Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…
Capítulo 9: La despedida
Los siguientes días en Gesell estuvieron repletos de sexo. Al día siguiente de mi noche de tres, los chicos salieron yo decidí invitar a Nati a pasar una noche romántica y muy cargada de sexo en nuestra casa. Al otro día, volvimos a la suya y mientras escuchábamos los gemidos de Soledad mientras Facundo se la cogía en la pieza de al lado, pasamos un buen rato. Así hasta que llegó el 14 de Enero y Cristian y yo nos teníamos que volver (Leandro y Facundo se quedaban hasta el domingo 16). El resto nos fueron a despedir a la estación y para sorpresa de todos, nos enteramos que Facu y Sole habían decidido ponerse de novios. Fue algo chocante para nosotros ya que ninguno pensaba que su relación iba más allá de lo sexual, y de hecho teníamos razón, pero su relación iba a durar varios meses.
El viaje de vuelta estuvo ocupado por un buen rato de sueño y toro rato de charlas y anécdotas sobre lo que habíamos vivido esos días. Obviamente le conté con lujo de detalles mi noche con Natalia y Paulina a lo que él no podía creer mi suerte. Pero Cris tenía lo suyo para contar. Aparentemente se enganchó con una chica de Cabás, un pueblo cercano a Rosario, y que ese mismo año se iba a estudiar a la ciudad. Cris iba a salir unos meses con ella, pero iba a quedar todo en nada cuando la chica se enamoró de uno de su facultad. No es importante para la historia.
La cuestión principal por la que nosotros dos nos volvíamos el viernes y los otros dos chicos se quedaban hasta el domingo, era que el sábado a la noche estaba la despedida de Marisol. Se acuerdan que les conté que ella se iba a ir a estudiar un año afuera? A España más específicamente. Bueno, salía el Domingo a la tarde, por lo que ese sábado 15, Giselle y Celeste le estaban organizando una despedida. Llegué a la ciudad y para mi sorpresa me encontré con Luz en la terminal de colectivos.
- ¿Qué haces acá vos?- Le pregunto algo sorprendido, ya que ella vivía en un pueblito y en Enero generalmente huían de la ciudad.
- Vine a ver unas cosas del depto.- Me contestó.
Enseguida vi que no estaba sola. David, su novio, apareció a los pocos segundos y siendo muy poco disimulado la abrazó y la besó bien en frente de mí. Yo lo saludé y como si nada, me quedé hablando con ella unos minutos hasta que me fui. Pero esa tarde me quedé pensando en Luz todo el tiempo. En cómo podría haber cambiado mi vida si la noche en la que me quedé con Tatiana me hubiese ido con ella. Al acordarme de esa noche de sexo excelente con Tati no me podía arrepentir, pero quería demasiado a Luz, la apreciaba mucho y además me gustaba. Verla con ese idiota me ponía mal.
Mis pensamientos cambiaron cuando me llegó un mensaje de Natalia. “Por qué no me avisaste que habías llegado?” me preguntaba. “Perdón amor. Me colgué. Estoy muerto del viaje, no veo la hora de dormir” le respondí. Y así me quedé hablando con ella hasta la media noche cuando decidí irme a acostar. Pero cuando lo hice volví a acordarme de Luz. Pero de a poco fue cambiando mi cerebro y me puse a pensar que hubiese pasado si la noche que estuve con Camila hubiese estado con Marisol. Capaz que en ese momento estaría pensando en que me iba a quedar sin novia por un año. Y si hubiese insistido con Camila? Obviamente ellas se pusieron de acuerdo en no estar conmigo, pero hubiera cambiado algo mi opinión? Y Tatiana? Quería de verdad a Natalia? O estaba con ella simplemente porque no podía estar con otra?
- ¡Que alegría que vinieran!- Nos dijo Marisol al día siguiente cuando llegamos con Cristian a su casa.
Había mucha gente. Estaban obviamente las chicas: Celeste, Giselle, Clara, Flavia y Camila con su novio Patricio. Juan Pablo y Nicolás, al que no veía hacía varios meses. Algunas amigas de Sol de la facultad y algunas del barrio. Y obviamente familiares.
Juanpi enseguida nos empezó a preguntar sobre el viaje, mientras que Patricio escuchaba sin emitir comentarios, por lo que evitamos de contarle detalles sexuales, pero le dimos a entender de que habían pasado muchas cosas. Él por su parte, nos contó de sus vacaciones con Giselle en Mar del Plata y de que no ven la hora de irse de viaje otra vez juntos. Así estuvimos hablando un buen rato toda la noche.
Los familiares de Marisol fueron los primeros en irse, entre llantos, besos y abrazos, se fueron despidiendo uno a uno. Las chicas de la facultad se fueron cerca de las 2 de la mañana y Nicolás, Camila y Patricio los acompañaron. El resto fue variando en el horario, pero a las 3 y media de la mañana solo quedábamos Giselle, Juan Pablo, Clara y yo. Como ellos tres se tomaban un taxi hacia otra zona de la ciudad, decidí quedarme un rato ayudando a Sol a levantar todo.
- Los voy a extrañar un montón a todos.- Me dijo mientras lavaba los platos y yo le alcanzaba los vasos.- O sea, seguro que ahí va a haber gente muy copada. Pero voy a estar re sola hasta que me haga amigos. No se… Va a ser re raro.
No supe que decirle, así que seguí levantando las cosas de la mesa y llevándoselas hasta la mesada. Una vez que estuvo todo limpio me preguntó si me quería ir, pero me acordé que me había prometido mostrarme unas zapatillas y unas remeras que le habían regalado. Así que fuimos hasta la pieza, que estaba bastante desordenada, y me hizo un pequeño desfile de moda mientras se probaba una remera tras otra. No me había dado cuenta, pero Sol estaba más linda que nunca. Su pelo rubio le caía por delante de los hombros y combinado con el color tostado de la piel, le resaltaba el azul de los ojos. Estaba un poco más flaca que antes, lo que le resaltaba la cintura y en especial la cola divina que tenía.
Sin pensar lo que hacía me acerqué a ella y tomándola de la cintura la besé. Ella me devolvió el beso y antes de poder reaccionar empezamos a transar. Hacía más de un año que no me besaba con Sol, desde el cumpleaños de Camila del 2009, y no se por qué pero sentía un gran alivio después de hacerlo.
- No pará.- Me dijo de repente alejándose.- ¿Qué estamos haciendo Ema? Vos estás de novio, yo mañana me voy a vivir a Europa por un año.- Se sentó en la cama y clavó la mirada en el piso.- No hagamos algo de lo que nos vamos a arrepentir.
- Sol,- le empecé a decir acercándome despacio.- por algo lo hice.- Le dije sentándome en la cama. No sabía muy bien por qué, pero tenía la necesidad de seguir besándola.- Yo te quiero un montón a vos, y no verte por un año me va a matar. Necesito que entiendas que esta noche quiero que quede en nosotros dos como una noche especial.- Cada palabra que salía era totalmente improvisada. No entendía el pro qué estaba portándome así.- Quiero estar con vos.
Volví a probar con un beso, pero esta vez estaba atenta y me corrió la cara. Siguió diciéndome de que yo estaba de novio y de que no nos íbamos a ver más por un año pero eso no me impidió hacer un segundo intento. Esta vez me aceptó el beso, pero después de unos segundos me volvió a correr la cara.
- Basta Emanuel.- Me dijo parándose.- Tenés novia.
- ¿Y eso es lo que te impide a vos?- Le pregunté parándome y agarrándola nuevamente de la cintura.- ¿Qué yo tenga novia? ¿O sea, que si yo no tuviese novia lo harías?- No contestó.- Vamos Sol. Matémonos en la cama. Hace años que lo queremos.
No hizo falta decir más nada, esta vez ella me buscó a mí. Envolviéndome con sus brazos, me besó y lo hizo con más locura que pasión. Entre besos y abrazos fuimos acercándonos a la cama y la acosté boca arriba para tirarme yo encima de ella. En cuestión de segundos mi remera estaba en el piso. Nos seguimos besando. Ella estaba completamente encendida, mucho más que yo que trataba de bajar un cambio. Pero no podía dominarla. Sol estaba totalmente excitada. Me empujó a un costado y cuando quedé boca arriba se arrodilló encima de mí. Se sacó la remera revelando un corpiño muy sexy color negro, que también se lo sacó enseguida. Me agarró las manos y las apoyó sobre sus tetas y las empezó a mover en círculos marcándome el ritmo.
- ¿Me vas a coger como me lo merezco?- Me preguntó.
Obviamente le respondí que sí y cuando lo hice levanté mi cuerpo y le di un beso bien apasionado. La agarré con las dos manos del culo y la levanté para tirarla boca abajo en la cama. Le saqué el short y la bombachita de un saqué y metí mi cara entre sus piernas. “Ay Ema sí” decía ella a medida que le iba chupando la concha. No tardé en meterle un dedito que entraba y salía mientras mi lengua bailaba en su clítoris. “Sí chúpame” decía ella mientras que con una mano hacía fuerza sobre mi nuca.
- ¿Cómo me querés coger?- Me preguntó una vez que me paré y me empecé a sacar la bermuda.
- Ponete en cuatro.- Le dije mientras sacaba una forro de la billetera.
Una vez que se puso y tuve su culito en primer plano decidí probar algo nuevo y me agaché delante de ella y se lo empecé a chupar. Ella respondió nuevamente con gemidos y frases de calentona. “Ay qué lindo” decía mientras le pasaba la lengua con el culito y le metía dos dedos en la concha. “Me encanta Ema, me encanta” gritaba sin importar que sus padres estuviesen durmiendo al otro lado del pasillo. Me calentó tanto que después de un rato de lamerla toda, me paré atrás de ella y se la metí.
La tomé de la cintura y me la empecé a coger bien cogida, como ella se lo merecía. “Sí Ema sí” decía cada vez que mi pija entraba y salía de su concha. Le pegaba de vez en cuando un chirlo en la cola y ella me lo respondía con un grito desaforado de placer. “Cogeme dale, cogeme bien fuerte” me pedía a pesar de que yo iba aumentando la velocidad y la fuerza con la que me la cogía.
- Acostate.- Me dijo una vez que frené después de un buen rato.
Yo me acosté boca arriba y ella se volvió a sentar sobre mi cintura, esta vez los dos desnudos y con mi pija adentro de su conchita. Sin que ella tuviera que hacer algo le agarré las tetas y se las empecé a mover en círculos como sabía que le gustaba. “Me encanta tu pija” se atrevió a decirme mientras saltaba sobre mis muslos. Me volaba la cabeza con todo lo que decía. “Sí, sí. Estoy acabando” gritó al cabo de unos minutos y junto con su último movimiento pude sentir como un buen chorro de semen salía disparado de mi verga. Una vez que terminó su orgasmo se desplomó sobre mi cuerpo y me besó una vez más.
- Gracias.- Me dijo mientras nos cambiamos.- Fue la despedida perfecta.
Por suerte para mi, no me iba a enganchar ni nada. Sabía mi posición, yo estaba de novio con Natalia y esa noche iba a quedar entre Marisol y yo. El año había arrancado de manera atípica iba a seguir con muchas anécdotas más. Pero siempre iba a quedar esa noche de mi primera vez con Sol en mi mente.
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