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mis dos maridos V

Llegamos a casa, Marcos tratando que se dilate todo lo posible lo que ya era inevitable, estábamos calientes, los tres, como hacia mucho ,yo nerviosa por como seria esa primera vez con otro hombre, y con mi marido presente.
Tomamos una copa, y Juan no aguanto mas y lo sorprende a Marcos
J: Marcos sabes porque me banque a Arjona no
M: porque te gusta, jajja
J: no , deseo a Ana con todo mi alma, me vuelve loco, se que te ofendo, pero necesito que me dejes cojerla, la quiero hacer mia, y ella también lo quiere
Ahí viene la trompada pensé, pero no, Marcos, le dice
M: Juan nosotros te elegimos a vos, queremos que pase esto, es nuestra primera ves,nuestra fantasia, pero quiero dos cosas, una que nos respetes, sobre todo a Ana, los dos descontamos tu discresion, esto nace y muere aca, se entiende?
J: gracias no sabes lo feliz que me haces, y por supuesto conta con eso.
M: Por ser esta la primera ves, la habitación es de Uds. me voy a tomar algo por ahí los dejo solos
después me cuentan, en dos horas vuelvo.
Me dio un dulce beso en los labios y salio, yo no dije nada, lo tome de la mano a Juan y entramos a la Habitacion
Al entrar a la habitación nos besamos profundamente saboreándonos las lenguas y acariciándonos sobre las ropas, yo era un manojo de nervios cual adolescente que se decide a perder la virginidad. Conforme las caricias y besos aumentaban al tiempo que nos despojábamos de la ropa, el nerviosismo dio paso a la excitación que llegó a su punto máximo cuando tuve su cuerpo desnudo frente a mí, era digno de una escultura, su pecho, su abdomen, sus piernas, sus nalgas y bajó su musculoso pubis la firme erección de su bien formado pene.

El miró con deseo mi desnudez, me abrazó juntando su erección a mii vientre y a medida que los besos y las caricias fluían entre los dos la lujuria hizo que me olvidara de todo y me entregué a la búsqueda del placer de forma ardiente y sin cortapisas..

Me colmó del placer de sus besos y su lengua recorriendo toda mi piel, dedicando un buen tiempo a saborear mis pechos y mi sexo, para después acostados de lado, él detrás de mí, me dijo

-Que ricas nalgas tienes

-Disfrútalas corazón, son todas tuyas

Me levantó una pierna y gemí enloquecida cuando sentí su pija abrirse entre mis labios y llenar mi concha. Lo sentía enorme, duro como tronco pero con la suavidad y el calor de la carne, al sentirme llena de esa delicia exclamé “Que rico está Juan”… “Es todo tuyo muñequita” me respondió y comenzó a moverse en un enérgico entrar y salir que me contagió de toda su lujuria, deseo y ansiedad de placer, ansiedad que yo demostraba con gemidos involuntarios los cuales fueron aumentando de tono mezclándose con jadeos desesperados y súplicas “Más rápido, más rápido, no te detengas, te lo suplico”.

Cuando mis ojos comenzaron a temblar subiéndose dentro de sus órbitas y ya no me fue posible mantenerlos abiertos apreté con mis manos su mano que tenía sobre mi pecho y jadeante le dije “Abrázame, no me sueltes, no me sueltes” y cual si fuese una fiera herida solté un profundo gemido al sentir la intensidad de uno de esos orgasmos a los que pocas veces llega una en su vida

Después todo mi cuerpo se relajó, él detuvo sus movimientos y sin salirse de mí comenzó a besar y acariciar tiernamente mi espalda y hombros, después de unos segundos, cuando abrí mis ojos él me dijo con voz muy suave “Que lindo te viniste reina, eres una mujer preciosa” yo le sonreí y con voz apagada le dije “Eres muy tierno, me encantas Juan”

Mucho tiempo estuvo dentro de mí y en varias posiciones sin que su firmeza disminuyera ni un ápice haciéndome recordar la maravilla de una penetración profunda y prolongada aunada al inmenso placer de ser multiorgásmica, me repetía continuamente lo bella que era, lo mucho que me deseaba, lo bien formado de mi cuerpo, lo estrecho y ardiente de mi concha y sus palabras me hacían sentir tan mujer que instintivamente buscaba su boca, para juntarla a la mía y saborear su lengua disfrutando la pasión de mezclar nuestras salivas.

Fue tendida boca abajo en la cama, sintiendo el golpear de su pubis sobre mis nalgas al delicioso ritmo de sus fuertes embates cuando me dijo “Me vengo Ana” yo sonreí y respondí “Hacelo corazón, dámelo todo, quiero que te quedes en mí, lléname con tu placer, quiero que te vengas como yo lo hice” él detuvo sus movimientos y entre gemidos que repetían mi nombre vació todo su semen en lo más profundo de mi dilatada vagina. Quedó jadeante por un instante, yo giré mi cabeza para apoyar mi mejilla en la sábana y le sonreí satisfecha diciendo

-Que lindo Juan, no te salgas

El se recostó sobre de mí, besó mi mejilla y me dijo al oído

-Me encantas Ana

Pasado un rato él se acostó a mi lado y después de darnos varios besos húmedos en la boca yo me cubrí con unos pañuelos desechables y al acostarme de lado frente a él con voz de satisfacción y coquetería le dije

-¿ ves?, Al final terminaste convenciéndome

-Y qué bueno ya que eres una maravilla en la cama

-Adulador

-Lo digo de verdad, coges delicioso y que manera tan linda de acabar

-De eso vos tenes la culpa… Además no fue una sola vez

-¡Sos increíble!

Me respondió satisfecho de su hombría, yo le sonreí y nos besamos nuevamente, me levanté y entré al baño para dejar escurrir lo que había dejado en mi al salir me subí nuevamente a la cama donde permanecimos desnudos, él recostó su cabeza sobre mis muslos y entre besos y caricias se nos pasó el tiempo hablando de cosas sin importancia. Como dijera el poeta “Juventud divino tesoro”, cuando yo pretendí levantarme para vestirme, él besó mis muslos y mi pubis, y mientras acariciaba con su dedo mi clítoris me confesó.

-Nunca lo había hecho sin condón

-¿O sea que estrené?

-Sí

-¿Y te gustó?

-Mucho… Pero tú también pareces nueva, aprietas delicioso

Con voz excitada por las caricias de su dedo en mi sexo respondí

-Eso es culpa del gimnasio

Ya no hablamos, nos besamos y él pegó su boca a mis pechos, me separó las piernas y lo hicimos de nuevo, esta vez en la posición del misionero.

Fue hermoso, mientras él disfrutaba nuevamente el calor de mi concha, yo acariciaba su hermoso pecho y sus fuertes brazos observando con ternura su dulce mirada. Cuando vació dentro de mí lo poco que tenía, una cantidad bastante menor de su delicioso semen que ésta vez dejé correr fuera de mi vagina para limpiarlo con unos pañuelos desechables, observé mi reloj y le dije

-Que locura Juan… Hemos estado aquí más de tres horas…Marcos debe estar en el living

Nos vestimos y mientras me ponía las medias, él sonrió y dijo

Me gustas mas desnuda

Le cerré un ojo y sonreí, le di un beso húmedo en los labios y después de acomodar mi cabello, salimos de la habitación, Marcos no había llegado.

9 comentarios - mis dos maridos V

Crea11
Está muy bueno.. gracias X compartilo saludos
mdqpablo
muy buen relato , que linda experiencia , van pts
aleco1326
Te imagino y me dan ganas de ser Tu amigo
r3n0v4ti0
Insisto necesito una foto tuya para pajearme a gusto con el relato 😉
Thecho2
Si coges como escribis, realmente debe ser maravilloso penetrarte y hacerte llegar