Post anterior
Post siguiente
Compendio II
😅
¡Me ha costado mucho resumir!
Porque de verdad que no quiero aburrir a nadie y para mí, fue una experiencia maravillosa y aun así, me salió larga.
Por lo que le pido sinceras disculpas al que lea por primera vez y que sea paciente, porque también tuvimos un encontrón por allá, pero pasaron tantas cosas que sale bien al final.
😕
En fin, los que han sido pacientes para leernos saben que nosotros somos casi “puros corazones”, porque él es mi mejor amigo y lo amo demasiado.
😅
Y bueno… en el sexo, también es estupendo, porque me deja deshecha y bien besuqueada y acariciada.
😕
Incluso, capaz que piensen que soy más rara por querer conocer el lugar de trabajo de mi marido, pero como nos conocemos tan bien y él es tan genial conmigo, con las peques y con mis estudios, me daba como una verdadera ansiedad saber cómo él trabaja.
Porque aunque es un jefe, lo conozco al revés y al derecho y sé bastante bien que él no es de esas personas altaneras y gritonas, que mande a medio mundo en su trabajo.
😅
(Es más: incluso aquí en la casa, Liz y yo jugamos y le hacemos bromas todo el tiempo con él, escondiéndole las navajas para afeitarse o agarrándolo para besuquearlo en la cocina a escondidas… y él nos tiene bastante paciencia a las 2 XD)
Hasta la vez que eché a perder el triturador de basura a propósito (cuando vino mi mamá y ella quería juguetear con el vecino… XP), ni siquiera me gritoneó, sino que me llevó al dormitorio y me preguntó por qué lo había hecho.
😟
Y eso me preocupaba cuando empezó a trabajar, porque me imaginaba que trabajaría con hombres rudos y toscos…
Y mi marido es tan tranquilo, caballero y tierno…
¿Me entienden un poco más ahora?
😃
El resto del viaje fue muy relajado.
Yo no me había dado cuenta, pero él tenía razón: necesitábamos hacer cosas solitos y arrancarnos un poco de las pequeñas.
Conversamos de anime (😅 Incluso, se nos hizo corto el viaje y aun así, nos faltó camino para seguir conversando), cantamos canciones de series en japonés (😂 Su pronunciación sigue siendo tan graciosa… XD) y me sentí contentísima, porque volvíamos a ser como pololos otra vez.
😆
Incluso, una de las cosas más bonitas que nos pasó fue que vi el amanecer en las montañas y me bajó la nostalgia por mis hermanas y mi mamita, porque cuando iba a la escuela y esperábamos el bus con mi hermana, amanecía así, entre medio nublado, pero con el sol calientito por la cordillera.
Él, que también me conoce muchísimo, me dijo que sabía que me gustaría y me sentí genial.
😂
¡Pero por mucho que me haya preparado, igual fue fuerte cuando llegamos a la mina!
A pesar que me contó que como la mayoría trabaja turnos larguísimos, incluso de más de una semana a veces, los hombres me iban a mirar bastante y me pidió que “tuviera la mente abierta”, por si acaso me decían algún comentario subido de tono.
😊
Ahora, les digo que aunque tengo mis ojitos verdes, mi pelito castaño y liso hasta los hombros, mi piel blanquita, mis rasgos finos (según él XD), mi colita llamativa y mis pechos han crecido por ser mamá, no me encuentro una “Miss universo” o un “bombón”, como me dice mi marido.
Pero tengo que admitir que me sentí excelente, porque aunque tampoco soy de las que se visten de manera provocativa, ni soy coqueta y mucho menos, infiel a mi marido, pero el portero, el bodeguero y casi todos los hombres que conocí que trabajan con mi marido me comían con la mirada.
😇
Lo más lindo, eso sí, fue que él dejó bien claro que soy su esposa y aunque me miraban libidinosamente, él siempre me estuvo cuidando y no me dejó solita en ningún momento.
Pero bueno, una de las cosas más graciosas que nos pasó fue en la portería, apenas llegamos.
Como les dije, mi marido es un jefe, pero el encargado de la portería hablaba con un tono muy gentil y se notaba por la manera de hablarle que había un respeto como de amigos.
“¡Pensé que había salido de vacaciones!” le dijo el caballero.
“¡Así fue! Pero mi esposa quería conocer dónde trabajo…” le respondió mi marido, con una sonrisa que me hizo avergonzar un poquito.
😊
Era un hombre canosito y bigotón, con una carita como de abuelo simpático.
Aunque me tiraba sus miradas medio indiscretas (que me costó un poco dejar pasar), noté que me miraba con un poco de desagrado y en realidad, la gran mayoría que me conoció al principio me miraba así.
Pero después de pensarlo un poco, entendí que era porque para ellos, yo soy “la otra” y su Hannah es “la esposa de la mina”.
Y bueno, como también soy respetuosa, tímida y él me miraba con tanto cariño y tranquilidad, de a poco la gente se fue abriendo para recibirme.
😂
“¿Y vino en camioneta, otra vez?” preguntó el caballero, como un poquito decepcionado, porque sabe que es un tremendo sacrificio para mi marido.
“¡Sí! Ella quería vivir lo que hago cada viaje…” le respondió y me dio una sonrisa tan alegre, que me hizo flotar por los aires.
😍
¡Una de esas que te hacen sentir súper amada!
Sinceramente, es difícil saber quien ama más al otro: yo, porque quise levantarme un día temprano y viajar bastante para su trabajo, o él, porque sin importar estar de vacaciones, quiso llevarme a conocerlo.
¡Difícil saberlo!
😃
Y después de firmar como en un libro de visitas y de pedir un casco para mí, el caballero me permitió entrar a la mina…
Pero mi marido, que es súper protector conmigo, le pidió una chaqueta reflectante, y al caballero no le quedaban.
XD
Así que en vez de entrar, me llevó a la bodega, para también conseguirme botas de seguridad.
😕
Yo pensé que exageraba y me sentía tan impaciente como cuando vas al parque de diversiones y te quieres subir a la montaña rusa y lees ese letrero maldito que te dice que tienes que esperar en la fila por 15 minutos…
😞
“¡No, Marisol! ¡Aquí, hay que seguir las reglas y tienes que estar protegida!” Me dijo él, con voz de papá muy firme, mientras íbamos a la bodega.
😓
¡Quedé plop, porque casi parecía una tienda de ropa de lo grande que era!
Tenían cascos, lámparas, overoles… de todo y también repuestos de herramientas y maquinas.
Le consiguieron una chaqueta reflectante al toque, pero también le pidió al encargado botas de seguridad.
😳
¡Me trajeron un montón de cajas de botas para probarme y todas muy bonitas y relucientes, recién salidas de las cajas, con olorcito a nuevo, cera y todo!
Pero mis pies son tan chiquitos, comparados con los de ellos, que ninguno me quedó bien.
😔
“Pero, ¿Qué hay de Hannah? ¿Cómo le consiguieron sus botas?” preguntó mi marido, agotando todas las posibilidades.
“Tuvimos que encargar un par especial para ella. ¡Veré si queda otro par!” le dijo el bodeguero.
Y afortunadamente, encontró un par de los que le quedan a ella…
😂
Como si fuera la princesa en un cuento de hadas, mi marido se arrodilló y me puso las botas y me encajaron a la perfección.
😃
Al verme tan contenta, le pidió al bodeguero que las encargara a su nombre y me llevé mis pesadas botitas, súper contenta y recién ahí, me presentó su trabajo.
Él trabaja en un container blanco, muy grande, con otras 8 personas, con escritorios, computadoras y archivadores.
😈
¡También los hombres que trabajaban con mi marido me comían con la mirada y me daban sonrisas que no me inspiraban mucha confianza!
Pero si él me protegía, yo nada me tenía que preocupar…
😇
Habló con su reemplazo, que se asustó un poco al verlo, pero le contó por qué había venido y me empezó a mostrar un poco lo que él hace.
Entonces, me empezó a presentar a las personas que trabajan con él y ellos me iban diciendo las cosas que hacían.
👽
¡Era marciano para mí! Porque me hablaban de “flujos de caja” y “desviaciones estándar”…
Pero trataba de entenderles lo mejor que podía…
😳
De repente, uno de sus hombres le apareció con una duda a mi esposo.
Me miró un poquito complicado, porque me iba a tener que dejar solita, aunque siempre me iba a tener a la vista y fueron al escritorio donde trabajaba ese señor.
😍
Sinceramente, lo amé un montón ahí.
Porque el señor se veía muy preocupado y mi marido se metió a la computadora y puso esos ojazos hermosos cuando se concentra en sus cosas, a pesar de estar de vacaciones y con toda tranquilidad y paciencia, le ayudó al caballero a salir de su problema, que le dio un fuerte apretón de manos por haberle ayudado.
Y ahí me di cuenta que mi esposo es de ese tipo de jefes…
😆
Y bueno, mientras él estaba ahí ocupado, algunos me encontraron tan buena moza, que para poner en problemas a mi marido, me empezaron a decir que él andaba siempre con Hannah...
Que “Cargo y él hacen esto…” y “Cargo y él van a tal parte” y cosas así…
😆
Y por supuesto que a mi marido le complicaba.
Pero yo me lo tomé en buena…
“¿Así que anda siempre con ella?” le pregunté al que empezó, que en 3 ocasiones le sorprendí mirándolo bien feo cuando su mano se aproximaba demasiado a mis pompas y que era el que más empeño le ponía para hablarme…
“¡Sí! Van a todas partes juntos…” me respondió él, con una mirada un poquito pícara y desvergonzada.
Pero también quería mostrarle a mi marido que sé manejar a personas como esa…
“¿Y es muy bonita?” le pregunté, mirándolo un poquito coqueta a los ojos y dándole una sonrisa maliciosa.
“¡Si, muy bonita!” me respondía, también sonriendo enormemente.
“¿Más bonita que yo?” le pregunté, tocándome a propósito el espacio entre mis pechos, girando un poquito la cabeza y haciéndome la ofendida.
Los ojos se le fueron hasta ahí y parecía soñar…
“¡No! ¡Por supuesto que no!” respondió galante, pero embobado con mis encantos…
😈
Y le di el golpe de gracia…
“¡Ah! Bueno… si no es tan bonita, entonces no hay problemas que ande todo el tiempo con ella…” le dije y le dejé con las ganas, mientras que me ponía a charlar con otro de los compañeros de mi marido.
Sus compañeros se burlaron y rieron y al “galante” no le quedó más que tragárselas, porque hasta mi esposo le había visto hacer eso.
😆
Pero aun así, me sentí genial…
¡Hacen tantas cosas y mi mejor amigo, para variar, sabe de todo un poco!
Al final, le di un beso en la mejilla al reemplazo de mi marido.
El caballero no se lo esperaba, pero le dije que si no era porque él hacía su trabajo, mi marido no podría descansar y nunca lo vería…
Y bueno… todos los otros quedaron con la boca abierta, como por envidia…
😊
Le pedí permiso a mi esposo y él me dejó y les fui dando un besito cálido en la mejilla, a cada uno.
Los abracé pasando mis brazos por encima de sus hombros y apegué un poquito mis pechos hacia ellos, dándoles el mismo besito tierno que le di al caballero, agradeciéndoles por cuidarlo en mi lugar…
Muchos quedaron todo colorados y algunos se tocaban donde los había besado, pero me sentía muy contenta por haberlos conocido y cuando nos marchamos, salieron como multitud a despedirme…
Pero yo solamente le di una mirada a mi marido…
“¡Quieres entrar a la mina!” dijo, muy reflexivo…
😍
¡Por eso lo amo tanto!
Porque a veces, no necesito hablarle para que él sepa entenderme…
Y volvimos para alegría de sus hombres a su oficina.
“¿El equipo de Tom todavía está adentro?” preguntó a su reemplazo y a uno de sus muchachos, tomándome bien fuerte de la mano.
Los 2 dijeron que sí.
Y nos subimos a la camioneta.
“¡Mira, Marisol! Vamos a entrar a la mina, pero tendrás que quedarte dentro de la camioneta…” me explicó él, mientras se estacionaba a la entrada del túnel.
😳
“¿Por qué?” pregunté deshecha.
“Porque las visitas no pueden ingresar a los túneles y es muy peligroso.” Me dijo.
Me explicó que ya estaba un poquito en problemas por haberme llevado a donde él trabajaba y que dentro de la mina igual era peligroso.
Le dieron las autorizaciones y entramos.
😦
¡Es increíble que sea tan oscuro!
Ni las noches más negras son tan oscuras como dentro de la mina.
Daba un poquito de miedo, porque si no eran las luces de la camioneta, no se veía nada, nada.
Y así y todo, ellos trabajan ahí.
Dimos vueltas y vueltas, por subidas y bajadas empinadísimas, que me daban miedo que la camioneta se fuera a volcar o no se la iba a poder la marcha.
Pero me ayudaba verlo que él seguía tan tranquilo y eso me hizo calmarme también.
Y después de un tiempo incalculable, llegamos a un lugar con más luz.
Habían varios trabajadores, revisando una máquina del porte de un camión, con enormes ruedas y que me quebraba la cabeza cómo habría entrado hasta ahí.
Mi marido me pidió que le esperara y se dirigió con un caballero con un casco blanco, parecido al de mi marido.
😦
¡Ahí me di cuenta que teníamos cascos de colores diferentes!
Porque los jefes tenían cascos blancos; los mecánicos, de color café claro y el mío era azul eléctrico.
Era un caballero canosito y extremadamente alto y maceteado. Tenía una cara un poquito arrugada y dura, porque se notaba una persona de trabajo.
Pero aun así, vi que tenía ojos gentiles claritos y respetuosos.
“¡Esta es mi esposa, Tom! Se llama Marisol…” me presentó mi marido.
😳
“¿Usted es Mr. Tom?” le pregunté, emocionadísima, como si me hubiera encontrado con un actor de cine.
“Si…” el caballero me respondió muy confundido y mirando un poco a mi esposo.
“¡Mi marido me ha hablado tanto de usted y de su amiga Hannah! ¡No sabe lo mucho que quería conocerle!” casi le gritoneé, hablando atropelladamente.
Al caballero parece que le simpaticé y me dio una bonita sonrisa.
Le pedí si me podía mostrar su lesión y él, muy gentil, se descubrió el overol para mostrarme.
😕
Tenía un tajo bien profundo en la pierna y parecía que le habían tenido que poner puntos, pero cuando le pregunté si le seguía doliendo, me dijo que no demasiado.
😅
Ahora bien, aunque los pechos me han crecido bastante, no me considero “tetona”…
Mi prima tiene el mismo tamaño de pechos que los míos (en realidad, un poquito más chiquitos, por el asunto que tengo leche y todo eso), pero el asunto fue que al caballero se le iban los ojos a mi busto.
¡Y de verdad, que yo no andaba para nada provocativa!
Porque habría arrasado con una falda corta y una polera más veraniega.
Pero igual se lo dejé pasar, porque si le llamaban tanto la atención, a Hannah debe faltarle pecho…
Y aunque la conversación fue muy entretenida y la estaba pasando bastante bien, el caballero estaba trabajando.
😊
Miré de nuevo a mi marido y me dio permiso…
Claro que el caballero es demasiado alto y realmente, tuve que colgarme a su cuello para darle un beso a la mejilla…
Pero por la carita colorada y confundida que me dio, supe que le gustó bastante el “cariñito pectoral” que sin querer le planté…
Y salimos de la mina otra vez.
Me mostró las bandas dónde mueven el material, los tremendos trituradores y dónde tiran los escombros y nos dio la hora del almuerzo.
😓
Y bueno… otra vez me miraban todos en el casino.
Tratamos de sentarnos alejados e incluso, nadie más se sentó con nosotros.
Pero me sentía como mona en el zoológico…
😕
Él sonreía tranquilo…
“Nunca pensé que me sentaría contigo acá…” me dijo, haciéndome sentir agüita en el corazón.
Y mientras probábamos la comida rica, me contaba de cuando iba a la escuela y cómo sus amigos iban a los colegios de niñas, por estudiar en una escuela de hombres.
Me bajó un poquito de celos, pero con su tono bien sincero y su mirada mansita, me dijo que él volvía a la casa, al igual que lo hacía yo en la escuela de monjitas y me sentí mejor.
Y finalmente, me llevó dónde ellos descansan y las cabañas donde duermen.
“¡Qué envidia! ¡A ti te dan de todo en el trabajo!” reclamé, con un puchero.
Porque les tienen piscina, gimnasio, cafetería, salón de pool, de juegos, bar, conexión a wifi y tantas otras cosas…
Pero él, más humilde y reflexivo, me respondió…
“Pero ¿Tú crees que con todas estas cosas, me voy a olvidar de ti y de las pequeñas y no me van a dar ganas de volver a casa?”
😍
Con decirme eso, me derritió enterita…
¿Cómo les puedo explicar?
No me bajó una calentura lujuriosa, pero si tenía ganas de que hiciéramos el amor.
Es que pónganse en mi lugar: estaba ahí, donde él siempre me habla por las noches, la semana que no lo veo y era incluso más bonito de lo que imaginaba.
Y yo sé que las cosas que hace con Hannah las hace porque le gustaría estar conmigo.
Y eso si que me ponía más de ganas, porque no estaba ella, pero estaba yo…
😕
El problema que tenía era ¿Cómo se lo decía?...
Y entonces, pasó uno de esos momentos por lo que lo amo tanto…
“Marisol… ¿Te molestaría mucho si hiciéramos algo… juntos?” me preguntó con esa vocecita tímida y esa mirada respetuosa.
🤤
Yo movía la cabeza de arriba abajo, con una sonrisa que me estiraba los labios y mostraba todos mis dientes…
“¡Claro que tendríamos que hacerlo en otro lugar!” me aclaró sonriendo, viendo que estaba más que dispuesta...
Porque no nos iban a prestar una cabaña y tampoco podíamos meternos a la mina otra vez.
Pero me llevó otra vez a donde tiran el material y buscamos una parte con sombra y que no se viera tanto, porque el calor y el aire estaban insoportables.
Pensé que lo haríamos como cuando él lo hace con su Hannah, pero él tenía pensado otra cosa.
😔
Ahora me doy cuenta que cuando empezamos, no éramos muy creativos. Lo hacíamos sentados en una silla cuando mucho (y créanme que no era nada más genial en el mundo que sentarse sobre las piernas del chico que más te gusta, enterrarte esa cosa que te ensancha la vida, abrazarlo y besarlo, mientras te corría mano por la espalda de arriba abajo, como desesperado :F).
O cuando lo hacíamos afuera o en la universidad, que le ponía un toque distinto.
Pero en esa oportunidad, me apoyó las manos en el capo y me empezó a correr mano, como si me inspeccionara por portar armas y me fue bajando los pantalones, como con desesperación y fuerza.
😩
Corría un viento seco, caliente y un poquito polvoriento cuando quedé las pompas al aire y aunque molestaba un poco, no me importó tanto, porque fue tan brusco sacarme la ropa que ya me tenía goteando.
Sentía mi rajita palpitar a mil por hora y esos segundos eternos en que él también se tiene que bajar los pantalones para meterla.
Yo pensé que cuando nacieran las pequeñas, iba a quedar menos sensible y más abierta, pero él todavía dice que le aprieto delicioso y que a lo mejor, como soy más joven, se reafirma mi cuerpo más rápido.
La cosa es que todavía siento ese tremendo bastón de carne en mi conchita y me hace suspirar, porque siempre pienso que no va a entrar…
😩 😲 😩 😲
Pero en eso, él es un genio…
Ese avance lento y meticuloso, que cada vez me ensancha hasta la vida…
🤤
Así, de a poquito, pero ensanchándome entera y rellenándome a montón.
La mete y la mete otro poco, forzándome y después, se echa para atrás, dejándome latiendo entera porque siga avanzando.
Pero no pasa mucho tiempo para que la meta y la meta otra vez… y me haga lo mismo.
¡Es para volverse loca!
Porque esa anticipación hace que me corra varias veces y él sabe demasiado bien tomarse su tiempo, aprovechando de rellenarme.
Siento que me estira entera por dentro cuando lo hace y lo que más me vuelve loca es que siempre le queda un poco más para meterla entera.
Y se afirmaba con tanta fuerza a mis caderas, haciéndome gemir desesperada.
“¡Oh!... ¡Uhm!... ¡Sí!... ¡Qué rico!...”
Sentía como que me levantaba de lo fuerte que se movía, pero no me importaba nada, nada.
Incluso, la vista era de lo más aburrida que podía haber: unos montones de tierra y piedra, pero que con su bastón insertándose en mi conchita y sus manos sobándome la cintura y los pechos, parecían tan bonitos como un paisaje de cuadro.
Él también se quejaba, porque igual le costaba avanzar.
“¡Ay, cariño!... supieras las veces que fantaseé hacerte esto aquí…” me decía y me tenía bien embobada.
😫 😖 😫 😖
Estaba rellena, con esa cosa gigantesca y ardiente y que más encima, todavía no entraba completa.
Sentía que quería llorar, reír, hacer pipi…
Y cada vez, se mecía más y más adentro.
Se me entrecerraban los ojos y veía nebuloso y los brazos se me sentían de papel. Lo único que sentía completamente segura era que él me ensanchaba hasta el alma y seguía avanzando sin parar.
Cuando la metió entera, ya no daba más: los pechos los sentía aplastados en el ardiente capo, las manos estiradas y como aun resistiendo, pero mi cola se movía por cuenta propia para favorecerlo todo.
💦 💦 💦
Se corrió un montón y me dejó hecha una muñeca de trapo.
Nos quedamos un rato pegados, abrazado encima mío y cuando pudo sacarla, me miró con esos ojitos pervertidos.
“¿Quieres hacerlo otra vez?” me preguntó, pero ni me dio tiempo para responder, porque me robó un beso intensísimo.
No estoy segura si me tomó en brazos o yo caminé, pero cuando abrí los ojos, estaba en la cabina trasera, con las piernas abiertas y él descubriéndome el sostén.
😩 😖 😩 😖 😩
Apenas podía hablar, porque me sentía muy cansada. Pero él dándole y dándole sin parar, agarrándome los pechos y devorándolos como un animal salvaje.
😱
¡Me estaba volviendo loca!
Esa sensación, cuando el pecho se te empieza a desinflar porque te chupan la leche me tenía enteramente aturdida y cuando después, le dio con el otro, me hizo ver estrellitas de colores y fuegos artificiales, junto con ver al chico que te gusta a morir, metiéndola y sacándola poderosamente.
Para cuando terminamos de expresar nuestro amor, el sol ya no estaba tan quemante.
Él me miraba, con sus ojitos tiernos y siempre sonriente, por tenerme ahí y yo, contenta, porque la había pasado sensacional.
“¡Gracias por acompañarme!” me dijo y nos besamos un buen ratito, haciéndonos cariñito y después nos vestimos y nos volvimos para la casa…
😉
Y bueno, parece que al fin conoceré a Hannah, porque nos han invitado a Perth a pasar unos días y celebrar su primer aniversario de matrimonio, ya que mi marido es uno de sus amigos más cercanos…
😈
Así que nos perderemos por un tiempo. Saludos y gracias por ser pacientes.
😘
Post siguiente
2 comentarios - Mi viaje a la mina (2nda parte y final)