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Visitando a mis tías II

Aún consternado por lo que acababa de suceder, empecé a recoger la ropa del suelo. Me acababa de follar a mi tía, a un familiar mío. Sin embargo, fue una de las mejores experiencias de mi vida, una vivencia digna de contarles a mis nietos dentro de algunos años, aunque pensando mejor, mejor no decir nada nadie.
Mi tía había subido a ducharse y a cambiarse de ropa. En ese espacio de tiempo, recobré la compostura y la lucidez mental, ya no veía lo que había sucedido como algo malo, sino que quería repetirlo cuanto antes. Sentía la necesidad de volver a tener sexo con mi tía cuanto antes: estaba completamente fuera de mí, mi nuevo fetiche había empezado, el incesto.
Sin pensármelo dos veces subí al cuarto de baño y entré en este. Pude ver la silueta de mi tía a través de la cortina de la bañera, tan excitante como siempre:
-Tía, ¿puedes salir? Necesito que hagas algo por mí.
Ella sacó la cabeza mojada a través de las cortinas, viéndose mucho más sexy gracias al pelo mojado:- ¿Otra vez quieres?
Asentí con la cabeza mientras empezaba a masajear mi pene a través del pantalón: -Dijiste que debíamos recuperar el tiempo perdido, ¿verdad?
-Claro cariño, pero es que hemos quedado con tu Tía Isabel ya, nos está esperando.
-¿Podemos hacer algo rápido al menos?
-Ven aquí, aún tengo hambre de ti.
Captando el mensaje de mi tía, me quité la poca ropa que llevaba puesta antes de pensar en subir a donde estaba en ese momento y me adentré en la ducha junto a Elena.
Ella puso la alcachofa de la ducha en el soporte para esta y se puso de rodillas. Comenzó a chupar mi pene de manera muy rápida mientras me masturbaba con su mano.
No tarde mucho en darme cuenta de que con su mano libre se estaba masturbando de manera muy rápida y ágil. Seguramente en estos 2 años que no había mantenido relaciones sexuales con nadie se había dado mucho placer a si misma.
Tras varios minutos chupándomela, se levantó y se puso de pie, dándome la espalda y abriendo sus nalgas.
-Follame rápido, que llegamos tarde.
Sin más tiempo perdido introduje mi pene en su caliente vagina y empecé a darle placer a mi preciosa tía. Cada sacudida que le daba hacía que ella tuviera que agarrarse a la cortina del placer, era una situación muy morbosa y muy caliente. Tras estar aproximadamente 6 minutos así, antes de llegar al orgasmo, saqué mi miembro y le dije:-¿De nuevo en la cara?
-No, esta vez lo quiero directamente en la boca.
Ella quitó mi mano de mi propio pene y empezó a masturbarme muy rápido, asique no me demoré mucho en echarle todo mi semen dentro de su cavidad bucal.
Mantuvo mi corrida bastante tiempo en su boca, como si estuviera saboreándolo, lo que me hizo decir:
-Te gusta beber el semen de tu sobrino, ¿eh?
Mi tía asintió mientras se lo tragaba, haciéndose notar lo viciosa que es y lo mucho que le gustaba el sexo y, al parecer, aún más conmigo.
Salimos de la ducha y mi tía se fue directamente hacia su habitación aún con la toalla puesta, con lo que conseguí un poco de tiempo para poder vestirme.
Bajé al salón para coger la ropa que me quedaba y me fui a la puerta de salida para esperar a que bajara la mujer madura más caliente que conocía. Tras varios minutos esperando, mi tía apareció por la puerta. Llevaba puesto una falda que le quedaba perfecta para sus piernas firmes y altas, una camiseta de tirante que le favorecía mucho y un sombrero de paja que, a pesar de que el día no era caluroso, era idóneo.
-Wow, te ves preciosa.
-Vaya, a pesar de lo joven que eres, eres muy maduro y caballeroso. Oh, pero que digo, vaya que si sé que eres maduro…
Tardé en pillar la indirecta, pero cuando la entendí, no pude evitar sonrojarme.
-Vamos, tu tía debe estar esperándonos para merendar.
Comenzamos a andar a un ritmo bastante rápido, aunque para mí eso no era novedad. Nuestra familia siempre ha sido muy enérgica, con mucha vitalidad. No tardamos en ver la casa de mi Tía Isabel, que no estaba 2 calles más lejos que la donde se fraguó el acto sexual. Esto era algo que siempre me había condicionado: siempre que iba a visitar a mis familiares de una casa, tenía que ir a la otra por compromiso.
Una vez llegamos a la casa, toqué el timbre para avisar a mi tía Isabel que ya estábamos afuera. Mientras ella nos abría la puerta, mi tía me miro y me dijo:
-Cuando volvamos a mi casa vamos a volver a follar, ¿de acuerdo?
Esta vez yo no me asusté, ya lo veía como algo normal, asique solo asentí.
-¡Hola! Habéis tardado mucho, ¿ha pasado algo?
Mi tía Elena y yo nos miramos conteniéndonos las ganas de contar todo lo que realmente había pasado, asique tomé la palabra antes de que nos fuéramos de la lengua:
-No, no ha pasado nada, es solo que no encontrábamos una cosa
Mi tía Isabel me miro levantando la ceja, lo que hizo que mi corazón sufriera un mini infarto, pero ella se giró hacia otra dirección, haciendo que todo quedase en una falsa alarma.
Los tres nos metimos en la casa, y como no, los recuerdos me venían a la mente. Muchas tardes había pasado yo en esta casa jugando con mi primo Fran, jugando al FIFA, al Counter Strike, y a toda clase de juegos. Al recordar eso, le pregunté a mi tía por mi primo:
-¿Dónde está Fran? ¿Y Tío Berni?
-Están viendo el fútbol en un bar, no van a volver en un largo tiempo.
Una vez mi tía acabó de hablar, me fije en ella. Había cambiado desde la última vez que la vi. Había adelgazado considerablemente, viéndose mucho mejor y más tonificada. Su cara seguía siendo la misma: completamente hermosa. Ella siempre me había parecido la mujer más guapa de su edad que jamás he visto.
De repente se me pasó por la cabeza la idea de tener sexo con ella también, pero recordé con solo pude hacerlo con mi tía Elena por su condición de viuda. Mi tía Isabel estaba casada y además, con un alto mando de la fuerza militar.
-Venga, que se enfría el té- dijo la anfitriona de la casa –He hecho para todos, asique podemos repetir si queremos.
-Esa es mi hermana, siempre previsora- dijo mi Tía Elena en tono burlón.
-Muy graciosa Elena, muy graciosa.
El ambiente entre ellas dos era jovial, muy amable y simpático, no como mi madre me había dicho que era. Mi Madre siempre decía que se llevaban mal porque en su juventud, ellas dos se peleaban por los mismos chicos y, a menos que lo compartiesen, cosas que nunca ha sucedido, acababan enfadadas.
Nos sentamos en el sofá del salón, bastante recogido y ordenado, con una ventana que daba al patio de la casa donde se podía ver un jardín amplio y un trastero bastante pequeño.
-Bueno, ¿queréis algo para comer?- dijo mi tía Isabel
-Yo quiero pan tostado, por favor- dije con cierto recelo
-Que formal eres ahora, Alvarito, con lo travieso que tú eras-dijo en tono burlón- ¿y tú, Elena?
-Yo quiero galletas con azúcar, necesito reponer fuerzas.
-¿Reponer fuerzas de qué? ¿Habéis salido a correr o algo?
Mi tía Elena y yo nos miramos nerviosa mente y a la vez dijimos:
-Si.
-No.
De nuevos nos volvimos a mirar y dije como último recurso:
Bueno, en verdad ella corría y yo miraba, asique no cuenta como que yo estuviese corriendo.
-Aaaaaah, ya veo, ya…
Mi tía Isabel desapareció en dirección a la cocina y sin previo aviso mi otra tía me dijo:
-Casi nos pilla, a partir de ahora déjame hablar a mí, ¿de acuerdo?
-Claro, es solo que es difícil mantener esto en secreto, y solo lo hemos hecho dos veces.
-Ya nos buscaremos la forma de poder seguir en secreto, no te preocupes. Recupera fuerzas para después, que tengo una sorpresita para ti.
Tras acabar de hablar, mi tía Isabel apareció por la puerta del salón con la comida, y sin ondulaciones empezamos a comer.
Mientras iba comiendo mi pan e iba bebiendo mi té, absorto en mis pensamientos sobre las últimas palabras de mi tía Elena, podía notar que mis dos parientes estaban conversando de manera muy chistosa, como si estuvieran gastándose bromas mutuamente. Las dos se veían muy jóvenes a pesar de la edad que tenían: Elena 48 e Isabel 43. No faltó mucho tiempo hasta que las dos se fueron de la habitación sin avisarme, asique decidí ponerme a leer un libro que había en una estantería al lado de la televisión. ‘’50 Sombras de Grey’’ era el libro.
-Vaya, asique a mi tía le gustan los libros eróticos- dije en voz baja.
Tras estar cerca de 15 minutos leyendo el libro, mis tías volvieron a entrar con más comida y con las tazas de té llenas hasta arriba de nuevo.
-Te has quedado con hambre, ¿a qué si?- Dijo mi tía Isabel mientras sacaba su lengua.
-Acertaste, muchas gracias por la merienda, tía.
-Ni las des, es lo mínimo que puedo hacer, ¡somos familia!
Eso pensé yo, hasta que me acordé que había tenido sexo con un familiar hace más o menos 1 hora.-Bueno sí, pero gracias de todas formas.
Ella se limitó a reír y puso la bandeja con la comida de nuevo sobre la mesa, así que empezamos de nuevo el festín. Esta vez traté de prestarle atención a lo que hablaban mis tías, pero no era nada interesante: cosas de ropa y cotilleos entre vecinas.
Acabamos de comer, asique me dispuse a llevar esta vez los platos a la cocina, con la esperanza de que no me dijeran nada de comer de nuevo, porque podría acabar con una indigestión importante.
-Espera te ayudo- dijo mi tía Isabel mientras cogía el resto de utensilios y comida que quedaba en la mesa.
Los dos llegamos a la cocina y empezamos a poner todo en su sitio. Noté que no había ni una mota de polvo en toda la cocina asique deduje que mi tía era muy meticulosa con la limpieza.
-Álvaro, ve al trastero y tráeme un trapo para limpiar los cubiertos, por favor.
-Claro, como no- dije mientras me dirigía dirección al jardín. Mi sensación al pisar el patio fue que era más pequeño de lo que recordaba, pero como dicen, cuando uno crece, las cosas cambian. Abrí el trastero y me metí en él, esperando encontrar pronto el paño que mi tía quería.
Tras estar buscando minuciosamente por más de 2 minutos, note como que alguien me tocó la espalda.
-Estás ciego, ¿eh?
-¡AAAAAH! Joder tía, que susto, no te esperaba.
-Aquí está el trapo, lo tenía yo.
-¿Entonces para qué me haces venir al trastero?
Ella hizo una mueca mientras cerraba la puerta del trastero sin quitarme la vista de encima. Era una escena un poco perturbadora, parecía que quería matarme o algo mucho peor.
-Vi lo que estabais haciendo Elena y tú en su casa.
-¿Co-Cómo? ¿L-Lo has visto?
-Exactamente, lo he visto todo. ¿No os da vergüenza? ¿Y qué hay de mí?
-¿Cómo que qué hay de ti?
-Yo también quiero mi parte- dijo mientras empieza a sacar su lengua y a levantar sus cejas.
-Pero tía yo… yo lo hice porque la tía Elena se sentía mal y necesitaba un poco de amor, tu estas…
Sin dejarme acabar mi frase, se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme como si fuera una de esas adolescentes de películas estadounidenses típicas.
-Quiero… Quiero que me folles a mí también.
Sin dejarme decir ni media palabra, quitó mi pantalón de un tirón y agarró mi pene por encima del calzoncillo.
-Es más grande de lo que imaginaba, con razón mi hermana no paraba de gritar. Veamos a ver… que tenemos por aquí… Mi tía Isabel estaba completamente desfasada, con unas ansias de sexo que ni mi otra tía Elena tenía. Empezó a darle besos a mi pene aun sin sacar de mi calzón, acompañando por unos mordiscos que más que doler, gustaban. Saco mi pene con mucha delicadeza y empezó a chuparlo como si un helado se tratase.
-Tía Isabel… estás casada… como tu marido nos… descubra soy hombre muerto…- dije entre respiraciones profundas por el placer.
Ella, sin sacarse mi miembro de la boca, dijo:
-Dejap dep meptar a tup tíop, le opdio.
Tras estar varios segundos procesando que quería decir mi tía, llegué a la conclusión de que estaban en crisis o que ya no quería estar con él. Estuve pocos segundos dándole vueltas a eso hasta que recordé que tengo a mi tía, a otra tía mía chupando mi pene. Era el segundo familiar con el que tenía sexo, y además, ese mismo día.
Mi tía Isabel chupaba de manera más placentera que su hermana, debido a que ella tenía una vida sexual más ocupada, o quien sabe, porque es mejor en este hábito. Se sacó mi pene de la boca, pero aún mi pene se unía a ella gracias a un hilo de saliva que había quedado suspendido entre mi miembro y su boca.
-Vamos, fóllame- dijo mientras se bajaba el pantalón solo dejando ver su ano.
-Voy, pero… tienes que bajar más el pantalón.
-No no, estoy en mi periodo, no quiero quedar embarazada- dijo mientras habría con sus dedos sus nalgas, dejando ver su ano mucho mejor. Lo tenía muy limpio y era, a pesar de que un ano no suele ser agradable, muy bonito.
-Está bien, ¿pero eres virgen de ahí?
-Sí, pero mételo ya, por dios, quiero que me folles como a ella.
Parecía que ella solo quería follarme por igualar a su hermana respecto a hombres follados, pero eso no me importó. Aún con el pene lubricado por la saliva de mi tía, empecé a penetrar el delicado culo de ella. Al principio costó un poco, debido a su virginidad anal, pero conseguí introducir el glande. Isabel comenzó a gritar y notar como las piernas le temblaban por el dolor.
-¿Estás bien? ¿Quieres que pare?
-No, sigue, me está gustando.
-Muy bien…-dije cogiendo mi pene con mi mano y ayudándolo con esta a entrar en el culo de mi tía. Conseguí meter unos 4 cm más de pene, y empecé a hacer los movimientos pélvicos pertinentes del sexo. Mientras hacía estos movimientos, miraba a mi tía como apretaba sus dientes del dolor y del placer que estaba sintiendo.
<<Caramba, a pesar de que le estoy destrozando el culo, no quiere que pare. Es una auténtica puta>> pensé entre otras cosas como que estaba follando por el culo a mi tía Isabel, la segunda pariente del día.
-Dame más fuerte, como a ella…- dijo mientras empezaba a gemir del placer
-Como tú digas, preciosa.
Empecé a follarme su culo con más violencia hasta el punto que vi como de su ano empezaba a salir un poco de sangre, pero que no parecía señal de que le estuviese haciendo daño. Estábamos completamente metidos en nuestro encuentro sexual, era como nuestra primera vez en el sexo. Todo en cuanto podía pensar era en lo mágico que estaba siendo ese día.
Tras estar varios minutos follándome a mi tía, estaba llegando al orgasmo
-Tía Isabel, me voy a correr, ¿puedo hacerlo dentro?
-Sí, yo no soy tan cerda como Elena, que se lo bebe.
-Pues tú te estas dejando follar por el culo, no sé quién es la más viciosa en ese sentido.
-Calla o no te dejo follarme nunca más.
-Está bien, ya estoy cerca…
A medida que iba notando el orgasmo iba aflojando la marcha que había cogido para follarme a mi tía. Le deje todo mi semen dentro de su ano, y una vez saqué el pene de su recto, pude ver como toda mi descarga salía poco a poco de su abierto culo.
-Joder, el sexo anal es el mejor que hay- dijo mientras intentaba recobrar la compostura.
-Y que lo digas, a mí me ha gustado más que el vaginal. ¿Me dejarás follarme tu culo más veces?
-Ya veremos, primero tengo qu…
De repente la puerta del trastero se abrió.
-Vaya, vaya, vaya… Sobrino y tía casada teniendo sexo anal en el trastero… Que poca vergüenza hermanita…
-¡NOOOO! No le digas esto a nadie, zorra, o le digo a todos los vecinos que tú te has acostado con tú sobrino también estando viuda.
-Tú tienes más que perder que yo…
-¡VASTA!- dije alzando la voz- dejar ya de discutir. Aquí nadie va a decir nada a nadie, asique dejar de echarse en cara cosas estando yo de por medio.
-Elena, ¿qué te parece si hacemos algo con Álvaro, ahora que como el mismo ha dicho, esta él de por medio…?
-Si estás pensando lo mismo que yo… perfecto
Yo con los ojos abiertos viendo lo que estaba a punto de suceder dije:
-¿No estaréis pensando en eso no?
Ambas se miraron y dijeron al unísono:
-Vamos allá pequeñín…

Queda una tercera parte, la cual les aseguro que estará sumamente interesante. Comenten que les ha parecido y si les ha gustado. Muchas gracias por su tiempo y hasta la próxima entrega! 😃

7 comentarios - Visitando a mis tías II

4trujillo52 +1
Tías, tías!. Es ponerse verde, por no tener unas tías así!!.
lamms
Buen relato y las tías también
pacovader
Jo, que gozada de tias...^^ te dejé mis 5 😀
AlejandroMillo14
Espectacular, muy buenas tambien las fotos...en el proximo si puedes, fotos desnudas o al menos mostrando mas sus partes.
dhankhor
grande master
ya estoy esperando el tercer cap
Exequiel0896
Se olvidó de las fotos pero buen relato