Tengo ganas de me cojas. Tengo ganas de que me arranques la ropa, me pongas en 4 atravesada en la cama, y que mientras me como tu pija hasta la garganta, comiences a estimular mi cola con tus dedos lubricados.
Tengo ganas de que uses mis propios fluidos para dilatar mi ano, mientras masajeas mi clítoris con tu otra mano. Quiero que me metas un dedo para relajarme, dos para darme placer, y que cuando empiece a seguir el ritmo con mi cadera, me metas el tercero, claro indicador de que estoy lista para tu pija.
Esa pija que ya está más que lubricada, bañada en la saliva que me chorrea de la boca, que desde que empezamos no pude cerrar, y por las arcadas que me provocas cada vez que me la mandas hasta el fondo. Tengo ganas de que en un solo movimiento me saques la pija de la boca, me gires y me la metas en la cola. Quiero que me la metas hasta el fondo, completa. Quiero sentir toda tu carne adentro mío, y que entre y salga toda.
Mientras haces eso, mi cuerpo va a sufrir una serie de espasmos; ignoralos: es el placer que me provocas. Mi cuerpo no conoció nada igual, y todavía tiene que procesarlo. Me vas a sentir temblar descontroladamente: quédate tranquilo que es normal.
¡Ojo! ¡Sosteneme la cadera! Me estás dando tanto placer que no me sostienen las piernas, me están fallando. No te preocupes, seguime dando: lo último que quiero en este momento es que saques tu pija de ahí.
Tengo los muslos chorreados de mis propios jugos: me estoy mojando como si fuera la ultima vez... Cada vez que chocas contra mí se escucha ese ruidito mojado.
¡Tu pija está más grande y dura! Debes estar por explotar. ¡Qué rica tu lechita adentro mío, calentita en toda mi cola! El sólo pensarlo aumenta mis espasmos. Me subo a un orgasmo gigante a bordo de tu pija durísima, que no sé dónde me va a dejar.
Empezas a temblar vos también, parece que vamos a llegar juntos.
Por fin, acabo: hierve mi sangre hasta el último capilar, mis músculos se contraen más que nunca, mi cuerpo todo experimenta una dulcísima agonía. Grito desaforadamente, no me puedo controlar. Arriba mío estas acabando, perdido en tu propio orgasmo. Y justo cuando estoy bajando de la montaña rusa de sensaciones en las que me embarqué sobre tu pija, llega la gloria: me llenás la cola de leche, que me chorrea por las piernas porque no me entra toda en la colita.
Jamás voy a poder hacerte entender el placer que siento cuando la juntas con tu mano y la desparramás por mis muslos: te siento y me excito de nuevo, quiero que me vuelvas a coger.
Tengo ganas de que uses mis propios fluidos para dilatar mi ano, mientras masajeas mi clítoris con tu otra mano. Quiero que me metas un dedo para relajarme, dos para darme placer, y que cuando empiece a seguir el ritmo con mi cadera, me metas el tercero, claro indicador de que estoy lista para tu pija.
Esa pija que ya está más que lubricada, bañada en la saliva que me chorrea de la boca, que desde que empezamos no pude cerrar, y por las arcadas que me provocas cada vez que me la mandas hasta el fondo. Tengo ganas de que en un solo movimiento me saques la pija de la boca, me gires y me la metas en la cola. Quiero que me la metas hasta el fondo, completa. Quiero sentir toda tu carne adentro mío, y que entre y salga toda.
Mientras haces eso, mi cuerpo va a sufrir una serie de espasmos; ignoralos: es el placer que me provocas. Mi cuerpo no conoció nada igual, y todavía tiene que procesarlo. Me vas a sentir temblar descontroladamente: quédate tranquilo que es normal.
¡Ojo! ¡Sosteneme la cadera! Me estás dando tanto placer que no me sostienen las piernas, me están fallando. No te preocupes, seguime dando: lo último que quiero en este momento es que saques tu pija de ahí.
Tengo los muslos chorreados de mis propios jugos: me estoy mojando como si fuera la ultima vez... Cada vez que chocas contra mí se escucha ese ruidito mojado.
¡Tu pija está más grande y dura! Debes estar por explotar. ¡Qué rica tu lechita adentro mío, calentita en toda mi cola! El sólo pensarlo aumenta mis espasmos. Me subo a un orgasmo gigante a bordo de tu pija durísima, que no sé dónde me va a dejar.
Empezas a temblar vos también, parece que vamos a llegar juntos.
Por fin, acabo: hierve mi sangre hasta el último capilar, mis músculos se contraen más que nunca, mi cuerpo todo experimenta una dulcísima agonía. Grito desaforadamente, no me puedo controlar. Arriba mío estas acabando, perdido en tu propio orgasmo. Y justo cuando estoy bajando de la montaña rusa de sensaciones en las que me embarqué sobre tu pija, llega la gloria: me llenás la cola de leche, que me chorrea por las piernas porque no me entra toda en la colita.
Jamás voy a poder hacerte entender el placer que siento cuando la juntas con tu mano y la desparramás por mis muslos: te siento y me excito de nuevo, quiero que me vuelvas a coger.
17 comentarios - Desvelo de medianoche
Siii, espectacular !!!
Gracias por compartir 👍
Yo comenté tu post, la mejor manera de agradecer es comentando alguno de los míos...
Es genial!!! Cortito y contundente...
Vuelvo cuando tenga puntos...