Hola! bueno, pues les adelanto la continuación. Ésta vendría siendo como el final de la primera parte o primera temporada, así que espero que les guste
Después de aquella noche, el sexo anal con Laura se volvió algo cotidiano. Fueron casi interminables las noches en los que mi hijita participó con nosotros. Entre las tres devorábamos a Daniel, compartíamos su semen y nos penetraba en orden de edad: primero yo y de último la chica.
Esto había dado como resultado que todos se sintiera más unidos a tal grado de que Daniel podía hacerlo con quien quisiera y ninguna de nosotras sentía celos. Bueno, sólo Laura que se mostraba algo molesta cuando Daniel me llevaba a mí o a Kim a la cama.
Había, sin embargo, algo que yo todavía no les dejaba hacer, y era penetrar a Laura por la vagina. Tanto Kim como Daniel expresaban sus deseos de romperle el himen a la chica, e incluso Laura pedía que se lo hicieran. Solamente mi mirada bastaba para acallar esos deseos, pero no para siempre.
Le dije a Laura que estaba bien si quería, pero no era el momento porque aquella entrada era sólo para la gente que la mereciera. Desde luego que Kim y Daniel se me echaron encima por esto, diciendo que era una recatada que vivía en el siglo XIX.
Así, pasó casi un año hasta que Laura recién cumplió los 19. Ahora era una chica más alegre, y su desempeño en la cama era de lo mejor. Imitándonos a nosotras, había desarrollado un buen repertorio de posiciones sexuales.
Le comenté a Lorena sobre esto y dijo que era perfectamente normal.
—Si quieres que le rompan la vagina a tu chica, más te vale buscarle un novio pronto. Disfruta de Daniel. Él podría quitarle la virginidad a Laura y la nena parece estar más que dispuesta para eso.
Holy bajó por las escaleras. Venía totalmente desnuda y embarrada de sudor. Detrás bajaba su papá, igual sin ropa y con la polla flácida balancéandose.
—Hola, Karen —me saludó el apuesto hombre y se sentó a mi lado. Holy se fue con su mamá y se acostó en sus piernas.
—Hola. Mañana divertida ¿eh?
—Quieres probar ¿verdad? —dijo mientras se masturbaba a mi lado. Miré a Lorena y ella se rió. Interpreté eso como un sí, así que aproveché para darle una pequeña mamadita a ese pedazo de verga tan grande como la de Daniel. Tenía un sabor que yo conocía bien: el de los juguitos de una chica. No hacia mucho, ese pene debió de estar adentro de su hija.
—Él le quitó la virginidad a Holy —dijo Lorena —. No le quería quitar ese honor.
—¿Honor?
—Sí. Oye, si él inicio esto con nosotras, bien podría terminarlo.
—Visto desde ese modo… puede que tengas razón. Daniel estuvo con nosotras desde el inicio. No sé si arrebatarle ese deseo sea bueno.
—No lo es. Y se pondría triste.
Genial. Ahora me sentía culpable.
—Deja que él lo haga —dijo Lorena, quitándose la ropa.
—Bueno. Lo pensaré. En serio. Y creo que mejor me voy.
—Puedes quedarte si quieres.
—No, gracias. Son familia. No quiero meterme. Adiós, tesoro.
Le di un beso en la boca a Holy y me despedí de sus padres.
Cuando llegué a casa me encontré con una peculiar escena. Laurita a cuatro patas con Daniel perforándole de nuevo el culo. Y esta vez lo estaban haciendo en la sala. Kim estaba allí, pero ella sólo miraba la televisión.
—Muy bonito —dije y me senté en la sala a descansar.
Cerré los ojos y me concentré en el dulce sonido de Laura al gemir. Al cabo de un rato se terminó y vi que ahora Daniel le eyaculaba por toda la cara.
—Mami ¿me limpias?
—Claro. Ven, amor.
Se me acercó como una dulzura de chica y yo le deslicé la lengua por toda la cara para limpiarle el semen. Después se acostó a mi lado con la cabeza apoyada en mis piernas. Laura se cansaba mucho después del sexo y se dormía casi de inmediato.
—He tomado una decisión —les dije mientras acariciaba a mi nena —. Daniel, acepto que le quites la virginidad a Laura.
—¿De verdad? —preguntaron tres voces al unísono.
—Sí, pero tiene que ser ésta noche antes de que me cambie de opinión.
—¿Puede venir Holy? —me preguntó la chica. Holy y ella eran buenas amigas, aunque no habíamos conseguido que ambas se enrolaran en la cama. Se negaban diciendo que no se gustaban para eso.
—Sí. Supongo. Igual sus padres.
—Genial. Una orgía. Me mojé con sólo pensarlo —dijo Kim.
—Pero con condón.
—No inventes, mamá.
—Esa es la condición. Supongo que todos aceptan. El evento principal será penetrar a Laura. Después podemos hacer lo que queramos.
Obviamente nadie se negó, así que rápidamente telefoneé e Lorena para invitarla a la orgía. Ella aceptó gustosa y esa misma tarde fuimos a comprar algunas cosas para la noche. Realmente no necesitábamos mucho, sólo velas aromáticas, un frasquito nuevo de lubricante, un strap-on para Kim que se moría de ganas por hacer de hombre y meterme todo el aparato por el culo, y algunos dulces y cosas para la cena en general.
Parecía una reunión de amigos común y corriente. Laura y Holy jugaban videojuegos en la consola de la sala. Lorena y yo cocinábamos. Daniel y Henry charlaban sobre sus trabajos y sus ascensos y Kim estaba en el dormitorio creando el ambiente para la noche.
—Me pregunto si Laura aceptaría hacer algo lésbico con Holy.
—Por mí está bien.
Más tarde cenamos en el comedor. Abundaban las bromas picantes y los comentarios aleatorios. Kim estaba entre Daniel y Henry y estos no perdían el momento para insinuársela. Ambos hombres estaban totalmente hambrientos de tirarse a mi hija adolescente. Laura y Holy intercambian sus fotos en sus celulares y se tomaban selfies. Lorena y yo platicábamos sobre abandonar ese trabajo y dedicarnos a otras cosa menos estresante y que nos permitiera pasar tiempo con nuestras familias. Todavía no sabíamos qué íbamos a hacer.
Después de cenar lavamos los trastes entre Lorena y yo. Kim ya estaba en la sala comiéndose a besos con el esposo de mi amiga, mientras que Holy se besaba con Daniel. Laurita miraba todo desde el sillón y tomaba fotos para nuestro albúm.
—Bueno —dijimos —. No empiecen sin nosotras. Lorena y yo iremos a bañarnos. Los vemos en la habitación.
Entré al baño con Lorena. Nos desnudamos mutuamente y nos enjabonamos con la espuma. Era grandioso tener a mi mejor amiga para ese momento, y mientras le untaba las tetas en la espalda, le susurré al oído que esa noche deseaba que no se contuviera y me tocara. Entre nosotras, sin ser lesbianas, había aparecido una atracción deliciosa.
El cuerpo de Lorena era espectacular, por cierto. Su piel bronceada, sus pechos generosos y sus labios me mataban de seducción. Parecía una modelo y no pude resistir el impulso de besarla durante un largo rato mientras el agua de la regadera caía sobre nosotras. Íbamos a compartir a nuestros maridos y a nuestras hijas, por lo que nos sentíamos más cercanas que de costumbre.
Se nos estaba haciendo algo tarde así que no nos demoramos más y salimos vestidas sólo con una toalla. En la habitación, increíblemente, nadie se había desnudado aún. En el piso había varias almohadas. Las chicas ocupaban la cama y platicaban entre si. Kim y los dos hombres estaban conversando sobre los cojines. La luz era tenue y había un rico aroma dulce por las velas.
—Bien. Sólo tengo una regla. Nadie más que Daniel penetrará a Laura y cuando lo vaya a hacer, todos pararán sus actos y le daremos el espacio que necesiten. Pueden elegir a su pareja, hacerle lo que quieran. Disfruten.
Kim puso música suave y la orgía dio comienzo. Cuando dije disfruten, Lorena fue quien se me echó encima y caímos sobre los cojines. Ella me besaba con tanta pasión que me costó adaptarme a su ritmo, pero cuando lo hice se sintió espectacular. Mis manos le recorrían toda la espalda mientras su lengua jugaba con mis pezones y luego subía hasta mi cuello.
De reojo vi que Daniel y Laura formaban una pareja, y se estaban besando sobre la cama. Al lado de ellos, Holy estaba a horcajadas con su papá, besándolo con una urgencia desenfrenada. Me pregunté en dónde estaría Kim y la hallé poniéndole algo de lubricante a un dildo. Se colocó detrás de Lorena y desde mi ángulo pude ver como mi hija le metía el juguete a mi amiga. Lorena gimió a mi oído.
Volví la vista a las chicas, que seguían besándose con sus papas. Todos, a excepción de nosotras, estaban vestidos. Eso no duró mucho tiempo. La pequeña Holy le desabotonó la camisa a su hombre y se encargó de lamerle los pectorales a su papá. Fue bajando con su lenguita hasta sus pantalones y se apuró a quitárselos. Lo hizo con rápidos movimientos hasta dejarlo en boxers. Hundió sus manitas en ese paquete y sin perder más tiempo, le sacó el pene y se lo metió todo a la boca. Desde aquí podía sentir el hambre de esa chica.
Por otro lado, Laura era menos apasionada. Daniel estaba sobre ella, besándole el cuello y tocándole las piernas. En un momento Daniel la despojó de su blusita y hambriento se lanzó a sus pechos.
Yo sentí un espasmo de placer en mi entrepierna. Vi que tanto Lorena como Kim se turnaban para lamerme el clítoris y morderme en la parte interna de los muslos. Me costaba tener el control de mí misma con semejantes lenguas invitándome a gemir.
Me dieron la vuelta de tal manera que mi culo quedó expuesto para ellas. Mientras hacían estragos de placer conmigo, yo tenía la vista puesta en la cama. Ver a Holy mamarsela a su padre era excitante. Estaba acomodada como si chupara un dulce, con la roja verga entrando y saliendo de su boca lentamente.
Daniel ya le había quitado los shorts a Laura y le pegaba una sagrada mamada en la vagina. Tenía las piernas de la chica bien separadas. Mi hija estaba roja como un tomate y podía ver la lengua de Daniel entrando en ese espacio que pronto iba a perforar.
Henry fue el primero en actuar. Acomodó a Holy a cuatro patas y se apresuró a metérsela por la vagina. Lo hizo de un sólo movimiento y la chica gritó. La cama se sacudió. Después de eso, los jadeos de la pequeña llenaron la habitación. Podía ver sus pequeñas tetitas temblando cuando su papi la embestía. Tenía la boquita abierta por puro placer.
Un fuerte gemido de Lorena me llamó la atención. Kim estaba tras ella, con el strap-on atadado a su cintura y penetrando a mi amiga por el culo. Lo hacía con tanta rudeza que las grandes tetas de la mujer se balanceaban de un lado a otro. El rostro de la muchacha estaba encendido de lujuria y sonreía mientras le pegaba de nalgadas.
Las chicas estaban más activas. Ahora Holy estaba encima de su papi, saltando y tocándose las tetas. El pene se le hundía por completo en la vagina y jadeaba totalmente ruborizada. Laura, a su lado, se subía en Daniel y el hombre acomodaba su polla en el agujerito anal de la muchacha. Luego Laura se dejó caer y quedó ensartada. Las nenas se miraron y se rieron para si. A Holy se le antojó el anal y cambió de agujero.
La cama chillaba. Las chicas se movían al mismo tiempo, ensartadas en el pene de su papá. Era una imagen tan morbosa, caliente. El sexo perdía el significado ante deliciosa imagen.
Estuvieron así por un rato hasta que ambas se bajaron. Luego hablaron entre sí y llegaron a un acuerdo. De repente, Holy estaba sobre Daniel y Laura sobre Henry. Las chicas habían intercambiado a sus padres.
El pene del esposo de Lorena perforaba a mi hija por el culo. Laura gritaba un poco más debido a la diferencia de tamaño. El hombre calló a mi bebé cuando la atrajo para besarla. A su lado, Holy se dejaba coger pero con el culo apuntando a la cara de mi hombre y su rostro nos veía a nosotras. Nunca olvidaré esa mirada plagada de éxtasis. La chica era toda una… bueno, sí, toda una fiera que se relamía los labios y se pellizcaba los pezones.
No lo aguantamos. Queríamos a los hombres también. Me levanté, aunque Kim no dejó escapar a Lorena y rápidamente se metió entre sus piernas para perforarla con el strap-on. Yo caminé hasta la cama donde estaba mi Laurita y cubrí su boca con la mía. Ella me gemía dentro de los labios. Mi pecho daba brincos desesperados.
Ella me sonrió. Se quitó y dejó que yo montara a Henry. El pene me entró con mucha facilidad debido a los juguitos lubricantes de mi hija.
—Ven, amor —le dije y la chica se sentó en la cara del hombre, de tal forma que éste pudo comerle el culo con la lengua. Madre e hija cogiendo con el mismo hombre. Qué más podía pedir.
Los gemidos de Holy aumentaron. A mi lado, Daniel se colocó entre las piernas de la chica pero le siguió hundiendo la verga en el culo. Le dio dos buenos empujes y después se puso un condón para prevenir cualquier daño, posteriormente levantó las piernas de Holy y la penetró por la vagina.
La chica se aferró al pelo de mi futuro esposo mientras éste le metía y sacaba el pene a una velocidad moderada. No así Henry, que parecía estar clavando algo dentro de mí. Sus caderas se movían como un taladro y su lengua empapaba de saliva el coñito de la chica.
Lorena alcanzó el orgasmo con Kim. Ambas se besaban y nos veían coger. Después se acercaron a la cama pidiendo su turno, a lo que Laura y yo accedimos. Lorena se montó sobre su esposo. Kim se sentó sobre el rostro de Henry para que le comiera el coño. Yo y Laura veíamos todo desde los cojines. Mi hija se acomodó entre mis piernas, con la vista puesta en su hermana. Yo le di un beso en la cabecita y coloqué mi mano en su vaginita caliente para masturbarla y seguir oyendo sus jadeos.
Tenía tantos deseos de meterle los dedos y quitarle la virginidad de una vez, pero no podía y además mi chica nunca me lo perdonaría. Todo su cuerpecito estaba caliente. El sudor de mi pecho le mojaba la espalda. Su cabello olía de maravilla.
Daniel y Holy se separaron para formar un delicioso 69. Le sugerí a mi hija que nos uniéramos y ella milagrosamente aceptó. Me acosté y recibí el coñito de mi hija directamente sobre la boca. Su sabor era exquisito. Abrí sus labios y hurgué con mi lengua lentamente, disfrutando de la suavidad de sus pliegues. No obstante Laura no me hacia nada más que morder mi clítoris. Le dije que tuviera cuidado y dejó de hacerlo para concentrarse en mis gemidos.
Los gritos de Kim se hicieron más profundos. Vi a mi hija debajo de Daniel ahora, con las piernas bien abiertas y apoyadas sobre los hombros de él. Lorena se estaba poniendo el strap-on y se acercaba a su hija para metérselo por la vagina y le daba de nalgadas. Después su papá se acercó y le clavó la verga en la boca, quedando la chica entre sus dos padres, gozando y gimiendo. Cuando Henry sacaba su pene, hilos de saliva goteaban. Holy tosió y su papá le volvió a meter el miembro.
—Atención —dije entre jadeos —. Es hora de… Laura.
Todos se detuvieron a duras penas.
Kim tenía la cámara de vídeo preparada. Laura se acostó en la cama con las piernas bien separadas. Se veía nerviosa y yo la consolé con unos besos. Su cuerpo entero sudaba. Su vaginita estaba ahí, rosada como siempre y con una fina capa de juguitos. Sus pezones estaban abultados debido a su excitación. Alrededor estaban Lorena y su familia, atentos a todo.
Le puse el condón a Daniel y le miré con seriedad.
—Si lo haces despacio le va a doler. Cuando entre, sé rápido.
—De acuerdo. Estoy lista.
Me alejé un poco para darles espacio. Daniel tenía la frente perlada de sudor. Él también estaba nervioso. Su verga estaba firme. La acercó a la entrada de Laurita y comenzó a meterla despacio.
La chica se retorció de dolor y cerró los ojos.
Dejé mis tetas al alcance de sus labios y ella las tomó y empezó a succionarlas. Qué tierna. Era como una bebecita y eso la relajó. Holy le empezó a besar el vientre. Lorena también. Yo llamé a Henry y le dije que le diera de su pene a mi hija.
Laura se relajó un poco más cuando el miembro se le metió en la boca. El fin era tener a la chica calmada. Daniel la metió un poco más. La nena hizo una mueca de dolor pero siguió aferrada a la verga de Henry, quien arrugaba la nariz cuando mi hija la mordía.
—Ahora.
Daniel respiró hondo y perforó la vagina de Laura.
La chica gritó de dolor. Daniel quiso sacarla pero le dijimos que no.
—Sigue. Le dolerá más si la sacas.
Laura lloraba como toda mujer en su primera vez. A mi me dio tanta pena pero ya estaba hecho. Daniel sacó su pene y volvió a meterlo. Lo siguió haciendo repetidas veces hasta que los sollozos de Laura cesaron y se volvieron auténticos gemidos de placer.
Aplaudimos. Laurita me miró con ternura y yo le guiñé un ojo.
Entonces volvimos a la acción. Holy apresurada se acostó al lado de su amiga y se abrió de piernas para que su papá también la penetrara. De repente había dos chicas cogidas por dos hombres muy bien armados.
Las dejamos disfrutar. Esta era una noche para las chicas. Yo estaba cansada así que me recosté en el cojín. Lorena se puso el strap-on para darle amor a mi hija mayor.
—¡Wow! ¡Más rápido! —les grité a los hombres, que aceleraron el ritmo de sus penetraciones. El cuarto se llenó del coro de las chicas gimiendo. Era tan delicioso oírlo.
En poco tiempo ambos estaban listos para venirse. Me acerqué para ver mejor. Daniel se quitó el condón y de inmediato Laura se metió su pene a la boca, justo cuando una descarga de abundante semen se descargaba en ella. Daniel producía demasiado esperma, así que mi hijita apenas se lo tragó y algo resbaló por sus labios.
A su lado, Henry se masturbaba y soltaba mucha leche en el cuello y pecho de su adorada hija. Holy se lo embarró con las manos y luego, riendo, le tocó el hombro a Laura.
—Miraaaaa.
—¡Ah! ¡Dame!
Mi hija se le echó encima a su amiguita para llenarla de besos y lamidas. Holy estallaba en risas. Nosotros estábamos sorprendidos porque al fin las veíamos enrolladas. Y al parecer les gustó. Cuando el pecho de Holy estuvo libre de semen, Laura siguió besándola. La chica mayor tomó la iniciativa y rápidamente se puso arriba de mi nena. La llenó de besos y le abrió las piernas para comerle la vagina.
Laura se arqueó con la otra chica. Holy estaba tan bien entrenada en el arte del sexo que le metió tres pequeños deditos a mi hija y empezó a masturbarla.
Los hombres se pajeaban en un intento por volver a erectarse. Las chicas se daban placer mutuamente, y en especial Holy que hacia gritar de gozo a la otra.
Decidimos terminar con un concurso. Cuando los hombres tuvieron la polla bien erecta, se pusieron de pie y las chicas se arrodillaron ante sus papis. Las reglas eran que ganaba la que obtuviera una eyaculación primero.
A la cuenta de tres, las dos nenas empezaron a chupar a un ritmo veloz. Sus cabellos largos se sacudían mientras se metían los penes hasta el fondo de la garganta. Eran jóvenes y sin embargo nos igualaban a nosotras las mayores. Lorena animaba a su hija y yo a la mía.
—¡Muerde un poco, Holy!
—¡Laura, tú puedes!
—El culo, hija. Ya sabes donde.
—¡Tramposa! —le dije a Lorena.
Esa era una buena táctica. Su hija concentró sus lamidas en el espacio debajo de los huevos de su papá. Esto hizo que el hombre se retorciera de placer. Le pedí a Laura que hiciera lo mismo pero ya era tarde. Henry acabó primero y lo hizo dentro de la boca de su pequeña. Laura, malhumorada, dejó de chupar y vio con celos a su amiga.
—¡Bu! No es justo. ¡Mamá, hizo tram…!
Sin que pudiera evitarlo, Daniel descargó un disparo más en el pecho de Laura. La chica reaccionó y se metió el miembro a la boca para mamar el resto de semen. Después se limpió la boca y miró a su amiga. Parecía haber cierta rivalidad entre ambas, pero no duró mucho hasta que se rieron.
Los hombres descansaron al fin sobre la cama. Kim se fue con ellos para darles algunos besos. Ahora era el turno de las mamás. Yo me puse el strap-on. Lorena también sacó uno que estaba reservando, y nos tendimos en el piso. Nuestras hijas vinieron a nosotras y se sentaron encima de los juguetes para que sus mamis las penetraran.
Aquello se volvió el momento más feliz de mi vida. Era como si tuviera un pene enorme para romperle el culo a mi Laura, que me miraba con ternura y placer. La atraje hacia mí para besarla y sonreírle.
—Te amo, hija.
—También te amo, mami. Ah… más rápido.
—Sí, amor.
Cambié de agujero para perforarla analmente. Esto hacía a Laura gemir con más fuerza. Miré a Lorena, que intercambiaba besos con su hijita.
—Parece que tenías razón. Es de lo más divertido.
—Te lo dije. No sabías de qué te perdías.
—Laura. Ve con Lorena.
En un dos por tres intercambiamos a nuestras hijas.
—Hola, dulzura —le dije a Holy nada más se sentó sobre mí.
—¿Puedo decirte tía Karen?
—Sí, amor.
Lorena penetraba a mi hija y yo a la suya. Aquello era sólo el comienzo.
De repente oímos el jadeo de Daniel y de Henry. Vimos que tenían sus vergas dentro de la boca de Kim al mismo tiempo y le eyaculaban encima. Pero no salio nada de semen.
—¡Buu! Esas chicas no me dejaron nada.
Nos reímos todos en familia.
Aquella noche se volvió la mejor de toda mi vida, y se prolongó hasta que ninguno pudo más. Dormimos desnudos. Kim entre los dos hombres. Lorena y su hija juntas y yo, con mi Laurita platicábamos en voz baja y nos dábamos besitos amorosos de mamá e hija.
—¿Cuándo lo hacemos de nuevo?
—Cuando quieras, mi amor. Ya somos una familia feliz.
—¡Sí! Te adoro, mamá.
Le besé en los labios y nos cubrí con la sábana.
—Te amo. Descansa, corazón. Mañana vamos a estar doloridas.
Laura se rió y yo le di un beso en la frente, lista para dormir con el amor de mi vida.
***********
Bueeeno, allí acabó la primera temporada jaja, ¿qué les pareció? creo que me olvidé de las sutillezas y me fui por algo más directo. Sé que muchos odiarán a Daniel por esto, pero imaginense que están en su lugar. Pronto comenzaré con la segunda parte, cuando se me ocurra que más aventuras ponerle a la bella Laura y a su familia.
Nos vemos, cuidense, besos en todos lados, y recuerden comentar qué les ha parecido esta serie de relatos, y muchísimas gracias a todos mis seguidores, puntos, favs y comentarios
Después de aquella noche, el sexo anal con Laura se volvió algo cotidiano. Fueron casi interminables las noches en los que mi hijita participó con nosotros. Entre las tres devorábamos a Daniel, compartíamos su semen y nos penetraba en orden de edad: primero yo y de último la chica.
Esto había dado como resultado que todos se sintiera más unidos a tal grado de que Daniel podía hacerlo con quien quisiera y ninguna de nosotras sentía celos. Bueno, sólo Laura que se mostraba algo molesta cuando Daniel me llevaba a mí o a Kim a la cama.
Había, sin embargo, algo que yo todavía no les dejaba hacer, y era penetrar a Laura por la vagina. Tanto Kim como Daniel expresaban sus deseos de romperle el himen a la chica, e incluso Laura pedía que se lo hicieran. Solamente mi mirada bastaba para acallar esos deseos, pero no para siempre.
Le dije a Laura que estaba bien si quería, pero no era el momento porque aquella entrada era sólo para la gente que la mereciera. Desde luego que Kim y Daniel se me echaron encima por esto, diciendo que era una recatada que vivía en el siglo XIX.
Así, pasó casi un año hasta que Laura recién cumplió los 19. Ahora era una chica más alegre, y su desempeño en la cama era de lo mejor. Imitándonos a nosotras, había desarrollado un buen repertorio de posiciones sexuales.
Le comenté a Lorena sobre esto y dijo que era perfectamente normal.
—Si quieres que le rompan la vagina a tu chica, más te vale buscarle un novio pronto. Disfruta de Daniel. Él podría quitarle la virginidad a Laura y la nena parece estar más que dispuesta para eso.
Holy bajó por las escaleras. Venía totalmente desnuda y embarrada de sudor. Detrás bajaba su papá, igual sin ropa y con la polla flácida balancéandose.
—Hola, Karen —me saludó el apuesto hombre y se sentó a mi lado. Holy se fue con su mamá y se acostó en sus piernas.
—Hola. Mañana divertida ¿eh?
—Quieres probar ¿verdad? —dijo mientras se masturbaba a mi lado. Miré a Lorena y ella se rió. Interpreté eso como un sí, así que aproveché para darle una pequeña mamadita a ese pedazo de verga tan grande como la de Daniel. Tenía un sabor que yo conocía bien: el de los juguitos de una chica. No hacia mucho, ese pene debió de estar adentro de su hija.
—Él le quitó la virginidad a Holy —dijo Lorena —. No le quería quitar ese honor.
—¿Honor?
—Sí. Oye, si él inicio esto con nosotras, bien podría terminarlo.
—Visto desde ese modo… puede que tengas razón. Daniel estuvo con nosotras desde el inicio. No sé si arrebatarle ese deseo sea bueno.
—No lo es. Y se pondría triste.
Genial. Ahora me sentía culpable.
—Deja que él lo haga —dijo Lorena, quitándose la ropa.
—Bueno. Lo pensaré. En serio. Y creo que mejor me voy.
—Puedes quedarte si quieres.
—No, gracias. Son familia. No quiero meterme. Adiós, tesoro.
Le di un beso en la boca a Holy y me despedí de sus padres.
Cuando llegué a casa me encontré con una peculiar escena. Laurita a cuatro patas con Daniel perforándole de nuevo el culo. Y esta vez lo estaban haciendo en la sala. Kim estaba allí, pero ella sólo miraba la televisión.
—Muy bonito —dije y me senté en la sala a descansar.
Cerré los ojos y me concentré en el dulce sonido de Laura al gemir. Al cabo de un rato se terminó y vi que ahora Daniel le eyaculaba por toda la cara.
—Mami ¿me limpias?
—Claro. Ven, amor.
Se me acercó como una dulzura de chica y yo le deslicé la lengua por toda la cara para limpiarle el semen. Después se acostó a mi lado con la cabeza apoyada en mis piernas. Laura se cansaba mucho después del sexo y se dormía casi de inmediato.
—He tomado una decisión —les dije mientras acariciaba a mi nena —. Daniel, acepto que le quites la virginidad a Laura.
—¿De verdad? —preguntaron tres voces al unísono.
—Sí, pero tiene que ser ésta noche antes de que me cambie de opinión.
—¿Puede venir Holy? —me preguntó la chica. Holy y ella eran buenas amigas, aunque no habíamos conseguido que ambas se enrolaran en la cama. Se negaban diciendo que no se gustaban para eso.
—Sí. Supongo. Igual sus padres.
—Genial. Una orgía. Me mojé con sólo pensarlo —dijo Kim.
—Pero con condón.
—No inventes, mamá.
—Esa es la condición. Supongo que todos aceptan. El evento principal será penetrar a Laura. Después podemos hacer lo que queramos.
Obviamente nadie se negó, así que rápidamente telefoneé e Lorena para invitarla a la orgía. Ella aceptó gustosa y esa misma tarde fuimos a comprar algunas cosas para la noche. Realmente no necesitábamos mucho, sólo velas aromáticas, un frasquito nuevo de lubricante, un strap-on para Kim que se moría de ganas por hacer de hombre y meterme todo el aparato por el culo, y algunos dulces y cosas para la cena en general.
Parecía una reunión de amigos común y corriente. Laura y Holy jugaban videojuegos en la consola de la sala. Lorena y yo cocinábamos. Daniel y Henry charlaban sobre sus trabajos y sus ascensos y Kim estaba en el dormitorio creando el ambiente para la noche.
—Me pregunto si Laura aceptaría hacer algo lésbico con Holy.
—Por mí está bien.
Más tarde cenamos en el comedor. Abundaban las bromas picantes y los comentarios aleatorios. Kim estaba entre Daniel y Henry y estos no perdían el momento para insinuársela. Ambos hombres estaban totalmente hambrientos de tirarse a mi hija adolescente. Laura y Holy intercambian sus fotos en sus celulares y se tomaban selfies. Lorena y yo platicábamos sobre abandonar ese trabajo y dedicarnos a otras cosa menos estresante y que nos permitiera pasar tiempo con nuestras familias. Todavía no sabíamos qué íbamos a hacer.
Después de cenar lavamos los trastes entre Lorena y yo. Kim ya estaba en la sala comiéndose a besos con el esposo de mi amiga, mientras que Holy se besaba con Daniel. Laurita miraba todo desde el sillón y tomaba fotos para nuestro albúm.
—Bueno —dijimos —. No empiecen sin nosotras. Lorena y yo iremos a bañarnos. Los vemos en la habitación.
Entré al baño con Lorena. Nos desnudamos mutuamente y nos enjabonamos con la espuma. Era grandioso tener a mi mejor amiga para ese momento, y mientras le untaba las tetas en la espalda, le susurré al oído que esa noche deseaba que no se contuviera y me tocara. Entre nosotras, sin ser lesbianas, había aparecido una atracción deliciosa.
El cuerpo de Lorena era espectacular, por cierto. Su piel bronceada, sus pechos generosos y sus labios me mataban de seducción. Parecía una modelo y no pude resistir el impulso de besarla durante un largo rato mientras el agua de la regadera caía sobre nosotras. Íbamos a compartir a nuestros maridos y a nuestras hijas, por lo que nos sentíamos más cercanas que de costumbre.
Se nos estaba haciendo algo tarde así que no nos demoramos más y salimos vestidas sólo con una toalla. En la habitación, increíblemente, nadie se había desnudado aún. En el piso había varias almohadas. Las chicas ocupaban la cama y platicaban entre si. Kim y los dos hombres estaban conversando sobre los cojines. La luz era tenue y había un rico aroma dulce por las velas.
—Bien. Sólo tengo una regla. Nadie más que Daniel penetrará a Laura y cuando lo vaya a hacer, todos pararán sus actos y le daremos el espacio que necesiten. Pueden elegir a su pareja, hacerle lo que quieran. Disfruten.
Kim puso música suave y la orgía dio comienzo. Cuando dije disfruten, Lorena fue quien se me echó encima y caímos sobre los cojines. Ella me besaba con tanta pasión que me costó adaptarme a su ritmo, pero cuando lo hice se sintió espectacular. Mis manos le recorrían toda la espalda mientras su lengua jugaba con mis pezones y luego subía hasta mi cuello.
De reojo vi que Daniel y Laura formaban una pareja, y se estaban besando sobre la cama. Al lado de ellos, Holy estaba a horcajadas con su papá, besándolo con una urgencia desenfrenada. Me pregunté en dónde estaría Kim y la hallé poniéndole algo de lubricante a un dildo. Se colocó detrás de Lorena y desde mi ángulo pude ver como mi hija le metía el juguete a mi amiga. Lorena gimió a mi oído.
Volví la vista a las chicas, que seguían besándose con sus papas. Todos, a excepción de nosotras, estaban vestidos. Eso no duró mucho tiempo. La pequeña Holy le desabotonó la camisa a su hombre y se encargó de lamerle los pectorales a su papá. Fue bajando con su lenguita hasta sus pantalones y se apuró a quitárselos. Lo hizo con rápidos movimientos hasta dejarlo en boxers. Hundió sus manitas en ese paquete y sin perder más tiempo, le sacó el pene y se lo metió todo a la boca. Desde aquí podía sentir el hambre de esa chica.
Por otro lado, Laura era menos apasionada. Daniel estaba sobre ella, besándole el cuello y tocándole las piernas. En un momento Daniel la despojó de su blusita y hambriento se lanzó a sus pechos.
Yo sentí un espasmo de placer en mi entrepierna. Vi que tanto Lorena como Kim se turnaban para lamerme el clítoris y morderme en la parte interna de los muslos. Me costaba tener el control de mí misma con semejantes lenguas invitándome a gemir.
Me dieron la vuelta de tal manera que mi culo quedó expuesto para ellas. Mientras hacían estragos de placer conmigo, yo tenía la vista puesta en la cama. Ver a Holy mamarsela a su padre era excitante. Estaba acomodada como si chupara un dulce, con la roja verga entrando y saliendo de su boca lentamente.
Daniel ya le había quitado los shorts a Laura y le pegaba una sagrada mamada en la vagina. Tenía las piernas de la chica bien separadas. Mi hija estaba roja como un tomate y podía ver la lengua de Daniel entrando en ese espacio que pronto iba a perforar.
Henry fue el primero en actuar. Acomodó a Holy a cuatro patas y se apresuró a metérsela por la vagina. Lo hizo de un sólo movimiento y la chica gritó. La cama se sacudió. Después de eso, los jadeos de la pequeña llenaron la habitación. Podía ver sus pequeñas tetitas temblando cuando su papi la embestía. Tenía la boquita abierta por puro placer.
Un fuerte gemido de Lorena me llamó la atención. Kim estaba tras ella, con el strap-on atadado a su cintura y penetrando a mi amiga por el culo. Lo hacía con tanta rudeza que las grandes tetas de la mujer se balanceaban de un lado a otro. El rostro de la muchacha estaba encendido de lujuria y sonreía mientras le pegaba de nalgadas.
Las chicas estaban más activas. Ahora Holy estaba encima de su papi, saltando y tocándose las tetas. El pene se le hundía por completo en la vagina y jadeaba totalmente ruborizada. Laura, a su lado, se subía en Daniel y el hombre acomodaba su polla en el agujerito anal de la muchacha. Luego Laura se dejó caer y quedó ensartada. Las nenas se miraron y se rieron para si. A Holy se le antojó el anal y cambió de agujero.
La cama chillaba. Las chicas se movían al mismo tiempo, ensartadas en el pene de su papá. Era una imagen tan morbosa, caliente. El sexo perdía el significado ante deliciosa imagen.
Estuvieron así por un rato hasta que ambas se bajaron. Luego hablaron entre sí y llegaron a un acuerdo. De repente, Holy estaba sobre Daniel y Laura sobre Henry. Las chicas habían intercambiado a sus padres.
El pene del esposo de Lorena perforaba a mi hija por el culo. Laura gritaba un poco más debido a la diferencia de tamaño. El hombre calló a mi bebé cuando la atrajo para besarla. A su lado, Holy se dejaba coger pero con el culo apuntando a la cara de mi hombre y su rostro nos veía a nosotras. Nunca olvidaré esa mirada plagada de éxtasis. La chica era toda una… bueno, sí, toda una fiera que se relamía los labios y se pellizcaba los pezones.
No lo aguantamos. Queríamos a los hombres también. Me levanté, aunque Kim no dejó escapar a Lorena y rápidamente se metió entre sus piernas para perforarla con el strap-on. Yo caminé hasta la cama donde estaba mi Laurita y cubrí su boca con la mía. Ella me gemía dentro de los labios. Mi pecho daba brincos desesperados.
Ella me sonrió. Se quitó y dejó que yo montara a Henry. El pene me entró con mucha facilidad debido a los juguitos lubricantes de mi hija.
—Ven, amor —le dije y la chica se sentó en la cara del hombre, de tal forma que éste pudo comerle el culo con la lengua. Madre e hija cogiendo con el mismo hombre. Qué más podía pedir.
Los gemidos de Holy aumentaron. A mi lado, Daniel se colocó entre las piernas de la chica pero le siguió hundiendo la verga en el culo. Le dio dos buenos empujes y después se puso un condón para prevenir cualquier daño, posteriormente levantó las piernas de Holy y la penetró por la vagina.
La chica se aferró al pelo de mi futuro esposo mientras éste le metía y sacaba el pene a una velocidad moderada. No así Henry, que parecía estar clavando algo dentro de mí. Sus caderas se movían como un taladro y su lengua empapaba de saliva el coñito de la chica.
Lorena alcanzó el orgasmo con Kim. Ambas se besaban y nos veían coger. Después se acercaron a la cama pidiendo su turno, a lo que Laura y yo accedimos. Lorena se montó sobre su esposo. Kim se sentó sobre el rostro de Henry para que le comiera el coño. Yo y Laura veíamos todo desde los cojines. Mi hija se acomodó entre mis piernas, con la vista puesta en su hermana. Yo le di un beso en la cabecita y coloqué mi mano en su vaginita caliente para masturbarla y seguir oyendo sus jadeos.
Tenía tantos deseos de meterle los dedos y quitarle la virginidad de una vez, pero no podía y además mi chica nunca me lo perdonaría. Todo su cuerpecito estaba caliente. El sudor de mi pecho le mojaba la espalda. Su cabello olía de maravilla.
Daniel y Holy se separaron para formar un delicioso 69. Le sugerí a mi hija que nos uniéramos y ella milagrosamente aceptó. Me acosté y recibí el coñito de mi hija directamente sobre la boca. Su sabor era exquisito. Abrí sus labios y hurgué con mi lengua lentamente, disfrutando de la suavidad de sus pliegues. No obstante Laura no me hacia nada más que morder mi clítoris. Le dije que tuviera cuidado y dejó de hacerlo para concentrarse en mis gemidos.
Los gritos de Kim se hicieron más profundos. Vi a mi hija debajo de Daniel ahora, con las piernas bien abiertas y apoyadas sobre los hombros de él. Lorena se estaba poniendo el strap-on y se acercaba a su hija para metérselo por la vagina y le daba de nalgadas. Después su papá se acercó y le clavó la verga en la boca, quedando la chica entre sus dos padres, gozando y gimiendo. Cuando Henry sacaba su pene, hilos de saliva goteaban. Holy tosió y su papá le volvió a meter el miembro.
—Atención —dije entre jadeos —. Es hora de… Laura.
Todos se detuvieron a duras penas.
Kim tenía la cámara de vídeo preparada. Laura se acostó en la cama con las piernas bien separadas. Se veía nerviosa y yo la consolé con unos besos. Su cuerpo entero sudaba. Su vaginita estaba ahí, rosada como siempre y con una fina capa de juguitos. Sus pezones estaban abultados debido a su excitación. Alrededor estaban Lorena y su familia, atentos a todo.
Le puse el condón a Daniel y le miré con seriedad.
—Si lo haces despacio le va a doler. Cuando entre, sé rápido.
—De acuerdo. Estoy lista.
Me alejé un poco para darles espacio. Daniel tenía la frente perlada de sudor. Él también estaba nervioso. Su verga estaba firme. La acercó a la entrada de Laurita y comenzó a meterla despacio.
La chica se retorció de dolor y cerró los ojos.
Dejé mis tetas al alcance de sus labios y ella las tomó y empezó a succionarlas. Qué tierna. Era como una bebecita y eso la relajó. Holy le empezó a besar el vientre. Lorena también. Yo llamé a Henry y le dije que le diera de su pene a mi hija.
Laura se relajó un poco más cuando el miembro se le metió en la boca. El fin era tener a la chica calmada. Daniel la metió un poco más. La nena hizo una mueca de dolor pero siguió aferrada a la verga de Henry, quien arrugaba la nariz cuando mi hija la mordía.
—Ahora.
Daniel respiró hondo y perforó la vagina de Laura.
La chica gritó de dolor. Daniel quiso sacarla pero le dijimos que no.
—Sigue. Le dolerá más si la sacas.
Laura lloraba como toda mujer en su primera vez. A mi me dio tanta pena pero ya estaba hecho. Daniel sacó su pene y volvió a meterlo. Lo siguió haciendo repetidas veces hasta que los sollozos de Laura cesaron y se volvieron auténticos gemidos de placer.
Aplaudimos. Laurita me miró con ternura y yo le guiñé un ojo.
Entonces volvimos a la acción. Holy apresurada se acostó al lado de su amiga y se abrió de piernas para que su papá también la penetrara. De repente había dos chicas cogidas por dos hombres muy bien armados.
Las dejamos disfrutar. Esta era una noche para las chicas. Yo estaba cansada así que me recosté en el cojín. Lorena se puso el strap-on para darle amor a mi hija mayor.
—¡Wow! ¡Más rápido! —les grité a los hombres, que aceleraron el ritmo de sus penetraciones. El cuarto se llenó del coro de las chicas gimiendo. Era tan delicioso oírlo.
En poco tiempo ambos estaban listos para venirse. Me acerqué para ver mejor. Daniel se quitó el condón y de inmediato Laura se metió su pene a la boca, justo cuando una descarga de abundante semen se descargaba en ella. Daniel producía demasiado esperma, así que mi hijita apenas se lo tragó y algo resbaló por sus labios.
A su lado, Henry se masturbaba y soltaba mucha leche en el cuello y pecho de su adorada hija. Holy se lo embarró con las manos y luego, riendo, le tocó el hombro a Laura.
—Miraaaaa.
—¡Ah! ¡Dame!
Mi hija se le echó encima a su amiguita para llenarla de besos y lamidas. Holy estallaba en risas. Nosotros estábamos sorprendidos porque al fin las veíamos enrolladas. Y al parecer les gustó. Cuando el pecho de Holy estuvo libre de semen, Laura siguió besándola. La chica mayor tomó la iniciativa y rápidamente se puso arriba de mi nena. La llenó de besos y le abrió las piernas para comerle la vagina.
Laura se arqueó con la otra chica. Holy estaba tan bien entrenada en el arte del sexo que le metió tres pequeños deditos a mi hija y empezó a masturbarla.
Los hombres se pajeaban en un intento por volver a erectarse. Las chicas se daban placer mutuamente, y en especial Holy que hacia gritar de gozo a la otra.
Decidimos terminar con un concurso. Cuando los hombres tuvieron la polla bien erecta, se pusieron de pie y las chicas se arrodillaron ante sus papis. Las reglas eran que ganaba la que obtuviera una eyaculación primero.
A la cuenta de tres, las dos nenas empezaron a chupar a un ritmo veloz. Sus cabellos largos se sacudían mientras se metían los penes hasta el fondo de la garganta. Eran jóvenes y sin embargo nos igualaban a nosotras las mayores. Lorena animaba a su hija y yo a la mía.
—¡Muerde un poco, Holy!
—¡Laura, tú puedes!
—El culo, hija. Ya sabes donde.
—¡Tramposa! —le dije a Lorena.
Esa era una buena táctica. Su hija concentró sus lamidas en el espacio debajo de los huevos de su papá. Esto hizo que el hombre se retorciera de placer. Le pedí a Laura que hiciera lo mismo pero ya era tarde. Henry acabó primero y lo hizo dentro de la boca de su pequeña. Laura, malhumorada, dejó de chupar y vio con celos a su amiga.
—¡Bu! No es justo. ¡Mamá, hizo tram…!
Sin que pudiera evitarlo, Daniel descargó un disparo más en el pecho de Laura. La chica reaccionó y se metió el miembro a la boca para mamar el resto de semen. Después se limpió la boca y miró a su amiga. Parecía haber cierta rivalidad entre ambas, pero no duró mucho hasta que se rieron.
Los hombres descansaron al fin sobre la cama. Kim se fue con ellos para darles algunos besos. Ahora era el turno de las mamás. Yo me puse el strap-on. Lorena también sacó uno que estaba reservando, y nos tendimos en el piso. Nuestras hijas vinieron a nosotras y se sentaron encima de los juguetes para que sus mamis las penetraran.
Aquello se volvió el momento más feliz de mi vida. Era como si tuviera un pene enorme para romperle el culo a mi Laura, que me miraba con ternura y placer. La atraje hacia mí para besarla y sonreírle.
—Te amo, hija.
—También te amo, mami. Ah… más rápido.
—Sí, amor.
Cambié de agujero para perforarla analmente. Esto hacía a Laura gemir con más fuerza. Miré a Lorena, que intercambiaba besos con su hijita.
—Parece que tenías razón. Es de lo más divertido.
—Te lo dije. No sabías de qué te perdías.
—Laura. Ve con Lorena.
En un dos por tres intercambiamos a nuestras hijas.
—Hola, dulzura —le dije a Holy nada más se sentó sobre mí.
—¿Puedo decirte tía Karen?
—Sí, amor.
Lorena penetraba a mi hija y yo a la suya. Aquello era sólo el comienzo.
De repente oímos el jadeo de Daniel y de Henry. Vimos que tenían sus vergas dentro de la boca de Kim al mismo tiempo y le eyaculaban encima. Pero no salio nada de semen.
—¡Buu! Esas chicas no me dejaron nada.
Nos reímos todos en familia.
Aquella noche se volvió la mejor de toda mi vida, y se prolongó hasta que ninguno pudo más. Dormimos desnudos. Kim entre los dos hombres. Lorena y su hija juntas y yo, con mi Laurita platicábamos en voz baja y nos dábamos besitos amorosos de mamá e hija.
—¿Cuándo lo hacemos de nuevo?
—Cuando quieras, mi amor. Ya somos una familia feliz.
—¡Sí! Te adoro, mamá.
Le besé en los labios y nos cubrí con la sábana.
—Te amo. Descansa, corazón. Mañana vamos a estar doloridas.
Laura se rió y yo le di un beso en la frente, lista para dormir con el amor de mi vida.
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Bueeeno, allí acabó la primera temporada jaja, ¿qué les pareció? creo que me olvidé de las sutillezas y me fui por algo más directo. Sé que muchos odiarán a Daniel por esto, pero imaginense que están en su lugar. Pronto comenzaré con la segunda parte, cuando se me ocurra que más aventuras ponerle a la bella Laura y a su familia.
Nos vemos, cuidense, besos en todos lados, y recuerden comentar qué les ha parecido esta serie de relatos, y muchísimas gracias a todos mis seguidores, puntos, favs y comentarios
31 comentarios - Mis hijas y yo, una familia muy cariñosa cap 14
van puntos..
.......... puede q en un futuro la resusitars en un cap especial contando la noche de bodas de cada una
Muchas gracias genia.