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Un ganador. Capítulo 20

Un ganador. Capítulo 20

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…


Capítulo 20: Mi cumpleaños 21 (Las mejores amigas)
   - ¿Qué vas a hacer?- Me preguntó Diego el lunes 26 de Noviembre cuando hablábamos de mi cumpleaños.- ¿Lo haces el sábado 1ro al final?
   - Seguro.- Le respondo convencido.- Muy probablemente haga una comida tranqui en casa y después vamos todos a un bar que conozco un chico que nos puede hacer pasar gratis si vamos antes de las 2.
   Necesitaba un lugar grande, un boliche con gente para poder escaparme del grupo, en especial de Luz…
   Después de haber estado con Paula entendí que lo mío con Luz era simplemente sexual y no tuve problema en volver a la vida de soltero. Obviamente prefería evitar el tema Camila y Marisol y dado que ellas eran las dos opciones más posibles y recientes, tuve que salir a buscar nuevas presas. Y Pau me demostró que facebook puede ser un buen lugar para encontrar minas. Una tarde en lo de Diego, le conté lo que había pasado con la amiga de la hermana de Bruno y enseguida nos pusimos a buscar minitas para agregar. Empezamos a mandar solicitudes de amistad a diestra y siniestra a amigas de hermanas de uno, conocidas de otros, ex compañeras de la escuela de amigas, de todo. Enseguida respondieron varias. Pero algunas al contarles que no las conocíamos pero que queríamos hablar nos eliminaban. Otras nos hablaban un rato, pero como les parecía rara la situación terminaban bloqueándonos. Gabriela fue una de las pocas que se mostró copada con migo.
   “Y vos quién sos?” me preguntó de entrada. Enseguida le dije que era primo de Ramiro, un compañero de ella de la facultad y cuando lo hice se mostró bastante simpática. “Ayyy Rami. Un genio tu primo. Cursé unas materias de primero con él, después yo cambié de carrera, pero me seguí viendo con el grupo. Hace banda que no lo veo”. Enseguida empezó a contarme de ella. Tenía 25 años (cosa que me ratoneaba mucho), estudiaba relaciones públicas, vivía sola hacía menos de un año. Con el correr de los días se fue poniendo más simpática. Aparte estaba buenísima, por eso la habíamos agregado: Rubia, ojos claros, un cuerpito divino, con unas piernas bien carnosas y un culo bastante grande pero bien trabajado y unas gomas exquisitas. No al pedo la mayoría de las fotos se las sacaba de arriba hacia abajo y con escote.

   Paula me siguió hablando y nos vimos en otras dos ocasiones. En una terminamos en un telo a eso de las 2 de la mañana. En la otra volvimos a hacerlo en el auto, pero esta vez con la puerta abierta y yo parado desde afuera. La loca era bastante zarpadita para la edad que tenía y le gustaba mucho la pija. Pero era muy exagerada, era como cogerse una película porno, la loca solo actuaba. Por eso que después de un tiempo dejamos de vernos.
   A pesar de eso, Luz seguía siendo mi musa favorita. Había mejorado mucho su forma de chuparla y cada vez que lo hacía me dejaba al límite de acabar. Nos veíamos bastante seguido después de la facu y los fines de semana y siempre terminábamos en la cama. Me encantaba como cogía, pero no podía evitar chamuyarme a otras minas.

   El jueves 29 de Noviembre (mi cumpleaños) cayeron varios amigos a la tarde a mi casa y mientras comíamos algo charlamos un buen rato. Luz me dijo en dos ocasiones que tenía un regalo “especial” para mí, pero era imposible desaparecer y cerca de las 12 de la noche cuando todos se iban me dijo que me lo iba a dar el sábado en el boliche. Cuando se fueron vi el celu y me encontré con un whatsapp de Gabriela: “Feliz cumple! Disculpá que te salude tan tarde, estuve todo el día a mil. Al final puedo ir el sábado a tu cumple, voy con una amiga. Después podemos ver de hacer algo :)” cerraba con una carita. Las cartas estaban sobre la mesa.

   El sábado fui temprano al bar con Leandro y Cristian para poder comprar algunas consumiciones y reservar una mesa para dejar las cosas. El resto de los chicos de la secundaria no tardaron en llegar y empezó a correr el alcohol. Después llegaron los de la facu, que ya venían algo borrachos en especial Luz que sin disimular nada me dio un beso bastante apasionado en frente de todos y me dijo al oído que tenía ganas de chupármela.
   Empezamos a bailar y a tomar con más frecuencia y enseguida varios cayeron en la borrachera. Luz no podía controlarse. Venía y se me tiraba encima, me meneaba la cola sobre el pantalón, me besaba y me lamía en el cuello y me manoseaba el bulto que de a poco se iba formando en mis pantalones. “Vamos al baño” me dijo de la nada. Cuando lo hicimos Paola nos siguió casi que pegada a nosotros. Luz sin ningún problema me metió al baño y Paola cerró la puerta para que ninguna otra chica pudiera entrar. Era un baño muy chico, podían entrar cinco personas algo apretadas y había dos cubículos al fondo. Alguien golpeó la puerta, pero Pao dijo que estaba todo ocupado.
   - Apurate.- Le dijo a Luz tratando de que la gente de afuera no abriera.
   Luz me empujó contra la pared y se agachó en frente mío quedando en cuclillas. No entendía nada. Paola nos miraba con una sonrisa. Luz me desabrochó el cinturón, me bajó el cierre y cuando me di cuenta tenía el pantalón y el bóxer a la mitad de las piernas y ella me agarraba la verga con la mano. Enseguida empezó a chupar.
   Lo hacía con ganas, como solía hacerlo. Pajeandome mientras que con la boca recorría cada centímetro de mi pija. La chupaba con la lengua y la mojaba con su saliva. Su cabeza iba hacia adelante y hacia atrás. De a poco se me iba poniendo bien dura y cuando estuvo al palo reaccioné. Luz estaba dándome su “regalo especial” en el medio del baño del boliche, cuando Paola bloqueaba la puerta que un mar de chicas quería abrir.
   - ¡Ahí va!- Le gritó a una chica que estaba afuera que no paraba de golpear la puerta.- Dale apurate.- Le volvió a decir a su amiga.
   Pero Luz lo estaba haciendo a la perfección. Notaba como la excitación me envolvía a medida que sus labios recorrían mi verga que estaba completamente al palo. Miré fijo a Pao que prestaba mucha atención a lo que su amiga estaba haciendo. Me calentaba mucho tenerla ahí mirándonos. El placer aumentaba a medida que Luz me la seguía mamando. “Tuum tuum” golpeaban la puerta desde afuera. Como me calentaba esa situación. Cuando placer me daba. “Dale apúrense ahí adentro” gritaba otra chica. Luz aumentaba su velocidad. Su boca iba hacia adelante y hacia atrás con ganas.
   Y no pude contener acabarle en la boca. Una enorme cantidad de semen salió disparado de mi verga haciendo que ella tuviera que alejarse rápido para no ahogarse. El resto de la leche fue a parar a su cara y a su remera escotada. Me la siguió chupando unos segundos más hasta exprimirme todo lo que tenía y cuando lo hizo se paró y fue derecho a limpiarse. Me vestí rápido y Paola se corrió de la puerta al momento justo que Luz y yo nos preparábamos para salir.
   - ¡Que putas que son loco!- Les dijo una mina indignada a las dos al ver que estaban conmigo.
   Pero nosotros salimos sin decir nada y volvimos a donde estaba el grupo. Cuando llego veo que se había dispersado bastante. Los de la facultad estaban cerca de la barra comprando algo y Esteban parecía en las últimas. Algunos chicos del club que habían ido habían desaparecido. Los de la secundaria se dividían en dos grupos, la gran mayoría estaban donde estábamos antes salvo Facundo y Juan Pablo que hablaban con dos chicas. ¡Eran Gabriela y su amiga!
   - ¡Eyyy! Feliz cumple.- Me saludó ella con un beso y un abrazo. Tenía puesto un escote que se robó mi mirada durante unos segundos.- Ella es Leticia, mi amiga.- Me dijo señalando a la otra chica.
   Leticia estaba igual de buena que Gabriela. Era morochita de pelo claro medio ondulado, ojos claritos, una boquita chiquita divina y con un cuerpo excelente, bien flaca, lomo hermoso y un culo increíble que remarcaba con un jean bien ajustado. Me saludó con un beso y después de un “Feliz cumple” sinmple empezamos a hablar.
   Los cinco estuvimos conversando un rato hasta que Gisell completamente celosa vino y sacó a Juan Pablo del mapa. Ahora éramos dos contra dos. Facu enseguida pegó onda con Leticia y se pusieron a hablar más apretaditos mientras él la abrazaba por la cintura. Gabriela no me sacaba los ojos de encima y a pesar de que yo me le acercaba cada vez más, mantuvo algo de distancia. Miré hacia alrededor mío, no había rastros de Luz o alguno de los chicos de la facultad, debían de seguir en la barra. La volví a mirar a ella a los ojos y poniendo mi mano sobre su nuca me acerqué para besarla. Ella me devolvió el beso pegando su cuerpo al mío y poniendo sus manos sobre mis hombros. Yo la abracé bien fuerte por la cintura y empezamos a apretar ahí nomás.
   Estuvimos un buen rato besándonos hasta que nos separamos. Al lado nuestro, Facundo y Leticia apretaban de manera calentona, con manos que se empezaban a ir un poco por lugares privados. “¿Querés que vayamos a algún lado?” me preguntó Gabriela mirando hacia la puerta. “Dale” le respondí yo enseguida sabiendo a lo que se refería. Me agarró de la mano y empujando a Leticia sobre el hombro le hizo una seña con la cabeza diciéndole que nos íbamos. Su amiga hizo lo mismo con Facu, lo tomó de la mano y empezó a caminar al lado nuestro.
   Salimos del boliche y empezamos a caminar por la calle hasta llegar a un auto. Gabriela lo abrió y se subió adelante, yo me subí al asiento del acompañante y Leticia y Facundo entraron atrás. Mientras ellos franeleaban, Gabi me contó que Leti y ella vivían juntas y que íbamos a ir un rato a su casa. Yo no tuve problema y mientras íbamos por la calle, miraba por el espejo retrovisor al asiento de atrás, viendo como sin ningún problema Facundo le chupaba las tetas a la morocha divina que venía sentada al lado de él.
   Llegamos a la puerta de un edificio y entramos. En el ascensor la cosa siguió igual de caliente cuando las dos nos empujaron a cada uno a una esquina distinta y nos arrinconaron para comernos la boca y franelearnos. Cuando entramos al depto se calmó un poco, las chicas se sacaron los zapatos y fueron a buscar algo para tomar, pero una vez que nos sentamos los 4 en los sillones que había en el living comedor, volvió todo a lo mismo.
   Facu y Leti compartían un sillón simple, de una plaza, por lo que ella estaba sentada arriba de sus piernas mirando hacia un costado. Mientras se comían la boca, el aprovechaba para manosearle el culito divino y hermoso que tenía y ella le iba abriendo la camisa. En frente, en un sillón doble estábamos nosotros. Gabi había puesto los pies encima de los míos, por lo que su cuerpo estaba un poco lejos, pero me estiré y logré besarla mientras le iba tocando la pancita por debajo de la remera.
   De a poco nos fuimos sacando la ropa y empezó a armarse una pila interesante en el piso. Yo terminé acostado boca arriba en el sillón con el bóxer puesto mientras que Gabriela estaba encima mío con un culote de encaje negro divino y un corpiño del mismo color que parecía a punto de estallar de las tetas enormes que tenía. Del otro lado Leticia se había puesto con una pierna a cada lado de Facundo y había bajado por el sillón hasta quedar arrodillada en frente de él y después de desvestirse los dos por completo, ella se la había empezado a chupar.
   - ¡Uhhh que rico!- Decía Facu mientras ella se la mamaba con ganas. Como nos daba la espalda, podía ver su hermoso culo casi en primer plano.
   Gabriela se fue desplazando hacia la punta opuesta del sillón y una vez que estuvo en frente de mi bóxer, me lo sacó y sin dar vueltas se la mandó a la boca. Yo estaba ahí, tirado en el sillón con una rubia divina haciéndome un pete increíble, mientras en frente estaba mi amigo al que se la estaba succionando una morochita divina con uno de los mejores culos que vi en mi vida. No podíamos creer la suerte que teníamos.
   Mientras Gabriela me la chupaba, Leticia se paró y fue a buscar una caja de forros a un mueble. Le tiró uno a Facundo que se lo puso apresurado y cuando estuvo listo, ella volvió a sentarse encima de él con una pierna de cada lado y se fue metiendo la verga de unos 16 centímetros que cargaba él bien adentro de la conchita. Enseguida él puso sus manos sobre su culito y ella se empezó a mover con ganas hacia arriba y hacia abajo. Verlos me excitaba mucho y si a eso le sumamos que tenía una rubia divina mamandome la pija, no podía estar pasándola mejor. Los gemidos de Leticia no tardaron en llegar.
   - ¡Ay sí! ¡Me encanta!- Decía ella.
   A medida que mi amigos se iba cogiendo a la morochita, la rubia fue subiendo hasta mi y después de unos besos me alcanzó un forro. Mientras me lo ponía ella se terminó de sacar la ropa y se acomodó en cuatro a lo largo del sillón. Yo me puse atrás de ella y después de tocarla un ratito para mojarla bien, se la puse. La tomé por la cintura y fue haciendo presión a medida que mi verga entraba en su conchita. Una vez adentro fui moviéndome cada vez más rápido hasta que los gritos y gemidos de Gabi llegaron.
   - ¡Sí! ¡Sí! ¡Cogeme!- Gritaba como loca mientras agarraba el almohadón del sillón.
   Leticia se paró y Facundo también, ella se acomodó como su amiga, en cuatro con las manos sobre el respaldar y él se paró atrás de ella y volvieron a coger con fuerza. Facu me miró y me guiñó un ojo, mientras yo le daba bien duro a Gabriela. Mis muslos chocaban contra su culito a cada grito que ella daba. Los gritos de la otra se volvían a escuchar. Entre las dos la habitación se inundó de gemidos y ruidos de placer. Mi verga entraba y salía con fuerza mientras mis manos la apretaban cada vez más por la cintura.
   Me alejé y le dije que ahora le tocaba a ella. Me senté en el sillón y ella dándome la espalda, se sentó sobre mi verga. Se acomodó y tiró su cuerpo contra el mío y yo enseguida puse mis manos sobre sus gomas y sin embargo no alcanzaba a agarrárselas todas. Gabi comenzó a moverse despacito, en forma de círculos, y parecía encantarle porque enseguida volvió con los gemidos, pero esta vez de manera más sensual. Le apreté bien fuerte las tetas y ella siguió moviéndose. Su cara estaba casi al lado de la mía y pude ver como cerraba sus ojos y se mordía los labios del placer.
   En frente, Facundo seguía cogiéndose en cuatro a Leticia y lo hacía cada vez más fuerte y no tardó en acabar. Sin dar vueltas se sacó el forro y lo tiró sobre la mesa y se puso otro. Mientras él hacia esto leticía se sentaba sobre el sillón y cuando él estuvo listo se agachó frente a ella y empujándola conta el borde volvió a meterle la verga en la conchita. Leti se desplomó sobre el sillón y su cabeza quedó colgando en el aire del otro lado. Puso sus manos sobre sus tetas y él la tomó fuerte de las piernas para que no se cayera y empezó a cogérsela de nuevo. Facundo iba por la segunda vuelta.
   Pero a mi me faltaba mucho, después de todo había descargado hacía una hora. Gabriela se acomodó de frente a mi, con una pierna de cada lado y con sus tetas sobre mi cabeza y volvió a cogerme con ganas mientras yo le manoseaba el culo. Del lado de en frente nos imitaron. Después nosotros nos acostamos sobre el sillón y empezamos a coger yo arriba de ella, que enseguida me envolvió sobre sus piernas. Del otro lado Facundo había agarrado a Leticia del orto y se la garchaba de parado mientras ella se sostenía con sus piernas y sus manos.
   Gabriela acabó una, dos y tres veces entre todas las poses que pasamos y después de un rato me dijo que me sacara el forro ya que yo no podía acabar. Leticia estaba arrodillada en el medio de la habitación y Facundo se pajeaba en frente de ella para acabar a los pocos segundos sobre su cara. Gabi me miró con ganas después de mirarlos a ellos y nos entendimos. Nos levantamos e imitamos a nuestros amigos. Ella se arrodilló al lado de ella y yo me paré al lado de Facu y me empecé a pajear. Al verla a Leticia empapada en semen y a Gabriela que se apretaba las tetas esperando mi lechita no tardé en acabar. La imagen y la situación se valía por si sola. Las dos terminaron arrodilladas en frente nuestro con la cara y el pecho lleno de nuestro semen y sonrientes de lo satisfechas que estaban.
   Una vez que terminamos, ellas se fueron a bañar (juntas) y nosotros nos cambiamos y nos sentamos en los sillones a esperarlas sin poder creer la suerte que habíamos tenido. El sol ya predominaba el cielo cuando nos fuimos de la casa de las chicas y cuando me acosté en mi cama media hora más tarde no lo podía creer. Miré el celular para ver qué hora era y tenía un whatsapp de Luz: “Te fuiste sin saludar orgia espero verte en estos días. Te quiero”.


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