Hola gente de P! les traigo un nuevo texto, no sé si será de su agrado, creo que lo haré de tres partes. Ahora les dejo la primera que subtitulé "Reencuentro estrecho", espero que lo disfruten.
Reencuentro estrecho:
Era una simple reunión de amigos del colegio, no esperaba encontrarte ahí. Hace más de seis años que no te veía, desde ese día en que me dijiste que querías besarme pero que había vuelto con tu novio hacía pocos días.
Estabas igual, vestías tu jeans clásico que se ajusta a tus piernas definidas y anchas, dando paso a un trasero más grande que el de una chica promedio. Siempre era algo que te complicaba. Tu camiseta blanca ondeaba con el viento y se apegaba a tu cuerpo, tu busto pequeño, tu barriguita tierna y tus curvas delineadas desde tu cintura ajustada a tus caderas anchas.
Ni uno de los dos esperaba que nos encontraramos. Yo ya te había olvidado, seis años es mucho tiempo, pero tu sigues igual.
La tarde transcurrió normalmente, hasta que nos encontramos solos en la cocina de la casa. Un “hace tanto que no te veía” que planteaste bastó para que no dejaramos de hablar. En tu vida habían pasado muchas cosas, amores, desamores, problemas familiares y nuevos desafíos personales. Seguías siendo la misma, pero al mismo tiempo eras una persona distinta.
Y ahora aquí estás, en mi cama desnuda. Estás boca arriba, tus manos sobre tu barriguita, tus piernas juntas y tus pezones erectos. Hacía mucho tiempo que te deseaba y ahora, seis años después estamos aquí.
Me pongo el preservativo a los pies de la cama, subo lentamente. Tomo tus tobillos y abro tus piernas, mis manos empiezan a subir por ella mientras avanzo para quedar sobre ti. Mis rodillas se posan junto a las tuyas, mis muslos rozan los tuyos… mis manos pasan por tus caderas, tu cintura y se desvían hacia tu cuello y tu rostro. Mi pene se entierra entre tus labios vaginales y sigue por entre su división quedando apoyado entre ellos. Mi mano en tu pelo y mis labios en tu cuello.
Se me vienen a la mente esos días que pasamos juntos en el colegio, cuando no dejábamos de estar abrazados y mi mano bajo tu camiseta recorriendo desde tu vientre hasta casi tus senos. Éramos unos niños.
Mi lengua se escapa de mi boca y recorre parte de tu cuello hasta tu mentón. Mis pelvis se mueve haciendo que mi pene se frote entre tus labios vaginales ¿lo sientes? Muerdo tu mentón y aprieto mi cuerpo contra el tuyo, la cabeza de mi pene presiona sobre tu clítoris.
El condón se arruga en el cuello de mi pene y lo sigo frotando entre tus labios vaginales, siento como tus labios vaginales abren paso y me abrazan. La punta de mi pene empieza a chocar con la zona de tu clítoris que está cada vez más hinchada.
Siento la punta de tus pezones rozando mi pecho mientras mis labios alcanzan los tuyos. Tu lengua sale rauda a recibirme, no te andas con juegos. Entras en mi boca y te mueves rápidamente rodeando mi lengua para invitarla a jugar. Mis labios se juntan a los tuyos y mi lengua empieza a bailar con la tuya.
Aprieto mi pelvis contra tu entrepierna y me quedo quieto presionando. Nuestras bocas no se detienen y tus manos empiezan a presionar mi cuerpo.
Separo un poco mi cuerpo del tuyo y mi mano derecha avanza por tu cuerpo desde tu cuello hasta tu cintura, se separa de ti acomoda de nuevo el preservativo. Acomodo mis piernas abriendo un poco las tuyas, tu me ayudas y llevas tu mano a tu vagina para abrir un poco tus labios vaginales. Mi mano direcciona mi pene y la punta se posa en el orificio de tu vagina que tus manos han despejado. Mi pelvis empieza a presionar y mi pene encuentra resistencia, la punta ya está posicionada pero tu vagina es estrecha.
Voy empujando poco a poco contra ti, mientras mis ojos no dejan de mirar tus reacciones. Tu cara cambia entre la excitación, el deseo y algo de dolor. A medida que mi pene va entrando voy retrocediendo un poco y pausando, quiero que tu vagina se dilate con calma para que lo disfrutes, como al parecer lo estás haciendo.
Luego de meter la mitad de mi pene la siguiente entra con mayor facilidad, pero de verdad tu vagina es estrecha. Empiezo a moverme lentamente, tus piernas me rodean y tus manos empiezan a presionar sobre mi espalda. Tu respiración es agitada y torpe.
No puedo dejar de pensar en todas las veces que había tocado tu barriguita y nunca hicimos nada, o aquella vez que dormimos juntos en la misma cama y no hicimos más que acariciarnos las espaldas y nuestras barriguitas desnudas… o esa última vez que nos habíamos visto donde ambos declaramos que queríamos besarnos pero habías vuelto con tu exnovio.
El ritmo de mi pelvis empieza a aumentar y tu vagina recibe de excelente manera mi pene. Entra y sale de forma fácil, pero no deja de mantener una presión constante en mi pene que nunca había sentido con otras chicas.
Tu respiración entrecortada y tu cuerpo se tensa. Mi pene no deja de entrar y salir de tu vagina, cada vez más rápido. Sale hasta la mitad y embiste hasta chocar mi cuerpo con el tuyo. Sale hasta solo dejar la cabeza adentro y embiste hasta chocar mi cuerpo con el tuyo.
Mis manos juegan en tu cuerpo, una permanece en tu rostro, tu boca, tu cuello. Mientras la otra amasa y aprieta la punta de tus pezones. Mi boca deja de estar apoyada sobre la tuya y bajo por tu cuello, tu pecho y llego a tus senos. Pequeños, firmes y redondeados, con un pezón pequeño que solo la puntita se erecta saliendo como un botón de tus senos. Mi lengua se divierte con tu pezón, mientras de tu boca se escapan gemidos propios de la excitación.
Tu cuerpo se tensa, tu vagina aprieta mi pene. Embisto fuerte contra ti y mantengo mi pene adentro presionando mi pelvis contra tu cuerpo. Tus gemidos y tu cuerpo me dicen que estás teniendo un orgasmo y mis dientes se apoderan de tu pezón. Un pequeño grito sale de tu boca y tus piernas aprietan mi cuerpo.
Reanudo el movimiento de mi cuerpo. Mi cuerpo se despega de ti y embiste. Mi pene sale casi completo y vuelve a entrar en tu vagina que no deja de apretarlo. Se siente muy bien, tu vagina húmeda permite que mi pene entre y salga suavemente, pero al mismo tiempo lo estrecho de tu vagina hace que cada entrada y salida sea lenta y apretada.
Ya mi cuerpo no puede más, mi mente piensa es resistir. Mi pene está muy sensible, estimulado aún más por como tu vagina lo aprieta, aún más cuando tu cuerpo se tensa. La velocidad aumenta y la distancia de salida disminuye. Mi pene sale menos de la mitad de tu vagina y vuelve a entrar rápidamente.
Mis labios no dejan de jugar y chupar tus senos, su tamaño es perfecto en tu cuerpo, el pezón es precioso y su punta no deja de levantarse una y otra vez cuando la aprieto con mi lengua. Mi dedo índice acaricia tus labios y tu lengua sale a jugar con él. Mi cuerpo se mueve como loco. El sonido de la cama moviéndose hace evidente la situación para quien escuche desde afuera.
Nuestros cuerpos sudados no dejan de moverse, tus piernas me aprieta en cada entrada de mi pene. Siento como tu vagina se contrae una y otra vez, me aprieta. Ya no puedo más… mi boca sube rápido por tu cuello y quedo frente a ti viendo tu cara de excitación y tu lengua jugando con mi dedo en tu boca. Mi otra mano sube para aferrarse de parte de tu cuello y tu rostro, no quiero que te muevas, quiero verte.
Movimientos muy rápidos y cortos son el preámbulo del final. Ya mi cuerpo no puede jugar más dentro de ti. Siento como sale mi semen y se aloja en la punta del preservativo, la sensibilidad hace que sea aún más placentero que antes la forma en que tu vagina aprieta mi pene. Después de una pequeña pausa presionando contra ti, vuelvo a dar unas pequeñas embestidas, las últimas y más placenteras embestidas. Fuertes, pausadas, apretadas y sensibles embestidas de mi pene adentrándose en tu vagina.
Descanso sobre ti un momento. Mi pene aún dentro de ti, tus piernas aún me rodean y tus brazos me aprietan. Mi boca juega en tu cuello, estás sudada, salada. De tu cuello avanzo a tu pecho, siento como tu suave piel se eriza con el avance de mis manos y labios hacia tus senos.
Una de mis manos baja a tu vagina. Un pequeño cariño en tu vientre, tu clítoris hinchado y se detiene en la base de mi pene sujetando el preservativo. Quito mi pene de ti lentamente.
Me quito el condón limpiando él el semen que queda en mi pene. Lo anudo y lo tiro al suelo. Vuelvo a tus senos. Una mano en juega con tu pezón en el seno derecho, mientras mi boca rodea tu pezón izquierdo y lo succiono con fuerza. Mi lengua sale para hacer un camino desde la punta de tu pezón a la base de tu seno, haciendo una pausa para dibujar el borde curvo que generalmente está cubierto por la barba de tu sujetador.
No quiero detenerme, quiero seguir jugando…
Reencuentro estrecho:
Era una simple reunión de amigos del colegio, no esperaba encontrarte ahí. Hace más de seis años que no te veía, desde ese día en que me dijiste que querías besarme pero que había vuelto con tu novio hacía pocos días.
Estabas igual, vestías tu jeans clásico que se ajusta a tus piernas definidas y anchas, dando paso a un trasero más grande que el de una chica promedio. Siempre era algo que te complicaba. Tu camiseta blanca ondeaba con el viento y se apegaba a tu cuerpo, tu busto pequeño, tu barriguita tierna y tus curvas delineadas desde tu cintura ajustada a tus caderas anchas.
Ni uno de los dos esperaba que nos encontraramos. Yo ya te había olvidado, seis años es mucho tiempo, pero tu sigues igual.
La tarde transcurrió normalmente, hasta que nos encontramos solos en la cocina de la casa. Un “hace tanto que no te veía” que planteaste bastó para que no dejaramos de hablar. En tu vida habían pasado muchas cosas, amores, desamores, problemas familiares y nuevos desafíos personales. Seguías siendo la misma, pero al mismo tiempo eras una persona distinta.
Y ahora aquí estás, en mi cama desnuda. Estás boca arriba, tus manos sobre tu barriguita, tus piernas juntas y tus pezones erectos. Hacía mucho tiempo que te deseaba y ahora, seis años después estamos aquí.
Me pongo el preservativo a los pies de la cama, subo lentamente. Tomo tus tobillos y abro tus piernas, mis manos empiezan a subir por ella mientras avanzo para quedar sobre ti. Mis rodillas se posan junto a las tuyas, mis muslos rozan los tuyos… mis manos pasan por tus caderas, tu cintura y se desvían hacia tu cuello y tu rostro. Mi pene se entierra entre tus labios vaginales y sigue por entre su división quedando apoyado entre ellos. Mi mano en tu pelo y mis labios en tu cuello.
Se me vienen a la mente esos días que pasamos juntos en el colegio, cuando no dejábamos de estar abrazados y mi mano bajo tu camiseta recorriendo desde tu vientre hasta casi tus senos. Éramos unos niños.
Mi lengua se escapa de mi boca y recorre parte de tu cuello hasta tu mentón. Mis pelvis se mueve haciendo que mi pene se frote entre tus labios vaginales ¿lo sientes? Muerdo tu mentón y aprieto mi cuerpo contra el tuyo, la cabeza de mi pene presiona sobre tu clítoris.
El condón se arruga en el cuello de mi pene y lo sigo frotando entre tus labios vaginales, siento como tus labios vaginales abren paso y me abrazan. La punta de mi pene empieza a chocar con la zona de tu clítoris que está cada vez más hinchada.
Siento la punta de tus pezones rozando mi pecho mientras mis labios alcanzan los tuyos. Tu lengua sale rauda a recibirme, no te andas con juegos. Entras en mi boca y te mueves rápidamente rodeando mi lengua para invitarla a jugar. Mis labios se juntan a los tuyos y mi lengua empieza a bailar con la tuya.
Aprieto mi pelvis contra tu entrepierna y me quedo quieto presionando. Nuestras bocas no se detienen y tus manos empiezan a presionar mi cuerpo.
Separo un poco mi cuerpo del tuyo y mi mano derecha avanza por tu cuerpo desde tu cuello hasta tu cintura, se separa de ti acomoda de nuevo el preservativo. Acomodo mis piernas abriendo un poco las tuyas, tu me ayudas y llevas tu mano a tu vagina para abrir un poco tus labios vaginales. Mi mano direcciona mi pene y la punta se posa en el orificio de tu vagina que tus manos han despejado. Mi pelvis empieza a presionar y mi pene encuentra resistencia, la punta ya está posicionada pero tu vagina es estrecha.
Voy empujando poco a poco contra ti, mientras mis ojos no dejan de mirar tus reacciones. Tu cara cambia entre la excitación, el deseo y algo de dolor. A medida que mi pene va entrando voy retrocediendo un poco y pausando, quiero que tu vagina se dilate con calma para que lo disfrutes, como al parecer lo estás haciendo.
Luego de meter la mitad de mi pene la siguiente entra con mayor facilidad, pero de verdad tu vagina es estrecha. Empiezo a moverme lentamente, tus piernas me rodean y tus manos empiezan a presionar sobre mi espalda. Tu respiración es agitada y torpe.
No puedo dejar de pensar en todas las veces que había tocado tu barriguita y nunca hicimos nada, o aquella vez que dormimos juntos en la misma cama y no hicimos más que acariciarnos las espaldas y nuestras barriguitas desnudas… o esa última vez que nos habíamos visto donde ambos declaramos que queríamos besarnos pero habías vuelto con tu exnovio.
El ritmo de mi pelvis empieza a aumentar y tu vagina recibe de excelente manera mi pene. Entra y sale de forma fácil, pero no deja de mantener una presión constante en mi pene que nunca había sentido con otras chicas.
Tu respiración entrecortada y tu cuerpo se tensa. Mi pene no deja de entrar y salir de tu vagina, cada vez más rápido. Sale hasta la mitad y embiste hasta chocar mi cuerpo con el tuyo. Sale hasta solo dejar la cabeza adentro y embiste hasta chocar mi cuerpo con el tuyo.
Mis manos juegan en tu cuerpo, una permanece en tu rostro, tu boca, tu cuello. Mientras la otra amasa y aprieta la punta de tus pezones. Mi boca deja de estar apoyada sobre la tuya y bajo por tu cuello, tu pecho y llego a tus senos. Pequeños, firmes y redondeados, con un pezón pequeño que solo la puntita se erecta saliendo como un botón de tus senos. Mi lengua se divierte con tu pezón, mientras de tu boca se escapan gemidos propios de la excitación.
Tu cuerpo se tensa, tu vagina aprieta mi pene. Embisto fuerte contra ti y mantengo mi pene adentro presionando mi pelvis contra tu cuerpo. Tus gemidos y tu cuerpo me dicen que estás teniendo un orgasmo y mis dientes se apoderan de tu pezón. Un pequeño grito sale de tu boca y tus piernas aprietan mi cuerpo.
Reanudo el movimiento de mi cuerpo. Mi cuerpo se despega de ti y embiste. Mi pene sale casi completo y vuelve a entrar en tu vagina que no deja de apretarlo. Se siente muy bien, tu vagina húmeda permite que mi pene entre y salga suavemente, pero al mismo tiempo lo estrecho de tu vagina hace que cada entrada y salida sea lenta y apretada.
Ya mi cuerpo no puede más, mi mente piensa es resistir. Mi pene está muy sensible, estimulado aún más por como tu vagina lo aprieta, aún más cuando tu cuerpo se tensa. La velocidad aumenta y la distancia de salida disminuye. Mi pene sale menos de la mitad de tu vagina y vuelve a entrar rápidamente.
Mis labios no dejan de jugar y chupar tus senos, su tamaño es perfecto en tu cuerpo, el pezón es precioso y su punta no deja de levantarse una y otra vez cuando la aprieto con mi lengua. Mi dedo índice acaricia tus labios y tu lengua sale a jugar con él. Mi cuerpo se mueve como loco. El sonido de la cama moviéndose hace evidente la situación para quien escuche desde afuera.
Nuestros cuerpos sudados no dejan de moverse, tus piernas me aprieta en cada entrada de mi pene. Siento como tu vagina se contrae una y otra vez, me aprieta. Ya no puedo más… mi boca sube rápido por tu cuello y quedo frente a ti viendo tu cara de excitación y tu lengua jugando con mi dedo en tu boca. Mi otra mano sube para aferrarse de parte de tu cuello y tu rostro, no quiero que te muevas, quiero verte.
Movimientos muy rápidos y cortos son el preámbulo del final. Ya mi cuerpo no puede jugar más dentro de ti. Siento como sale mi semen y se aloja en la punta del preservativo, la sensibilidad hace que sea aún más placentero que antes la forma en que tu vagina aprieta mi pene. Después de una pequeña pausa presionando contra ti, vuelvo a dar unas pequeñas embestidas, las últimas y más placenteras embestidas. Fuertes, pausadas, apretadas y sensibles embestidas de mi pene adentrándose en tu vagina.
Descanso sobre ti un momento. Mi pene aún dentro de ti, tus piernas aún me rodean y tus brazos me aprietan. Mi boca juega en tu cuello, estás sudada, salada. De tu cuello avanzo a tu pecho, siento como tu suave piel se eriza con el avance de mis manos y labios hacia tus senos.
Una de mis manos baja a tu vagina. Un pequeño cariño en tu vientre, tu clítoris hinchado y se detiene en la base de mi pene sujetando el preservativo. Quito mi pene de ti lentamente.
Me quito el condón limpiando él el semen que queda en mi pene. Lo anudo y lo tiro al suelo. Vuelvo a tus senos. Una mano en juega con tu pezón en el seno derecho, mientras mi boca rodea tu pezón izquierdo y lo succiono con fuerza. Mi lengua sale para hacer un camino desde la punta de tu pezón a la base de tu seno, haciendo una pausa para dibujar el borde curvo que generalmente está cubierto por la barba de tu sujetador.
No quiero detenerme, quiero seguir jugando…
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