Escenas el Capítulo Anterior:
La tarde estaba calurosa pero igual decidí caminar. Llegué a la esquina y me quedé esperando encontrar a Brenda.
Estaba contemplando la enorme fachada de El Cairo cuando de pronto siento una vocecita detrás mio.
- Danny?
Había llegado en dirección contraria a donde estaba esperando. Me dí vuelta y me encontré con esa sonrisa y esos ojos que tantas veces había visto en la pantalla.
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Caminamos lentamente tomados de la mano y casi sin hablar. Brenda mantenía la mirada baja. Por momentos levantaba la cabeza y miraba hacia el rio. El viento se arremolineaba en su pelo.
Me paré frente a ella y levantó la vista sorprendida.
- Que?... – susurró.
No le respondí, la tomé de la barbilla y besé sus labios, suaves, dulces, carnosos... perfectos.
---------------------------------------------------------------------------------------
- Te quedás? - le pregunté.
Brenda no contestó, simplemente bajó la mirada.
La tomé de la mano y no ofreció resistencia.
Ingresamos al hotel, pedí las llaves y subimos a la habitación.
Apenas cerré la puerta Brenda tomó mi rostro con ambas manos y me besó desesperada.
Con una mano intentaba cerrar con llave la puerta de la habitación y con la otra sujetaba a Brenda por la cintura. Nos besábamos desesperados, enredando nuestras lenguas, mordiéndonos. Habíamos estado esperando ese momento durante mucho tiempo. Levantó una pierna, rodeó mi cintura y nuestros sexos quedaron frotándose a través de la ropa.
Caminamos sin separarnos ni un milímetro, tropezándonos con nuestros pasos hasta el borde de la cama. Agarré su vestido y lo subí en un intento de sacárselo. Brenda levantó los brazos y logré mi cometido.
Llevaba un pequeño corpiño haciendo juego con su tanguita blanca. Me quedé contemplando sus pechos medianos, delicados y en perfecta armonía con el resto de su cuerpo. Su abdomen se contraía al ritmo de su respiración jadeante. Brenda mantenía sus brazos en alto con las muñecas cruzadas sobre su cabeza como en un paso de baile. Me miraba fijamente detrás de su pelo enmarañado mordiendose los labios en una sonrisa cargada de lujuria.
Arrojé el vestido a un costado y la tomé fuertemente por su espalda mientras que mi boca arremetía contra su cuerpo recorriendo cada milimetro de su piel. Brenda jadeaba y me agarraba por la nuca. Le quité el corpiño. Sus pechos eran suaves coronados con hermosos pezones rosados endurecidos por el deseo. Los besé con furia y por momentos los mordía con mis labios.
Sentí sus manos levantando mi remera y buscando la hebilla de mi cinturón. La ayudé a quitármela y Brenda recorrió mi pecho con sus manos y su boca. Aflojó mi cinturón y bajó mis pantalones, se sentó en el borde de la cama y me miró fijamente mientras que sus delicadas manos bajaban lentamente mi boxer. Sus pechos subían y bajaban al ritmo de su respiración jadeante. Acarició mis piernas y mi pelvis sin dejar de mirarme fijamente a los ojos.
Tomó mi miembro con delicadeza y comenzó a besarlo suavemente. Acaricé su pelo y esperé.
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Por sus pechos resbalaba la saliva que caía de su boca. Brenda jadeaba y gemía mientras me sujetaba por las piernas para poder introducir mi pene hasta el fondo de su garganta. Allí lo mantenía todo el tiempo que podía para luego retirarlo violentamente procurando recuperar la respiración tosiendo ahogada por la saliva.
Lo repitió varias veces. De pronto se incorporó de un salto, se quitó la tanga de un tirón, se sentó arriba del mueble que había en la habitación y abrió sus piernas.
- Cogeme Dany... cogeme...- susurraba jadeante a la vez que frotaba su vagina empapada.
Quité mis pantalones de mis tobillos y avancé hacia ella, tomé sus piernas firmes y puse mi verga sobre los labios carnosos de su concha. Su sexo rosado y resbaloso recibió la embestida de mi pija hinchada. Sentí el calor intenso de sus entrañas y su boca dejó escapar un quejido intenso.
Nuestros movimientos eran desesperados y violentos, entorpecidos por el deseo contenido por tanto tiempo. Brenda me sujetaba por la nuca y con la otra mano se aferraba al mueble. Yo mordía sus labios y lamía su cuello en medio de toda esa furia.
Pasado cierto tiempo abracé su cintura y la llevé a la cama. Se arrodilló frente a mí esperando que la penetrara en esa posición. La tomé por las caderas y la vision de sus nalgas, perfectas y suaves me exitó aun más.
Mientras cogíamos la tomé de los hombros y enderecé su cuerpo. Brenda se aferraba a mi cuello y arqueaba su figura levantando sus pechos hinchados. Besé su cuello y le mordí la oreja. Ella gemía sin parar. Entonces le susurré al oido.
- Eh? - me respondió con los ojos cerrados
- La querés por la colita? - repetí con la voz entrecortada por el movimiento
Se mordía el labio y en medio de quejidos volvió a repetir. "Eh??"
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Abrí sus nalgas y metí mi lengua en su culo. La besé y comencé a jugar con mis dedos llenos de saliva. Los quejidos y jadeos de Brenda eran cada vez más fuertes.
Me incorporé dispuesto a penetrarla analmente. Ella seguía con los ojos cerrados y con su cara contra las sábanas revueltas. Acaricié su espalda y fui metiéndole despacio mi verga empapada de saliva, haciendo que en cada movimiento entrara un poco más. Brenda puso una mano sobre mi abdomen tratando de alejarme. La tomé de la cintura para asegurarme que no se zafara de mí. Arqueó su espalda lanzando un largo quejido y se aferró a las sábanas...
- Aaaaayyyyy... hijo de putaaaaaaa.
Comencé a moverme lentamente esperando que se dilatara aun más para poder retormar nuestro ritmo frenético. Brenda apretaba los dientes en una mueca de dolor y placer. Al cabo de un rato empezó a golpear sus nalgas contra mi pubis buscando que mi verga entrara todo lo más profundo posible dentro de su culo. Gemíamos y gozábamos de manera salvaje. Me exitaba a tal punto que sentía la necesidad de terminar en cualquier momento.
Saqué mi pija y me acosté en la cama indicándole que subiera sobre mi. Retiró el pelo pegado a su rostro por el sudor y se ubicó encima mio, tomó mi verga y lentamente volvió a introducirla por completo en su ano. Agarré sus pechos que saltaban con cada embestida de mi miembro y los apreté con fuerza.
Brenda jadeaba cada vez más fuerte y comenzó a frotar su concha empapada. La tomé por las caderas y aumenté el ritmo. Sus quejidos y la imagen de su cuerpo bañado en sudor me llevaban a una exitación extrema.
De pronto cedió todo su peso sobre mi pija y un chorro caliente dio de lleno en mi abdomen. Brenda abría los labios de su concha rosada que no paraba de lanzar sus liquidos sobre mi. Atiné a sujetarla al tiempo que su cuerpo se descontrolaba con los espasmos de un orgasmo intenso.
Nos quedamos quietos por unos segundos hasta que volvió a su ritmo frenético buscando una segunda acabada. Yo no aguantaba mucho mas.
Cuando adiviné su segundo climax, no pude contenerme y al mismo tiempo que recibía los jugos de su concha lancé todo mi semen dentro del culo de Brenda.
Sus ojos y su boca se abrieron desmesuradamente ahogando un grito de placer.
---------------------------------------------------------------------------------------
Cuando desperté Brenda ya no estaba. La habitación era un desorden total, cosas por el suelo, mi bolso boca abajo en un rincón. Había sido una noche muy intensa y no nos importaba tropezar o arrojar las cosas que se interponían en nuestro camino.
Esperaba encontrar algun mensaje de Brenda sobre la mesa de luz o sobre el mueble. Absolutamente nada.
Me di una ducha, me vestí y bajé al bar del hotel a desayunar.
El mozo se acercó.
- Buenos días - me saludó mientras limpiaba la mesa rápidamente
- Que tal.... traeme un café con leche y medialunas....
- Muy bien - respondió al tiempo que volvía a colocar el servilletero y el frasco con azucar en su lugar.
Puse mi teléfono sobre la mesa y me quedé mirando a travéz de los amplios ventanales del bar. En la calle la gente pasaba frente al hotel con gesto adusto sumergida en sus propios pensamientos, otros sumergidos en sus celulares.
De pronto llegó un mensaje por Whatsapp.
No era ninguno de mis contactos agendados y tampoco reconocía ese numero. Lo leí y supuse que estaba equivocado. Volví a leerlo y comencé a dudar de que realmente fuera un mensaje erróneo.
La imagen de perfil ya había aparecido diminuta arriba del texto. No podía ser cierto. Para ser más exactos no quería que fuera cierto.
Timidamente toqué la imagen de perfil para que se ampliara.
F I N
EPILOGO
El mozo llegó con lo que le había pedido y mientras colocaba los platitos sobre la mesa miró la pantalla de mi teléfono que aún permanecía encendida.
- Linda piba - me dijo.
No le contesté.
Me miró y se retiró sin hablar.
El brillo de la imagen fue disminuyendo y poco a poco se apagaban unos hermosos ojos negros junto a una amplia sonrisa que ya no volvería a ver en mi pantalla del skype.
La tarde estaba calurosa pero igual decidí caminar. Llegué a la esquina y me quedé esperando encontrar a Brenda.
Estaba contemplando la enorme fachada de El Cairo cuando de pronto siento una vocecita detrás mio.
- Danny?
Había llegado en dirección contraria a donde estaba esperando. Me dí vuelta y me encontré con esa sonrisa y esos ojos que tantas veces había visto en la pantalla.
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Caminamos lentamente tomados de la mano y casi sin hablar. Brenda mantenía la mirada baja. Por momentos levantaba la cabeza y miraba hacia el rio. El viento se arremolineaba en su pelo.
Me paré frente a ella y levantó la vista sorprendida.
- Que?... – susurró.
No le respondí, la tomé de la barbilla y besé sus labios, suaves, dulces, carnosos... perfectos.
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- Te quedás? - le pregunté.
Brenda no contestó, simplemente bajó la mirada.
La tomé de la mano y no ofreció resistencia.
Ingresamos al hotel, pedí las llaves y subimos a la habitación.
Apenas cerré la puerta Brenda tomó mi rostro con ambas manos y me besó desesperada.
Con una mano intentaba cerrar con llave la puerta de la habitación y con la otra sujetaba a Brenda por la cintura. Nos besábamos desesperados, enredando nuestras lenguas, mordiéndonos. Habíamos estado esperando ese momento durante mucho tiempo. Levantó una pierna, rodeó mi cintura y nuestros sexos quedaron frotándose a través de la ropa.
Caminamos sin separarnos ni un milímetro, tropezándonos con nuestros pasos hasta el borde de la cama. Agarré su vestido y lo subí en un intento de sacárselo. Brenda levantó los brazos y logré mi cometido.
Llevaba un pequeño corpiño haciendo juego con su tanguita blanca. Me quedé contemplando sus pechos medianos, delicados y en perfecta armonía con el resto de su cuerpo. Su abdomen se contraía al ritmo de su respiración jadeante. Brenda mantenía sus brazos en alto con las muñecas cruzadas sobre su cabeza como en un paso de baile. Me miraba fijamente detrás de su pelo enmarañado mordiendose los labios en una sonrisa cargada de lujuria.
Arrojé el vestido a un costado y la tomé fuertemente por su espalda mientras que mi boca arremetía contra su cuerpo recorriendo cada milimetro de su piel. Brenda jadeaba y me agarraba por la nuca. Le quité el corpiño. Sus pechos eran suaves coronados con hermosos pezones rosados endurecidos por el deseo. Los besé con furia y por momentos los mordía con mis labios.
Sentí sus manos levantando mi remera y buscando la hebilla de mi cinturón. La ayudé a quitármela y Brenda recorrió mi pecho con sus manos y su boca. Aflojó mi cinturón y bajó mis pantalones, se sentó en el borde de la cama y me miró fijamente mientras que sus delicadas manos bajaban lentamente mi boxer. Sus pechos subían y bajaban al ritmo de su respiración jadeante. Acarició mis piernas y mi pelvis sin dejar de mirarme fijamente a los ojos.
Tomó mi miembro con delicadeza y comenzó a besarlo suavemente. Acaricé su pelo y esperé.
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Por sus pechos resbalaba la saliva que caía de su boca. Brenda jadeaba y gemía mientras me sujetaba por las piernas para poder introducir mi pene hasta el fondo de su garganta. Allí lo mantenía todo el tiempo que podía para luego retirarlo violentamente procurando recuperar la respiración tosiendo ahogada por la saliva.
Lo repitió varias veces. De pronto se incorporó de un salto, se quitó la tanga de un tirón, se sentó arriba del mueble que había en la habitación y abrió sus piernas.
- Cogeme Dany... cogeme...- susurraba jadeante a la vez que frotaba su vagina empapada.
Quité mis pantalones de mis tobillos y avancé hacia ella, tomé sus piernas firmes y puse mi verga sobre los labios carnosos de su concha. Su sexo rosado y resbaloso recibió la embestida de mi pija hinchada. Sentí el calor intenso de sus entrañas y su boca dejó escapar un quejido intenso.
Nuestros movimientos eran desesperados y violentos, entorpecidos por el deseo contenido por tanto tiempo. Brenda me sujetaba por la nuca y con la otra mano se aferraba al mueble. Yo mordía sus labios y lamía su cuello en medio de toda esa furia.
Pasado cierto tiempo abracé su cintura y la llevé a la cama. Se arrodilló frente a mí esperando que la penetrara en esa posición. La tomé por las caderas y la vision de sus nalgas, perfectas y suaves me exitó aun más.
Mientras cogíamos la tomé de los hombros y enderecé su cuerpo. Brenda se aferraba a mi cuello y arqueaba su figura levantando sus pechos hinchados. Besé su cuello y le mordí la oreja. Ella gemía sin parar. Entonces le susurré al oido.
- Eh? - me respondió con los ojos cerrados
- La querés por la colita? - repetí con la voz entrecortada por el movimiento
Se mordía el labio y en medio de quejidos volvió a repetir. "Eh??"
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Abrí sus nalgas y metí mi lengua en su culo. La besé y comencé a jugar con mis dedos llenos de saliva. Los quejidos y jadeos de Brenda eran cada vez más fuertes.
Me incorporé dispuesto a penetrarla analmente. Ella seguía con los ojos cerrados y con su cara contra las sábanas revueltas. Acaricié su espalda y fui metiéndole despacio mi verga empapada de saliva, haciendo que en cada movimiento entrara un poco más. Brenda puso una mano sobre mi abdomen tratando de alejarme. La tomé de la cintura para asegurarme que no se zafara de mí. Arqueó su espalda lanzando un largo quejido y se aferró a las sábanas...
- Aaaaayyyyy... hijo de putaaaaaaa.
Comencé a moverme lentamente esperando que se dilatara aun más para poder retormar nuestro ritmo frenético. Brenda apretaba los dientes en una mueca de dolor y placer. Al cabo de un rato empezó a golpear sus nalgas contra mi pubis buscando que mi verga entrara todo lo más profundo posible dentro de su culo. Gemíamos y gozábamos de manera salvaje. Me exitaba a tal punto que sentía la necesidad de terminar en cualquier momento.
Saqué mi pija y me acosté en la cama indicándole que subiera sobre mi. Retiró el pelo pegado a su rostro por el sudor y se ubicó encima mio, tomó mi verga y lentamente volvió a introducirla por completo en su ano. Agarré sus pechos que saltaban con cada embestida de mi miembro y los apreté con fuerza.
Brenda jadeaba cada vez más fuerte y comenzó a frotar su concha empapada. La tomé por las caderas y aumenté el ritmo. Sus quejidos y la imagen de su cuerpo bañado en sudor me llevaban a una exitación extrema.
De pronto cedió todo su peso sobre mi pija y un chorro caliente dio de lleno en mi abdomen. Brenda abría los labios de su concha rosada que no paraba de lanzar sus liquidos sobre mi. Atiné a sujetarla al tiempo que su cuerpo se descontrolaba con los espasmos de un orgasmo intenso.
Nos quedamos quietos por unos segundos hasta que volvió a su ritmo frenético buscando una segunda acabada. Yo no aguantaba mucho mas.
Cuando adiviné su segundo climax, no pude contenerme y al mismo tiempo que recibía los jugos de su concha lancé todo mi semen dentro del culo de Brenda.
Sus ojos y su boca se abrieron desmesuradamente ahogando un grito de placer.
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Cuando desperté Brenda ya no estaba. La habitación era un desorden total, cosas por el suelo, mi bolso boca abajo en un rincón. Había sido una noche muy intensa y no nos importaba tropezar o arrojar las cosas que se interponían en nuestro camino.
Esperaba encontrar algun mensaje de Brenda sobre la mesa de luz o sobre el mueble. Absolutamente nada.
Me di una ducha, me vestí y bajé al bar del hotel a desayunar.
El mozo se acercó.
- Buenos días - me saludó mientras limpiaba la mesa rápidamente
- Que tal.... traeme un café con leche y medialunas....
- Muy bien - respondió al tiempo que volvía a colocar el servilletero y el frasco con azucar en su lugar.
Puse mi teléfono sobre la mesa y me quedé mirando a travéz de los amplios ventanales del bar. En la calle la gente pasaba frente al hotel con gesto adusto sumergida en sus propios pensamientos, otros sumergidos en sus celulares.
De pronto llegó un mensaje por Whatsapp.
No era ninguno de mis contactos agendados y tampoco reconocía ese numero. Lo leí y supuse que estaba equivocado. Volví a leerlo y comencé a dudar de que realmente fuera un mensaje erróneo.
La imagen de perfil ya había aparecido diminuta arriba del texto. No podía ser cierto. Para ser más exactos no quería que fuera cierto.
Timidamente toqué la imagen de perfil para que se ampliara.
F I N
EPILOGO
El mozo llegó con lo que le había pedido y mientras colocaba los platitos sobre la mesa miró la pantalla de mi teléfono que aún permanecía encendida.
- Linda piba - me dijo.
No le contesté.
Me miró y se retiró sin hablar.
El brillo de la imagen fue disminuyendo y poco a poco se apagaban unos hermosos ojos negros junto a una amplia sonrisa que ya no volvería a ver en mi pantalla del skype.
4 comentarios - La rosarina del skype (final)
Lo de "skype" es solo el título del relato.
Gracias por pasar
Si mi relato te calentó, misión cumplida.
Gracias por pasar.
Supongo que después de este arranque vendrán otras historias. Gracias por comentar, por los puntos y por el "follow":