La historia tiene inicio aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/2787432/Encamada-con-mi-nuera-Parte-1.html
Apoyado sobre mi codo la observaba mientras ella recobraba el aliento después del segundo polvo. Sus gestos hoscos habían desaparecido y se veía casi tierna. Seguía con su actitud de no tomar iniciativa y dejarse hacer, pero ya no mostraba rechazo a lo que estaba pasando.
Empecé a notar detalles a los que nunca le había dado importancia, sus ojos claros, la blancura de su piel (que contrastaba con la mía oscurecida por el sol y el trabajo al aire libre), su cuerpo delgado pero bien formado y su colita menuda de nalgas redonditas y firmes.
Mientras, seguía acariciando su cuerpo y pensaba en lo loco de la situación que estaba viviendo. Ni en mis mas delirantes sueños me hubiese imaginado estar en mi propia cama cogiendo con una piba 30 años menor...
Después de un rato de estar así, jugando con mis dedos en su cuerpo la hice dar vuelta boca abajo y comencé a acariciar sus nalgas, hurgando cada tanto en su hoyito con la punta del dedo. Me moría de las ganas de hacerle la cola, pero tenía que tener paciencia si quería conseguirlo.
Me puse a darle besos en la espalda, bajando despacio hacia sus nalgas. Le pasaba la lengua levemente por la piel, lo que la hacía retorcerse como con cosquillas y arañar las sábanas. Esquivé a propósito sus nalgas y empecé a besarle detrás de las rodillas, sé que es un lugar muy sensible y el jugueteo con la lengua suele generar buenas reacciones. Fui subiendo por sus muslos y protestó cuando pasé la lengua entre sus nalgas. -No seas asqueroso, ahí no!!
- Sshhh!!! Pensá menos y disfrutá mas, le dije.
- Nunca me hicieron eso...
- Para todo hay una primera vez, dejate llevar y pasalo bien.
Separé sus nalgas y empecé por fin a jugar con mi lengua en su agujerito, le hacía cosquillas con la punta haciéndola retorcerse o se la metía bien adentro dilatándole de a poco el culito. Ella parecía, al fin, estar pasándola bien, levantaba la cola empujándola contra mi boca, gemía y se retorcía con sus nalgas firmemente sostenidas por mis manos.
En cierto momento, empapé mi dedo en saliva y se lo fui metiendo de a poco alternando el dedo y la lengua hasta que se lo metí por completo. Jugué un rato así, penetrándola con el dedo hasta que noté que estaba suficientemente dilatado.
. Vamos a cambiar el dedo por otra cosita... , le susurré al oido, volando de la calentura.
- Pero así no, me va a doler!!, dijo
- No si se hacen las cosas bien, le dije. Te voy a enseñar.
Pensando en que su primera vez no fuera una mala experiencia decidí dejar que tuviera el control de la penetración. Saqué un lubricante de mi mesa de luz (mi esposa y yo lo usamos con frecuencia), me acosté boca arriba y lubriqué totalmente mi verga. Hice que se pusiera sobre mi, con las rodillas a mis lados y apoyé mi pija en su culito dejando que ella hiciera el resto.
No se si tuvo un error de cálculo, resbaló o vaya a saber que, el caso es que bajó de golpe enterrándosela hasta los pelos.
Ahogó un grito y respingó tratando de salirse, pero se lo impedí sosteniéndola de la cintura. Ya la tenía donde quería y no pensaba dejarla escapar.
El tirón había sido doloroso también para mi, así que esperé acariciándole la espalda hasta que se relajó un poco. Entonces hice que se recostara sobre mi, levanté las rodillas e hice que apoyara allí sus piernas así que quedó penetrada y con su conchita al alcance de mi mano. Comencé a jugar con un dedo en su conchita al tiempo que con la otra mano le acariciaba los pezones, tratando de no moverme demasiado para no causarle dolor. En poco rato estaba otra vez caliente, gimiendo y moviendo de a poco la cola así que empecé a moverme despacio, cogiendo ese culito que me ponía a mil.
Los huevos me dolían horrores de la calentura contenida y sentía que estaban a punto de estallar, ella se había vuelto a soltar y se movía al ritmo de mi verga y mis manos, evidentemente gozando.
Siendo tan menudita no me fué difícil ponerla boca abajo sin sacársela, le coloqué las almohadas debajo de la pelvis dejándole la cola bien levantada y en esa posición empecé a cogerla acelerando el ritmo al tiempo que la masturbaba cada vez mas rápido. Tuvo un orgasmo mas fuerte esta vez y se estremeció casi gritando, un momento después le separé las nalgas y metiéndosela bien adentro me descargué en un hermoso y esperado polvo.
Me sostuve tratando de no caer sobre ella (peso algo mas de 90 kilos) hasta que se me bajó un poco la erección y me retiré despacio de su cola.
Quedamos tirados recuperando el aliento, yo me sentía en la gloria casi sin poder creer lo que estaba viviendo.
Pasado un rato fui al baño a lavarme un poco, mi verga tenía algunas trazas de sangre.
Continuará...
Apoyado sobre mi codo la observaba mientras ella recobraba el aliento después del segundo polvo. Sus gestos hoscos habían desaparecido y se veía casi tierna. Seguía con su actitud de no tomar iniciativa y dejarse hacer, pero ya no mostraba rechazo a lo que estaba pasando.
Empecé a notar detalles a los que nunca le había dado importancia, sus ojos claros, la blancura de su piel (que contrastaba con la mía oscurecida por el sol y el trabajo al aire libre), su cuerpo delgado pero bien formado y su colita menuda de nalgas redonditas y firmes.
Mientras, seguía acariciando su cuerpo y pensaba en lo loco de la situación que estaba viviendo. Ni en mis mas delirantes sueños me hubiese imaginado estar en mi propia cama cogiendo con una piba 30 años menor...
Después de un rato de estar así, jugando con mis dedos en su cuerpo la hice dar vuelta boca abajo y comencé a acariciar sus nalgas, hurgando cada tanto en su hoyito con la punta del dedo. Me moría de las ganas de hacerle la cola, pero tenía que tener paciencia si quería conseguirlo.
Me puse a darle besos en la espalda, bajando despacio hacia sus nalgas. Le pasaba la lengua levemente por la piel, lo que la hacía retorcerse como con cosquillas y arañar las sábanas. Esquivé a propósito sus nalgas y empecé a besarle detrás de las rodillas, sé que es un lugar muy sensible y el jugueteo con la lengua suele generar buenas reacciones. Fui subiendo por sus muslos y protestó cuando pasé la lengua entre sus nalgas. -No seas asqueroso, ahí no!!
- Sshhh!!! Pensá menos y disfrutá mas, le dije.
- Nunca me hicieron eso...
- Para todo hay una primera vez, dejate llevar y pasalo bien.
Separé sus nalgas y empecé por fin a jugar con mi lengua en su agujerito, le hacía cosquillas con la punta haciéndola retorcerse o se la metía bien adentro dilatándole de a poco el culito. Ella parecía, al fin, estar pasándola bien, levantaba la cola empujándola contra mi boca, gemía y se retorcía con sus nalgas firmemente sostenidas por mis manos.
En cierto momento, empapé mi dedo en saliva y se lo fui metiendo de a poco alternando el dedo y la lengua hasta que se lo metí por completo. Jugué un rato así, penetrándola con el dedo hasta que noté que estaba suficientemente dilatado.
. Vamos a cambiar el dedo por otra cosita... , le susurré al oido, volando de la calentura.
- Pero así no, me va a doler!!, dijo
- No si se hacen las cosas bien, le dije. Te voy a enseñar.
Pensando en que su primera vez no fuera una mala experiencia decidí dejar que tuviera el control de la penetración. Saqué un lubricante de mi mesa de luz (mi esposa y yo lo usamos con frecuencia), me acosté boca arriba y lubriqué totalmente mi verga. Hice que se pusiera sobre mi, con las rodillas a mis lados y apoyé mi pija en su culito dejando que ella hiciera el resto.
No se si tuvo un error de cálculo, resbaló o vaya a saber que, el caso es que bajó de golpe enterrándosela hasta los pelos.
Ahogó un grito y respingó tratando de salirse, pero se lo impedí sosteniéndola de la cintura. Ya la tenía donde quería y no pensaba dejarla escapar.
El tirón había sido doloroso también para mi, así que esperé acariciándole la espalda hasta que se relajó un poco. Entonces hice que se recostara sobre mi, levanté las rodillas e hice que apoyara allí sus piernas así que quedó penetrada y con su conchita al alcance de mi mano. Comencé a jugar con un dedo en su conchita al tiempo que con la otra mano le acariciaba los pezones, tratando de no moverme demasiado para no causarle dolor. En poco rato estaba otra vez caliente, gimiendo y moviendo de a poco la cola así que empecé a moverme despacio, cogiendo ese culito que me ponía a mil.
Los huevos me dolían horrores de la calentura contenida y sentía que estaban a punto de estallar, ella se había vuelto a soltar y se movía al ritmo de mi verga y mis manos, evidentemente gozando.
Siendo tan menudita no me fué difícil ponerla boca abajo sin sacársela, le coloqué las almohadas debajo de la pelvis dejándole la cola bien levantada y en esa posición empecé a cogerla acelerando el ritmo al tiempo que la masturbaba cada vez mas rápido. Tuvo un orgasmo mas fuerte esta vez y se estremeció casi gritando, un momento después le separé las nalgas y metiéndosela bien adentro me descargué en un hermoso y esperado polvo.
Me sostuve tratando de no caer sobre ella (peso algo mas de 90 kilos) hasta que se me bajó un poco la erección y me retiré despacio de su cola.
Quedamos tirados recuperando el aliento, yo me sentía en la gloria casi sin poder creer lo que estaba viviendo.
Pasado un rato fui al baño a lavarme un poco, mi verga tenía algunas trazas de sangre.
Continuará...
9 comentarios - Encamada con mi nuera. Parte 2