Con el correr del tiempo, empecé a hacer más amigos y salir más seguido. Había semanas que arrancaba de joda los miércoles hasta el domingo. Una caravana terrible.
Uno de esos días, conocí a Santino. Yo estaba sentada en la barra con unas amigas y él se acercó donde estábamos y me empezó a hablar. El chabón era un bombonazo terrible. Unos ojazos verdes y una carita de modelito que me moría. Encima, alto, lomazo, trabado. Me mojaba de verlo.
Pero a veces me agarraba la locura y me ponía media paranoica. La cuestión es que me lo re contra chapé al flaco y le pegué una arrinconada contra la pared terrible. Él no se quedó atrás, y me metió mano para todos lados.
Cuando el pub estaba cerrando, Santi se ofreció a llevarme. Yo acepté, aunque lógico el viaje demoró porque frenábamos a cada rato a matarnos a besos y manotazos.
En un momento me ofreció ir a su casa. Ahi fue cuando me cagué toda, en serio. No se porqué, pero no me daba confianza y menos en un lugar donde no conocía a nadie. Seguimos chapando en el auto. Santino se volvió insistente. Y la verdad, que yo también estaba muy caliente. Asi que me tiré encima suyo y mientras lo besaba desesperadamente le desabroché el pantalón.
El flaco no lo podía creer y me preguntaba que estaba haciendo. Sin decir nada, lo miré, sonreí y bajé hasta su pija. Empecé a chuparsela mientras él, nervioso, miraba para todos lados. "Esperá", me dijo levantando mi cabeza. Arrancó el auto y nos fuimos para un lugar alejado poco iluminado. Cuando frenó, seguí en lo mío.
Tenía la cabeza de su pija en mi boca y jugaba con la lengua mientras con una mano lo pajeaba. Su pija estaba durísima y chorreando de mi saliva. Me levanté y me saqué la remera. Santi se tiró encima mío y me desabrochó el pantalón. Empezó a morderme el cuello y metiendo sus manos entre mi ropa, me tocaba la cola. En minutos quedé casi en bolas, solo con mi tanguita y los pantalones en mis tobillos.
Él me besaba apasionadamente con sus dedos metidos en mi concha. Me tocaba con delicadeza y muy suave. Recorría mi clítoris y bajaba hasta casi tocar mi cola. Metió uno de sus dedos en mi concha y comenzó a moverlos bien rápido, mientras tocaba y besaba mis tetas. Yo estaba tirada contra el asiento disfrutando del momento.
Mi cuerpo empezó a temblar y mi concha a mojarse aun más. Me había hecho acabar magistralmente. "Vamos atrás" le dije mientras me pasaba al asiento trasero. "Cogeme" le dije corriendo mi tanguita para el costado mientras me tocaba la conchita chorreando.
Santino se pasó de un movimiento a la parte de atrás y se sacó el pantalón. Me penetró despacio haciéndome sentir cada centímetro de verga abrirse paso dentro mío. La sacó completa para luego clavarla de golpe.
El tano se tiró sobre mi cuerpo, me agarró de los pelos y me empezó a coger bien fuerte, moviendo sus caderas a una velocidad insostenible durante mucho tiempo. Pero mi macho si que se la bancó. El auto se movía para todos lados de la terrible garchada que me estaba pegando.
Cuando se cansó, salió de adentro mío y me la empezó a chupar de nuevo. Su lengua se clavaba en mi concha, recorría mi clítoris y mi cola. Yo no pude aguantar mucho y acabé otra vez.
Se dio cuenta, se levantó y me dio vuelta. Hizo parar mi cola. Pensé que me iba a coger, pero no. Abrió mis cachetes y metió su lengua en mi ano. Me pegó una chupada de culo fenomenal, que hizo que me calentara el doble que antes.
Yo me movía y gritaba como loca. Empecé a mover mi cola enterrando aun más su cara entre mis nalgas. Esto lo excitaba más, porque sentía sus gemidos ahogados en mi culo y me chupaba con más ganas y movía su lengua más fuerte.
Cuando se detuvo, sin perder tiempo, se acomodó atrás y me penetró de nuevo. Hasta el fondo. Sin piedad. Me agarró de los pelos, se acomodó como pudo en el poco espacio que había en el auto y empezó a cogerme.
Con fuerza, me jalaba del pelo haciéndome acercar y clavar su pija. Sentía como mi cola chocaba contra su panza y me calentaba aún más. Yo también hacía fuerza para que su pija se clavara más profundo.
Me empujaba tan fuerte, que mi cara terminó estampada contra la ventanilla. Las embestidas eran intercaladas con chupadas de concha y culo. En una de esas chupadas, mis piernas empezaron a temblar y acabé de nuevo. Abrió grande la boca y se metió toda mi concha en ella, y con la lengua se fue devorando toda mi acabada.
Volvió a penetrarme otra vez. Mi concha seguía mojada y con ganas de más. Pero fue poco el tiempo que aguantó. Sacó su pija y pajeándose un poco me llenó la espalda de leche.
Santi se sentó exhausto en el asiento, con su pija aun durísima. Luego de limpiarme, me senté a su lado. No podía dejar de mirar su pija. Me agaché y se la empecé a chupar. No había perdido la erección ni un poco.
Yo me mojé toda de nuevo. "Puedo?", le pregunté. Asintió con la cabeza y sin dudarlo me senté arriba. Ahora jugaba yo. Me agarré de su cabeza y con fuerza me empujaba su pija dentro mío.
El tano no perdía el tiempo y con sus manos amasaba mis tetas. Yo estaba cada vez más caliente. Agarré una de sus manos y la guie hasta mi cola. "Meteme un dedo" le pedí mientras la apretaba contra mi cachete. Me puso un dedo en mi boca. Se lo chupé como si fuese su pija, sin dejar de mirarlo.
Cuando estaba bien lubricado, lo llevó atrás. Abrió mis cachetes y buscó mi agujerito. Mi colita ya estaba bien mojada de las chupadas que me había pegado hacía un rato. Cuando entró largué un suspiro seguido de un gemido de placer. Cerré mis ojos y seguí cabalgando.
Me levantaba y bajaba clavándome la pija y el dedo alternadamente. No tardé en explotar en otro orgasmo. Esta vez ya no sentía mis piernas, pero no podía frenar.
Saqué su pija de adentro y me senté a su lado. "Basta" pedí, respirando con dificultad. El chabón empezó a pajearse. Estiré mi mano y lo ayudé. "Puedo ver como acabás?" le pregunté mientras masajeaba su pija. No hizo falta contestar esa pregunta.
Seguí pajeándolo mientras le tocaba las bolas; hasta que la pija empezó a escupir con fuerza varios chorros de leche. Hasta su pecho se ensució de la fuerza que salió.
Ahora si, su pija se durmió. Yo me cambié y me pasé adelante. Nos quedamos charlando un rato y me llevó a la residencia nuevamente. Cuando llegamos, nos despedimos con un beso pero otra vez, la calentura nos invadió.
Otra vez para coger no daba, así que estacionó el auto y volví a bajarle los pantalones. Él se los empujó hasta los tobillos, abrió las piernas y tiró la cabeza para atrás, disfrutando de un nuevo pete. Me levanté la remera, para que me tocara las tetas mientras seguía chupándosela. La escupí un par de veces, así mi mano resbalaba sobre su tronco, mientras mi boca jugaba en su cabeza.
Después de unos minutos, sentí como se ponía más dura. Alejé mi boca y pajeándolo esperé la descarga. Cuando vi que empezaba a salir la lechita, acerqué la pija a mis tetas y me las fui desparramando por todo mi pecho.
"Me quedé con ganas de seguir cogiéndote y de probar esa cola", me dijo. Yo le dije que ya la había probado con la lengua y el dedo, pero me dijo que quería meterme la pija hasta el fondo. Un escalofrío me recorrió la espalda al imaginarlo rompiéndome la cola.
Lo despedí con un beso y le dije: "Bueno, ya sabés donde vivo. Pasame a buscar cuando quieras". A los dos días estaba en la puerta de la residencia. Pero esta vez, sin mambos raros míos, nos fuimos directo para su casa. Lo primero que atacó apenas se cerró la puerta fue mi cola. Me puso en 4 y luego de una lamida de orto fenomenal, se escupió la pija y me rompió la cola. Por primera vez en el viaje entregaba la colita. Y bien merecido lo tuvo.
Otros relatos de mi viaje
Conociendo la residencia
Historias de mi compañera de cuarto
Enseñando español a una holandesa
Mi primo lejano
Una pareja rusa
Africanos
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Indice
Uno de esos días, conocí a Santino. Yo estaba sentada en la barra con unas amigas y él se acercó donde estábamos y me empezó a hablar. El chabón era un bombonazo terrible. Unos ojazos verdes y una carita de modelito que me moría. Encima, alto, lomazo, trabado. Me mojaba de verlo.
Pero a veces me agarraba la locura y me ponía media paranoica. La cuestión es que me lo re contra chapé al flaco y le pegué una arrinconada contra la pared terrible. Él no se quedó atrás, y me metió mano para todos lados.
Cuando el pub estaba cerrando, Santi se ofreció a llevarme. Yo acepté, aunque lógico el viaje demoró porque frenábamos a cada rato a matarnos a besos y manotazos.
En un momento me ofreció ir a su casa. Ahi fue cuando me cagué toda, en serio. No se porqué, pero no me daba confianza y menos en un lugar donde no conocía a nadie. Seguimos chapando en el auto. Santino se volvió insistente. Y la verdad, que yo también estaba muy caliente. Asi que me tiré encima suyo y mientras lo besaba desesperadamente le desabroché el pantalón.
El flaco no lo podía creer y me preguntaba que estaba haciendo. Sin decir nada, lo miré, sonreí y bajé hasta su pija. Empecé a chuparsela mientras él, nervioso, miraba para todos lados. "Esperá", me dijo levantando mi cabeza. Arrancó el auto y nos fuimos para un lugar alejado poco iluminado. Cuando frenó, seguí en lo mío.
Tenía la cabeza de su pija en mi boca y jugaba con la lengua mientras con una mano lo pajeaba. Su pija estaba durísima y chorreando de mi saliva. Me levanté y me saqué la remera. Santi se tiró encima mío y me desabrochó el pantalón. Empezó a morderme el cuello y metiendo sus manos entre mi ropa, me tocaba la cola. En minutos quedé casi en bolas, solo con mi tanguita y los pantalones en mis tobillos.
Él me besaba apasionadamente con sus dedos metidos en mi concha. Me tocaba con delicadeza y muy suave. Recorría mi clítoris y bajaba hasta casi tocar mi cola. Metió uno de sus dedos en mi concha y comenzó a moverlos bien rápido, mientras tocaba y besaba mis tetas. Yo estaba tirada contra el asiento disfrutando del momento.
Mi cuerpo empezó a temblar y mi concha a mojarse aun más. Me había hecho acabar magistralmente. "Vamos atrás" le dije mientras me pasaba al asiento trasero. "Cogeme" le dije corriendo mi tanguita para el costado mientras me tocaba la conchita chorreando.
Santino se pasó de un movimiento a la parte de atrás y se sacó el pantalón. Me penetró despacio haciéndome sentir cada centímetro de verga abrirse paso dentro mío. La sacó completa para luego clavarla de golpe.
El tano se tiró sobre mi cuerpo, me agarró de los pelos y me empezó a coger bien fuerte, moviendo sus caderas a una velocidad insostenible durante mucho tiempo. Pero mi macho si que se la bancó. El auto se movía para todos lados de la terrible garchada que me estaba pegando.
Cuando se cansó, salió de adentro mío y me la empezó a chupar de nuevo. Su lengua se clavaba en mi concha, recorría mi clítoris y mi cola. Yo no pude aguantar mucho y acabé otra vez.
Se dio cuenta, se levantó y me dio vuelta. Hizo parar mi cola. Pensé que me iba a coger, pero no. Abrió mis cachetes y metió su lengua en mi ano. Me pegó una chupada de culo fenomenal, que hizo que me calentara el doble que antes.
Yo me movía y gritaba como loca. Empecé a mover mi cola enterrando aun más su cara entre mis nalgas. Esto lo excitaba más, porque sentía sus gemidos ahogados en mi culo y me chupaba con más ganas y movía su lengua más fuerte.
Cuando se detuvo, sin perder tiempo, se acomodó atrás y me penetró de nuevo. Hasta el fondo. Sin piedad. Me agarró de los pelos, se acomodó como pudo en el poco espacio que había en el auto y empezó a cogerme.
Con fuerza, me jalaba del pelo haciéndome acercar y clavar su pija. Sentía como mi cola chocaba contra su panza y me calentaba aún más. Yo también hacía fuerza para que su pija se clavara más profundo.
Me empujaba tan fuerte, que mi cara terminó estampada contra la ventanilla. Las embestidas eran intercaladas con chupadas de concha y culo. En una de esas chupadas, mis piernas empezaron a temblar y acabé de nuevo. Abrió grande la boca y se metió toda mi concha en ella, y con la lengua se fue devorando toda mi acabada.
Volvió a penetrarme otra vez. Mi concha seguía mojada y con ganas de más. Pero fue poco el tiempo que aguantó. Sacó su pija y pajeándose un poco me llenó la espalda de leche.
Santi se sentó exhausto en el asiento, con su pija aun durísima. Luego de limpiarme, me senté a su lado. No podía dejar de mirar su pija. Me agaché y se la empecé a chupar. No había perdido la erección ni un poco.
Yo me mojé toda de nuevo. "Puedo?", le pregunté. Asintió con la cabeza y sin dudarlo me senté arriba. Ahora jugaba yo. Me agarré de su cabeza y con fuerza me empujaba su pija dentro mío.
El tano no perdía el tiempo y con sus manos amasaba mis tetas. Yo estaba cada vez más caliente. Agarré una de sus manos y la guie hasta mi cola. "Meteme un dedo" le pedí mientras la apretaba contra mi cachete. Me puso un dedo en mi boca. Se lo chupé como si fuese su pija, sin dejar de mirarlo.
Cuando estaba bien lubricado, lo llevó atrás. Abrió mis cachetes y buscó mi agujerito. Mi colita ya estaba bien mojada de las chupadas que me había pegado hacía un rato. Cuando entró largué un suspiro seguido de un gemido de placer. Cerré mis ojos y seguí cabalgando.
Me levantaba y bajaba clavándome la pija y el dedo alternadamente. No tardé en explotar en otro orgasmo. Esta vez ya no sentía mis piernas, pero no podía frenar.
Saqué su pija de adentro y me senté a su lado. "Basta" pedí, respirando con dificultad. El chabón empezó a pajearse. Estiré mi mano y lo ayudé. "Puedo ver como acabás?" le pregunté mientras masajeaba su pija. No hizo falta contestar esa pregunta.
Seguí pajeándolo mientras le tocaba las bolas; hasta que la pija empezó a escupir con fuerza varios chorros de leche. Hasta su pecho se ensució de la fuerza que salió.
Ahora si, su pija se durmió. Yo me cambié y me pasé adelante. Nos quedamos charlando un rato y me llevó a la residencia nuevamente. Cuando llegamos, nos despedimos con un beso pero otra vez, la calentura nos invadió.
Otra vez para coger no daba, así que estacionó el auto y volví a bajarle los pantalones. Él se los empujó hasta los tobillos, abrió las piernas y tiró la cabeza para atrás, disfrutando de un nuevo pete. Me levanté la remera, para que me tocara las tetas mientras seguía chupándosela. La escupí un par de veces, así mi mano resbalaba sobre su tronco, mientras mi boca jugaba en su cabeza.
Después de unos minutos, sentí como se ponía más dura. Alejé mi boca y pajeándolo esperé la descarga. Cuando vi que empezaba a salir la lechita, acerqué la pija a mis tetas y me las fui desparramando por todo mi pecho.
"Me quedé con ganas de seguir cogiéndote y de probar esa cola", me dijo. Yo le dije que ya la había probado con la lengua y el dedo, pero me dijo que quería meterme la pija hasta el fondo. Un escalofrío me recorrió la espalda al imaginarlo rompiéndome la cola.
Lo despedí con un beso y le dije: "Bueno, ya sabés donde vivo. Pasame a buscar cuando quieras". A los dos días estaba en la puerta de la residencia. Pero esta vez, sin mambos raros míos, nos fuimos directo para su casa. Lo primero que atacó apenas se cerró la puerta fue mi cola. Me puso en 4 y luego de una lamida de orto fenomenal, se escupió la pija y me rompió la cola. Por primera vez en el viaje entregaba la colita. Y bien merecido lo tuvo.
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Conociendo la residencia
Historias de mi compañera de cuarto
Enseñando español a una holandesa
Mi primo lejano
Una pareja rusa
Africanos
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26 comentarios - Estudiando en Italia. Mi primer tanito
Muy buen post, van 9 puntos
cuando una tia da tan seguido el culo, al excitarse se dilata y más si le dan una chupada de culo. Yo no hubiera esperado a un segundo encuentro para romper ese culito jajajajj
gracias por pasar
gracias por pasar°!!
gracias por pasar
Garchando en la calle dentro de un auto
Buen post
Igual no importa no tengo auto 😞
gracias por pasar
gracias por pasar!
Volveré con puntos...
gracias por pasar
gracias!