Cuando tenía 18 años era solo una niña de secundaria que era muy popular, si han de saber algo más sobre mí es que soy quizá la mujer mas vanidosa del mundo, siempre me ha encantado la atención de todos, de niña tocaba el piano y bailaba frente a visitas que llegaban a la casa, en primaria era muy aplicada en los estudios para obtener reconocimiento, y en secundaria era la adolescente mas bonita y con el mejor cuerpo de toda la escuela, eso me hacia la mas popular, era solicitada por mi belleza, era reina de eventos y fiestas.
Bueno eso les da una imagen sobre esa parte de mi vida.
En cuanto al sexo, pues yo a esa edad era el centro de atención de todos los hombres que me veían, mis compañeros, los maestros, amigos de mis padres. Se debía a que ya tenía una cara bonita, como hoy. Mi cuerpo era esbelto y desarrollado, en secundaria ya usaba copas grandes de brassiere, al menos no estaba plana de las nalgas, y como toda mi vida, me gustaba verme bien, femenina. Entonces como a los 13 empecé a entender el porque de la atención de los hombres, y empecé a conocer un poco sobre lo que era el morbo. Mi piel se erizaba cada vez que notaba a un hombre viéndome de modo lujurioso.
Al siguiente año ya había besado a algunos chicos, me habían tocado las nalgas encima de la ropa los compañeros traviesos. Yo ya me había explorado. Ya tenía la cosquillas por sentir algo mas en mi panochita que mi ocasional dedo.
Pero también había notado la manera que los hombres mayores prácticamente me desnudaban con su mirada, cuando usaba vestiditos pegados que delineaban mis curvas, me desvestían morbosamente, eso me aceleraba.
Mas cuando era de ese maestro que parecía en mi cabeza a George Clooney. Ese hombre de cabello gris que me observaba cada que podía, y que me decía princesita, y me daba toda la atención.
Para mi último año en secundaria ya había sido mi profesor en 3 ocaciones, desde el principio me gustó. Era un hombre atlético y de rasgos varoniles que tendría como 40 años.
Él fue el primero que me cogió, que me introdujo a este mundo maravilloso que es el sexo. Que me mostró lo que es la lujuria y casi todos su modalidades de placer.
Y todo empezó así:
Yo siempre había salido con 10 en sus exámenes, por eso me extrañó que un día me pidiera hablar con él después de clases.
Me quedé con mi uniforme de cuadritos café y suéter pegado de color verde. Salieron mis compañeros y quedamos él y yo solos en ese último salón del segundo piso.
Cómo estás princesita? Bien gracias maestro. Mira quería que te quedaras porque necesito pedirte tu teléfono, lo quiero para poderles dar avisos a mis alumnos. Claro maestro es 555-5555. Buena chica, quería decirte también que estás preciosa, tu cara, tu cuerpo, la verdad estás muy linda, has de tener mil pretendientes verdad? Jeje no como cree maestro. Y luego ese cuerpo, que desarrollada estás. - me decía mientras observaba mis senos. - con la edad te vas a poner mejor.
Salí del salón y desde entonces cada vez que me veía me mandaba mensajes desde su celular. Te ves muy hermosa princesita. Esa minifalda te queda hermosa. Que bonitas piernas. Me encanta verte, me hace sentir vivo. Entre otros.
A mi me encantaba leer esos mensajes, los esperaba, y yo los respondía con mucha educación. Ay maestro que cosas dice. Que bueno que le guste, cuando quiera me la vuelvo a poner. Entre otras respuestas.
Hasta que un día recibí uno que decía que me invitaba un refresco después de clases y que si podía usar la minifalda, al otro día la usé pero le dije que no podía ir, que me esperaban en casa. Pide permiso, di que vas con una amiga. Ok maestro, déjeme ver si se puede.
Y lo hice. Llamé a mi mamá para avisarle que estaría con otra compañera, nunca había dado motivos para desconfianza en mi casa así que no tuve problemas.
Me dijo que lo viera 3 calles atrás de la escuela. Lo busqué y esperaba en su auto. Me metí en él con un poco de dificultad por mi ajustada minifalda.
Que hermosa te ves, me dijo. Te quiero invitar a tomar algo pero que tal un lugar mas privado. - yo le dije que estaba bien y sonreí tímidamente. - es muy atrevido decir un hotel? - me puse un poquito nerviosa cuando lo escuché pero sentí un cosquilleo muy rico en mi entrepierna. Recordé que ya había escuchado eso sobre él, se cogía a las alumnas.
Claro, esta bien, donde quiera.
El auto polarizado nos llevó hasta un motel donde entramos a un garaje con un segundo piso.
Al subir las escaleras, pasó atrás de mi, yo sentía su mirada en mis nalgas y él no lo disimulaba.
Nos sentamos en la cama y me dijo que siempre me observaba, que me había visto tan rica para él. Te molesta si siento un poquito de estas piernas hermosas que siempre admiro? Está bien maestro. A ver párate chiquita, déjame verte toda. Todo lo tienes perfecto, a ver quítate tu suéter princesita. Ya ves? Esas blusita de tirantes se te ve espectacular, aunque creo que no necesitas usar brassiere, te lo puedes quitar para ver si tengo razón? Woow te lo dije, tengo razón.
Me sentía mojada, mis pezones se ponían duros y se notaban a través de mi blusita de licra pegada.
Me gusta que ya usas tacones, pero quítate esa blusita mi amor, quiero verte solo en tacones y minifalda.
Yo seguía cada orden y cada una me calentaba mas que la otra.
Que hermosas chichis tienes princesita, quítate todo chiquita. Solo te quiero en tacones.
Me desvestí y me pidió que me diera una vuelta para que viera todo mi cuerpo.
Mira amor, ponte de rodillas porque quiero que hagas algo. Mira como me pones princesita tetona. A ver abre la boquita, eso chiquita. No te preocupes no te voy a lastimar, se que sientes que te ahogas pero cuando no puedas mas me quito. Si amor, saca tu lenguita. Así hermosa, así, que bien lo haces, síguelo chupando así. Aguanta tantito mas amor ya casi te entra toda.
Ese hombre violó mi boca a su antojo y eso me encantaba, jugó y besó mis senos. Me tocó por todos lados, metió pequeñas partes de sus dedos en mi panochita y mi ano. Yo escurría de exitación y quería más. Estaba emocionada, acelerada, exitada.
Ponte de perrito, como que como, ponte en 4, quédate con el culo parado.
Me empezó a introducir su verga desde atrás, entraba poco a poco en mi panochita, me dolía pero era mas mi placer. Sentía ese pitote entrar en mi hoyito poco a poco, era riquísimo.yo gemía un poco y el me decía, no te calles, exprésalo, anda si tienes ganas de gritar hazlo chiquita. Así que gemía mas fuerte.
Ese hombre me estaba cogiendo cada vez mas duro, y me salía un poco de sangre pero siguió por un rato, yo gemía cada vez mas fuerte. Si me encantan las chiquitas gritonas, todas ustedes son unas putitas, me encanta comprobarlo, todas ustedes que se dejan que se las cojan así. Yo seguía gimiendo
Paró y me dijo -pero donde yo quiero acabar es en tu boquita chiquita, a ver chiquita, si así mi amor, que rico, chupa, si amor chupa. Ay si que rico lo haces, eres una experta.
Bueno eso les da una imagen sobre esa parte de mi vida.
En cuanto al sexo, pues yo a esa edad era el centro de atención de todos los hombres que me veían, mis compañeros, los maestros, amigos de mis padres. Se debía a que ya tenía una cara bonita, como hoy. Mi cuerpo era esbelto y desarrollado, en secundaria ya usaba copas grandes de brassiere, al menos no estaba plana de las nalgas, y como toda mi vida, me gustaba verme bien, femenina. Entonces como a los 13 empecé a entender el porque de la atención de los hombres, y empecé a conocer un poco sobre lo que era el morbo. Mi piel se erizaba cada vez que notaba a un hombre viéndome de modo lujurioso.
Al siguiente año ya había besado a algunos chicos, me habían tocado las nalgas encima de la ropa los compañeros traviesos. Yo ya me había explorado. Ya tenía la cosquillas por sentir algo mas en mi panochita que mi ocasional dedo.
Pero también había notado la manera que los hombres mayores prácticamente me desnudaban con su mirada, cuando usaba vestiditos pegados que delineaban mis curvas, me desvestían morbosamente, eso me aceleraba.
Mas cuando era de ese maestro que parecía en mi cabeza a George Clooney. Ese hombre de cabello gris que me observaba cada que podía, y que me decía princesita, y me daba toda la atención.
Para mi último año en secundaria ya había sido mi profesor en 3 ocaciones, desde el principio me gustó. Era un hombre atlético y de rasgos varoniles que tendría como 40 años.
Él fue el primero que me cogió, que me introdujo a este mundo maravilloso que es el sexo. Que me mostró lo que es la lujuria y casi todos su modalidades de placer.
Y todo empezó así:
Yo siempre había salido con 10 en sus exámenes, por eso me extrañó que un día me pidiera hablar con él después de clases.
Me quedé con mi uniforme de cuadritos café y suéter pegado de color verde. Salieron mis compañeros y quedamos él y yo solos en ese último salón del segundo piso.
Cómo estás princesita? Bien gracias maestro. Mira quería que te quedaras porque necesito pedirte tu teléfono, lo quiero para poderles dar avisos a mis alumnos. Claro maestro es 555-5555. Buena chica, quería decirte también que estás preciosa, tu cara, tu cuerpo, la verdad estás muy linda, has de tener mil pretendientes verdad? Jeje no como cree maestro. Y luego ese cuerpo, que desarrollada estás. - me decía mientras observaba mis senos. - con la edad te vas a poner mejor.
Salí del salón y desde entonces cada vez que me veía me mandaba mensajes desde su celular. Te ves muy hermosa princesita. Esa minifalda te queda hermosa. Que bonitas piernas. Me encanta verte, me hace sentir vivo. Entre otros.
A mi me encantaba leer esos mensajes, los esperaba, y yo los respondía con mucha educación. Ay maestro que cosas dice. Que bueno que le guste, cuando quiera me la vuelvo a poner. Entre otras respuestas.
Hasta que un día recibí uno que decía que me invitaba un refresco después de clases y que si podía usar la minifalda, al otro día la usé pero le dije que no podía ir, que me esperaban en casa. Pide permiso, di que vas con una amiga. Ok maestro, déjeme ver si se puede.
Y lo hice. Llamé a mi mamá para avisarle que estaría con otra compañera, nunca había dado motivos para desconfianza en mi casa así que no tuve problemas.
Me dijo que lo viera 3 calles atrás de la escuela. Lo busqué y esperaba en su auto. Me metí en él con un poco de dificultad por mi ajustada minifalda.
Que hermosa te ves, me dijo. Te quiero invitar a tomar algo pero que tal un lugar mas privado. - yo le dije que estaba bien y sonreí tímidamente. - es muy atrevido decir un hotel? - me puse un poquito nerviosa cuando lo escuché pero sentí un cosquilleo muy rico en mi entrepierna. Recordé que ya había escuchado eso sobre él, se cogía a las alumnas.
Claro, esta bien, donde quiera.
El auto polarizado nos llevó hasta un motel donde entramos a un garaje con un segundo piso.
Al subir las escaleras, pasó atrás de mi, yo sentía su mirada en mis nalgas y él no lo disimulaba.
Nos sentamos en la cama y me dijo que siempre me observaba, que me había visto tan rica para él. Te molesta si siento un poquito de estas piernas hermosas que siempre admiro? Está bien maestro. A ver párate chiquita, déjame verte toda. Todo lo tienes perfecto, a ver quítate tu suéter princesita. Ya ves? Esas blusita de tirantes se te ve espectacular, aunque creo que no necesitas usar brassiere, te lo puedes quitar para ver si tengo razón? Woow te lo dije, tengo razón.
Me sentía mojada, mis pezones se ponían duros y se notaban a través de mi blusita de licra pegada.
Me gusta que ya usas tacones, pero quítate esa blusita mi amor, quiero verte solo en tacones y minifalda.
Yo seguía cada orden y cada una me calentaba mas que la otra.
Que hermosas chichis tienes princesita, quítate todo chiquita. Solo te quiero en tacones.
Me desvestí y me pidió que me diera una vuelta para que viera todo mi cuerpo.
Mira amor, ponte de rodillas porque quiero que hagas algo. Mira como me pones princesita tetona. A ver abre la boquita, eso chiquita. No te preocupes no te voy a lastimar, se que sientes que te ahogas pero cuando no puedas mas me quito. Si amor, saca tu lenguita. Así hermosa, así, que bien lo haces, síguelo chupando así. Aguanta tantito mas amor ya casi te entra toda.
Ese hombre violó mi boca a su antojo y eso me encantaba, jugó y besó mis senos. Me tocó por todos lados, metió pequeñas partes de sus dedos en mi panochita y mi ano. Yo escurría de exitación y quería más. Estaba emocionada, acelerada, exitada.
Ponte de perrito, como que como, ponte en 4, quédate con el culo parado.
Me empezó a introducir su verga desde atrás, entraba poco a poco en mi panochita, me dolía pero era mas mi placer. Sentía ese pitote entrar en mi hoyito poco a poco, era riquísimo.yo gemía un poco y el me decía, no te calles, exprésalo, anda si tienes ganas de gritar hazlo chiquita. Así que gemía mas fuerte.
Ese hombre me estaba cogiendo cada vez mas duro, y me salía un poco de sangre pero siguió por un rato, yo gemía cada vez mas fuerte. Si me encantan las chiquitas gritonas, todas ustedes son unas putitas, me encanta comprobarlo, todas ustedes que se dejan que se las cojan así. Yo seguía gimiendo
Paró y me dijo -pero donde yo quiero acabar es en tu boquita chiquita, a ver chiquita, si así mi amor, que rico, chupa, si amor chupa. Ay si que rico lo haces, eres una experta.
21 comentarios - Mi primera lección
me encanto leerlo
cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia jaja
tiene algo de tu propia historia? es real?