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De secretaria a

Esto le ocurrió a una joven chica llamada Pamela, ella tendrá unos veinticinco años de edad, se había casado hacia algún tiempo, quizás unos tres años, una chica común y corriente, salvo por su belleza, era de piel morena, cara bonita, cabello lacio que llegaba hasta la mitad de su delicada espalda y cuerpo bien formado, tenía unas tetas grandes y bien paradas, una cintura pequeña, unas caderas pronunciadas que eran seguidas por unas hermosas y carnosas piernas, solo eran opacadas por su buen par de nalgas que formaban un enorme corazón en la retaguardia de la chica.

No cabía duda la chica tenía una belleza llamativa que no pasaba desapercibida para sus amigos, vecinos y conocidos, estaba extremadamente buena, no era raro que cuando iva sola por la calle la chica oyera alguna vulgaridad como:

¡Seguro que los que se hacen pajas pensando en ti, mueren de sobredosis!

¡Morena!, ¡Qué necesitas señalización!, ¡Qué con tantas curvas, uno se mata!

Eso ya era común para ella que hacia oídos sordos a la persona que le faltara al respeto, ella sabía que la miraban desnudándola con la vista, seguramente muchos de ellos pensando en que placentero seria meterle la verga, imaginando que la chica chupara sus penes erectos, abrirle las piernas y penetrarla por el conejo clavándosela, pero todo eso no le importaba a la chica, no le interesaba que miraran y seguramente imaginaran, aunque no dejaba de incomodarle.

Mientras tanto Jesús, su esposo un hombre unos pocos años mayor a ella, se sentía el hombre más afortunado del mundo, pues a pesar de no tener dinero y ser un simple trabajador estaba casado con tan hermosa y suculenta hembra.

El esposo de la chica trabajaba como albañil y recientemente había sacado un crédito bancario para comprar una modesta casa que pagaría con mucho esfuerzo, pero desafortunadamente para su esposa, el muchacho tuvo un accidente al regresar del trabajo y quedo en coma, al trabajar por su cuenta el joven no tenía ninguna clase de seguro médico, por lo cual todos los gastos de hospitalización correrían por parte de su familia, en este caso, de su esposa.

La muchacha repentinamente se vio sola, pues no tenía familia y su esposo estaba en el hospital, las cuentas del hospital rápidamente empezaron a llegar y no había forma de pagarlas pues el que traía el dinero a casa era su marido y por más que tenían dinero guardado este rápidamente fue consumido por las cuentas, la chica inmediatamente pensó en una forma de ganar dinero, pero desafortunadamente tendría que sacrificar el estar al pendiente de su esposo el cual ya hacía en el hospital, y más para su pesar de la chica, los trabajos que lograba encontrar no solventaba todas las cuentas, de hecho al no tener grandes estudios tenía dificultades para encontrar trabajo, afortunadamente vio en el periódico un anuncio de asistente en oficina que ofrecía buenos ingresos, seguramente algo así como secretaria de alguien, pensó.

La joven mujer decidida fue a una entrevista de trabajo y para tratar de resaltarse entre las demás aspirantes decidió vestirse de manera provocativa, así que va a su armario y de ahí saca un vestido blanco sin espaldar, de minifalda con un gran escote y que se amarraba por atrás del cuello además de que se pondría unos tacones de punta de aguja blancos y muy altos, ella sabía que se veía muy provocadora, tal vez hasta impúdica, pero aria todo para quedarse con aquel trabajo, no era opción, el salario que habían publicado era bueno y no pedían muchos requisitos así que tenía que ser suyo el puesto.

Vestida de esa forma la mujer salió de su casa para dirigirse a la dirección donde era la entrevista, así que tomo el transporte público, no podía dejar de sentir las miradas obscenas de todos los hombres que la veían pasar, y mientras se dirigía al autobús escuchaba cualquier clase de tonterías, algunos se tocaban el paquete que se les formaba al verla pasar, pero ella seguía su camino sin hacer caso.

Por todo el camino siguió escuchando chiflidos, majaderías e inclusive cuando paso enfrente de una construcción por una calle solitaria, desde la acera de enfrente uno de los obreros saco su pene erecto y la llamo para que volteara a verle, gritándole:

-!!!HEY PUTA¡¡¡ mira como me has puesto, ¿acaso no se te antoja?

Y ella ruborizada y atemorizada porque la siguieran e intentaran hacerle algo, siguió su camino tratando de llegar lo más pronto posible a su destino.

Ya en la oficina donde serían las entrevistas y un poco más tranquila, se sentó en la sala de espera hasta que le llamara por la persona que iba a entrevistarla, mientras que las demás aspirantes al puesto que ella pretendía la miraban y cuchichiaban entre ellas. Ella solo alcanzo a escuchar como una decía:

-Seguro esta puta ofrecerá las nalgas para quedarse con el trabajo la muy zorra.

Pamela solo pensaba en lo bajo que había caído, iba a intentar coquetearle a un desconocido para obtener un empleo, pero no tenía otra opción, su esposo estaba en el hospital y las cuentas tenían que pagarse así que decidida a conseguir ese trabajo se quedó sentada hasta que escucho su nombre y se dirigió a la oficina, al entrar vio a un hombre algo mayor, tendría unos 65 años era moreno, muy moreno, el poco cabello que le quedaba a los costados de la cabeza ya era blanco, estaba obviamente pasado de peso, tenía desalineada la barba, respiraba por la boca y estaba sudando a pesar de que la habitación estaba climatizada, obviamente por su obesidad, eso estaba pensando Pamela, hasta que esté hombre la miro, aquel viejo la estaba viendo fijamente e inmediatamente le pidió a la chica que se sentara.

Pamela obedeció percatándose de como aquel hombre no le quitaba la vista de encima, seguramente morboseando la figura de la chica, que solo sentía como aquel hombre la miraba de arriba hacia abajo haciendo una larga pausa en sus piernas.

La entrevista fue breve, preguntas de rutina, hablaron de su experiencia laboral y cosas propias de una entrevista de trabajo, al final despidiéndose con un apretón de manos y el clásico “gracias por venir, nosotros nos comunicaremos con usted”.

Pamela pensó que de nada había servido aquel viaje tan vergonzoso que había hecho, pero ahora tendría que regresar a casa y una vez más tendría que pasar penurias, seguramente por aquellos hombres mal educados que se toparía en el camino y le dirían vulgaridades, así que resignada siguió su marcha a casa, triste y pensativa en su situación, la chica tomo el autobús de vuelta a su hogar y no pudo dejar de percatarse en como el chofer de aquel camión no le quitaba la mirada de encima mientras ella subía los escalones, muy probablemente para intentar verle la tanguita cada vez que ella levantaba las piernas pues la falda de su vestido era minúscula, pero la muchacha tenía otras cosas en que pensar y no le dio importancia así que inmersa en sus pensamientos llego a su hogar, inmediatamente entrando a su casa y solo después de cerrar la puerta se quitó toda la ropa y se metió al baño para darse una larga y refrescante ducha , al salir no tenía apetito así que se tumbó en la cama sin cenar y solo para dormir de una buena vez pues esa noche no había podido ir a ver a su esposo.

A la mañana siguiente la chica estaba profundamente dormida, solo el ruido de su teléfono sonando la despertó, así que se apresuró a contestar seguramente serán noticias de mi marido pensó, pero no era así, la mujer no lo podía creerlo, era del trabajo que había ido a solicitar el día anterior, le habían dicho que se presentara a ser capacitada en la tarde, la chica entusiasmada y alegre, pues sería un gran alivio a su situación económica, obedeció las instrucciones que le habían dado, así que ahora ataviada con ropa provocadora pero mucho menos llamativa que el día anterior, pues ahora iva vestida con unos jeans azules que le sellaban todo el culo, unos tacones negros altos y una blusa de tirantes negra ceñida al cuerpo que resaltaba sus bien paradas tetas, se dirigió al que sería su lugar de trabajo.

Al llegar a las oficinas que estaban en el piso más alto de un edificio, fue recibida por la secretaria que la capacitaría y de la cual ocuparía el lugar, era una mujer ya mayor que se jubilaría prontamente y al verse con Pamela la señora se quedó sorprendida pues su jefe no acostumbraba contratar chicas jóvenes, pero ya entrando en platica Pamela le explico su situación y al parecer la capacitadora entendió un poco el porqué de su contratación, la mujer no estaría mucho tiempo enseñándole a Pamela.

Prontamente dejaría la empresa para disfrutar su jubilación, era tan poco el tiempo que le estaría enseñando que, Pamela solo tenía una semana para aprender todo, así que más pronto que temprano la chica se puso a disposición de su instructora y mostrando que era eficiente se ganó la confianza de esta, a los dos días que había empezado a ser capacitada le toco a Pamela llevarle algunos papeles a su jefe, la sorpresa fue grande cuando vio que el hombre que era su jefe, era el mismo que la había entrevistado, aquel tipo moreno ya mayor que le había causado tanta incomodidad en la entrevista, la chica le sonrió por compromiso más que por otra cosa y dejándole los papeles en el escritorio se marchó de la oficina, pero no sin dejar de sentir ni un solo segundo como aquel tipo le clavaba la mirada en el trasero cuando le dio la espalda.

Al salir de esa oficina le pregunto a la mujer que le estaba enseñando ¿cómo se llamaba su jefe?

La mujer contesto, se llama Armando, Don Armando, así te dirigirás a él, le dijo.

Los días continuaron y ya casi para el final de la semana, era viernes, Pamela estaba muy cansada pues al salir del trabajo solo iba a su casa para bañarse, comer y dirigirse al hospital, por lo tanto dormía poco, se veía muy agotada así que solo miro, como un muchacho, muy pasado de peso, con grandes granos en la cara, lentes y extremadamente moreno y más bajo que ella que, no era muy alta, se dirigía hacia ella preguntándole:

-¿Está mi papa en su oficina?

Pamela le llamo por interfono a Don Armando y le pregunto si podía dejar pasar al que aparentemente era su hijo, Don Armando le respondió que si, así que lo dejo pasar, al poco rato Don Armando mando a llamar a Pamela, esta asustada pues pensaba que había hecho algo mal, se dirigió a la oficina de su jefe y ya adentro Don Armando le hablo diciéndole:

-Pamela este es mi hijo Yair, te lo presento porque como trabajaras aquí, lo veras constantemente así que trataras a menudo con él.

La chica sin moverse de su lugar se hizo hacia adelante inclinándose un poco y estirando su brazo para darle la mano al muchacho, pero dejando ver por encima de su escote su bien formado par de tetas, lo cual no paso desapercibido para el muchacho que rápidamente clavo su vista en los enormes pechos de la mujer, la cual se percató de como aquel joven la miraba lujuriosamente, Pamela pensó “no cabe duda es igual de morboso que el padre”, pero no paso a más y rápidamente fue mandada nuevamente a su puesto de trabajo haciendo que se retire de la oficina dejando a aquel par de lujuriosos padre e hijo.

Ya era viernes y ultimo día en el que Pamela compartiría labores con Mari que era la mujer mayor que le había enseñado todo lo del trabajo, desde cómo hacerle el café que le gusta a Don Armando hasta, como manejar a los insistentes que querían una entrevista con él, en esa semana Pamela había aprendido muchas cosas de su nuevo jefe, desde que había enviudado hacia un año y que Yair era el hijo único de Don Armando, pero estaba extremadamente cansada, pues toda la semana había estado de su trabajo a su casa y de ahí al hospital, así que ese fin de semana se dedicaría exclusivamente a estar con su esposo y así lo hizo.

Al lunes siguiente estando ahora sola trabajando con Don Armando todo transcurrió sin novedad hasta la noche en que Pamela regreso a casa, para su sorpresa al entrar se topó con un sobre rojo en su buzón, era un sobre del banco donde su esposo había sacado el crédito para la casa, ahora recordaba que su esposo con tal de ahorrarse algunos pesos había denegado al seguro que le habían ofrecido en el crédito, así que ahora el banco estaba exigiendo el pago de la casa o cuando menos un abono, dinero que Pamela no tenía, la chica muy preocupada fue a recostarse pues era tarde, y a esa hora poco y nada podía hacer, al día siguiente la chica decidía y llena de temor pues tenía poco tiempo en la empresa se dirigió a la oficina de Don Armando y completamente temerosa le pidió hablar con él, respecto a lo que estaba atravesando, el viejo escucho como Pamela le explicaba su situación y que necesitaba urgentemente un préstamo para pagar algo al banco y quitárselos de encima un tiempo, además que tenía a su esposo hospitalizado, la muchacha estaba desecha, y aquel hombre solo escuchaba como ella entre sollozos le pedía un préstamo así que con voz fría y firme Don Armando le dijo:

-Niña estas empezando en este trabajo, pero en esta empresa no se dan prestamos…

Hubo un silencio largo mientras Pamela agachaba la cabeza, pero pronto aquel momento incomodo fue interrumpido por las palabras de Don Armando.

-Sin embargo abría una forma, claro si tu aceptas

Pamela entusiasmada reacciono diciendo

-Claro, are lo que sea

La chica había contestado tan rápido que no se percató de que al decir “lo que sea” dejaba abierto a interpretación pero eso era lo de menos para Don Armando que ya tenía todo planeado así que le dijo a la chica:

-Mira tú eres una mujer joven y hermosa, mi hijo es un adolecente, por su aspecto sé que es difícil que las chica lo sigan pero al menos he notado que tú le has gustado bastante, así que lo que quiero es que mi hijo debute contigo.

La chica se quedó helada, por la propuesta tan repugnante que le estaban haciendo por sorpresa y llena de rabia pensando para sí misma “que ha creído este viejo que soy”. Así que rápidamente se puso de pie miro con rabia a Don Armando y le dijo que eso no era posible pues ella era casada y no estaba dispuesta, al escuchar esto aquel viejo le contesto.

-No te preocupes niña, puedes desocupar el escritorio y retirarte pues no eres requerida más aquí, si cambias de parecer sabes dónde encontrarme.

La chica enfurecida salió de la oficina tomo su bolso y se dirigió a su casa, pero al llegar ahí encontró otro sobre, ahora era rojo y venía con una orden de desalojo, el banco estaba exigiendo la liquidación total de la casa o que la desalojara a más tardar en tres días o tomarían medidas legales, la chica estaba entre la espada y la pared así que tomo nuevamente su bolso y llorando se fue al hospital donde al costado de la cama de su esposo meditaba en que es lo que aria, entre lágrimas tomo una decisión así que a la mañana siguiente vestida con la misma ropa del día anterior y claramente desvelada se dirigió a la oficina de Don Armando y viendo que su puesto ya había sido ocupado por otra persona pidió verse con su “ex-jefe” el cual al escuchar que se trataba de Pamela rápidamente la dejo pasar.

Ya en la oficina del hombre, la chica que no podía ni verle a los ojos le dijo:

-¿Que pasara si acepto su propuesta? ¿Pagara todas mis deudas?

El hombre le miro a la muchacha que estaba sentada enfrente de él y frívolamente le contesto:

-Depende, de ¿qué tan bien te portes?, de ¿cuánto es lo que pides? y de ¿cuánto tiempo me intereses?

La chica se sentía humillada por la forma en la que se expresaba aquel viejo, como ¿Qué? “¿cuánto tiempo me intereses?” acaso era un artículo que pasaría de moda, pensaba la chica, pero no estaba en condiciones de replicar y mientras ella pensaba eso, aquel viejo le hablo diciéndole:

-¿Cuánto dinero es el que necesitas? chiquilla

Pamela temblorosa porque era una fuerte cantidad de dinero solo saco de su bolso el sobre que le había llegado del banco y extendiendo la mano hacia Don Armando lo puso en su escritorio, el viejo tomo el sobre lo abrió y leyó lo que había escrito en el papel, miro a la chica por encima de sus lentes y le dijo:

-dos cientos mil pesos, ¿es eso lo que requieres?, ¿sabes que por ese precio le puedo conseguirle a una vedet a mi hijo?

Pamela agacho la cabeza, apretó su bulto y mientras sacaba fuerzas de flaqueza para no llorar escucho cuando el viejo le dijo:

-Bueno, pero desafortunadamente tú le has gustado al muchacho, hagamos esto, te daré el dinero y tú me firmaras estas letras, y cada fin de semana que estés con él te devolveré una.

La chica solo veía como aquel viejo sacaba de su cajón fajos y fajos de billetes, al final se los amontono a la orilla del escritorio y le dio a firmar las letras, Pamela temblorosamente tomo la pluma y firmo uno por uno cada papel, en total eran 5 letras, no cabía duda inclusive así le estaban pagando muy buen dinero por entregarse a aquel muchacho, Don Armando siendo un hombre de negocios y teniendo a su disposición los medios y contactos sabía que la chica no tenía escapatoria al haber firmado esas letras, ella tendría que cumplir con su parte del trato o él le quitaría todo, así que ahora le dijo a la chica:

-El fin de semana mi hijo no tendrá clases y como es muy poco popular se la pasara él solo en la casa que tenemos en la playa, toma este dinero “le arrojo una fajo de billetes” cómprate algo de ropa, lencería, bikinis, ropa interior sexy y prendas muy provocadoras, quiero que mi hijo se la pase espectacular, y por sobre todo será sorpresa, el jueves por la noche te llamare y abra un auto esperándote para llevarte a la casa, mi hijo llegara el viernes al medio día, quiero que hagas todo lo que él te pida.

La chica solo acertó a decir

-Sí, señor

Tomo sus cosas y se fue, se dirigió directo al banco, ya estando ahí realizo el pago de su casa, al salir de ahí la chica estaba más aliviada y como todos los días que podía, se fue directo al hospital donde se encontraba su esposo, estando ahí como todas las tardes se sentó al costado de la cama, mientras por su cabeza solo giraban pensamientos de que es lo que había hecho y ya entrada la noche se marchó a su casa para ahora si, descansar una noche en paz.

A la mañana siguiente al despertar le vinieron a la mente las palabras que le había dicho aquel viejo y ya habiendo recibido instrucciones hizo lo que le habían ordenado, se marchó a las tiendas de lencería y ropa, ahí la chica desganada, pues sabia en que situación usaría esas prendas que compraba escogió los vestidos, shorts y lencería más reveladora que encontraba justo como le había ordenado Don Armando.

En la tarde de ese mismo día recibió una llamada telefónica, era aquel viejo, le daría más instrucciones, le había dicho que cuando se encontrara a solas en la casa de playa se diera duchas vaginales y se hiciera enemas anales cuando se bañara, Pamela entre ingenuidad y desconcierto no se imaginaba para que quería que hiciera esas cosas así que sin objetar acepto.

Ya en la noche y habiendo hecho su equipaje la chica recibió otra llamada, era otra vez Don Armando que le había mandado a alguien para que la llevara hasta la casa donde ella se encontraría con Yair, la chica abordo el auto y fue llevada hasta la casa de veraneo de Don Armando, era una casa grande y en una zona turística exclusiva, tenía pisos, 6 habitaciones, 4 baños, alberca y estaba completamente amueblada, no cavia duda aquel viejo estaba podrido en dinero, la chica se instaló en una habitación dejo sus cosas y se dispuso a descansar.

A la mañana siguiente nuevamente recibió una llamada de Don Armando, le dijo:

-Quiero que te prepares al medio día llegara mi hijo, estate lista para lo que él disponga.

Ella sabía que lo inevitable llegaría y pensó para sí misma “Al mal paso darle prisa” se armó de valor y se vistió con un diminuto bikini de dos piezas color amarillo, aquella vestimenta era tan pequeña que era muy notorio cuando se le erizaban los pezones y la tanga se le metía entre sus prominentes nalgas, no cabía duda, aquel bikini dejaba muy poco a la imaginación, vestida con tan solo eso se tumbó boca abajo a tomar el sol a la orilla de la piscina.

En tanto, al llegar Yair a la casa y entrar a la misma se encontró con un sobre pegado en la puerta, al tomarlo y abrirlo leyó como en la nota decía:

“Adentro te tengo una sorpresa, esperó la disfrutes, puedes hacerle lo que te plazca, ELLA está a tu completa y total disposición”

Yair se quedó extrañado, “¿ella? A que se referirá mi papá” pensó el regordete adolecente, y mientras entraba y dejaba sus maletas en la sala, se encamina a donde se encontraba la puerta que daba asía la piscina, solo para encontrarse con la chica acostada encima de una toalla en el piso y las exuberantes nalgas de esta al sol, rápidamente comprendió lo que su padre había querido decirle, lleno de ganas por tocarla, le hablo titubeante a la chica diciéndole:

-¿Pamela eres tú?

La chica solo voltio a ver al muchacho y quedo petrificada, mientras Yair no perdía de vista del culo de Pamela, inmediatamente el chico se sentó a un lado de la hembra y le puso una mano en una de sus nalgas, mientras le decía:

-Aras todo lo que te pida ¿no?

La chica sin decir nada solo asintió con la cabeza, dándole a entender que así era, con la respuesta afirmativa Yair sin perder tiempo metió su mano entre las piernas de la chica, y torpemente dirigió sus dedos debajo del bikini para sentir lo cerrado que estaban los labios vaginales de la hembra, la cual solo apretaba fuertemente los ojos cerrándolos tratando de escapar a su realidad, mientras Yair le rosaba su raja con un dedo, pero era imposible escapar a lo que sucedía.

Yair ahora sabedor de que tenía la situación en sus manos, le ordeno a la chica que se pusiera de pie y se parara enfrente de donde él estaba sentado, Pamela lo hizo sumisamente, sabía que el padre de ese repugnante muchachito no tendría piedad de ella si este se quejaba o no quedaba completamente complacido.

La chica espero instrucciones solo para escuchar como Yair le ordenaba con voz recia:

-Quítate el bikini, quiero verte las tetas, quiero verte el conejo, quiero verte el culo, quiero verte toda.

Pamela se quedó helada, pero sabía que no tenía otra opción más que obedecer, así que resignándose a su futuro saciando los deseos de ese regordete chico, hizo lo que le habían ordenado y lentamente empezó a quitarse la parte de arriba del bikini dejando al descubierto sus grandes tetas, que a pesar del tamaño estaban paradas y firmes, la chica solo miro como en la entrepierna de chiquillo se empezaba a formar un gran bulto, pero rápidamente Yair le dio una nueva orden:

-Ahora, quiero que te quites la tanga, quiero verte la panocha y saber si esta tan cerrada a como se sentía cuando te metí el dedo.

La chica abochornada por el comentario tomo por cada uno de los costados la parte inferior del bikini e inclinándose, la llevo hacia abajo dejando al descubierto su sexo y quedando completamente desnuda, solo con unos tacones blancos que Don Armando le había ordenado llevar siempre puestos, al incorporarse dejo ver como su conejo no estaba completamente depilado, pero si con el vello púbico claramente delineado en forma de un pequeño triangulo que apuntaba con el lado más estrecho justo a donde se separaban sus labios, Pamela levanto la mirada solo para ver que Yair ya tenía el miembro de fuera de la bermuda.

La chica solo miraba como aquel muchacho acariciaba el pene que se cargaba y que empezaba a escurrir fluidos por la excitación que tenía, en tanto la ella pensaba “como puede ser que alguien como él tenga semejante verga” pues para un chico de esas características, gordo, chaparro, negro y feo, se cargaba un buen paquete, la chica lo observaba y veía con asombro que aun cuando Yair sostenía con sus dos manos aquel pene gordo, sobresalía la cabeza claramente hinchada.

El muchacho vio que Pamela le miraba, así que le dijo:

-¿Te gusta lo que vez?, pues ven aquí, arrodíllate y demuéstrale tu cariño con unos buenos besos

Pamela temblando al oír lo que el mocoso le había pedido, tomo valor y lentamente camino hacia donde estaba el sentado, arrodillándose mientras Yair abría sus piernas y alejaba las manos de su pene para dejarle el camino libre a la hembra, la chica se quedó ahí quieta hasta que aquel gordo le decía:

-Ahora que lo vez más de cerca, ¡dale algo de amor!.

Pamela miraba aquel miembro mientras lo tomaba entre sus delicadas manos, era mucho más grueso que el de su esposo, el único hombre con el que había estado hasta entonces, acercándose a aquel falo veía como el glande estaba extremadamente hinchado y parecía iba a estallarle en la cara, con inexperiencia la chica abrió la boca para meterse aquella verga y empezar a chuparla, mientras los labios de Pamela cubrían aquel pene, el muchacho no cabía en sí de felicidad, solo sentía como la chica empezaba a lamerle el nabo teniéndolo tragado, era tanta la excitación que tenía que tomo a la chica por el cabello y la empujo hacia abajo clavándole toda su poronga en la boca, mientras esta forcejaba como podía, pues sentía que le llegaba muy al fondo y le impedía respirar, durante algunos minutos Yair tubo en esa situación a Pamela la cual dejaba salir lágrimas de los ojos, por la forma en la que le follaban la boca y por lo humillante que le resultaba esa situación.

Yair al ser inexperto en el ámbito sexual, no tuvo mucho aguante lo que ocasiono que al poco rato, “que a la chica le pareció una eternidad” termino derramando todos sus mocos en el interior de la boca de la hembra, a la cual soltó después de haber tenido su primera venida derivada de una buena mamada.

Pamela se arrastró a gatas a un lado mientras tocia y escupía el poco semen que no se había tragado, mientras ella chillaba ahí tirada en el suelo, Yair se recuperaba de su venida, y miraba a la chica ahí tirada a sus pies completamente desnuda, lo cual hizo que el muchacho se empalmara nuevamente y mirando a su alrededor vio por las puertas de cristal un sofá enorme, lo cual le dio una idea, poniéndose de pie sujeto de un brazo a la chica y prácticamente arrastrándola hasta adentro de la casa mientras ella seguía gimoteando, la arrojándola al sofá dejándole boca arriba y le dijo:

-Ahora abre las piernas que quiero romperte el “queso”

La chica replico

-No, por favor, ya no, te lo ruego

Pero Yair estaba decidido a poseerla, así que tomándola de los tobillos le obligo a abrir bien las piernas, Pamela a pesar de no querer, estaba consciente de la situación, solo por eso se quedó en la posición en la que la habían puesto pero sin dejar de llorar, mientras tanto Yair acariciaba con una mano la entrepierna de la chica y con la otra sostenía su miembro erecto apuntándolo a la entrada de la vagina y acercándose poco a poco hasta que empezó a presionar contra ella con su glande, Pamela le hablo nuevamente, suplicándole:

-No por favor, no lo hagas, pero si lo haces, por favor usa condón, no quiero quedar embarazada

Pero Yair hizo caso omiso a las suplicas y presiono con más fuerza logrando su cometido y metiendo su poronga en la vagina de la chica, la cual al sentir como esa enorme verga invadía su sexo sin ser lubricada antes, dejo salir un grito:

-AAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHYYYYYYYYYYYYY

Y justo en ese momento mientras la chica trataba de separar con las manos al macho que la tenía clavada, Yair se aferró a las caderas de la chica para tener más apoyo al embestirla y así lograr clavarle el nabo lo más profundo posible, Pamela le empujaba en el pecho al muchacho y movía las piernas pero, solo sentía como aquella verga gorda entraba y salía de ella, mientras sentía la enorme pansa del muchacho chocando con su exquisito vientre plano, ella solo gritaba de dolor y humillación a cada embestida que le daban.

De repente la chica solo sintió como el muchacho se dejaba caer encima de ella y veía horrorizada como este trataba de alcanzar sus pechos y más específicamente sus pezones con la boca, Pamela solo chillaba y por sus mejillas caían sendas lágrimas, mientras Yair al fin había logrado su objetivo y ahora lamia, chupaba, mordisqueaba y succionaba con fuerza los erizados pezones dela hembra que en ningún momento mientras se la estaban follando había dejado de llorar.

Yair sin sacarle la verga, metió las manos debajo de la chica la agarro de las nalgas apretándolas fuertemente la cargo y se giró para ahora él sentarse en el sofá mientras la chica se arrodillaba en el mismo sin dejar de estar clavada, Pamela solo sentía como los inquietos dedos del regordete muchacho hurgaban en sus cachetes tratando de encontrar su ano, por lo cual la chica suplico nuevamente:

-Ya basta, te lo ruego, por favor ¡¡¡PARA!!!

Pero nuevamente Yair la ignoro y apretándola contra él sujetado de las nalgas de la chica, le clavo en las entrañas lo más profundo que pudo su verga, provocando que de la hembra nuevamente se desprendieran gritos de dolor, fue solo hasta que Yair se detuvo que le dijo a Pamela:

-Quiero que ahora tú me saques los mocos, cabalga puta y haz que ese conejito tuyo se tome toda mi leche.

La muchacho ya sabía que aunque ella suplicara de nada le iva a servir, por eso se resignó, puso sus manos encima de los hombros de Yair y apoyando sus rodillas en el sofá ahora ella era la que con el movimiento de sus torneadas caderas subía y bajaba de la gruesa verga del muchacho, mientras ella hacia esto Yair no había soltado las nalgas de la chica seguía sobándolas de forma feroz pero torpe.

Sin percatarse Pamela empezó a dejar salir pequeños gemidos, y su vagina ahora estaba rebosantes de jugos, no cavia duda su cuerpo la estaba traicionando, inconscientemente le había empezado a gustar el sentirse tan llena de esa gorda y venosa verga y mientras ella seguía en su idilio subiendo y bajando de aquel pene, fue interrumpida bruscamente pues Yair le agarro fuertemente las nalgas y la inmovilizo apretándola contra él, metiéndole hasta el fondo su nabo, la chica rápidamente se dio cuenta de lo que sucedía “el chico se correría adentro de ella”, pero era inevitable, pues justo en ese momento sintió como su interior se llenaba de la leche caliente de ese según ella “chiquillo”.

La chica solo sentía como cada vez estaba más llena de los mocos de Yair, así que pasando por encima de él una de sus piernas se puso de pie, zafándose al fin de ese pene que la había llenado, mientras el muchacho se encontraba en el sofá, prácticamente ido, sin pantalones y con la verga ya algo flácida después de haberse corrido adentro de la chica, la cual mientras caminaba hacia el baño para asearse un poco sentía como por sus muslos escurrían hilos de esperma y como de su vagina salían borbotones de leche de aquel muchacho.

Al salir del baño, Pamela miro hacia el sofá y ya no vio a Yair ahí, miro asía la ventana y pudo ver que ya era de noche, habían estado follando un largo rato, así que pensando que todo había terminado por ese día la chica se dispuso a ir a su habitación, pero de la cocina la voz de Yair le hablo diciéndole:

-Báñate, y quiero que te pongas solo una blusa pequeña sin nada más que tus tacones, te espero en mi habitación, quiero que me despiertes con una rica mamada en la madrugada y no quiero volver a ver que llores, sé que lo disfrutas igual o más que yo.

Pamela bajo la cabeza y se fue a su cuarto el cual contaba con baño, ahí se dio una ducha mientras lloraba en silencio y pensaba en lo bajo que había caído “ser la puta de un chiquillo” sin embargo de nada le servía llorar, termino de bañarse y espero pacientemente hasta que fueron cerca de la 1:00 am, no había podido conciliar el sueño, la sola idea de “que se le ocurriría a Yair ahora” no se lo permitió, cuando miro el reloj se dispuso a seguir ordenes, busco entre sus ropas y encontró una pequeña blusa morada que tenía como espaldar adornos de encaje calados permitiendo verle toda su torneada espalada, era de tirantes y con un pronunciado escote, además de que con la temperatura de la madrugada sus pezones estaban erizados lo cual se le notaba a leguas, ataviada con solo esa blusa y sus tacones, la chica cruzo la casa hasta llegar a la habitación de Yair, la cual era la única que tenía encendida la luz, al entrar pudo ver que la luz que veía provenía del televisor encendido y que Yair estaba en la cama acostado, profundamente dormido, sin pantalones y con la polla al aire.

Pamela se acercó a la orilla de la cama, miro al chico ahí tumbado y mientras se detenía a contemplar esa regordeta verga, inconscientemente empezó a mojarse, la chica puso una rodilla encima de la cama y acercándose cuidadosamente para no despertar al macho, tomo con suavidad la poronga en una mano, mientras que con la otra empezaba a sobarle los testículos, cuando hizo esto la chica, aquel pene reacciono inmediatamente empezando a ponerse firme y justo en ese momento Pamela sin que nadie le dijese nada se abalanzo sobre aquella verga y empezó a chuparla mientras no dejaba de masajear los huevos del chico y con la otra mano apretaba la base del pene que no había logrado cubrir con su boca, de Yair se desprendían gemidos de placer pero permanecía dormido, y la chica seguía prendida a esa verga, cual niño a una paleta.

Repentinamente Pamela reacciono y se dio cuenta de que había empezado a agárrele el gusto a eso de chuparle la verga a Yair, justo cuando reacciono y quiso detenerse, sintió como una mano la sujetaba del cabello y le hacía tragarse hasta el fondo aquel pene que tenía en la boca, la brusquedad con la que le enterraban la verga en la garganta empezaba a causarle arcadas hasta que sintió que aflojaban un poco, rápidamente pensó “NO, otra vez se vendrá en mi boca, no quiero volver a tragarme sus asquerosos mocos”.

Pero nada más alejado de la verdad, Yair le había soltado del cabello y cuando ella lo miro pudo ver como este tenía una sonrisa de oreja a oreja, la chica no sabía que era lo que seguía pues Yair aún tenía la verga bien erecta y apuntando al cielo, pero este solo le ordeno que se trepara a la cama y se pusiera de pie en esta, la chica obedeció aunque el estar de pie ahí le causaba problemas por los tacones que traía puesto, así que con algo de dificultad y mucho esfuerzo logro quedarse de pie en la cama, mientras Yair estaba de rodillas en la misma y estando de frente con ella empezaba a jugarle las nalgas y a chuparle torpemente la panocha, solo para girar alrededor de la hembra y besarle cada centímetro de sus caderas, hasta llegar a sus pronunciadas nalgas las cuales también beso y que en dado momento separo con las manos dejando al descubierto el pequeño ano de la chica, la cual solo dejo escapar de entre sus labios un pequeño y casi insonoro “no”, mientras Yair enterraba su cara entre los cachetes de la chica y con la lengua empezaba a chuparle el pequeño agujero, Pamela hasta ese momento pensó que sabía el porqué de la orden que le dio Don Armando de hacerse enemas anales.

Yair ya estaba a cien así que no aguanto más e intentando ponerse de pie tomando a Pamela por las caderas y la derribo dejándola en cuatro encima de la cama, la chica pensaba que Yair nuevamente la iva a follar y no estaba tan lejos dela verdad, pero fue solo hasta que sintió como el muchacho empezaba a presionar con la cabeza de la verga en la entrada de su ano que se dio cuenta de sus intenciones, estaba intentando culearla, Pamela rápidamente trato de arrebatarse haciéndose hacia adelante y alejando su precioso culito de aquella verga que intentaba encajarse en ella, mientras gritaba horrorizada.

-No, por ahí no, eso no, me dolerá, nunca me lo han hecho por ahí. SOY VIRGEN POR ATRÁS.

Esas palabras prendieron más al chico, que la tenía sujetado con un brazo por la cadera y con su otra mano estaba guiando su pene al virginal culo de la chica, la cual no paraba de chillar y de pedir piedad, pero Yair no iva a echar marcha atrás y menos cuando había escuchado que tenía la oportunidad cogerse el culito virgen de la que era sin duda la mujer que más le había gustado hasta ese entonces, así que tomándola con más fuerza empujo su pene a la entrada del ano, por su inexperiencia lo intento varias veces sin lograr su cometido, hasta que con la fortuna de un principiante en una de sus embestidas logro enterrar el glande en el ano de la chica, provocando que de esta se desprendiera un fuete grito de dolor, mientras sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas las cuales empezaban a escurrir por sus mejillas.

Yair ya teniendo la cabeza de su pene enterrada en el culo de la hembra, empujo fuerte haciendo que un pedazo más de su verga entrara en el culo de la chica y provocando que esta soltara otro grito desgarrador, mientras apretaba con todas sus fuerzas las sabanas de la cama, el chico nuevamente empujo ahora con todas sus fuerzas logrando que ahora si todo su miembro entrara en el ahora estrenado ano de la chica y causando que está ahora para aguantar el dolor mordiera las sabanas, pero dejando salir aun así un gemido de dolor, mientras Yair se inclinaba encima de la espalda de la chica, dirigía la mano que antes había guiado su verga asía debajo de la blusa que traía puesto la chica para poder alcanzar uno de los senos, mientras le decía al oído.

-Que rico aprietas con el culo, tendré que darte por atrás más constantemente, no como tu marido.

Pamela tenia mordido las sabanas así que no le contesto nada, pero sus ojos se llenaron aún más de lágrimas al escuchar esas palabras y recordar a su esposo en coma, pero nuevamente sus pensamientos fueron interrumpidos por el dolor, pues Yair había empezado a bombearle el culo, lo cual le causaba un gran ardor en sus paredes anales, y mientras él seguía embistiendo se escuchaba como gemía y por momentos le decía improperios, la chica no aguanta más y dejando de morder las sabanas grito nuevamente:

-Para, me duele, no, por favor para, me haces daño

Pero Yair nunca le hizo caso y siguió con su faena culeando a la voluptuosa morena, hasta esta sintió como su adolorido ano era bañado por la el semen de aquel desgraciado, pero grande fue su sorpresa pues aun sintiendo que este acababa de correrse adentro de su culito, el chico seguía con la verga firme y caliente, así que siguió embistiendo a la hembra y esta seguía gritando pues le dolía horriblemente la forma en la que estaba siendo penetrada hasta que de repente Yair se dio cuenta que la chica había dejado de gritar.

A la mañana siguiente Pamela recobro la conciencia, con el culo destrozado y chorreando leche, trato de ponerse de pie pero el dolor hacia qué le temblaran las piernas, miro la ventana y se percató que ya era de día, unas horas después, el sonido del teléfono en la mesita de noche rompió el silencio existente, ella contesto, era Don Armando, este le dijo:

-Niña, lo has hecho bien, mi hijo está más que feliz, tanto que ha aceptado la invitación que le ha hecho su tía y te ha dejado para que descanses, mañana a medio día pasara mi chofer por ti, él te dará un sobre, adentro esta la primera letra que me firmaste, ahora descansa que pronto serás requerida nuevamente.

Después de esas palabras, Don Armando corto la llamada, Pamela se tiro en la cama a llorar todo el resto del día hasta quedarse profundamente dormida, al día siguiente se despertó muy temprano se dio un baño que tardo un buen rato y al salir se puso la ropa más holgadas que tenía, hizo sus maletas y espero a que llegara el chofer que le había mandado Don Armando, al subir al auto el sujeto le dio un sobre, efectivamente ahí estaba uno de los pagarés que había firmado la chica y unos cuantos billetes más en conjunto con una carta.

La carta decía:

“Toma este dinero, es una gratificación por lo bien que se la paso mi muchacho, te mando también una membresía pagada de un gimnasio, no quiero que pierdas la forma, mientras mejor te portes con el chico mejor te ira a ti, hasta pronto PD. Me ha llamado mucho la atención lo feliz que quedo el chico, abra que probarte alguna vez”

Después de leer eso Pamela rompió con rabia la carta y fue todo el camino hasta su hogar sin decir ni una sola palabra, pero haciendo gestos de dolor cada vez que pasaban algún bache, seguramente aun le dolía el culito.

(material de mi autoria con otro seudónimo)

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