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mi alumna janeth

mi alumna janeth
Janeth, era de mis alumnas, si no la más inteligente, si la que mejor cuerpo tenía, era bajita y con un hermoso trasero como el que más y el año pasado, me sorprendió en verdad. Al finalizar mi clase, ese día teníamos que asistir al patio para un festejo que los alumnos nos harían por el día del Maestro y cuando se oyó el timbre, todos comenzaron a salir, excepto Janeth quien me dijo que me ayudaría a cubrir las computadoras. Yo acepté y comencé a guardar mis cosas en el escritorio y cuando terminó, Janeth se acerco a mí y me dijo" listo profe, ya están todas cubiertas...", entonces le respondí "gracias Janeth, ¿no faltó ni una?" y ella contestó "ni una profe...".

Janeth, era de mis alumnas, si no la más inteligente, si la que mejor cuerpo tenía, era bajita y con un hermoso trasero como el que más y el año pasado, me sorprendió en verdad.

Al finalizar mi clase, ese día teníamos que asistir al patio para un festejo que los alumnos nos harían por el día del Maestro y cuando se oyó el timbre, todos comenzaron a salir, excepto Janeth quien me dijo que me ayudaría a cubrir las computadoras. Yo acepté y comencé a guardar mis cosas en el escritorio y cuando terminó, Janeth se acerco a mí y me dijo" listo profe, ya están todas cubiertas...", entonces le respondí "gracias Janeth, ¿no faltó ni una?" y ella contestó "ni una profe...".
Enseguida, le propuse "bien, pues gracias... y vamonos al patio o no nos tocarán bocadillos..." pero entonces, ella me señaló "profe, aún no le he dado su regalo...". Janeth tenía por costumbre, desde dos años antes, desde su primer año en el bachillerato, obsequiarme un lapicero, un llavero, etc., el día en que se celebra al maestro y al instante, le dije "no te molestes Janeth", sin embargo ella insistió "no profe, nada de eso y como este es mi último año en el colegio, quiero darle uno muy bueno...", a lo que respondí "bueno, pues no andes gastando, ya te vienen gastos fuertes y debes ahorrar...".
Dicho esto, ella me abrazó, me felicitó y en ese momento, me besó; yo me sorprendí y me aparté pero no porque no me hubiera gustado, era porque estábamos en el colegio, entonces ella volvió a besarme y esta vez, le respondí jugueteando con su lengua, abrazándola y dándole masaje a su espalda. Ella se pegó más a mí, creo que sintió mi pene ya erecto porque bajó una mano y comenzó a tocármelo, enseguida le agarré sus pechos en respuesta y se los apreté.
Creí que hasta ahí llegaría todo pero en un momento dado, ella abrió mi pantalón, metió la mano y me sacó el pene de un golpe; esto me dolió pues estaba ya más rígido que nada. Enseguida, me empezó a pajear mientras me besaba nuevamente, por lo que yo le metí una mano debajo de su falda y uno de mis dedos se abrió paso por debajo de su tanga pudiendo notar cuan mojada estaba.
Con eso, ella solo emitió un leve pujido y en ese momento, ella se arrodilló, le dio un beso a mi pene, le pasó la lengua lentamente, como saboreando un helado y me miraba, yo seguía sorprendido, no podría creer lo que estaba pasando, Janeth era muy deseada por lo que sabía de comentarios de los chicos de la escuela.
Yo estaba ahí parado, ella arrodillada, ¡vaya espectáculo! y así, se lo metía en la boca, a veces me daba un pequeño mordisco, varias veces abrió los ojos para mirarme desde abajo, esto me excitaba más mientras mis manos jugaban con su cabello largo, café, rizado. Ella siguió mamándomelo un buen rato más, me tenía ya muy cerca de correrme hasta que suavemente la levanté, la besé tiernamente y la senté en mi escritorio.

En esa posición, le quité su tanguita, y me senté en la silla; ahí abrí y coloqué sus piernas de manera que quedara ante mí, su hermosa panochita, caliente, húmeda y que olía deliciosamente. Comencé a lamerle los muslos, el vientre, luego le desabotoné y le abrí su blusa sacándole sus pechos del brasiere, que eran firmes, con unas aureolas grandes y cafés, en verdad, eran preciosos, tersos, firmes, hipnotizantes.

Ella jugaba con mi cabello, no decía nada, solo suspiraba agitadamente, después yo bajé hasta su panochita y comencé a darle lengua, esto la puso más caliente aún y le comencé a comer ese hermoso clítoris, incluso jugaba con él con mi lengua, a veces bajaba hasta su ano y le daba un lengüetazo. Ella solamente gemía y comenzó a decir "así, dame tu lengua, asíííí, cuánto deseé estoooo..., quiero que me comas toda, aaaaahhh..., soy tuyaaa...".

Yo no paraba de meterle mi lengua en su panocha y cuando sentí que ya no aguantaba más, aceleré el ritmo hasta que Janeth explotó en un orgasmo que jamás había sentido, incluso me jaló el cabello y gritó; por fortuna, el salón de clases estaba cerrado y está ubicado en el último piso del edificio más alejado. Después, ella gimió deliciosamente, se convulsionó y dejó salir sus fluidos que continué lamiendo con fervor mientras seguía respirando agitadamente, vaya que le duró esa corrida.

De pronto, Janeth se bajó del escritorio y se arrodilló nuevamente yendo directo a mi pene y se lo volvió a comer, me lo chupaba con fruición, quería tragárselo todo entero y cuando me lo puso nuevamente tieso, se puso de pie y me dijo "este es tu regalo y a la vez, es mío también…, siempre me has gustado y he soñado haciéndonos el amor, me encantas y quiero ser tuya, quiero que seas el primero".

Todavía más sorprendido, la volví a cuestionar "pero... Janeth, ¿estás segura?" y ella me respondió "segurísimaaaa..., ven, hazme tuya, quiero ser tuya..." y diciendo esto, se colocó encima de mí, yo estaba aún sentado y se puso mi pene en la entrada de su cueva, que como estaba mojadísima, le entró la punta sin mucho problema. Ella solo dio un pequeño grito y enseguida, yo la tomé de la cintura y le ayudé, notando de inmediato lo que había sospechado, era virgen, así que tenía que hacerlo con cuidado, no debía lastimarla, no debía traumatizarla con su primera vez.

De esa forma, la empujé suavemente desde su cintura y mi pene le entró hasta la mitad, entonces ella gritó, le dolió y yo la besé diciéndole "tranquila princesa, tranquila..." pero ella se quejó "es que me duele..., ayyy...". Tratando de calmarla, le expliqué "lo sé, ya se te pasará la molestia..., así, suavemente, asíííí..., tómala, es tuya..." mientras ella exclamaba "sííí, dámelaaa..., no me importa lo que pase, quiero sentirte adentro de mí...".

Lenta y suavemente, se la metí hasta el fondo, ahí permanecimos unos instantes hasta que ella comenzó a moverse suavemente, yo seguí su ritmo mientras ella decía "asííí, qué rico, asííí, métemela toda, quiero sentirla toda adentro de mííí..., aaahhhh, mmmhhhhhhhhhh, mássssss...". Al escucharla, yo le cuestionaba "¿te gusta?, ¿asííí?, ¿así?, tómala..., es tuyaaa, solamente tuyaaaa…" y ella contestaba "sííííí, asíííííí, métemelaaaaaaaa".

Yo sentía como mi pene entraba y salía de ella en verdad, lo estaba
gozando, gemía y suspiraba, me pedía más y más, nos besábamos, mordía y lamía sus pechos, le acariciaba la espalda, era maravilloso aquello que nos estaba sucediendo. Luego de unos instantes, ella comenzó a agitarse mas mientras decía "ahhhh, sííííí, que ricoooooo..., asííííí..., aaaaaahhhh, mmmhhhhhhhhhhh" y yo le respondí "eso, asíííí..., disfrútaloooo, es tuyoooo, asíííí, siéntelooooo, trágatelo todooooo, cómeteloooooo..." y ella exclamaba "síííí, dame mássssssssss, másssssssss, asíííí..., asíííííí..., ahhhhhhhhhhh".

En ese momento, ella tuvo un orgasmo y no paró de moverse mientras yo le ayudaba, incluso sentí como mi pene se mojaba con sus líquidos y la besé para acallar un poco sus gemidos y sus gritos; por su parte, ella me mordió un labio pero aun así continuó moviéndose.

Cuando ella se calmó un poco, notó que yo no me había corrido y por ello, se sacó mi pene lentamente y volvió a metérselo en su boca, enseguida comenzó a chupármelo y a mamármelo ricamente, incluso se lo sacaba y se metía una de mis bolas alternadamente, también me lamía mi entrepierna y volvía a meterse mi pene en la boca, ¡qué manera de chupar!, al tiempo que le decía "así princesa, asíííí, sigue, no paresss...".
Ella continuó hasta que ya no podía más, me había aguantado demasiado y ella se ayudaba con su mano, eso hizo que de pronto, le lanzara dentro de su boca una chorro de leche; yo pensé que ella dejaría de chupármelo pero continuó haciéndolo mientras yo exclamaba "aaaahhhhh, qué riiiiicoooooo, cómetelaaaa, trágatela toda..., asíííí".
Janeth siguió chupándomela y tragándose mi semen, incluso le escurrió un poco por la comisura de sus labios pero lo recogió de un lengüetazo y también se lo tragó. Ella chupó y lamió hasta dejármelo limpio, luego se puso de pie, me dio un beso y se arregló la ropa mientras que yo estaba sentado aún, así me le quedé viendo y le dije "gracias linda, es lo mejor que he recibido..., ¿qué puedo decirte?". Janeth no dijo nada, se acercó nuevamente y me besó con fuerza, me apretó el pene que yo ya me había guardado y se dirigió a la puerta, no sin antes decirme "deseo cumplido, felicidades otra vez, ¡te quiero!".

Dicho esto, ella abrió la puerta y salió, luego la vi pasar y bajar las escaleras a través de la ventana del salón; yo me quedé un rato más tratando de asimilar aquello tan maravilloso que me había pasado, no negaré que hay muchas alumnas que me atraen pero nunca imaginé siquiera que una de ellas, Janeth, me entregara algo tan hermoso como su virginidad.


relato

4 comentarios - mi alumna janeth

vaan28
Muuuy caliente relato!!! Muy bueno.
Toni-9
Excelente relato, que delicia suena ser Janeth
pabloXXI
Maso xq es inverosímil. Los descubririan.