link: https://www.youtube.com/watch?v=6bLOjmY--TA
Afuera llovía a cantaros, sólo dos docentes habíamos quedado en el cambio de turno, yo y la chica del nombre moderno. Aylen hacía sus primeras experiencias como profesora de Literatura. Eso había sido una excusa para que yo, con 9 años adentro, pudiera pasearla por todos lados. Cuando ya se me había acabado el repertorio, pinté mi cara con maquillante mimetizante y me metí en su zona de guerra. Comenzamos a hablar de los clásicos y de las ofertas de la ultima Feria del Libro.
Eran las doce y seguíamos charlando en sillas continuas, sus palabras se agolpaban en mis oidos, pero yo las veía salir. No podía dejar de mirarle la boca, calculando el espacio para el beso, la apertura de mis labios, la profundidad de mi lengua. Atacar al cuello era muy violento, de todas maneras lo tenía cubierto con una polera negra. El pelo castaño recogido en un rodete me hizo pensar que el primer misil tenía que impactar si o si en su cachete pálido. Sí funcionaba, iba a atacar por segunda vez o tercera en el mismo lugar, esperando que fuera ella la que me comiera la boca. La ráfaga de viento que entró al abrirse la puerta provocó el desenlace. Las hojas de la mesa volaron y ella tan obsesiva se paró a buscarlas. Se sentó, las acomodó y sonrió.
-Soy una loquita, jaja.
-Una loquita linda.
Mi plan se desmoronó. Como si me hubiera leído la mente usó mi táctica del beso en el cachete. comencé a besarla. Marcaba el tiempo. Con sus dedos pálidos firmes en mi nuca clavaba con mucha ternura dos de sus uñas mas largas. Tenía una forma de besar muy adolescente. Cara vertical, me lamía lenta pero de manera precisa. Yo sólo movía de tanto en tanto mi lengua para avisar que estaba vivo, me encantaban esos masajes, tenía la lengua adormecida.
La verga me estallaba en el pantalón. Aylen había apoyado su mano vacía estratégicamente cerca de mi miembro. Sentía el calor de la mano. En vano hacía fuerza para ver si crecía un poco más y lograba llegar a la punta de sus dedos. Mis dos manos rodeaban su figura en un abrazo constriptor tampoco era un logro. La chica del nombre moderno es muy flaquita. Yo pensaba que si seguía abrazándonla así la partiría en dos. Me daba la sensación de que estaba besando una S en movimiento.
Chequee el reloj eran las 12:20. En diez tendría que llegar el auxiliar. Única alma que tenía llave en el turno tarde, además de la que colgaba de la pared de la sala donde estabamos matándonos a besos. Me separé, la baba chorreaba de nuestros labios. Jadeaba. El rodete de Aylen había cedido, despeinada sonreía. Era la primera vez que le veía con algo de color en su piel. Su lengua seguía moviendose en su boca y apretaba los labios. Me trajo un recuerdo reciente. Hacía un par de horas, Aylen había comido una Banana. El recuerdo y lo que veía ahora, sólo podía tener un final: La Banana tenía que reemplazarse con mi pija. No ocurrió, no obstante, tuve mi premio.
Aylen se movía en el lugar. Meneaba sus piernas como distribuyendose el flujo vaginal. No dijo una palabra, estaba en extásis. Tomé la iniciativa:
-Esta por llegar Lucho. ¿Qué hacemos?
-No se, vos conoces esta escuela hace años. Decime.
Challenge acepted. Me colé en la preceptoría y robé las llaves de las aulas de atrás. Lucho era muy pancho no iba a ir hasta allá. Menos si eran aulas que no se iban a usar en ese turno. Antes de iniciar la aventura quedaba una travesura más: Colarse en la dirección y robar los preservativos que habían quedado de la charla organizada por el Ministerio de Salud.
-Vos andá yendo y abrí el aula. Yo voy a por protección. Tenemos 5 minutos antes de desaparecer.
Aylen asintió y corrió sonriendo. Era muy lindo ver esa colita chiquitita irse. No pude reaccionar hasta que su metro setenta y cuatro se escabullera en el último codo del pasillo. Tomé tres forros y escapé. Entré al aula acordada. Aylen estaba sentada sobre un banco. Sendas piernas apoyadas en dos sillas. Las botas servirían para clavarse con firmeza para recibir mi ser. En el medio un espacio para mi cuerpo. Sus calzas negras amuchadas en la pierna derecha. La bombacha puesta, la polera y el pulover de Lana también.
Ocupe mi lugar y volvimos a los besos, no obstante, esta vez podía rozarle mi poronga por sus labios vaginales. Cachete con cachete. Dejamos los besos para sentirnos con nuestras partes íntimas. Aylen jugaba de nuevo con su lengua, sus labios y los dientes. De tanto en tanto jadeaba.
Decidí empezar a trabajar con mis dedos.
Usando su bombacha almidonada comencé a pellizcar el espacio entre los labios vaginales, con el pulgar hundía el clítoris duro. Aylen no se soltaba de mi espalda y hundía su cara. Pedazo de babosa, sentía la humedad de ambos labios: Unos en mis dedos otros en mi cuello. Cuando ya estaba a punto caramelo y no dejaba de lamerme, empecé a colarle las yemas de los dedos indice y medio, el pulgar continuaba estimulando el clítoris. Aunque parecía que estaba haciendo todo el trabajo, mis movimientos eran casi nulos. Era ella la que se movía y se los metía.No se aguantó más, Aylen me insitó a ponersela de una vez. Sólo quedaban Diez minutos para el turno tarde.
-Hay que hacerlo Rápido nena.
-No me importa, yo me adapto.
Esas palabras susurradas con su voz aflautada quedaron retumbando en mi cabeza. La chica del nombre moderno, recatada, con la que había cruzado mi primer hola hacía no más de Cinco horas, resultó ser una niña complaciente y terriblemente putona. Yo me adapto.
Muy incómodos los preservativos del Ministerio. Pero sirvieron para que toda la lechona no entraran en la conchita de Aylen. Por que fue eso. Rápido e intenso. Pero no importó. Corrí la bombacha, metí la cabeza. Aylen se quejó placenteramente con un UY seco. AY y la pija ya estaba por la mitad. Sí, Sí y ya habían empezado las embestidas. Me sobraban manos en esas nalgas. Aylen acompañaba empujando hacía arriba su cintura, mientras que hacía fuerza agarrándose del banco. El pelo castaño y largo, golpeaba silenciosamente en su cintura, protegida por el Pulover.
Exageradamente tenía sus ojos cerrados. Su nariz punteaguda señalaba algún rincón perdido en el techo. No se si fue fingido o sí realmente la nena tenía la capacidad de adaptarse, pero en cuanto comenzaron las descargas, Aylen sonreía reprimiéndose con una mordedura labial lo que en un cuarto seguramente sería un grito de corazón. Sonó el timbre. Afuera llovía a cantaros. Un pensamiento me sobresaltó. Nuestras cosas habían quedado en la sala de profesores.
¿Habrá llegado Lucho? ¿Habrá entrado alguien del turno tarde? ¿Cómo no se me ocurrió que iba a estar con el forro puesto gran parte de la tarde? En fin....esta historia la tengo que escribir en Poringa. No se me ocurre el título por el momento. Pero si alguién nos grabó, en algún sitió de porno argento ya aparecerá: Sorprenden a dos profesores teniendo sexo en un aula.
11 comentarios - La Chica del nombre moderno
Gracias, desde lo más profundo del corazón...como el grito de Aylen. De verdad, es muy lindo leer los comentarios y recibir el reconocimiento con puntos. Gracias de nuevo.
Exquisita historia, muy bien relatada, un lujito que agradezco con todo lo que puedo.
Un placer leerlo amigo 🙂
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los mios.