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La semilla inutil - Capitulo 5: El aspersor humano

Aclaracion: Todos los personajes involucrados en actos sexuales son mayores de edad. Con respecto a los demas, se reserva la informacion.

* A partir del presente capitulo, estos pueden contener lenguaje ofensivo y situaciones maduras (ademas de las sexuales)

Capitulo previo: http://www.poringa.net/posts/relatos/2783331/La-semilla-inutil---Capitulo-4-El-final-de-un-buen-chiste.html

Habían transcurrido 3 meses desde que abandoné a El Cuerpo (o había sido al revés?), tres meses que aproveché en practicar más y en abordar a la chica que conocí en el laboratorio (no la fea sino la bonita), de la cual sólo sabía que era menor que yo y que tenía un nombre que sonaba a película hindú: Lakshmi.
En el laboratorio en total éramos ocho y estábamos practicando para un recital, cuya pieza más difícil era un arreglo para «El Cóndor pasa». A la linda Lakshmi y a mi nos correspondía los bordones, así que me aproveché de eso para practicar a solas con ella.
Un día me arriesgue a entablar conversación con la chica fresa, con la cual sentí mucha empatía de cosas que yo no vivía..., me explico: ella no sólo tenía un nombre hindú sino que además su familia profesaba dicha religión (se que hay muchas, y no recuerdo exactamente cuál era). Tenía unas ideas muy simpáticas acerca de la vida y la muerte, cosas que nunca me habían llamado la atención pero que a partir de ese día se volvieron parte de mí filosofía de vida. Yo, por mí parte, la hacia reír.
No fue difícil convertirla en mi primera novia (ahorro los pormenores: No vienen al caso), lo más interesante fue en nuestra segunda «cita».
Hablamos ido a practicar los bordones en su casa (tenía una enorme en Surco). Su habitación tenía todo de color rosado y sus diferentes tonalidades, pósters de películas del país donde provenían su fe y su nombre..., tanto que mi negro atril desentonaba totalmente (y mi ropa también, como tendría ocasión de comprobar.
Perdido el interés por un pasaje un tanto difícil de memorizar, empezamos a besarnos. En un instante sentí su lengua jugando con la mía. Tal vez no hubiera pasado a mayores (recordé que la casa no estaba sola) de no ser porque Lakshmi, con sus manos juguetonas, empezó a tocarme el miembro por encima del pantalón.
«Ésta quiere pinga», pensé. Deslicé mi mano izquierda (la derecha hasta hoy no la uso para esos menesteres: tiene las uñas largas) entre su piel y su calzón, para acariciar su sedoso monte de Venus. Palpé su vello púbico, más una pelusa que una mata de pelos; mis dedos recogían su miel.
Ella sacó mi miembro endurecido para masturbarme, miraba mi verga entre sus manos y se mordía el labio inferior. La desvestí a la carrera, ya no había marcha atrás y, a pesar que sabía que sus padres o sus hermanos podían entrar en cualquier momento, ni hasta el mismo Mahatma podría hacerme detener.
Su suavidad me excitaba, ella me desnudó también y nos besamos apasionadamente en un colchón de partituras. Ella estaba sobre mi, se colocó a horcajadas sobre mí, me la corrió un par de veces y, sujetandolo con sus dedos, metió mi miembro en su vagina.
Estaba mojada, muy mojada. Sentía su deliciosa cavidad deslizarse alrededor de mi sexo. Mis manos apretaban sus pequeños pechos y mis dedos jugaban con los sonrosados pezones. Lakshmi gemía bajito, suspiraba, más no gritaba.
Ni siquiera queríamos cambiar de posición. Sentía que su lubricación abundante deslizaba gotas a través de mí tronco lujurioso. Puse mi mano izquierda sobre su cadera y fui acercado mi pulgar hacia su vulva abierta. Empecé a acariciar sus labios, mi dedo dio con su clítoris. Lo masajee con el pulgar...
Y fue como tocar su alma.
Lakshmi empezó a jadear muy fuerte, a gemir como una hembra en celo. Dejó de mirarme, sus ojos estaban enfocados en el techo. Ella misma se tocó los pechos, acarició su propio cuerpo, su movimiento pélvico se hizo más veloz, yo no sabía qué le ocurría, pero no dejé de masajear su clítoris.
Lakshmi abrió los ojos, me miró y todo lo que ocurrió fue en cámara lenta.
Abrió la boca como para decir algo y cerró los ojos nuevamente, con una expresión como si se estuviera ahogando, como si la hubieran golpeado, como si la estuvieran serruchando por la mitad.
- Ahhhh...
Su gemido fue como el de una salvaje. Gutural, primigenio, incivil; pero eso no fue lo mejor.
De entre sus labios vaginales salió expedido un chorro de un líquido que no reconocí y que me bañó desde el pubis hasta la mitad del pecho. Me asusté, acaso se había orinado? Pero no olía a eso, era algo distinto.
Al primer chorro siguió otro más corto, y luego un tercero. Fue con ése que sentí el cosquilleo que era la antesala de mi venida. Mi semen llenó su intimidad como respuesta a lo que había hecho.
Al terminar, nuestras partituras estaban hechas un desastre, completamente empapadas por mi esperma y su... qué?
- Me terminaste adentro -dijo en un susurro Lakshmi-, me habrás embarazado?
Por toda respuesta saqué de mí billetera el certificado médico que declaraba mi total incapacidad para procrear. Ella lo leyó y sonrió:
- O sea, ahorras en condones?
Asentí. Mientras descansabamos, desnudos y felices, le pregunté acerca del manantial que brotó de su concha.
Me contó que sólo una vez le ocurrió, hace un tiempo. Ella tenía un novio que no la complacía: nunca se la había tirado sin condón, sólo duraba unos minutos y no le daba orgasmos. Por la falta de emoción en su vida sexual, solía masturbarse.
Hasta que un día ocurrió ese tipo de eyaculación femenina. Me confesó que nunca supo (hasta ese día) cómo lo había logrado. El resto de acontecimientos se precipitó: dejó al novio y se dedicó a la paja un tiempo, más nunca volvió a venirse de esa manera..., hasta el día en que tiramos, claro.
Luego de escuchar su historia, mi miembro volvió a cobrar vida. Ella observó como se iba levantando, con deleite. Le pregunté si quería hacerlo otra vez. Por toda respuesta se echó sobre mí y nos besamos.
- Ven adentro, mi amor -y, sujetando mi verga con su mano, me guió hacia sus entrañas.

Continuara...

Bueno, se termino la "Saga de Merrian"..., se que muchos la extrañaremos.
Nos leemos el proximo domingo

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