Esta es la continuación de mi post anterior ...
http://www.poringa.net/posts/relatos/2803873/Verano-pasado-parte-I.html
Llegamos a casa en 2 minutos, que se me hicieron eternos mientras veníamos en el auto comiéndonos con la mirada.
Cuando puse la llave en la puerta del edificio ya lo tenía pegado atrás, como una figurita, contra mi cola, las manos me temblaban intentando meter la llave.
- ¿Querés que te ayude a meterla? -
- No - le respondí - Más vale metela cuando estemos adentro - le di un pico, sonreí y la puerta cedió.
Teníamos 9 pisos en ascensor. En cuanto subimos me apretó contra la pared de éste, me dio tiempo por poco a presionar el número de piso. Comenzó a besarme y bajó el cierre de la espalda del vestido, aflojando el escote. No me había puesto corpiño, el vestido era bastante apretado arriba como para sostenerme las tetas y en cuanto lo desprendió cayó hasta mi cintura, dejándolas al descubierto.
Con una mano me las apretaba y con la otra presionaba encima de mi tanguita que se estaba empapando con mis fluidos. Yo ya le había desprendido todo y me dedicaba a manosearle la pija, ansiosa, lo apreté contra mi -Metemela ahora- le susurré en el oído. Ahí nomás sacó un forro, se lo puse, me levantó de las piernas, me corrió la tanga y empezó a meterla despacito para que se vaya mojando y yo acostumbrándome al tamaño. Cuando llegó al fondo la sacó con todo y volvió a meterla, esta vez con más fuerza. La pared del ascensor era de espejos, podía ver a las espaldas de él como me cogía y mi cara de placer cada vez que la enterraba y gemía. Y mejor todavía, vi como nos temblaban las piernas a los dos cuando acabamos.
A todo esto, el ascensor ya había llegado al piso, menos mal que era muy temprano en la madrugada y no andaba nadie levantado en el edificio.
Entramos al departamento, terminé de sacarme el vestido y la tanga, él se sacó el forro, lo tiró a la pasada y fuimos a parar al sillón, donde lo hice sentar y empecé a chupársela arrodillada, primero la punta, la mojaba bien y bajaba hasta la mitad y volvía, luego un poco más, mirándolo a los ojos, hasta que entró completa en mi boca.
Nico me agarró de los pelos, me levantó la cabeza y me comió la boca, después la bajó de nuevo y comenzó a empujarme contra su pija para que la tragara toda.
Cuando ya chorreaba saliva, se levantó, yo me puse en cuatro en el sillón, se mojó los dedos en la boca y metió primero uno, moviéndolo en círculos dentro mío, luego dos, despacio, realizando el mismo movimiento; me encantaba, gemía y me apretaba más contra su mano mientras me masajeaba el clítoris, acabando por segunda vez.
-¿Te gusta pendeja?- preguntó y me agarró de los pelos, obligándome a arquearme para atrás, me apoyó la pija en la entrada de la concha y me la metió con todo.
Ahogué un grito por la embestida, comenzó a bombear, mientras con una mano me apretaba una teta y pellizcaba el pezón.
-Dale nene, eso es todo lo que podés?!-
La empezó a empujar con todo y yo le seguía los movimientos, no daba más, donde me tocara la piel hervía.
Gemí tan fuerte en el orgasmo que no me reconocí ni yo misma, y sentí como él me la sacó de una y me acabó toda la cola.
Me senté encima de él y me rodeó con un brazo
-Linda putita resultaste ser-
-Podría decir lo mismo de vos, tu novia tremenda cornuda- le respondí
Se quedó a dormir esa noche, y por la mañana.. ya es otra historia .. 😉
http://www.poringa.net/posts/relatos/2803873/Verano-pasado-parte-I.html
Llegamos a casa en 2 minutos, que se me hicieron eternos mientras veníamos en el auto comiéndonos con la mirada.
Cuando puse la llave en la puerta del edificio ya lo tenía pegado atrás, como una figurita, contra mi cola, las manos me temblaban intentando meter la llave.
- ¿Querés que te ayude a meterla? -
- No - le respondí - Más vale metela cuando estemos adentro - le di un pico, sonreí y la puerta cedió.
Teníamos 9 pisos en ascensor. En cuanto subimos me apretó contra la pared de éste, me dio tiempo por poco a presionar el número de piso. Comenzó a besarme y bajó el cierre de la espalda del vestido, aflojando el escote. No me había puesto corpiño, el vestido era bastante apretado arriba como para sostenerme las tetas y en cuanto lo desprendió cayó hasta mi cintura, dejándolas al descubierto.
Con una mano me las apretaba y con la otra presionaba encima de mi tanguita que se estaba empapando con mis fluidos. Yo ya le había desprendido todo y me dedicaba a manosearle la pija, ansiosa, lo apreté contra mi -Metemela ahora- le susurré en el oído. Ahí nomás sacó un forro, se lo puse, me levantó de las piernas, me corrió la tanga y empezó a meterla despacito para que se vaya mojando y yo acostumbrándome al tamaño. Cuando llegó al fondo la sacó con todo y volvió a meterla, esta vez con más fuerza. La pared del ascensor era de espejos, podía ver a las espaldas de él como me cogía y mi cara de placer cada vez que la enterraba y gemía. Y mejor todavía, vi como nos temblaban las piernas a los dos cuando acabamos.
A todo esto, el ascensor ya había llegado al piso, menos mal que era muy temprano en la madrugada y no andaba nadie levantado en el edificio.
Entramos al departamento, terminé de sacarme el vestido y la tanga, él se sacó el forro, lo tiró a la pasada y fuimos a parar al sillón, donde lo hice sentar y empecé a chupársela arrodillada, primero la punta, la mojaba bien y bajaba hasta la mitad y volvía, luego un poco más, mirándolo a los ojos, hasta que entró completa en mi boca.
Nico me agarró de los pelos, me levantó la cabeza y me comió la boca, después la bajó de nuevo y comenzó a empujarme contra su pija para que la tragara toda.
Cuando ya chorreaba saliva, se levantó, yo me puse en cuatro en el sillón, se mojó los dedos en la boca y metió primero uno, moviéndolo en círculos dentro mío, luego dos, despacio, realizando el mismo movimiento; me encantaba, gemía y me apretaba más contra su mano mientras me masajeaba el clítoris, acabando por segunda vez.
-¿Te gusta pendeja?- preguntó y me agarró de los pelos, obligándome a arquearme para atrás, me apoyó la pija en la entrada de la concha y me la metió con todo.
Ahogué un grito por la embestida, comenzó a bombear, mientras con una mano me apretaba una teta y pellizcaba el pezón.
-Dale nene, eso es todo lo que podés?!-
La empezó a empujar con todo y yo le seguía los movimientos, no daba más, donde me tocara la piel hervía.
Gemí tan fuerte en el orgasmo que no me reconocí ni yo misma, y sentí como él me la sacó de una y me acabó toda la cola.
Me senté encima de él y me rodeó con un brazo
-Linda putita resultaste ser-
-Podría decir lo mismo de vos, tu novia tremenda cornuda- le respondí
Se quedó a dormir esa noche, y por la mañana.. ya es otra historia .. 😉
3 comentarios - Verano pasado (parte II)