La agencia donde trabajo ganó una beca por unos meses para un curso de perfeccionamiento en fotografía y moda en Milán. Como era la única que hablaba italiano, me lo ofrecieron para que lo haga yo. Por supuesto accedí, y así poder volver por tercera vez a Italia, la tierra de mis abuelos.
Horas después de la despedida con Lucas, me tomé un avión rumbo a Milán. Allí me esperaba un primo de mi viejo, que si bien no vivían ahi, se ofrecieron a buscarme al aeropuerto (queda bastante lejos de la ciudad) y llevarme hasta la residencia donde iba a vivir.
Yo ya los había conocido en mi anterior viaje, y por supuesto me hicieron prometer ir a visitarlos. Además, por supuesto, llevaba regalos y cartas para todos ellos. Obviamente que fui, pero eso será motivo de otro relato, más adelante.
Quedé sola en la puerta de la residencia. Agarré mis valijas y entré. Luego de las presentaciones de rigor y de dar una vuelta para conocer el lugar (muy pintoresco, por cierto) fui a mi habitación. Había chicos de 20 a 30 años de todo el mundo. Todos estudiantes.
De a poco iba a ir conociendo algunos, pero la primera persona que conocí fue a mi compañera de cuarto. Una piba de República Checa, que cuando entré casi no me dio bola. Solo un saludo muy seco y en su idioma, que supuse era un "hola". Desarmé el bolso y me fui a pasear un poco, a recordar lugares y ver vidrieras.
Cuando volví, la primera sorpresa. En la puerta de mi habitación había un chico. Cuando quiero pasar, me frena. Le digo que era mi lugar, pero insistía. Encima el chabón hablaba mal italiano y yo no sabía en que idioma me decía las cosas.
Lo saqué y entré. Y ahí entendí. En la cama, en 4, estaba la checa con un chabón dándole sin piedad. La tenía agarrada de los pelos y la penetraba frenéticamente. La mina me vio y me empezó a gritar. Yo me fui. Cuando salí, el flaco se cagaba de risa.
Trató de explicarme pero seguía sin comprender lo que decía. De a poco, nos fuimos haciendo entender. Cruzamos a un bar para seguir charlando, mientras esperaba que terminaran de garcharse a mi compañera. La cuestión es que el flaco se llamaba Stefan y era austríaco. Había llegado unos días antes que yo. Estaba aprendiendo italiano.
La noche avanzó y los tragos también. Le hice probar algunos cocktails propios de Italia y comidas de típicas que yo conocía de mis viajes anteriores. Lo llevé a pasear un poco por la zona. Cuando nos dimos cuenta estábamos paseando de la mano por las calles de Milán. Nos miramos y no hizo falta ningún idioma para entender lo que venía. Nos fundimos en un beso que se prolongó hasta volver a la residencia.
Nos fuimos derecho a la habitación de Stefan. El flaco era medio tímido, me agarraba de la cintura pero no bajaba de ahí, como con miedo a hacerlo sin permiso. Así que tuve que activar el modo zorra argenta. Lo senté en la cama y de un golpe le saqué pantalón y boxer. Abrí sus piernas y me arrodillé delante de él.
Acariciaba sus muslos, rozaba sus bolas y recorría el tronco mientras no le sacaba los ojos de encima. Él miraba atento todo lo que hacía. Despacio, agarré su pija y acerqué mi lengua. La recorrí desde la base hasta la cabeza, momento en el que abrí mi boca y me la tragué.
Primero jugué un poco en su cabeza, luego empecé a bajar y subir acompañando el movimiento de mi boca con la mano. Mientras le movía la lengua en la cabecita, lo pajeaba resbalando mi mano por el tronco gracias a la saliva que dejaba caer. No aguantó y acabó. Me di cuenta justo, para apuntar su pija contra su cuerpo. Le saltó una cantidad de leche impresionante, que manchó toda su remera. El resto, cayó chorreando por su tronco ensuciando mis manos que no frenaban de pajearlo, para exprimir hasta la última gota.
Me levanté y salí a limpiarme al baño. Cuando volví, estaba ya el amigo que se había estado garchando a mi compañera. Cuando me ven entrar, le pregunta algo y cuando le contesta se empiezan a reír y aplaudir. Yo descolocadísima, no cazaba una. El chabón se levantó y se fue, dejándonos solos de nuevo.
Me senté en la cama con Stefan, pero seguía en plan romántico. Yo estaba que hervía y el flaco en estado romántico, me quería matar. Encima no tenía idea de como decir "haceme mierda, cogeme fuerte, chupame la concha". Me desesperaba. Así que lo tiré en la cama de nuevo y lo que no supe explicar con palabras, se lo mostré con hechos.
Me saqué el jean, me di vuelta para mostrarle bien como me bajaba la tanguita dándole el primer plano de mi culo. Me paré encima de él y me senté en su boca. Esto quieroooo!!!! Lo agarré de los pelos y le metí la cabeza en mi concha. No se si entendió, pero empezó a chuparmela.
Yo me franeleaba contra su lengua, que no paraba de moverse. Me sentía cada vez más mojada. Me di vuelta, y sin sacar mi concha de su cara, me puse frente a su pija. Mientras él me la chupaba con ganas, yo trataba de levantar su pija. No fue muy difícil. En poco tiempo ya la tenía durísima nuevamente.
Me acomodé y me senté despacio en su verga hasta enterrarla entera. Empecé a moverme suave, y luego seguí con una cabalgata furiosa y salvaje. El chabón parecía como descolocado, tenía una carita de miedo terrible. Justo cuando estaba por acabar, siento la puerta que se abre.
Era mi compañera y el otro austríaco. Miran un toque, dicen algo riéndose y se van. Me habían desconcentrado y no había podido acabar. Me frené. Me acosté boca arriba. Por suerte Stefan entendió y se subió arriba mío. Pero antes de la garchada, quería otra cosa. Lo agarré de los pelos y lo fui guiando hasta mi concha, para que me la chupe.
Stefan abrió grande su boca y se metió toda mi rajita entre sus labios. Me la chupó un buen rato, hasta que me hizo acabar. Ahí si, otra vez, lo agarré de los pelos y lo levanté. "Ahora cogeme", le dije olvidándome que no me iba a entender las palabras, pero por mi cara se habrá dado cuenta, porque agarró su pija y me la puso de golpe hasta el fondo.
Agarró mis piernas, y poniéndolas en sus hombros se me tiró encima. La sacaba entera y se dejaba caer con fuerza. Yo le pegaba en el culo para que acelerara pero no podía más, pobre. Cuando me cansé, lo saqué de encima y me puse en 4. Capaz así se descontrolaba un poco más. Se agarró de mi cola, la tocaba y acariciaba. Yo esperando un buen chirlo y una buena cogida y Stefan dándome mimitos para dormir. Me quería morir!!!
Al fin, se dignó a penetrarme. Me agarró de la cintura y suavemente me enterraba su pija hasta el fondo y la sacaba. Yo me aferré a la cama y empecé a moverme más rápido. Cuando se dio cuenta, él estaba quieto y yo moviéndome como desesperada para adelante y atrás sin parar. En un momento, siento que me quiere frenar.
No pudo aguantar mucho tiempo ese ritmo. Me agarró fuerte de mis caderas clavando su pija bien profundo y con un grito acabó. Me moví un par de veces despacio, hasta que me tiré para adelante sacando de adentro su pija. El forro estaba chorreando de mis jugos y se veía toda la leche que había largado.
Me cambié rápido, lo saludé y me fui. Afuera, estaba el amigo de Stefan que me saludó con una sonrisita pícara. Estaba muy potente el pendejo y me dieron ganas de probar si todos los austríacos eran así de calmaditos garchando (spoiler alert: NO).
Volví a mi pieza, y ahí estaba mi compañera, tirada en la cama fumando. Ahora si, nos presentamos como correspondía. Me acosté a dormir. A la mañana siguiente, arrancaba con las clases.
Los otros relatos de mi viaje
Historias de mi compañera de cuarto
Enseñando español a una holandesa
Con un italiano
Mi primo lejano
Una pareja rusa
Africanos
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Indice
Horas después de la despedida con Lucas, me tomé un avión rumbo a Milán. Allí me esperaba un primo de mi viejo, que si bien no vivían ahi, se ofrecieron a buscarme al aeropuerto (queda bastante lejos de la ciudad) y llevarme hasta la residencia donde iba a vivir.
Yo ya los había conocido en mi anterior viaje, y por supuesto me hicieron prometer ir a visitarlos. Además, por supuesto, llevaba regalos y cartas para todos ellos. Obviamente que fui, pero eso será motivo de otro relato, más adelante.
Quedé sola en la puerta de la residencia. Agarré mis valijas y entré. Luego de las presentaciones de rigor y de dar una vuelta para conocer el lugar (muy pintoresco, por cierto) fui a mi habitación. Había chicos de 20 a 30 años de todo el mundo. Todos estudiantes.
De a poco iba a ir conociendo algunos, pero la primera persona que conocí fue a mi compañera de cuarto. Una piba de República Checa, que cuando entré casi no me dio bola. Solo un saludo muy seco y en su idioma, que supuse era un "hola". Desarmé el bolso y me fui a pasear un poco, a recordar lugares y ver vidrieras.
Cuando volví, la primera sorpresa. En la puerta de mi habitación había un chico. Cuando quiero pasar, me frena. Le digo que era mi lugar, pero insistía. Encima el chabón hablaba mal italiano y yo no sabía en que idioma me decía las cosas.
Lo saqué y entré. Y ahí entendí. En la cama, en 4, estaba la checa con un chabón dándole sin piedad. La tenía agarrada de los pelos y la penetraba frenéticamente. La mina me vio y me empezó a gritar. Yo me fui. Cuando salí, el flaco se cagaba de risa.
Trató de explicarme pero seguía sin comprender lo que decía. De a poco, nos fuimos haciendo entender. Cruzamos a un bar para seguir charlando, mientras esperaba que terminaran de garcharse a mi compañera. La cuestión es que el flaco se llamaba Stefan y era austríaco. Había llegado unos días antes que yo. Estaba aprendiendo italiano.
La noche avanzó y los tragos también. Le hice probar algunos cocktails propios de Italia y comidas de típicas que yo conocía de mis viajes anteriores. Lo llevé a pasear un poco por la zona. Cuando nos dimos cuenta estábamos paseando de la mano por las calles de Milán. Nos miramos y no hizo falta ningún idioma para entender lo que venía. Nos fundimos en un beso que se prolongó hasta volver a la residencia.
Nos fuimos derecho a la habitación de Stefan. El flaco era medio tímido, me agarraba de la cintura pero no bajaba de ahí, como con miedo a hacerlo sin permiso. Así que tuve que activar el modo zorra argenta. Lo senté en la cama y de un golpe le saqué pantalón y boxer. Abrí sus piernas y me arrodillé delante de él.
Acariciaba sus muslos, rozaba sus bolas y recorría el tronco mientras no le sacaba los ojos de encima. Él miraba atento todo lo que hacía. Despacio, agarré su pija y acerqué mi lengua. La recorrí desde la base hasta la cabeza, momento en el que abrí mi boca y me la tragué.
Primero jugué un poco en su cabeza, luego empecé a bajar y subir acompañando el movimiento de mi boca con la mano. Mientras le movía la lengua en la cabecita, lo pajeaba resbalando mi mano por el tronco gracias a la saliva que dejaba caer. No aguantó y acabó. Me di cuenta justo, para apuntar su pija contra su cuerpo. Le saltó una cantidad de leche impresionante, que manchó toda su remera. El resto, cayó chorreando por su tronco ensuciando mis manos que no frenaban de pajearlo, para exprimir hasta la última gota.
Me levanté y salí a limpiarme al baño. Cuando volví, estaba ya el amigo que se había estado garchando a mi compañera. Cuando me ven entrar, le pregunta algo y cuando le contesta se empiezan a reír y aplaudir. Yo descolocadísima, no cazaba una. El chabón se levantó y se fue, dejándonos solos de nuevo.
Me senté en la cama con Stefan, pero seguía en plan romántico. Yo estaba que hervía y el flaco en estado romántico, me quería matar. Encima no tenía idea de como decir "haceme mierda, cogeme fuerte, chupame la concha". Me desesperaba. Así que lo tiré en la cama de nuevo y lo que no supe explicar con palabras, se lo mostré con hechos.
Me saqué el jean, me di vuelta para mostrarle bien como me bajaba la tanguita dándole el primer plano de mi culo. Me paré encima de él y me senté en su boca. Esto quieroooo!!!! Lo agarré de los pelos y le metí la cabeza en mi concha. No se si entendió, pero empezó a chuparmela.
Yo me franeleaba contra su lengua, que no paraba de moverse. Me sentía cada vez más mojada. Me di vuelta, y sin sacar mi concha de su cara, me puse frente a su pija. Mientras él me la chupaba con ganas, yo trataba de levantar su pija. No fue muy difícil. En poco tiempo ya la tenía durísima nuevamente.
Me acomodé y me senté despacio en su verga hasta enterrarla entera. Empecé a moverme suave, y luego seguí con una cabalgata furiosa y salvaje. El chabón parecía como descolocado, tenía una carita de miedo terrible. Justo cuando estaba por acabar, siento la puerta que se abre.
Era mi compañera y el otro austríaco. Miran un toque, dicen algo riéndose y se van. Me habían desconcentrado y no había podido acabar. Me frené. Me acosté boca arriba. Por suerte Stefan entendió y se subió arriba mío. Pero antes de la garchada, quería otra cosa. Lo agarré de los pelos y lo fui guiando hasta mi concha, para que me la chupe.
Stefan abrió grande su boca y se metió toda mi rajita entre sus labios. Me la chupó un buen rato, hasta que me hizo acabar. Ahí si, otra vez, lo agarré de los pelos y lo levanté. "Ahora cogeme", le dije olvidándome que no me iba a entender las palabras, pero por mi cara se habrá dado cuenta, porque agarró su pija y me la puso de golpe hasta el fondo.
Agarró mis piernas, y poniéndolas en sus hombros se me tiró encima. La sacaba entera y se dejaba caer con fuerza. Yo le pegaba en el culo para que acelerara pero no podía más, pobre. Cuando me cansé, lo saqué de encima y me puse en 4. Capaz así se descontrolaba un poco más. Se agarró de mi cola, la tocaba y acariciaba. Yo esperando un buen chirlo y una buena cogida y Stefan dándome mimitos para dormir. Me quería morir!!!
Al fin, se dignó a penetrarme. Me agarró de la cintura y suavemente me enterraba su pija hasta el fondo y la sacaba. Yo me aferré a la cama y empecé a moverme más rápido. Cuando se dio cuenta, él estaba quieto y yo moviéndome como desesperada para adelante y atrás sin parar. En un momento, siento que me quiere frenar.
No pudo aguantar mucho tiempo ese ritmo. Me agarró fuerte de mis caderas clavando su pija bien profundo y con un grito acabó. Me moví un par de veces despacio, hasta que me tiré para adelante sacando de adentro su pija. El forro estaba chorreando de mis jugos y se veía toda la leche que había largado.
Me cambié rápido, lo saludé y me fui. Afuera, estaba el amigo de Stefan que me saludó con una sonrisita pícara. Estaba muy potente el pendejo y me dieron ganas de probar si todos los austríacos eran así de calmaditos garchando (spoiler alert: NO).
Volví a mi pieza, y ahí estaba mi compañera, tirada en la cama fumando. Ahora si, nos presentamos como correspondía. Me acosté a dormir. A la mañana siguiente, arrancaba con las clases.
Los otros relatos de mi viaje
Historias de mi compañera de cuarto
Enseñando español a una holandesa
Con un italiano
Mi primo lejano
Una pareja rusa
Africanos
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27 comentarios - Estudiando en Italia. La residencia
gracias! 😉
graicas por pasar!
Las posibilidades de que esto nonpasara eran nulas
Ya me imagino un cuarteto con la checa y los australianos
gracias por pasar!
Muchas gracias
gracias por pasar
Como iba a arrancar el primer dia @juuli88 ?
GARCHANDO !....como corresponde...
5+....
gracias por pasar!
gracias por pasar!
tante grazie caro!
Al palo quedé
buen comienzo de viaje de trabajo!!
gracias por pasar!
En Europa no se estila eso de los chirlos y tal, hay mucho miedo a la posible reacción, no sea que te acusen de machista o de algo peor. Cosas del lavado de cerebro colectivo que han realizado las feminazis.
No podías empezar de otra manera y no empezaste de otra jaajajaj Buena forma de quitarse el yetlag jajajajaj
gracias por pasar! 😉
gracias por pasar!
gracias por pasar!!
Que suertudo el austríaco, lo envidio jaja.
Por otro lado un "premio al esfuerzo" para vos no?
gracias por pasar! 😉
mortal jejejj
Las rosarinas son las mujeres de mejor culo del mundo mundial