Cuando era estudiante de facultad me tocó ser parte de una investigación para los estudiantes de nutrición. Ya que habían aplicado un test y yo salí con ciertos signos de alarma con respecto mis hábitos alimenticios. Por lo que fui seleccionado inmediatamente para la segunda ronda.
En la segunda ronda, me medirían y me pesarían. Para ver si mi peso y mi masa corporal eran los adecuados, o de lo contrario ofrecerme gratuitamente una valoración nutricional completa así como el proceso para restablecerme.
Cuando llegué al consultorio -en la misma universidad- vi que la encargada de tomarme medidas seria nada más ni nada menos que Erika, una chica que era amiga de unos colegas y varias veces me había coqueteado, así como en más de una ocasión me había mandado buenos deseos y saludos. Creí que le gustaba y quería que me la ligara.
Erika era bonita, sí. Pero yo por timidez, despiste y demás nunca le había hecho caso. Y no sé bien por qué... quizás idiotez mía. Ella era delgada, pero tenia unas tetas relativamente grandes, bajita casi de mi estatura, algo caderoncita y con buena nalga. No era una chica pornostar ni una modelo tampoco... pero no estaba despreciable.
Cuando entré al consultorio, la colega de Erika se salió y le dijo que llevaría unos papeles a dirección y luego volvería. Salió y cerró la puerta.
Erika me pidió que tomara asiento, me tomaría algunos datos confidenciales sólo para fines estadísticos. Lo hizo, después me explico que necesitaban las medidas lo más preciso que fueran. Así que me tendría que poner una bata y solamente con eso puesto me subiría a la báscula, después me tomaría medidas de la cintura y demás.
Me indicó que podía pasar detrás de un biombo de plástico, para ponerme la bata. Yo pasé detrás del biombo, mientras me quitaba mi ropa, y la dejaba sobre un banco ella me dijo; -si quieres puedes dejarte la ropa interior-. Fue lo único que me dijo. Yo obedecí.
Salí con la bata puesta, el suelo estaba frío con ganas. Toda la habitación era mucho más gélida de lo que había percibido en un primer instante. Ella sólo me miró y me dijo que podía subirme a la báscula. Lo hice sin decir palabra.
Cuando me subí a la báscula, quedé totalmente frente a ella, y vi hacía abajo, lucia un escote maravilloso, sus pechos se veían más grandes de lo que jamás hubiera imaginado. Ella bajo la mirada se vio el escote y luego me vio a los ojos -me excitó- yo despisté y volteé hacia otro lado.
Erika me pidió que me diera vuelta, que en una báscula jamás debía quedar frente a quien tomaba las medidas. Pedí perdón y me día vuelta (pensé que era para que no viera sus tetas más), después me pasó a tomarme la altura, en con una cinta métrica que estaba fija a la pared. Yo pase y me puse frente a la pared, ella se río. Y me dijo: -acá si debes estar frente a mi-. Yo pedí perdón de nuevo y le dije que era nuevo para mi todo esto, ella me dijo que lo comprendía. Se puso de puntitas para bajar la cinta y sin querer me repagó las tetas un poco. Yo sólo sentí su cercanía y vi discretamente su escote, esta vez pude ver un poco de su ropa interior, esto me excitó más. Seguí quieto.
Me dijo que ahora mediría mi cintura, sacó una cinta métrica y se acercó a mí, me rodeó la cintura y sobre la bata ajustó para dar con la medida exacta, se hincó para revisar el numerito preciso. Yo viéndola así, hincada, frente a mí, con el escotazo que traía... la empalmé. Es decir se me puso dura, no pude más, y se comenzó a notar a través de la bata. Me dio pena, pero no podía hacer nada.
Ella se puso de pie y anotó algo en su bloc de notas. Luego me dijo que debía tomar esa última medida de nuevo, que había cometido un error. Lo dijo y me sonrió un poco, mientras me veía a los ojos. Yo a dejé hacer. Esta vez, la erección era total y no se podía disimular. Ella se hincó de nuevo y esta vez volteó a verme y me sonrió desde abajo. Yo sólo la vi y me dijo:
-¿Qué pasa?
-Eh... pues. Nada- dije yo. Estúpidamente como suelo hacer.
Me vio el pene, y sonrió de nuevo y me dijo:
- ¿Estas erecto?
-Perdón...- le dije yo tímidamente y sonrojado.
-No, esta bien. No pasa nada, es sólo que eres el único al que le ha pasado.
-¿En serio? pues discúlpame....
-No te preocupes. Me dijo.
Y tuvo una idea morbosamente genial. Aún hoy en día se lo agradezco.
-Oye... ¿Me dejas medírtela?
-Eh... pues... para qué...
-Anda... ya estamos aquí. Y me levantó un poco la bata, yo forcejeé un poco pero luego la terminé de levantar, estaba erecta, dentro de la trusa y se veía muy marcada la glande.
Ella soltó un suspiro de sorpresa y me dijo:
-Es grande... eh pensé que no traías los calzoncillos y por eso se veía así. Bajártelos...
Yo comencé a bajarlos y el pene erecto hacia contrapresión cuando los baje por completo me resorteo el miembro de manera grotesca.
-Mmm guaaao. Es grande....- tomo la cinta y me midió desde los testículos hasta la puntita, sentía sus dedos mientras me agarraban delicadamente -todavía jugaba a la profesional-.
-Vaya... 17 cm. Es grande.
-No... no se mide así, le dije. Y le indique que debía medirla por arriba y no por abajo.
-¿En serio? Bueno igual deja verifico.- La midió como yo le decía y corrigió el dato. Bueno son 15 cm sigue estando bien... Guuuao, que sorpresa.
Yo noté que a través de la blusa se marcaban sus pezones, estaba excitada y su ropa era delgada. Era una imagen sensual y morbosa, yo desnudo, con una estúpida bata, viéndole las tetas a la nutrióloga que me acababa de medir el pene. Mientras la veía así me excité más y más, ella lo notaba. Se sentó en el escritorio y volteó a verme y me dijo:
-¿Te masturbarías para mí?
-¿Quieres verme hacerlo?
-Si... si tú quieres.
Yo levante de nuevo la bata y mostré el miembro erecto y lo eché sobre mi abdomen, me llegaba casi al ombligo y le pregunté ¿Quieres verme? Eh.... ¿quieres ver como me la jaló?
Ella al ver esta posición que adoptaba yo, debió excitarse más porque se tocó un pecho y me dijo solamente -Siiii... con una voz entrecortada por un gemido.
Yo me la agarré por la cabeza y comencé a bajar la mano frotándome mientras la veía relamerse los labios. Me la estiré varias veces, luego la puse de lado. Ella se metía una mano bajo el jean y entrecerró los ojos mientras se sobaba una teta. Me veía, mientras me la jalaba.
Estuvimos así un rato, luego le dije que si quería jalármela ella, para que me corriera.
-¿En serio, me dejas jalártela?
-Ven... le dije
Ella se acercó a mí y me la agarró, yo le sobé un pecho mientras ella me la jalaba.
Abrieron la puerta de súbito, era su colega... soltó un gritito al vernos y cerró la puerta
rápidamente.
Yo por el susto, empecé a perder potencia y se me bajo un poco la erección, a Erika esto no le importó y siguió jalándomela, mientras me decía que su amiga no diría nada. Yo volví a empalmarla al cien y me corrí mientras ella me apretó el pene duro y mi semen salto como a metro y medio de distancia, manchando sólo el piso. Ella gimió rico... y me pidió que me vistiera y que no dijera nada. Ella se arreglaría con su amiga.
Yo hice lo propio y al salir del consultorio, sólo vi que su amiga estaba sentada en una sillita y me miró fijamente cuando salí pero retiró su mirada de inmediato, como apenada. Y ambos al mismo tiempo solo dijimos: Perdón.
J.R. 2015
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En la segunda ronda, me medirían y me pesarían. Para ver si mi peso y mi masa corporal eran los adecuados, o de lo contrario ofrecerme gratuitamente una valoración nutricional completa así como el proceso para restablecerme.
Cuando llegué al consultorio -en la misma universidad- vi que la encargada de tomarme medidas seria nada más ni nada menos que Erika, una chica que era amiga de unos colegas y varias veces me había coqueteado, así como en más de una ocasión me había mandado buenos deseos y saludos. Creí que le gustaba y quería que me la ligara.
Erika era bonita, sí. Pero yo por timidez, despiste y demás nunca le había hecho caso. Y no sé bien por qué... quizás idiotez mía. Ella era delgada, pero tenia unas tetas relativamente grandes, bajita casi de mi estatura, algo caderoncita y con buena nalga. No era una chica pornostar ni una modelo tampoco... pero no estaba despreciable.
Cuando entré al consultorio, la colega de Erika se salió y le dijo que llevaría unos papeles a dirección y luego volvería. Salió y cerró la puerta.
Erika me pidió que tomara asiento, me tomaría algunos datos confidenciales sólo para fines estadísticos. Lo hizo, después me explico que necesitaban las medidas lo más preciso que fueran. Así que me tendría que poner una bata y solamente con eso puesto me subiría a la báscula, después me tomaría medidas de la cintura y demás.
Me indicó que podía pasar detrás de un biombo de plástico, para ponerme la bata. Yo pasé detrás del biombo, mientras me quitaba mi ropa, y la dejaba sobre un banco ella me dijo; -si quieres puedes dejarte la ropa interior-. Fue lo único que me dijo. Yo obedecí.
Salí con la bata puesta, el suelo estaba frío con ganas. Toda la habitación era mucho más gélida de lo que había percibido en un primer instante. Ella sólo me miró y me dijo que podía subirme a la báscula. Lo hice sin decir palabra.
Cuando me subí a la báscula, quedé totalmente frente a ella, y vi hacía abajo, lucia un escote maravilloso, sus pechos se veían más grandes de lo que jamás hubiera imaginado. Ella bajo la mirada se vio el escote y luego me vio a los ojos -me excitó- yo despisté y volteé hacia otro lado.
Erika me pidió que me diera vuelta, que en una báscula jamás debía quedar frente a quien tomaba las medidas. Pedí perdón y me día vuelta (pensé que era para que no viera sus tetas más), después me pasó a tomarme la altura, en con una cinta métrica que estaba fija a la pared. Yo pase y me puse frente a la pared, ella se río. Y me dijo: -acá si debes estar frente a mi-. Yo pedí perdón de nuevo y le dije que era nuevo para mi todo esto, ella me dijo que lo comprendía. Se puso de puntitas para bajar la cinta y sin querer me repagó las tetas un poco. Yo sólo sentí su cercanía y vi discretamente su escote, esta vez pude ver un poco de su ropa interior, esto me excitó más. Seguí quieto.
Me dijo que ahora mediría mi cintura, sacó una cinta métrica y se acercó a mí, me rodeó la cintura y sobre la bata ajustó para dar con la medida exacta, se hincó para revisar el numerito preciso. Yo viéndola así, hincada, frente a mí, con el escotazo que traía... la empalmé. Es decir se me puso dura, no pude más, y se comenzó a notar a través de la bata. Me dio pena, pero no podía hacer nada.
Ella se puso de pie y anotó algo en su bloc de notas. Luego me dijo que debía tomar esa última medida de nuevo, que había cometido un error. Lo dijo y me sonrió un poco, mientras me veía a los ojos. Yo a dejé hacer. Esta vez, la erección era total y no se podía disimular. Ella se hincó de nuevo y esta vez volteó a verme y me sonrió desde abajo. Yo sólo la vi y me dijo:
-¿Qué pasa?
-Eh... pues. Nada- dije yo. Estúpidamente como suelo hacer.
Me vio el pene, y sonrió de nuevo y me dijo:
- ¿Estas erecto?
-Perdón...- le dije yo tímidamente y sonrojado.
-No, esta bien. No pasa nada, es sólo que eres el único al que le ha pasado.
-¿En serio? pues discúlpame....
-No te preocupes. Me dijo.
Y tuvo una idea morbosamente genial. Aún hoy en día se lo agradezco.
-Oye... ¿Me dejas medírtela?
-Eh... pues... para qué...
-Anda... ya estamos aquí. Y me levantó un poco la bata, yo forcejeé un poco pero luego la terminé de levantar, estaba erecta, dentro de la trusa y se veía muy marcada la glande.
Ella soltó un suspiro de sorpresa y me dijo:
-Es grande... eh pensé que no traías los calzoncillos y por eso se veía así. Bajártelos...
Yo comencé a bajarlos y el pene erecto hacia contrapresión cuando los baje por completo me resorteo el miembro de manera grotesca.
-Mmm guaaao. Es grande....- tomo la cinta y me midió desde los testículos hasta la puntita, sentía sus dedos mientras me agarraban delicadamente -todavía jugaba a la profesional-.
-Vaya... 17 cm. Es grande.
-No... no se mide así, le dije. Y le indique que debía medirla por arriba y no por abajo.
-¿En serio? Bueno igual deja verifico.- La midió como yo le decía y corrigió el dato. Bueno son 15 cm sigue estando bien... Guuuao, que sorpresa.
Yo noté que a través de la blusa se marcaban sus pezones, estaba excitada y su ropa era delgada. Era una imagen sensual y morbosa, yo desnudo, con una estúpida bata, viéndole las tetas a la nutrióloga que me acababa de medir el pene. Mientras la veía así me excité más y más, ella lo notaba. Se sentó en el escritorio y volteó a verme y me dijo:
-¿Te masturbarías para mí?
-¿Quieres verme hacerlo?
-Si... si tú quieres.
Yo levante de nuevo la bata y mostré el miembro erecto y lo eché sobre mi abdomen, me llegaba casi al ombligo y le pregunté ¿Quieres verme? Eh.... ¿quieres ver como me la jaló?
Ella al ver esta posición que adoptaba yo, debió excitarse más porque se tocó un pecho y me dijo solamente -Siiii... con una voz entrecortada por un gemido.
Yo me la agarré por la cabeza y comencé a bajar la mano frotándome mientras la veía relamerse los labios. Me la estiré varias veces, luego la puse de lado. Ella se metía una mano bajo el jean y entrecerró los ojos mientras se sobaba una teta. Me veía, mientras me la jalaba.
Estuvimos así un rato, luego le dije que si quería jalármela ella, para que me corriera.
-¿En serio, me dejas jalártela?
-Ven... le dije
Ella se acercó a mí y me la agarró, yo le sobé un pecho mientras ella me la jalaba.
Abrieron la puerta de súbito, era su colega... soltó un gritito al vernos y cerró la puerta
rápidamente.
Yo por el susto, empecé a perder potencia y se me bajo un poco la erección, a Erika esto no le importó y siguió jalándomela, mientras me decía que su amiga no diría nada. Yo volví a empalmarla al cien y me corrí mientras ella me apretó el pene duro y mi semen salto como a metro y medio de distancia, manchando sólo el piso. Ella gimió rico... y me pidió que me vistiera y que no dijera nada. Ella se arreglaría con su amiga.
Yo hice lo propio y al salir del consultorio, sólo vi que su amiga estaba sentada en una sillita y me miró fijamente cuando salí pero retiró su mirada de inmediato, como apenada. Y ambos al mismo tiempo solo dijimos: Perdón.
J.R. 2015
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5 comentarios - Una Nutrióloga cachonda