esta putita.
- Ahora voy a llevarte a tomar algo, ponte el casco – evidentemente llevaba mi flamante moto que estaba pagando mi madre con su coño. Se lo puso – voy a lucir chica. Ahora nadie sabe quién eres. Ni tu marido te reconocería. Fíjate en cómo te miran los tíos. Pensando en lo rico que sería echarte un polvo.
- Uf, sí, me gusta.
- Claro. A nadie le amarga un dulce y tú no eres la monja que te obligan a ser. Eres consciente que con ese vestidito vas a enseñar las bragas cuando subas a la moto, así que venga, aprovecha y sé un poco puta.
- Umm, como tu madre. – me reí.
Yo iba forzando poco a poco las cosas, o así lo pensaba, pero ella es lo que quería, quería vivir esas sensaciones que en su pueblo eran prohibidas y hasta imposibles. Y me demostró más tarde que no era ninguna ñoña.
La paseé en moto enseñando piernas, no que decir tiene que la miraban con deseo, sobre todo los automovilistas en los semáforos, que la tenían cerca. Ella era consciente y nuevo.
La llevé a un bar cerca del piso de mi abuelo, pensaba tirármela, claro, pero antes quería exhibirla un rato y que se sintiera exhibida.
En el bar me conocían por supuesto, a menudo iba a tomar algo y a veces llevaba también a Sara o a alguna chica. Bar de barrio con parroquianos fijos que me saludaron y repasaron a Anna de arriba abajo. La llevé a la barra, sentadita en un banquete aún enseñaba más, apenas se le tapaban las braguitas, cosa que fue bien recibida por los parroquianos, en aquel momento tres hombres mayores ya, evidentemente sin trabajo, pasando el rato. La barra hacía una L y la llevé al rincón del final, la hice sentarse de cara a la sala.
Ella era consciente que centraba la atención.
-¿Qué Anna, te gusta ser una hembra deseada? Todos estos piensan que soy un cabrón con suerte y que les gustaría a ellos estar cerca de ti. Seguro que no han tocado hace años una piel joven y fina como la tuya.
- Ufffff, nunca he estado así por dios…que vergüenza, si me vieran en el pueblo…pero reconozco que me gusta un poco…pero me ponen nerviosa.
- Tranquila, poco a poco, relájate y disfruta, eres ahora el centro de deseo sexual. Imagínate a ti misma paseando provocativamente por el bar y después que te sentaras en una mesa y fueras abriendo las piernas poco a poco, mostrando lo que todos desean. Goza de la sensación.
- Uffffffff, qué fuerte…soy incapaz…
- Pero te gusta imaginarlo, sería una situación muy excitante. Podrías pensar que todos pagarían por verte y ya no digo, si pudieran tocarte, o más, follarte. Uno tras otro.
- Ummmmm…que cabrón eres…uffff.es excitante imaginarlo…una fantasía, sí.
- Además sería un acto de generosidad por parte tuya, hace años que no catan hembra joven. Y tampoco representaría tanto para ti, si te lo permitieras, en diez minutos acabarías y tan normal. Aquél, por ejemplo, ése que te mira tanto de reojo, hace años que es viudo.
- Jo, Roger, no sigas anda…
- Te pone caliente, ¿eh? Voy a llamarlo.
- ¡¡¡No por dios Roger!!! Ni hablar.
- Sólo porque esté cerca de ti, mujer, si no te cuesta nada que esté aquí charlando, solo dejarle que te mire de cerca. Ey, Pedro, ven un momento – por supuesto vino – te presento a Anna, una amiga mía – Pedro era un hombre de unos 65 años, más bien bajito, delgado, calvo, nada elegante y sin atractivo. Iba limpio, eso sí, bien afeitado.
Evidentemente fórmulas de cortesía y una par de besos. Se la comía con la mirada.
- ¿Qué te parece, es guapa, eh?
- Uff guapísima, vaya suerte que tienes ladrón –Anna se sonrojó levemente.
- Estoy seguro que tú también haces de las tuyas ahora que estás suelto.
– Uy, qué va. Ya ni me acuerdo de cómo es una mujer, hace años ya que me quedé viudo y desde entonces que nada de nada.
- ¡No jodas! – me hice el sorprendido – así que no recuerdas lo suave que es una piel como la de esta chica.
- ¡¡En sueños!! Jajaja…
- Pues no sé si sabes lo que te pierdes – acompañé las palabras acariciándole a Anna el hombro y el brazo.– vamos Pedro, no creo que Anna le moleste que le toques un poco - Ella me miró con mirada de protesta - Anna, qué te cuesta y así le das un gusto a mi amigo. ¿No te apetece, Pedro?
- Jo, muchísimo pero no quisiera molestar a la señorita.
- Una caricia nunca molesta – Vi que Anna estaba luchando con sus contradicciones, pero no decía nada. Pedro se acercó por el costado de Anna y le acarició la piel del hombro, como había hecho yo.
- Uffff qué suave, ¿no le molesta, señorita?
- Eeh…-hubo una pausa en que ella me miraba intensamente – no, no me molesta – dijo finalmente sin dejar de mirarme, pensé que ya estaba decidida.
Pedro no dejaba de acariciarle la piel de los hombros, animándose cada vez más.
- Es usted preciosa, señorita – ella le sonrió – me encanta usted. Le estoy agradecido, me emociona volver a sentir esta suavidad – su mirada iba de su escote a sus muslos mientras le acariciaba cada vez más trozo, bajando por la espalda y tocándole el cuello.
Los demás parroquianos no nos podían ver bien porque yo estaba tapando a Anna y Pedro estaba a su costado. Anna recibía las caricias sin moverse. Decidí ir más allá.
- ¿Has visto qué muslos? ¿Cuánto hace que no acaricias unos muslos así?
- Ufff jejej, yo creo que nunca, del tiempo que hace.
- Vamos Anna, deja que mi amigo te toque un poco más, para ti no es nada y a él le haces feliz.
- Bueno, pero…es que…
- Si no es nada Anna, vamos anda, déjale –ella asintió. Pedro le puso la otra mano en el muslo y lo fue recorriendo entero, ávido, borracho de piel, su mano llegaba justo hasta las braguitas. Me estaba dando un morbo bestial, Pedro se acercó tanto que estaba prácticamente pegado a Anna, su mano derecha ya bajaba por el escote probando suerte. Anna estaba entregada o resignada, así que cuando Pedro bajó un poco más su mano derecha acariciando el comienzo de los senos, no dijo nada. Era evidente para todos, también para Anna, que Pedro tenía intención de bajar más la mano hasta poder tocarle bien las tetas. Sobre todo porque el escote era tan amplio que los pezones, ya duros y pronunciándose debajo de la tela, quedaban muy cerca.
Yo estaba disfrutando, me estaba poniendo caliente de verla. No dejaba de pensar en una mujercita casada de pueblo, con su marido en un curso, sin tener ni idea que su querida esposa está dejándose sobar en un bar cualquiera. No sabía hasta dónde podía llegar pero decidí probar.
- Vaya, te está gustando mi amiga, ¿eh?
- Es exquisita, una pasada, no sabes la emoción que siento de volver a tocar una mujer. No sabe lo agradecido que le estoy señorita – la mano izquierda le acariciaba los muslos ávidamente, Anna mantenía sus piernas juntas pero la mano de Pedro ya había viajado un par de veces hasta sus braguitas, haciéndola suspirar casi imperceptiblemente
La mano derecha estaba al borde del escote acariciándole con los dedos la parte superior de los senos, sin atreverse a recorrer los centímetros que le quedaban para llegar a los pezones. Pensé que Anna estaba deseando que lo hiciera.
Alargué mi mano y separé la tela del escote y pudimos ver bien sus tetitas redondas y firmes, con sus pezones erectos
- Mira qué buenas tetitas tiene - por supuesto, miró.
- Unas preciosidades de tetas, ummm
- Y una piel joven y suave. Huelen a hembra joven – Anna dejó que él se acercara a olerla y las viera bien de cerca. Tenía una actitud entre de deseo y rechazo, tensa pero complaciente, pero no dijo nada, consciente de lo que vendría a continuación.
– Ummmm vaya olor tan bueno – se le salían los ojos de las órbitas.
- Y firmes – La respiración un poco agitada de Anna hacía que subieran y bajaran – yo le digo que no necesita sujetador, ¿qué te parece?
- No, para nada, se aguantan solas, vaya, a la vista está.
- ¿Ves Anna? Es lo que yo digo, hazle un favor Pedro, comprueba su consistencia y dale tu opinión.
-Encantado ¿Le importa, señorita?
- N-no– dijo ella vacilante. Evidentemente, estaba calentándose con la situación.
Pedro le metió mano amasando una teta y después la otra. Yo mantenía el escote abierto, me encantaba ver como había conseguido poner sus tetitas en las manos de aquel tipo. Seguro que ella ni hubiera imaginado que estaría así, ni su marido podría creerse nunca lo que su esposa estaba haciendo.
- ¿Qué? –dije
- Tersas y firmes…no necesita sujetador – se estaba poniendo las botas sobando las tetas de Anna - Ufff ¡y qué buena está la señorita! – sus dedos acariciaron y pellizcaron suavemente sus pezones, haciéndola gemir.
- Y pezón duro, como estás comprobando, aunque no tenga nada que ver con la consistencia y el uso de sujetador.
- El conjunto es lo que estaba mirando. Los pezones son muy importantes. Y estas tetas son de primera, señorita.
Casi al momento Pedro pegó el paquete al muslo de Anna, a ver qué pasaba. Como no le dijo nada, comenzó a restregarse.
- Ey tío, eso es que se te está poniendo dura con mi amiga.
- Joder, lo siento pero es que hace años que no se me pone así, he pensado que me había vuelto impotente, y es que una chica como ésta hace muchos años que no…vaya…que no toco teta.
- Pues te estás resarciendo, vaya sobada que le estás metiendo. Menos mal que mi amiga es generosa y lo entiende. ¿Verdad que sí, Anna?
- ¿Eh? Bueno…s-sí, claro.
- ¿Se te ha puesto dura de verdad, Pedro, después de años?
- Joder, uy perdone señorita, sí muy dura tío.
- No jodas, ¿quieres comprobarlo, Anna?
Pedro se bajó la bragueta.
- No le miento señorita, usted misma verá que no.
- Ufff…pero…
Anna con un cierto reparo, pensándoselo, mirándome con una expresión de reproche, acercó la manita y finalmente metió la mano en su bragueta. Pedro seguía sobándole las tetas y los muslos.
Me daba un morbo bestial ver la mano de Anna dentro de la bragueta, siempre ha sido una de las escenas que más me ha excitado, no se ve nada pero sabes que la manita ha encontrado una polla y la agarra.
- Uffff…sí…la tiene dura… - Anna seguía con la manita dentro.
- Joder, pero qué barbaridad, dios, señorita, qué gusto… - sin dejar de sobarla – hace años que no me siento así…una mujer así…agarrándome el rabo…perdón…- Anna movía la manita evidentemente fascinada
Pedro subió la mano del muslo hasta tocarle las bragas, iba ya embalado.
- Señorita…sería mucho perdirle…- Anna separó los muslos para que Pedro le tocara el chocho, estaba ya entregada al juego –ufffff…esto si que es un sueño – Pedro no se conformó con tocarle por encima de la braguita, le metió los dedos debajo y ella gimió- por diosss señorita…qué chocho…pero por diossss…qué delicia de chocho…
Anna le masturbó lentamente un par de minutos, hasta que él gimió y eyaculó sin que Anna dejara de meneársela todo el tiempo, sin problema de pringarse la mano de semen y Pedro le sobaba el coño y las tetas.
Yo estaba a cien. Finalmente Anna sacó la mano pringada de leche, y Pedro se apresuró a limpiársela.
- Ha sido la experiencia más emocionante de mi vida, señorita, muchas gracias –ella le miró y esbozó una sonrisa tenue. Pedro le besó la mano.
- No las merecen, señor – increíble – pero una vez y nunca más.
Pedro se marchó flotando. La miré.
- Ahora eres una pajillera de barra de bar.
- Oh, por dios, vaya expresión “pajillera”. Uff…si…no…en mi pueblo…uffff…Eres un cerdo cabrón.
- Te has puesto caliente como una puerca, no lo niegues.
- Ni yo misma me creo lo que he hecho, por dios, qué sucio y guarro es lo que he hecho…nunca hubiera imaginado que haría esto…me ha sobado entera…un desconocido…me he pringado toda la mano de semen.
- Muy sucio y muy guarro, pero nadie se dará cuenta, y tú no te has quedado marcada ni nada, cuando te laves, como nueva, solo tú y yo sabemos que te gustó ser pajillera de bar.
Aún me reservaba una gran sorpresa. La subí al piso de mi abuelo, que estaba al lado.
- ¿Dónde me llevas?
- Voy a enseñarte algo, preciosa,–entramos – Es el piso de mi abuelo, aquí vengo con mi madre de vez en cuando. Sé que te gusta y quería que vieras dónde. Y además tengo que quitarte la calentura.
- Es muy coquetón – dijo. Le agarré de la mano y la giré, la apreté contra mi.
- Te deseo, me pones mucho, pajillera de bar, – la besé y ella respondió abriendo la boca – sé mi putita, tu lo deseas también, Te has puesto muy caliente.
- Ooooh Roger…eres un cabrón, me has obligado a hacer una paja a un desconocido, no puedo olvidar cómo me follaste…todo un mundo nuevo…pero…eres tan joven…y estoy casada…he de volver esta tarde con mi marido…
- Volverás con tu marido…pero bien follada, Anna, siendo la putita de un chico joven sí…obscena y mucho más hembra…¿te va el plan?
- Ummm me excitas…tu putita…hazme tuya…pero… - se quedó seria- hay algo…no sé si puedo pedírtelo
- Lo que quieras, dime.
- Ufffff, he ensayado mucho lo que te quería decir pero no sé si puedo – estábamos de pie abrazados – quiero decir…aparte de lo de putita…es que…estoy confundida…no sé, mejor no…o sí…
- Todo puede ser, Anna, putita, sin problemas. No te apetece…¿estás embarazada o algo? Yo lo entiendo todo.
- Es que…no, uy no, embarazada no, de eso se trat..uy es que…verás, a pesar de intentarlo no me quedo embarazada, y…ufff…no es problema mío…lo he consultado…
- Pues le dices a tu marido que hagáis la fecundación de éstas in vitro o como sea…ahora hay sistemas.
- uff, está chapado a la antigua. Es que él no reconoce nada, dice que a él no le pasa nada y que es tan hombre como cualquiera y que ya me quedaré. Para él es como si le insultara…no quiere ni oír hablar que él puede tener algún problema en el esperma. Y se está poniendo raro y de mal humor. Y tengo que solucionarlo…
- Joder, vaya tonto, qué tendrá que ver…- de pronto, comprendí – Anna…
- uf ¿qué? – me miró a los ojos
- ¿Me estás diciendo que puede que te quedes preñada conmigo?
Hubo unos segundos de silencio.
- Bueno…no sé, es difícil…pero he pensado mucho…y no veo otra salida…y no conozco demasiados hombres…de allí del pueblo no puede ser, se acabaría sabiendo…tú me gustas mucho…eres joven y sano…tienes muchísimo esperma…claro que no tienes por qué…igual es pedirte demasiado…lo entenderé…
- Um, no me han pedido nunca una cosa así, tener un hijo pero que el marido piense que es suyo…¿Estás segura?
- Me sorprendió y me dio mucho morbo la cantidad de semen que me echaste…mi marido no eyacula ni la tercera parte…pensé…ufff…eres un tío legal…el secreto estaría seguro…puedo confiar en que no me reclamarías nada…y me excita tanto acostarme contigo…haces que me sienta tan mujer, tan puta…pero veo que no es buena idea, no puedo hacerte eso…no tienes por qué…
-Mírame - me miró fijamente, sonrojada, un poco acobardada – dime tranquilamente lo que deseas. Relájate, solo dímelo y óyete a ti misma decírmelo.
- Roger…
-¿Qué quieres preciosa?
- Quiero que… me folles mucho, que… eyacules dentro y me preñes. Lo deseo. Ya está.
- ¿Pero quieres seguir con él? ¿Hacer creer a tu marido que es hijo suyo?
- Sí, es que le quiero mucho, de verdad, quiero seguir con él, él desea ser padre y yo le daré un hijo…¿te parezco muy mala?
- Eres preciosa y lista – hice una pausa, la besé – Voy a joderte mucho, llenarte de esperma y voy a hacerte un bombo. Voy a darle a tu marido el hijo que desea de su esposa.
Nos besamos con una pasión y yo con un morbo bestial.
- Te lo voy a hacer como la putita que eres. Arrodíllate ante mi polla y chúpamela. – vaya morbazo tener allí a una mujer hecha, treintañera, que era la primera vez que se arrodillaba ante una polla – ummm te gusta…
- Uff eres el único tío al que le chupo la polla…me gustas…arrodillada ante un chico tan jovencillo…ufff…pero qué polla tan grande…me siento muy guarra…ufff…pero no puedo parar…me gusta…
- Anna, tócame los huevos, agárralos –lo hizo, sentí su manita ávida - los notas cargados…ummmm…ahí tengo tu futuro hijo, puta mía.
Yo estaba muy caliente ya, así que sin más la llevé a la cama, la empujé, le subí el vestido y le rompí el tanga.
- Vas a recibirme entre tus muslos, Anna, para joderte bien jodida, para llegarte tan adentro como tu marido no llegará nunca, ramerilla.
- Oooh, Roger, qué sucia y puerca me haces sentir…qué vergüenza…no debería…ufffff…jódeme con tu enorme polla, me gusta ser tu puta, como tu madre – se abrió de muslos mostrándome un coñito húmedo, se lo toqué, el clítoris inflado, realmente estaba caliente – uuuaaa ya Roger, YA! Por favor…¡JÓDEME YA!
- Toma polla putita, hasta los cojones te va.
- AAAAAAAAAAAAAAhhhhh, siiiiiiiiiiiii, es el doble que mi marido… - comencé el mete-saca con calma – más… más…dame polla…ufff…qué guarra…bien dentro…hasta los cojones…uff qué lenguaje…sí, hasta los cojones!!!..ffff…fuerte…soy tu putitaaaaaaaaa…
- Mi puta, una ramera en toda regla…ufff…toma polla, puta, una casada decente que te gusta llenarte el coño de cipote grande que no tiene tu marido…toma, toma cipotazo, zorra, hasta los huevos, quieres a tu marido pero te haces montar y preñar por mi, so guarra…- le metí el rabo hasta dentro y me quedé – Eres preciosa, Anna, qué gusto me da tenerte el rabo tan dentro…mi puta…- la besé en la boca, caliente, ella me dio su lengua con pasión.
- Ummmmm siiii…tu puta…me encanta tenerte…ooohhh…- le besé y mordí los pezones – aaaah siiiiii…cómeme cariño…me follas…tu puta…siiiiiii
- Estoy a punto de llenarte de leche, preciosa,…¿la saco?
- Uffff, nooooooooooo, no me la saques, nooooo…llena de cipote grande, siiiiiiiii, diosssss que buena follada…lléname de tu leche…déjame preñada…hazme un hijo Roger…bésame cariño – la besaba mientras le bombeaba – AAAAAAAAAAAAAhhh, qué dentro, dios, hazme un hijo, siiiiiiiiiii…me viene, me viene, oh, diooosss…
No pude por menos que correrme en ese momento, consciente que mi esperma estaba dentro buscando el óvulo, un morbazo y al mismo tiempo sentí algo especial por Anna, una mujer que me pedía un hijo, que había decidido parir un hijo mío, una chica tierna y cariñosa, y buena putita, teniendo uno de los mejores orgasmos de su vida…su cuerpecito temblando de placer y de lujuria…sus piernas rodeándome, apretándome contra ella, moviendo frenéticamente su pubis.
- Ummm, Roger, eres un cielo…gracias.
-¿Gracias?
- Sí, por este polvo, como nunca… – hizo una pausa – y también por el esperma, me has inundado, gracias por preñarme, cariño. Me toca estar ovulando…qué dentro me has dejado el semen…gracias cariño – me besó tiernamente.
Se quedó estirada en la cama, recuperándose del orgasmo y manteniendo mi semen dentro. Yo fui a poner una par de copas de cava y se la llevé.
- Brindemos, Anna.
- Ummm sí, por…por tu hijo en mis entrañas – lo hizo acariciándose el vientre. La miré casi sin creer lo que oía.
- Ummm sí, - me incliné a besarla el vientre, os aseguro que ese gesto me sacudió los huevos con más ganas de esa mujer – por el bebé que le darás a tu marido. Y también por la putita pajillera de bar, la más preciosa de todas las chicas.
- Mira lo que hago – me dejó boquiabierto. Se puso enfrente de la pared, apoyó las manos en el suelo y levantó su cuerpo con los pies contra la pared, aguantándose con los brazos, un pino, vaya – así tu esperma se queda bien dentro. Lo he hecho con mi marido pero no dio resultado. Espero que contigo sí.
La miré, preciosa y excitante así. Para colmo abrió las piernas dejándome ver su coño mojado de flujo y semen, y rasurado.
- He hecho gimnasia desde pequeñita – abría y cerraba las piernas de una manera que me pareció muy sensual.
Ahora tenía una actitud relajada, alegre. Tuve la sensación que había venido a por un hijo y es lo que se llevaba.
-¿Qué más sabes hacer?
Bajó y apoyada en los pies, los separó bastante, un goterón de leche cayó al suelo, se dobló hacia adelante tanto que pasó sus brazos por detrás de sus piernas, cogiéndose los tobillos. Mi polla saltó. Me arrodillé ante ella su coño a la atura de mi boca y mi polla a la de la suya. La agarré para que no se levantara.
- Chúpame el rabo, puta preñada – mientras le comí el coño y el culo sin importarme ni el flujo ni mi leche rezumando – Así so guarra, cómo has aprendido, furcia mamona…me pones a mil…necesitas rabo gordo y grande…dilo puta
- Ummm necesito rabo gordo y grande…necesito que me folles como una puta…
La eché encima de la cama boca abajo.
- ¡¡A 4 patas, perra!! Así, buena perra, voy a joderme mi perra, eso es lo que quieres…
- Ummmmsí…jódeme como una perra…
- Perra preñada…- le metí el rabo en el coño hasta el fondo, pero se lo saqué bien lubricado y le enfilé el culo – voy a darte por el culo zorra
- Diosss…nooooo – la agarré fuerte y empujé- AAAAAAAAAAAyyyy cabrón…me haces daño…nooo nunca me …aaaaay…que lo tengo virgen…Roger…noo…por el culo nooooo…mi culo…aaaaaayy…nooooo….
- A mis putas les doy por el culo, so furcia – empujé fuerte – toma polla perra, enculada, perra preñada… - le di dos palmadas en las nalgas – traga cerda, traga por el culo, tú te llevas tu hijo y yo te desvirgo el culo…ummm qué bueno es metértela en este culito virgen…es la primera polla que te entra…
-aaaaaaaaay…Roger por dioss…aaaaahhh…que es muy gorda….aaaah…mi culo…no es natural por el culo…es humillante…me dueleee…aaay…no me la metas más por el culo…aaaaaaaaay
- Le voy a devolver a tu cornudo marido una esposa dada por el culo, puta de verdad– se movía hacia adelante así que le puse un pie en la cabeza- vas a estar quieta mientras enculo mi perra…toma polla hasta los huevos en tu culo…ahora ya eres puta de culo…mi puta. ¿No te gustaba sentirte sucia? Pues toma, siente bien dentro de tu culo de puerca mi tranca de cabrón
- AAAAaaaayyy …- gritaba, gemía, suspiraba, yo le daba duro, casi violento, estaba muy excitado – POR DIOSSSS, ROGER, que me estás rompiendo el culo…
- Guarra, furcia, perra…qué culito tan estrecho tenías…te lo voy a dejar como lo tienen las putas de culo…- le di dos palmadas – ancho y lleno de mi leche…voy a correrme en tu culo, así serás una de mis putas…
- AAaaaaaaaaaahhh, por diosss…una de tus putas…aaay…
- Sí, so ramera…una de mis putas, tu marido estará casado con una de mis putas…toma rabo, cerda…como a mi madre…también es mi puta…toma cipote por tu culo…ahora es un culo de puta…bien follado…¿No te gusta?
- Ufffff…noooo. Me duele, eres un cabrón…¿por qué esto? Para humillarme…aaaaaay
- Porque me gusta mucho y quiero que me des placer, tu culo me da mucho placer en la polla…por eso eres mi puta…para darme placer…toma polla…toma…uso tu culo para darme placer…relájate…voy a darte por el culo hasta que me corra, te guste o no…
- aaaaaahhhhhhhh…mi culo…mi pobre culo…
- uaaau que gusto me da so puerca…usada por el culo…traga perraca…siente mi polla abrirte ese culito de esposa decente…usada para mi placer…
Así fue que Anna volvió con su marido después, totalmente diferente de cómo él la había traído, enculada y preñada, pero sin que él tan solo pudiera imaginar lo que me había divertido con su mujer y el regalito que se llevaba en su vientre, lo que me daba muchísimo morbo. Con su camisa de cuadritos y su pantalón tejano, guapa pero poco sexy.
Antes de ir a encontrase con él, dudaba si le notaría algo.
- No se te nota nada que vuelves hecha una hembra de verdad, Anna. En poco ya no notaras nada en el culo tampoco, así que ve tranquila. Por suerte a él tampoco se le notan los cuernos que le hemos puesto hoy. Eso sí, espero que pronto notes que te crece el vientre.
- Has sido un cabrón integral – me sonrió – pero no me arrepiento de nada – nos besamos – espero volver pronto…lo digo por si acaso…a lo mejor necesito más esperma…
Decidí que era lo suficiente perversa y caliente para estar con nosotros, para ofrecerle participar, claramente le fascinaba mi madre y le tenía envidia sana, la admiraba.
Dudó un poco cuando le propuse estar con nosotros tres. Pero le atraía demasiado la perversión, así que cuando volvió a tener un curso su marido, montamos un encuentro peculiar. A nosotros también nos dio morbo que ella estuviera. Por supuesto llevaba su vestidito corto. Y antes me había confesado al oído que no le había venido la regla, pero que podía ser un retraso normal.
Y allí estaba, mirando un poco escandalizada como mi madre le meneaba la polla a su padre mientras él le comía las tetazas.
- Mira qué pollón, Anna – le sacó por fuera el rabo duro de su padre con su manita - ¿ves por qué me entregué a él de casi nena?
- Uffffff qué bueno…¿de casi nena?
- Muy jovencilla, mi padre me reventó el coño, una pasada de placer.
- Ya eras una putilla – dijo mi abuelo – me provocaste.
- ¿No es cierto que te gustaría ver a mis machos desnudos, Anna? – mi madre era una experta.
- Ufff, síi, estoy poco nerviosa, nunca en mi vida me he visto en un rollo así – sonrió – pero me encanta estar aquí. Vaya morbazo, Catalina, tus machos…ufff tu padre y tu hijo…me impone un poco
- Voy a follar con mi padre y con mi hijo, mis machos preferidos. Y tú, relájate, disfruta sin más.
- Me gusta que estés aquí, y veas esto, Anna – le dije, ya desnudo del todo y mi polla morcillona. Ella me miró entero y también a mi abuelo.
- Esto es increíble, Catalina. Qué…qué…uff… buenos machos –dijo y enrojeció. Reímos.
- Son tuyos, cielo. Poneros delante de Anna – ella estaba sentada en el sillón y nos pusimos los dos mirándola, mi madre se acercó a nosotros por detrás. Nos empezó a acariciar la espalda, los pectorales, el vientre – me gustan mis chicos – Anna miraba con los ojos como platos, evidentemente excitada, las pollas iban saltando un poco pero mi madre no nos tocaba aún – son todo nuestros.
Era muy excitante y morbosa la situación, mi abuelo y yo nos miramos, como siempre, mi madre era una maestra del morbo. Nosotros desnudos, ellas dos vestidas y tratándonos como sementales o gigolós, o como putitos vaya, no sé.
- Mira como les crece la polla, Anna – metió la mano por detrás, entre los muslos de mi abuelo y le agarro los huevos, la polla de mi abuelo danzaba a poca distancia de la cara de Anna – primero mi padre, mi primer macho auténtico – así, desde atrás le meneaba la polla que evidentemente, no tardó en crecer y ponerse dura – ¿qué te parece, Anna?
- Es enorme, ufff, qué morbo.
- Y ahora la de mi hijo – hizo lo mismo conmigo – ummm, me los voy a tirar a los dos a la vez.
- Ufffff, nunca me había imaginado así, qué excitante, dos pollas gordas tan cerca.
- Son tuyas, ¿qué te apetece?.
- Es que no sé…me siento avergonzada…no puedo…- entre su educación clásica y la falta de costumbre, Anna estaba cohibida. Me miró y le sonreí –es que no he hecho esto casi nunca…tu padre…es…es…casi un desconocido para mi…
- Venga, ponte la polla de mi padre en la boca –le dijo mi madre - Es tuya, Anna, la polla de mi padre es tuya. – Anna estaba indecisa – Papá, ayúdala, es tímida aún, métele la polla en la boquita – mi abuelo le acarició la cabeza y suavemente se la acercó a su cipotazo, le pasó el glande por los labios, la cara.
- Abre esa boca de putita y chupa, ya verás que te gusta –dijo mi abuelo, Anna aflojó un poco y mi abuelo aprovechó para meterle el rabo, sujetándole la cabeza. Vaya morbo me dio que me mirara a los ojos, era la imagen de la inocencia violada, con aquel pedazo de rabo entre sus labios – ummm una boquita casi nueva a estrenar…chupa guapita, chupa, que tu marido no tiene una como ésta – Anna se entregó, cerró los ojos y comenzó a mamarle la polla - Joderrrr qué buena mamona –mientras mi madre me meneaba la mía desde atrás – tiene madera de puta esta chica…cómetela entera Anna…siiii traga…- mi abuelo le hacía mete-saca en la boca, ella se atragantaba pero seguía mamando cada vez con más afición.
- Me gusta la polla de tu padre, ufff – mi madre se arrodilló al lado de mi abuelo y comenzaron a mamársela a dúo, y también mezclando sus lenguas – diosss Catalina…esto es…uffff
Mi abuelo rugía.
- Qué buenas putas – le comían todo hasta los huevos – joderrrrr, -agarró a las dos del pelo y se la iba metiendo alternadamente – toma rabo Anna…ufff así, chupa, guapa, chupa…cambio de boca, ahora tú, hija, mama el rabo de tu padre…joderrr nieto…es la hostia…vaya boquitas de estas putas…
Yo tenía la polla a estallar, me daba un morbo especial verlo. En algún momento Anna se fundía en un beso con mi madre, pero sin demasiado tiempo, enseguida volvían a la polla de mi abuelo.
Le metimos unos viajes a Anna de los que hacen historia, pero merece explicitarlo en otro capítulo, tragó todo y por todos los sitios, mi madre tuvo la cortesía de dejar que nos la hiciéramos primero.
Pero la puso muy caliente así que reclamó su parte.
Totalmente follada, corrida y debidamente enlechada, Anna se desmadejaba en un sillón mirándonos. Mi madre en acción.
- Vas a ver una verdadera puta, Anna.
Mi madre vino conmigo y me agarró la polla, meneándomela suavemente. Mantenía su vestido pero las tetas fuera, uno de los aspectos que más me gustan de mi madre por obscenos e indecentes, más que desnuda.
- Ummmm, bésame cariño, quiero que disfrutes de mamá y me hagas disfrutar mucho – por supuesto la besé en la boca, abrazándola y apretando sus tetas contra mi – desnúdame hijo.
Le bajé el vestido y también las braguitas, uf una hembra rotunda. Se tendió en la cama.
- Venga, a mis machos les toca follar su puta. Hace mucho que no me hacéis vuestra puta y tengo ganas.
Mi abuelo se arrodilló entre sus piernas.
- Voy a comerte ese chochazo de guarra – le separó las rodillas y le acopló la boca sobre todo el coño, succionando y lamiendo. Mi madre gimió fuerte. Yo me puse de rodillas detrás de su cabeza y le pegué algún pollazo en la cara. Abrió la boca
- Me encantan tus huevos, hijo de puta – así que se los metí en la boca, gemía y chupaba con dedicación – dioss qué caliente me ponéis cabrones.
Entonces mi madre se puso a cuatro patas. Sin más, mi abuelo se la metió de golpe.
- Disfruta, papá, goza de tu putas – me miró con cara de vicio mientras mi abuelo se le acoplaba por detrás.
- Eres una perra hija mía…joderrr, qué chocho…qué gusto joderrrrrr…qué bien que entra en este chochazo…pero qué calentorro lo tienes, toma perra -embestía con ganas mi abuelo, las tetazas de mi madre se bamboleaban muchísimo – toma, toma, toma puta…toma polla guarra, me gusta tu chochazo de puta, hija mía…toma, toma polla hija zorra - Anna miraba con los ojos como platos – joderrr, chaval, qué gusto me da metérsela a tu puta madre.
- Te está follando tu propio padre…- Anna estaba extasiada mirando el mete saca violento a que mi abuelo sometía a mi madre.
- AAAAAAASIIIII, papá, así, qué bien me has jodido siempre…qué puta me has hecho…ven aquí hijo mío, jódeme tú también…quiero mis dos machos…a la vez
Yo tenía mi polla durísima, me tumbé boca arriba.
- Vamos abuelo, comparte, que yo también quiero follarme tu hija – mi madre se ensartó completamente en mi polla y me besó en la boca – umm que buena estás mamá, mi madre, mi puta de chocho caliente.
- Mi hijo, mi macho y mi chulo –subía y baja sobre mi polla. Mi abuelo apoyó su polla en su chocho ya ocupado y empezó a empujar –AAAAAAAAAAAAAAA, diossssssssss, me vais a romper el coño…
- Dios mío – dijo Anna – ¡las dos pollas a la vez! Tu padre y tu hijo…y a la vez…
- Eso sí que es ser una hembra, ¿eh Anna? – le dije
Mi abuelo empujaba y empujaba, mi madre gritaba, poco a poco iba entrando también la polla de mi abuelo.
- AAAAAAAAAAAAAhhhh, qué placer diossssssss…me volvèis loca, cabrones…jodedme hijos de puta…me rompéis el coño…aaaaaaaaaaaaaaahhh
- Hasta los huevos, abuelo, jódeme la madre. Le cabe de todo en ese chochazo a la puta de tu hija…tu polla y la mía…bien metidas abuelo – le empezamos a bombear los dos – toma, toma, toma polla, mamá, qué mojada que estás, golfa, notas bien las dos pollas…
- Toma, toma polla, hija, joderrrr nieto, cómo le entran de bien las dos, qué guarra es esta tía que tienes de madre…
- AAAAhhh ssiiiiii…noto las dos pollas en mi coño…hijo mío…papá…siiiii…seguid más…más…aaaauuuu…qué duras….ooooghh…soy vuestra puta, vuestra hembra…aaaaaaaa qué bestias…te quiero, papá…te quiero, hijo…aaauuuuuuuu…uffffff…mi coño…- Miró a Anna, que estaba allí mismo, sin perderse detalle – Es muy guarro…aaaaaaugggg…pero doy placer a mis dos chicos a la vez….aaaaaaaaaarrrfff…cabrones…me rompeis…
- Es terriblemente excitante, Catalina, eres una diosa…quiero ser como tu.
- De momento bésame mientras me follo a mi madre – le dije, ella me morreó y la noté caliente de nuevo. Me puse a mil apretando las tetitas de Anna mientras bombeaba a mi madre sintiendo su coño forzado en mi polla, una sensación única, apretada entre la vagina de mi madre y la polla de mi abuelo –ponme las tetas en la boca – bestial, el pezoncito de Anna y después el pezonaco de mi madre.
Mi abuelo estaba como loco, le dábamos mete saca salvaje a mi madre y a ritmos diferentes, la sensación en la polla era intensa, no tardaríamos en corrernos y el morbo de Anna mirando. Y la excitación de volver a llenar la vagina de mi madre de los dos espermas, totalmente incestuosos, y con el tremendo poder de preñarla.
- ¡Cómo jode esta cabrona de hija! Toma, toma, toma… so zorra…
- AAAAAAAAAAAAaahhh…diooosssssss…qué jodida estoy…voy a correrme como nunca, cabrones…hijo…dioss…hijo de puta…como follas…me corrooooooo…aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Me pariste cabron y follador, so puta, y ya te tirabas tu padre, córrete ramera…
- Eres la tía más puta que hay, zorra, toma polla, toma, córrete hija mía
- AAAAAAAAAAAhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…Arrrggggfffff…me corrooooo…oooooooooooooooouuughhhhh…- mi madre tenía uno de sus orgasmos bestiales – sí, sí…papá…uaaaaaaaaaaa – su vagina se contraía sobre nuestras pollas en espasmos de placer.
Sabíamos que necesitaba más así que le sacamos las pollas y le cambiamos de postura. Mi abuelo se tumbó boca arriba y le coloqué mi madre sentada sobre su polla mirándome de frente, vi su tremendo chocho abierto, dilatado, ocupado por la polla de su padre y ella totalmente despatarrada.
Le endiñé la mía también hasta los cojones poco a poco. Notaba los huevos de mi abuelo contra los míos.
-Aaaahhhhhh…bestias…- la besé en la boca, sabíamos que necesitaba un poco de tiempo hasta ponerse a tono de nuevo, así que actuábamos con suavidad aún, le dejamos las dos pollas dentro sin movernos casi.
- Anna, ven, agarra los 4 huevos – Anna se acercó y nos cogió los huevos – ummmm, nunca has tenido dos tios agarrados por los huevos a la vez.
-E-es…increíble
Mi madre estaba desmadejada, todo su cuerpo caliente, mi abuelo le masajeaba las tetas. En unos días ella estaría haciendo de anfitriona en su casa con mi padre, madre, hija y esposa amantísima, con los mismos que ahora le estábamos jodiendo, metidos en su entrepierna, dilatándola como nunca.
- Bestias…qué bien me jodéis…y qué orgullosa de daros placer a los dos…-empezó de nuevo a mover el pubis, señal que volvía a encenderse, así que volvía a querer el metesaca salvaje.
- Puta –la besé.
- Puta –dijo mi abuelo.
- Aaaaaaaaaaaahh siiiii…seguid cabrones…cerdos…follad bien la puta
- Puta, puta, toma
No tardó en encadenar otro orgasmo bestial
-Aaaaaaaaaaaaaaa…joder…hijos de puta…más más….aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh
- Te voy a llenar de semen, hija mía…aaaaaaaaaaaaa…me vacío los huevossss…tomaaaaaaa
- Toma mi leche también mamá…joderrr qué corridaaaaaa…toma, toma, toma, mamá…mamá…toooomaaaaaa
-Siiiii…hijo mío siiiiiiii…córrete con mamá…siiiiiiii…
Una sesión monumental fue. Nos quedamos exhaustos y sudorosos los tres, mi madre despatarrada encima de mi abuelo, jadeando fuerte, las pollas se aflojaron y salieron del coño materno filial.
Mi madre se levantó al rato, vimos como le resbalaba el semen saliendo de su coño dilatado por las dos pollas.
- Dios, cuánto semen, no he encontrado nunca hombres que lecharan tanto como estos dos –le dijo a Anna – me excita mucho – le llegaba a los tobillos – inundada la vagina de semen…
- ¿No te preocupa quedarte embarazada de tu padre…o de tu hijo,vaya?
- O de los dos a la vez. No sé, todo puede ser. Es muy morboso. Tú aún no has tenido hijos, ¿no?
- Estoy en ello.
- Ummm, cualquiera de estos dos te iría bien.
Nos fuimos a duchar y mi madre sirvió cava frío. Todos desnudos.
Aunque en la ducha no cabíamos los 4, casi fue una ducha colectiva. Mi madre fue la primera y la mirábamos mientras bebíamos el cava frío. Se enjabonaba el coño. Mi abuelo acariciaba sin parar a Anna, la tenia abrazada por detrás y le pasaba la mano por los senos, el vientre, los hombros, estaba encantado con ella. Anna se encontraba a gusto así y a mi me gustaba que mi abuelo disfrutara tanto de mi putita.
- Ufff me habéis dejado dilatada, muy dilatada, qué brutos…-dijo mi madre
- Claro, como no te ha gustado nada…es increíble que te quepan las dos a la vez mamá.
- Más increíble es que cupieras tú cuando saliste, eso si que es dilatación…- eso me excitó mucho.
- Déjame enjabonarte – me metí en la bañera con ella y le empecé a enjabonar la espalda – qué piel más suave, mamá – por supuesto le enjaboné las tetas, le acaricié el vientre – aquí estuve 9 meses – le seguí enjabonando acariciando hasta que llegué a su rotundo culo – vaya culo que tiene, ¿eh? –dirigiéndome a Anna y mi abuelo.
- Y lo bien que lo mueve – dijo él –pero no me ha dejado nunca encularla
Yo tenía la polla ya morcillona de nuevo.
- A ver cómo mueves el culo, mamá – ni que decir tiene que lo movió de esa manera que me puso la polla dura enseguida – uf mamá, no debe haber ninguna otra madre que le ponga así la polla a su hijo.
-Ni tampoco ningún hijo que tenga tanta perversión de tirarse a su madre a todas horas - su culo enjabonado se restregaba contra mi polla dura, así que me enjaboné bien la polla, la agarré de las tetas.
- Y además darla por el culo como yo a ti.
- Uf, hijo de puta, ¿delante de mi padre?
- Claro, mira abuelo cómo doy por el culo a tu hijita querida – le apliqué la polla al culo, ella protestaba pero se abrió y me deslicé suavemente dentro de su culo – me encantan los culos pero encular a mi madre mucho más – se la endiñé toda.
Mi abuelo y Anna no se creían lo que veían.
- Joder nieto, esto sí que es perversión, un hijo dando por el culo a su propia madre, ufff – yo le bombeaba tranquilamente – claro que tu madre no es como las demás, es una puta de verdad. Pero hija, si nunca te habías dejado encular por nadie…
- Este hijo cabrón es un demonio…- empujé fuerte- Aaaaaahhh…diosssss…pero me gusta si…me gusta que me encule mi hijo…aaaaaaahhh – se inclinó y se apoyó en el borde de la bañera – dame por el culo, cabrón…
- Toma, mamá puta, toma polla…
Estuve dándole un rato, hasta que me corrí.
Miré a Anna.
- Mi madre es una de mis putas.
( CONTINUARA... )
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Mi madre conmigo y su padre de nuevo con Anna de testigo. Anna, la recatada casadita del pueblo me sorprende pidiéndome algo inusual y pasa a formar parte de mis putitas, totalmente.
- Oh, papá, te he echado de menos – mi madre se abrazó a mi abuelo, las manos al cuello, nada más llegar al apartamento de él.
- Y yo a ti niña mía – la abrazó con ternura.
Hasta aquí todo era normal entre un padre y su hija, pero después sus bocas se juntaron, primero en suave beso tierno y después con un gran juego de intercambio obsceno de lenguas, nada apropiado para padre e hija – ummm cada día más rica – mi madre sonrió.
Finalmente nos volvíamos a encontrar los tres.
- Hacía días que no estábamos juntos – dije.
- Estás preciosa, hija, cada día más guapa y sexy. – sonrió – se nota que tu hijo te cuida bien -Aún abrazada por su padre, que ya le pasaba la mano por el culo, me acerqué a ella y ella me morreó, le gustaba el juego morboso, darle lengua a su padre y a su hijo seguidos, así que me morreaba mientras su padre le amasaba el culo – sigues teniendo el mejor culo de Barcelona.
- Tú que me miras con buenos ojos – se separó de él y se dio un paseo contoneándose por la sala, llevaba un vestido fino azul que hacía resaltar su piel morena, la faldita con un poco de vuelo no muy corta, pero muy escotado. No pasó por alto que ya tenía los pezones duros, marcados en la tela – y tú cada día más seductor, papá. Hace muchos años que me excitas sólo con tocarme – se volvió a acercar a él y le puso su manita en el paquete – muchos años que me haces feliz – mi abuelo le acarició suavemente el escote con los dedos.
Por alguna razón, me encantaba ver cómo mi madre se deshacía con mi abuelo, una sensación extraña pero excitante. Pensaba que incluso antes de nacer yo, de adolescente mi madre, ya se la montaba su padre.
- Uf hija, hace muchos años que solo de verte me la pones dura – entonces mi madre le bajó la bragueta y su manita desapareció dentro, el movimiento indicó que había encontrado lo que buscaba y que lo meneaba con destreza. Sin dejar de meneársela, mi madre, como siempre, maestra en el morbo, comentaba situaciones familiares.
- Por cierto, tenéis que venir mamá y tú a comer con nosotros un domingo –hizo una pausa – ummmm cada vez me gusta más tu polla, papá – otra pausa – ya sabes que le gusta la reunión familiar y a mi marido también. Y quiere mucho a los chicos.
- Ummm sí, hija, es verdad, hace tiempo que no nos reunimos todos – con los dedos le bajó el hombro del vestido y le sacó una tetaza fuera, el pezonaco estaba tieso y duro, con suavidad se lo pellizcó – qué buenas tetorras has tenido siempre hija, incluso cuando eras niña, más grandes que las demás chicas– hizo una pausa sin dejar de trajinarle el pecho – Le diré a tu madre de ir el domingo a comer a casa vuestra, sí, me apetece charlar un rato con mi yerno, tu marido es muy buen tío, es inteligente y nos entendemos bien, sobre todo con tu madre – se agachó a chuparle el pezón – Uffff, hija, qué dura sabes ponerme la polla Dame teta de la mejor, nena.
- Toma papá, toma teta. Siempre ha representado un orgullo para mi darte teta, papá, ufff a mi propio padre, sobre todo de adolescente…acuérdate cómo gozabas, y siempre me excita cómo me mamas – hizo una pausa – le comentaré a mi marido a ver si este domingo nos va bien a todos y os venís mamá y tú. Que os haga una paellita, que os gusta.
Ver cómo mi madre gozaba siempre era un espectáculo pero ver cómo le mamaba mi abuelo me producía sensación de celos y de excitación. Y era esa complicidad de años de incesto entre ellos.
- A tu abuelo le gustaba mucho mi leche – me había dicho alguna vez.
- ¿Tu leche?
- Sí, fue él quien me descubrió lo sexual que es dar de mamar mi leche a los tíos. Le encantaba, aprendí que podía correrme solo con trabajarme las tetas.
- Joder, mamá, y tú dando de mamar a tu padre…
- Y te aseguro que mamaba, pero que a base de bien. Y no solo mamar, me ordeñaba como una vaca. Me dejaba las tetas blandas y fláccidas, vacías, menos mal que se llenaban rápido de nuevo para ti, y después para tu hermano. Dice que la leche de mujer mantiene joven.
- Coño, me lo apunto. A lo mejor por eso eres tan tetuda.
- Jajaja, la verdad es que me crecieron pronto y más que a las otras chicas, pero seguro que tu abuelo es en parte responsable de que sean grandes. De lo que sí es responsable es de lo excitables que tengo los pezones.
La verdad es que mi abuelo era un entusiasta de las tetas. Y le gustaba trabajarlas largo tiempo. Siempre es importante aprender, me decía yo.
- Hija, claro que me acuerdo que de nena me metías las tetas en la boca, y desde luego tienes las mejores tetas del mundo, mejoradas – Ahora le sacó la otra y se la mamó. Lo que hacía mi abuelo era meterse en la boca una buena porción de teta y realmente mamaba, succionaba, virtualmente se las comía.
- Ummmmmm y tú eres el mejor padre del mundo – le seguía meneando la polla dentro de la bragueta- Ummmm esta polla se está poniendo a punto – se la sacó fuera – mira que polla tenemos, Anna.
La presencia de Anna era la novedad. Hacía unas semanas que me había llamado.
Ya casi no me acordaba de ella, era la chica rubita de 30 años recién casada con la que habíamos coincidido en el camping, en tiendas adyacentes. Ella iba con su marido y había quedado subyugada con la frescura de mi madre, con la absoluta libertad con la que mis amigos se la habían follado y fascinada por su falta de pudor. Lo relaté en los capítulos 11 y 12.
Sin quererlo pero queriendo, acabé follándomela con su marido cerca y montándonoslo los tres, mi madre, ella y yo, alucinada por la personalidad de mi madre, que rompía todos los tabús incluso follando con su hijo. Y por supuesto, seducida por mi polla, por el placer que tuvo y la perspectiva de hacer cosas nuevas que el clásico de su marido no hacía.
Me había llamado porque quería verme. Su marido, agricultor en un pueblo del interior, tenía que pasar el día en Barcelona, en una jornada de formación para temas de cultivos. Ella le acompañaba y estaría sola por Barcelona.
- He dicho a mi marido que aprovecharía para ir de compras, ya sabes, ropa y tal, pero igual no te importa acompañarme.
- Um me encanta que te hayas acordado de mi, Anna, para entretenerte un poco tanto tiempo.
- Bueno, no conozco a nadie más por allí que valga la pena para enseñarme bien Barcelona, eres muy divertido y he pensado ¿por qué no? No tengo muchas ocasiones de ir y me gustaría aprovechar ésta.
- Claro, Anna, eso está muy bien. Espero divertirte tanto como puedas y quieras.
Aquel día fue memorable en todos los sentidos. Lo primero que hice con ella fue ir a comprar ropa, venía del pueblo con unos tejanos y una camisa de cuadritos.
- Vas a vestirte de mujer, Anna.
Se probó unos cuantos vestidos, todos le parecían exageradamente sexuales y descarados, sólo porque eran cortos y escotaditos.
- Umm, vaya vestidos guapos, pero en el pueblo todos dirían que soy puta. El primero mi marido, uf, fíjate, si es que enseño todo el muslo.
- Y además, se ve que tienes un par de peras, no como con la camisa que traías.
- Y tanto que se ven, si casi me llega el escote a los pezones…vaya vergüenza…
- ¿Vergüenza? – me acerqué por detrás de ella y le bajé un poco más el escote, realmente, aparecieron enseguida las aréolas y los pezones – orgullo sentirías de ir mostrando este par de frutas apetitosas – acerqué la boca a su oído – en el fondo te encantaría que incluso se te vieran así, insinuando las aréolas obscuritas, que en un descuido puedan verte bien esos pezoncitos que todos se comerían, sabiendo que vas despertando deseo en todos, deseo de tenerte, de “pegarle un polvo a esa tía de los pezones”, que es lo que comentarían – le besé el cuello, ella gimió, caliente – es lo que te gustaría hacer…
- Uffff, por dios, Roger…eso es…muy poco decente…pero tan excitante…
- Tu marido no sabe aprovechar la mujer que tiene. Mírate bien, Anna. ¿No me digas que no te gustas? Así es como te ves más natural, tal como deseas verte.
- Uff, eres demasiado amable.
- No es amabilidad, es que me estás poniendo la polla dura, Anna. A ver si me dejas meterme entre esos muslos – enrojeció hasta arriba – quédate con ese vestidito. Si tu marido no sabe apreciar esta putita, yo sí.
- Un poco descocado – me miró –pero me lo quedaré, porque te gusta.
Especialmente excitante fue escoger ropa interior. De hecho hice que solo se quedara un tanga y fuera sin sujetador.
- No se te caen las tetas, Anna y estas preciosa así.
- Pero se nota que no llevo sujetador.
-¿Y qué? Mejor. Es muy sexy el movimiento de tus tetas sueltas, marcando pezón – me acerqué a su oído – me gusta esta putita.
- Ahora voy a llevarte a tomar algo, ponte el casco – evidentemente llevaba mi flamante moto que estaba pagando mi madre con su coño. Se lo puso – voy a lucir chica. Ahora nadie sabe quién eres. Ni tu marido te reconocería. Fíjate en cómo te miran los tíos. Pensando en lo rico que sería echarte un polvo.
- Uf, sí, me gusta.
- Claro. A nadie le amarga un dulce y tú no eres la monja que te obligan a ser. Eres consciente que con ese vestidito vas a enseñar las bragas cuando subas a la moto, así que venga, aprovecha y sé un poco puta.
- Umm, como tu madre. – me reí.
Yo iba forzando poco a poco las cosas, o así lo pensaba, pero ella es lo que quería, quería vivir esas sensaciones que en su pueblo eran prohibidas y hasta imposibles. Y me demostró más tarde que no era ninguna ñoña.
La paseé en moto enseñando piernas, no que decir tiene que la miraban con deseo, sobre todo los automovilistas en los semáforos, que la tenían cerca. Ella era consciente y nuevo.
La llevé a un bar cerca del piso de mi abuelo, pensaba tirármela, claro, pero antes quería exhibirla un rato y que se sintiera exhibida.
En el bar me conocían por supuesto, a menudo iba a tomar algo y a veces llevaba también a Sara o a alguna chica. Bar de barrio con parroquianos fijos que me saludaron y repasaron a Anna de arriba abajo. La llevé a la barra, sentadita en un banquete aún enseñaba más, apenas se le tapaban las braguitas, cosa que fue bien recibida por los parroquianos, en aquel momento tres hombres mayores ya, evidentemente sin trabajo, pasando el rato. La barra hacía una L y la llevé al rincón del final, la hice sentarse de cara a la sala.
Ella era consciente que centraba la atención.
-¿Qué Anna, te gusta ser una hembra deseada? Todos estos piensan que soy un cabrón con suerte y que les gustaría a ellos estar cerca de ti. Seguro que no han tocado hace años una piel joven y fina como la tuya.
- Ufffff, nunca he estado así por dios…que vergüenza, si me vieran en el pueblo…pero reconozco que me gusta un poco…pero me ponen nerviosa.
- Tranquila, poco a poco, relájate y disfruta, eres ahora el centro de deseo sexual. Imagínate a ti misma paseando provocativamente por el bar y después que te sentaras en una mesa y fueras abriendo las piernas poco a poco, mostrando lo que todos desean. Goza de la sensación.
- Uffffffff, qué fuerte…soy incapaz…
- Pero te gusta imaginarlo, sería una situación muy excitante. Podrías pensar que todos pagarían por verte y ya no digo, si pudieran tocarte, o más, follarte. Uno tras otro.
- Ummmmm…que cabrón eres…uffff.es excitante imaginarlo…una fantasía, sí.
- Además sería un acto de generosidad por parte tuya, hace años que no catan hembra joven. Y tampoco representaría tanto para ti, si te lo permitieras, en diez minutos acabarías y tan normal. Aquél, por ejemplo, ése que te mira tanto de reojo, hace años que es viudo.
- Jo, Roger, no sigas anda…
- Te pone caliente, ¿eh? Voy a llamarlo.
- ¡¡¡No por dios Roger!!! Ni hablar.
- Sólo porque esté cerca de ti, mujer, si no te cuesta nada que esté aquí charlando, solo dejarle que te mire de cerca. Ey, Pedro, ven un momento – por supuesto vino – te presento a Anna, una amiga mía – Pedro era un hombre de unos 65 años, más bien bajito, delgado, calvo, nada elegante y sin atractivo. Iba limpio, eso sí, bien afeitado.
Evidentemente fórmulas de cortesía y una par de besos. Se la comía con la mirada.
- ¿Qué te parece, es guapa, eh?
- Uff guapísima, vaya suerte que tienes ladrón –Anna se sonrojó levemente.
- Estoy seguro que tú también haces de las tuyas ahora que estás suelto.
– Uy, qué va. Ya ni me acuerdo de cómo es una mujer, hace años ya que me quedé viudo y desde entonces que nada de nada.
- ¡No jodas! – me hice el sorprendido – así que no recuerdas lo suave que es una piel como la de esta chica.
- ¡¡En sueños!! Jajaja…
- Pues no sé si sabes lo que te pierdes – acompañé las palabras acariciándole a Anna el hombro y el brazo.– vamos Pedro, no creo que Anna le moleste que le toques un poco - Ella me miró con mirada de protesta - Anna, qué te cuesta y así le das un gusto a mi amigo. ¿No te apetece, Pedro?
- Jo, muchísimo pero no quisiera molestar a la señorita.
- Una caricia nunca molesta – Vi que Anna estaba luchando con sus contradicciones, pero no decía nada. Pedro se acercó por el costado de Anna y le acarició la piel del hombro, como había hecho yo.
- Uffff qué suave, ¿no le molesta, señorita?
- Eeh…-hubo una pausa en que ella me miraba intensamente – no, no me molesta – dijo finalmente sin dejar de mirarme, pensé que ya estaba decidida.
Pedro no dejaba de acariciarle la piel de los hombros, animándose cada vez más.
- Es usted preciosa, señorita – ella le sonrió – me encanta usted. Le estoy agradecido, me emociona volver a sentir esta suavidad – su mirada iba de su escote a sus muslos mientras le acariciaba cada vez más trozo, bajando por la espalda y tocándole el cuello.
Los demás parroquianos no nos podían ver bien porque yo estaba tapando a Anna y Pedro estaba a su costado. Anna recibía las caricias sin moverse. Decidí ir más allá.
- ¿Has visto qué muslos? ¿Cuánto hace que no acaricias unos muslos así?
- Ufff jejej, yo creo que nunca, del tiempo que hace.
- Vamos Anna, deja que mi amigo te toque un poco más, para ti no es nada y a él le haces feliz.
- Bueno, pero…es que…
- Si no es nada Anna, vamos anda, déjale –ella asintió. Pedro le puso la otra mano en el muslo y lo fue recorriendo entero, ávido, borracho de piel, su mano llegaba justo hasta las braguitas. Me estaba dando un morbo bestial, Pedro se acercó tanto que estaba prácticamente pegado a Anna, su mano derecha ya bajaba por el escote probando suerte. Anna estaba entregada o resignada, así que cuando Pedro bajó un poco más su mano derecha acariciando el comienzo de los senos, no dijo nada. Era evidente para todos, también para Anna, que Pedro tenía intención de bajar más la mano hasta poder tocarle bien las tetas. Sobre todo porque el escote era tan amplio que los pezones, ya duros y pronunciándose debajo de la tela, quedaban muy cerca.
Yo estaba disfrutando, me estaba poniendo caliente de verla. No dejaba de pensar en una mujercita casada de pueblo, con su marido en un curso, sin tener ni idea que su querida esposa está dejándose sobar en un bar cualquiera. No sabía hasta dónde podía llegar pero decidí probar.
- Vaya, te está gustando mi amiga, ¿eh?
- Es exquisita, una pasada, no sabes la emoción que siento de volver a tocar una mujer. No sabe lo agradecido que le estoy señorita – la mano izquierda le acariciaba los muslos ávidamente, Anna mantenía sus piernas juntas pero la mano de Pedro ya había viajado un par de veces hasta sus braguitas, haciéndola suspirar casi imperceptiblemente
La mano derecha estaba al borde del escote acariciándole con los dedos la parte superior de los senos, sin atreverse a recorrer los centímetros que le quedaban para llegar a los pezones. Pensé que Anna estaba deseando que lo hiciera.
Alargué mi mano y separé la tela del escote y pudimos ver bien sus tetitas redondas y firmes, con sus pezones erectos
- Mira qué buenas tetitas tiene - por supuesto, miró.
- Unas preciosidades de tetas, ummm
- Y una piel joven y suave. Huelen a hembra joven – Anna dejó que él se acercara a olerla y las viera bien de cerca. Tenía una actitud entre de deseo y rechazo, tensa pero complaciente, pero no dijo nada, consciente de lo que vendría a continuación.
– Ummmm vaya olor tan bueno – se le salían los ojos de las órbitas.
- Y firmes – La respiración un poco agitada de Anna hacía que subieran y bajaran – yo le digo que no necesita sujetador, ¿qué te parece?
- No, para nada, se aguantan solas, vaya, a la vista está.
- ¿Ves Anna? Es lo que yo digo, hazle un favor Pedro, comprueba su consistencia y dale tu opinión.
-Encantado ¿Le importa, señorita?
- N-no– dijo ella vacilante. Evidentemente, estaba calentándose con la situación.
Pedro le metió mano amasando una teta y después la otra. Yo mantenía el escote abierto, me encantaba ver como había conseguido poner sus tetitas en las manos de aquel tipo. Seguro que ella ni hubiera imaginado que estaría así, ni su marido podría creerse nunca lo que su esposa estaba haciendo.
- ¿Qué? –dije
- Tersas y firmes…no necesita sujetador – se estaba poniendo las botas sobando las tetas de Anna - Ufff ¡y qué buena está la señorita! – sus dedos acariciaron y pellizcaron suavemente sus pezones, haciéndola gemir.
- Y pezón duro, como estás comprobando, aunque no tenga nada que ver con la consistencia y el uso de sujetador.
- El conjunto es lo que estaba mirando. Los pezones son muy importantes. Y estas tetas son de primera, señorita.
Casi al momento Pedro pegó el paquete al muslo de Anna, a ver qué pasaba. Como no le dijo nada, comenzó a restregarse.
- Ey tío, eso es que se te está poniendo dura con mi amiga.
- Joder, lo siento pero es que hace años que no se me pone así, he pensado que me había vuelto impotente, y es que una chica como ésta hace muchos años que no…vaya…que no toco teta.
- Pues te estás resarciendo, vaya sobada que le estás metiendo. Menos mal que mi amiga es generosa y lo entiende. ¿Verdad que sí, Anna?
- ¿Eh? Bueno…s-sí, claro.
- ¿Se te ha puesto dura de verdad, Pedro, después de años?
- Joder, uy perdone señorita, sí muy dura tío.
- No jodas, ¿quieres comprobarlo, Anna?
Pedro se bajó la bragueta.
- No le miento señorita, usted misma verá que no.
- Ufff…pero…
Anna con un cierto reparo, pensándoselo, mirándome con una expresión de reproche, acercó la manita y finalmente metió la mano en su bragueta. Pedro seguía sobándole las tetas y los muslos.
Me daba un morbo bestial ver la mano de Anna dentro de la bragueta, siempre ha sido una de las escenas que más me ha excitado, no se ve nada pero sabes que la manita ha encontrado una polla y la agarra.
- Uffff…sí…la tiene dura… - Anna seguía con la manita dentro.
- Joder, pero qué barbaridad, dios, señorita, qué gusto… - sin dejar de sobarla – hace años que no me siento así…una mujer así…agarrándome el rabo…perdón…- Anna movía la manita evidentemente fascinada
Pedro subió la mano del muslo hasta tocarle las bragas, iba ya embalado.
- Señorita…sería mucho perdirle…- Anna separó los muslos para que Pedro le tocara el chocho, estaba ya entregada al juego –ufffff…esto si que es un sueño – Pedro no se conformó con tocarle por encima de la braguita, le metió los dedos debajo y ella gimió- por diosss señorita…qué chocho…pero por diossss…qué delicia de chocho…
Anna le masturbó lentamente un par de minutos, hasta que él gimió y eyaculó sin que Anna dejara de meneársela todo el tiempo, sin problema de pringarse la mano de semen y Pedro le sobaba el coño y las tetas.
Yo estaba a cien. Finalmente Anna sacó la mano pringada de leche, y Pedro se apresuró a limpiársela.
- Ha sido la experiencia más emocionante de mi vida, señorita, muchas gracias –ella le miró y esbozó una sonrisa tenue. Pedro le besó la mano.
- No las merecen, señor – increíble – pero una vez y nunca más.
Pedro se marchó flotando. La miré.
- Ahora eres una pajillera de barra de bar.
- Oh, por dios, vaya expresión “pajillera”. Uff…si…no…en mi pueblo…uffff…Eres un cerdo cabrón.
- Te has puesto caliente como una puerca, no lo niegues.
- Ni yo misma me creo lo que he hecho, por dios, qué sucio y guarro es lo que he hecho…nunca hubiera imaginado que haría esto…me ha sobado entera…un desconocido…me he pringado toda la mano de semen.
- Muy sucio y muy guarro, pero nadie se dará cuenta, y tú no te has quedado marcada ni nada, cuando te laves, como nueva, solo tú y yo sabemos que te gustó ser pajillera de bar.
Aún me reservaba una gran sorpresa. La subí al piso de mi abuelo, que estaba al lado.
- ¿Dónde me llevas?
- Voy a enseñarte algo, preciosa,–entramos – Es el piso de mi abuelo, aquí vengo con mi madre de vez en cuando. Sé que te gusta y quería que vieras dónde. Y además tengo que quitarte la calentura.
- Es muy coquetón – dijo. Le agarré de la mano y la giré, la apreté contra mi.
- Te deseo, me pones mucho, pajillera de bar, – la besé y ella respondió abriendo la boca – sé mi putita, tu lo deseas también, Te has puesto muy caliente.
- Ooooh Roger…eres un cabrón, me has obligado a hacer una paja a un desconocido, no puedo olvidar cómo me follaste…todo un mundo nuevo…pero…eres tan joven…y estoy casada…he de volver esta tarde con mi marido…
- Volverás con tu marido…pero bien follada, Anna, siendo la putita de un chico joven sí…obscena y mucho más hembra…¿te va el plan?
- Ummm me excitas…tu putita…hazme tuya…pero… - se quedó seria- hay algo…no sé si puedo pedírtelo
- Lo que quieras, dime.
- Ufffff, he ensayado mucho lo que te quería decir pero no sé si puedo – estábamos de pie abrazados – quiero decir…aparte de lo de putita…es que…estoy confundida…no sé, mejor no…o sí…
- Todo puede ser, Anna, putita, sin problemas. No te apetece…¿estás embarazada o algo? Yo lo entiendo todo.
- Es que…no, uy no, embarazada no, de eso se trat..uy es que…verás, a pesar de intentarlo no me quedo embarazada, y…ufff…no es problema mío…lo he consultado…
- Pues le dices a tu marido que hagáis la fecundación de éstas in vitro o como sea…ahora hay sistemas.
- uff, está chapado a la antigua. Es que él no reconoce nada, dice que a él no le pasa nada y que es tan hombre como cualquiera y que ya me quedaré. Para él es como si le insultara…no quiere ni oír hablar que él puede tener algún problema en el esperma. Y se está poniendo raro y de mal humor. Y tengo que solucionarlo…
- Joder, vaya tonto, qué tendrá que ver…- de pronto, comprendí – Anna…
- uf ¿qué? – me miró a los ojos
- ¿Me estás diciendo que puede que te quedes preñada conmigo?
Hubo unos segundos de silencio.
- Bueno…no sé, es difícil…pero he pensado mucho…y no veo otra salida…y no conozco demasiados hombres…de allí del pueblo no puede ser, se acabaría sabiendo…tú me gustas mucho…eres joven y sano…tienes muchísimo esperma…claro que no tienes por qué…igual es pedirte demasiado…lo entenderé…
- Um, no me han pedido nunca una cosa así, tener un hijo pero que el marido piense que es suyo…¿Estás segura?
- Me sorprendió y me dio mucho morbo la cantidad de semen que me echaste…mi marido no eyacula ni la tercera parte…pensé…ufff…eres un tío legal…el secreto estaría seguro…puedo confiar en que no me reclamarías nada…y me excita tanto acostarme contigo…haces que me sienta tan mujer, tan puta…pero veo que no es buena idea, no puedo hacerte eso…no tienes por qué…
-Mírame - me miró fijamente, sonrojada, un poco acobardada – dime tranquilamente lo que deseas. Relájate, solo dímelo y óyete a ti misma decírmelo.
- Roger…
-¿Qué quieres preciosa?
- Quiero que… me folles mucho, que… eyacules dentro y me preñes. Lo deseo. Ya está.
- ¿Pero quieres seguir con él? ¿Hacer creer a tu marido que es hijo suyo?
- Sí, es que le quiero mucho, de verdad, quiero seguir con él, él desea ser padre y yo le daré un hijo…¿te parezco muy mala?
- Eres preciosa y lista – hice una pausa, la besé – Voy a joderte mucho, llenarte de esperma y voy a hacerte un bombo. Voy a darle a tu marido el hijo que desea de su esposa.
Nos besamos con una pasión y yo con un morbo bestial.
- Te lo voy a hacer como la putita que eres. Arrodíllate ante mi polla y chúpamela. – vaya morbazo tener allí a una mujer hecha, treintañera, que era la primera vez que se arrodillaba ante una polla – ummm te gusta…
- Uff eres el único tío al que le chupo la polla…me gustas…arrodillada ante un chico tan jovencillo…ufff…pero qué polla tan grande…me siento muy guarra…ufff…pero no puedo parar…me gusta…
- Anna, tócame los huevos, agárralos –lo hizo, sentí su manita ávida - los notas cargados…ummmm…ahí tengo tu futuro hijo, puta mía.
Yo estaba muy caliente ya, así que sin más la llevé a la cama, la empujé, le subí el vestido y le rompí el tanga.
- Vas a recibirme entre tus muslos, Anna, para joderte bien jodida, para llegarte tan adentro como tu marido no llegará nunca, ramerilla.
- Oooh, Roger, qué sucia y puerca me haces sentir…qué vergüenza…no debería…ufffff…jódeme con tu enorme polla, me gusta ser tu puta, como tu madre – se abrió de muslos mostrándome un coñito húmedo, se lo toqué, el clítoris inflado, realmente estaba caliente – uuuaaa ya Roger, YA! Por favor…¡JÓDEME YA!
- Toma polla putita, hasta los cojones te va.
- AAAAAAAAAAAAAAhhhhh, siiiiiiiiiiiii, es el doble que mi marido… - comencé el mete-saca con calma – más… más…dame polla…ufff…qué guarra…bien dentro…hasta los cojones…uff qué lenguaje…sí, hasta los cojones!!!..ffff…fuerte…soy tu putitaaaaaaaaa…
- Mi puta, una ramera en toda regla…ufff…toma polla, puta, una casada decente que te gusta llenarte el coño de cipote grande que no tiene tu marido…toma, toma cipotazo, zorra, hasta los huevos, quieres a tu marido pero te haces montar y preñar por mi, so guarra…- le metí el rabo hasta dentro y me quedé – Eres preciosa, Anna, qué gusto me da tenerte el rabo tan dentro…mi puta…- la besé en la boca, caliente, ella me dio su lengua con pasión.
- Ummmmm siiii…tu puta…me encanta tenerte…ooohhh…- le besé y mordí los pezones – aaaah siiiiii…cómeme cariño…me follas…tu puta…siiiiiii
- Estoy a punto de llenarte de leche, preciosa,…¿la saco?
- Uffff, nooooooooooo, no me la saques, nooooo…llena de cipote grande, siiiiiiiii, diosssss que buena follada…lléname de tu leche…déjame preñada…hazme un hijo Roger…bésame cariño – la besaba mientras le bombeaba – AAAAAAAAAAAAAhhh, qué dentro, dios, hazme un hijo, siiiiiiiiiii…me viene, me viene, oh, diooosss…
No pude por menos que correrme en ese momento, consciente que mi esperma estaba dentro buscando el óvulo, un morbazo y al mismo tiempo sentí algo especial por Anna, una mujer que me pedía un hijo, que había decidido parir un hijo mío, una chica tierna y cariñosa, y buena putita, teniendo uno de los mejores orgasmos de su vida…su cuerpecito temblando de placer y de lujuria…sus piernas rodeándome, apretándome contra ella, moviendo frenéticamente su pubis.
- Ummm, Roger, eres un cielo…gracias.
-¿Gracias?
- Sí, por este polvo, como nunca… – hizo una pausa – y también por el esperma, me has inundado, gracias por preñarme, cariño. Me toca estar ovulando…qué dentro me has dejado el semen…gracias cariño – me besó tiernamente.
Se quedó estirada en la cama, recuperándose del orgasmo y manteniendo mi semen dentro. Yo fui a poner una par de copas de cava y se la llevé.
- Brindemos, Anna.
- Ummm sí, por…por tu hijo en mis entrañas – lo hizo acariciándose el vientre. La miré casi sin creer lo que oía.
- Ummm sí, - me incliné a besarla el vientre, os aseguro que ese gesto me sacudió los huevos con más ganas de esa mujer – por el bebé que le darás a tu marido. Y también por la putita pajillera de bar, la más preciosa de todas las chicas.
- Mira lo que hago – me dejó boquiabierto. Se puso enfrente de la pared, apoyó las manos en el suelo y levantó su cuerpo con los pies contra la pared, aguantándose con los brazos, un pino, vaya – así tu esperma se queda bien dentro. Lo he hecho con mi marido pero no dio resultado. Espero que contigo sí.
La miré, preciosa y excitante así. Para colmo abrió las piernas dejándome ver su coño mojado de flujo y semen, y rasurado.
- He hecho gimnasia desde pequeñita – abría y cerraba las piernas de una manera que me pareció muy sensual.
Ahora tenía una actitud relajada, alegre. Tuve la sensación que había venido a por un hijo y es lo que se llevaba.
-¿Qué más sabes hacer?
Bajó y apoyada en los pies, los separó bastante, un goterón de leche cayó al suelo, se dobló hacia adelante tanto que pasó sus brazos por detrás de sus piernas, cogiéndose los tobillos. Mi polla saltó. Me arrodillé ante ella su coño a la atura de mi boca y mi polla a la de la suya. La agarré para que no se levantara.
- Chúpame el rabo, puta preñada – mientras le comí el coño y el culo sin importarme ni el flujo ni mi leche rezumando – Así so guarra, cómo has aprendido, furcia mamona…me pones a mil…necesitas rabo gordo y grande…dilo puta
- Ummm necesito rabo gordo y grande…necesito que me folles como una puta…
La eché encima de la cama boca abajo.
- ¡¡A 4 patas, perra!! Así, buena perra, voy a joderme mi perra, eso es lo que quieres…
- Ummmmsí…jódeme como una perra…
- Perra preñada…- le metí el rabo en el coño hasta el fondo, pero se lo saqué bien lubricado y le enfilé el culo – voy a darte por el culo zorra
- Diosss…nooooo – la agarré fuerte y empujé- AAAAAAAAAAAyyyy cabrón…me haces daño…nooo nunca me …aaaaay…que lo tengo virgen…Roger…noo…por el culo nooooo…mi culo…aaaaaayy…nooooo….
- A mis putas les doy por el culo, so furcia – empujé fuerte – toma polla perra, enculada, perra preñada… - le di dos palmadas en las nalgas – traga cerda, traga por el culo, tú te llevas tu hijo y yo te desvirgo el culo…ummm qué bueno es metértela en este culito virgen…es la primera polla que te entra…
-aaaaaaaaay…Roger por dioss…aaaaahhh…que es muy gorda….aaaah…mi culo…no es natural por el culo…es humillante…me dueleee…aaay…no me la metas más por el culo…aaaaaaaaay
- Le voy a devolver a tu cornudo marido una esposa dada por el culo, puta de verdad– se movía hacia adelante así que le puse un pie en la cabeza- vas a estar quieta mientras enculo mi perra…toma polla hasta los huevos en tu culo…ahora ya eres puta de culo…mi puta. ¿No te gustaba sentirte sucia? Pues toma, siente bien dentro de tu culo de puerca mi tranca de cabrón
- AAAAaaaayyy …- gritaba, gemía, suspiraba, yo le daba duro, casi violento, estaba muy excitado – POR DIOSSSS, ROGER, que me estás rompiendo el culo…
- Guarra, furcia, perra…qué culito tan estrecho tenías…te lo voy a dejar como lo tienen las putas de culo…- le di dos palmadas – ancho y lleno de mi leche…voy a correrme en tu culo, así serás una de mis putas…
- AAaaaaaaaaaahhh, por diosss…una de tus putas…aaay…
- Sí, so ramera…una de mis putas, tu marido estará casado con una de mis putas…toma rabo, cerda…como a mi madre…también es mi puta…toma cipote por tu culo…ahora es un culo de puta…bien follado…¿No te gusta?
- Ufffff…noooo. Me duele, eres un cabrón…¿por qué esto? Para humillarme…aaaaaay
- Porque me gusta mucho y quiero que me des placer, tu culo me da mucho placer en la polla…por eso eres mi puta…para darme placer…toma polla…toma…uso tu culo para darme placer…relájate…voy a darte por el culo hasta que me corra, te guste o no…
- aaaaaahhhhhhhh…mi culo…mi pobre culo…
- uaaau que gusto me da so puerca…usada por el culo…traga perraca…siente mi polla abrirte ese culito de esposa decente…usada para mi placer…
Así fue que Anna volvió con su marido después, totalmente diferente de cómo él la había traído, enculada y preñada, pero sin que él tan solo pudiera imaginar lo que me había divertido con su mujer y el regalito que se llevaba en su vientre, lo que me daba muchísimo morbo. Con su camisa de cuadritos y su pantalón tejano, guapa pero poco sexy.
Antes de ir a encontrase con él, dudaba si le notaría algo.
- No se te nota nada que vuelves hecha una hembra de verdad, Anna. En poco ya no notaras nada en el culo tampoco, así que ve tranquila. Por suerte a él tampoco se le notan los cuernos que le hemos puesto hoy. Eso sí, espero que pronto notes que te crece el vientre.
- Has sido un cabrón integral – me sonrió – pero no me arrepiento de nada – nos besamos – espero volver pronto…lo digo por si acaso…a lo mejor necesito más esperma…
Decidí que era lo suficiente perversa y caliente para estar con nosotros, para ofrecerle participar, claramente le fascinaba mi madre y le tenía envidia sana, la admiraba.
Dudó un poco cuando le propuse estar con nosotros tres. Pero le atraía demasiado la perversión, así que cuando volvió a tener un curso su marido, montamos un encuentro peculiar. A nosotros también nos dio morbo que ella estuviera. Por supuesto llevaba su vestidito corto. Y antes me había confesado al oído que no le había venido la regla, pero que podía ser un retraso normal.
Y allí estaba, mirando un poco escandalizada como mi madre le meneaba la polla a su padre mientras él le comía las tetazas.
- Mira qué pollón, Anna – le sacó por fuera el rabo duro de su padre con su manita - ¿ves por qué me entregué a él de casi nena?
- Uffffff qué bueno…¿de casi nena?
- Muy jovencilla, mi padre me reventó el coño, una pasada de placer.
- Ya eras una putilla – dijo mi abuelo – me provocaste.
- ¿No es cierto que te gustaría ver a mis machos desnudos, Anna? – mi madre era una experta.
- Ufff, síi, estoy poco nerviosa, nunca en mi vida me he visto en un rollo así – sonrió – pero me encanta estar aquí. Vaya morbazo, Catalina, tus machos…ufff tu padre y tu hijo…me impone un poco
- Voy a follar con mi padre y con mi hijo, mis machos preferidos. Y tú, relájate, disfruta sin más.
- Me gusta que estés aquí, y veas esto, Anna – le dije, ya desnudo del todo y mi polla morcillona. Ella me miró entero y también a mi abuelo.
- Esto es increíble, Catalina. Qué…qué…uff… buenos machos –dijo y enrojeció. Reímos.
- Son tuyos, cielo. Poneros delante de Anna – ella estaba sentada en el sillón y nos pusimos los dos mirándola, mi madre se acercó a nosotros por detrás. Nos empezó a acariciar la espalda, los pectorales, el vientre – me gustan mis chicos – Anna miraba con los ojos como platos, evidentemente excitada, las pollas iban saltando un poco pero mi madre no nos tocaba aún – son todo nuestros.
Era muy excitante y morbosa la situación, mi abuelo y yo nos miramos, como siempre, mi madre era una maestra del morbo. Nosotros desnudos, ellas dos vestidas y tratándonos como sementales o gigolós, o como putitos vaya, no sé.
- Mira como les crece la polla, Anna – metió la mano por detrás, entre los muslos de mi abuelo y le agarro los huevos, la polla de mi abuelo danzaba a poca distancia de la cara de Anna – primero mi padre, mi primer macho auténtico – así, desde atrás le meneaba la polla que evidentemente, no tardó en crecer y ponerse dura – ¿qué te parece, Anna?
- Es enorme, ufff, qué morbo.
- Y ahora la de mi hijo – hizo lo mismo conmigo – ummm, me los voy a tirar a los dos a la vez.
- Ufffff, nunca me había imaginado así, qué excitante, dos pollas gordas tan cerca.
- Son tuyas, ¿qué te apetece?.
- Es que no sé…me siento avergonzada…no puedo…- entre su educación clásica y la falta de costumbre, Anna estaba cohibida. Me miró y le sonreí –es que no he hecho esto casi nunca…tu padre…es…es…casi un desconocido para mi…
- Venga, ponte la polla de mi padre en la boca –le dijo mi madre - Es tuya, Anna, la polla de mi padre es tuya. – Anna estaba indecisa – Papá, ayúdala, es tímida aún, métele la polla en la boquita – mi abuelo le acarició la cabeza y suavemente se la acercó a su cipotazo, le pasó el glande por los labios, la cara.
- Abre esa boca de putita y chupa, ya verás que te gusta –dijo mi abuelo, Anna aflojó un poco y mi abuelo aprovechó para meterle el rabo, sujetándole la cabeza. Vaya morbo me dio que me mirara a los ojos, era la imagen de la inocencia violada, con aquel pedazo de rabo entre sus labios – ummm una boquita casi nueva a estrenar…chupa guapita, chupa, que tu marido no tiene una como ésta – Anna se entregó, cerró los ojos y comenzó a mamarle la polla - Joderrrr qué buena mamona –mientras mi madre me meneaba la mía desde atrás – tiene madera de puta esta chica…cómetela entera Anna…siiii traga…- mi abuelo le hacía mete-saca en la boca, ella se atragantaba pero seguía mamando cada vez con más afición.
- Me gusta la polla de tu padre, ufff – mi madre se arrodilló al lado de mi abuelo y comenzaron a mamársela a dúo, y también mezclando sus lenguas – diosss Catalina…esto es…uffff
Mi abuelo rugía.
- Qué buenas putas – le comían todo hasta los huevos – joderrrrr, -agarró a las dos del pelo y se la iba metiendo alternadamente – toma rabo Anna…ufff así, chupa, guapa, chupa…cambio de boca, ahora tú, hija, mama el rabo de tu padre…joderrr nieto…es la hostia…vaya boquitas de estas putas…
Yo tenía la polla a estallar, me daba un morbo especial verlo. En algún momento Anna se fundía en un beso con mi madre, pero sin demasiado tiempo, enseguida volvían a la polla de mi abuelo.
Le metimos unos viajes a Anna de los que hacen historia, pero merece explicitarlo en otro capítulo, tragó todo y por todos los sitios, mi madre tuvo la cortesía de dejar que nos la hiciéramos primero.
Pero la puso muy caliente así que reclamó su parte.
Totalmente follada, corrida y debidamente enlechada, Anna se desmadejaba en un sillón mirándonos. Mi madre en acción.
- Vas a ver una verdadera puta, Anna.
Mi madre vino conmigo y me agarró la polla, meneándomela suavemente. Mantenía su vestido pero las tetas fuera, uno de los aspectos que más me gustan de mi madre por obscenos e indecentes, más que desnuda.
- Ummmm, bésame cariño, quiero que disfrutes de mamá y me hagas disfrutar mucho – por supuesto la besé en la boca, abrazándola y apretando sus tetas contra mi – desnúdame hijo.
Le bajé el vestido y también las braguitas, uf una hembra rotunda. Se tendió en la cama.
- Venga, a mis machos les toca follar su puta. Hace mucho que no me hacéis vuestra puta y tengo ganas.
Mi abuelo se arrodilló entre sus piernas.
- Voy a comerte ese chochazo de guarra – le separó las rodillas y le acopló la boca sobre todo el coño, succionando y lamiendo. Mi madre gimió fuerte. Yo me puse de rodillas detrás de su cabeza y le pegué algún pollazo en la cara. Abrió la boca
- Me encantan tus huevos, hijo de puta – así que se los metí en la boca, gemía y chupaba con dedicación – dioss qué caliente me ponéis cabrones.
Entonces mi madre se puso a cuatro patas. Sin más, mi abuelo se la metió de golpe.
- Disfruta, papá, goza de tu putas – me miró con cara de vicio mientras mi abuelo se le acoplaba por detrás.
- Eres una perra hija mía…joderrr, qué chocho…qué gusto joderrrrrr…qué bien que entra en este chochazo…pero qué calentorro lo tienes, toma perra -embestía con ganas mi abuelo, las tetazas de mi madre se bamboleaban muchísimo – toma, toma, toma puta…toma polla guarra, me gusta tu chochazo de puta, hija mía…toma, toma polla hija zorra - Anna miraba con los ojos como platos – joderrr, chaval, qué gusto me da metérsela a tu puta madre.
- Te está follando tu propio padre…- Anna estaba extasiada mirando el mete saca violento a que mi abuelo sometía a mi madre.
- AAAAAAASIIIII, papá, así, qué bien me has jodido siempre…qué puta me has hecho…ven aquí hijo mío, jódeme tú también…quiero mis dos machos…a la vez
Yo tenía mi polla durísima, me tumbé boca arriba.
- Vamos abuelo, comparte, que yo también quiero follarme tu hija – mi madre se ensartó completamente en mi polla y me besó en la boca – umm que buena estás mamá, mi madre, mi puta de chocho caliente.
- Mi hijo, mi macho y mi chulo –subía y baja sobre mi polla. Mi abuelo apoyó su polla en su chocho ya ocupado y empezó a empujar –AAAAAAAAAAAAAAA, diossssssssss, me vais a romper el coño…
- Dios mío – dijo Anna – ¡las dos pollas a la vez! Tu padre y tu hijo…y a la vez…
- Eso sí que es ser una hembra, ¿eh Anna? – le dije
Mi abuelo empujaba y empujaba, mi madre gritaba, poco a poco iba entrando también la polla de mi abuelo.
- AAAAAAAAAAAAAhhhh, qué placer diossssssss…me volvèis loca, cabrones…jodedme hijos de puta…me rompéis el coño…aaaaaaaaaaaaaaahhh
- Hasta los huevos, abuelo, jódeme la madre. Le cabe de todo en ese chochazo a la puta de tu hija…tu polla y la mía…bien metidas abuelo – le empezamos a bombear los dos – toma, toma, toma polla, mamá, qué mojada que estás, golfa, notas bien las dos pollas…
- Toma, toma polla, hija, joderrrr nieto, cómo le entran de bien las dos, qué guarra es esta tía que tienes de madre…
- AAAAhhh ssiiiiii…noto las dos pollas en mi coño…hijo mío…papá…siiiii…seguid más…más…aaaauuuu…qué duras….ooooghh…soy vuestra puta, vuestra hembra…aaaaaaaa qué bestias…te quiero, papá…te quiero, hijo…aaauuuuuuuu…uffffff…mi coño…- Miró a Anna, que estaba allí mismo, sin perderse detalle – Es muy guarro…aaaaaaugggg…pero doy placer a mis dos chicos a la vez….aaaaaaaaaarrrfff…cabrones…me rompeis…
- Es terriblemente excitante, Catalina, eres una diosa…quiero ser como tu.
- De momento bésame mientras me follo a mi madre – le dije, ella me morreó y la noté caliente de nuevo. Me puse a mil apretando las tetitas de Anna mientras bombeaba a mi madre sintiendo su coño forzado en mi polla, una sensación única, apretada entre la vagina de mi madre y la polla de mi abuelo –ponme las tetas en la boca – bestial, el pezoncito de Anna y después el pezonaco de mi madre.
Mi abuelo estaba como loco, le dábamos mete saca salvaje a mi madre y a ritmos diferentes, la sensación en la polla era intensa, no tardaríamos en corrernos y el morbo de Anna mirando. Y la excitación de volver a llenar la vagina de mi madre de los dos espermas, totalmente incestuosos, y con el tremendo poder de preñarla.
- ¡Cómo jode esta cabrona de hija! Toma, toma, toma… so zorra…
- AAAAAAAAAAAAaahhh…diooosssssss…qué jodida estoy…voy a correrme como nunca, cabrones…hijo…dioss…hijo de puta…como follas…me corrooooooo…aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Me pariste cabron y follador, so puta, y ya te tirabas tu padre, córrete ramera…
- Eres la tía más puta que hay, zorra, toma polla, toma, córrete hija mía
- AAAAAAAAAAAhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…Arrrggggfffff…me corrooooo…oooooooooooooooouuughhhhh…- mi madre tenía uno de sus orgasmos bestiales – sí, sí…papá…uaaaaaaaaaaa – su vagina se contraía sobre nuestras pollas en espasmos de placer.
Sabíamos que necesitaba más así que le sacamos las pollas y le cambiamos de postura. Mi abuelo se tumbó boca arriba y le coloqué mi madre sentada sobre su polla mirándome de frente, vi su tremendo chocho abierto, dilatado, ocupado por la polla de su padre y ella totalmente despatarrada.
Le endiñé la mía también hasta los cojones poco a poco. Notaba los huevos de mi abuelo contra los míos.
-Aaaahhhhhh…bestias…- la besé en la boca, sabíamos que necesitaba un poco de tiempo hasta ponerse a tono de nuevo, así que actuábamos con suavidad aún, le dejamos las dos pollas dentro sin movernos casi.
- Anna, ven, agarra los 4 huevos – Anna se acercó y nos cogió los huevos – ummmm, nunca has tenido dos tios agarrados por los huevos a la vez.
-E-es…increíble
Mi madre estaba desmadejada, todo su cuerpo caliente, mi abuelo le masajeaba las tetas. En unos días ella estaría haciendo de anfitriona en su casa con mi padre, madre, hija y esposa amantísima, con los mismos que ahora le estábamos jodiendo, metidos en su entrepierna, dilatándola como nunca.
- Bestias…qué bien me jodéis…y qué orgullosa de daros placer a los dos…-empezó de nuevo a mover el pubis, señal que volvía a encenderse, así que volvía a querer el metesaca salvaje.
- Puta –la besé.
- Puta –dijo mi abuelo.
- Aaaaaaaaaaaahh siiiii…seguid cabrones…cerdos…follad bien la puta
- Puta, puta, toma
No tardó en encadenar otro orgasmo bestial
-Aaaaaaaaaaaaaaa…joder…hijos de puta…más más….aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh
- Te voy a llenar de semen, hija mía…aaaaaaaaaaaaa…me vacío los huevossss…tomaaaaaaa
- Toma mi leche también mamá…joderrr qué corridaaaaaa…toma, toma, toma, mamá…mamá…toooomaaaaaa
-Siiiii…hijo mío siiiiiiii…córrete con mamá…siiiiiiii…
Una sesión monumental fue. Nos quedamos exhaustos y sudorosos los tres, mi madre despatarrada encima de mi abuelo, jadeando fuerte, las pollas se aflojaron y salieron del coño materno filial.
Mi madre se levantó al rato, vimos como le resbalaba el semen saliendo de su coño dilatado por las dos pollas.
- Dios, cuánto semen, no he encontrado nunca hombres que lecharan tanto como estos dos –le dijo a Anna – me excita mucho – le llegaba a los tobillos – inundada la vagina de semen…
- ¿No te preocupa quedarte embarazada de tu padre…o de tu hijo,vaya?
- O de los dos a la vez. No sé, todo puede ser. Es muy morboso. Tú aún no has tenido hijos, ¿no?
- Estoy en ello.
- Ummm, cualquiera de estos dos te iría bien.
Nos fuimos a duchar y mi madre sirvió cava frío. Todos desnudos.
Aunque en la ducha no cabíamos los 4, casi fue una ducha colectiva. Mi madre fue la primera y la mirábamos mientras bebíamos el cava frío. Se enjabonaba el coño. Mi abuelo acariciaba sin parar a Anna, la tenia abrazada por detrás y le pasaba la mano por los senos, el vientre, los hombros, estaba encantado con ella. Anna se encontraba a gusto así y a mi me gustaba que mi abuelo disfrutara tanto de mi putita.
- Ufff me habéis dejado dilatada, muy dilatada, qué brutos…-dijo mi madre
- Claro, como no te ha gustado nada…es increíble que te quepan las dos a la vez mamá.
- Más increíble es que cupieras tú cuando saliste, eso si que es dilatación…- eso me excitó mucho.
- Déjame enjabonarte – me metí en la bañera con ella y le empecé a enjabonar la espalda – qué piel más suave, mamá – por supuesto le enjaboné las tetas, le acaricié el vientre – aquí estuve 9 meses – le seguí enjabonando acariciando hasta que llegué a su rotundo culo – vaya culo que tiene, ¿eh? –dirigiéndome a Anna y mi abuelo.
- Y lo bien que lo mueve – dijo él –pero no me ha dejado nunca encularla
Yo tenía la polla ya morcillona de nuevo.
- A ver cómo mueves el culo, mamá – ni que decir tiene que lo movió de esa manera que me puso la polla dura enseguida – uf mamá, no debe haber ninguna otra madre que le ponga así la polla a su hijo.
-Ni tampoco ningún hijo que tenga tanta perversión de tirarse a su madre a todas horas - su culo enjabonado se restregaba contra mi polla dura, así que me enjaboné bien la polla, la agarré de las tetas.
- Y además darla por el culo como yo a ti.
- Uf, hijo de puta, ¿delante de mi padre?
- Claro, mira abuelo cómo doy por el culo a tu hijita querida – le apliqué la polla al culo, ella protestaba pero se abrió y me deslicé suavemente dentro de su culo – me encantan los culos pero encular a mi madre mucho más – se la endiñé toda.
Mi abuelo y Anna no se creían lo que veían.
- Joder nieto, esto sí que es perversión, un hijo dando por el culo a su propia madre, ufff – yo le bombeaba tranquilamente – claro que tu madre no es como las demás, es una puta de verdad. Pero hija, si nunca te habías dejado encular por nadie…
- Este hijo cabrón es un demonio…- empujé fuerte- Aaaaaahhh…diosssss…pero me gusta si…me gusta que me encule mi hijo…aaaaaaahhh – se inclinó y se apoyó en el borde de la bañera – dame por el culo, cabrón…
- Toma, mamá puta, toma polla…
Estuve dándole un rato, hasta que me corrí.
Miré a Anna.
- Mi madre es una de mis putas.
( CONTINUARA... )
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