¿ Cuanto vale tu mujer ? (Final)

La escena seguía siendo excitante. Mientras Julieta chupaba la verga de Lucho,se iba recuperando de la cepillada que había recibido de Pablo. Sus manos tomaron posesión de esa lanza y jugueteaban con sus huevos.
Sin embargo, las escenas vividas le jugaron una mala pasada a Lucho, que en cuestión de minutos y sin poder evitarlo se corrió salvajemente en la boca de la hembra, sin llegar a penetrarla sexualmente.
Su rostro se tensó, y mientras gemía tratando de frenar lo inevitable, terminó dejándose ir en la boca de ella, que sin chistar se tragó todo, para al final sacar la verga de su boca y limpiarse los restos con el dorso de su mano. La sonrisa de ella mostraba la satisfacción de haberlo acabado tan rápido. Lo que no imaginaba es que la noche iba a ser larga y Lucho iba a tener su revancha.
Pablo mientras se efectuaba la fellatio, se levantó de la cama, y fue a buscar algo para tomar, volviendo de la cocina con una botella de champagne que destapó ruidosamente, para luego tomar directamente del pico y pasarla al resto de los presentes.
Cuando Lucho acabó, fue Mariano el que se acercó. Julieta miró con deseo ver ir hacia ella ese mazo bamboleante, y preparó su boca para atenderlo. Pero Mariano tenía otros planes.
Habrá tiempo para que la chupes, pero ahora quiero que la sientas donde corresponde, dijo,subiendo a la cama y separando las piernas de Julieta. La hembra se apoyó en los codos y levantó medio cuerpo para mirar la manera en que ese manubrio iba a empalarla.
Mariano se acomodó entre sus piernas, y tomando su verga la apuntó al nido de la hembra. De su vagina había salido el semen que recibió en el primer encuentro, por lo que todo estaba pringoso y lubricado, lo que facilitaría la penetración. Efectivamente, una vez que la cabeza se ubicó entre sus labios vaginales, con un pequeño empujón atravesó la entrada y allí la dejó Mariano, mientras apoyaba sus codos a los costados de la cabeza de Julieta y comenzaba a besarla.
La hembra quitó sus codos y se acostó abrazando la espalda del macho que estaba penetrándola.
Mariano entraba un par de centímetros y se retiraba hasta casi salir del cuerpo de Julieta, mientras besaba su cuello, sus orejas, sus mejillas, para volver a su boca.
Julieta estaba realmente disfrutando de esa sesión y sufría con esa penetración tan suave que estaba recibiendo. Sabía el macho tenía mucho mas para darle, mas de lo que nunca le habían dado y quería sentirse llena como nunca. Quería saber si podía guardar esa herramienta en su cuerpo y satisfacer debidamente a Mariano. Sus piernas envolvieron los riñones del macho y apretaban para que el se metiera adentro, pero el hombre simplemente seguía a su ritmo y la ignoraba, lo cual la desesperaba cada vez mas. Hasta que por fin, le habló.
- ¿ Qué es lo que quieres?
- La quiero toda.
- No sabes lo que pides
- Por favor, por favor, suplicó Julieta mirándolo a los ojos..
- ¿Estás segura que podras aguantarla?
- Dámela, damela.
- Todas son iguales, dijo mientras se retiraba unos centímetros. Con una de sus manos la tomó de un hombro y la otra la envolvió alrededor de su cuello. Julieta se sintió totalmente dominada. El macho podía asfixiarla si quería, pero no le importó mientras la clavara toda.
En esa posición dominante, Mariano la miró a los ojos, y apalancándose en su hombro y su cuello, se metió dentro de ella hasta las cachas, haciendo que la hembra aullara de placer y dolor. Se retiró y volvió a penetrarla de esta manera durante varias veces, hasta que por fin comenzó un mete y saca armonioso que provocó expresiones de satisfacción de los presentes.
La escena era realmente excitante, y se fue resolviendo lentamente. La hembra fue aumentando sus gemidos hasta alcanzar un orgasmo profundo y placentero. Poco después fue el turno de Mariano, que se metió hasta el fondo y se vació por completo. Quedaron un segundo despatarrados y luego el macho giró y se bajó de la cama.
Juani se acercó a la cama y cuando Julieta reaccionó, la tomó de la mano y la hizo levantarse.
Vamos al baño que estás toda chorreada. Quiero disfrutarte en toda la regla,
Juntos fueron al baño y se escuchó correr el agua de la ducha.
Todos quedaron allí esperando, cuando de pronto empezaron a escuchar gemidos. Lentamente fueron hasta la puerta del baño, para ver como Juani la tenía clavada contra la pared, con las piernas de la hembra envolviendo su cintura, bajo la ducha caliente, y el vapor que le daba un aspecto aún mas erótico y fantasmal a la escena.
Luego de un rato la bajó, y poniéndola de espaldas, mientras Julieta se tomaba de las canillas y Juani la empalaba tomándola de los hombros. Tiraron así un buen rato hasta que el macho se vació con desesperación.
Quedaron un rato mas bajo la ducha, y luego se enjabonaron y se bañaron juntos para salir del baño envueltos cada uno en una toalla. Si antes la imagen de Julieta era sexy, ahora mojada y envuelta en una toalla era fascinante.
Raúl pensó que todo había terminado, y de a poco se fue quedando dormido en la silla, seguramente por el alcohol ingerido.
Pasó un buen rato y lo despertó los gritos que había a su alrededor. Cuando abrió los ojos, ya mas despejado, no podía creer lo que veía.
Julieta en cuatro patas sobre la cama, estaba recibiendo por detrás a Mariano, mientras con la boca satisfacía a Juani. Los gritos eran el aliento que Pablo y Lucho le daban a los machos que estaban gozando de su esposa.
Raúl no tenía noción de tiempo. No sabía que hora era. Habían dejado de jugar como a las 4 de la mañana. Luego había venido todo lo demás y se había dormido, sin saber cuanto tiempo. Miró su reloj. Eran las 7. Las ventanas estaba cerradas, sino ya entrarían los primeros rayos de sol en la habitación.
¿ Habían descansado un rato, o estaban dándole masa a su mujer en continuado? No podía saberlo.
Luego de un buen rato, Juani se vació en la boca de su esposa, en medio de alaridos de placer.
Un rato mas tarde fue el turno de Mariano, que enterrando su gran verga hasta el fondo, se vació con todas las ganas.
Bueno muchachos, me parece que por hoy no hay más nada que hacer, dijo Pablo. Creo que todos estamos satisfechos.
Julieta quedó despatarrada en la cama y los machos de a uno fueron al baño a lavarse un poco y comenzaron a juntar sus ropas y a vestirse.
Lo tomaron a Raúl y lo llevaron de vuelta al comedor, sentándolo en una silla.
Los machos fueron saliendo, y el último fue Pablo en dejar el dormitorio.
- Bueno Raúl, tus deudas quedarán en cero en poco tiempo, y esperamos que en el futuro tengas mas cuidado a la hora de jugar. Nos vamos y te avisamos cuando haya otra partida.
Raúl no entendía mucho. Cuando todos se fueron, fue al dormitorio. Julieta había vuelto a bañarse y se había acostado. Estaba destruida por la noche movida que había tenido, y se durmió de inmediato. Raúl demoró un rato mas y también se durmió.
Al día siguiente se levantaron a desayunar como si nada. Raúl no se atrevía a decir una palabra, hasta que por fin sacó el tema de la noche anterior.
- Mira Raúl, yo te dije muchas veces de los problemas que te traería el juego, y ahora lo has visto con tus propios ojos.
- Pero Julieta, te juro que pagaré la deuda.
- No hace falta, eso ya lo solucioné.
- ¿Como es eso? Preguntó Raúl.
- Arreglé con Pablo como cancelar toda la deuda.
- No entiendo.
- Fácil. Cualquier tarde de éstas alguno de ellos me llamará y vendrá aquí a recibir el pago de igual manera que anoche, hasta que liquidemos el total.
Raúl quedo helado. Su mujercita iba a seguir acostándose con los acreedores.
- Y no digas una palabra. Yo te voy a avisar cuando vengan así ni se te ocurre pisar por aquí mientras estoy cumpliendo mis obligaciones. Y no me agradezcas, porque en realidad no es ningún sacrificio, dijo sonriendo con cinismo.
Pasaron varias semanas hasta que la deuda estuvo cancelada,pero así como su marido jugaba por dinero, ella le tomó el gusto a jugar por deporte. Y esas tardes con los jugadores, se convirtió en su deporte preferido.