You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Un ganador. Capítulo 21

Un ganador. Capítulo 21

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…


Capítulo 21: Fiesta de Navidad
   Hagamos un breve repaso. Yo acababa de cumplir 21 años y no podía estar pasándola mejor. En la facultad me iba muy bien, tenía varios grupos de amigos a los que veía con frecuencia y las chicas abundaban. Luz era la n° 1. La morochita de la facultad, la petisita divina y hermosa con un culito excelente y una boquita que hacía petes increíbles, era la tenía prioridad a la hora de las invitaciones a coger. Pero había otras que empezaron a tomar presencia. Gabriela obviamente después de esa noche doble quería más, por lo que de vez en cuando me mandaba mensajes para vernos o hacer algo. Pudimos juntarnos recién el sábado 15 a la noche tipo 4 de la mañana después del boliche, y mientras Leticia cogía con otro loco en la pieza, nosotros volvíamos a echarnos un buen polvo en el living. Paula Lorente, la amiga de la hermana de Bruno, reapareció al cabo de unos días pidiéndome que la vuelva a sacar a pasear en auto, por lo que un miércoles después de rendir la última materia la pasé a buscar cerca de las 2 y nos pegamos una linda cogida con el auto estacionado en el medio del parque Independencia. Pero la sorpresa para mi fue el retorno de Lorena, la empleada del boliche con la cual había estado el día que cumplía 20 años. La flaca me escribió para mi cumple por face y después de que le di mi celular no paró de mandarme mensajes hasta que el sábado 22 fui al boliche donde trabajaba ella y después de esperar unas cuantas horas con Leandro y Facundo que me hicieron la segunda, ella logró escaparse de la barra y nos fuimos a un telo que había a media cuadra para pegarnos un garche de novela.
   Por lo que las chicas abundaban, pero siempre había lugar para una más.

   El domingo 23 me levanté y después de desayualmorzar (dado que era la 1 del medio día) mi vieja me contó que íbamos a pasar navidad con los Fernández, lo que significaba que iba a volver a ver a Tatiana después de tanto tiempo. ¿Quién es Tatiana? Tatiana fue la chica con la que estuve la noche del cumpleaños de Luz, dejando pasar mi oportunidad con ella. Por suerte ahora Luz estaba conmigo y no sabía en que andaba Tati, por lo que ese lunes de noche buena fui a la casa de los Fernández completamente relajado y sin idea de lo que podía llegar a pasar.
   - Estuve de novia desde Febrero hasta hace 2 semanas.- Me contó ella mientras comíamos. Nuestros padres y abuelos estaban de un lado de la mesa y en la punta estábamos nosotros dos al lado de sus dos primitos de 8 y 6 años.- Un pelotudo, no sé que hacía con él. Me cagó con un montón de minas y al final me dijo que me dejaba por su ex. Un gil. Aparte cogía mal.- Cerró la boca después de eso al ver que lo había dicho muy fuerte y que sus dos primos nos miraron.
   Seguimos hablando un buen rato durante toda la cena, Tatiana siempre había sido muy simpática y divertida para charlar. A las 12 vino Papá Noel (El padre de ella se disfrazó para los dos niños de la casa) y después de los regalos empezaron a correr los whatsapp para ver que hacíamos. Los chicos de la secundaria me habían invitado a una fiesta en Funes (un pueblo pegado a Rosario), pero no tenía forma de ir y la otra alternativa que tenía es ir con los chicos del club, pero no me llamaba mucho ese programa ya que me había despegado un poco de ellos en los últimos meses.
   - Tengo una fiesta acá a 5 cuadras. Es en la casa de un amigo de una de mis amigas- Me comentó ella.- ¿Querés venir?
   Había tomado la decisión de irme a dormir, por lo que tuvo que convencerme un ratito, y fue muy efectivo el hecho de que me dijera: “Después podemos hacer algo los dos solos”. Analizando la situación de que no tenía noticias ni de Gabriela, ni de Paula, ni de Lorena y que Luz se había vuelto a su pueblo para las fiestas, que aparezca Tatiana no me molestaba para nada.

   Cerca de las 2 de la mañana cayeron algunas amigas a su casa y armaron una previa express, ya que tan solo una hora después estábamos por la calle caminando hacia la fiesta. Una de las amigas, enseguida demostró sus intenciones de estar conmigo cuando me tiró la boca apenas entramos a la fiesta. Yo me alejé disimuladamente, pero ella me siguió en varias ocasiones. Al final terminamos los dos alejados un poco de la multitud y empezó a hablarme de cosas que yo no quería escuchar. De fondo veo pasar a Tatiana que nos mira con cara de odio y sigue de largo. Alejando a Vanesa la sigo.
   - Che ¿Qué onda tu amiga? Re pesada.- Le digo sonriendo.
   Eso pareció calmarla un poco y terminamos los dos bailando solos a un costado del patio de la casa, pero bien en medio de la improvisada pista de baile. Los besos no tardaron en llegar. Fue después del tercer tema cuando sin dar vueltas la besé y ella no solo me aceptó el beso, sino que me abrazó y fue por más cuando sus manos empezaron a provocarme.
   Después de un rato de besos calentones nos separamos y ella fue a buscar algo más para tomar, ahí Vanesa volvió a acercarse y a pesar de que me siguió buscando, le dije que no. No era fea mina, pero esa noches Tatiana tenía prioridad. Cuando esta volvió, al ver que su amiga me estaba chamuyando decidió marcar territorio con un beso bien fogoso adelante suyo.
   - ¿Vamos?- Me preguntó en voz alta para que escuche su amiga.
   - Dale.- Le dije primero mirando a Vanesa y después a ella.
   Para entender esto es un poco necesario explicar cómo era la casa. El terreno era bastante grande y la casa estaba construida adelante y sobre la izquierda de este, a la derecha había dos cocheras que estaban ocupadas por autos y atrás predominaba el patio. Al fondo de todo había un quincho con un bañito y ahí es donde se había improvisado una barra comunitaria, por lo que estaba alborotado de gente. Cuando llegamos el dueño de la casa nos aclaro que se podía usar el baño del quincho o en un caso extremo el baño de la casa que estaba al lado de la cocina, pero que preferentemente no. Sabiendo que esto no se lo había dicho a todos y que poca gente sabía de la existencia de ese baño, Tatiana me agarró de la mano y encaró hacia ahí.

   Entramos a la cocina y seguimos de largo hacia la puertita que había a la izquierda, nos metimos y ella cerró la puerta atrás de nosotros. La ventana grande que tenía permitía que la luz que entraba desde afuera a pesar de la cortina iluminara bastante el lugar, por lo que se veía muy bien lo que pasaba. Sin dar vueltas la empujé contra la pared y le levanté las manos apoyándolas por encima de su cabeza y volví a besarla. La lengua fue tomando protagonismo del beso y a pesar de que ella intentó soltarse un par de veces, sus manos seguían atrapadas.
   Con la que yo tenía libre empecé a recorrer su cuerpo. Fui bajando desde su cuello hasta su cintura pasando por entre medio de sus tetas que habían crecido bastante con el correr de los años. Ella se movía hacia adelante y hacia atrás buscando mi cuerpo, pero yo dominaba la situación. “Dame las manos” le dije cuando logró liberarse una, pero esta vez se las hice poner atrás de la espalda y volví a agarrárselas. Bajé mi cuerpo y con la mano que tenía libre le levanté un poco la remera y le fui besando la pancita. Le desabroché el short que tenía puesto y de a poquito se lo fui bajando hasta que quedó tirado en el piso. Tenía puesta una tanguita roja divina, lástima que le duró tan poco y terminó al lado del short.
   Le abrí un poquito las piernas con la única mano que tenía disponible y ella subió una al inodoro que estaba ahí nomás, dejando sus piernas bien abiertas. Empecé dándole un par de besos bien arriba. De a poquito le fui metiendo algo de lengua y con la mano que tenía libre le iba tocando el clítoris. Tati, apoyada contra la pared, disfrutaba de los besos y e mi lengua que iba ganando protagonismo. Le metí un dedito y mientras le chupaba el clítoris me la cogía con la mano. Ella disfrutaba cada segundo, moviendo su cintura en círculos.
   - Date vuelta.- Le ordené.
   Ella obedeció y una vez que lo hizo volví a tomarle las manos sobre su espalda. Le empujé el pecho contra la pared y ella levantó la colita dejándola bien hacia afuera. Empecé besándole los cachetitos del culo ese divino que tenía y con la mano le seguía tocando la conchita. Le abrí los cachetes y fui chupándole el culito. Escuchaba sus suspiros cada vez más profundos a medida que mis dedos se enterraban en su conchita y que mi lengua dibujaba círculos sobre su colita.
   Cuando no pude más me paré y sacándome a las apuradas la bermuda y el bóxer, le apoyé la verga que ya la tenía bien dura sobre la cola. Ella giró la cabeza y nos dimos un beso apasionado. Acto seguido me escupí la mano y me lubriqué la pija para después metérsela en la concha bien despacito. Tatiana tiró más hacia afuera su colita, haciendo que mi pija le entrara entera. Como sus manos todavía las tenía agarradas sobre su espalda yo controlaba cada movimiento que dábamos. Mi otra mano la apoyé sobre sus tetas y empujándola bien contra la pared me fui moviendo hacia adelante y hacia atrás. Mi verga entraba y salía de su concha despacito y a cada movimiento ella pegaba un suspiro profundo.
   Después de coger un rato en esa posición la liberé y me fui a sentar al inodoro. Ella se paró con una pierna a cada lado y se sentó sobre mi verga. Cuando estuvo en posición empezó a moverse de manera muy sensual. Le levanté y le saqué la remera y la tiré al tumulto de ropa junto con el corpiño. Le fui besando las gomas a medida que ella se movía con sus manos apoyadas sobre mis hombros. Me dio un beso y aumentó la velocidad. Su cintura iba hacia adelante y hacia atrás. Lo hacía muy bien.
   Acabé casi enseguida. Cuando ella se levantó la leche le salió de la concha y cayó en el piso. Pero yo seguía muy caliente, todavía tenía para acabar. La apoyé de frente contra la mesada en donde estaba el lava manos y ella al instante paró la colita. Se la puse de nueva y tomándola de la cintura me la empecé a coger bien rápido. Nos mirábamos a los ojos a través del espejo, ella con sus manos apoyadas sobre la pared. Su culito hermoso chocaba contra mi cintura a cada movimiento que daba. Tatiana ya no suspiraba, gritaba de placer. “¡Sí! ¡Sí!” me decía a través del espejo. Pegó un grito de placer al acabar y cuando lo hizo le saqué la verga y me empecé a pajear sobre su colita para acabar segundos más tarde una buena cantidad de semen que de a poquito le fue cayendo por el culito hacia las piernas.
   Cuando terminamos nos dimos un beso bien apasionado. Ella se limpió un poco y nos cambiamos para después salir del baño. Volvimos a la fiesta para comprobar que Vanesa se estaba comiendo al dueño de la casa. Tatiana y yo bailamos toda la noche de manera muy sensual y cerca de las 6 de la mañana, cuando no podíamos contenernos, tuvimos que volver al baño para una segunda vuelta.


ANTERIOR

SIGUIENTE

1 comentarios - Un ganador. Capítulo 21

AdnanJanuzaj +2
Ya se me hizo costumbre leer tus relatos amigo, seguí así! Van 10 puntos.
HistoriasDe
Gracias, me alegra que se te haga costumbre!!! Vamos por más relatos!