You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

La historia de Ana

Una vez, en la casa
de Ana

Cristina M. había aceptado la invitación de la amiga Ana G. desde ya hacía más de una semana, cuando una tarde le había comunicado de la cena
Ana la había invitado asegurándome que si no iba la echaría al recuerdo (por ausencia prolongada) y en verdad tenía razón pensándolo.
Porque Cristina en siete meses no la había visto nunca (ya sea por razones de trabajo y sus finales del cuarto año de Medicina).
Ana era una mujer que siempre se ocupó de cocinar, como su madre en la provincia de Jujuy lo hacía profesionalmente desde los dulces caseros, hasta la cocina salada clásica de nuestra provincia norteña
La madre de Ana siempre le mandaba por medio de un primo que era camionero de un transporte de un camión de mercadería desde Jujuy hasta Buenos Aires, en una caja acondicionada para ello, cosas que cocinaba en su pueblo, que coincidente también era el pueblo de Cristina, cosas como quesillos, miel, y tortas caseras que llegaban a los dos días a La Plata donde vivían ambas mujeres
Inicio de la historia de Ana y Cristina
Ana es muy simpática y siempre nos hacía reír cuando nos reunimos varios paisano del pueblo con sus comentarios y andanzas de las cosas en que hubo de hacer ella y sus hermanas con una gracia al ser contadas que vale la pena volverlas a escuchar porque parecían casi nuevas pero llevaban años de realizadas
Casada en La Plata Ana, con un empleado de la administración pública que estudiaba para ser ingeniero, llamado Ariel nacido en la cerca de La Plata, donde ahora los tres vivíamos.
En realidad Ana vino aquí a estudiar primero medicina pero quedó en camino y ahora después de siete años se especializó en enfermera profesional con muy buen promedio

Cenamos en su departamento y reímos largo y tendido mientras mirábamos las fotos del último año de la secundaria de Ana y mío,
Mas hicimos comentarios del viaje de egresados cuando vimos las fotos que Ana le había pedido a la madre cuando hubo de ir al pueblo donde había nacido, en Jujuy, hacía más de dos meses de ello.
El departamento donde vivían Ana y su marido era de tres ambientes, con un living comedor amplio tipo colonial, con unos sillones grandes y cómodos más uno doble (enorme)
Una mesita ratona cuadrada de madera de roble, enfrentaba a los sillones donde el piso estaba todo alfombrado de lila clarito, haciendo juego con los manteles de la mesa redonda de roble, puesta a un lado de la mesa central.
Un televisor color grande sobre una mesa, una lámpara de pie con luz regulable de colores naranjas, y sobre la pared pintada de un tono pastel una acuarela marina muy llamativa rodeada de pequeños cuadros que eran imitaciones de algún pintor impresionista.
En realidad eran departamentos hechos hacía ya tiempo cuando en la construcción nada se minimizaba en la edificación, por lo grande que ostentaba ser ese simple comedor

La cena ya había quedado atrás, y seguíamos riéndonos de las anécdotas que recordábamos, mientras nuestros vasos iban vaciándose de a poco (ninguna de las tres teníamos una cultura alcohólica eminente) somos para dar una rápida explicación, muy infantiles en ese sentido
Ariel algo bastante más arrebatado por la bebida, que nosotras, se fue al dormitorio a eso de la una de la noche, diciéndonos que se iba a la pieza: “a acostarse, un ratito”.
Nosotras ni le prestamos atención ya que estábamos muy metidas en nuestras charlas, y al rato ya no nos acordamos más de él.
Empezamos a contarnos nuestras cosas, cuando comprendimos que el esposo de Ana estaba totalmente dormido, ahí cuando ella fue hasta el dormitorio y apagando la luz del dormitorio central dejó prendida una pequeña luz a un costado extremo del dormitorio, que se usaba como la luz de noche.

Vino Ana a mi encuentro con una copa grande y alargada de champagne, diciendo:
Mira él duerme y nosotras nos vamos a terminar el regalo de mi amiga Cristina, la última botella de champagne, nos la acabaremos
Las confesiones íntimas se fueron dando de a poco como; se fuese acabando la bebida
Ana me había dicho:
Hoy ya debes dormir en el dormitorio de las visitas, que prepare con unas sábanas nuevas de regalo de mis viejos cuando fueron a Italia.
Vamos Cristina que te la muestro y así de esta manera fuimos a la pieza de visitas que estaba algo alejada del dormitorio central y empezaron a charlar después de mostrarle la pieza a Cristina
Inicio de las confesiones finales:
Al final del tercer vaso Cristina le dijo a Ana que desde siempre sentía una calentura muy fuerte hacia ella, la confesión aunque fue verdadera y era así, salió más por el efecto del alcohol, que la sinceridad misma.
Se hizo un silencio profundo y endemoniado en esa pieza
La vi a Ana, mirarme asombrada por un instante.
Y su respuesta (la de Ana) la dejó a Cristina aún más asustada:
“dijo que pensaba que le gustaban solos los hombres pero este último tiempo que habíamos permanecidos las dos aisladas… ella igual había sentido algo especial hacia mí (Cristina), por eso quería que esa noche fuera ahora de ellas solas”…

La tomé a Ana acercándola lo más que pude verdaderamente y le busqué con mis dos manos su cara besándola primero introduciendo mi labio sin ser un beso profundo y a un movimiento de espasmos por el placer de ANA:
Llegué a recorrer con mi lengua toda, su boca.
No dejé espacio sin tocar de la boca en su interior, y tomé delicadamente con una mano, un seno de ella.

A un momento dado la acosté a Ana sobre la cama y metí derecha libre, en su cola.
A un tiempo introduje un dedo en su cola y sentí ese espasmo de placer que sale del alma, ese que ninguna mujer puede mentir.
Me había mojado, siguió contando (Cristina) en todo mi sexo
Había emitido flujo, mi calentura era tremenda y mi concha se mojó toda… y le dije a Ana
ANA QUE BELLAS SOS AMOR…
Empecé ahora a jugarle con las dos manos mientras ella seguía obnubilada recorriendo con mi lengua dentro de su boca…
…a tocar por debajo de su remera su corpiño, el cual a un momento se lo quité, tirándolo al suelo.
Ana ahí se anexó a la realidad, y me dijo:
“Cristina siempre me gustaste, no sé cómo terminará esto pero espera, voy a ver si mi marido está dormido y le digo no muy serena:
Voy a cerrar la pieza por si se despierta.
Así de esa manera estamos más cómodas”
Ana llego a la pieza, se descalzó y se sacó el pantalón; a unos segundos la oír ir al baño de la pieza, prender la ducha del bidet.
A un tiempo breve, apagó todas las luces de la pieza menos la que usaban como luz nocturna que era de color violeta y pequeña…

Y salió de la pieza con un deshabillé nocturno muy abierto que cuando estuvo frente a Cristina, se lo quitó

Nunca la había visto tan hermosa, me confidencia en el relato Cristina y eso que dormimos de jóvenes muchos días solas en la casa de ella y la mía en nuestra provincia
Pero aquí en esta casa y lugar la cosa era mas sensual nos íbamos hacer el amor las dos
Ana cerró la puerta del dormitorio donde yo estaba y vino hacia mi toda sensual.
“pensándolo a los años, ella quería concretar una fantasía de siempre, a toda costa sin medir las consecuencias: amándonos, o como dicen los hombres, echarse unos polvos esa noche”…
Yo me había quitado la blusa y sacado la pollera estaba en bombacha y con corpiño sentada casi idiotamente escuchando y viendo a Ana
Vino y sentó muy junto a mí, y con una vos cortada me dijo:
Cristina es la primera vez...
Yo también dijo Ana
Y tengo una calentura con vos desde hace años, creo que desde la casa de tus padres allá…
Quizás Ana no te acuerdes o no hayas prestado atención eran cuando iba a tu casa los viernes y volvía a casa el domingo a la mañana.

Si me habré masturbado con vos Ana, cuando te dormías en la cama a dos metros míos
Ana le dijo Cristina (lo más sensual que pude)
Me gustas muchísimo Cristina y la toma de la cara con las dos manos
Ana estaba más caliente más que Cristina que se la veía que llevaba la delantera en ese momento.
Cristina tomándola fuertemente empieza a chuparle delicadamente un pezón
Ana reaccionado le dijo a Cristina casi con una voz muy callada
Desnúdate toda Cristina: él está dormido…
… y con lo que tomó se despertará, a la mañana
Ademas vi que puso el reloj a las seis, lo conozco
tiene que salir al quiosco de diario a abrirlo.

Cristina sabes que esperaba este momento amor dijo Ana
…Cristina se desnudaba totalmente y se acerca a Ana ambas se vieron así por primera vez en años, nunca lo hecho tan de cerca y así de ese modo cara con cara:
Cristina que bella eres, nunca pensé verte así, y las veces lo soñé

Yo nunca hube de imaginar lo que está ocurriendo ahora Ana: y la inconsciencia de vernos las dos desnuda y tu esposo a cinco metros de nosotras.
La beso fuertemente Cristina a Ana y ella le dijo: Espera Cristina tengo algo para nosotras:
Y así totalmente desnuda me tomó de la mano y llevándome al comedor desnuda…
…Se dirigió a una puerta inferior de su armario en el comedor abriendo la puerta de abajo, ayer lo ubique (Me tenía con una gran duda, más que sorprendida, porque iba a ese lugar)
A un tiempo abrió una puerta inferior armario donde saca una caja:
Y una con mi mayor sorpresa la vi sacar un consolador de unos veinte centímetros.
Era esos de uso en común, es decir que se usa en forma conjunta y a la vez, las dos

“Nunca me imaginé que en esa noche, me decía Cristina; ese hombre (su marido) no nos escuchase, pues estuvimos amándonos por más de cuatro horas
Ya amaneciendo Ana se fue a dormir cada a su pieza

Epilogo

Ella acabó creo que más de cinco veces y yo tres, Cristina me contestaba a esa pregunta ridícula mía en un bar de Almagro tres años después de esa noche en La Plata cuando me fuese contada esta historia ocurrida hacia años en la ciudad de La Plata.
Y prosiguiendo la historia de esas dos mujeres Cristina me dijo como epilogo.
“….. a la mañana siguiente, al despertarme, por un ruido Ariel no estaba, me siguió contando Cristina
El esposo de Ana, había salido a su trabajo en la venta de diarios y revistas diarios,
Cristina al despertarse sabía de ello y fue a la cama de Ana,
Ella la estaba esperando y cuando llegó miro la hora en su radio despertador las diez y cinco
Ya te iba a buscar Cristina le dijo Ana: agregando con una dulzura increíble.
Te estaba esperando, anda al baño si quieres higienizarse…
Yo lo hice hace quince minutos, ya te iba a despertar
Confirmándole a Cristina estaba lavándose en el baño: él viene más o menos a las dos, le dijo.
Y con una voz sensual Cristina, como respuesta le dijo a Ana
Ayer me enloqueciste la concha y a mi con ese aparato, aun siento ese grosor dentro de mi.
Es porque no la usas mucho Cristina, pero amor, te quiero le dijo Ana:
Dándole un beso.
Te quiero amor, le respondió Cristina

Hablaron de mil cosas, de sus amores y desamores
Ana voy a la cocina y preparo un café soluble lo acompañamos con lo que quedó de torta de anoche cielo, quieres
Si Ana le dijo Cristina gracias lo tomamos y.
Si Cristina desde la cocina se escuchó decir a Ana.

Conclusión final:
Ana fue la amante durante dos años de Cristina.
Un día cuéntame Cristina que Ana se había descuidado y quedó embarazada.
Cristina me relato esta historia con lágrimas aun en su rostro que aun la amaba pero tenían que separarse por su embarazo.
Y así de esa manera le daba un cote a la relación con Ana.
Su verdadero, único amor.

Cristina nunca más después del quinto mes de embarazo, de Ana, se volvieron a ver.
Cristina al poco tiempo acepta una oferta para irse a Italia a una empresa que su hermano le recomendó y como era ítalo-argentina no tuve problemas en tomar el trabajo allí
Nunca más supe de ella (Ana) me dijo Cristina y que con un llamado telefónico desde la maternidad le comunicó el nacimiento de su hijo.
A los pocos días de ese nacimiento Cristina me cuenta esta historia diciéndome que salía a
trabajar a Italia.
Una vez en mi mail me dijo Cristina, que se casaba
Jamás hasta ahora volvió.
Nota dos:
Esta historia que me fuera contada por Cristina en una tardecita de esas que llovía mucho, en un bar de Av. La Plata en Almagro cuando ambos nos encontramos por razones de trabajo y amistad, a doce a días de salir Cristina para Italia


Ggc
Almagro
Buenos Aires

0 comentarios - La historia de Ana