Hola, Volví después de un tiempo alejado por razones de causa mayor de este espacio de catarsis sexual. Para los que no me conocen mi nombre es Alejo y dedico este espacio a contar la serie de excitantes eventos que se suscitaron en mi hogar desde la llegada de mi despampanante hija Lourdes. Quienes no sigan la historia o quieran refrescar su memoria dejo el resto de los relatos a continuación
http://www.poringa.net/posts/relatos/2723179/Mi-hija-Lourdes-Primera-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2723417/Mi-hija-Lourdes-Segunda-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2723690/Mi-hija-Lourdes-Tercera-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2724346/Mi-hija-Lourdes-Cuarta-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2725152/Mi-hija-Lourdes-Quinta-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2727063/Mi-hija-Lourdes-Sexta-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2728754/Mi-hija-Lourdes-Septima-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2732594/Mi-hija-Lourdes-Octava-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2736011/Mi-hija-Lourdes-Novena-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2741906/Mi-hija-Lourdes-Decima-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2750247/Mi-hija-Lourdes-Onceaba-parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2753768/Mi-hija-Lourdes-Doceava-Parte.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2757408/Mi-hija-Lourdes-Treceava-Parte.html
Si ya venían enganchados o se acaban de poner al día con mi historia continuamos
De más está decir que no podía dejar de pensar en la hermosa y trola hija que tengo. No dejaba de sorprenderme lo astuta y manipuladora que se iba volviendo. Esos comportamientos no hacían más que volverla más atractiva y despertar mayor curiosidad en mi. "Hasta qué estaba dispuesta a hacer con ese cuerpazo?" era sin dudas la pregunta que más rondaba mi mente. Aprovechaba su sensualidad para sacar rédito de cada situación. Eso me estaba gustando mucho. Estaba cada vez más atento a sus comportamientos que demostraban ser calculados y pensados para mantenernos a todos al tope de la calentura permanentemente.
Mientras preparaba un café en la más absoluta soledad y tranquilidad de la mañana siento los pasos descalzos de mi nena. Me doy vuelta para ofrecerle una taza y casi tiro todo al diablo. Lourdes estaba absolutamente desnuda con una de esas sonrisas de gata viciosa que hace cuando está decidida. Me quedé paralizado por toda esa carne joven exhibida para papá.
- Qué haces así? No podemos, no acá y no ahora! - le decía tratando de convencerme en ralidad a mi de no agarrarla y cogerla salvajemente ahí mismo como deseaba
- Buen día no? - Me dijo acercándose con esos pezones rosaditos haciéndose dueños de mis miradas. Seguí viendo más abajo y esa conchita apretada y totalmente depilada era un manjar para el desayuno.
Cuando quedó pegada al lado mío y esos labios de fuego se acercaron a los míos hizo que todas mis defensas cayeran. Al primer roce de su carnosa boca con la mía la tomé de la nuca y nos enredamos en un beso de los más apasionados y excitantes como solo la lengua de mi nena puede ofrecer.
Mi verga estaba haciendo una presión animal bajo el pantalón y ella lo sabía así que sin dejar el húmedo beso de buenos días , me fue desabrochando el pantalón y acariciando la punta de mi pija con la llema de sus dedos. Sabía como hacer para hacerme estremecer de placer. Ese control sobre mi la excita desde siempre. Dejó de besarme un segundo y me dijo
- Ahora quiero tomar la leche papi - y se agachó comiéndose completa mi inflamada verga
- Ay si mi amor! Así... mové la lenguita - la arengaba totalmente caliente por esa boca sedienta
Ya no contestó pero su respuesta fue un movimiento veloz por toda la cabeza de mi pija con esa lengua tremenda que siempre lame a la perfección.
Volvió a meterla completa y yo disfrutaba tanto del placer de ese pecaminoso despertar que la tomé con ambas manos del pelo y se la metí hasta la garganta, Me hice cargo de la situación y la ahogue de verga como la putita viciosa que es. Sentía las arcaditas de su dulce voz y me moría
- Ah bueno! - Escuché entre el dominante sonido de mis propios gemidos. Era la voz de mi hermano con Diego y Enzo detrás de él con el mismo grado de sorpresa
Me sentí expuesto y totalmente vulnerable. Las miradas acusantes de los tres me quemaban y me llenaban de vergüenza. Sentí una angustia tremenda pero Lou no dejaba de mamar con la misma pasión y voracidad como si nada hubiera pasado.
A pesar de no querer lo seguía disfrutando y estaba apunto de acabar. La perra de mi hija no me dejaba pensar en nada que no fuera el placer y sabía como aumentarlo gradualmente. Cerré los ojos nuevamente y me entregué a esa diosa sin importar nada.
En un momento siento que su boca deja el superlativo pete que me dedicaba haciendo el efecto del vacío con ese ruido tan particular. Abro los ojos después de unos segundos y para mi sorpresa los otros tres estaban con las vergas afuera presentadas al rededor de la cabeza de Lourdes.
- No se con cual quedarme! - dijo con tono juguetón pero con una mirada muy sensual que nos recorrió a los cuatro. Miró para arriba y con una sonrisa irresistible se quedó esperando. Como tratando de hacerla elegir los cuatro comenzamos a rozarle nuestras pijas por la hermosa piel blanca de su cara que contrastaba con los pedazos. Esa suavidad y belleza con cuatro vergas fregando y mojando cada parte de su cara era sublime. Ella movía la cabeza como en círculos para que paseáramos por todo su rostro. Cada vez que una pasaba por su boca sacaba la lengua y le daba una sutil lamida que era recibida como agua en el desierto. Esas lamidas se fueron haciendo casi permanentes y no tardo mucho en comenzar a meterse cada una de las cabezas a la boca. Los gemidos eran generalizados e ininterrumpidos. Esos labios sabrosos nos hacían delirar. Estaba al borde del orgasmo con esa mamada y esa imagen digna de una porno del más alto nivel cuando una enorme presión en mi pierna y pierdo el equilibrio cayendo hacia atrás.
Creo que de alguna forma adiviné lo que estaba pasando por eso me negué a abrir los ojos después de la caída. Los gemidos habían desaparecido y lo único que se escuchaba eran unas voces a lo lejos. Resignado miré a mi alrededor y ahí estaba tirado al lado de la cama con las sabanas enredadas a mi pierna derecha. Como me pasaba a menudo había tenido otro incestuoso y ardiente sueño con mi hermosa Lourdes. La frustración era tan grande como la excitación pero ya la vivía con cierta normalidad. Lo que no me pareció para nada normal fue esa horrible sensación en el sueño. Ese momento de ser descubierto difícilmente podría terminar resuelto tan fácil como ocurrió en la fantasía de mi subconsciente. Esa mezcla de culpa y angustia volvió y me invadió totalmente. No soy tonto y me daba cuenta que todo lo que estaba haciendo era una locura que podía terminar en escándalo.
Todas esas cosas daban vueltas en mi cabeza como un carrusel, mientras me aseaba en el baño. Bajé a desayunar pensativo y preocupado. Para mi sorpresa mi hija ya no estaba. Sí el resto de la familia incluido el parásito de mi hermano. Saludé a todos y me serví café, de reojo pude ver un tapper lleno de arroz con el celular de Diegote en el medio. Al parecer no quiso arriesgarse a acusar a Lou sin pruebas y tuvo que masticar su bronca. Era eso o que el tremendo trío con su hermana lo había hecho cambiar de actitud. Era difícil saberlo sin tenerlos juntos.
- Lourdes donde está? - pregunté al aire a ver quien tomaba la posta
- Salió temprano. Creo que la llamó mi cuñadita - dijo con cierta picardía Enzo que luego de haberse enfiestado a la rubia siempre hacía algún gesto que lo vendía al mencionarla. Creo que sin la promiscuidad que rodeaba la casa desde la llegada de su hermana, este pibe seguiría virgen toda la vida con esa inocencia casi boba que tiene.
Entonces recordé que Barbie quería venir a visitar a Javi antes de que se fuera y pensar en una visita de la platinada a casa era sinónimo de calentura para todos. Esa perra le gusta la pija más que a cualquier mujer que conozca. Todos en esa mesa lo sabíamos y ya la habíamos disfrutado. Esa sensación angustiosa que tenía al despertar desapareció con la idea de ver a Barbie.
Tenía que tomar aire y salí de casa apenas con unos sorbos de café. El día siguió con esa engañosa sensación de normalidad que me hacía olvidar el grado de provocación con el que convivía. Las horas se escurrieron como en un reloj de arena y antes de darme cuenta ya estaba de regreso en casa. Sin saber que me iba a encontrar entré silencioso como un ladrón,
- Ay Al me asustaste! No te escuché - me dijo entre risas la sensual amiga de mi hija
- Perdón! No era mi intención. Hola hermosa - le dije y traté de darle un beso en la mejilla. La muy zorra hizo que ese beso terminara siendo mitad en la boca.
- Mi hija donde está? Te dejó sola acá - traté de seguir conversando
- Acá estoy papi, dijo mientras venía de la cocina con el mate y galletas, detrás de ella venía Javier con la pava y el resto de las cosas del mate. Mientras se sentaba el pela se cubrió diciendo que no sabía si estaba bien el agua.
- Preguntale a tu sobrina, si algo sabe es calentar la pava - Le dijo la rubia mientras se cruzaba de piernas y dejaba más expuestas esas hermosas gambas debajo de un vestido blanco que le quedaba infernal. Javier se puso rojo por el comentario y miró mi reacción. Yo fingí no haber entendido para pasar el momento.
Las dos chicas rieron con esas miradas juguetonas y un poco infantiles que hacen cuando quieren provocarme pero a la vez cargadas de sensualidad.
Barbie lo invitó a sentarse junto a ella con la escusa de ser la primera en tomar. Así fue que quedamos distribuidos de la siguiente manera: Barbara, Javier, Lourdes y yo. Al provocativo vestido de su amiga, mi hija le competía con un pantalón tan apretado que parecía que se iba a descoser y una remera de lo más escotada. Esas deliciosas tetas se querían escapar por todos lados, se veía parte por el costado y parte por el medio del escote. Para mi sorpresa no parecía estar usando corpiño. Algo poco usual en ella. Era un manjar tener a las dos mejores putitas del mundo juntas en casa otra vez, el hecho de que una de ellas fuera mi hija era un detalle cuando la calentura me invadía.
Por más que en el fondo había una voz interna que me decía que no debía sentía un deseo incontenible por tenerlas a las dos. Si mi hermano participaba no me importaba, no podía dejar de mirarlas con ganas. Por arriba del pantalón sobresalía una fina tira rosa que me estaba quemando la cabeza. No se bien en que momento comenzó pero de golpe noté que tenía una erección total. Las chicas estaban más interesadas en sonreír y festejar cada comentario de mi hermano así que ninguna de las dos lo notó. Yo estaba entre celoso y excitado. Muy excitado a decir verdad, En un momento de forma totalmente inconsciente tomé la mano de Lou y la puse sobre mi inflamado bulto. Ella hizo un por instante un gesto de sorpresa pero enseguida me miró de reojo con esa sonrisa juguetona y comenzó a mover sus dedos para acariciar mi verga encima del pantalón. Yo trataba de controlarme para disimular pero las caricias de mi nena son impresionantemente placenteras.
Pensé que me iba a hacer acabar cuando las caricias se detuvieron y Barbie me dijo
- Ey Al te estoy hablando! Seguís el mate? Yo voy al jardín con Javi a ver los resales - Yo sabía que era una excusa para estar a solas con él. Seguramente la trola de mi hija le contó el polvo que se echaron la noche anterior y esta zorra quería el suyo.
- Si no hay problema - le dije cuando ya se iban. La rubia iba adelante moviendo ese espectacular culo para mi hermano. Era digno de envidia, pero entonces recordé que desde mi escritorio podía ver todo. Los rosales están en el centro del patio. Hubiera salido corriendo de inmediato, pero apenas se fueron Lourdes comenzó a desabrochar mi pantalón.
- Aprovechemos papi - dijo mientras sacaba mi verga dura y húmeda con sus delicadas manos. Yo acomodé la cabeza en el respaldo y me preparé para gozar. Mi nena no me desilusionó, Pronto sentí esos labios hermosos sobre la punta de mi verga. Luego esa pornográfica lengua comenzó a hacer de las suyas. Me hace delirar cuando la mueve recorriendo cada punto de mi pija. Pronto estaba toda recostada sobre el sillón subiendo y bajando esa hermosa cabecita y yo loco de placer. Era imposible pensar en otra cosa con esa diosa dándome el mejor sexo oral del mundo.
Lo que más me calentaba era cuando se la sacaba de la boca para lamerla y me preguntaba con esos ojos incendiarios
- Te gusta papi? - esa frase me deja siempre al borde del orgasmo y la muy perra lo sabe.
- Veni mi amor, papi te tiene una sorpresa - le dije, la tomé del brazo y nos fuimos al escritorio. apenas me subí los pantalones. No pensaba terminar ahí. La metí casi corriendo a mi escritorio. El mismo en el que la habíamos cogido con Ova. Creo que algún recuerdo le trajo porque apenas entramos sonrió y me miró con esa carita de cómplice que hace a veces. Me acerqué a la ventana y por primera vez sabía lo que iba a encontrar. Mi hermano tenía su pantalón caído hasta los tobillos y la perra de Barbie estaba agachada frente a él dándole una mamada tan intensa como la que me regaló mi beba. Esa melena dorada al sol moviéndose suavemente y esa boquita pintada bien rosa devorando como una profesional era super erótico. Tenía una teta fuera del vestido que mi hermano acariciaba permanentemente mientras miraba a cada rato hacia la puerta del patio. Mi hermosa Lou se acercó de atrás y me pajeaba mientras contemplábamos juntos el espectáculo. Su lengua subía y bajaba por mi cuello mientras su mano se movía a un ritmo delicioso.
- Te calienta mi amiga no? - me decía al oído
- Si mi amor, son las dos unas perras tremendas - le decía apenas con unos hilos de voz
- Pero yo soy la nena de papá - me dijo dando la vuelta y comendome la boca de un beso, Esos besos que da que calientan hasta los glaciares. Esa lengua me pierde, La empecé a manosear toda, en especial esa cola hermosa que estaba tan apretada que me calentaba a morir. Con su ayuda abrí su ajustado pantalón y lo bajé apenas hasta la cintura. La acosté sobre el escritorio y metí mis manos bajo su remera. Esas tetas estaban mas ricas que nunca, Al estar sin nada debajo esos pezones eran tan accesibles que no podía dejar de tocarlos. Ella misma acomodó mi verga en su divina conchita y la penetré con fuerza,
- Si papi! Así! Si! Siii - me decía para arengarme y yo me volvía loco con su tremendo cuerpo y su voz de nena traviesa. Esas monumentales caderas acompañaban el movimiento con maestría. Yo no podía soltar esas enormes tetas. Ahora que había sentido la maravilla de acabar en esa dulce conchita quería repetirlo cada vez que pudiera.
- Queres lechita mi amor? - le dije al oído mientras aumentaba la velocidad
- Si pa, llename de leche - me respondió y aprovechando la cercanía me clavó otro beso
Sin dejar de besarla seguí aumentando la fuerza hasta que sentí lo inminente y la explosión de placer dentro de mi nena apareció. Los gemidos de los dos al llenarla de semen fueron sublimes y ambos nos quedamos quietos prolongando ese placer unos segundos.
Como siempre mi mundo se redujo por ese momento al cuerpo infernal de mi nena y a lo puta que me resultaba, superando sus propios limites cada vez. Pero esa sensación solo duró unos segundos. Los gemidos de los otros dos en el patio me recordaron lo que pasaba y ambos nos miramos y fuimos casi corriendo a la ventana polarizada una vez más. El paisaje era sumamente caliente. La puta de Barbara estaba arrodillada sobre mi hermano con las piernas abiertas y sus pechos totalmente al desnudo. Javier acostado en el césped veía como esa muñeca de más de 20 años menos que él se movía como una ninfomana. Estaba totalmente despeinada y tenía las tetas rojas de tanto ser manoseadas y chupadas seguramente. Yo sabía lo placentero que era entrar en esa mujer y sentir los movimientos de ese cuerpazo.
- Esta bueno mirar juntos no? - me dijo Lou con mucha cara de puta
- Todo lo que hago con vos esta bueno mi amor - le dije yo acariciándole la cara
Me perdí mirando esa cara angelical y perversa a la vez hasta que los gritos de Javier me distrajeron nuevamente
- Vení puta tragatela toda! - le ordenó a la rubia que sin dudarlo se arrodilló y se tragó toda la verga de mi hermano ayudada por las dos manos en la nuca. Los gemidos no se hicieron esperar y sin soltar la cabeza de Barbie largó en varias veces toda la leche que tenía adentro. Obediente como siempre la piba se tragó todo y se saboreó. En ese momento me di cuenta que iban a entrar y apuré a Lourdes para que se acomode y volvamos al living.
Cuando regresamos había una adrenalina contenida, de todos que era difícil de manejar, pero ninguno se salía de su rol de disimular todo lo ocurrido. Los cruces de miradas, y los gestos cómplices entre las chicas que seguramente habían planeado todo para que las llenemos de leche me quemaba la cabeza. Esas putas iban cada vez más lejos. De continuar ese clima creo que no iba a contenerme más y las iba a cojer sin importarme la presencia de mi hermano. Las chicas seguían hablando y yo solo escuchaba sus voces y veía sus labios que tanto placer suelen ofrecer pero no seguía nada de lo que decían. Lou se daba cuenta de que estaba perdido y cada tanto me miraba y me sonreía. En medio de esa especie de coqueteo de las pibas, llegaron Diego y Enzo como siempre hablando demasiado fuerte desde la puerta. La presencia de estos dos un poco cortó ese clima de tensión sexual que todavía se vivía. Las chicas empezaron a bromear con ellos apenas llegaron y la rubia después de haber pasado por todos los hombres de la casa ya era muy bien recibida por todos.
Barbie le insistió a Diego para que saliera con ellas a bailar pero como mi hijo venía de varios días de discusiones con Lourdes puso toda la resistencia y no pudo torcer su negativa.
- Por qué no lo invitas a Javi? - fue la respuesta que ensayó para tirarle la pelota a otro
- Ay que buena idea! Venís con nosotras? - le pidió haciéndole cara de nena pidiendo por favor, mi hermosa Lou. Nadie en su sano juicio podía resistirse a esa bebota hermosa.
Lo que no me esperaba cuando contemplaba esa escena de nena caprichosa y consentida era que yo mismo iba a terminar cayendo en la misma trampa inmediatamente
- Por qué no vienen los dos? - sugirió dándose vuelta y clavándome esos faroles hermosos.
- Te parece? Que voy a hacer yo en un boliche? Hace años que no piso uno, estoy oxidado - le dije con toda razón. Me sobran los dedos de las manos para contar cuantas veces salí a bailar en décadas de matrimonio. Las dos se pusieron como chiquitas mañosas insistiendo.
Creo que los comentarios de Diego días anteriores respecto del comportamiento de Lourdes cuando salía me dieron mucha curiosidad. Quería ver a mi nena en su zona de cacería.
Decidí aceptar la invitación.
Como me pasaba cada vez que me metía en algún aprieto por causa de mi hija. No dejé de pensar en eso en todo el día. A la noche me preparé. Lustré mis zapatos, me puse una linda camisa y mientras me estaba peinando veo la lujuria personificada entrar al baño para compartir el espejo. Lourdes estaba ardiente realmente. Una pollera rosa muy llamativa, sumamente corta y bien apretada. Esas piernas blancas como la nieve con unos tacos que las hacían mucho más sensuales. Todo eso era poco al lado del imponente escote de su remera. Se paró al lado mío y comenzó a pintarse los labios de rojo. Esa imagen me rebotó en la cabeza durante el resto de los preparativos. Javier ya estaba listo hacía rato con una remera de pibe que no encajaba con su cabeza calva y las canas de su barba de unos días. Salimos en el auto camino a la casa de Barbie. Al llegar salió con unas botas bien de gato y un short blanco y una remerita negra que parecía pintada a la piel de lo apretada. Las dos pibas quemaban la tierra. Apenas llegamos las dos saludaron a los patovicas que las conocían por nombre. Al entrar el escenario fue parecido, pedimos unos tragos y mientras me movía lo mínimo para no hacer el ridículo al lado de esas pibas que bailaban como poseídas, veía como pasaba gente y saludaba a Lou y a Barbie a cada rato. Eran como famosas y yo me imaginaba por qué. Bailaban de una forma muy provocativa, movían sus caderas suavemente pero con mucha sensualidad y por momentos con una intensidad que era imposible no mirar esos cuerpos sacudiéndose por el ritmo latino de la música.
Era casi lo mismo que verlas hacer el amor. Solo que acá había cientos de pendejos calientes disfrutando del espectáculo de sus cuerpitos
Como cada tanto pasaba algún valiente a tratar de sacarlas a bailar y se retiraba humillado por los gestos de desprecio de ambas, decidimos bailar en parejas. Barbie cruzo sus brazos por el cuello del pela y mi hija bailaba para mi. Me guiaba y yo miraba sus piernas para tratar de seguirla.
- Mira, parece que nos quedamos solos - me dice Lou al oído. Me doy vuelta y Javier estaba contra una columna cercana besando a Barbara como si la fuera a coger ahí mismo. Le metía mano por todo el culo y la puta se dejaba frente a todos. Con que poco lograban calentarme las dos.
- Vamos a dejarlos un poco solos - me sugirió mi nena. Puso mis manos en su cintura y se metio entre la gente nos alejamos de la pista y llegamos a una puerta que yo pensé era la salida trasera. Para mi sorpresa al abrir había un pasillo largo y al fondo otros dos patovas. No entendía nada. Instintivamente me frené pero Lou me tomó de la mano y apuró el paso.
- Hola chicos, está Fran? - preguntó con toda naturalidad, Los dos monos le hicieron que si con la cabeza y el más morocho le abrió la puerta.
- El señor? - preguntó el más gordo que tenía una barba muy frondosa.
- Viene conmigo, no pasa nada - le contestó mi hija entre risas. Yo no entendía nada. Estaba en un escenario totalmente desconocido y en una situación sumamente confusa.
Al cruzar la puerta entramos a un salón no muy grande donde había unos sillones con forma de u, una barra al fondo y un par de meseras con mucha pinta de putas. Nos acercamos a uno de los sillones donde había un flaco con una pinta de mafioso que asustaba. Estaba charlando con una de esas pibas, Apenas nos vio le hizo señas que se alejara a la otra mina y cambió la cara
- Pero miren quien llegó! La alegría de mis ojos! - dijo al ver a Lou acercarse.
- Hola Fran! - dijo de lejos y luego me presentó - Él es el dueño de este lugar pa - seguido de eso el tipo extendió la mano para saludarme. Mientras hacía eso comenta
- Vino a cuidar a su princesa? Acá puede estar tranquilo que esta segura. Es amiga de la casa -Me dijo mientras le acomodaba el pelo a Lou detrás de la oreja y ella le devolvía una sonrisa.
Era evidente como Lourdes había obtenido ese trato preferencial. No quería pensar en eso pero era inevitable. El tipo no se privaba de mirarla a pesar de mi presencia.
- Buen lugar tiene, lo felicito - le comenté por decir algo y que por lo menos note que seguía ahí.
- Me alegra que le guste... sobre todo el servicio, no? - me dijo señalando con la mirada a una de las voluptuosas meseras que venía con unas copas para todos.
- Jazmín, el caballero es nuevo y queremos que se lleve una buena impresión - le indicó. La piba en cuestión estaba tremenda. Unas tetas realmente escandalosas, mucho más grandes que las de Lou y un culo que peleaba parejo con el de mi nena. Por si eso era poco, tenía algo particular. Era una morocha tipo mulata con unos labios muy gruesos que se veían como garantía de placer.
Se sentó junto a mi y comenzó a darme charla. Sabía como venía todo esto, de reojo podía ver a la otra moza en la barra cuchicheando con el barman y mirando como la morocha me provocaba. En determinado momento este tal Fran hizo una seña con la mano y bajaron las luces. Quedamos iluminados solo por unas luces violetas. La sonrisa de la morocha tomo más protagonismo. Estaba hipnotizado con su boca. Tanto que en un momento gire la mirada y vi que Lourdes ya estaba enredada en un beso de lo más erótico con su adinerado amigo. Jazmín notó mi distracción y se apuró a besarme. Esos labios eran imponentes y su lengua internada en el medio de mi boca me volvió loco. La mina era sumamente rápida. En solo segundos ya la tenía arrodillada arriba mío besándome y moviendo sus caderas sobre mí al ritmo de la música.
Trataba de espiar al costado y Lou ya tenía la pollera en la panza y era manoseada con descaro en su cola y sus piernas. La boca de fuego de mi nena estaba ocupada besando el cuello de Fran.
Seguí disfrutando de la mulata hermosa. La acariciaba y sentía esas piernas firmes y carnosas pero quería más así que le apreté fuertemente el culo que era de lo mejor. La mina nunca decía que no así que yo me iba calentando más y más. Me sumergí dentro de su escote y enseguida sacó uno de esos pezones como invitándome a chuparlo. No lo pensé ni un segundo comencé a pasarle la lengua. Mientras la mesera se sacaba la diminuta remera y desnudaba esos gigantescos pechos yo perdí todo lo que quedaba de cordura. La agarré y la tiré recostándola sobre el cuero del sillón. Manoseaba esas tetas para todos lados y las chupaba con locura. La mina me agarraba la cabeza para que siga sobre sus pechos pero con su otra mano buscaba mi cinturón y comenzaba a desabrochar en busca de verga. Ya a esa altura tenía una erección que quería escapar. Me enderecé en el asiento y la morena se arrodilló frente a mi. Busqué a Lourdes que había desaparecido de mi lado. A unos pocos metros había otro sillón y lo que vi fue tremendo.
Mi hija despojada de su remera y su corpiño era penetrada en cuatro como una putita cualquiera por el dueño del lugar mientras se turnaba para chuparsela al barman y a uno de los patovicas. En ese instante la boca de Jazmín comenzó a darme una mamada incomparable. Esos labios gruesos apretaban y su inquieta lengua tocaba cada punto de placer. Eso sumado a lo que veía Me hicieron poner al borde del orgasmo. En la oscuridad no sabía si ellos me veían. Probablemente se sentían re vivos de como me distrajeron para cogerse a mi hija a pocos metros. La mesera a esa altura ya subía y bajaba su cabeza todo el tiempo y yo hacía fuerza con todo mi cuerpo para no acabar. Mientras estaba en eso, siento detrás mío que alguien me acaricia el hombro. Al girar me encuentro con la otra mesera que ya sin el barman decidió unirse a nosotros. Dio la vuelta y se sentó al lado mío.
- La está pasando bien acá? - me preguntó con cierta ironía, al oído
- Espectacular la atención - le contesté de la misma forma
- Estamos para servirle - me dijo y me pasó la lengua por la mejilla.
Esta otra mina era tan trola como su compañera pero manejaba mejor el juego de seducción. Blanca como la leche, de ojos claros y con una cabellera naranja como una llamarada. Solo se parecía a su amiga en las curvas imponentes.
Mientras jugaba con esas dos putas recordé a Lourdes y al girar para verla Vi que tenía dos tipos atrás, seguramente penetrando su culo y su concha y ahora era su amigo Fran quien recibía los favores de su boca en pleno éxtasis. Apenas llegué a mirar unos segundos porque la colorada buscó mi boca de inmediato con su lengua que paseaba por mi cara y me calentó sobremanera con su beso. Mientras la colo bajaba para unirse a su amiga vi que pasaban un par de parejas para acomodarse en otro de los sillones sin el menor asombro por todo lo que ocurría. Me di cuenta que todos iban para lo mismo. En ese momento las bocas de las dos putitas se juntaron en mi pija y me volví loco de placer. Sus labios y sus lenguas una de cada lado de mi verga hacían maravillas. Con las dos parejas nuevas que empezaron a coger apenas llegaron no podía ver más a Lourdes y pensar lo que estaría haciendo me quemaba la cabeza. Los cuatro que tenía cerca eran todos rubios y las minas eran mas grandes pero con unos cuerpos tremendos. Nunca había visto tanta gente coger en el mismo lugar. Se ve que eran estilo swingers porque mientras besaba nuevamente a Jazmín una de las rubias se acercó y le dijo algo al oído. Ella le contestó que si con la cabeza y me dijo
- Vamos a divertirnos mucho esta noche - luego siguió besándome mientras la colo continuaba con el sexo oral que tanto me calentaba
No pasó más que unos segundos y los gringos aparecieron todos juntos. La poca ropa que nos quedaba voló por el aire. Esto ya era una orgía, La rubia que había venido antes se subió arriba mío y sin mediar palabras se metió mi pija adentro suyo. No podía ser cierto. Miraba para todos lados y veía gente desnuda besándose y cogiendo. Sentía los gemidos de Jazmín al lado mío que estaba siendo cogida con todo por uno de los pendejos mientras la colorada estaba siendo cogida sobre la mesa por el otro y al mismo tiempo le chupaba la concha a la rubia restante. Yo ya le daba con todo a esta completa extraña. Para darle mas morbo a todo, tome del pelo a Jazmín y la hice besarse con ella. Ninguna de las dos dudo. El placo que se la cogía también le gustó el show lésbico. Las minas iban cambiando de pija como si se cambiaran de ropa, Pronto tenía a la colo en cuatro y le daba con la misma calentura, Tocaba algún culo y alguna teta a la pasada mientras las otras chicas se acomodaban, Fue sin dudas lo más excitante que me había pasado en la vida todo el tiempo alguna teta a mano para chupar, Las fuimos cogiendo a las cuatro pero como era de esperarse el físico ya no me dio más, mientras penetraba el culo de una de las rubias no aguanté más y la saqué los chorros de semen empezaron a volar entre las chicas y las dos desconocidas se encargaron de sacarme hasta la última gota con sus bocas. Me quedé rendido viendo como esas lenguas recorrían mi verga mientras sus amigos garchaban a las meseras.
De repente me paré y Lourdes no estaba por ningún lado. El padre en mi se activo de nuevo y me empecé a preocupar. Mientras me vestía para salir a buscarla las cuatro minas agachadas recibían las abundantes y potentes acabadas de los dos gringos. Con esa última imagen me abroché el cinturón y me fui a buscar a mi nena. En la puerta estaban los dos gorilas de seguridad, incluso el que había cogido con Lou. Les pregunté por ella
- Estaba entretenido maestro. Salió hace 15 minutos de vuelta la pista - me contestó el gordo
- Ah ok - le respondí cortante. Estaba un poco avergonzado por mi comportamiento. Ese no era yo. Cogiendo con gente que no conozco, en medio de una orgía en un lugar así. No podía creerlo.
Lo curioso es que para todos era algo normal. Empecé a entender a que se refería Diego cuando habló de "las cosas que haces cuando salís" en referencia a Lou. Probablemente todo el que nos vio entrar ahí ya sabía a que íbamos.
Di una vuelta buscando a mi hija y en eso veo a Barbie y a Javier. Los tres buscamos a mi hija hasta que la encontramos saliendo de un baño. Se había maquillado como si recién llegara y era muy obvio. Yo no daba más. Estaba muerto entre el sexo y los nervios. Barbara y Javier insistieron en quedarse un rato más y así fue. El viaje de pocas cuadras del boliche a casa con mi hija se me hizo eterno. En el auto reinaba un silencio tan incomodo que parecía una pared entre los dos. No sabía si estaba enojada o tal vez avergonzada o qué era lo que le ocurría. Cuando la miraba me esquivaba la mirada de forma violenta. La imagen que di ahí adentro seguramente no era lo que esperaba de mi. Me sentí un poco mal. Lo último que quería era que la noche terminara de esta manera. No encontraba palabras y no lo hice en todo el camino. Cuando llegamos a casa se bajó rápido y dio un portazo. Estaba muy confundido y me sentía terriblemente culpable.
"Eso por hacerte el pendejo", "Que necesidad de salir con tu hija" o "Vos no sos para esto Alejo"
eran los pensamientos que rondaban permanentemente por mi cabeza. Llegué y Lourdes ya se había metido a su cuarto. Con el humor que traía no quise meterme a la boca del lobo y me fui al mío. Estaba logrando conciliar el sueño cuando sentí la puerta y risas. Pude ver a Javier totalmente borracho pasar al improvisado cuarto que tenía en ausencia de mis hijos acompañado de Barbara. Apenas cerraron la puerta comencé a sentir el ruido inconfundible de la cama y lo siguieron los suaves gemidos de la rubia infernal. Esa mina era demasiado ardiente para quedarse con las ganas. Había estado toda la noche esperando pija y la estaba recibiendo gustosa. Estaba casi seguro de que Lou también escuchaba y solo por eso no me uní al festín que era tener sexo con ese camión. Con esos gemidos cerraba los ojos y recordaba la orgía en el privado del boliche. Las dos rubias fiesteras, la morocha sabrosa y la colorada ardiente. Todo volvía a mi mente y la culpa se desvanecía como si se derritiera por mi calentura. A pesar del cansancio se me paró de nuevo. Me estaba por empezar a masturbar cuando los gemidos terminaron.
Me desilusioné un poco pero no podía quejarme. Había cogido como un animal ya. Me quedé boca arriba hasta que aflojara un poco la erección y cerré los ojos para dormir. En eso siento que me empiezan a correr las sabanas. "Parece que alguien viene a hacer las pases" pensé y las ganas me invadieron, abrí los ojos y para mi sorpresa era la perra de Barbie desnuda
- Shh, todos duermen - me dijo casi en secreto y comenzó una mamada espectacular como acostumbra. Extrañaba esos labios y esa lengua. La hija de mi amigo es una maestra del oral. Ademas esos ojos claros clavados en los míos mientras devora mi pija me encantaban
Mientras me rendía a los placeres de esa tremenda hembra se me cruzó por unos segundos lo mismo de siempre. No sabía que iba a pasar al día siguiente como me pasaba todas las noches desde que mi hija Lourdes piso esta casa.
PD: Si se pueden resistir a esto los felicito. Yo no puedo con Barbie
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Si ya venían enganchados o se acaban de poner al día con mi historia continuamos
De más está decir que no podía dejar de pensar en la hermosa y trola hija que tengo. No dejaba de sorprenderme lo astuta y manipuladora que se iba volviendo. Esos comportamientos no hacían más que volverla más atractiva y despertar mayor curiosidad en mi. "Hasta qué estaba dispuesta a hacer con ese cuerpazo?" era sin dudas la pregunta que más rondaba mi mente. Aprovechaba su sensualidad para sacar rédito de cada situación. Eso me estaba gustando mucho. Estaba cada vez más atento a sus comportamientos que demostraban ser calculados y pensados para mantenernos a todos al tope de la calentura permanentemente.
Mientras preparaba un café en la más absoluta soledad y tranquilidad de la mañana siento los pasos descalzos de mi nena. Me doy vuelta para ofrecerle una taza y casi tiro todo al diablo. Lourdes estaba absolutamente desnuda con una de esas sonrisas de gata viciosa que hace cuando está decidida. Me quedé paralizado por toda esa carne joven exhibida para papá.
- Qué haces así? No podemos, no acá y no ahora! - le decía tratando de convencerme en ralidad a mi de no agarrarla y cogerla salvajemente ahí mismo como deseaba
- Buen día no? - Me dijo acercándose con esos pezones rosaditos haciéndose dueños de mis miradas. Seguí viendo más abajo y esa conchita apretada y totalmente depilada era un manjar para el desayuno.
Cuando quedó pegada al lado mío y esos labios de fuego se acercaron a los míos hizo que todas mis defensas cayeran. Al primer roce de su carnosa boca con la mía la tomé de la nuca y nos enredamos en un beso de los más apasionados y excitantes como solo la lengua de mi nena puede ofrecer.
Mi verga estaba haciendo una presión animal bajo el pantalón y ella lo sabía así que sin dejar el húmedo beso de buenos días , me fue desabrochando el pantalón y acariciando la punta de mi pija con la llema de sus dedos. Sabía como hacer para hacerme estremecer de placer. Ese control sobre mi la excita desde siempre. Dejó de besarme un segundo y me dijo
- Ahora quiero tomar la leche papi - y se agachó comiéndose completa mi inflamada verga
- Ay si mi amor! Así... mové la lenguita - la arengaba totalmente caliente por esa boca sedienta
Ya no contestó pero su respuesta fue un movimiento veloz por toda la cabeza de mi pija con esa lengua tremenda que siempre lame a la perfección.
Volvió a meterla completa y yo disfrutaba tanto del placer de ese pecaminoso despertar que la tomé con ambas manos del pelo y se la metí hasta la garganta, Me hice cargo de la situación y la ahogue de verga como la putita viciosa que es. Sentía las arcaditas de su dulce voz y me moría
- Ah bueno! - Escuché entre el dominante sonido de mis propios gemidos. Era la voz de mi hermano con Diego y Enzo detrás de él con el mismo grado de sorpresa
Me sentí expuesto y totalmente vulnerable. Las miradas acusantes de los tres me quemaban y me llenaban de vergüenza. Sentí una angustia tremenda pero Lou no dejaba de mamar con la misma pasión y voracidad como si nada hubiera pasado.
A pesar de no querer lo seguía disfrutando y estaba apunto de acabar. La perra de mi hija no me dejaba pensar en nada que no fuera el placer y sabía como aumentarlo gradualmente. Cerré los ojos nuevamente y me entregué a esa diosa sin importar nada.
En un momento siento que su boca deja el superlativo pete que me dedicaba haciendo el efecto del vacío con ese ruido tan particular. Abro los ojos después de unos segundos y para mi sorpresa los otros tres estaban con las vergas afuera presentadas al rededor de la cabeza de Lourdes.
- No se con cual quedarme! - dijo con tono juguetón pero con una mirada muy sensual que nos recorrió a los cuatro. Miró para arriba y con una sonrisa irresistible se quedó esperando. Como tratando de hacerla elegir los cuatro comenzamos a rozarle nuestras pijas por la hermosa piel blanca de su cara que contrastaba con los pedazos. Esa suavidad y belleza con cuatro vergas fregando y mojando cada parte de su cara era sublime. Ella movía la cabeza como en círculos para que paseáramos por todo su rostro. Cada vez que una pasaba por su boca sacaba la lengua y le daba una sutil lamida que era recibida como agua en el desierto. Esas lamidas se fueron haciendo casi permanentes y no tardo mucho en comenzar a meterse cada una de las cabezas a la boca. Los gemidos eran generalizados e ininterrumpidos. Esos labios sabrosos nos hacían delirar. Estaba al borde del orgasmo con esa mamada y esa imagen digna de una porno del más alto nivel cuando una enorme presión en mi pierna y pierdo el equilibrio cayendo hacia atrás.
Creo que de alguna forma adiviné lo que estaba pasando por eso me negué a abrir los ojos después de la caída. Los gemidos habían desaparecido y lo único que se escuchaba eran unas voces a lo lejos. Resignado miré a mi alrededor y ahí estaba tirado al lado de la cama con las sabanas enredadas a mi pierna derecha. Como me pasaba a menudo había tenido otro incestuoso y ardiente sueño con mi hermosa Lourdes. La frustración era tan grande como la excitación pero ya la vivía con cierta normalidad. Lo que no me pareció para nada normal fue esa horrible sensación en el sueño. Ese momento de ser descubierto difícilmente podría terminar resuelto tan fácil como ocurrió en la fantasía de mi subconsciente. Esa mezcla de culpa y angustia volvió y me invadió totalmente. No soy tonto y me daba cuenta que todo lo que estaba haciendo era una locura que podía terminar en escándalo.
Todas esas cosas daban vueltas en mi cabeza como un carrusel, mientras me aseaba en el baño. Bajé a desayunar pensativo y preocupado. Para mi sorpresa mi hija ya no estaba. Sí el resto de la familia incluido el parásito de mi hermano. Saludé a todos y me serví café, de reojo pude ver un tapper lleno de arroz con el celular de Diegote en el medio. Al parecer no quiso arriesgarse a acusar a Lou sin pruebas y tuvo que masticar su bronca. Era eso o que el tremendo trío con su hermana lo había hecho cambiar de actitud. Era difícil saberlo sin tenerlos juntos.
- Lourdes donde está? - pregunté al aire a ver quien tomaba la posta
- Salió temprano. Creo que la llamó mi cuñadita - dijo con cierta picardía Enzo que luego de haberse enfiestado a la rubia siempre hacía algún gesto que lo vendía al mencionarla. Creo que sin la promiscuidad que rodeaba la casa desde la llegada de su hermana, este pibe seguiría virgen toda la vida con esa inocencia casi boba que tiene.
Entonces recordé que Barbie quería venir a visitar a Javi antes de que se fuera y pensar en una visita de la platinada a casa era sinónimo de calentura para todos. Esa perra le gusta la pija más que a cualquier mujer que conozca. Todos en esa mesa lo sabíamos y ya la habíamos disfrutado. Esa sensación angustiosa que tenía al despertar desapareció con la idea de ver a Barbie.
Tenía que tomar aire y salí de casa apenas con unos sorbos de café. El día siguió con esa engañosa sensación de normalidad que me hacía olvidar el grado de provocación con el que convivía. Las horas se escurrieron como en un reloj de arena y antes de darme cuenta ya estaba de regreso en casa. Sin saber que me iba a encontrar entré silencioso como un ladrón,
- Ay Al me asustaste! No te escuché - me dijo entre risas la sensual amiga de mi hija
- Perdón! No era mi intención. Hola hermosa - le dije y traté de darle un beso en la mejilla. La muy zorra hizo que ese beso terminara siendo mitad en la boca.
- Mi hija donde está? Te dejó sola acá - traté de seguir conversando
- Acá estoy papi, dijo mientras venía de la cocina con el mate y galletas, detrás de ella venía Javier con la pava y el resto de las cosas del mate. Mientras se sentaba el pela se cubrió diciendo que no sabía si estaba bien el agua.
- Preguntale a tu sobrina, si algo sabe es calentar la pava - Le dijo la rubia mientras se cruzaba de piernas y dejaba más expuestas esas hermosas gambas debajo de un vestido blanco que le quedaba infernal. Javier se puso rojo por el comentario y miró mi reacción. Yo fingí no haber entendido para pasar el momento.
Las dos chicas rieron con esas miradas juguetonas y un poco infantiles que hacen cuando quieren provocarme pero a la vez cargadas de sensualidad.
Barbie lo invitó a sentarse junto a ella con la escusa de ser la primera en tomar. Así fue que quedamos distribuidos de la siguiente manera: Barbara, Javier, Lourdes y yo. Al provocativo vestido de su amiga, mi hija le competía con un pantalón tan apretado que parecía que se iba a descoser y una remera de lo más escotada. Esas deliciosas tetas se querían escapar por todos lados, se veía parte por el costado y parte por el medio del escote. Para mi sorpresa no parecía estar usando corpiño. Algo poco usual en ella. Era un manjar tener a las dos mejores putitas del mundo juntas en casa otra vez, el hecho de que una de ellas fuera mi hija era un detalle cuando la calentura me invadía.
Por más que en el fondo había una voz interna que me decía que no debía sentía un deseo incontenible por tenerlas a las dos. Si mi hermano participaba no me importaba, no podía dejar de mirarlas con ganas. Por arriba del pantalón sobresalía una fina tira rosa que me estaba quemando la cabeza. No se bien en que momento comenzó pero de golpe noté que tenía una erección total. Las chicas estaban más interesadas en sonreír y festejar cada comentario de mi hermano así que ninguna de las dos lo notó. Yo estaba entre celoso y excitado. Muy excitado a decir verdad, En un momento de forma totalmente inconsciente tomé la mano de Lou y la puse sobre mi inflamado bulto. Ella hizo un por instante un gesto de sorpresa pero enseguida me miró de reojo con esa sonrisa juguetona y comenzó a mover sus dedos para acariciar mi verga encima del pantalón. Yo trataba de controlarme para disimular pero las caricias de mi nena son impresionantemente placenteras.
Pensé que me iba a hacer acabar cuando las caricias se detuvieron y Barbie me dijo
- Ey Al te estoy hablando! Seguís el mate? Yo voy al jardín con Javi a ver los resales - Yo sabía que era una excusa para estar a solas con él. Seguramente la trola de mi hija le contó el polvo que se echaron la noche anterior y esta zorra quería el suyo.
- Si no hay problema - le dije cuando ya se iban. La rubia iba adelante moviendo ese espectacular culo para mi hermano. Era digno de envidia, pero entonces recordé que desde mi escritorio podía ver todo. Los rosales están en el centro del patio. Hubiera salido corriendo de inmediato, pero apenas se fueron Lourdes comenzó a desabrochar mi pantalón.
- Aprovechemos papi - dijo mientras sacaba mi verga dura y húmeda con sus delicadas manos. Yo acomodé la cabeza en el respaldo y me preparé para gozar. Mi nena no me desilusionó, Pronto sentí esos labios hermosos sobre la punta de mi verga. Luego esa pornográfica lengua comenzó a hacer de las suyas. Me hace delirar cuando la mueve recorriendo cada punto de mi pija. Pronto estaba toda recostada sobre el sillón subiendo y bajando esa hermosa cabecita y yo loco de placer. Era imposible pensar en otra cosa con esa diosa dándome el mejor sexo oral del mundo.
Lo que más me calentaba era cuando se la sacaba de la boca para lamerla y me preguntaba con esos ojos incendiarios
- Te gusta papi? - esa frase me deja siempre al borde del orgasmo y la muy perra lo sabe.
- Veni mi amor, papi te tiene una sorpresa - le dije, la tomé del brazo y nos fuimos al escritorio. apenas me subí los pantalones. No pensaba terminar ahí. La metí casi corriendo a mi escritorio. El mismo en el que la habíamos cogido con Ova. Creo que algún recuerdo le trajo porque apenas entramos sonrió y me miró con esa carita de cómplice que hace a veces. Me acerqué a la ventana y por primera vez sabía lo que iba a encontrar. Mi hermano tenía su pantalón caído hasta los tobillos y la perra de Barbie estaba agachada frente a él dándole una mamada tan intensa como la que me regaló mi beba. Esa melena dorada al sol moviéndose suavemente y esa boquita pintada bien rosa devorando como una profesional era super erótico. Tenía una teta fuera del vestido que mi hermano acariciaba permanentemente mientras miraba a cada rato hacia la puerta del patio. Mi hermosa Lou se acercó de atrás y me pajeaba mientras contemplábamos juntos el espectáculo. Su lengua subía y bajaba por mi cuello mientras su mano se movía a un ritmo delicioso.
- Te calienta mi amiga no? - me decía al oído
- Si mi amor, son las dos unas perras tremendas - le decía apenas con unos hilos de voz
- Pero yo soy la nena de papá - me dijo dando la vuelta y comendome la boca de un beso, Esos besos que da que calientan hasta los glaciares. Esa lengua me pierde, La empecé a manosear toda, en especial esa cola hermosa que estaba tan apretada que me calentaba a morir. Con su ayuda abrí su ajustado pantalón y lo bajé apenas hasta la cintura. La acosté sobre el escritorio y metí mis manos bajo su remera. Esas tetas estaban mas ricas que nunca, Al estar sin nada debajo esos pezones eran tan accesibles que no podía dejar de tocarlos. Ella misma acomodó mi verga en su divina conchita y la penetré con fuerza,
- Si papi! Así! Si! Siii - me decía para arengarme y yo me volvía loco con su tremendo cuerpo y su voz de nena traviesa. Esas monumentales caderas acompañaban el movimiento con maestría. Yo no podía soltar esas enormes tetas. Ahora que había sentido la maravilla de acabar en esa dulce conchita quería repetirlo cada vez que pudiera.
- Queres lechita mi amor? - le dije al oído mientras aumentaba la velocidad
- Si pa, llename de leche - me respondió y aprovechando la cercanía me clavó otro beso
Sin dejar de besarla seguí aumentando la fuerza hasta que sentí lo inminente y la explosión de placer dentro de mi nena apareció. Los gemidos de los dos al llenarla de semen fueron sublimes y ambos nos quedamos quietos prolongando ese placer unos segundos.
Como siempre mi mundo se redujo por ese momento al cuerpo infernal de mi nena y a lo puta que me resultaba, superando sus propios limites cada vez. Pero esa sensación solo duró unos segundos. Los gemidos de los otros dos en el patio me recordaron lo que pasaba y ambos nos miramos y fuimos casi corriendo a la ventana polarizada una vez más. El paisaje era sumamente caliente. La puta de Barbara estaba arrodillada sobre mi hermano con las piernas abiertas y sus pechos totalmente al desnudo. Javier acostado en el césped veía como esa muñeca de más de 20 años menos que él se movía como una ninfomana. Estaba totalmente despeinada y tenía las tetas rojas de tanto ser manoseadas y chupadas seguramente. Yo sabía lo placentero que era entrar en esa mujer y sentir los movimientos de ese cuerpazo.
- Esta bueno mirar juntos no? - me dijo Lou con mucha cara de puta
- Todo lo que hago con vos esta bueno mi amor - le dije yo acariciándole la cara
Me perdí mirando esa cara angelical y perversa a la vez hasta que los gritos de Javier me distrajeron nuevamente
- Vení puta tragatela toda! - le ordenó a la rubia que sin dudarlo se arrodilló y se tragó toda la verga de mi hermano ayudada por las dos manos en la nuca. Los gemidos no se hicieron esperar y sin soltar la cabeza de Barbie largó en varias veces toda la leche que tenía adentro. Obediente como siempre la piba se tragó todo y se saboreó. En ese momento me di cuenta que iban a entrar y apuré a Lourdes para que se acomode y volvamos al living.
Cuando regresamos había una adrenalina contenida, de todos que era difícil de manejar, pero ninguno se salía de su rol de disimular todo lo ocurrido. Los cruces de miradas, y los gestos cómplices entre las chicas que seguramente habían planeado todo para que las llenemos de leche me quemaba la cabeza. Esas putas iban cada vez más lejos. De continuar ese clima creo que no iba a contenerme más y las iba a cojer sin importarme la presencia de mi hermano. Las chicas seguían hablando y yo solo escuchaba sus voces y veía sus labios que tanto placer suelen ofrecer pero no seguía nada de lo que decían. Lou se daba cuenta de que estaba perdido y cada tanto me miraba y me sonreía. En medio de esa especie de coqueteo de las pibas, llegaron Diego y Enzo como siempre hablando demasiado fuerte desde la puerta. La presencia de estos dos un poco cortó ese clima de tensión sexual que todavía se vivía. Las chicas empezaron a bromear con ellos apenas llegaron y la rubia después de haber pasado por todos los hombres de la casa ya era muy bien recibida por todos.
Barbie le insistió a Diego para que saliera con ellas a bailar pero como mi hijo venía de varios días de discusiones con Lourdes puso toda la resistencia y no pudo torcer su negativa.
- Por qué no lo invitas a Javi? - fue la respuesta que ensayó para tirarle la pelota a otro
- Ay que buena idea! Venís con nosotras? - le pidió haciéndole cara de nena pidiendo por favor, mi hermosa Lou. Nadie en su sano juicio podía resistirse a esa bebota hermosa.
Lo que no me esperaba cuando contemplaba esa escena de nena caprichosa y consentida era que yo mismo iba a terminar cayendo en la misma trampa inmediatamente
- Por qué no vienen los dos? - sugirió dándose vuelta y clavándome esos faroles hermosos.
- Te parece? Que voy a hacer yo en un boliche? Hace años que no piso uno, estoy oxidado - le dije con toda razón. Me sobran los dedos de las manos para contar cuantas veces salí a bailar en décadas de matrimonio. Las dos se pusieron como chiquitas mañosas insistiendo.
Creo que los comentarios de Diego días anteriores respecto del comportamiento de Lourdes cuando salía me dieron mucha curiosidad. Quería ver a mi nena en su zona de cacería.
Decidí aceptar la invitación.
Como me pasaba cada vez que me metía en algún aprieto por causa de mi hija. No dejé de pensar en eso en todo el día. A la noche me preparé. Lustré mis zapatos, me puse una linda camisa y mientras me estaba peinando veo la lujuria personificada entrar al baño para compartir el espejo. Lourdes estaba ardiente realmente. Una pollera rosa muy llamativa, sumamente corta y bien apretada. Esas piernas blancas como la nieve con unos tacos que las hacían mucho más sensuales. Todo eso era poco al lado del imponente escote de su remera. Se paró al lado mío y comenzó a pintarse los labios de rojo. Esa imagen me rebotó en la cabeza durante el resto de los preparativos. Javier ya estaba listo hacía rato con una remera de pibe que no encajaba con su cabeza calva y las canas de su barba de unos días. Salimos en el auto camino a la casa de Barbie. Al llegar salió con unas botas bien de gato y un short blanco y una remerita negra que parecía pintada a la piel de lo apretada. Las dos pibas quemaban la tierra. Apenas llegamos las dos saludaron a los patovicas que las conocían por nombre. Al entrar el escenario fue parecido, pedimos unos tragos y mientras me movía lo mínimo para no hacer el ridículo al lado de esas pibas que bailaban como poseídas, veía como pasaba gente y saludaba a Lou y a Barbie a cada rato. Eran como famosas y yo me imaginaba por qué. Bailaban de una forma muy provocativa, movían sus caderas suavemente pero con mucha sensualidad y por momentos con una intensidad que era imposible no mirar esos cuerpos sacudiéndose por el ritmo latino de la música.
Era casi lo mismo que verlas hacer el amor. Solo que acá había cientos de pendejos calientes disfrutando del espectáculo de sus cuerpitos
Como cada tanto pasaba algún valiente a tratar de sacarlas a bailar y se retiraba humillado por los gestos de desprecio de ambas, decidimos bailar en parejas. Barbie cruzo sus brazos por el cuello del pela y mi hija bailaba para mi. Me guiaba y yo miraba sus piernas para tratar de seguirla.
- Mira, parece que nos quedamos solos - me dice Lou al oído. Me doy vuelta y Javier estaba contra una columna cercana besando a Barbara como si la fuera a coger ahí mismo. Le metía mano por todo el culo y la puta se dejaba frente a todos. Con que poco lograban calentarme las dos.
- Vamos a dejarlos un poco solos - me sugirió mi nena. Puso mis manos en su cintura y se metio entre la gente nos alejamos de la pista y llegamos a una puerta que yo pensé era la salida trasera. Para mi sorpresa al abrir había un pasillo largo y al fondo otros dos patovas. No entendía nada. Instintivamente me frené pero Lou me tomó de la mano y apuró el paso.
- Hola chicos, está Fran? - preguntó con toda naturalidad, Los dos monos le hicieron que si con la cabeza y el más morocho le abrió la puerta.
- El señor? - preguntó el más gordo que tenía una barba muy frondosa.
- Viene conmigo, no pasa nada - le contestó mi hija entre risas. Yo no entendía nada. Estaba en un escenario totalmente desconocido y en una situación sumamente confusa.
Al cruzar la puerta entramos a un salón no muy grande donde había unos sillones con forma de u, una barra al fondo y un par de meseras con mucha pinta de putas. Nos acercamos a uno de los sillones donde había un flaco con una pinta de mafioso que asustaba. Estaba charlando con una de esas pibas, Apenas nos vio le hizo señas que se alejara a la otra mina y cambió la cara
- Pero miren quien llegó! La alegría de mis ojos! - dijo al ver a Lou acercarse.
- Hola Fran! - dijo de lejos y luego me presentó - Él es el dueño de este lugar pa - seguido de eso el tipo extendió la mano para saludarme. Mientras hacía eso comenta
- Vino a cuidar a su princesa? Acá puede estar tranquilo que esta segura. Es amiga de la casa -Me dijo mientras le acomodaba el pelo a Lou detrás de la oreja y ella le devolvía una sonrisa.
Era evidente como Lourdes había obtenido ese trato preferencial. No quería pensar en eso pero era inevitable. El tipo no se privaba de mirarla a pesar de mi presencia.
- Buen lugar tiene, lo felicito - le comenté por decir algo y que por lo menos note que seguía ahí.
- Me alegra que le guste... sobre todo el servicio, no? - me dijo señalando con la mirada a una de las voluptuosas meseras que venía con unas copas para todos.
- Jazmín, el caballero es nuevo y queremos que se lleve una buena impresión - le indicó. La piba en cuestión estaba tremenda. Unas tetas realmente escandalosas, mucho más grandes que las de Lou y un culo que peleaba parejo con el de mi nena. Por si eso era poco, tenía algo particular. Era una morocha tipo mulata con unos labios muy gruesos que se veían como garantía de placer.
Se sentó junto a mi y comenzó a darme charla. Sabía como venía todo esto, de reojo podía ver a la otra moza en la barra cuchicheando con el barman y mirando como la morocha me provocaba. En determinado momento este tal Fran hizo una seña con la mano y bajaron las luces. Quedamos iluminados solo por unas luces violetas. La sonrisa de la morocha tomo más protagonismo. Estaba hipnotizado con su boca. Tanto que en un momento gire la mirada y vi que Lourdes ya estaba enredada en un beso de lo más erótico con su adinerado amigo. Jazmín notó mi distracción y se apuró a besarme. Esos labios eran imponentes y su lengua internada en el medio de mi boca me volvió loco. La mina era sumamente rápida. En solo segundos ya la tenía arrodillada arriba mío besándome y moviendo sus caderas sobre mí al ritmo de la música.
Trataba de espiar al costado y Lou ya tenía la pollera en la panza y era manoseada con descaro en su cola y sus piernas. La boca de fuego de mi nena estaba ocupada besando el cuello de Fran.
Seguí disfrutando de la mulata hermosa. La acariciaba y sentía esas piernas firmes y carnosas pero quería más así que le apreté fuertemente el culo que era de lo mejor. La mina nunca decía que no así que yo me iba calentando más y más. Me sumergí dentro de su escote y enseguida sacó uno de esos pezones como invitándome a chuparlo. No lo pensé ni un segundo comencé a pasarle la lengua. Mientras la mesera se sacaba la diminuta remera y desnudaba esos gigantescos pechos yo perdí todo lo que quedaba de cordura. La agarré y la tiré recostándola sobre el cuero del sillón. Manoseaba esas tetas para todos lados y las chupaba con locura. La mina me agarraba la cabeza para que siga sobre sus pechos pero con su otra mano buscaba mi cinturón y comenzaba a desabrochar en busca de verga. Ya a esa altura tenía una erección que quería escapar. Me enderecé en el asiento y la morena se arrodilló frente a mi. Busqué a Lourdes que había desaparecido de mi lado. A unos pocos metros había otro sillón y lo que vi fue tremendo.
Mi hija despojada de su remera y su corpiño era penetrada en cuatro como una putita cualquiera por el dueño del lugar mientras se turnaba para chuparsela al barman y a uno de los patovicas. En ese instante la boca de Jazmín comenzó a darme una mamada incomparable. Esos labios gruesos apretaban y su inquieta lengua tocaba cada punto de placer. Eso sumado a lo que veía Me hicieron poner al borde del orgasmo. En la oscuridad no sabía si ellos me veían. Probablemente se sentían re vivos de como me distrajeron para cogerse a mi hija a pocos metros. La mesera a esa altura ya subía y bajaba su cabeza todo el tiempo y yo hacía fuerza con todo mi cuerpo para no acabar. Mientras estaba en eso, siento detrás mío que alguien me acaricia el hombro. Al girar me encuentro con la otra mesera que ya sin el barman decidió unirse a nosotros. Dio la vuelta y se sentó al lado mío.
- La está pasando bien acá? - me preguntó con cierta ironía, al oído
- Espectacular la atención - le contesté de la misma forma
- Estamos para servirle - me dijo y me pasó la lengua por la mejilla.
Esta otra mina era tan trola como su compañera pero manejaba mejor el juego de seducción. Blanca como la leche, de ojos claros y con una cabellera naranja como una llamarada. Solo se parecía a su amiga en las curvas imponentes.
Mientras jugaba con esas dos putas recordé a Lourdes y al girar para verla Vi que tenía dos tipos atrás, seguramente penetrando su culo y su concha y ahora era su amigo Fran quien recibía los favores de su boca en pleno éxtasis. Apenas llegué a mirar unos segundos porque la colorada buscó mi boca de inmediato con su lengua que paseaba por mi cara y me calentó sobremanera con su beso. Mientras la colo bajaba para unirse a su amiga vi que pasaban un par de parejas para acomodarse en otro de los sillones sin el menor asombro por todo lo que ocurría. Me di cuenta que todos iban para lo mismo. En ese momento las bocas de las dos putitas se juntaron en mi pija y me volví loco de placer. Sus labios y sus lenguas una de cada lado de mi verga hacían maravillas. Con las dos parejas nuevas que empezaron a coger apenas llegaron no podía ver más a Lourdes y pensar lo que estaría haciendo me quemaba la cabeza. Los cuatro que tenía cerca eran todos rubios y las minas eran mas grandes pero con unos cuerpos tremendos. Nunca había visto tanta gente coger en el mismo lugar. Se ve que eran estilo swingers porque mientras besaba nuevamente a Jazmín una de las rubias se acercó y le dijo algo al oído. Ella le contestó que si con la cabeza y me dijo
- Vamos a divertirnos mucho esta noche - luego siguió besándome mientras la colo continuaba con el sexo oral que tanto me calentaba
No pasó más que unos segundos y los gringos aparecieron todos juntos. La poca ropa que nos quedaba voló por el aire. Esto ya era una orgía, La rubia que había venido antes se subió arriba mío y sin mediar palabras se metió mi pija adentro suyo. No podía ser cierto. Miraba para todos lados y veía gente desnuda besándose y cogiendo. Sentía los gemidos de Jazmín al lado mío que estaba siendo cogida con todo por uno de los pendejos mientras la colorada estaba siendo cogida sobre la mesa por el otro y al mismo tiempo le chupaba la concha a la rubia restante. Yo ya le daba con todo a esta completa extraña. Para darle mas morbo a todo, tome del pelo a Jazmín y la hice besarse con ella. Ninguna de las dos dudo. El placo que se la cogía también le gustó el show lésbico. Las minas iban cambiando de pija como si se cambiaran de ropa, Pronto tenía a la colo en cuatro y le daba con la misma calentura, Tocaba algún culo y alguna teta a la pasada mientras las otras chicas se acomodaban, Fue sin dudas lo más excitante que me había pasado en la vida todo el tiempo alguna teta a mano para chupar, Las fuimos cogiendo a las cuatro pero como era de esperarse el físico ya no me dio más, mientras penetraba el culo de una de las rubias no aguanté más y la saqué los chorros de semen empezaron a volar entre las chicas y las dos desconocidas se encargaron de sacarme hasta la última gota con sus bocas. Me quedé rendido viendo como esas lenguas recorrían mi verga mientras sus amigos garchaban a las meseras.
De repente me paré y Lourdes no estaba por ningún lado. El padre en mi se activo de nuevo y me empecé a preocupar. Mientras me vestía para salir a buscarla las cuatro minas agachadas recibían las abundantes y potentes acabadas de los dos gringos. Con esa última imagen me abroché el cinturón y me fui a buscar a mi nena. En la puerta estaban los dos gorilas de seguridad, incluso el que había cogido con Lou. Les pregunté por ella
- Estaba entretenido maestro. Salió hace 15 minutos de vuelta la pista - me contestó el gordo
- Ah ok - le respondí cortante. Estaba un poco avergonzado por mi comportamiento. Ese no era yo. Cogiendo con gente que no conozco, en medio de una orgía en un lugar así. No podía creerlo.
Lo curioso es que para todos era algo normal. Empecé a entender a que se refería Diego cuando habló de "las cosas que haces cuando salís" en referencia a Lou. Probablemente todo el que nos vio entrar ahí ya sabía a que íbamos.
Di una vuelta buscando a mi hija y en eso veo a Barbie y a Javier. Los tres buscamos a mi hija hasta que la encontramos saliendo de un baño. Se había maquillado como si recién llegara y era muy obvio. Yo no daba más. Estaba muerto entre el sexo y los nervios. Barbara y Javier insistieron en quedarse un rato más y así fue. El viaje de pocas cuadras del boliche a casa con mi hija se me hizo eterno. En el auto reinaba un silencio tan incomodo que parecía una pared entre los dos. No sabía si estaba enojada o tal vez avergonzada o qué era lo que le ocurría. Cuando la miraba me esquivaba la mirada de forma violenta. La imagen que di ahí adentro seguramente no era lo que esperaba de mi. Me sentí un poco mal. Lo último que quería era que la noche terminara de esta manera. No encontraba palabras y no lo hice en todo el camino. Cuando llegamos a casa se bajó rápido y dio un portazo. Estaba muy confundido y me sentía terriblemente culpable.
"Eso por hacerte el pendejo", "Que necesidad de salir con tu hija" o "Vos no sos para esto Alejo"
eran los pensamientos que rondaban permanentemente por mi cabeza. Llegué y Lourdes ya se había metido a su cuarto. Con el humor que traía no quise meterme a la boca del lobo y me fui al mío. Estaba logrando conciliar el sueño cuando sentí la puerta y risas. Pude ver a Javier totalmente borracho pasar al improvisado cuarto que tenía en ausencia de mis hijos acompañado de Barbara. Apenas cerraron la puerta comencé a sentir el ruido inconfundible de la cama y lo siguieron los suaves gemidos de la rubia infernal. Esa mina era demasiado ardiente para quedarse con las ganas. Había estado toda la noche esperando pija y la estaba recibiendo gustosa. Estaba casi seguro de que Lou también escuchaba y solo por eso no me uní al festín que era tener sexo con ese camión. Con esos gemidos cerraba los ojos y recordaba la orgía en el privado del boliche. Las dos rubias fiesteras, la morocha sabrosa y la colorada ardiente. Todo volvía a mi mente y la culpa se desvanecía como si se derritiera por mi calentura. A pesar del cansancio se me paró de nuevo. Me estaba por empezar a masturbar cuando los gemidos terminaron.
Me desilusioné un poco pero no podía quejarme. Había cogido como un animal ya. Me quedé boca arriba hasta que aflojara un poco la erección y cerré los ojos para dormir. En eso siento que me empiezan a correr las sabanas. "Parece que alguien viene a hacer las pases" pensé y las ganas me invadieron, abrí los ojos y para mi sorpresa era la perra de Barbie desnuda
- Shh, todos duermen - me dijo casi en secreto y comenzó una mamada espectacular como acostumbra. Extrañaba esos labios y esa lengua. La hija de mi amigo es una maestra del oral. Ademas esos ojos claros clavados en los míos mientras devora mi pija me encantaban
Mientras me rendía a los placeres de esa tremenda hembra se me cruzó por unos segundos lo mismo de siempre. No sabía que iba a pasar al día siguiente como me pasaba todas las noches desde que mi hija Lourdes piso esta casa.
PD: Si se pueden resistir a esto los felicito. Yo no puedo con Barbie
41 comentarios - Mi hija Lourdes. Decimocuarta Parte
aunque me pone un poco triste, y lo dejo ahí xq tengo palabra.
gracias por regresar con tan fenomenal relato
gracias x volver!!
Esperamos el proximo...
Saludos
PD: no puedo ver las fotos que dejas siempre a lo ultimo.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2953404/Mi-hija-Lourdes-Decimoquinta-Parte.html