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Anécdotas de la facu, final

Después del espectáculo que había vivido con Vale y su carita tragando toda mi leche, descansamos un rato. Pedí algo fresco para tomar un respiro pero la nena seguía entusiasmada. Mientras tomaba se acariciaba y no dejaba de rozarme para volver a empezar. Yo aprovechaba y la tocaba. Jugaba con mis dedos y producía pequeños gemidos en mi alumna. De fondo había puesto la tv y estaba – obviamente – sintonizada una peli porno. “Me encantan” me dijo, mientras se acariciaba. Me levanté un segundo para ir al baño y cuando volví me encontré con Vale en pleno placer. Se había calentado con la película y se estaba pajeando. En la pantalla había una nena, joven con ella, boca arriba mientras un negro le rompía la cola por completo. Me acomodé en la cama y me puse detrás de ella. Vale seguí jugando con sus manos y yo comenzaba a acompañarla. Pero en vez de seguir sobre su clítoris, busque directamente su cola, toda lubricada por los jugos que la propia nena largaba. Llegué a colarle dos dedos y Vale se estremecía cada vez más. Para ese momento yo ya estaba al palo nuevamente. Imposible no estarlo con todo esto. Me fui acomodando hasta quedar en posición para darle una nueva chupada a esa hermosa concha. Estaba distinta. Tanto placer la hacía ver más exultante pero tan o más lubricada que al principio. Me dediqué a su clítoris con mi lengua pero seguí mi trabajo en su cola. Buscaba abrirla cada vez más. Vale lo gozaba. Llegué a tener cuatro dedos en su interior y mi pulgar dentro de su vagina, cuando acabó bruscamente. Lejos de pedir un respiro, me miró y me pidió, me ordenó que la cojiera por la cola. Asentí, pero con la condición de que me la volviera a chupar toda. Esta vez se desbocó. No hizo falta otra cosa más que disfrutar de su boca, su lengua. Escupía una cantidad de saliva enorme que caía toda sobre sus pechos. Llevaba mmi verga hasta el fondo de su garganta provocando arcadas que tampoco lograban detenerla. En tal desenfreno hasta se animó a lamerme las bolas y la cola. La dejé. Estaba desatada. En un momento la tomé y la puse en cuatro sobre la cama. Le pedí que se abriera la cola con sus manos y así lo hizo. Apoyé mi glande sobre su cola y enseguida noté que se retraía. Era su primera vez y el miedo era lógico. Intenté otras veces pero no podía controlarlo. Llegó a empujarme con sus mano cuando apenas había comenzado a penetrarla. Le dije de dejarlo así. Que hiciéramos otra cosa, pero insistió. “Hoy me rompés la cola, haceme todo”. Vi el sillón y sabía qué hacer. Tomé mi corbata y le até las manos. Ella sonrió algo temerosa. “Confía en mí….”, le dije. La lleve al sillón. La hice colocar de pie pero apoyada sobre uno de los respaldos laterales. Después tomé sus tobillos y los até. Apoye su vientre sobre el respaldo y la hice inclinar sobre el sillón. Me acomodé detrás de ella y comencé a lamer su cola y su vagina. Enseguida su temor dejó lugar a sus pedidos de ser penetrada. Tomé firmemente sus caderas y con mi mano fui guiando mí miembro a su cola. Esta vez no hubo chance de nada. La fui penetrando lentamente pero sin detenerme un segundo. Vale primero respiraba agitada. Contenía su voz. En un momento no pudo más y estalló a puras palabrotas. “Hijo de puta, me duele, me duele… me rompés toda”. Quiso moverse pero estaba atada de pies y manos. Era imposible. Apoyé mi mano sobre su clítoris y comencé a masajearlo. Sus gritos se transformaron en gemidos. De a poco mis movimientos fueron tomando intensidad. A los minutos le abría con las manos su cola para ir más y más a fondo. Me pidió que la desatara y luego de un rato lo hice. No era para moverse ni liberarse, sino para abrirse ella misma sus nalgas. “Cojeme, cojeme A FONDO” “¿Te gusta una nena puta así?!”. Insisto…desbocada. Cambié mis masajes por penetraciones. Estaba que rebalsaba de flujos. Comenzó a retorcerse y en medio de sacudidas violentas acabó con gritos violentos. Sus piernas se aflojaron de golpe y tuve que sostenerla. Jadeaba, y su cara estaba roja, casi morada. Me hubiera gustado ver su cara en ese momento. Recién cuando se recompuso salí de su interior. Yo también había acabado violentamente. Esta vez la mocosa no tuvo fuerzas para nada. Se tiró en el sillón mientras yo pedí unas cervezas. Me miraba con los ojos todavía llorosos. “Nunca me imaginé que podías hacerme todo esto…. Parecés tan serio en clase”. Yo la miré y sonriendo le dijo “Vale, sos muy chiquita” y agregué “Mirá que recién estamos empezando… ya vamos a hacer otras cosas”. Su respuesta fue una sonrisa cómplice, haciéndome saber que ella también quería más.

5 comentarios - Anécdotas de la facu, final

pacificlupus
Muy buenos la saga, fav, reco y +10 de una, espero mas
AlejandroMillo14
EspectaculEar ! ...quiero fotos de Vale, por favor ( aunque sea sin la cara )
mttptt
Muy bueno. Como me calenté....