Puta por un día!

A pesar de ser una mujer felizmente soltera y sexualmente satisfecha, debo reconocer que, en el fondo de mi muchas veces me asaltaba la idea de mantener relaciones con otros hombres ya que mi conchita necesitaba más pijas.
Ayer me desperté especialmente motivada y ninguno de mis amigos podía darme pija en ese momento.

Estuve un buen rato despierta sin levantarme de la cama. Mi mente comenzó a recrearse en fantasías eróticas y, poco a poco, me fui calentando yo sola. Hasta tal punto fue el calentón que estuve a punto de tener que tocarme, pero los pensamientos eróticos fueron cediendo por la presión que ejercían los asuntos rutinarios del día, sobre todo de uno en particular: ¿como pago el alquiler?
Hacía un precioso día de primavera. El sol brillaba en lo alto, no había ni una nube y la temperatura era muy agradable Después de desayunar elegí la ropa que me pondría para bajar a la compra. Mas tarde tome una ducha, me maquillé y comencé a vestirme. Mientras lo hacía, nuevamente sobrevinieron a mi cabeza pensamientos eróticos. Entonces se me ocurrió algo excitante. Ese día bajaría a la calle sin bragas ni sujetador. Debo decir que a pesar de ser gordita tengo tetas grandes y la conchita bien apretadita.
Los que me conocen saben que vivo en santa rosa de calamuchita y es un pueblo donde por las mañanas hay muy poca gente en la calle, ya que casi todo el mundo se encuentra a esas horas trabajando. Al salir de casa a unas dos cuadras me encontre un camión enorme estacionado en la sombra de unos árboles. En el interior del mismo se encontraba sentado un hombre grandote de unos cincuenta años, que, a juzgar por la expresión de su rostro había pasado la noche durmiendo en el camión y se acababa de despertar. Eran poco mas de las nueve de la mañana.

Al pasar al lado del camión, el conductor comenzó a silbarme y gritarme cosas obsenas . Yo me hice la tonta y seguí mi marcha sin volver la cabeza, pero el camionero seguía intentando llamar mi atención. De pronto, nuevamente mi fantasía y el recordar que no llevaba ropa interior, hicieron que un hormigueo nervioso me recorriera los muslos. Entonces comencé a pensar que pasaría si me volviera hacia el camionero y le dirigiera una mirada lasciva. Mis nervios iban en aumento, y el corazón se me salía del pecho cada vez que consideraba esa idea.

Finalmente mi estado emocional de aquella mañana hizo el resto. Me volví bruscamente y me encaminé hacia el hombre mirándole fijamente a los ojos. Cuando llegué a la altura del camión miré hacia todos lados para asegurarme que no había gente en esa calle, psin decir una sola palabra abrió la puerta del vehículo y me invitó a entrar en el. Lo cierto es que todavía no se como pude reaccionar de esa manera, pero lo cierto es que cuando me quise dar cuenta me encontraba sentada al lado del camionero.

Entonces cuando quise acordarñ El hombre cerró la puerta tras de mí, corrió unas cortinas rojas a todo lo largo de las ventanillas de la cabina y comenzó a besarme en los labios. Yo mantuve una mínima resistencia, tras la cual abrí mi boca y le ofrecí mi lengua. El camionero sacó la suya y nos dimos un primer chape. Mientras me llenaba la cara y los labios de saliva una de sus manos se deslizó por debajo de mi remera empezó a acariciarme las tetas, mientras que con la otra me desabrochaba el vaquero. El muy hijo de puta sabía perfectamente donde tocarmeñ


Al mismo tiempo yo le bajé el cierre del pantalón, le saque la pija fuera y empecé a hacerle un paja. Aquel trozo de carne comenzó a crecer entre mis manos alcanzando un tamaño y un grosor considerables. En menos de diez segundos su pija estaba dura como el cemento. La tenía bastante mas larga y gorda que mi chongo, lo que me produjo aun mayor excitación, pensaba en como me iba a entrar semejante verga en mi conchita lo que tenía que aguantar que me entrara. En un momento dado, el hombre cogió con fuerza mi cabeza y me la colocó entre sus piernas abrí la boca y comencé a chuparle la pija

Al cabo de unos minutos el hombre me retiró y comenzó a desnudarse por completo. Yo me saqué el vaquero, ya que la remera había desaparecido en el chape. Cuando aquel tipo se percató de que no llevaba tanguita, me sentó encima de él violentamente. Apuntó su estaca entre mis labios vaginales, me la clavó hasta el fondo y comenzó a cojerme con una fuerza increíble. Su enorme pija bombeaba mi conchita sin parar, a un ritmo frenético. Tanto fue así que, cuando quise darme cuenta, me sobrevino el primer orgasmo.

Aquel tipo era una máquina de cojer por la posición en que estábamos me dio también una buena chupada de tetas. Parecía no cansarse y controlar la situación con habilidad, lo que me dio hasta cuatro orgasmos encadenados. El enorme calibre de su herramienta estaba haciendo estragos en mi concha. Yo gritaba y me retorcía de placer como una perra en celo. Después de quince, o quizás veinte minutos culiando sin parar, me la sacó de la concha y me la metió en la boca y me lleno de leche sin compasión, yo sentía un gran espacio en mi conchita cuando me sacó su pija. Una serie de chorros de leche tibia me fueron inundando la boca sin previo aviso, por lo que no tuve mas remedio que tragármelo todo.

Cuando terminó de vaciar su leche en mi garganta, se arrodilló entre mis piernas y comenzó a chuparmela de arriba abajo, deteniéndose de cuando en cuando en mi abultado clítoris. Aquello me produjo un placer tan intenso que volví a correrme dos o tres veces más.

Mi húmedo coño le debió excitar muchísimo, ya que cuando terminó de comérmelo su pija estaba de nuevo dura. Esta vez me puso a cuatro patas sobre el asiento del camión, me la metió en la conchita por detrás, y, agarrándome de las tetas comenzó de nuevo a culiarme viva. Los orgasmos no tardaron en aparecer otra vez. En ésta ocasión consiguió que me corriera otras tres veces más.

Luego me colocó su pija entre las tetas y le hice una cubana para que terminara en mi cara. Pese a ser la segunda eyaculación en menos de una hora, me bañó de leche toda la cara mientras moria huy de placer con el roce de mis tetas.

Más calmados ya nos vestimos y yo me fui a trabajar bien satisfecha por unas cuantas horitas...