Aclaracion: Todos los personajes involucrados en actos sexuales son mayores de edad. Con respecto a los demas, se reserva la informacion.
* A partir del presente capitulo, estos pueden contener lenguaje ofensivo y situaciones maduras (ademas de las sexuales)
Link al capitulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/2768914/La-semilla-inutil---Prologo-y-capitulo-1-El-Cuerpo.html
Link al capitulo 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/2772675/La-semilla-inutil---Capitulo-2-El-Experto.html
Supongo que la flojera me exime de escribir los pormenores del encuentro sexual descrito en el capítulo anterior. Si bien es cierto anoté un récord que, hasta el momento de escribir éstas líneas, no he podido superar.
- Siempre puedes cuatro veces seguidas? - me había preguntado Merrian, ese día.
Por aquel tiempo uno de mis alumnos, el de los días jueves, viajó a visitar a su familia, en Japón. El impacto en mi economía no fue considerable (60 dólares al mes), pero me encontraba esos días sin nada que hacer, teniendo en cuenta que, esos días, Merrian tenía práctica de zampoña.
- Sí, creo.
Fue un día viernes si mal no recuerdo. Ya había dicho que mis encuentros con El Cuerpo nadie los iba a creer jamás; bueno, no iba a ser necesario.
- Te la tiras, miserable.
Nos habíamos escapado de clases Enrique, Manuel y yo. Estábamos robando Wi-Fi de la sala de cómputo y la frase del segundo llegó sin previo aviso. Quedé en silencio dos segundos.
- Que?
- No te hagas el huevón. Te la tiras desde hace tres meses.
Los dos se rieron y empezaron a felicitarme. Decidí seguir haciéndome el loco, y es que a lo mejor,a Merrian no le haría mucha gracia.
- A quien?
- A quién va a ser, a El Cuerpo.
Y dije las tres palabras que me perdieron:
- Se llama Merrian.
Se volvieron a reír. Luego de calmarse, Manuel me dijo con tono paternal:
- Viejo, piensa bien si El Cuerpo te conviene como flaca. No digo que sea mala, pero tu eres tranquilo, de casa. No la conozco, pero no parece muy seria.
- Es que... -iba a decir que no era mi flaca, pero caí en la cuenta de qué no teníamos una etiqueta. Era Merrian mi flaca?
- Es que... -me invitó a continuar Enrique.
Al diablo, pensé. Ese rumor debía ya estar en boca de toda la universidad.
- Sólo me la tiro.
Se volvieron a reír por tercera vez, diciendo que yo era un cachero, que me estaba comiendo a la flaca más rica de toda la universidad. Luego empezaron a joderme, diciendo que a lo mejor la tenía chiquita, que no duraba más de tres minutos, que estaba tratando de dejarla en bolero para que no se fuera.
- Oye, payaso. Y tú cómo te enteraste?
Unos días atrás, Merrian me había respondido, con cierto atraso, un SMS bastante escueto.
"Baño. Costado gimnasio. Ahora"
Demás está decir que fui escapandome de clase de historia del arte. Al llegar, recordé que ese baño estaba en mantenimiento. Y que no tenía puerta.
- Ya me iba - me dijo mi exuberante... novia?
Tenía puesto unas calzas de color gris y un polo deportivo negro. Y, como siempre, las sombras en los ojos.
Nos besamos apasionadamente, yo metía mis manos debajo de su ropa, tocando su tibia piel. Merrian se arrodilló frente a mi y me bajó el cierre, extrajo mi miembro tumefacto. Lo acarició, descorrió el prepucio y se lo llevó a su boca, que era tan dulce y húmeda como su sexo.
Al minuto la hice levantarse, puesto que hasta hoy no soy un fanático de las mamadas (casi nunca me vengo con una). Trate de buscar una posición adecuada para tirarmela, pero ese día estaba y me sentía especialmente nervioso (motivado por la ausencia de puerta en nuestro refugio). El Cuerpo me besó sin dejar de masturbarme, se dio media vuelta y se bajó las calzas junto a su calzón, afianzó las manos, dándome la espalda y apoyándose en el lavadero.
Me acerqué por detrás, mientras me bajaba los pantalones. La sujeté de la cintura y busqué el enlace de nuestras partes íntimas, sin mucho éxito al principio.
— Por ahí no es — dijo ella, divertida, cuando la punta de mi verga rozó su ano.
Dirigí mi sexo un poco más hacia abajo, sentí los labios de su vulva y enterré mi falo hasta donde pude.
Merrian gimió mientras movía sus caderas. Ese día también me sentía un tanto romántico, así que se la metía suavemente... como quien está estrenando a una muchacha virgen, disfrutando del placer que me daba su concha.
Pero mi compañera se sentía un poco más hardcore, por así decirlo. Parecía que la manera como le estaba dando le parecía un poco sosa:
— Dame más fuerte — me exigió.
Eso hice, dando por resultado un jadeo más fuerte por parte de ella acompañado del constante sonido de chapoteo que generaba mi miembro dentro de su ardiente vagina.
Mi movimiento constante se vio parcialmente interrumpido por una contracción totalmente voluntaria del canal vaginal de Merrian. Ella giró la cabeza para ver mi expresión: en cuestiones sexuales era una alumna muy aplicada y había aprendido a controlar los movimientos de su concha. Dejé de moverme y ella también, no obstante el placer que nos otorgabamos era intenso: sentía como su vagina se contraía alrededor de mi miembro, como si tratara de exprimirlo, de pulirlo, de brindarle un brillo inusitado.
Masajee sus tetas metiendo mis manos por debajo de su ropa interior. Sujeté sus pezones con mis dedos, mientras ella se erguía lo más que podía para besarnos...
La eyaculación llegó abrupta, abundante, cálida. Mi semen se mezclaba con los fluidos de Merrian, y también nuestras voces, gemidos y quejidos de éxtasis.
Logré ver, por el rabillo del ojo, que alguien se alejaba entre los matorrales cercanos al patio del exterior del gimnasio: nos habían visto.
Me retiré de El Cuerpo, sacando mi verga de su concha al igual como se saca la mano del guante. Me levanté los pantalones y, mientras los abrochaba, me acerqué hacia la (inexistente) puerta para ubicar al mirón.
-Ay, la cagada...
Me volví a donde Merrian, pensando que había visto algo, pero la encontré riéndose.
- Maldita gravedad -dijo, riéndose -. Mi calzón está embarrado de nosotros.
Se desnudó de la cintura para abajo y separó su calzón celeste. Se aseó lo mejor que pudo con una toalla higiénica y se puso sólo las calzas.
- Así me siento más cómoda -me comentó ese día, para luego irse a su práctica habitual.
- No era yo, eso te lo aseguro. Pero deberías llevarla a un telo, miserable.
Le dije a Manuel que era un pajero, por estar viendo como tiran otros. Luego de reírnos, hablamos de otras cosas y el tema cayó al olvido...
Por lo menos hasta ese día.
Continuará...
Esta vez subi el capitulo con un dia de anticipacion..., tendre un domingo un tanto ocupado...
El proximo capitulo sale el proximo domingo (o sabado) y lleva por titulo "El final de un buen chiste". Gracias por leer. Ya salio el cap 4, lo pueden leer aqui: http://www.poringa.net/posts/relatos/2783331/La-semilla-inutil---Capitulo-4-El-final-de-un-buen-chiste.html
* A partir del presente capitulo, estos pueden contener lenguaje ofensivo y situaciones maduras (ademas de las sexuales)
Link al capitulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/2768914/La-semilla-inutil---Prologo-y-capitulo-1-El-Cuerpo.html
Link al capitulo 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/2772675/La-semilla-inutil---Capitulo-2-El-Experto.html
Supongo que la flojera me exime de escribir los pormenores del encuentro sexual descrito en el capítulo anterior. Si bien es cierto anoté un récord que, hasta el momento de escribir éstas líneas, no he podido superar.
- Siempre puedes cuatro veces seguidas? - me había preguntado Merrian, ese día.
Por aquel tiempo uno de mis alumnos, el de los días jueves, viajó a visitar a su familia, en Japón. El impacto en mi economía no fue considerable (60 dólares al mes), pero me encontraba esos días sin nada que hacer, teniendo en cuenta que, esos días, Merrian tenía práctica de zampoña.
- Sí, creo.
Fue un día viernes si mal no recuerdo. Ya había dicho que mis encuentros con El Cuerpo nadie los iba a creer jamás; bueno, no iba a ser necesario.
- Te la tiras, miserable.
Nos habíamos escapado de clases Enrique, Manuel y yo. Estábamos robando Wi-Fi de la sala de cómputo y la frase del segundo llegó sin previo aviso. Quedé en silencio dos segundos.
- Que?
- No te hagas el huevón. Te la tiras desde hace tres meses.
Los dos se rieron y empezaron a felicitarme. Decidí seguir haciéndome el loco, y es que a lo mejor,a Merrian no le haría mucha gracia.
- A quien?
- A quién va a ser, a El Cuerpo.
Y dije las tres palabras que me perdieron:
- Se llama Merrian.
Se volvieron a reír. Luego de calmarse, Manuel me dijo con tono paternal:
- Viejo, piensa bien si El Cuerpo te conviene como flaca. No digo que sea mala, pero tu eres tranquilo, de casa. No la conozco, pero no parece muy seria.
- Es que... -iba a decir que no era mi flaca, pero caí en la cuenta de qué no teníamos una etiqueta. Era Merrian mi flaca?
- Es que... -me invitó a continuar Enrique.
Al diablo, pensé. Ese rumor debía ya estar en boca de toda la universidad.
- Sólo me la tiro.
Se volvieron a reír por tercera vez, diciendo que yo era un cachero, que me estaba comiendo a la flaca más rica de toda la universidad. Luego empezaron a joderme, diciendo que a lo mejor la tenía chiquita, que no duraba más de tres minutos, que estaba tratando de dejarla en bolero para que no se fuera.
- Oye, payaso. Y tú cómo te enteraste?
Unos días atrás, Merrian me había respondido, con cierto atraso, un SMS bastante escueto.
"Baño. Costado gimnasio. Ahora"
Demás está decir que fui escapandome de clase de historia del arte. Al llegar, recordé que ese baño estaba en mantenimiento. Y que no tenía puerta.
- Ya me iba - me dijo mi exuberante... novia?
Tenía puesto unas calzas de color gris y un polo deportivo negro. Y, como siempre, las sombras en los ojos.
Nos besamos apasionadamente, yo metía mis manos debajo de su ropa, tocando su tibia piel. Merrian se arrodilló frente a mi y me bajó el cierre, extrajo mi miembro tumefacto. Lo acarició, descorrió el prepucio y se lo llevó a su boca, que era tan dulce y húmeda como su sexo.
Al minuto la hice levantarse, puesto que hasta hoy no soy un fanático de las mamadas (casi nunca me vengo con una). Trate de buscar una posición adecuada para tirarmela, pero ese día estaba y me sentía especialmente nervioso (motivado por la ausencia de puerta en nuestro refugio). El Cuerpo me besó sin dejar de masturbarme, se dio media vuelta y se bajó las calzas junto a su calzón, afianzó las manos, dándome la espalda y apoyándose en el lavadero.
Me acerqué por detrás, mientras me bajaba los pantalones. La sujeté de la cintura y busqué el enlace de nuestras partes íntimas, sin mucho éxito al principio.
— Por ahí no es — dijo ella, divertida, cuando la punta de mi verga rozó su ano.
Dirigí mi sexo un poco más hacia abajo, sentí los labios de su vulva y enterré mi falo hasta donde pude.
Merrian gimió mientras movía sus caderas. Ese día también me sentía un tanto romántico, así que se la metía suavemente... como quien está estrenando a una muchacha virgen, disfrutando del placer que me daba su concha.
Pero mi compañera se sentía un poco más hardcore, por así decirlo. Parecía que la manera como le estaba dando le parecía un poco sosa:
— Dame más fuerte — me exigió.
Eso hice, dando por resultado un jadeo más fuerte por parte de ella acompañado del constante sonido de chapoteo que generaba mi miembro dentro de su ardiente vagina.
Mi movimiento constante se vio parcialmente interrumpido por una contracción totalmente voluntaria del canal vaginal de Merrian. Ella giró la cabeza para ver mi expresión: en cuestiones sexuales era una alumna muy aplicada y había aprendido a controlar los movimientos de su concha. Dejé de moverme y ella también, no obstante el placer que nos otorgabamos era intenso: sentía como su vagina se contraía alrededor de mi miembro, como si tratara de exprimirlo, de pulirlo, de brindarle un brillo inusitado.
Masajee sus tetas metiendo mis manos por debajo de su ropa interior. Sujeté sus pezones con mis dedos, mientras ella se erguía lo más que podía para besarnos...
La eyaculación llegó abrupta, abundante, cálida. Mi semen se mezclaba con los fluidos de Merrian, y también nuestras voces, gemidos y quejidos de éxtasis.
Logré ver, por el rabillo del ojo, que alguien se alejaba entre los matorrales cercanos al patio del exterior del gimnasio: nos habían visto.
Me retiré de El Cuerpo, sacando mi verga de su concha al igual como se saca la mano del guante. Me levanté los pantalones y, mientras los abrochaba, me acerqué hacia la (inexistente) puerta para ubicar al mirón.
-Ay, la cagada...
Me volví a donde Merrian, pensando que había visto algo, pero la encontré riéndose.
- Maldita gravedad -dijo, riéndose -. Mi calzón está embarrado de nosotros.
Se desnudó de la cintura para abajo y separó su calzón celeste. Se aseó lo mejor que pudo con una toalla higiénica y se puso sólo las calzas.
- Así me siento más cómoda -me comentó ese día, para luego irse a su práctica habitual.
- No era yo, eso te lo aseguro. Pero deberías llevarla a un telo, miserable.
Le dije a Manuel que era un pajero, por estar viendo como tiran otros. Luego de reírnos, hablamos de otras cosas y el tema cayó al olvido...
Por lo menos hasta ese día.
Continuará...
Esta vez subi el capitulo con un dia de anticipacion..., tendre un domingo un tanto ocupado...
El proximo capitulo sale el proximo domingo (o sabado) y lleva por titulo "El final de un buen chiste". Gracias por leer. Ya salio el cap 4, lo pueden leer aqui: http://www.poringa.net/posts/relatos/2783331/La-semilla-inutil---Capitulo-4-El-final-de-un-buen-chiste.html
1 comentarios - La semilla inutil - Capitulo 3: Soy leyenda