Después de aquella primera experiencia con el Cholito, vino el "remember" con Vicente. Me hubiera gustado seguir con él, coger aunque solo fuera como amigos, pero tal como me aclaró desde el principio, tenía una pareja y estaba muy enamorado de ella. También me quería a mí, pero bueno..., yo estoy casada y sabía que jamás dejaría a mi marido por más que se lo dijera con juramento incluido. Así que aquel reencuentro fue también una despedida.
El tema con el hijo del Cholo es que desde el mismo día después de estar juntos, empezó a llamarme y a dejarme mensajes en el celular. Incluso me había llamado insistentemente en el mismo instante en que estaba "reencontrándome" con Vicente. Me decía lo bien que la había pasado y lo mucho que le gustaría volver a verme, hasta me invitaba a salir. Tuve que pararle el carro, para que no me trajera complicaciones, ¿miren si me llamaba o me mensajeaba en un momento en que estaba con mi familia? A estas alturas ya tengo un doctorado en excusas y justificaciones, pero tampoco es cuestión de dejar que la calentura de un pendejo me traiga problemas con mi marido. Así que un buen día, antes de entrar a la oficina, lo llamé para aclararle las cosas.
-Mirá Julio, si te di mi número es porque me gustaste y también tengo ganas de volver a verte, pero no para que me llames a cada rato o me mandes mensajes a medianoche, estoy casada y mi marido puede sospechar si ve que no atiendo una llamada o borro un mensaje, cuando estoy en la oficina podes llamarme o mensajearme todo lo que quieras, pero en las noches y fines de semana te pido que no lo hagas, ¿ok?-
Fui un poco dura y tajante, pero necesitaba que lo entendiera.
-Te prometo que no lo hago mas, no quiero comprometerte, pero...-
-¿Pero qué?-
-Cuando te llamé el martes, a la tarde, que me dijiste que no te jodiera, ¿estabas...?-
Quería saber, pero no se animaba a preguntar.
-Sí, estaba cogiendo- le revelé finalmente.
-¿Con tu marido?-
Iba a reírme pero me contuve.
-¿Te parece que puedo estar cogiendo con mi marido un día de semana a las siete de la tarde?-
-¿Entonces?-
-Estaba en un telo con un amigo-
No dice nada.
-Julio, lo que tenés que entender es que soy una mujer que tiene muchos amigos, amigos..., especiales, ahora vos y yo somos amigos, pero eso no quita que tenga otros amigos con los que me guste pasar el rato-
Me parecía estar explicándole las relaciones entre mamá y papá a un niño de diez años.
-¿Mi..., viejo es tu amigo?-
-Sí, un muy buen amigo- asiento.
Mejor aclarar las cosas de entrada que andar dando explicaciones después.
Se queda en silencio, como asimilando lo que le acabo de decir.
-¿Querés que nos veamos?- le propongo entonces.
-Sí, me gustaría-
-A mí también-
De nuevo al salir del laburo me voy hasta San Justo. Le escribo al Cholo para que no se aparezca por la casa en un buen rato.
"Hoy toca práctica intensiva", le pongo.
Al rato me escribe:
"¿Para cuando una clase especial con el padre?".
"Arreglamos para cuando quieras", le digo.
Por supuesto que no se me iba de la cabeza la idea de estar con padre e hijo al mismo tiempo, el Cholo y el Cholito, los dos juntos, cogiéndome a la vez. Esa si seria una experiencia como para contarle a mis nietas, suponiendo que mis nietas fueran tan pervertidas como yo, claro. Me imaginaba la escena, yo en cuatro, con el Cholito bombeándome desde atrás, y el Cholo que aparece con una erección fantástica que pone a mi disposición para que disfrute de ambos sin prejuicio alguno. Sí, soy muy pajera, ya lo sé.
Pensando en todo eso, llego a la casa del Cholo con una calentura que podría derretir los polos sin necesidad de calentamiento global alguno. Apenas me abre la puerta, me lanzo sobre el Cholito y me lo como a besos. La cartera y el saco caen al suelo, a la vez que nos besamos y acariciamos en forma por demás jugosa y apasionada. Sus manos buscan enseguida mis pechos, al igual que las mías buscan su entrepierna, palpando y sobando la portentosa dureza que se cierne por debajo de sus ropas.
-¡Mmmhhh..., que duro estás!- le digo al sentirlo.
-Estoy así desde que hablamos- me dice.
Lo arrincono contra la puerta de calle, y le desabrocho la bragueta, pelando un suculento trozo de pija que parece latir con vida propia.
-Algo hay que hacer entonces- le digo poniéndome de cuclillas y enfrentándome a la verdadera razón de que este en San Justo a esa hora.
¿Escucharon alguna vez ese dicho que dice: "Un pelo de concha tira mas que una yunta de bueyes"? Bueno, en mi caso es una pija, por una pija soy capaz de..., estar en San Justo a esa hora, precisamente.
Esta vez se la chupo sin reservas, ya no tengo que andar cuidándolo, yo misma lo había convertido en hombre, y yo misma habría de enseñarle como complacer a una mujer.
Estoy chupándosela con avidez, deslizando labios y lengua por ese manojo de nervios que, desde la raíz, se extiende hacia cada rincón de esa superficie tensa y endurecida, cuando me pregunta:
-¿Podés comértela toda?-
Me saco la pija de la boca y me lo quedo mirando con cara de ¿WTF...?
-Es que lo vi en un video y pensé..., que quizás podrías...-
Me lo dijo con tanto entusiasmo, con tantas ganas de experimentar que ni aun queriendo podría decirle que no.
-Mmmm..., no sé...- le digo haciéndome un poco la indecisa, le miro la pija como midiéndosela con la vista y agrego -Podría intentarlo, ¿te gustaría?-
-Sí, por favor...- asiente con los ojos brillándole de la emoción.
-Ok-
Me pongo de rodillas para estar mas cómoda, situándome bien de frente a ese émbolo de carne que parece vibrar con frecuencia propia, me aferro con ambas manos de su cintura, para medir la distancia, abro la boca lo mas que puedo y...
-¡Acá voy...!-
..., avanzo hasta que la punta me golpea la garganta. Reprimo una arcada producto de la repentina invasión y retrocedo.
-¡La tenés muy grande!- le digo con los ojos llorosos por el fallido intento.
Me he comido pijas mas grandes, pero no completamente. Cuando me como una pija hasta los pelos es porque posee una medida standard, un tamaño que me permite jugar a la glotona. Y si no puedo comérmela toda, bueno, me la como hasta donde puedo, pero no podía hacer eso con el hijo del Cholo, no podía dejarlo a medias. Estaba tan ilusionado con que le hiciera garganta profunda que tenía que intentarlo o morir en el intento.
Volví a prepararme, con la meta puesta en el objetivo, la boca bien abierta, las manos midiendo la distancia..., uno, dos y avanzo de nuevo. Muevo la cabeza de modo que toda esa deliciosa largura resbala aun mas allá de mi glotis, sin que se produzcan arcadas esta vez. Lo miro desde abajo y le sonrío pese a tener la boca llena con su virilidad. La tengo casi toda dentro, en mi garganta, palpitando, tensa y trepidante, inflándome las mejillas con su exquisito volumen. Muevo la lengua en torno a ella, lamiendo, chupando, sorbiendo, sintiendo que se endurece y agranda todavía mas. Aguanto hasta que me quedo sin aire, y entonces la suelto con una larga exhalación, los hilos de baba y leche formando un puente entre ambos. El Cholito también suelta un suspiro. Me mira fijo, cargado de morbo y lascivia, dejándome recuperar el aliento brevemente, tras lo cual se agarra la pija con una mano y me golpea con ella en ambas mejillas.
"Si que estuvo viendo porno", pienso, recibiendo con una sonrisa tan agradables azotes. "Si quiere jugar al actor porno, juguemos entonces", me digo y me pongo a chuparle las bolas, sintiendo en la palma de mi lengua esa densa ebullición que amenaza ya con una explosión inminente.
Subo a lo largo de toda la pija, lamiendo y besando cada pedazo, cada vena, hasta llegar a la punta y volver a comérmela hasta los pelos, aguantándola de nuevo dentro de mi boca lo mas que puedo..., la aguanto, la aguanto, hasta que me quedo sin aire y la suelto entre toses y sonidos guturales, escupiendo una espumosa mezcla de guasca y saliva.
Me levanto, me limpio la boca con el dorso de la mano, y me saco el resto de la ropa. Los ojos parecen no alcanzarle al Cholito para recorrer todo mi cuerpo. Le sonrío, me doy la vuelta y atravieso la sala, caminando como una sexy Top Model. Me apoyo contra la pared contraria, levanto la cola, moviéndola sensualmente y con la mano le hago un gesto para que venga hacia mí. Por supuesto que viene, la pija dura e inflamada, la cabeza enrojecida, las venas marcadas a fuego, puedo olerla desde donde estoy, olor a polvo, a placer, a Gloria.
Se pone el forro tal como le enseñe y se coloca tras de mí, restregándome la pija por todo el culo, como seguramente debe haber visto en alguna escena porno, pero por mas que lo intenta, no consigue ubicar el agujero indicado. Todavía es pronto para enseñarle las delicias del sexo anal, por lo que me encargo de agarrarla y guiarla hacia su destino, o sea..., mi concha. Los dos soltamos un complaciente suspiro al sentirla entrar y avanzar hasta lo mas profundo, yo satisfecha de volver a tenerlo adentro, él por hacerme suya una vez mas...
Esta todo en mi interior, grande, duro, caliente.
-¡Sí bebé..., cogeme..., dale..., garchame toda!- le pido suplicante, echando la cola hacia atrás para adosarme aun mas a su pelvis, sintiendo en lo mas íntimo ese furioso palpitar que solo puede presagiar buenos momentos.
No se demora nada en complacerme, ya que enseguida me agarra de las tetas y empieza a bombearme duro y parejo, haciéndome saltar con cada embiste. Cada vez que me llega al fondo, me levanta unos centímetros del suelo, dejándome ahí suspendida entre su cuerpo y la pared mientras se mantiene adentro, recién cuando sale, mis pies vuelven a tocar el suelo. Así una y otra vez, me levanta cuando entra, me baja cuando sale, haciéndome levitar a puro garche. Me siento en las nubes, clavada a tope, bien llena de verga. Si cierro los ojos y me dejo llevar por ese maremoto de sensaciones, me parece estar cogiendo con el Cholo. No digo que el hijo sea tan buen garchador como el padre, recordemos que recién esta empezando, pero va por muy buen camino, sobre todo teniéndome a mí de profesora.
Siento su aliento excitado en mi nuca, el calor de su cuerpo aplastando el mío, el repiqueteo de sus huevos en mi concha, no puedo evitar mojarme tanto que parece que me estuviese meando.
Cuando se sale de adentro, en uno de esos tantos enviones, me doy la vuelta y le doy un empujón, haciéndolo retroceder un par de pasos. Le sonrío con picardía y me cuelgo de su cuello para comerle la boca. Me encanta besarlo mientras me acaricia el culo y mis tetas se aplastan contra su pecho. Así, enredados, entre caricias y chupones, seguimos retrocediendo, hasta que cae sentado en el sofá. Me acomodo en el suelo, entre sus piernas y le saco el forro. La pija emerge en toda su fastuosa exuberancia, dura, caliente, venosa, casi morada de tan enrojecida. Me la como de un bocado, chupando golosamente cada pedazo de tan suculento manjar. Está toda mojada, por lo que la boca se me llena enseguida de una espumita espesa y salobre.
Quiero sentirla así, en carne viva, en todo su vigoroso esplendor, por lo que decido prescindir del preservativo. Me le siento encima y me la meto hasta lo mas hondo, arqueando la espalda y exhalando un ronco suspiro de placer al sentirla de nuevo en mi mas profundo interior. El Cholito me agarra de las tetas y me las aprieta, mientras yo empiezo a cabalgarlo en forma ansiosa y desaforada. La quiero TODA adentro, y eso es lo que hago cada vez que me golpeo contra su pelvis, hundiéndome toda esa carne hasta las entrañas.
-¡Ahhh..., ahhhhhh..., ahhhhhhhh...!- mis gemidos se intensifican a medida que subo y bajo, balanceándome en torno a ese gratificante morcillón que me traspasa y atraviesa como si mi concha estuviese hecha a su justa medida.
El polvo llega en forma repentina, primero acabo yo, mojándome en una forma que deja mas de un húmedo recuerdo en la tapicería del sofá, y al toque acaba el Cholito. Me acaba adentro, regándome las entrañas con un desborde de leche que parecía me fuera a salir hasta por las orejas.
Dejando que las delicias del orgasmo se extiendan por todo mi cuerpo, me derrumbo entre suspiros sobre su pecho, y vuelvo a besarlo, haciéndole notar con cada beso lo mucho que acaba de complacerme. Y si, una vez mas, el viejo dicho no se equivoca: "De tal Cholo, tal Cholito".
El tema con el hijo del Cholo es que desde el mismo día después de estar juntos, empezó a llamarme y a dejarme mensajes en el celular. Incluso me había llamado insistentemente en el mismo instante en que estaba "reencontrándome" con Vicente. Me decía lo bien que la había pasado y lo mucho que le gustaría volver a verme, hasta me invitaba a salir. Tuve que pararle el carro, para que no me trajera complicaciones, ¿miren si me llamaba o me mensajeaba en un momento en que estaba con mi familia? A estas alturas ya tengo un doctorado en excusas y justificaciones, pero tampoco es cuestión de dejar que la calentura de un pendejo me traiga problemas con mi marido. Así que un buen día, antes de entrar a la oficina, lo llamé para aclararle las cosas.
-Mirá Julio, si te di mi número es porque me gustaste y también tengo ganas de volver a verte, pero no para que me llames a cada rato o me mandes mensajes a medianoche, estoy casada y mi marido puede sospechar si ve que no atiendo una llamada o borro un mensaje, cuando estoy en la oficina podes llamarme o mensajearme todo lo que quieras, pero en las noches y fines de semana te pido que no lo hagas, ¿ok?-
Fui un poco dura y tajante, pero necesitaba que lo entendiera.
-Te prometo que no lo hago mas, no quiero comprometerte, pero...-
-¿Pero qué?-
-Cuando te llamé el martes, a la tarde, que me dijiste que no te jodiera, ¿estabas...?-
Quería saber, pero no se animaba a preguntar.
-Sí, estaba cogiendo- le revelé finalmente.
-¿Con tu marido?-
Iba a reírme pero me contuve.
-¿Te parece que puedo estar cogiendo con mi marido un día de semana a las siete de la tarde?-
-¿Entonces?-
-Estaba en un telo con un amigo-
No dice nada.
-Julio, lo que tenés que entender es que soy una mujer que tiene muchos amigos, amigos..., especiales, ahora vos y yo somos amigos, pero eso no quita que tenga otros amigos con los que me guste pasar el rato-
Me parecía estar explicándole las relaciones entre mamá y papá a un niño de diez años.
-¿Mi..., viejo es tu amigo?-
-Sí, un muy buen amigo- asiento.
Mejor aclarar las cosas de entrada que andar dando explicaciones después.
Se queda en silencio, como asimilando lo que le acabo de decir.
-¿Querés que nos veamos?- le propongo entonces.
-Sí, me gustaría-
-A mí también-
De nuevo al salir del laburo me voy hasta San Justo. Le escribo al Cholo para que no se aparezca por la casa en un buen rato.
"Hoy toca práctica intensiva", le pongo.
Al rato me escribe:
"¿Para cuando una clase especial con el padre?".
"Arreglamos para cuando quieras", le digo.
Por supuesto que no se me iba de la cabeza la idea de estar con padre e hijo al mismo tiempo, el Cholo y el Cholito, los dos juntos, cogiéndome a la vez. Esa si seria una experiencia como para contarle a mis nietas, suponiendo que mis nietas fueran tan pervertidas como yo, claro. Me imaginaba la escena, yo en cuatro, con el Cholito bombeándome desde atrás, y el Cholo que aparece con una erección fantástica que pone a mi disposición para que disfrute de ambos sin prejuicio alguno. Sí, soy muy pajera, ya lo sé.
Pensando en todo eso, llego a la casa del Cholo con una calentura que podría derretir los polos sin necesidad de calentamiento global alguno. Apenas me abre la puerta, me lanzo sobre el Cholito y me lo como a besos. La cartera y el saco caen al suelo, a la vez que nos besamos y acariciamos en forma por demás jugosa y apasionada. Sus manos buscan enseguida mis pechos, al igual que las mías buscan su entrepierna, palpando y sobando la portentosa dureza que se cierne por debajo de sus ropas.
-¡Mmmhhh..., que duro estás!- le digo al sentirlo.
-Estoy así desde que hablamos- me dice.
Lo arrincono contra la puerta de calle, y le desabrocho la bragueta, pelando un suculento trozo de pija que parece latir con vida propia.
-Algo hay que hacer entonces- le digo poniéndome de cuclillas y enfrentándome a la verdadera razón de que este en San Justo a esa hora.
¿Escucharon alguna vez ese dicho que dice: "Un pelo de concha tira mas que una yunta de bueyes"? Bueno, en mi caso es una pija, por una pija soy capaz de..., estar en San Justo a esa hora, precisamente.
Esta vez se la chupo sin reservas, ya no tengo que andar cuidándolo, yo misma lo había convertido en hombre, y yo misma habría de enseñarle como complacer a una mujer.
Estoy chupándosela con avidez, deslizando labios y lengua por ese manojo de nervios que, desde la raíz, se extiende hacia cada rincón de esa superficie tensa y endurecida, cuando me pregunta:
-¿Podés comértela toda?-
Me saco la pija de la boca y me lo quedo mirando con cara de ¿WTF...?
-Es que lo vi en un video y pensé..., que quizás podrías...-
Me lo dijo con tanto entusiasmo, con tantas ganas de experimentar que ni aun queriendo podría decirle que no.
-Mmmm..., no sé...- le digo haciéndome un poco la indecisa, le miro la pija como midiéndosela con la vista y agrego -Podría intentarlo, ¿te gustaría?-
-Sí, por favor...- asiente con los ojos brillándole de la emoción.
-Ok-
Me pongo de rodillas para estar mas cómoda, situándome bien de frente a ese émbolo de carne que parece vibrar con frecuencia propia, me aferro con ambas manos de su cintura, para medir la distancia, abro la boca lo mas que puedo y...
-¡Acá voy...!-
..., avanzo hasta que la punta me golpea la garganta. Reprimo una arcada producto de la repentina invasión y retrocedo.
-¡La tenés muy grande!- le digo con los ojos llorosos por el fallido intento.
Me he comido pijas mas grandes, pero no completamente. Cuando me como una pija hasta los pelos es porque posee una medida standard, un tamaño que me permite jugar a la glotona. Y si no puedo comérmela toda, bueno, me la como hasta donde puedo, pero no podía hacer eso con el hijo del Cholo, no podía dejarlo a medias. Estaba tan ilusionado con que le hiciera garganta profunda que tenía que intentarlo o morir en el intento.
Volví a prepararme, con la meta puesta en el objetivo, la boca bien abierta, las manos midiendo la distancia..., uno, dos y avanzo de nuevo. Muevo la cabeza de modo que toda esa deliciosa largura resbala aun mas allá de mi glotis, sin que se produzcan arcadas esta vez. Lo miro desde abajo y le sonrío pese a tener la boca llena con su virilidad. La tengo casi toda dentro, en mi garganta, palpitando, tensa y trepidante, inflándome las mejillas con su exquisito volumen. Muevo la lengua en torno a ella, lamiendo, chupando, sorbiendo, sintiendo que se endurece y agranda todavía mas. Aguanto hasta que me quedo sin aire, y entonces la suelto con una larga exhalación, los hilos de baba y leche formando un puente entre ambos. El Cholito también suelta un suspiro. Me mira fijo, cargado de morbo y lascivia, dejándome recuperar el aliento brevemente, tras lo cual se agarra la pija con una mano y me golpea con ella en ambas mejillas.
"Si que estuvo viendo porno", pienso, recibiendo con una sonrisa tan agradables azotes. "Si quiere jugar al actor porno, juguemos entonces", me digo y me pongo a chuparle las bolas, sintiendo en la palma de mi lengua esa densa ebullición que amenaza ya con una explosión inminente.
Subo a lo largo de toda la pija, lamiendo y besando cada pedazo, cada vena, hasta llegar a la punta y volver a comérmela hasta los pelos, aguantándola de nuevo dentro de mi boca lo mas que puedo..., la aguanto, la aguanto, hasta que me quedo sin aire y la suelto entre toses y sonidos guturales, escupiendo una espumosa mezcla de guasca y saliva.
Me levanto, me limpio la boca con el dorso de la mano, y me saco el resto de la ropa. Los ojos parecen no alcanzarle al Cholito para recorrer todo mi cuerpo. Le sonrío, me doy la vuelta y atravieso la sala, caminando como una sexy Top Model. Me apoyo contra la pared contraria, levanto la cola, moviéndola sensualmente y con la mano le hago un gesto para que venga hacia mí. Por supuesto que viene, la pija dura e inflamada, la cabeza enrojecida, las venas marcadas a fuego, puedo olerla desde donde estoy, olor a polvo, a placer, a Gloria.
Se pone el forro tal como le enseñe y se coloca tras de mí, restregándome la pija por todo el culo, como seguramente debe haber visto en alguna escena porno, pero por mas que lo intenta, no consigue ubicar el agujero indicado. Todavía es pronto para enseñarle las delicias del sexo anal, por lo que me encargo de agarrarla y guiarla hacia su destino, o sea..., mi concha. Los dos soltamos un complaciente suspiro al sentirla entrar y avanzar hasta lo mas profundo, yo satisfecha de volver a tenerlo adentro, él por hacerme suya una vez mas...
Esta todo en mi interior, grande, duro, caliente.
-¡Sí bebé..., cogeme..., dale..., garchame toda!- le pido suplicante, echando la cola hacia atrás para adosarme aun mas a su pelvis, sintiendo en lo mas íntimo ese furioso palpitar que solo puede presagiar buenos momentos.
No se demora nada en complacerme, ya que enseguida me agarra de las tetas y empieza a bombearme duro y parejo, haciéndome saltar con cada embiste. Cada vez que me llega al fondo, me levanta unos centímetros del suelo, dejándome ahí suspendida entre su cuerpo y la pared mientras se mantiene adentro, recién cuando sale, mis pies vuelven a tocar el suelo. Así una y otra vez, me levanta cuando entra, me baja cuando sale, haciéndome levitar a puro garche. Me siento en las nubes, clavada a tope, bien llena de verga. Si cierro los ojos y me dejo llevar por ese maremoto de sensaciones, me parece estar cogiendo con el Cholo. No digo que el hijo sea tan buen garchador como el padre, recordemos que recién esta empezando, pero va por muy buen camino, sobre todo teniéndome a mí de profesora.
Siento su aliento excitado en mi nuca, el calor de su cuerpo aplastando el mío, el repiqueteo de sus huevos en mi concha, no puedo evitar mojarme tanto que parece que me estuviese meando.
Cuando se sale de adentro, en uno de esos tantos enviones, me doy la vuelta y le doy un empujón, haciéndolo retroceder un par de pasos. Le sonrío con picardía y me cuelgo de su cuello para comerle la boca. Me encanta besarlo mientras me acaricia el culo y mis tetas se aplastan contra su pecho. Así, enredados, entre caricias y chupones, seguimos retrocediendo, hasta que cae sentado en el sofá. Me acomodo en el suelo, entre sus piernas y le saco el forro. La pija emerge en toda su fastuosa exuberancia, dura, caliente, venosa, casi morada de tan enrojecida. Me la como de un bocado, chupando golosamente cada pedazo de tan suculento manjar. Está toda mojada, por lo que la boca se me llena enseguida de una espumita espesa y salobre.
Quiero sentirla así, en carne viva, en todo su vigoroso esplendor, por lo que decido prescindir del preservativo. Me le siento encima y me la meto hasta lo mas hondo, arqueando la espalda y exhalando un ronco suspiro de placer al sentirla de nuevo en mi mas profundo interior. El Cholito me agarra de las tetas y me las aprieta, mientras yo empiezo a cabalgarlo en forma ansiosa y desaforada. La quiero TODA adentro, y eso es lo que hago cada vez que me golpeo contra su pelvis, hundiéndome toda esa carne hasta las entrañas.
-¡Ahhh..., ahhhhhh..., ahhhhhhhh...!- mis gemidos se intensifican a medida que subo y bajo, balanceándome en torno a ese gratificante morcillón que me traspasa y atraviesa como si mi concha estuviese hecha a su justa medida.
El polvo llega en forma repentina, primero acabo yo, mojándome en una forma que deja mas de un húmedo recuerdo en la tapicería del sofá, y al toque acaba el Cholito. Me acaba adentro, regándome las entrañas con un desborde de leche que parecía me fuera a salir hasta por las orejas.
Dejando que las delicias del orgasmo se extiendan por todo mi cuerpo, me derrumbo entre suspiros sobre su pecho, y vuelvo a besarlo, haciéndole notar con cada beso lo mucho que acaba de complacerme. Y si, una vez mas, el viejo dicho no se equivoca: "De tal Cholo, tal Cholito".
24 comentarios - De tal Cholo, tal Cholito
Como siempre te digo querida, quedo con ansias a la espera de tu próxima publicación, que espero sea pronto y no se demore más de un mes como fue entre esta y la anterior!!
Excelente post linda y FELICITACIONES!!...Besos!! +10
besos Misko
" sos tan espectacular que no podes ser mia nada mas, tenes que ser de todos. "
Puntos como siempre. (10)
Recibe los puntos pero sobretodo mi admiración por la forma de disfrutar y de escribir.
Te digo que me calentás mucho, no es la primera vez que me imagino todo lo que contás, como si lo estuviera viendo en una peli. Creo que alguna vez podríamos cruzarnos, que pasara algo, y que yo nunca supiera que sos a quien leo con tantas ganas!
Como alguien más dijo, un beso en todos tus labios 😉
Gracias por compartir!
te mando un beso genia!