Era una mañana tranquila de un día cualquiera, nada parecía fuera de lo normal. Mi padre me había avisado el día anterior de que tenía que ir a casa de mi tía Elena y de mi tía Isabel para pasar el día con mis primos, que hacía bastante tiempo que no veía.
Me recogió a las 9 de la mañana, bastante puntual para ser mi padre. Si hay algo que siempre me ha molestado de las personas es su poca disposición a la puntualidad. Me dejó en casa de mi tía Elena, ya que le había dicho que prefería esta con mi primo Alberto, que es con el que mejor me llevo. Se podría decir que es el más parecido a mí en cuanto a gustos y personalidad.
Cuando llegué, mis primos vinieron a darme la mano y a saludarme de manera bastante amistosa pero salvando las distancias. Normal, hacía cerca de 2 años que no hablaba con ellos frente a frente. Tenía cierto miedo a que no me recibieran bien, ya que no asistí al funeral de su padre. Sin embargo, parece no importarles, o por lo menos, ya lo olvidaron. Cuando me adentré a la casa mi tía se percató de mi presencia. Llevaba una camisa de hombre bastante grande que le tapaba un poco menos de sus muslos, resaltando sus largas piernas y dándole un toco muy sensual. Me dio un fuerte abrazo y me dio varios besos en la mejilla. Mientras me abrazaba podría sentir sus senos chocando con mi pecho, ergo, no llevaba sujetador.
-Me alegro mucho de verte, Alvarito- dijo mientras me guiñaba un ojo.
A regañadientes y un poco aturdido por la situación dije: Yo también me alegro de verla Tita.
Ella se rió y añadió: No seas tan formal cielo, tienes que relajarte, estás en tu casa.
Alex irrumpió en la cocina-comedor y sugirió que fuéramos al sótano de la casa para jugar al FIFA, cosa que siempre hacía cuando venía a visitarles.
Empezamos a jugar, una especie de triangular Alberto-Ismael-Yo. El primer partido estuvo bastante apretado, tanto fue así que Alex ganó a Ismael con un gol en el minuto 92 de juego.
Era mi turno, tenía que demostrarles que había mejorado desde la última vez, porque yo siempre he sido jugador de PES. Primera parte, 0-0 campeando en el marcador, desplegando un juego espectacular y arrollando a mi primo con una seguridad impropia de mí en el FIFA. En el descanso, Ismael hablo:
-Voy a ir arriba a ver que está haciendo mamá.
-Vale hermano- dijo Alberto mientras me miraba haciendo un gesto competitivo con la ceja.
La segunda parte empezó como acabó la primera, con la diferencia de que esta vez si consigo marcar. El partido acaba con un 3-0 bastante contundente, haciendo que mi primo se pique y me pida una revancha. Esta vez el partido está más igualado, pero aun así, le gano por 2 goles de diferencia.
De repente, Ismael entra en la habitación y se dirige a Alberto:
-Alberto tenemos que irnos, nuestra tía María ya ha llegado al aeropuerto de Málaga.
-De acuerdo, vamos.
Yo dije en pleno asombro: ¿Voy con ustedes?
Alberto inmediatamente me agarró del hombro y me dijo:
-Álvaro, mi madre tiene miedo a quedarse sola desde que nuestro padre falleció, asique sería bueno para todos que te quedaras aquí hasta que volvamos.
-No te preocupes, mi madre se pone a ver la tele y se queda ahí todo el día- añadió Ismael, en un intento desesperado por quitarle hierro a la situación y relajarme.
-No hay problema, yo me quedo aquí con ella- Dije para no quedar mal con ellos.
Mis primos se prepararon y se fueron tan pronto como yo apagué la consola y subí arriba para despedirme, en vano.
Como mi primo Ismael había dicho, mi tía estaba viendo la tele en el salón de la gran casa que tenía. Estaba tumbada en el sofá, con la cabeza apoyada en la pared de al lado con un cojín para estar más cómoda. Tenía sus piernas entre abiertas y poniendo un poco de atención podía ver su ropa interior. Unas bragas rojas muy sensuales que le quedaban perfectas con ese camisón blanco. Me quedé mirándola en esa postura por más de dos minutos, aguantando mis ganas de masturbarme del morbo que me daba mirar a mi tía, o mejor dicho, a su ropa interior.
Ella se cambió de posición, adoptando otra mucho más caliente desde mi punto de vista. Puso su pierna encima del reposacabezas del sofá abriendo sus piernas y dejando ver de manera mucho más clara sus bragas.
Ella me vió y rápidamente cruzó sus piernas mientras decía completamente sonrojada: -Perdón, no sabía que estabas aquí.
-Mis primos dijeron que mejor me quedase.
-Ya veo, ¿quieres que prepare algo para comer?
-Estaría bien, ya va siendo la hora de la comida. Si quieres te puedo ayudar.
-¡Perfecto!
Los dos nos dirigimos a la cocina para preparar el almuerzo. Mi tía sugirió hacer algo bastante sencillo y rápido: espaguetis carbonara. Pusimos a cocer la pasta, que era bastante a mi parecer, y fuimos a ver la tele a una habitación anexa a la cocina-comedor. Nos sentamos en el sofá, bastante separados, algo que yo supuse que era porque aún estaba fresco el incidente ocurrido en el salón.
De repente, ella dijo:
-¿Y que has estado haciendo todo este tiempo?
-He estado estudiando bachillerato.
-Supongo que te fue bien, tú siempre has sido un chico muy aplicado.
-Gracias a Dios sí, he conseguido sacarlo adelante.
Después de esta efímera conversación, estuvimos viendo el telediario hasta que mi tía sintió que ya era la hora de sacar la pasta del agua. Mientras freíamos los espaguetis para que pillara el sabor del bacon, mi tía sugirió que me pusiera detrás suya para ayudarla aguantando el mango de la sartén mientras ella echaba la nata sobre la pasta. Cuando adoptamos esta posición un tanto rara, note como mi pene rozaba con sus nalgas de manera suave. Sin previo aviso, mi tía se echó para atrás haciendo que el roce suave de antes sea un golpe bastante fuerte entre nuestras caderas.
-¡Auch, me quemé!
-¿Estás bien?
-Sí, solo fue un susto.
Después de este otro incidente, un tanto más peligroso a la par que morboso, pusimos la mesa y empezamos a comer.
La comida estaba bastante rica, como siempre recordé que estaba la comida de mi tía. Mientras me comía mi plato, podía mirar a mi tía comerse el suyo. Tenía la comisura de los labios manchadas de nata. Por mi cabeza se pasaba los pensamientos más sucios que jamás tuve hacia un familiar, dándome cuenta de que estaba empezando a sentirme bastante atraído por mi tía.
-¿Pasa algo, Álvaro? Veo que no estás comiendo apenas.
-No pasa nada, es solo que estoy pensando en mis cosas.
Seguimos comiendo hasta que mi tía se tiró todos los espaguetis encima de su camisa (a día de hoy sigo pensando si fue intencionado o no), haciendo que esta quede inutilizable.
-Vaya por dios, hoy no es mi día- dijo mientras se miraba su camisa
Yo la miraba haciendo una mueca por toda la cantidad de comida desperdiciada, pero mi mirada taciturna cambió a otra de completo asombro cuando veo que ella se está quitando la camisa. Mis sospechas formuladas al llegar a la casa se hicieron realidad: no llevaba sujetador. Sus pechos quedaron al descubierto y yo, completamente superado por la situación, no podía parar de mirarlos. Eran pequeños y no muy firmes, pero aun así, merecía la pena observar dicho espectáculo. Mi tía, sin embargo, no parecía para nada nerviosa con la situación, parecía que estaba buscando la manera de llegar a este punto.
-Tendré que ponerla a lavar- dijo mirando su maltrecha camisa. Sigue comiendo, ahora vuelvo.
Yo asentí mientras la miraba irse a través del pasillo. No podía parar de mirar su culo terso (a pesar de que tenía 48 años) en el pequeño lapso de tiempo que tardó en desaparecer de mi campo de visión.
Cuando volvió, aún seguía con sus pechos al aire.
-Qué faena, ahora no tengo comida. ¿Podemos compartir tu plato?
-Claro, cómo no- Dije mientras mis pulsaciones se iban acelerando.
Mi tía se sentó de manera que sus pechos quedaban a menos de un metro de mi cara, produciendo en mi mente todo tipo de pensamientos perversos.
-No hay ninguna norma que diga ‘’Mira, pero no toques’’- dijo mientras sonreía.
-¿eh?
-Vamos pequeñín, no soy ciega, sé que no paras de mirar mis tetas.
-No puedo evitarlo, lo siento.
-Pues eso, que puedes tocar si quieres.
-Tocar el que… ¿tus pechos?
-Claro, ¿que si no?
Ella se levantó y se puso en mi regazo, poniendo sus tetas a menos de 10 centímetros de mi cara.
-Tócalas, son tu postre.
A pesar de que yo no era virgen, estaba completamente bloqueado. Era mi tía, estaba a punto de practicar incesto, algo con lo que jamás estuve relacionado. Me armé de valor y cogí su pecho derecho con mi mano, masajeándolo y amasándolo cual pan crudo.
Estaba tan excitado que empecé a chupar el pezón de su seno izquierdo.
Podía ver que mi tía cerraba sus ojos del placer que esto le producía. A pesar de que fue corto (menos de 20 segundos), fue el mejor ‘’postre’’ de mi vida.
-Vamos al sofá, tengo más hambre- dijo mi tía mordiéndose los labios de puro vicio.
-Espera, Tita-dije con remordimientos- esto está mal, somos familiares y esto que vamos a hacer
está prohibido.
-Álvaro, desde que falleció mi marido no he vuelto a tener relaciones con ningún otro hombre. Por favor, déjame rehacer mi vida follándote. Me impacto lo directo que hablaba mi tía, debido a que ella es de clase pudiente y muy bien hablada.
-Por favor, hazme de nuevo mujer.
-Está bien- dije preparándome para algo que jamás iba a olvidar.
Mi tía y yo íbamos dirección al sofá mientras nos besábamos y ella me intentaba quitar la camiseta. Cuando por fin llegamos, ella acaba su cometido y me quita mi prenda superior, arrojándola por el suelo del salón. Me empujó hacia el sofá, sobre el que caí adoptando una postura de relajación a sabiendas de lo que mi tía quería hacer.
Se puso de rodillas y empezó a quitarme el botón del pantalón corto que llevaba, muy despacio, evitando tocar mi pene en todo momento. Cuando lo consigue, me quita el pantalón, y como ya hizo con la camiseta, también lo arroja a su suerte. Ella nota mi pene erecto sobresalirse por el calzón que llevaba y me mira mientras se ríe y se muerde la lengua:
-Ha llegado la hora de mi comida de verdad.
Sin previo aviso, ella me quita el calzoncillo y agarra mi pene con su mano cálida mientras empieza a masturbarme lento a la par que me mira con la cara de perversión más pronunciada que jamás veré.
-Primero tengo que habituarme de nuevo a hacer esto, llevo 2 años sin hacerlo- dijo mientras se reía de forma sensual.
Tras estar cerca de un minuto así, ella respiro profundamente y empezó a chupar mi pene, primero de manera lenta y sólo utilizando su lengua para continuar a una velocidad mayor y empleando toda su boca. En ese momento estaba en el cielo, pidiéndole perdón a todo antepasado mío que pudiera estar contemplando esta escena digna de la mejor película porno de todos los tiempos. Mi tía continuó con la mamada por 5 minutos hasta que dijo:
-Ya no puedo más, fóllame.
Ella se levantó sin soltar mi pene y se puso para practicar la postura del misionero. Empecé frotando mi pene contra sus labios vaginales húmedos por la excitación. Con mis manos tocaba sus senos y pellizcaba sus pezones para que su grado de calentura aumentase. En ese momento estaba pensando en lo mucho que me gustaba mi tía. Era una señora bastante alta, rubia, con una cara muy bonita y un cuerpo bastante bien balanceado.
-Métela ya, por dios, deja de hacerme sufrir.
Tras escuchar estas palabras introducí la punta de mí pene en su vagina húmeda y bastante cerrada. Resultó ser verdad eso de que no estuvo con ningún hombre en 2 años. Era como su nueva virginidad, que yo estaba a punto de quitar.
Introducí el glande entero y pude oír como mi tía gimió de placer, no tanto por la penetración, ya que no había metido ni un cuarto de mi pene, sino por la situación tan descabellada que estaba ocurriendo. Tía y Sobrino estaban teniendo sexo.
Empecé con un ritmo lento para no lastimarla, ya que estaba muy prieta su vagina. Tras ver que estaba lo suficientemente mojada para empezar de verdad el sexo, aumenté el ritmo de la penetración. Mi tía se tapaba la boca para no gritar ya que podían escuchar los vecinos que estaba teniendo relaciones sexuales siendo viuda, algo que en mi pueblo es bastante blasfémico.
Noté algo del exterior, como un ruido de verja, pero no le di la mayor importancia y seguí penetrándola. Estuvimos unos 7 minutos así hasta que le sugerí a mi tía cambiar de posición.
-Ponte a cuatro patas, ahora sí que vas a disfrutar del mejor sexo de tu vida.
-Ya es la mejor follada que jamás me han hecho cariño, deberíamos haber hecho esto hace años.
Mi tía no tardó en ponerse a cuatro patas y comencé a penetrarla de manera salvaje. Estaba totalmente fuera de mí, completamente centrado en hacer gritar a mi tía de placer. Pude notar que ella llegó al orgasmo tras estar varios minutos follándomela duro.
-Quiero ponerme encima de ti, vamos al suelo.
-Quieres dominar, ¿eh?
-Me encantaría follarte y mirar a los de mi sobrino preferido.
Una vez me tumbé en el suelo, seguimos con lo nuestro. Ella subía y bajaba de una manera vertiginosa, haciendo que ella volviera a tener otro orgasmo que hizo que se callera encima de mí.
-No he disfrutado más en mi vida- dijo entre respiraciones profundas
-Yo aún no he llegado al orgasmo…
-A eso voy, quiero tomar mi ‘’postre’’
Ella me sentó en una silla y empezó de nuevo a chuparme el pene de manera mucho más hábil. Había despertado a una zorra que ella tenía en su interior. Tras estar varios minutos chupando y masturbando con su boca, llegó mi momento de correrme.
-Estoy a punto
-Donde prefieres correrte, ¿en mi boca o en mi cara?
-Meeee daaa igu… aaaaaahhh- Me corrí sin poder decirle donde quería dejarle mi semen, asique ella optó por la que al parecer era su opción favorita: La cara.
Mientras acababa de masturbarme, ella buscaba con su lengua el semen que podía coger con ésta. Después usó sus dedos para coger el restante de semen y bebérselo, mientras hacía sonidos de placer.
-La mejor crema que jamás he probado. ¿Te ha gustado?
-Mucho, definitivamente deberíamos haber hecho esto mucho antes.
-Tranquilo, ya recuperaremos el tiempo perdido. Vamos a vestirnos, tenemos que visitar a tu tía Isabel.
Si veo que les está gustando la serie, seguiré posteandola 😃. No olviden puntuar y comentar. Muchísimas gracias. :3
Me recogió a las 9 de la mañana, bastante puntual para ser mi padre. Si hay algo que siempre me ha molestado de las personas es su poca disposición a la puntualidad. Me dejó en casa de mi tía Elena, ya que le había dicho que prefería esta con mi primo Alberto, que es con el que mejor me llevo. Se podría decir que es el más parecido a mí en cuanto a gustos y personalidad.
Cuando llegué, mis primos vinieron a darme la mano y a saludarme de manera bastante amistosa pero salvando las distancias. Normal, hacía cerca de 2 años que no hablaba con ellos frente a frente. Tenía cierto miedo a que no me recibieran bien, ya que no asistí al funeral de su padre. Sin embargo, parece no importarles, o por lo menos, ya lo olvidaron. Cuando me adentré a la casa mi tía se percató de mi presencia. Llevaba una camisa de hombre bastante grande que le tapaba un poco menos de sus muslos, resaltando sus largas piernas y dándole un toco muy sensual. Me dio un fuerte abrazo y me dio varios besos en la mejilla. Mientras me abrazaba podría sentir sus senos chocando con mi pecho, ergo, no llevaba sujetador.
-Me alegro mucho de verte, Alvarito- dijo mientras me guiñaba un ojo.
A regañadientes y un poco aturdido por la situación dije: Yo también me alegro de verla Tita.
Ella se rió y añadió: No seas tan formal cielo, tienes que relajarte, estás en tu casa.
Alex irrumpió en la cocina-comedor y sugirió que fuéramos al sótano de la casa para jugar al FIFA, cosa que siempre hacía cuando venía a visitarles.
Empezamos a jugar, una especie de triangular Alberto-Ismael-Yo. El primer partido estuvo bastante apretado, tanto fue así que Alex ganó a Ismael con un gol en el minuto 92 de juego.
Era mi turno, tenía que demostrarles que había mejorado desde la última vez, porque yo siempre he sido jugador de PES. Primera parte, 0-0 campeando en el marcador, desplegando un juego espectacular y arrollando a mi primo con una seguridad impropia de mí en el FIFA. En el descanso, Ismael hablo:
-Voy a ir arriba a ver que está haciendo mamá.
-Vale hermano- dijo Alberto mientras me miraba haciendo un gesto competitivo con la ceja.
La segunda parte empezó como acabó la primera, con la diferencia de que esta vez si consigo marcar. El partido acaba con un 3-0 bastante contundente, haciendo que mi primo se pique y me pida una revancha. Esta vez el partido está más igualado, pero aun así, le gano por 2 goles de diferencia.
De repente, Ismael entra en la habitación y se dirige a Alberto:
-Alberto tenemos que irnos, nuestra tía María ya ha llegado al aeropuerto de Málaga.
-De acuerdo, vamos.
Yo dije en pleno asombro: ¿Voy con ustedes?
Alberto inmediatamente me agarró del hombro y me dijo:
-Álvaro, mi madre tiene miedo a quedarse sola desde que nuestro padre falleció, asique sería bueno para todos que te quedaras aquí hasta que volvamos.
-No te preocupes, mi madre se pone a ver la tele y se queda ahí todo el día- añadió Ismael, en un intento desesperado por quitarle hierro a la situación y relajarme.
-No hay problema, yo me quedo aquí con ella- Dije para no quedar mal con ellos.
Mis primos se prepararon y se fueron tan pronto como yo apagué la consola y subí arriba para despedirme, en vano.
Como mi primo Ismael había dicho, mi tía estaba viendo la tele en el salón de la gran casa que tenía. Estaba tumbada en el sofá, con la cabeza apoyada en la pared de al lado con un cojín para estar más cómoda. Tenía sus piernas entre abiertas y poniendo un poco de atención podía ver su ropa interior. Unas bragas rojas muy sensuales que le quedaban perfectas con ese camisón blanco. Me quedé mirándola en esa postura por más de dos minutos, aguantando mis ganas de masturbarme del morbo que me daba mirar a mi tía, o mejor dicho, a su ropa interior.
Ella se cambió de posición, adoptando otra mucho más caliente desde mi punto de vista. Puso su pierna encima del reposacabezas del sofá abriendo sus piernas y dejando ver de manera mucho más clara sus bragas.
Ella me vió y rápidamente cruzó sus piernas mientras decía completamente sonrojada: -Perdón, no sabía que estabas aquí.
-Mis primos dijeron que mejor me quedase.
-Ya veo, ¿quieres que prepare algo para comer?
-Estaría bien, ya va siendo la hora de la comida. Si quieres te puedo ayudar.
-¡Perfecto!
Los dos nos dirigimos a la cocina para preparar el almuerzo. Mi tía sugirió hacer algo bastante sencillo y rápido: espaguetis carbonara. Pusimos a cocer la pasta, que era bastante a mi parecer, y fuimos a ver la tele a una habitación anexa a la cocina-comedor. Nos sentamos en el sofá, bastante separados, algo que yo supuse que era porque aún estaba fresco el incidente ocurrido en el salón.
De repente, ella dijo:
-¿Y que has estado haciendo todo este tiempo?
-He estado estudiando bachillerato.
-Supongo que te fue bien, tú siempre has sido un chico muy aplicado.
-Gracias a Dios sí, he conseguido sacarlo adelante.
Después de esta efímera conversación, estuvimos viendo el telediario hasta que mi tía sintió que ya era la hora de sacar la pasta del agua. Mientras freíamos los espaguetis para que pillara el sabor del bacon, mi tía sugirió que me pusiera detrás suya para ayudarla aguantando el mango de la sartén mientras ella echaba la nata sobre la pasta. Cuando adoptamos esta posición un tanto rara, note como mi pene rozaba con sus nalgas de manera suave. Sin previo aviso, mi tía se echó para atrás haciendo que el roce suave de antes sea un golpe bastante fuerte entre nuestras caderas.
-¡Auch, me quemé!
-¿Estás bien?
-Sí, solo fue un susto.
Después de este otro incidente, un tanto más peligroso a la par que morboso, pusimos la mesa y empezamos a comer.
La comida estaba bastante rica, como siempre recordé que estaba la comida de mi tía. Mientras me comía mi plato, podía mirar a mi tía comerse el suyo. Tenía la comisura de los labios manchadas de nata. Por mi cabeza se pasaba los pensamientos más sucios que jamás tuve hacia un familiar, dándome cuenta de que estaba empezando a sentirme bastante atraído por mi tía.
-¿Pasa algo, Álvaro? Veo que no estás comiendo apenas.
-No pasa nada, es solo que estoy pensando en mis cosas.
Seguimos comiendo hasta que mi tía se tiró todos los espaguetis encima de su camisa (a día de hoy sigo pensando si fue intencionado o no), haciendo que esta quede inutilizable.
-Vaya por dios, hoy no es mi día- dijo mientras se miraba su camisa
Yo la miraba haciendo una mueca por toda la cantidad de comida desperdiciada, pero mi mirada taciturna cambió a otra de completo asombro cuando veo que ella se está quitando la camisa. Mis sospechas formuladas al llegar a la casa se hicieron realidad: no llevaba sujetador. Sus pechos quedaron al descubierto y yo, completamente superado por la situación, no podía parar de mirarlos. Eran pequeños y no muy firmes, pero aun así, merecía la pena observar dicho espectáculo. Mi tía, sin embargo, no parecía para nada nerviosa con la situación, parecía que estaba buscando la manera de llegar a este punto.
-Tendré que ponerla a lavar- dijo mirando su maltrecha camisa. Sigue comiendo, ahora vuelvo.
Yo asentí mientras la miraba irse a través del pasillo. No podía parar de mirar su culo terso (a pesar de que tenía 48 años) en el pequeño lapso de tiempo que tardó en desaparecer de mi campo de visión.
Cuando volvió, aún seguía con sus pechos al aire.
-Qué faena, ahora no tengo comida. ¿Podemos compartir tu plato?
-Claro, cómo no- Dije mientras mis pulsaciones se iban acelerando.
Mi tía se sentó de manera que sus pechos quedaban a menos de un metro de mi cara, produciendo en mi mente todo tipo de pensamientos perversos.
-No hay ninguna norma que diga ‘’Mira, pero no toques’’- dijo mientras sonreía.
-¿eh?
-Vamos pequeñín, no soy ciega, sé que no paras de mirar mis tetas.
-No puedo evitarlo, lo siento.
-Pues eso, que puedes tocar si quieres.
-Tocar el que… ¿tus pechos?
-Claro, ¿que si no?
Ella se levantó y se puso en mi regazo, poniendo sus tetas a menos de 10 centímetros de mi cara.
-Tócalas, son tu postre.
A pesar de que yo no era virgen, estaba completamente bloqueado. Era mi tía, estaba a punto de practicar incesto, algo con lo que jamás estuve relacionado. Me armé de valor y cogí su pecho derecho con mi mano, masajeándolo y amasándolo cual pan crudo.
Estaba tan excitado que empecé a chupar el pezón de su seno izquierdo.
Podía ver que mi tía cerraba sus ojos del placer que esto le producía. A pesar de que fue corto (menos de 20 segundos), fue el mejor ‘’postre’’ de mi vida.
-Vamos al sofá, tengo más hambre- dijo mi tía mordiéndose los labios de puro vicio.
-Espera, Tita-dije con remordimientos- esto está mal, somos familiares y esto que vamos a hacer
está prohibido.
-Álvaro, desde que falleció mi marido no he vuelto a tener relaciones con ningún otro hombre. Por favor, déjame rehacer mi vida follándote. Me impacto lo directo que hablaba mi tía, debido a que ella es de clase pudiente y muy bien hablada.
-Por favor, hazme de nuevo mujer.
-Está bien- dije preparándome para algo que jamás iba a olvidar.
Mi tía y yo íbamos dirección al sofá mientras nos besábamos y ella me intentaba quitar la camiseta. Cuando por fin llegamos, ella acaba su cometido y me quita mi prenda superior, arrojándola por el suelo del salón. Me empujó hacia el sofá, sobre el que caí adoptando una postura de relajación a sabiendas de lo que mi tía quería hacer.
Se puso de rodillas y empezó a quitarme el botón del pantalón corto que llevaba, muy despacio, evitando tocar mi pene en todo momento. Cuando lo consigue, me quita el pantalón, y como ya hizo con la camiseta, también lo arroja a su suerte. Ella nota mi pene erecto sobresalirse por el calzón que llevaba y me mira mientras se ríe y se muerde la lengua:
-Ha llegado la hora de mi comida de verdad.
Sin previo aviso, ella me quita el calzoncillo y agarra mi pene con su mano cálida mientras empieza a masturbarme lento a la par que me mira con la cara de perversión más pronunciada que jamás veré.
-Primero tengo que habituarme de nuevo a hacer esto, llevo 2 años sin hacerlo- dijo mientras se reía de forma sensual.
Tras estar cerca de un minuto así, ella respiro profundamente y empezó a chupar mi pene, primero de manera lenta y sólo utilizando su lengua para continuar a una velocidad mayor y empleando toda su boca. En ese momento estaba en el cielo, pidiéndole perdón a todo antepasado mío que pudiera estar contemplando esta escena digna de la mejor película porno de todos los tiempos. Mi tía continuó con la mamada por 5 minutos hasta que dijo:
-Ya no puedo más, fóllame.
Ella se levantó sin soltar mi pene y se puso para practicar la postura del misionero. Empecé frotando mi pene contra sus labios vaginales húmedos por la excitación. Con mis manos tocaba sus senos y pellizcaba sus pezones para que su grado de calentura aumentase. En ese momento estaba pensando en lo mucho que me gustaba mi tía. Era una señora bastante alta, rubia, con una cara muy bonita y un cuerpo bastante bien balanceado.
-Métela ya, por dios, deja de hacerme sufrir.
Tras escuchar estas palabras introducí la punta de mí pene en su vagina húmeda y bastante cerrada. Resultó ser verdad eso de que no estuvo con ningún hombre en 2 años. Era como su nueva virginidad, que yo estaba a punto de quitar.
Introducí el glande entero y pude oír como mi tía gimió de placer, no tanto por la penetración, ya que no había metido ni un cuarto de mi pene, sino por la situación tan descabellada que estaba ocurriendo. Tía y Sobrino estaban teniendo sexo.
Empecé con un ritmo lento para no lastimarla, ya que estaba muy prieta su vagina. Tras ver que estaba lo suficientemente mojada para empezar de verdad el sexo, aumenté el ritmo de la penetración. Mi tía se tapaba la boca para no gritar ya que podían escuchar los vecinos que estaba teniendo relaciones sexuales siendo viuda, algo que en mi pueblo es bastante blasfémico.
Noté algo del exterior, como un ruido de verja, pero no le di la mayor importancia y seguí penetrándola. Estuvimos unos 7 minutos así hasta que le sugerí a mi tía cambiar de posición.
-Ponte a cuatro patas, ahora sí que vas a disfrutar del mejor sexo de tu vida.
-Ya es la mejor follada que jamás me han hecho cariño, deberíamos haber hecho esto hace años.
Mi tía no tardó en ponerse a cuatro patas y comencé a penetrarla de manera salvaje. Estaba totalmente fuera de mí, completamente centrado en hacer gritar a mi tía de placer. Pude notar que ella llegó al orgasmo tras estar varios minutos follándomela duro.
-Quiero ponerme encima de ti, vamos al suelo.
-Quieres dominar, ¿eh?
-Me encantaría follarte y mirar a los de mi sobrino preferido.
Una vez me tumbé en el suelo, seguimos con lo nuestro. Ella subía y bajaba de una manera vertiginosa, haciendo que ella volviera a tener otro orgasmo que hizo que se callera encima de mí.
-No he disfrutado más en mi vida- dijo entre respiraciones profundas
-Yo aún no he llegado al orgasmo…
-A eso voy, quiero tomar mi ‘’postre’’
Ella me sentó en una silla y empezó de nuevo a chuparme el pene de manera mucho más hábil. Había despertado a una zorra que ella tenía en su interior. Tras estar varios minutos chupando y masturbando con su boca, llegó mi momento de correrme.
-Estoy a punto
-Donde prefieres correrte, ¿en mi boca o en mi cara?
-Meeee daaa igu… aaaaaahhh- Me corrí sin poder decirle donde quería dejarle mi semen, asique ella optó por la que al parecer era su opción favorita: La cara.
Mientras acababa de masturbarme, ella buscaba con su lengua el semen que podía coger con ésta. Después usó sus dedos para coger el restante de semen y bebérselo, mientras hacía sonidos de placer.
-La mejor crema que jamás he probado. ¿Te ha gustado?
-Mucho, definitivamente deberíamos haber hecho esto mucho antes.
-Tranquilo, ya recuperaremos el tiempo perdido. Vamos a vestirnos, tenemos que visitar a tu tía Isabel.
Si veo que les está gustando la serie, seguiré posteandola 😃. No olviden puntuar y comentar. Muchísimas gracias. :3
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