Ese fin de semana había vuelto a Rosario por dos motivos: el primero, contar una buena noticia, ya que en el trabajo me habían dado una beca para ir a hacer un curso por unos meses a Milán en Italia (lo voy a explicar mejor y contar algunas cosas en mis próximos relatos). Y la segunda, era el cumple de mi papá.
Y había una tercera, que esperaba que se diera: despedirme de Lucas. La relación de Lucas conmigo ya la conocen: él es el mejor amigo de mi hermano, fueron al colegio juntos desde la primaria. Mis viejos con los de él se hicieron amigos. Y por eso, es que el sábado a la noche vinieron a cenar a mi casa para el festejo del cumple, además de mi tío y unos primos.
Cuestión, que Lucas también estaba presente. Y se enteró de mi viaje ahí. En un momento de la noche nos quedamos solos y nos pusimos a charlar. Me preguntó y le conté como venía la historia, me deseó suerte no sin antes dejarme bien en claro que me iba a extrañar. Nuestra relación siempre tuvo idas y vueltas, pero al final terminábamos juntos. Nos deseábamos mucho. Y no perdió oportunidad de tirar palito para ver si picaba: me dijo que me quería hacer una buena despedida.
Terminamos hablando casi pegados. Nuestros cuerpos tienen un imán que nos acerca. La química que tengo con él, no la tuve nunca con nadie. El sólo escucharlo susurrarme al oído que me quería coger y dejarme temblando antes que me vaya me hizo mojar. Le di un pico y volví a la mesa, porque sino, lo violaba ahí nomás.
Durante la cena me senté bien en frente. Nos torturamos con las miradas de una forma cada vez más alevosa. Yo me mordía los labios, sacaba la lengua, comía abriendo bien la boca y saboreando el tenedor como si fuese su pija.
Él miraba y me quería saltar encima. "Te voy a hacer mierda" me decía moviendo los labios. "Cogeme bien duro" le respondía yo. Mi hermano (testigo mudo de la historia de su hermanita con su mejor amigo), se dio cuenta y lo tuvo que codear a Lucas para que paráramos porque ya nos estábamos zarpando.
Cuando terminamos de cenar, mientras levantaban la mesa, desaparecí. Me fui a mi habitación. Agarré el celu y le escribí "vení a mi pieza YA". Al rato, apareció. Apenas asomó la cabeza, lo agarré del brazo y lo metí a la fuerza adentro. Cerré la puerta y me lo chapé con todo.
Él no se quedó atrás. Se dio vuelta y me estampó contra la puerta. "Después me hacés la despedida vos... primero me despido yo", le dije y sin despegar la espalda de la puerta fui bajando hasta quedar casi sentada. Desabroché despacio el cinto, abrí los botones del jean y de un tirón lo dejé en bolas. Su pija ya estaba semiparada esperando por mi boca.
La agarré y empecé a pajearlo mientras lo miraba con cara de deseo. Lucas conocía esa cara. Me agarró de los pelos y me metió a la fuerza su pija en la boca. Con sus manos en mi cabeza, acompañaba mis movimientos que metían y sacaban su pijón, que se volvía cada vez más grande tocando mi garganta. Paré para respirar, pero él casi no me dejó descanso y volvió a metermela de golpe.
Me hizo parar tirándome de los pelos y me dio un beso que me empapó toda. Metió sus dedos en mi concha, los sacó y me los mostró. Agarré su mano y me los metí en la boca chupando todos mis flujos. "Que puta que sos! Me encantás!" dijo mientras volvía a guiarme en el camino hacia su verga.
Otra vez arrodillada frente a él, agarré lo que pude de su pija con mis manos y me metí el resto en la boca. Ahora la chupada era más profunda (una forma de decir, no llego ni a la mitad) y sacaba la boca despacio rozando mis labios con su tronco y su cabeza. Aceleraba la paja mientras la chupada la hacía más lenta.
De pronto, un golpe en la puerta nos interrumpió. Era mi hermano. "Ey boludos! se que están ahí, están por cortar la torta y preguntan donde están!". "Ahí voy", le grité. Sin dejar de mirarlo a Lucas le dije "me voy a tener que apurar", haciéndole pucherito. Lo empecé a pajear fuerte. Se notaba que estaba por acabar. "Juli, no vas a ensuciar tu pieza, no??" me dijo con una clarísima doble intención. "Por supuesto que no... pienso dejar limpito todo todo".
Terminé de decir esto y Lucas metió su pija en mi boca. En segundos empezó a inundarla con un torrente de leche que no paraba de salir. Me estaba empezando a rebalsar. Puse mis manos bajo mi pera para que lo que sobraba, cayera ahí.
Cuando terminó de acabar, me levanté y miré mis manos. Estaban llenas de leche (y eso que había tragado un montón). "Levantame la remera", le dije a Lucas. En un movimiento rápido me pegué las manos a la panza desparramando toda la leche mientras me reía a carcajadas de la cara de Lucas. Cara de "no podés ser tan trola".
Salimos de a uno, y volvimos al cumple de papá. Pude leer de los labios de mi hermano "putita" seguida de un guiño y una sonrisa. Por suerte, me tocó un hermano muy piola.
Cuando la fiesta ya estaba terminando, me fui a mi habitación nuevamente a cambiarme ya que a la noche salía con las chicas. Grata sorpresa fue cuando volví y los padres de Lucas se estaban yendo, pero él no. Se quedaba con mi hermano a jugar a la play. Ese "jugar a la play" sabía que tenía un doble sentido.
"Así vas a salir?", dijo mi viejo cuando aparecí. "Dejala, es joven no siente el frio" dijo el padre de Lucas. Era invierno y yo andaba con un topcito hasta el ombligo, pollerita de jean medias y botas hasta la rodilla. Mi viejo saltó con eso más por la pinta de gato que por el frio, creo. Siempre fui cuidadosa que no me viera salir vestida así, pero en esa oportunidad no me quedó remedio.
Al costado, Lucas me violaba con la mirada. Sentía sus ojos clavados en mi cola deseando arrancarme todo. Se acercó y me dijo:
- Sabés que hoy no salís, no?
- Ah no?- le dije acercando mi cola a sus piernas.
- No. Voy a terminar lo que empezamos...
- Ahhh... bueno, capaz te esté esperando en mi pieza...
Dicho eso, di media vuelta y me fui a mi habitación a escuchar música, a esperar la hora que me pasaban a buscar. Pasó un rato, y la puerta de mi habitación se abrió. Era Lucas. Yo estaba tirada en la cama, boca abajo. Cuando entró, me hice la que no le daba bola, pero levantando más la cola lo llamé. Caminó despacio hasta donde estaba y empezó a acariciarme las piernas. Cada vez subía más, hasta que dejó mi pollera en la cintura. Con sus manos agarraba con firmeza mi cola.
No se aguantó y me pegó un chirlo fuertísimo. "Pará boluuudo, que se escucha todo!" le dije riéndome. Sin ningún otro tipo de preámbulo se bajó el pantalón. Su pija saltó firme y yo la agarré y me la metí en la boca. Lucas estaba parado y yo sentada en el borde de mi cama mojando con mi saliva todo su tronco.
Luego de un rato, me empujó y levantando mis piernas se arrodilló. Jugó un poco con sus dedos en la entrada de mi concha y luego empezó a rozarla con su lengua. Yo me mojaba a chorros. De golpe, me clavó un dedo y enterró su boca en mi clítoris. Me dio una chupada de concha fenomenal que me hizo acabar y temblar un largo rato.
Se levantó y apuntó su pija en mi concha. Sentía como me chorreaba de la acabada anterior. Mis piernas seguían temblando. Me la clavó sin piedad hasta el fondo. Me tapé la boca para no gritar (mis viejos duermen en la habitación de al lado). Me cogió de una forma bestial. Como si fuera la última (de hecho, lo iba a ser por varios meses). Agarré mi almohada y la mordí porque me volvía loca. Me sacaba casi toda la pija y la clavaba con una fuerza que me hacía sentir que me desarmaba.
Lo agarré y lo acosté en la cama. Me senté arriba y de a poco me fui enterrando el matafuego de mi macho. Despacio, empecé a moverme para adelante y atrás, acostumbrando mi hoyito a ese inmenso pedazo de carne. Luego, empecé a subir. Y bajar. Cada vez con más ritmo. El roce de nuestros cuerpos me hizo acabar de nuevo, más intensamente que el anterior.
No me podía mover. Mientras me recuperaba, Lucas me dio vuelta y me tiró a la cama. Me puso en 4 y empezó a chuparme la conchita y la colita. Me encendí de nuevo. Me agaché y levanté la cola para facilitarle la tarea. Me dejó la cola bien mojada, lista para que uno de sus dedos empiece a jugar.
Mientras, su lengua se enterraba en mi concha que ya estaba pidiendo más. "Cogeme.. cogeme" le susurraba entre gemidos. Se puso detrás mío y me la enterró en la conchita. Sus dedos seguían jugando en mi colita y ya estaba con ganas de que me la dejara bien abierta.
En lo mejor de la cogida, suena mi teléfono. Era mi amiga que estaba en la puerta con el taxi para salir. Me quería matar!! Lucas se detuvo, para que pudiera hablar, pero sin sacar la pija de adentro. El guacho la movía despacito, y se me hacía difícil hablar. Como pude le dije que me esperara.
- Ay hijo de putaaa!! no podía hablar!!
- Si no te hice nada... peor hubiese sido que te haga esto...- terminó de decir eso, y me pegó una cogida salvaje que aun recuerdo. Se trepó literalmente arriba mío y me cogió como a una perra en celo. Yo tenía la cara en la almohada . "Acabá que me tengo que ir!!" le gritaba. Obediente, sacó su pija y me llenó la espalda de leche.
Agarré una remera vieja que uso para dormir y le pedí a Lucas que me limpiara la espalda. Sacó y desparramó algo. Sentía la remera toda pegoteada sobre mi piel, pero no tenía tiempo de nada. Le di un beso de despedida pero él agarrándome de los pelos me arrodilló y me hizo chuparle la pija. "limpiala", me ordenó.
Se la chupé hasta que se le durmió de nuevo, dejándola limpita de leche. Me paré y agarrándolo de los pelos le dije "pasame a buscar... llevame a tu casa y haceme la cola". Lucas me agarró de la cintura y me estampó contra la puerta. Me dio un beso y me dijo "como se pide?"... Al muy hijo de puta le gusta que le ruegue. y a mi me gusta ese jueguito así que con mi mejor voz de trola le repetí la oración: "pasame a buscar y haceme la cola... por favor".
Salí apurada, pero antes dejé una nota en la mesa: "me quedo de Agus, no vuelvo a comer". Me fui a bailar, pero mi cabeza estaba en lo que iba a pasar después. A pesar de la cogida que me había pegado, me había quedado re caliente y con ganas de más. A la mitad de la noche, no aguanté más... Le mandé un mensaje a Lucas para que me pasara a buscar. Les dije a las chicas que me había caído mal la comida y que me iba. Me despedí de todas, ya que no las iba a ver antes de irme y desaparecí.
En la puerta ya estaba Lucas, esperándome en el auto. A las 2 cuadras frenó el auto y sin apagar el motor, se bajó los pantalones. Ni lo dudé. Me agaché y empecé a chuparle la pija hasta que llegamos a su departamento. Paré cuando bajamos del auto, y seguí en el ascensor.
Cuando llegamos a la puerta, me puso de espaldas a él y apoyó mis manos en las escaleras. Levantó mi pollera y tocó mi concha. "Mirá que mojada que estás... se bancará la pija así de una??" decía mientras me clavaba la pija, que resbalaba adentro mío. Me cogió un rato en la escalera hasta que me levantó y me metió adentro.
Me llevó a la habitación. Me trataba como a una puta esclava. Me arrastraba para donde quería y me encantaba sentirme así. "Qué me pediste cuando te fuiste?". El guacho quería seguir jugando. "Que me hagas la cola, por favor" le dije poniéndome en 4 entregándome por completo. Me chupó la cola y la concha, me metió los dedos... hasta que estaba lista. La sensación de sentirme re puta entregando la cola de una me fascinaba. Pero al pijón de Lucas no le puedo decir que a no a nada.
Apoyó la cabeza de su pija y ya me empezaba a doler. Pero sabía bien como manejar semejante pedazo. Me relajé y mi colita empezó a tragarse poco a poco ese pedazo de carne. Cuando él sintió que se había acostumbrado, empezó a sacarla y meterla. Acá no había que cuidarse más que de los vecinos, que creo ya me conocían. Así que mis gritos con cada embestida de Lucas se hacían sentir.
"Qué trola sos pendeja, entregás la cola de una", me decía mientras con cada embestida me pegaba una cachetada en el orto. "Ay si... tu pija me encanta, rompeme toda" respondía yo, como podía, ya que cada penetración profunda de semejante verga me hacía delirar y ver las estrellas,
No daba más. Me dolía todo. Le pedí que parara. Esperaba otra vez el lechazo en la espalda pero no. La dejó metida solo la cabeza y acabó. Era muy excitante sentir como su pija latía con cada lechazo. Cuando la sacó me desplomé en la cama. Me quedé dormida abrazada a Lucas.
A las 2 horas nos levantamos y garchamos de nuevo. Estuvimos así todo el día. Dormíamos, cogíamos, nos levantábamos a comer, cogíamos. Hasta que volví a mi casa. Me llevó hasta la puerta. Estaba a horas de irme y no me importaba si me veían llegar con él. Algún día se tenían que enterar. Casi llorando lo abracé y lo besé.
"Te voy a extrañar pibita, cuidate". Esto me gustaba de él. En la cama era un salvaje que me trataba como una putita, pero afuera me hacía sentir tan segura y valorada como nadie lo hizo jamás. Me bajé del auto y entré a mi casa a terminar de armar las valijas. Tenía un viaje a Europa por delante.
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Y había una tercera, que esperaba que se diera: despedirme de Lucas. La relación de Lucas conmigo ya la conocen: él es el mejor amigo de mi hermano, fueron al colegio juntos desde la primaria. Mis viejos con los de él se hicieron amigos. Y por eso, es que el sábado a la noche vinieron a cenar a mi casa para el festejo del cumple, además de mi tío y unos primos.
Cuestión, que Lucas también estaba presente. Y se enteró de mi viaje ahí. En un momento de la noche nos quedamos solos y nos pusimos a charlar. Me preguntó y le conté como venía la historia, me deseó suerte no sin antes dejarme bien en claro que me iba a extrañar. Nuestra relación siempre tuvo idas y vueltas, pero al final terminábamos juntos. Nos deseábamos mucho. Y no perdió oportunidad de tirar palito para ver si picaba: me dijo que me quería hacer una buena despedida.
Terminamos hablando casi pegados. Nuestros cuerpos tienen un imán que nos acerca. La química que tengo con él, no la tuve nunca con nadie. El sólo escucharlo susurrarme al oído que me quería coger y dejarme temblando antes que me vaya me hizo mojar. Le di un pico y volví a la mesa, porque sino, lo violaba ahí nomás.
Durante la cena me senté bien en frente. Nos torturamos con las miradas de una forma cada vez más alevosa. Yo me mordía los labios, sacaba la lengua, comía abriendo bien la boca y saboreando el tenedor como si fuese su pija.
Él miraba y me quería saltar encima. "Te voy a hacer mierda" me decía moviendo los labios. "Cogeme bien duro" le respondía yo. Mi hermano (testigo mudo de la historia de su hermanita con su mejor amigo), se dio cuenta y lo tuvo que codear a Lucas para que paráramos porque ya nos estábamos zarpando.
Cuando terminamos de cenar, mientras levantaban la mesa, desaparecí. Me fui a mi habitación. Agarré el celu y le escribí "vení a mi pieza YA". Al rato, apareció. Apenas asomó la cabeza, lo agarré del brazo y lo metí a la fuerza adentro. Cerré la puerta y me lo chapé con todo.
Él no se quedó atrás. Se dio vuelta y me estampó contra la puerta. "Después me hacés la despedida vos... primero me despido yo", le dije y sin despegar la espalda de la puerta fui bajando hasta quedar casi sentada. Desabroché despacio el cinto, abrí los botones del jean y de un tirón lo dejé en bolas. Su pija ya estaba semiparada esperando por mi boca.
La agarré y empecé a pajearlo mientras lo miraba con cara de deseo. Lucas conocía esa cara. Me agarró de los pelos y me metió a la fuerza su pija en la boca. Con sus manos en mi cabeza, acompañaba mis movimientos que metían y sacaban su pijón, que se volvía cada vez más grande tocando mi garganta. Paré para respirar, pero él casi no me dejó descanso y volvió a metermela de golpe.
Me hizo parar tirándome de los pelos y me dio un beso que me empapó toda. Metió sus dedos en mi concha, los sacó y me los mostró. Agarré su mano y me los metí en la boca chupando todos mis flujos. "Que puta que sos! Me encantás!" dijo mientras volvía a guiarme en el camino hacia su verga.
Otra vez arrodillada frente a él, agarré lo que pude de su pija con mis manos y me metí el resto en la boca. Ahora la chupada era más profunda (una forma de decir, no llego ni a la mitad) y sacaba la boca despacio rozando mis labios con su tronco y su cabeza. Aceleraba la paja mientras la chupada la hacía más lenta.
De pronto, un golpe en la puerta nos interrumpió. Era mi hermano. "Ey boludos! se que están ahí, están por cortar la torta y preguntan donde están!". "Ahí voy", le grité. Sin dejar de mirarlo a Lucas le dije "me voy a tener que apurar", haciéndole pucherito. Lo empecé a pajear fuerte. Se notaba que estaba por acabar. "Juli, no vas a ensuciar tu pieza, no??" me dijo con una clarísima doble intención. "Por supuesto que no... pienso dejar limpito todo todo".
Terminé de decir esto y Lucas metió su pija en mi boca. En segundos empezó a inundarla con un torrente de leche que no paraba de salir. Me estaba empezando a rebalsar. Puse mis manos bajo mi pera para que lo que sobraba, cayera ahí.
Cuando terminó de acabar, me levanté y miré mis manos. Estaban llenas de leche (y eso que había tragado un montón). "Levantame la remera", le dije a Lucas. En un movimiento rápido me pegué las manos a la panza desparramando toda la leche mientras me reía a carcajadas de la cara de Lucas. Cara de "no podés ser tan trola".
Salimos de a uno, y volvimos al cumple de papá. Pude leer de los labios de mi hermano "putita" seguida de un guiño y una sonrisa. Por suerte, me tocó un hermano muy piola.
Cuando la fiesta ya estaba terminando, me fui a mi habitación nuevamente a cambiarme ya que a la noche salía con las chicas. Grata sorpresa fue cuando volví y los padres de Lucas se estaban yendo, pero él no. Se quedaba con mi hermano a jugar a la play. Ese "jugar a la play" sabía que tenía un doble sentido.
"Así vas a salir?", dijo mi viejo cuando aparecí. "Dejala, es joven no siente el frio" dijo el padre de Lucas. Era invierno y yo andaba con un topcito hasta el ombligo, pollerita de jean medias y botas hasta la rodilla. Mi viejo saltó con eso más por la pinta de gato que por el frio, creo. Siempre fui cuidadosa que no me viera salir vestida así, pero en esa oportunidad no me quedó remedio.
Al costado, Lucas me violaba con la mirada. Sentía sus ojos clavados en mi cola deseando arrancarme todo. Se acercó y me dijo:
- Sabés que hoy no salís, no?
- Ah no?- le dije acercando mi cola a sus piernas.
- No. Voy a terminar lo que empezamos...
- Ahhh... bueno, capaz te esté esperando en mi pieza...
Dicho eso, di media vuelta y me fui a mi habitación a escuchar música, a esperar la hora que me pasaban a buscar. Pasó un rato, y la puerta de mi habitación se abrió. Era Lucas. Yo estaba tirada en la cama, boca abajo. Cuando entró, me hice la que no le daba bola, pero levantando más la cola lo llamé. Caminó despacio hasta donde estaba y empezó a acariciarme las piernas. Cada vez subía más, hasta que dejó mi pollera en la cintura. Con sus manos agarraba con firmeza mi cola.
No se aguantó y me pegó un chirlo fuertísimo. "Pará boluuudo, que se escucha todo!" le dije riéndome. Sin ningún otro tipo de preámbulo se bajó el pantalón. Su pija saltó firme y yo la agarré y me la metí en la boca. Lucas estaba parado y yo sentada en el borde de mi cama mojando con mi saliva todo su tronco.
Luego de un rato, me empujó y levantando mis piernas se arrodilló. Jugó un poco con sus dedos en la entrada de mi concha y luego empezó a rozarla con su lengua. Yo me mojaba a chorros. De golpe, me clavó un dedo y enterró su boca en mi clítoris. Me dio una chupada de concha fenomenal que me hizo acabar y temblar un largo rato.
Se levantó y apuntó su pija en mi concha. Sentía como me chorreaba de la acabada anterior. Mis piernas seguían temblando. Me la clavó sin piedad hasta el fondo. Me tapé la boca para no gritar (mis viejos duermen en la habitación de al lado). Me cogió de una forma bestial. Como si fuera la última (de hecho, lo iba a ser por varios meses). Agarré mi almohada y la mordí porque me volvía loca. Me sacaba casi toda la pija y la clavaba con una fuerza que me hacía sentir que me desarmaba.
Lo agarré y lo acosté en la cama. Me senté arriba y de a poco me fui enterrando el matafuego de mi macho. Despacio, empecé a moverme para adelante y atrás, acostumbrando mi hoyito a ese inmenso pedazo de carne. Luego, empecé a subir. Y bajar. Cada vez con más ritmo. El roce de nuestros cuerpos me hizo acabar de nuevo, más intensamente que el anterior.
No me podía mover. Mientras me recuperaba, Lucas me dio vuelta y me tiró a la cama. Me puso en 4 y empezó a chuparme la conchita y la colita. Me encendí de nuevo. Me agaché y levanté la cola para facilitarle la tarea. Me dejó la cola bien mojada, lista para que uno de sus dedos empiece a jugar.
Mientras, su lengua se enterraba en mi concha que ya estaba pidiendo más. "Cogeme.. cogeme" le susurraba entre gemidos. Se puso detrás mío y me la enterró en la conchita. Sus dedos seguían jugando en mi colita y ya estaba con ganas de que me la dejara bien abierta.
En lo mejor de la cogida, suena mi teléfono. Era mi amiga que estaba en la puerta con el taxi para salir. Me quería matar!! Lucas se detuvo, para que pudiera hablar, pero sin sacar la pija de adentro. El guacho la movía despacito, y se me hacía difícil hablar. Como pude le dije que me esperara.
- Ay hijo de putaaa!! no podía hablar!!
- Si no te hice nada... peor hubiese sido que te haga esto...- terminó de decir eso, y me pegó una cogida salvaje que aun recuerdo. Se trepó literalmente arriba mío y me cogió como a una perra en celo. Yo tenía la cara en la almohada . "Acabá que me tengo que ir!!" le gritaba. Obediente, sacó su pija y me llenó la espalda de leche.
Agarré una remera vieja que uso para dormir y le pedí a Lucas que me limpiara la espalda. Sacó y desparramó algo. Sentía la remera toda pegoteada sobre mi piel, pero no tenía tiempo de nada. Le di un beso de despedida pero él agarrándome de los pelos me arrodilló y me hizo chuparle la pija. "limpiala", me ordenó.
Se la chupé hasta que se le durmió de nuevo, dejándola limpita de leche. Me paré y agarrándolo de los pelos le dije "pasame a buscar... llevame a tu casa y haceme la cola". Lucas me agarró de la cintura y me estampó contra la puerta. Me dio un beso y me dijo "como se pide?"... Al muy hijo de puta le gusta que le ruegue. y a mi me gusta ese jueguito así que con mi mejor voz de trola le repetí la oración: "pasame a buscar y haceme la cola... por favor".
Salí apurada, pero antes dejé una nota en la mesa: "me quedo de Agus, no vuelvo a comer". Me fui a bailar, pero mi cabeza estaba en lo que iba a pasar después. A pesar de la cogida que me había pegado, me había quedado re caliente y con ganas de más. A la mitad de la noche, no aguanté más... Le mandé un mensaje a Lucas para que me pasara a buscar. Les dije a las chicas que me había caído mal la comida y que me iba. Me despedí de todas, ya que no las iba a ver antes de irme y desaparecí.
En la puerta ya estaba Lucas, esperándome en el auto. A las 2 cuadras frenó el auto y sin apagar el motor, se bajó los pantalones. Ni lo dudé. Me agaché y empecé a chuparle la pija hasta que llegamos a su departamento. Paré cuando bajamos del auto, y seguí en el ascensor.
Cuando llegamos a la puerta, me puso de espaldas a él y apoyó mis manos en las escaleras. Levantó mi pollera y tocó mi concha. "Mirá que mojada que estás... se bancará la pija así de una??" decía mientras me clavaba la pija, que resbalaba adentro mío. Me cogió un rato en la escalera hasta que me levantó y me metió adentro.
Me llevó a la habitación. Me trataba como a una puta esclava. Me arrastraba para donde quería y me encantaba sentirme así. "Qué me pediste cuando te fuiste?". El guacho quería seguir jugando. "Que me hagas la cola, por favor" le dije poniéndome en 4 entregándome por completo. Me chupó la cola y la concha, me metió los dedos... hasta que estaba lista. La sensación de sentirme re puta entregando la cola de una me fascinaba. Pero al pijón de Lucas no le puedo decir que a no a nada.
Apoyó la cabeza de su pija y ya me empezaba a doler. Pero sabía bien como manejar semejante pedazo. Me relajé y mi colita empezó a tragarse poco a poco ese pedazo de carne. Cuando él sintió que se había acostumbrado, empezó a sacarla y meterla. Acá no había que cuidarse más que de los vecinos, que creo ya me conocían. Así que mis gritos con cada embestida de Lucas se hacían sentir.
"Qué trola sos pendeja, entregás la cola de una", me decía mientras con cada embestida me pegaba una cachetada en el orto. "Ay si... tu pija me encanta, rompeme toda" respondía yo, como podía, ya que cada penetración profunda de semejante verga me hacía delirar y ver las estrellas,
No daba más. Me dolía todo. Le pedí que parara. Esperaba otra vez el lechazo en la espalda pero no. La dejó metida solo la cabeza y acabó. Era muy excitante sentir como su pija latía con cada lechazo. Cuando la sacó me desplomé en la cama. Me quedé dormida abrazada a Lucas.
A las 2 horas nos levantamos y garchamos de nuevo. Estuvimos así todo el día. Dormíamos, cogíamos, nos levantábamos a comer, cogíamos. Hasta que volví a mi casa. Me llevó hasta la puerta. Estaba a horas de irme y no me importaba si me veían llegar con él. Algún día se tenían que enterar. Casi llorando lo abracé y lo besé.
"Te voy a extrañar pibita, cuidate". Esto me gustaba de él. En la cama era un salvaje que me trataba como una putita, pero afuera me hacía sentir tan segura y valorada como nadie lo hizo jamás. Me bajé del auto y entré a mi casa a terminar de armar las valijas. Tenía un viaje a Europa por delante.
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31 comentarios - La despedida
gracias por pasar! 😛
gracias por pasar°!
gracias por pasar y por los puntos!!
Disfurta de tu estancia.
Van 9 puntos
Si se quieren tanto porque no se ponian de novios y ya
En tus relatos decis que era el mejor pero siempre a escondidas
Nose digo si lo que sentian el uno por el otro era tan fuerte hubieran formalizado
Buen relato juli
Llega un punto en que queres saber un poco mas
Solo es simple curiosidad perdon
Buen relato
gracias a vos por pasar
Te dejo puntos. Besos!
Para alquilar balcones, ja
Una despedida buena mismo!
Van 10
P.D.: Tengo un par de Gatorade en la heladera por las dudas jajaja +10
jejej eso de lo de la remera estaba caragdo ocn todo el chico jejejej"Agarré su mano y me los metí en la boca chupando todos mis flujos." que deliii *-*
para luego olfatea y ah re que recuerdoos jajjaj
gracias por comentar!