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Un ganador. Capítulo 7

Un ganador. Capítulo 7

Esta es la historia de Emanuel, un ganador de 24 años que tiene anécdotas muy interesante para contar, llenas de chicas y amigas y por supuesto con muchas historias sexuales. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que se basa en algunos hechos reales…


Capítulo 7: Dulce Navidad
   Mi cumpleaños me confirmó algo: no solo me encantaba coger, sino que no tenía problema en hacerle en ningún lado y bajo ninguna circunstancia. Nati parecía ir por el mismo camino, ya que después de la experiencia del auto, no tuvo problema en chupármela en un asiento de un colectivo casi vacío, en coger en la pileta de su casa, ni en pajearme en un ascensor. Pero había algo que todavía no se animaba a probar y era sexo por atrás. A pesar de que yo le seguía insistiendo y en que le decía que le iba a terminar gustando, ella seguía con la idea de que no la iba a satisfacer y que le iba a doler.

   El sábado 18 de Diciembre nos juntamos en la casa de Leandro para la tradicional fiesta de fin de año que veníamos haciendo desde hacía ya 4 años. A pesar del inconveniente entre Cristian y Clara, los dos terminaron yendo y parecía que se habían decidido a llevarse bien por lo menos cuando estábamos todos juntos. Celeste y Flavia fueron las primeras en llegar y después cayeron Juan Pablo y Giselle. Marisol, que ya palpitaba su partida a Europa por un año, Facundo y Camila llegaron más tarde, pero esta última no lo hizo sola, sino con Patricio, su novio. Pero como había más gente de lo normal, algunos amigos de Lean de la facultad y de otros lados, nadie dijo nada.
   La joda se fue dando como siempre, con juegos para tomar, baile, anécdotas y pileta. No fue hasta las 4 de la mañana aproximadamente, cuando ya todo estaban en pedo, que veo a Camila agarrar a Patricio de la mano y entrar juntos a la casa. La curiosidad me mató, así que diciendo que iba a buscar hielo los seguí. En la cocina no estaban por lo que disimuladamente me fui por el pasillo, el mismo que hacía más de un año había caminado con ella de la mano. Pensé que se habían ido por la escalera a la pieza de Leandro, como había hecho ella conmigo esa vez, pero escuché ruidos que venían del living. Me acerco y despacito voy abriendo un poco la puerta y veo que los dos estaban tirados en el sillón, completamente desnudos, cogiendo. Mis piernas se congelaron y no me podía mover (tampoco quería). Vi como ella se la chupaba, con el le metía los dedos, como ella se sentaba encima de él, primero de frente y después de espalda, como él la ponía en cuatro en el sillón y como… De la nada ella le dijo:
   - Haceme la colita mi amor.- Con todo de putita suplicando.
   Patricio le empezó a meter un dedo, después dos, y una vez que Camila estuvo completamente abierta le metió la pija. Ella, sin que le importara nada, empezó a gemir y a gritar de placer. Le decía cosas como: “Sí, sí, cógeme” o “Dale”, “Me encanta”. Él con sus dos manos en la cintura, le taladraba el culo con toda la furia. Ella no hacía otra cosa que disfrutar. Cuando él no pudo más, le dijo que se arrodillara y le acabó en las tetas una enorme cantidad de leche.
   Fue recién ahí que pude volver en sí y me di cuenta que tenía que moverme. Volví a la fiesta minutos antes que ellos dos, pero nadie se dio cuenta de nada. La miré a Cami y le sonreí y ella me devolvió una sonrisa. “Claro, si estás recién cogida como no vas a sonreír” pensé. Le dio un beso a Patricio y se fueron a buscar algo para tomar. Pero la imagen de ella en cuatro en esos sillones me quedó en la cabeza toda la noche. Y el día siguiente también.

   - Amor, por favor probemos.- Le pedí el martes a la tarde a Nati.
   - Bueno.- Me contestó ella.- Está bien. Pero si te digo que pares, parás.
   Empezamos a coger en ese mismo momento. Un consejo que Cristian me había dado era que la pusiera en cuatro y mientras le cogía la conchita le fuera abriendo la cola. Así que hice eso. Probé primero con un dedo, y una vez que estuvo adentro no hubo problema. Pero tenía que agrandárselo bien, así que intenté con dos dedos, pero ella me dijo “Pará” enseguida. Así que tuvimos que dejarlo ahí.

   El miércoles a la tarde nos volvimos a ver, aprovechando que ya estábamos los dos de vacaciones y sin que yo le dijera nada ella me buscó con un hermoso pete y después se me puso otra vez en cuatro. Sin preguntar le metí un dedo en la cola. Parecía gustarle. Pero cuando fui por el segundo se puso algo incómoda, sin embargo no dijo nada. No fue hasta que la empecé a penetrar con la verga que nuevamente pegó un grito: “Pará”. Y me volví a quedar con las ganas de hacerle la cola.

   El jueves ella se sentía medio mal, así que el sexo quedó de lado y el viernes ya era 24 de Diciembre. Debido a una pelea que había tenido esos días con su madre y el novio de esta (sus padres se habían separado y el padre se había ido a vivir a Tierra del Fuego y se había casado otra vez), ella me preguntó si podía pasar Navidad conmigo. Obviamente mis padres no tuvieron problema, por lo que el viernes a las 7 de la tarde se vino a casa y a medida que iban llegando los parientes fuimos preparando todo para la cena.
   - ¿Qué me compraste de regalo?- Le digo haciéndome el nene chiquito.
   - Ya vas a ver.- Me dijo ella dándome un beso.- Tengo un regalo que te va a gustar y después una sorpresa.
   Obviamente ese comentario me dejó maquinando toda la noche, pero no fue hasta las 3 de la mañana que me enteré. A las 12, brindamos y empezó el intercambio de regalos (como yo soy el más chico de la familia, el chiste de Papá Noel y de dejar los regalos en el arbolito no se hacía más hacía varios años). Nati me regaló una chomba gris copado, yo le había comprado una malla que ella me había dicho que le gustaba. Después pusimos algo de música y nos pusimos a bailar con mis tíos y mis primas (soy el único primo varón de la familia). A eso de las tres de la mañana la familia se empezó a ir, y a la primera que pudimos, con Nati nos fuimos a mi pieza diciéndoles a mis viejos que nos íbamos a dormir.
   Enseguida me saqué la ropa y me acosté en bóxer en la cama. Ella se preparó un poco más y mientras yo le decía que la estaba esperando sacaba una bolsa con ropa adentro. Fue al baño a cambiarse (tengo baño interno en la pieza) y para mi sorpresa salí con un traje de Mamá Noel muy sexy. Tenía unos tacos rojos, una pollerita muy cortita roja con un felpudito blanco y un corpiño rojo de puntitos blancos. También tenía puestas dos muñequeras blancas y el típico gorro de navidad.
   - ¡Apa!- Le digo sorprendido.- Me encantó la sorpresa.- Agrego tocándome un poco ya que la imagen me había puesto bien duro.
   - Y hay más.- Me di ella sacando una botellita. Me la tira y veo que era lubricante.- Así vas a poder abrir lo que quieras.- Eso me puso completamente al palo.
   Nati se subió a la cama y vino arrastrándose en cuatro patas hasta donde yo estaba, se sentó sobre mis muslos y sin dar muchas vueltas me bajó el bóxer hasta las rodillas. Fue bajando su cuerpo despacio hasta que su boca quedó a unos centímetros de mi pija. Comenzó con unos besos sensuales y siguió tocándome las piernas. De a poquito fue sacando la lengua y me la pasaba por los muslos y alrededor de la verga, calentándome más todavía. Me la agarró con la mano y la empezó a chupar como si fuera un helado. La recorría de arriba hacia abajo por completo, mojándola toda. Después la empezó a mamar. Mientras que con la mano que me la había agarrado me pajeaba, se la metía y se la sacaba de la boca casi por completo, pasándole la lengua por todos lados y concentrándose de vez en cuando en la cabeza.
   Después de un rato de chupármela le dije que se acostara. Ella se puso boca arriba de la cama y yo me metí entre sus piernas. Al levantarle la pollerita roja descubro una bombachita muy sexy roja platinada, pero por más que me gustaba se la tuve que sacar. La tiré al piso y me dediqué a tocarle un poquito la concha que ya estaba completamente mojada. Después se la chupé por un buen rato. Tenía que calentarla y hacerla gozar para que me entregara la cola sin problemas, así que le chupé el clítoris mientras le metía los dedos un buen tiempo.
   - Vení. Cogeme.- Me dijo levantándome la cabeza de los pelos después de la tercera ronda de gemidos agudos de placer.
   Yo subí hasta quedar boca a boca y sin problema le metí la pija en la concha y me la empecé a coger. Ella me agarró de la nuca y puso mi cabeza al lado de la suya a la vez que me envolvió entre sus piernas. Estaba casi prisionero de la situación. Solo podía mover mi cintura hacia adelante y hacia atrás para cogérmela cada vez más rápido y con más ganas. Natalia no paraba de gemirme en el oído. El placer que sentía se notaba en cómo se movía, como suspiraba, como me arañaba en la espalda. Pude sentir que acababa en cuestión de minutos y se desplomaba sobre la cama liberándome de una vez. Yo frené y le di un beso apasionado, la miré a los ojos y sacándole la pija de adentro le dije:
   - Date vuelta y ponete en cuatro.
   Me paré y fui hasta la mesita de luz a buscar un forro. Agarré el lubricante y me paré atrás de ella que estaba contra el borde con la colita bien paradita. Me puse el preservativo y le metí la pija en la concha para seguir cogiéndola. Mientras se la metía y se la sacaba, abrí el frasquito, y me puse una buena cantidad de lubricante en los dedos. Estaba caliente. Se lo desparramé por la cola a Nati que se estremeció por el contacto y empecé a hacer presión sobre el culito. El primer dedo no tardó en entrar y ella no me dijo nada. Con la mano libre tiré un poco más de lubricante sobre la zona y después probé con el segundo dedo y Natalia parecía disfrutarlo. Mientras me la seguía cogiendo por la conchita me animé a un tercer dedo, que para mi sorpresa entró sin problema.
   - ¿Te gusta?- Le pregunté.
   - Si mi amor.- Me dijo ella entre gemidos.- Cogeme la cola.
   Esas palabras me volvieron loco, me hicieron acordar a Camila cogiendo con su novio. Así que le saqué la verga de la concha y apunté al culo y haciendo un poco de presión entró sin ningún problema. La agarré de la cintura y me la empecé a coger con muchas ganas. Natalia tuvo que morder la almohada para no gritar, pero parecía encantarle, porque cuando emitía sonido era un “sí” de satisfacción pura. Mi verga entraba y salía de su cola por completo y la sensación de penetrar un culito virgen era hermosa. Me encantaba como se habría la cola cada ver que mi verga entraba y como ella gemía de placer. Sentía una excitación increíble. Me la cogía a una velocidad impresionante. Y no tardé en acabar. Pude sentir como una gran cantidad de semen me salía de la pija al tiempo que frenaba y ella se tiraba sobre la cama completamente satisfecha.
   - Me encantó amor.- Me dijo corriéndose el pelo de la cara y pasándose las manos sobre el cuerpo.
   Y a mí también me había encantado y es por eso que hacerlo por la cola se iba a convertir en algo casi cotidiano de nuestra rutina en la cama. Ella me lo pedía casi siempre y yo se lo hacía como novio obediente que era. Su colita iba a terminar bien rota con el correr del tiempo.


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