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Patricia

Patricia había sido mi novia en la adolescencia, cosa bastante lejana si tomamos en cuenta mis actuales 52 y que en aquella época cuando hablábamos de adolescencia nos referíamos a los 15.
Época de secundaria. Fue una de las pocas por ese entonces con las que estuve a punto de tener sexo. Realidad muy distinta a la de hoy, para los adolescentes.

Fue en un baile de fin de curso. Una terraza oscura, una caseta que prácticamente la interrumpía y luego un pequeño espacio casi inaccesible, allí estábamos besándonos acariciando su cuerpo, respiraciones agitadas. Besando su cuello y bajando hasta llegar a sus pechitos de quinceañera pequeños y bien firmes acariciaba sus muslos apoyaba mi erección contra ella para que la sintiera. Iba todo de maravilla hasta llegar mi mano a su entrepierna y bajo un bello recortado encontrarme un mar tibio y viscoso, fue instantáneo sus dos manos en mi pecho separándome un NO PUEDO entre sollozos y una carrera hacia la multitud.

Me esquivó en un par de oportunidades durante el resto de la noche y deje de insistir, ese fue el fin si se le puede decir así.

Paso el verano yo deje el secundario y pase a un instituto técnico y no nos volvimos a ver.
Mi vida continuo, casi a los 30 me case tuve hijos y todo el desarrollo normal de un hombre de mi edad.

Hace un par de años estábamos con mi esposa un 31 de diciembre, en un toque que organiza un Pub de la zona todos los años. Frente a un lago ( muy pequeño por ser en realidad una cantera de arena en desuso desde hace más de cuarenta años) arman un escenario y se presentan varias bandas de la zona, algunas realmente buenas. Mucha juventud algunos veteranos que nos gusta la música, mucho alcohol y faso (aunque yo no lo consumo no me molesta y hasta me agrada el olor).

En medio de la fiesta veo frente a mí a Patricia con un hombre que la acompañaba.
Nos miramos nos abrazamos como viejos amigos nos separamos y su mano izquierda quedo sobre mi cadera y mi derecha sobre su mejilla, entre grandes sonrisas salió un “como estas “casi al unísono. Presentamos a nuestras respectivas parejas y quedamos los cuatro charlando, corría la cerveza, cada vez estábamos mas alegrones y ella comenzó a mirarme más sonriente y picara.

Nos fuimos acercando más al escenario y se empezaba a apretar más la gente. Mi esposa a la izquierda y yo le pasaba el brazo sobre los hombros a la derecha Patricia y más a la derecha su pareja.

Patricia se apoyaba en mi hombro para saltar acompañando la música, de tanto en tanto rosaba su pecho contra mi brazo y me miraba picara. Llego un punto en que no me contuve y dejando mi mano derecha abajo al acercarse le agarre un muslo por debajo de su mini de jean apretándolo, no había forma que no lo notara pero siguió como si nada y a los segundos me miró con una sonrisa. La noche continuo entre saltos cerveza roces y caricias como accidentales y al rato intercambiamos teléfonos antes de despedirnos.

Pasaron los días y cuando empezaba a convencerme de que ya había pasado, una noche como a la una de la madrugada suena mi teléfono y era ella. A esa hora estaba en la cama con mi esposa a quien no le resulto para nada agradable que llamara a esa hora. Patricia se disculpó diciendo que se había equivocado de número pero estaba claro que lo había hecho a propósito.
Al día siguiente la llame y quedamos de vernos. Le reclame por el problema que me había generado y como disculpa me comió la boca, nos estacionamos en un parque que no es recorrido por mucha gente y le devolví el beso, comenzaron las caricias, sus pecho ahora son mucho más grandes pero menos firmes fue ella quien llevo su mano a mi pija y empezó a acariciarla por encima de la ropa, cosa que solucione muy rápido bajando mi cierre y abriendo mis jeans.

Me la apretó fuerte mirándome con una sonrisa y bajo su cabeza hasta tragársela de una sola vez. La chupaba fuerte la sacaba de la boca la soplaba y la mordía despacio. Casi tan bien como mi mujer después de más de veinte años de hacerlo y pedirle cada detalle. Era increíble que me chupara tal cual me gusta sin decir nada, la punta de su lengua en el agujero mientras soplaba y luego tragársela hasta el fondo de una vez, mordisquearla de costado llegando a mis huevos para chuparlos de a uno, la verdad no dure mucho hasta que le llene la boca de leche mientras me miraba a los ojos y tragaba con un gesto que parecía una sonrisa, solo que con mi pija bajando en su boca.

Luego de eso conversamos un rato, me conto cosas de su vida, de cómo se lamentaba de su miedo y que no hubiera sido yo su primer hombre pero que ahora si bien no lo podía cambiar estaba dispuesta a no perder esta oportunidad de disfrutar conmigo.

A todo esto le dije que todo estaba muy bien pero que no estaba dispuesto a arriesgar mi matrimonio por algo así. Que para arriesgarme debería ser algo muy especial algo diferente que lo pensara y en un par de días no s volvíamos a ver. Casi no pude terminar de hablar y ya me estaba diciendo que ella tenía muchas fantasías que quería hacer realidad con migo y con toda su cara de picara me dijo que si yo necesitaba tanto una dominatriz como una esclava ella estaba dispuesta siempre que no le generara dolor ni marcas. Mi cabeza exploto, nos despedimos y yo ya estaba pensando y ansiando el próximo encuentro. Que también se los voy a contar.

3 comentarios - Patricia

chavalin
muy pícara esta Patricia...
PICURU44
creo que todos tenemos una patricia en vida, a la tuya la volviste a encontrar, buen relato y espero la continuacion,