Somos una familia de 7 hermanos, mi Padre, un respetable hombre ahora venido a la gran ciudad, encontró una excelente forma de hacer dinero en el ejercito, de ahí él saco todo lo que pudo y es que él era una de las pocas personas que pensaba que vivir bien era tener una buena fortuna. Gracias a ello él pudo fácilmente crear su empresa y dar a su familia una vida bastante buena y relajada, sin embargo, el no disfruto de esto último, ya que continuaba con el trabajo militar para acumular más y más ganancias, hasta que un fatídico día en nuestra gran selva un ataque le quito la vida.
Mi madre, se sumió en un profundo dolor, del cual toda la familia le ayudo a salir. Creo que mi padre proveyó esto y le dejo a ella 7 fabulosos hijos a quienes amar. Los dos primeros eran gemelos de esas solas rarezas que pasan en la vida, uno era varón y la otra era mujer, sus hermosos ojos azules heredados de mi abuela se distinguían claramente en ellos, los cuales en ese tiempo eran los más queridos de nuestra gran familia. Sus nombres eran Luis y Angela, luego vendría otra dicha: Julia, la más traviesa, donde ella estuviera, seguramente pronto habría problemas, luego vino: Hilda, adoradora de la música y el baile. Después vine yo: Patty, adoraba y aun adoro mucho las artes lingüísticas y gráficas. Después justo detrás de mi, un par de gemelas más: Katherin y Karin.
Mi vida pasaba de lo más normal con las clases y amigos, con solo un hermano varón, mi padre se esmero en que él también tuviera esa misma predilección por el dinero que él, cosa que hizo que Luis trabajara desde muy temprana edad y aunque normalmente lo usaba para comprar sus diferentes cosas: su playstation, su radio, su tv…etc también lo usaba para agasajar a la familia: los fin de semana siempre traía algo para nosotras, incluyendo mi mama. Incluso, mi padre también recibía su respectivo agasajo en esos diferentes días, realmente era muy atento con todas.
Las hermanas siempre nos sentimos tan alegres, no solo por él sino también por el excesivo aprecio de nuestra hermana mayor, quien había crecido con todos los afectos de la familia, su hermoso cuerpo de 1.70 m deleitaba a todos los masculinos que la veían pasar, sus hermosos ojos azules algo japoneses me hacían perderme en esos faroles azules por minutos, sus hermosos, envidiables y firmes senos seguramente encendían la lujuria de muchos, su delgada cintura, la envidia de todas las hermanas, su trasero redondo y firme conjugado con unas largas y esbeltas piernas la definía como una voluptuosa mujer sin par, todo esto divinamente combinado con una hermosa piel blanca como la nieve; era la máxima envidia en su salón cuando era aun colegiala. La llamábamos "LA GATA" por sus hermosísimos ojos.
Junto con mi hermano, ella y Luis iban a todos lados, eran siempre inseparables desde muy temprana edad. Incluso mientras crecían ese lazo nunca desapareció. Cuando grandes usualmente destacaban en las fiestas que mi padre daba o era invitado. Siempre mi padre presentaba al varón, orgulloso de él, aun recuerdo esas escenas que siempre pasaban:
PAPA : Este es mi hijo: ¡Luis!, preséntate, querido mió… mi único hijo
LUIS : Buenas Sr. *****
INVITADO : El único hijo dices, bien pinton te salió el muchacho, nada parecido al Padre
¡Todos reían a sus anchas!, no se cuantas veces le jugaron esta broma a mi padre.
INVIDATO : ¿Y esta hermosa dama?, no te separas de ella ¿no? Tu novia supongo…
PAPA : Estos dos nunca se despegan, ¡gemelos tenían que ser!
ANGELA : Soy su hermana, Angela. Un gusto Sr.
Su manera de hablar era siempre tan distinguida como una princesa solo con los amigos de mi papa.
Este tipo de situaciones ocurrían con mucha frecuencia, confundiendo a los hermanos mayores como enamorados, creando en muchas ocasiones la risa de los hermanos, mientras que mi padre tildaba de ignorantes a esos amigos. Era bastante gracioso, por que después de ello, mi padre se sentía más enojado, pero al mismo tiempo su algarabía aumentaba. Las demás hermanas nos reíamos de esas ocasiones como solo un bribón se jaranea de su delito.
Cuando mi padre murió, ellos nos ayudaron a sobreponernos del dolor. Eran pronto la figura pública de la familia en todos sus aspectos.
Un día mientras Hilda, Julia y yo estábamos bañándonos, cosa que siempre hacíamos por lo divertido que era bañarse en agua caliente para luego malignamente fastidiarnos con el agua fría. Ocurrió una intima conversación que fue más o menos así:
Hilda : Ahhhhh!!!
Un sonido de relajo salio de sus labios, su bello cuerpo se traslucía por el agua mostrando su delgada figura, unos senos medianos tan redonditos y firmes daban cuenta de una pureza que solo ella tenía, conjugado con un firme y redondo trasero incongruente con su cuerpo, pero un arma letal en el juego del amor. Su largo pelo negro era atesorado por ella, quien le daba los máximos cuidados.
Julia : Y chicas… ¿ya tenemos novios? O aún se están añejando.
Julia regresaba de su campamento y había adquirido un exquisito bronceado, su pintado pelo rubio, te hacia creer que era una americana. Sus bellos senos eran casi tan grandes como la de Angela y un trasero tan redondo, firme y delicioso, que daba ganas manosearlo.
Yo : Nada…
Dije frustrada, muchos se me acercaban y me divertía, pero no tanto como para tener una relación con ellos. Yo tenía un cuerpo esbelto, un buen par de tetas rosaditas, un trasero, la envidia de mi salon y mi corto pelo negro. También lo cuidaba bastante.
Hilda : Nada tampoco, después de lo de papa, no tengo ganas de salir y quiero concentrarme en mi carrera.
Yo : ¿Y que tal de Angela? con ese cuerpo que se maneja, supongo que ya tendrá un prometido.
Hilda : Pues… parece que no. No la veo salir mucho si no es con mi hermano, creo que le estamos dando muchos pesares, como para tener una relación con alguien.
Yo : Sí, le estamos dando muchos problemas – dije acongojada
Julia : Pues que raro… ¿les cuento un secreto?
Dijo ella con un tono de misterio, a lo cual accedimos sin titubear
Julia : Pues ayer como saben llegue tarde, pero por alguna razón me levante en la noche, no si fue el mal sueño o no tenía sueño, en fin. Como ya estaba despierta me fui a comer un snack y mientras bajaba las escaleras escuche un gemido del cuarto de Angela, ¿Que raro? Me dije. Me acerque y los gemidos aun seguían tan y más intensos que antes ¿Estaría con alguien? Ahora esto es imposible por que yo estaba vigilando la puerta desde la mañana por si alguien salía pero nada. Incluso cuando se despidió de mí para salir, indirectamente la interrogue pero parecía muy calmada. Para estar segura de lo que había visto fui a su cuarto.
Yo : ¿Cómo entraste, su puerta tiene llave?
Julia : Mamita, mi mama tiene una copia de todas las llaves por si acaso, así que lo tome prestado y entre. Ahora déjame continuar.
Hilda : ¿Había alguien?
Julia : No.
Hilda : ¿Entonces?
Julia : No entiendes… ¡ay Dios! ¡DIOS! Se estaba masturbando, ¡tonta!
Hilda y Yo: ¿Ella?
No lo podía creer pero seguramente era verdad, no salía con nadie y bueno una mujer tiene necesidades.
Julia : Luis llego a las 8 de la mañana, iba a decirle pero él también se fue a hacer sus cosas y no quería preocuparlo.
Nos quedamos ahí pensativas sin decir nada. De cierta manera también era nuestra culpa, el que ella no tuviera mucho contacto.
Julia : Ya ven…No se añejen, salgan con chicos. Experimenten, hagan el amor. Vivan la vida.
Hilda : ¿Y tu, que tanto hablas? ¿Ya has tenido relaciones?
Julia : Pues claro, mi amor. No hay nada mejor que amanecer con hombre a tu costado.
Yo : Hablas como una….
Julia : Patty, si sigues así, vas a perder tu juventud. Disfrútala ahora que la tienes a la mano. Experimenta todo tipo de amor, el prohibido es el más exquisito.
Yo : ¿El prohibido?
Julia se levanto y se sentó en la parte superior de la tina.
Julia : No importa, No importa ¡Ven! Déjame lavarte la espalda. Despejemos las preocupaciones.
Me acerque a ella ante su pedido, era muy raro de ella ser tan gentil, pero igual lo hice caso. Total, no había nada que perder. Me acerque a ella hasta darle la espalda y recibir el ansiado tallado. Rápidamente me sujeto de los brazos y me obligo a sentarme sobre ella.
Julia : ¡Mira mi amor! Si no disfrutas de tu juventud, te vas a convertir en una fea pasa que nadie va a querer.
Yo : ¿¡que pasa, estas loca!?
Julia : Ayúdame Hilda, o quieres perderla a ella también.
Hilda : Pero que quieres que haga.
Julia separó mis piernas con las suyas, mostrando mi conchita a Hilda. Tarde fue cuando me di cuenta que era lo que quería hacer.
Hilda aun dudaba sobre la petición, trataba de zafarme de mi trampa pero Julia era mucho más fuerte que yo.
Hilda : Pero esto es incesto
Julia : Nadie se va a enterar o acaso quieres desobedecerme.
Pocas veces alguien se había enfrentado a Julia, incluso mi padre, por ese carácter tan agresivo de ella.
Julia se acerco a mi conchita, aun dubitativa, saco su lengua y comenzó a lamérmela, lejos de sentirme mal, el placer inundaba mi ser. Lamía todo el contorno de mi conchita, sin penetrarme con su lengua, cosa que ahora también quería experimentar.
Julia : Así se hace Hilda, mira la cara de placer de esta.
Julia comenzó a lamerme el cuello, ¡Dios! Se sentía genial, aunque fuera era incesto. Esa sensación de que estaba mal pronto desapareció cuando Hilda comenzó a tocarme mis pezones, los cuales ahora estaban duros y apuntando, por el placer de mi cuerpo. Hilda me manoseaba los pechos, los movía a su gusto de aquí para allá, yo solo gemía mientras mi cuerpo se convertía en el juguete de su lujuria. Me apretaba mis pezones con más fuerza, y yo gemía y gemía, ¡que rico!
Julia : Ok… ok. ¿Estas lista, Patty?
No sabia a que se refería, pero seguramente no se iba a detener.
Julia : Hilda, quiero que metas tu lengua en su conchita.
Personalmente, no me resistí y la deje hacer su labor.
Introdujo su lengua en mi rajita, causándome una electricidad en todo el cuerpo. Ya dentro de mi vagina su lengua se movía como una serpiente, causándome placer a todo lugar en donde rozaba, excitándome las paredes vaginales dentro de mi que dejaban de ser vírgenes ante su labor, sus ojos reflejaban ese pernicioso amor prohibido del que hablaba Julia. Sacó su lengua para continuar lamiendo mi clítoris lo hacia una y otra vez, sin cansancio. Tomaba sus dedos y los metía en mi conchita, apuñalándome varias veces, cada vez manchándose más de ese líquido pervertido que chorreaba de mi rajita. Tomo su dedo índice para jugar con mi clítoris mientras aun metía su lengua lo más que podía en mí. Julia, por otro lado, me lamía el cuello de principio a fin, pronto me soltó los brazos al ver que ya no oponía resistencia y comenzó a sobarme las tetas, como solo ella sabia hacer. Busque sus labios, pero ella encontró los míos, nos besamos y relamíamos nuestras lenguas como dos lujuriosos enamorados.
Ya estaba llegando al fin, mi cuerpo no podría resistir más placer y sentía que iba a explotar en una sublime explosión de placer, Julia dándose cuenta de mi expresión facial.
Julia : Ya estas llegando ¿eh? Muy bien, te voy hacer correr como nunca. Hilda por favor aléjate un ratito.
Julia, tomo sus dos dedos y me los metió en la rajita, apuñalándome una y otra vez con rapidez, el exquisito placer que me provocaba era incomparable a cualquier cosa y casi lloro de esa sublime sensación de dolor y placer.
Yo : Me voy a correr Julia, ya déjalo. Me corro… me corro…
Grite mientras mi espeso liquido junto con un poco de orina brincaba de mi vagina, haciéndola parecer a un volcán en erupción, ante las atónitas miradas de mis hermanas. Hilda fue la que se manchaba de mi perversión, para luego probar esos restos de mí en su boca. Me desvanecí en el cuerpo de Julia como un amante cansado de amar, ella me respondió con una sonrisa, me arreglo el cabello y me beso.
Julia : Acuérdate… es nuestro secreto.
Después de un reparador descanso, me concentre a pensar sobre Angela y en las muchas cosas que hizo ella y mi hermano, para sacar adelante la familia. Me sentía culpable del hecho que ella había desperdiciado su tiempo en la familia y no en su vida privada. Mientras subía las escaleras note que su cuarto no se había cerrado apropiadamente, seguramente gracias a que Julia no cerró cuidadosamente la puerta; mi curiosidad pudo más y entre al cuarto, todo parecía estar como debería estar, Julia parecía no haber estado nunca allí. Abrí su enorme armario, estaba lleno de ropas, pero ni indicios de alguien ocultándose. Una idea recorrió súbitamente en mi mente, así que salí de ahí inmediatamente, cerré la puerta sin seguro, me dirigí a mi cuarto arregle mis cosas y regrese al dormitorio de mi hermana mayor. Abrí nuevamente su armario y me acomode en la parte inferior de este ocultándome con todas las colchas, allí esperaría el actuar de mi hermana.
Mi hermana llego alrededor las 7:45 de la noche, su hora acostumbrada, yo aún en mi escondite, con mi mp3 para no aburrirme con la espera, me preparaba para todo. El sonido de la puerta abriéndose me indicaba que había llegado; se tiró a la cama sin pensarlo dos veces y se quedo ahí descansando un buen rato. Luego se levantó y se dirigió al ropero, donde estaba escondida, tomo una toalla y se dirigió al baño, cerrando el ropero, sin embargo, logre hacer una pequeña abertura para poder ver lo suficiente. Pero no pude ver nada ya que había cerrado también la puerta de su baño, así que me quede esperando ahí con mi música a que saliera. Cuando se digno a salir, salió del cuarto, supongo a cenar, cosa que yo no había hecho, así que espere otro rato ahí. Cuando entro nuevamente ya era tarde, se puso su pijama y comenzó a leer algún texto, parecía que el secreto que decía Julia, no era más que una mentira. Bueno… no sería la primera vez que me le hacia, pensé en arriesgar la seguridad de mi escondite, pero Angela era una de esas personas que respetaba la privacidad, así que me escondí por temor al regaño.
Ya estaba tentando al sueño cuando en su puerta se escucharon pequeños golpes, al escucharlos ella salió disparada de la cama. Abrió la puerta dejando entrar al extraño, cerró rápidamente la puerta y escuche un sonido muy característico a la de un beso, un muy largo beso. Me arriesgue a abrir un poco más la puerta del closet, la curiosidad me estaba matando. Ella lo tomaba de la mano, mientras lo dirigía a su cama, allí retomaron su apasionado beso con su alma gemela: pelo negro, buena estatura, ¿ojos azules?, ¿tez blanca?... ¡mi hermano! mi hermano… estaba besando a… mi hermana. Mi hermana lo tomaba de la cabeza, invitándolo a besar a sus labios de miel, Luis accedía y la tomaba de la cintura. Era como ver a dos personas reflejadas en un espejo casi idénticas si no fuera por el género. Se separaron por un momento mientras ella desabotonaba la camisa de mí hermano, repasando con su mano el cuerpo desnudo de su amante reconociéndolo para luego arrodillarse ante él. Calmadamente le quito la correa, desabrocho el pantalón y se lo quito. Un bulto se había formado en el bóxer negro, mi hermana lo palpo acariciándolo de arriba abajo mientras el bulto crecía a cada movimiento de ella dirigiéndose hacia el techo; ya en su máximo, comenzó a despojarlo del bóxer, su verga salto a la cara de Angela, quien retomo sus caricias, moviendo su mano de arriba abajo abarcando todo el tronco. Le dio un beso a la puntita, abrió su boca y se metió toda la verga en ella, succionando una y otra vez, ocasionalmente paraba y lamía todo el glande desde la raíz a la punta, para nuevamente metérsela a la boca y succionar.
Angela : Antes no demorabas en correrte con mis orales… ¿o es que ya no te gustan?
Le decía esto mientras aun meneaba con su mano la verga
Luis : Bueno pues supongo que la resistencia es más fuerte según la edad.
Angela : Pues será hora de intentar algo nuevo ¿verdad?
Se quito el pijama, mostrando sus predominantes senos y situó el glande en medio de ellos, comenzó con un ritmo calmado que fue incrementando progresivamente, la verga de mi hermano se perdía y aparecía nuevamente en los senos de mi hermana, quien parecía contenta de darle tal satisfacción.
Luis : Mi amor, me voy a correr.
Ella sonrió calidamente
Angela : Correte mucho y lléname la boca.
Se metió la verga en la boca y comenzó a succionar violentamente, pronto mi hermano se corrió en su boca, lo supe por que mi hermana paro su movimiento repentinamente. Aparto sus labios y mostró a mi hermano toda esa enorme cantidad de semen en su boca, para luego tragársela toda.
Angela : Haz estado comiendo toda esa verdura, ¡Que bien!
Unos golpes sonaron en la distancia, reclamando la atención de mi hermano.
Katherin y Karin lo llamaban, para que les ayude en un ejercicio de matemática y lo hacían tan insistentemente como siempre.
Angela : Katherin, Karin su hermano esta muy cansado, déjenlo para mañana, ahora vayan a dormir
Las gemelas rindieron su petición y obedecieron. Ella lo llevo de la mano a la cama, sentándose en esta.
Angela : No debí haberles gritado, pero ayer me dejaste sola y hoy quiero ser egoísta.
Se metió la mano dentro del pantalón-pijama, tocándose su sexo y sacando de ella un líquido pervertido que ahora manchaba sus blancos dedos.
Angela : Así estuve anoche por tu culpa, no me aguante… y me masturbe
Dijo esto último algo avergonzada
Luis : Disculpa, soy un inconsciente.
Mi hermano se aventó sobre las preciosas tetas de mi hermana, tocándolas para luego besarlas, lamía suave y apasionadamente todo el contorno de sus pezones para terminar con un beso en estos, los tomaba entre sus dientes y los estiraba un poco, cosa que parecía dolorosa, pero la cara de excitación de mi hermana decía lo contrario.
Tomo el pantalón de la excitada y se los removió, su vagina despedía miles de chorros esperando el glande de mi hermano.
Luis : Discúlpame, siempre te hago esperar demasiado.
Comenzó a repasar con su lengua toda la rajita de mi hermana, limpiándola de aquel liquido lujurioso. Una vez terminado, se levanto y poso su glande en la boca de la vagina y comenzó a repasarlo por el contorno de ella, sin meterla.
Angela : Que malo eres, clávamela ya
De un raudo impulso metió toda la verga dentro de ella, mi hermana dio un tremendo gemido que rápidamente logro acallar mientras mi hermano retomaba su vitalidad y continuaba apuñalando con su glande el sexo de mi hermana.
Angela : ¡Que rico! ¡Que rico! – gritaba ella
Inconscientemente me lleve la mano a mi rajita también, me di cuenta que yo también estaba mojada así que me limpie el liquido con mi boca, y me metía los dedos dentro de mi sexo, una y otra vez, mientras los gemelos experimentaban el amor verdadero.
Mi hermano aun seguía con el mismo ritmo, sofocando a mi hermana de placer, ella se mordía uno de los dedos para no gritar lo que su cuerpo sentía. Mientras mi hermano aun la embestía se acerco a sus labios para darle un caliente beso, mi hermana lo atrapaba con sus piernas para hacer del embiste su mayor placer. Sus cuerpos despedían el elemental aroma del sexo, mientras sus cuerpos se movían al compás de los raudos empujes de mi hermano, quien excitado tomaba de la cintura a mi hermana para hacer una mejor presión.
Angela: Cambiemos de posición, me lo debes por lo de anoche - Sonrió picadamente
Cambiaron la posición y me hermana se posiciono de cuatro patas en la cama, mi hermano la siguió y metió su verga nuevamente en ella iniciando un nuevo y más fugaz bombeo, lo cual origino que sus senos de muevan de una forman violenta, él la tomo de sus enormes senos naufragando en ellos y excitándole sus pezones, mientras lamía su preciado cuello. Su movimiento movía la cama sacudiéndola una y otra vez mientras consumaban su acto de amor. Yo continuaba con mis dedos en mi rajita, excitando mi clítoris con una mano y metiéndola hasta el fondo con la otra, tocándome toda las paredes y mirando la escena de los hermanos.
Angela : ¿Todavía no te corres? Que buena resistencia tienes mi amor.
Luis : Ya me voy a venir, Angela.
Angela : Hazlo adentro, ¡por favor! Quiero tu lechita en mi rajita.
Acelere el movimiento de mis dedos, quería venirme junto con ellos, ser parte de su amor. Mi hermano abrazo fuertemente a mi hermana y se vino, penetrando borbotones de semen en su interior, yo por otro lado también me venia, estaba muy cachonda con la escena vista. Los amantes cayeron a la cama exhaustos de su amor, mi agitada respiración se unió con la de ellos. Luis retiro la verga del sexo de mi hermana, lo que me permitió observar su inundada vagina de semen, para terminar con un beso con esa pasión tan característica.
Angela : Hoy te quedas a dormir conmigo, ¿ok?
Mi hermano sonrió contestándole la respuesta
Pronto la puerta de mi hermano, era tocada nuevamente por las odiosas gemelas interrumpiendo la escena de amor. Katherin y Karin aun no habían rendido su petición y tocaban más insistentemente que la vez anterior.
Angela : ¡Diossss! Ellas no entienden que no es no – dijo ella casi susurrando y continuo – Katherin, Karin lo voy a despertar así que esperen abajo, ¿ok?
Katherin y Karin: OK, gracias
Luis : Siempre hay molestias, discúlpalas
Angela : No hay problema, siempre te tengo que compartir con la familia, ya estoy acostumbrada, pero mañana si duermes contigo.
Luis : Prometido.
Ella sonrió calidamente
Angela : Ahora ve, mañana nos vemos.
Mi hermano se cambio y salio de la habitación. Mi hermana retomaba sus ropas y con un papel se limpiaba del semen que brotaba de su sexo y recorría sus piernas. Volvió a su cama y se hecho a dormir. Por mi parte hice lo mismo dentro de ese caliente espacio.
Me levante con los pasos de mi hermana, quien abría la puerta de su baño, luego de una refrescante ducha y se dirigió hacia el closet con ojos inquietos. Tontamente no había cerrado la abertura, sin embargo, era un pequeño descuido que seguramente ella pasaría desapercibido. Cerró la puerta y todas mis preocupaciones se desvanecieron culminando en un suspiró. La puerta se abrió raudamente, mientras aun suspiraba, mi hermana se quedo quieta allí, analizando la situación.
Angela : SAL! - Dijo ella imperativamente
El miedo me dejo inmutable ante la situación, aun tenia esperanzas de que ella no se diera cuenta, mi suerte siempre ha jugado a favor mía en innumerables ocasiones y esta vez tampoco pensaba lo contrario. Su pierna ahora pateaba suavemente las mantas en donde me ocultaba.
Angela : ¡Sal de una vez! No lo voy a repetir.
No quise o mejor dicho el miedo no me lo permitió.
Destapo las mantas, descubriéndome. Rápidamente me tomo fuerte del brazo sacándome de mi escondite.
Yo : ¡Disculpa, disculpa! ¡Me lastimas!
Me tomo con la misma dureza del brazo obligándome a seguirla hasta tirarme en su cama.
Angela : ¡¿Se puede saber que estabas haciendo?!
No sabía que decir, pero su proceder con mi hermano no era la correcta, así que…
Yo : Pues, lo he visto todo. Tú y tu perversión con mi hermano. ¡Eso es incesto!
Su mirada fría me congelo. Ya le había ganado, saldría de este embrollo pronto.
Yo : Bueno si no quieres que se lo diga a nadie…
Dije con una aire de superioridad hasta que su palma impacto en mi mejilla tirándome nuevamente a la cama. Me aprisiono con su cuerpo en la cama y dijo, lo que talvez era algo que ya sabia.
Angela : Tú no sabes que es lo que siente estar enamorada, retoño. No sabes cual es mi dolor – ella continuo hablando, pero con voz entrecortada - ¡No disculpe, es mi hermano! Siempre la misma oración, mi boca repetía siempre lo mismo, pero mi corazón no lo entendía. ¡Pues, claro que es mi enamorado! siempre quise decirle a el mundo – dijo llorando.
Entendía su sufrimiento así que la abrasé para que se calmara.
Angela : No espero que comprendas, pero mantén esto en secreto.
Yo : Esta bien, pero piensa en lo que haces, es decir, es nuestro hermano…
Una electricidad recorrió todo mi cuerpo, mi hermana me tocaba la conchita a través de mi pantalón pijama, tocando exactamente en mi botoncito.
Yo : ¿Qué haces?
Angela : Tu premio por mantener la boca callada
Presionaba mi botoncito con la suficiente fuerza para causarme un rico placer, su rostro reflejaba una sonrisa perversa que me sumió aun más en mi placer. Su dedo ahora me subía y bajaba por toda mi conchita deteniéndose para introducírmelo un par de veces, a través de mi pijama. Prosiguió descubriéndome los senos y ensimismándose con ellos, tocándolos y besándolos como una experta para luego tomar mis duritos pezones entre sus dedos y comenzó a jugar con ellos, la fricción que causaba esto hacían que mis puntitos se dispararan al cielo, algunas veces los presionaba y me hacia doler, pero era riquísimo. Me quito el resto de la pijama, descubriendo mi mojada braguita.
Angela : ¡que linda! – dijo con aire de inocencia – Todo esto por mi – y rió.
Yo : ¡Angela! – le grite.
Angela : Pero si estas muy mojada – dijo ella mientras me sobaba la conchita – Entonces, ¿que quieres que haga?
Desde lo más fondo de mi ser no quería que se detenga, pero quería que lo hiciera sin la braguita obstaculizándole el paso de sus blancos dedos.
Angela : Si quieres algo solo dilo, hermanita.
Sí, lo deseaba, que esa hermosa figura me tomara y me hiciera experimentar el amor. Me removió la braguita y repaso sus dedos por el liquido que emanaba de mi conchita.
Angela : ¡Mi Dios! Que rico – decía ella mientras desaparecía ese liquido en su boca – y así me dabas lecciones de moral. Parece que el incesto te pone, hermana -
Metió sus dedos en mi rajita, meneándola toda, repasando todas mis paredes internas, lamiendo mi clítoris y haciéndome sentir un exquisito placer. Súbitamente retuvo su acción.
Angela : Pero si no quieres nada, será mejor que te vayas.
Yo : ¡Espera! Esto… ¿No puedes… hacerme eso rico que hiciste hace un rato?
Angela : Mi querida, Patty, por supuesto que sí, pero tienes que pedirlo apropiadamente, como una sirvienta se lo pide a su amo, mi amor.
Yo : méteme tus dedos – dije avergonzada
Angela : ¿En donde, mi amor?
Yo : En… En mi conchita.
Angela : No se, no quiero ensuciarme con ese jugo pervertido.
Yo : Por favor… Ama.
Dibujo una sonrisa, aceptando el cumplido, para luego introducir sus dedos en mi rajita. Una y otra vez, llenándome de placer, repasándome toda, lamiendo mi punto, presionándolo. Yo no podía más que morder las sabanas de placer, era mañana y si alguien me escuchaba estaba frita pero eso solo incrementaba mi lujuria. Sus movimientos se hicieron más violentos mientras dibujaba una sonrisa muy picara en su rostro. Luego, inclino su rostro hacia mi conchita y lamió con su lengua mi sexo. Jugaba con mi rajita, para luego introducirme su lengua dentro de mí, parecía una serpiente que me tocaba toda y me ponía a mil, era una experta en su juego.
Angela : Todavía no te vienes, ¡que grosera! Y eso que me he esforzado, querida.
Hundió sus dedos en mi mojada conchita. Esta vez movería sus blancos dedos con toda la violencia de su ser, precipitándome en un abismo de placer sin fin. Ella continuaba y yo presionaba mis dientes contra la sabana, hasta que no pude más y me corrí salpicando todo mi jugo pervertido en mi cuerpo y explotando mi ser en una delicia que recorría todo mi cuerpo.
Mi cuerpo exhausto pronto fue victima de las suaves caricias de mi hermana quien posaba sus labios sobre los míos. Mientas me incitaba con esos hermosos labios, trate de besarla, pero ella retrocedió bruscamente, evitando mi amor.
Angela : Pues que pasa… a la gatita le han salido las garras – dijo ella en un tono pícaro, acariciándome el pelo.
Angela : Pero si deseas algo solo tienes que pedírmelo – afirmo ella arreglándose el cabello y destacando esa sonrisa lujuriosa en su rostro, que tanto quería besar.
Yo : Quiero un beso
Angela : Lo hubieras dicho desde un principio, pero pídelo correctamente – rozo sus labios con los míos pero no me besaba.
Yo : Quiero que me beses, ama.
Ella se apresuro a darme un apasionado beso, nuestras lenguas se entremezclaron múltiples veces hasta dejarme saciada de pasión.
Angela : Bueno, mi amor, me tengo que ir. Hoy tengo una clase importante y no quiero perderla, además necesito pasión para hoy en la noche – dijo ella cambiándose y prosiguió – no esta de más decirte que esto es un secreto, ¿verdad?
La puerta se cerro, mientras escuchaba sus pasos perderse en la distancia. Mi hermano y mi hermana habían hecho el amor en esa cama en la que ahora descansaba extasiada y yo quería formar parte de ese amor.
Mi madre, se sumió en un profundo dolor, del cual toda la familia le ayudo a salir. Creo que mi padre proveyó esto y le dejo a ella 7 fabulosos hijos a quienes amar. Los dos primeros eran gemelos de esas solas rarezas que pasan en la vida, uno era varón y la otra era mujer, sus hermosos ojos azules heredados de mi abuela se distinguían claramente en ellos, los cuales en ese tiempo eran los más queridos de nuestra gran familia. Sus nombres eran Luis y Angela, luego vendría otra dicha: Julia, la más traviesa, donde ella estuviera, seguramente pronto habría problemas, luego vino: Hilda, adoradora de la música y el baile. Después vine yo: Patty, adoraba y aun adoro mucho las artes lingüísticas y gráficas. Después justo detrás de mi, un par de gemelas más: Katherin y Karin.
Mi vida pasaba de lo más normal con las clases y amigos, con solo un hermano varón, mi padre se esmero en que él también tuviera esa misma predilección por el dinero que él, cosa que hizo que Luis trabajara desde muy temprana edad y aunque normalmente lo usaba para comprar sus diferentes cosas: su playstation, su radio, su tv…etc también lo usaba para agasajar a la familia: los fin de semana siempre traía algo para nosotras, incluyendo mi mama. Incluso, mi padre también recibía su respectivo agasajo en esos diferentes días, realmente era muy atento con todas.
Las hermanas siempre nos sentimos tan alegres, no solo por él sino también por el excesivo aprecio de nuestra hermana mayor, quien había crecido con todos los afectos de la familia, su hermoso cuerpo de 1.70 m deleitaba a todos los masculinos que la veían pasar, sus hermosos ojos azules algo japoneses me hacían perderme en esos faroles azules por minutos, sus hermosos, envidiables y firmes senos seguramente encendían la lujuria de muchos, su delgada cintura, la envidia de todas las hermanas, su trasero redondo y firme conjugado con unas largas y esbeltas piernas la definía como una voluptuosa mujer sin par, todo esto divinamente combinado con una hermosa piel blanca como la nieve; era la máxima envidia en su salón cuando era aun colegiala. La llamábamos "LA GATA" por sus hermosísimos ojos.
Junto con mi hermano, ella y Luis iban a todos lados, eran siempre inseparables desde muy temprana edad. Incluso mientras crecían ese lazo nunca desapareció. Cuando grandes usualmente destacaban en las fiestas que mi padre daba o era invitado. Siempre mi padre presentaba al varón, orgulloso de él, aun recuerdo esas escenas que siempre pasaban:
PAPA : Este es mi hijo: ¡Luis!, preséntate, querido mió… mi único hijo
LUIS : Buenas Sr. *****
INVITADO : El único hijo dices, bien pinton te salió el muchacho, nada parecido al Padre
¡Todos reían a sus anchas!, no se cuantas veces le jugaron esta broma a mi padre.
INVIDATO : ¿Y esta hermosa dama?, no te separas de ella ¿no? Tu novia supongo…
PAPA : Estos dos nunca se despegan, ¡gemelos tenían que ser!
ANGELA : Soy su hermana, Angela. Un gusto Sr.
Su manera de hablar era siempre tan distinguida como una princesa solo con los amigos de mi papa.
Este tipo de situaciones ocurrían con mucha frecuencia, confundiendo a los hermanos mayores como enamorados, creando en muchas ocasiones la risa de los hermanos, mientras que mi padre tildaba de ignorantes a esos amigos. Era bastante gracioso, por que después de ello, mi padre se sentía más enojado, pero al mismo tiempo su algarabía aumentaba. Las demás hermanas nos reíamos de esas ocasiones como solo un bribón se jaranea de su delito.
Cuando mi padre murió, ellos nos ayudaron a sobreponernos del dolor. Eran pronto la figura pública de la familia en todos sus aspectos.
Un día mientras Hilda, Julia y yo estábamos bañándonos, cosa que siempre hacíamos por lo divertido que era bañarse en agua caliente para luego malignamente fastidiarnos con el agua fría. Ocurrió una intima conversación que fue más o menos así:
Hilda : Ahhhhh!!!
Un sonido de relajo salio de sus labios, su bello cuerpo se traslucía por el agua mostrando su delgada figura, unos senos medianos tan redonditos y firmes daban cuenta de una pureza que solo ella tenía, conjugado con un firme y redondo trasero incongruente con su cuerpo, pero un arma letal en el juego del amor. Su largo pelo negro era atesorado por ella, quien le daba los máximos cuidados.
Julia : Y chicas… ¿ya tenemos novios? O aún se están añejando.
Julia regresaba de su campamento y había adquirido un exquisito bronceado, su pintado pelo rubio, te hacia creer que era una americana. Sus bellos senos eran casi tan grandes como la de Angela y un trasero tan redondo, firme y delicioso, que daba ganas manosearlo.
Yo : Nada…
Dije frustrada, muchos se me acercaban y me divertía, pero no tanto como para tener una relación con ellos. Yo tenía un cuerpo esbelto, un buen par de tetas rosaditas, un trasero, la envidia de mi salon y mi corto pelo negro. También lo cuidaba bastante.
Hilda : Nada tampoco, después de lo de papa, no tengo ganas de salir y quiero concentrarme en mi carrera.
Yo : ¿Y que tal de Angela? con ese cuerpo que se maneja, supongo que ya tendrá un prometido.
Hilda : Pues… parece que no. No la veo salir mucho si no es con mi hermano, creo que le estamos dando muchos pesares, como para tener una relación con alguien.
Yo : Sí, le estamos dando muchos problemas – dije acongojada
Julia : Pues que raro… ¿les cuento un secreto?
Dijo ella con un tono de misterio, a lo cual accedimos sin titubear
Julia : Pues ayer como saben llegue tarde, pero por alguna razón me levante en la noche, no si fue el mal sueño o no tenía sueño, en fin. Como ya estaba despierta me fui a comer un snack y mientras bajaba las escaleras escuche un gemido del cuarto de Angela, ¿Que raro? Me dije. Me acerque y los gemidos aun seguían tan y más intensos que antes ¿Estaría con alguien? Ahora esto es imposible por que yo estaba vigilando la puerta desde la mañana por si alguien salía pero nada. Incluso cuando se despidió de mí para salir, indirectamente la interrogue pero parecía muy calmada. Para estar segura de lo que había visto fui a su cuarto.
Yo : ¿Cómo entraste, su puerta tiene llave?
Julia : Mamita, mi mama tiene una copia de todas las llaves por si acaso, así que lo tome prestado y entre. Ahora déjame continuar.
Hilda : ¿Había alguien?
Julia : No.
Hilda : ¿Entonces?
Julia : No entiendes… ¡ay Dios! ¡DIOS! Se estaba masturbando, ¡tonta!
Hilda y Yo: ¿Ella?
No lo podía creer pero seguramente era verdad, no salía con nadie y bueno una mujer tiene necesidades.
Julia : Luis llego a las 8 de la mañana, iba a decirle pero él también se fue a hacer sus cosas y no quería preocuparlo.
Nos quedamos ahí pensativas sin decir nada. De cierta manera también era nuestra culpa, el que ella no tuviera mucho contacto.
Julia : Ya ven…No se añejen, salgan con chicos. Experimenten, hagan el amor. Vivan la vida.
Hilda : ¿Y tu, que tanto hablas? ¿Ya has tenido relaciones?
Julia : Pues claro, mi amor. No hay nada mejor que amanecer con hombre a tu costado.
Yo : Hablas como una….
Julia : Patty, si sigues así, vas a perder tu juventud. Disfrútala ahora que la tienes a la mano. Experimenta todo tipo de amor, el prohibido es el más exquisito.
Yo : ¿El prohibido?
Julia se levanto y se sentó en la parte superior de la tina.
Julia : No importa, No importa ¡Ven! Déjame lavarte la espalda. Despejemos las preocupaciones.
Me acerque a ella ante su pedido, era muy raro de ella ser tan gentil, pero igual lo hice caso. Total, no había nada que perder. Me acerque a ella hasta darle la espalda y recibir el ansiado tallado. Rápidamente me sujeto de los brazos y me obligo a sentarme sobre ella.
Julia : ¡Mira mi amor! Si no disfrutas de tu juventud, te vas a convertir en una fea pasa que nadie va a querer.
Yo : ¿¡que pasa, estas loca!?
Julia : Ayúdame Hilda, o quieres perderla a ella también.
Hilda : Pero que quieres que haga.
Julia separó mis piernas con las suyas, mostrando mi conchita a Hilda. Tarde fue cuando me di cuenta que era lo que quería hacer.
Hilda aun dudaba sobre la petición, trataba de zafarme de mi trampa pero Julia era mucho más fuerte que yo.
Hilda : Pero esto es incesto
Julia : Nadie se va a enterar o acaso quieres desobedecerme.
Pocas veces alguien se había enfrentado a Julia, incluso mi padre, por ese carácter tan agresivo de ella.
Julia se acerco a mi conchita, aun dubitativa, saco su lengua y comenzó a lamérmela, lejos de sentirme mal, el placer inundaba mi ser. Lamía todo el contorno de mi conchita, sin penetrarme con su lengua, cosa que ahora también quería experimentar.
Julia : Así se hace Hilda, mira la cara de placer de esta.
Julia comenzó a lamerme el cuello, ¡Dios! Se sentía genial, aunque fuera era incesto. Esa sensación de que estaba mal pronto desapareció cuando Hilda comenzó a tocarme mis pezones, los cuales ahora estaban duros y apuntando, por el placer de mi cuerpo. Hilda me manoseaba los pechos, los movía a su gusto de aquí para allá, yo solo gemía mientras mi cuerpo se convertía en el juguete de su lujuria. Me apretaba mis pezones con más fuerza, y yo gemía y gemía, ¡que rico!
Julia : Ok… ok. ¿Estas lista, Patty?
No sabia a que se refería, pero seguramente no se iba a detener.
Julia : Hilda, quiero que metas tu lengua en su conchita.
Personalmente, no me resistí y la deje hacer su labor.
Introdujo su lengua en mi rajita, causándome una electricidad en todo el cuerpo. Ya dentro de mi vagina su lengua se movía como una serpiente, causándome placer a todo lugar en donde rozaba, excitándome las paredes vaginales dentro de mi que dejaban de ser vírgenes ante su labor, sus ojos reflejaban ese pernicioso amor prohibido del que hablaba Julia. Sacó su lengua para continuar lamiendo mi clítoris lo hacia una y otra vez, sin cansancio. Tomaba sus dedos y los metía en mi conchita, apuñalándome varias veces, cada vez manchándose más de ese líquido pervertido que chorreaba de mi rajita. Tomo su dedo índice para jugar con mi clítoris mientras aun metía su lengua lo más que podía en mí. Julia, por otro lado, me lamía el cuello de principio a fin, pronto me soltó los brazos al ver que ya no oponía resistencia y comenzó a sobarme las tetas, como solo ella sabia hacer. Busque sus labios, pero ella encontró los míos, nos besamos y relamíamos nuestras lenguas como dos lujuriosos enamorados.
Ya estaba llegando al fin, mi cuerpo no podría resistir más placer y sentía que iba a explotar en una sublime explosión de placer, Julia dándose cuenta de mi expresión facial.
Julia : Ya estas llegando ¿eh? Muy bien, te voy hacer correr como nunca. Hilda por favor aléjate un ratito.
Julia, tomo sus dos dedos y me los metió en la rajita, apuñalándome una y otra vez con rapidez, el exquisito placer que me provocaba era incomparable a cualquier cosa y casi lloro de esa sublime sensación de dolor y placer.
Yo : Me voy a correr Julia, ya déjalo. Me corro… me corro…
Grite mientras mi espeso liquido junto con un poco de orina brincaba de mi vagina, haciéndola parecer a un volcán en erupción, ante las atónitas miradas de mis hermanas. Hilda fue la que se manchaba de mi perversión, para luego probar esos restos de mí en su boca. Me desvanecí en el cuerpo de Julia como un amante cansado de amar, ella me respondió con una sonrisa, me arreglo el cabello y me beso.
Julia : Acuérdate… es nuestro secreto.
Después de un reparador descanso, me concentre a pensar sobre Angela y en las muchas cosas que hizo ella y mi hermano, para sacar adelante la familia. Me sentía culpable del hecho que ella había desperdiciado su tiempo en la familia y no en su vida privada. Mientras subía las escaleras note que su cuarto no se había cerrado apropiadamente, seguramente gracias a que Julia no cerró cuidadosamente la puerta; mi curiosidad pudo más y entre al cuarto, todo parecía estar como debería estar, Julia parecía no haber estado nunca allí. Abrí su enorme armario, estaba lleno de ropas, pero ni indicios de alguien ocultándose. Una idea recorrió súbitamente en mi mente, así que salí de ahí inmediatamente, cerré la puerta sin seguro, me dirigí a mi cuarto arregle mis cosas y regrese al dormitorio de mi hermana mayor. Abrí nuevamente su armario y me acomode en la parte inferior de este ocultándome con todas las colchas, allí esperaría el actuar de mi hermana.
Mi hermana llego alrededor las 7:45 de la noche, su hora acostumbrada, yo aún en mi escondite, con mi mp3 para no aburrirme con la espera, me preparaba para todo. El sonido de la puerta abriéndose me indicaba que había llegado; se tiró a la cama sin pensarlo dos veces y se quedo ahí descansando un buen rato. Luego se levantó y se dirigió al ropero, donde estaba escondida, tomo una toalla y se dirigió al baño, cerrando el ropero, sin embargo, logre hacer una pequeña abertura para poder ver lo suficiente. Pero no pude ver nada ya que había cerrado también la puerta de su baño, así que me quede esperando ahí con mi música a que saliera. Cuando se digno a salir, salió del cuarto, supongo a cenar, cosa que yo no había hecho, así que espere otro rato ahí. Cuando entro nuevamente ya era tarde, se puso su pijama y comenzó a leer algún texto, parecía que el secreto que decía Julia, no era más que una mentira. Bueno… no sería la primera vez que me le hacia, pensé en arriesgar la seguridad de mi escondite, pero Angela era una de esas personas que respetaba la privacidad, así que me escondí por temor al regaño.
Ya estaba tentando al sueño cuando en su puerta se escucharon pequeños golpes, al escucharlos ella salió disparada de la cama. Abrió la puerta dejando entrar al extraño, cerró rápidamente la puerta y escuche un sonido muy característico a la de un beso, un muy largo beso. Me arriesgue a abrir un poco más la puerta del closet, la curiosidad me estaba matando. Ella lo tomaba de la mano, mientras lo dirigía a su cama, allí retomaron su apasionado beso con su alma gemela: pelo negro, buena estatura, ¿ojos azules?, ¿tez blanca?... ¡mi hermano! mi hermano… estaba besando a… mi hermana. Mi hermana lo tomaba de la cabeza, invitándolo a besar a sus labios de miel, Luis accedía y la tomaba de la cintura. Era como ver a dos personas reflejadas en un espejo casi idénticas si no fuera por el género. Se separaron por un momento mientras ella desabotonaba la camisa de mí hermano, repasando con su mano el cuerpo desnudo de su amante reconociéndolo para luego arrodillarse ante él. Calmadamente le quito la correa, desabrocho el pantalón y se lo quito. Un bulto se había formado en el bóxer negro, mi hermana lo palpo acariciándolo de arriba abajo mientras el bulto crecía a cada movimiento de ella dirigiéndose hacia el techo; ya en su máximo, comenzó a despojarlo del bóxer, su verga salto a la cara de Angela, quien retomo sus caricias, moviendo su mano de arriba abajo abarcando todo el tronco. Le dio un beso a la puntita, abrió su boca y se metió toda la verga en ella, succionando una y otra vez, ocasionalmente paraba y lamía todo el glande desde la raíz a la punta, para nuevamente metérsela a la boca y succionar.
Angela : Antes no demorabas en correrte con mis orales… ¿o es que ya no te gustan?
Le decía esto mientras aun meneaba con su mano la verga
Luis : Bueno pues supongo que la resistencia es más fuerte según la edad.
Angela : Pues será hora de intentar algo nuevo ¿verdad?
Se quito el pijama, mostrando sus predominantes senos y situó el glande en medio de ellos, comenzó con un ritmo calmado que fue incrementando progresivamente, la verga de mi hermano se perdía y aparecía nuevamente en los senos de mi hermana, quien parecía contenta de darle tal satisfacción.
Luis : Mi amor, me voy a correr.
Ella sonrió calidamente
Angela : Correte mucho y lléname la boca.
Se metió la verga en la boca y comenzó a succionar violentamente, pronto mi hermano se corrió en su boca, lo supe por que mi hermana paro su movimiento repentinamente. Aparto sus labios y mostró a mi hermano toda esa enorme cantidad de semen en su boca, para luego tragársela toda.
Angela : Haz estado comiendo toda esa verdura, ¡Que bien!
Unos golpes sonaron en la distancia, reclamando la atención de mi hermano.
Katherin y Karin lo llamaban, para que les ayude en un ejercicio de matemática y lo hacían tan insistentemente como siempre.
Angela : Katherin, Karin su hermano esta muy cansado, déjenlo para mañana, ahora vayan a dormir
Las gemelas rindieron su petición y obedecieron. Ella lo llevo de la mano a la cama, sentándose en esta.
Angela : No debí haberles gritado, pero ayer me dejaste sola y hoy quiero ser egoísta.
Se metió la mano dentro del pantalón-pijama, tocándose su sexo y sacando de ella un líquido pervertido que ahora manchaba sus blancos dedos.
Angela : Así estuve anoche por tu culpa, no me aguante… y me masturbe
Dijo esto último algo avergonzada
Luis : Disculpa, soy un inconsciente.
Mi hermano se aventó sobre las preciosas tetas de mi hermana, tocándolas para luego besarlas, lamía suave y apasionadamente todo el contorno de sus pezones para terminar con un beso en estos, los tomaba entre sus dientes y los estiraba un poco, cosa que parecía dolorosa, pero la cara de excitación de mi hermana decía lo contrario.
Tomo el pantalón de la excitada y se los removió, su vagina despedía miles de chorros esperando el glande de mi hermano.
Luis : Discúlpame, siempre te hago esperar demasiado.
Comenzó a repasar con su lengua toda la rajita de mi hermana, limpiándola de aquel liquido lujurioso. Una vez terminado, se levanto y poso su glande en la boca de la vagina y comenzó a repasarlo por el contorno de ella, sin meterla.
Angela : Que malo eres, clávamela ya
De un raudo impulso metió toda la verga dentro de ella, mi hermana dio un tremendo gemido que rápidamente logro acallar mientras mi hermano retomaba su vitalidad y continuaba apuñalando con su glande el sexo de mi hermana.
Angela : ¡Que rico! ¡Que rico! – gritaba ella
Inconscientemente me lleve la mano a mi rajita también, me di cuenta que yo también estaba mojada así que me limpie el liquido con mi boca, y me metía los dedos dentro de mi sexo, una y otra vez, mientras los gemelos experimentaban el amor verdadero.
Mi hermano aun seguía con el mismo ritmo, sofocando a mi hermana de placer, ella se mordía uno de los dedos para no gritar lo que su cuerpo sentía. Mientras mi hermano aun la embestía se acerco a sus labios para darle un caliente beso, mi hermana lo atrapaba con sus piernas para hacer del embiste su mayor placer. Sus cuerpos despedían el elemental aroma del sexo, mientras sus cuerpos se movían al compás de los raudos empujes de mi hermano, quien excitado tomaba de la cintura a mi hermana para hacer una mejor presión.
Angela: Cambiemos de posición, me lo debes por lo de anoche - Sonrió picadamente
Cambiaron la posición y me hermana se posiciono de cuatro patas en la cama, mi hermano la siguió y metió su verga nuevamente en ella iniciando un nuevo y más fugaz bombeo, lo cual origino que sus senos de muevan de una forman violenta, él la tomo de sus enormes senos naufragando en ellos y excitándole sus pezones, mientras lamía su preciado cuello. Su movimiento movía la cama sacudiéndola una y otra vez mientras consumaban su acto de amor. Yo continuaba con mis dedos en mi rajita, excitando mi clítoris con una mano y metiéndola hasta el fondo con la otra, tocándome toda las paredes y mirando la escena de los hermanos.
Angela : ¿Todavía no te corres? Que buena resistencia tienes mi amor.
Luis : Ya me voy a venir, Angela.
Angela : Hazlo adentro, ¡por favor! Quiero tu lechita en mi rajita.
Acelere el movimiento de mis dedos, quería venirme junto con ellos, ser parte de su amor. Mi hermano abrazo fuertemente a mi hermana y se vino, penetrando borbotones de semen en su interior, yo por otro lado también me venia, estaba muy cachonda con la escena vista. Los amantes cayeron a la cama exhaustos de su amor, mi agitada respiración se unió con la de ellos. Luis retiro la verga del sexo de mi hermana, lo que me permitió observar su inundada vagina de semen, para terminar con un beso con esa pasión tan característica.
Angela : Hoy te quedas a dormir conmigo, ¿ok?
Mi hermano sonrió contestándole la respuesta
Pronto la puerta de mi hermano, era tocada nuevamente por las odiosas gemelas interrumpiendo la escena de amor. Katherin y Karin aun no habían rendido su petición y tocaban más insistentemente que la vez anterior.
Angela : ¡Diossss! Ellas no entienden que no es no – dijo ella casi susurrando y continuo – Katherin, Karin lo voy a despertar así que esperen abajo, ¿ok?
Katherin y Karin: OK, gracias
Luis : Siempre hay molestias, discúlpalas
Angela : No hay problema, siempre te tengo que compartir con la familia, ya estoy acostumbrada, pero mañana si duermes contigo.
Luis : Prometido.
Ella sonrió calidamente
Angela : Ahora ve, mañana nos vemos.
Mi hermano se cambio y salio de la habitación. Mi hermana retomaba sus ropas y con un papel se limpiaba del semen que brotaba de su sexo y recorría sus piernas. Volvió a su cama y se hecho a dormir. Por mi parte hice lo mismo dentro de ese caliente espacio.
Me levante con los pasos de mi hermana, quien abría la puerta de su baño, luego de una refrescante ducha y se dirigió hacia el closet con ojos inquietos. Tontamente no había cerrado la abertura, sin embargo, era un pequeño descuido que seguramente ella pasaría desapercibido. Cerró la puerta y todas mis preocupaciones se desvanecieron culminando en un suspiró. La puerta se abrió raudamente, mientras aun suspiraba, mi hermana se quedo quieta allí, analizando la situación.
Angela : SAL! - Dijo ella imperativamente
El miedo me dejo inmutable ante la situación, aun tenia esperanzas de que ella no se diera cuenta, mi suerte siempre ha jugado a favor mía en innumerables ocasiones y esta vez tampoco pensaba lo contrario. Su pierna ahora pateaba suavemente las mantas en donde me ocultaba.
Angela : ¡Sal de una vez! No lo voy a repetir.
No quise o mejor dicho el miedo no me lo permitió.
Destapo las mantas, descubriéndome. Rápidamente me tomo fuerte del brazo sacándome de mi escondite.
Yo : ¡Disculpa, disculpa! ¡Me lastimas!
Me tomo con la misma dureza del brazo obligándome a seguirla hasta tirarme en su cama.
Angela : ¡¿Se puede saber que estabas haciendo?!
No sabía que decir, pero su proceder con mi hermano no era la correcta, así que…
Yo : Pues, lo he visto todo. Tú y tu perversión con mi hermano. ¡Eso es incesto!
Su mirada fría me congelo. Ya le había ganado, saldría de este embrollo pronto.
Yo : Bueno si no quieres que se lo diga a nadie…
Dije con una aire de superioridad hasta que su palma impacto en mi mejilla tirándome nuevamente a la cama. Me aprisiono con su cuerpo en la cama y dijo, lo que talvez era algo que ya sabia.
Angela : Tú no sabes que es lo que siente estar enamorada, retoño. No sabes cual es mi dolor – ella continuo hablando, pero con voz entrecortada - ¡No disculpe, es mi hermano! Siempre la misma oración, mi boca repetía siempre lo mismo, pero mi corazón no lo entendía. ¡Pues, claro que es mi enamorado! siempre quise decirle a el mundo – dijo llorando.
Entendía su sufrimiento así que la abrasé para que se calmara.
Angela : No espero que comprendas, pero mantén esto en secreto.
Yo : Esta bien, pero piensa en lo que haces, es decir, es nuestro hermano…
Una electricidad recorrió todo mi cuerpo, mi hermana me tocaba la conchita a través de mi pantalón pijama, tocando exactamente en mi botoncito.
Yo : ¿Qué haces?
Angela : Tu premio por mantener la boca callada
Presionaba mi botoncito con la suficiente fuerza para causarme un rico placer, su rostro reflejaba una sonrisa perversa que me sumió aun más en mi placer. Su dedo ahora me subía y bajaba por toda mi conchita deteniéndose para introducírmelo un par de veces, a través de mi pijama. Prosiguió descubriéndome los senos y ensimismándose con ellos, tocándolos y besándolos como una experta para luego tomar mis duritos pezones entre sus dedos y comenzó a jugar con ellos, la fricción que causaba esto hacían que mis puntitos se dispararan al cielo, algunas veces los presionaba y me hacia doler, pero era riquísimo. Me quito el resto de la pijama, descubriendo mi mojada braguita.
Angela : ¡que linda! – dijo con aire de inocencia – Todo esto por mi – y rió.
Yo : ¡Angela! – le grite.
Angela : Pero si estas muy mojada – dijo ella mientras me sobaba la conchita – Entonces, ¿que quieres que haga?
Desde lo más fondo de mi ser no quería que se detenga, pero quería que lo hiciera sin la braguita obstaculizándole el paso de sus blancos dedos.
Angela : Si quieres algo solo dilo, hermanita.
Sí, lo deseaba, que esa hermosa figura me tomara y me hiciera experimentar el amor. Me removió la braguita y repaso sus dedos por el liquido que emanaba de mi conchita.
Angela : ¡Mi Dios! Que rico – decía ella mientras desaparecía ese liquido en su boca – y así me dabas lecciones de moral. Parece que el incesto te pone, hermana -
Metió sus dedos en mi rajita, meneándola toda, repasando todas mis paredes internas, lamiendo mi clítoris y haciéndome sentir un exquisito placer. Súbitamente retuvo su acción.
Angela : Pero si no quieres nada, será mejor que te vayas.
Yo : ¡Espera! Esto… ¿No puedes… hacerme eso rico que hiciste hace un rato?
Angela : Mi querida, Patty, por supuesto que sí, pero tienes que pedirlo apropiadamente, como una sirvienta se lo pide a su amo, mi amor.
Yo : méteme tus dedos – dije avergonzada
Angela : ¿En donde, mi amor?
Yo : En… En mi conchita.
Angela : No se, no quiero ensuciarme con ese jugo pervertido.
Yo : Por favor… Ama.
Dibujo una sonrisa, aceptando el cumplido, para luego introducir sus dedos en mi rajita. Una y otra vez, llenándome de placer, repasándome toda, lamiendo mi punto, presionándolo. Yo no podía más que morder las sabanas de placer, era mañana y si alguien me escuchaba estaba frita pero eso solo incrementaba mi lujuria. Sus movimientos se hicieron más violentos mientras dibujaba una sonrisa muy picara en su rostro. Luego, inclino su rostro hacia mi conchita y lamió con su lengua mi sexo. Jugaba con mi rajita, para luego introducirme su lengua dentro de mí, parecía una serpiente que me tocaba toda y me ponía a mil, era una experta en su juego.
Angela : Todavía no te vienes, ¡que grosera! Y eso que me he esforzado, querida.
Hundió sus dedos en mi mojada conchita. Esta vez movería sus blancos dedos con toda la violencia de su ser, precipitándome en un abismo de placer sin fin. Ella continuaba y yo presionaba mis dientes contra la sabana, hasta que no pude más y me corrí salpicando todo mi jugo pervertido en mi cuerpo y explotando mi ser en una delicia que recorría todo mi cuerpo.
Mi cuerpo exhausto pronto fue victima de las suaves caricias de mi hermana quien posaba sus labios sobre los míos. Mientas me incitaba con esos hermosos labios, trate de besarla, pero ella retrocedió bruscamente, evitando mi amor.
Angela : Pues que pasa… a la gatita le han salido las garras – dijo ella en un tono pícaro, acariciándome el pelo.
Angela : Pero si deseas algo solo tienes que pedírmelo – afirmo ella arreglándose el cabello y destacando esa sonrisa lujuriosa en su rostro, que tanto quería besar.
Yo : Quiero un beso
Angela : Lo hubieras dicho desde un principio, pero pídelo correctamente – rozo sus labios con los míos pero no me besaba.
Yo : Quiero que me beses, ama.
Ella se apresuro a darme un apasionado beso, nuestras lenguas se entremezclaron múltiples veces hasta dejarme saciada de pasión.
Angela : Bueno, mi amor, me tengo que ir. Hoy tengo una clase importante y no quiero perderla, además necesito pasión para hoy en la noche – dijo ella cambiándose y prosiguió – no esta de más decirte que esto es un secreto, ¿verdad?
La puerta se cerro, mientras escuchaba sus pasos perderse en la distancia. Mi hermano y mi hermana habían hecho el amor en esa cama en la que ahora descansaba extasiada y yo quería formar parte de ese amor.
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