parte 1 : http://www.poringa.net/posts/relatos/2758559/Inducida-a-la-esclavitud.html
parte 2 :
http://www.poringa.net/posts/relatos/2758868/Inducida-a-la-esclavitud-2.html
Son las dos de la mañana. Mi celular comienza a repicar con un tono que mi amo me había ordenado llevar cuando estuviera con él, en el cual se oyen mis propios gemidos al tener uno de los orgasmos más brutales, grabados por mi amo. Lo tome y me fije en la pantalla, era Silvia, mi madre.
-¿Alo? –conteste.
-¿Lizbeth? ¿Se puede saber donde estas? ¡Mira la hora que es y no has llegado! –contesto Silvia, con un tono medio molesto, y de preocupación.
-Mama, ahorita no puedo hablar…estoy en una fiesta con Mariana…no creo que vaya a dormir a la casa esta noche…
-Bueno, tu sabrás…por lo menos avisa antes, así no preparo cena para tres…
-Lo siento…no volverá a ocurrir…
-Eso espero…por cierto, llamo tu padre, el viaje se extenderá por unos 3 meses más…quiso saludarte, pero no estabas…
-Ok…mira, tengo que irme…me esperan para bailar…besos…
-Ok, cuídate Lizbeth, besos… -contesto mi madre, colgando el teléfono.
-Era tu madre, me imagino… -me pregunto mi amo.
-Si amo, lo siento, no avise que no iría a la casa hoy.
-Vaya…veo que Silvia se preocupa por sus dos hijitas…¿se trago tu mentira?
-Eso parece amo…aunque no fue mentira lo último que dije sobre bailar…
-¿Como es eso puta?
-Bailare la danza del sexo, donde ustedes los hombres son los directores de la orquesta y nosotras las putas bailamos el ritmo que nos impongan.
-Jajajajaja que putita eres… -me contesto mi amo, tomándome de mi cabellera, y llevando mi cabeza al centro de sus caderas, para introducir su tieso güebo en mi boca. Yo lo acepte en ella como la perrita obediente en que me habían convertido, o mejor dicho, como la perrita obediente que siempre fui y mi amo se encargo de sacar a la luz en estos tres meses, por supuesto, con éxito.
Allí estaba yo, a un lado del jacuzzi, por fuera, de rodillas, haciéndole una buena mamada de verga a mi amo quien estaba sentado al borde de dicho jacuzzi, solo con sus pies metidos en el agua tibia. Ambos estábamos totalmente desnudos, aunque mi amo aun seguía con su rostro cubierto por un pasamontañas completo, el cual siempre lleva. Tres meses siendo su puta, su perra, su esclava, y aun no había visto su rostro. Pero a estas alturas, ya no me importaba, al menos no tanto como me importaban su placer y su satisfacción.
Los gemidos de placer de mi amo, y los sonidos de mi boca al practicarle la mamada era lo único que sonaba en el baño de la habitación más cara y lujosa del hotel Columbine, uno de los mataderos más caros de la ciudad. Obviamente todos los gastos corrían por mi cuenta, absolutamente todos. Lo que mi padre me enviaba desde Sídney, lugar donde estaba viviendo temporalmente por negocios, lo invertía en darle los mejores gustos a mi amo, desde comprarme ropa más acorde a mi realidad de puta facilona y barata, pasando por juguetes y ropa fetichista, hasta llegar a darle regalos a mi amo. Ya habían pasado tres meses desde mi violación. Y ya estaba acostumbrada a ser el juguete de este hombre, quien, día tras día, me recuerda que si una de sus ordenes no era acatada al pie de la letra, mi madre y mi hermana Sara, pagarían las consecuencias. Pero como dije, ya estaba acostumbrada, y ahora hasta lo disfrutaba, lo gozaba. No sabía en qué pararía esto, y la verdad, es que sencillamente no quería pensar en que iba a parar todo esto.
Mi amo me tomo por el pelo, y se levanto, pero asegurándose de que su enorme miembro no saliera de mi boca, la cual yo mantenía trabajando al 100% para él. Se metió en el jacuzzi, y se sentó dentro, hundiendo parte de su cuerpo en el agua junto con mi cabeza. Aguante la respiración lo más que pude bajo el agua, continuando con la mamada. Mi amo sacaba mi cabeza de vez en cuando, aunque a veces solo por diversión me dejaba bastante tiempo sumergida, mientras yo asustada pataleaba para salir.
En uno de esos momentos, mi amo me ordeno –Bien cerda, ya me canse de tu boca, quiero que me des el culo. –orden la cual obedecí. Mi amo se quedo en la misma posición, sentado, mientras yo me sentaba sobre su güebo, parado y listo para penetrar nuevamente en mi estrecho agujero anal. Fui agachándome sobre el poco a poco, hasta sentir la punta de su hombría en toda la entrada de mi culo, momento en el cual disminuí aun más la velocidad de bajada. Pero mi amo no quiso esperar, me tomo por las caderas y de un solo golpe me bajo, introduciéndome su verga hasta mis entrañas. No pude evitar soltar un fuerte grito, mezcla de dolor y placer por semejante acto. En ese momento mi amo tomo el control del televisor que estaba ubicado en ese baño, y lo encendió, colocándolo en el canal de circuito cerrado del hotel, el cual está conectado a un DVD donde los encargados ponen puras películas porno. En la película de turno se veía una escena de sexo normal, donde los protagonistas practicaban, casualmente, una postura parecida a la nuestra.
Aun con el dolor entre mis nalgas, por la fuerte y repentina perforación anal a la que fui sometida, mi amo me dio la orden de subir y bajar, la cual acate sin ningún tipo de reparo. Poco a poco el dolor fue pasando, dándole paso al placer. Sentía la verga de mi macho taladrando mi ano, el cual, a pesar de haber llevado bastante polla durante todo este tiempo, no era muy abierto que se diga. Debe ser por eso que tuve tanto éxito como puta, ya que todos los que me han pasado por las armas quedaron muy satisfechos por lo apretadita que yo era, no solo analmente como acabo de decir, sino también por lo estrecha que soy en mi cavidad vaginal. Con el tiempo supe que soy una autentica puta masoquista, dado que el dolor que sentía al ser penetrada por mis estrechos agujeros se convertían en placer.
Duramos un largo rato en esa posición, el tranquilito sentado, y yo moviendo mi cuerpo, haciendo sentadillas sobre su verga, buscando su orgasmo, el cual no tardo en llegar, rociando mis entrañas de leche. Acto seguido, me levante y me di la vuelta, para meter de nuevo mi cabeza bajo el agua y hacerle una nueva mamada. Al poco rato, me aparto a un lado, tomando mis cabellos, y se salió del jacuzzi.
-Puta, busca mi toalla y sécame. –me ordeno, y yo obediente busque su toalla y procedí a secarle. Una vez terminado el procedimiento, apago la tele del baño y se fue directo a la cama, no sin antes tomar toda mi ropa, un top azul celeste semitransparente, que dejaba mi abdomen al descubierto, con mangas largas que terminaban en estilo campana sobre mis muñecas, una minifalda negra que le dificultaba tapar mi culo, y un par de sandalias te taco altísimo, de tirita, que dejaban gran parte de mis pies al descubierto, y procedió a secarme usando la minifalda. Luego tomo el top, y luego de ordenarme inclinar mi cuerpo hacia delante sin flexionar las piernas y abrir mis nalgas con mis manos, lo metió en mi culo, no todo, aunque si buena parte de la tela, para luego sacarla empapada de su corrida y de mis jugos anales. Luego tomo mi cabello, y me llevo a rastras hacia la puerta de la habitación, para botarme de esta, arrojándome afuera junto con mi ropa y mis sandalias, ordenándome irme a casa.
Me vestí rápidamente, y a esa hora, las 3:30 de la madrugada, Salí del hotel, tomando un taxi en la entrada de este. Iba realmente asquerosa, olorosa a sexo, con parte del top empegostado de semen. No llevaba ropa interior. Mi mente se puso en blanco durante el viaje, eran esos momentos de soledad los que yo me tomaba para pensar realmente en mi futuro, pero eso solo provocaba que mi mente se pusiera en blanco. Realmente no deseaba pensar en eso, no sabía que ocurriría, gozaba estando en esta situación, ya estaba acostumbrada a ser una puta esclava sexual propiedad del amo. Pero la cosa se tornaba peligrosa para mi futuro. Gran parte de las clases en la universidad las perdí, por estar cumpliendo sus ordenes, seguramente este semestre lo iba a aplazar. Y además de todo esto estaban mi familia de por medio, quienes en cierta forma se escandalizaron un poco por mi nuevo look de puta facilona, el cual desde hace tres meses adquirí. Y no solo por ese look, sino por los anillos en mi nariz, en mi boca y en mi ombligo. ¿Qué pensarían si llegan a descubrir los anillos de mis pezones y de mi clítoris? Además de todo esto, quien sabe que ocurriría cuando mi padre llegue de viaje de negocios. Con todas estas interrogantes en mi cabeza, la mente solita se me ponía en blanco, sin respuestas, sin nada. Lo único que podía hacer era dejar que la vida me arrastrara y que las cosas sucedieran por si solas.
En ese momento sonó mi teléfono, avisando que tenía un SMS. A diferencia del tono de mis gemidos, el cual los uso para las llamadas, en este se oía la voz de mi amo diciendo "puta, te llego una orden por SMS". Leí el mensaje, el cual rezaba "perra, cuando llegues a tu casa, dale el doble de la tarifa al taxista, y haz que te folle sobre el capo del carro" luego me mando otro diciendo "dile que te tome una foto con tu celular mientras te lo hace, y me la envías". De más esta decir lo arriesgado de la situación. Hacerlo delante de mi casa, con el taxista. ¿Y si mi madre o Sara se asomaban y me veían? ¿O alguno de los vecinos? Como leyendo mi mente, me llego otro SMS de mi amo diciendo "ya sabes puta, si me desobedeces…" recordé que ellas están de por medio en esto. No me quedaba otra opción.
Llegamos a mi destino, estacionando el taxista en frente de mi casa. Las calles se veían oscuras, iluminadas por unos cuantos bombillos, mientras que otros estaña apagados, imagino que por alguna avería. Ninguna casa se veía iluminada, todos dormían, o al menos era lo que deseaba que estuviera ocurriendo de verdad, de esa manera nadie me vería, claro, de lograr que el taxista me diera "mambo" en plena calle. Hacia frio, bastante frio, y más para mi, que llevaba ropa húmeda, en especial mi minifalda. Como iba sentada detrás, me baje y me pase al asiento del copiloto. Abrí mi pequeño bolsito, y le pregunte cual era el precio de la carrera.
-Son 70… -me dijo..
-Tome, aquí tiene su paga –le conteste, dándole un fajo de billetes de 2 Bolívares Fuertes arrugados, algunos en muy mal estado, producto de las mamadas hechas en las esquinas de algunas avenidas de Caracas, y algunas en otros callejones. Ese era el único dinero que mi amo me permitía quedarme para este tipo de menudencias, es decir, pagar los pasajes, o cualquier otro gasto vario de mi nuevo empleo de puta. El hombre se dispuso a contar el dinero, apartando solo los 70 con los que se quedaría, y dándome el resto.
-Tome, -me dijo –me está dando de más.
-No se preocupe, quédese con todo, lo merece por traerme desde tan lejos, y la verdad creo que se merece más…-le conteste.
-No puedo aceptarlo –me respondió, con un gesto de honra –tómelo de vuelta…
-¿Y entonces que aceptara como pago por su excepcional servicio? –le conteste con un tono de preocupación.
-Ya le dije, con los 70 tengo.
-Pues me parece que merece mas –le dije, empujando su mano extendida hacia mí con el fajo de billetes restante, hacia él. –Y cuando digo que merece mas, me refiero a más que todo lo que le estoy dando…-termine de decirle, posando una de mis manos en su muslo derecho, más arriba de lo que debería.
El taxista se quedo pensativo viendo mis gestos, me imagino que no sabía cómo reaccionar. Pasamos unos segundos así, para luego yo tomar la iniciativa y subir más mi mano, hasta su bragueta, la cual con la ayuda de mi otra mano, comencé a bajar lentamente. El taxista tomo un profundo respiro, sin saber qué hacer. Saque su verga, la cual estaba fláccida. Le mire a los ojos, con una sonrisa picara, mientras con una de mis manos tomaba su caliente trozo de carne fláccida y comencé a masajearla lentamente, notando como poco a poco iba creciendo dentro de dicha mano.
-¿Es usted casado? –le pregunte.
-Si… -me contesto.
-Muy bien –le dije –apuesto a que su esposa no es como yo…
-¿Y cómo eres tú? –me dijo, ya tuteándome, con la respiración más acelerada
-Soy glotona…y en este preciso momento tengo hambre…-le respondí, mientras dirigía mi cabeza hacia su verga, ya tiesa como un garrote.
Escuche su gemido al introducirlo en mi boca. La zona olía a sudor y un poco a orina, pero ya estaba acostumbrada, luego de hacer mamadas a montón a borrachos en las esquinas. Comencé la mamada de manera lenta, y suave, primero metiendo la punta en mi boca, con una mano tomando el güebo por la base y la otra acariciando sus bolas. Siempre de una manera lenta, cariñosa, extremadamente suave. Mi lengua paseaba delicadamente por la superficie de su gran extensión de carne, la cual estaba inmensa, botando los primeros rastros de líquido preseminal.
Poco a poco aumente el ritmo de la mamada, se le oían los gemidos cada vez más seguidos, y más fuertes. Lo estaba gozando un montón. En un momento dado, deje de tomar su verga con mis manos, para quitarme el top, rompiéndolo totalmente, por supuesto, todo esto, sin dejar de hacerle la mamada, la cual ya era a toda su verga entera, mi boca había engullido aquella enormidad de verga por completo, y hacia una mamada frenética, con ruido.
Ya desnuda de las caderas para arriba, me saque su verga de mi boca, dejándola atendida por mi mano izquierda. –Tómeme aquí, sobre el capo de su auto… -le dije, con tono suplicante –por favor, se lo ruego, estoy con unas ganas de güebo que me quemo por dentro. –termine de decirle. El taxista abrió la puerta de su lado, y me tomo por los pelos, aunque sin hacerme mucho daño, y me saco del carro, no sin antes yo tomar mi celular de mi bolso. Me dirigió hacia el capo, donde me inclino hacia delante, sin flexionar mis piernas, recostándome sobre el capo. Bajo mi minifalda, la cual arroje a un lado con mis pies, y luego de colocarse un condón, me metió su güebo, aunque con mucho cuidado, en mi vagina. Lo sentí entrar, y sentí bastante placer, el envoltorio del condón quedo al lado de mi rostro, y vi que era un condón de esos que traen relieve, para el placer femenino. Sentí como poco a poco comenzaba a embestirme, y continúo así por un rato.
-Aahhhh si, que divina estas mamita –me dijo, excitado, con voz entrecortada.
-Aahhhh si, así, dame rico, sin duda tú esposa es bastante afortunada, dame duro, dame rico. –le conteste. El continúo embistiendo, cada vez más fuerte, dadas mis peticiones.
-No te atrevas a nombrar a mi esposa, furcia –me dijo, dándome una fuerte nalgada –ella es sagrada, y tú no tienes derecho a pronunciarla con ese asqueroso hocico que tienes de perra mamona –me dijo. Al oír esto, me excite muchísimo más. No me esperaba que esas palabras salieran de este señor, un hombre de unos 50 años, un poco barrigón, o lo que aquí llamamos "lipa cervecera". En un principio me imagine que, dado su trato hacia mí, sería un hombre normal y que la cosa seria un poco más "cariñosa" en trato. Pero después de estas palabras, pues puse esa conclusión en duda. Sus embestidas comenzaron a ser cada vez más fuertes, confirmando mi última teoría. Este al parecer era el típico hombre que adora a su esposa, pero que no se lo piensa mucho a la hora de pegarle los cuernos.
En ese momento programe mi celular, que seguía en mi mano derecha, para tomarme una foto. El continúo con las embestidas, hasta que lo separe con ambas manos de mí. Me di la vuelta, sentándome sobre el capo, y abriendo mis piernas, paras luego darle mi celular, y con tono meloso decirle:
–Cojeme duro mi rey, y tómame una foto mientras me gozas…
-Vaya que eres una puta rara, pagas para que te cojan y encima te gusta que te hagan fotos…
-No te pague para que me cojieras, lo que te di de mas es por tu excepcional servicio de taxista…ahora, si quieres que te dé más dinero por meterme el güebo, pues en mi bolso tengo unos cuantos billetes mas.
-Jajaja que zorra eres, claro que me los darás, tengo que recibir una compensación por la carga de conciencia de ponerle los cuernos a mi esposa…pero para que no digas nada malo de mi, aceptare cumplirte esa extraña petición de la foto, dime como se hace.
-Es sencillo, solo aprieta el botón que dice "ok" y ya está…enfócame a mí, no es necesario que salgas tu en la foto, aunque si sería bueno que saliera tu verga…
-Esta bien, dame ese aparatejo…
Me lo arrebato de las manos. Se acerco a mí, y procedió a metérmelo por la cuca nuevamente, pero luego de 3 embestidas fuertes y deliciosas, lo saque de ese agujero, para colocarlo con mis propias manos en la entrada de mi culo. El se me quedo viendo extrañado, incluso con cierto gesto de asco. Pero yo le pique el ojo, e hice un gesto de asentimiento con mi cabeza, momento en que el comenzó a hundir su verga poco a poco. Yo, al ser estrecha, comencé a sentir el dolorcito característico, que luego, como ya he dicho en ocasiones anteriores, se iba convirtiendo en delicioso placer. A mi follador al parecer le pasaba algo parecido, su rostro de asco y de preocupación, iba cambiando por otro de excitación y muuuucho placer.
-Dios –dijo el taxista –que apretadita estas, que rico….aaahhhhhhggg
-Aahhhhh siiii…mételo, mételo más adentro, aaahhhhfff no dejes ni un trocito fuera, empalameeeeehhhhhhgg oooohhhh
Hizo caso de mi petición. Su güebo entro completo. Luego lo saco nuevamente y lo volvió a introducir, pero esta vez, de un solo golpe. No pude evitar soltar un gritito. Comenzó el vaivén a hacerse más frenético, provocando que yo articulara una serie de frases a los gritos, totalmente inentendibles, y a decir verdad ni yo sabía que decía, ni mucho menos que quería decir. En un momento determinado se detuvo de golpe, como decimos aquí por mi tierra, "en seco". Saco su verga por completo, y se quito el condón. Ahí me di cuenta que ya había acabado, viendo la punta del condón inundada en semen. Me lanzo el celular, cayendo en medio de mis sudados pechos, el cual tome, y vi que en la pantalla estaba la foto que yo quería, o mejor dicho, que mi amo quería. Luego me lanzo el condón en mi cara, quedando adherido a través de esta, con la punta hacia arriba, en mi frente, bajando por mi nariz, haciéndose a un lado por mi ojo derecho, aunque sin taparlo, y llegando a mi mejilla derecha. La adherencia se debía por supuesto al sudor de mi rostro, mezclado con el lubricante del condón, y los distintos jugos. Al caer con la punta hacia arriba, el semen fue resbalando poco a poco gracias a la gravedad, y fue cayendo por mi hombro derecho, una parte en mi cuello, y mi teta derecha. El taxista se subió el cierre, guardando su verga, y entro al auto, tomando mi cartera, y sacando más dinero de ella. Yo solo le sonreía, mientras le enviaba la foto a mi amo. El taxista arrojo mi bolso al piso, y se subió al auto, encendiéndolo y arrancando, sin esperar a que yo me bajara del capo, momento en el que me baje de un brinco, provocando que el tacón de una de mis sandalias se partiera, y yo cayera al piso. El al ver eso no se detuvo, sencillamente mientas se alejaba, veía como me hacia un lindo gesto con su dedo corazón por la ventanilla.
Sin duda esto último me hizo sentirme como la más baja de las putas. De hecho, ya ni me consideraba una puta, a ellas ya las veía como mujeres con más clase y dignidad que yo. Me quede un rato tirada en el piso, pensando en todo lo bajo que ya había caído, y en cuanto me gustaba. Ahí fue cuando caí en cuenta, que estaba en frente de mi casa, en medio de la calle, totalmente desnuda, con un tacón roto. Mi minifalda estaba a un lado, pisoteada por las ruedas del taxi. Mi bolso estaba al otro lado. Pero mi top, quedo roto en el carro. Tome la falda rápidamente, y me la coloque, luego tome mi bolso, y me quite las sandalias, tomándolas junto con el tacón roto y tirándolas a la basura, así como el condón, el cual ya había botado toda la leche sobre mí. Así como iba, solo con la falda, con el torso desnudo, brillante por el sudor y el semen, y descalza, me dispuse a entrar en mi casa, lo más silenciosamente posible, cuando me di cuenta de un pequeño detalle: mis llaves no estaban en mi bolso. Me asuste muchísimo. Al parecer nadie me había visto aun, si mis madre y mi hermana me hubieran visto, hubieran salido ya a abrirme siquiera, a no ser que estén tan avergonzadas de mi que no quieran ni verme. O si algún vecino nos hubiera visto al taxista y a mí fornicando en el capo de su carro, de seguro alguno habría pegado un grito, en plan de broma. O bueno, casi seguro. Pero quería mantenerlo todo así, discreto, y el no conseguir las llaves de mi casa en mi bolso significaba que no podría ocultarle esto a mi madre y mi hermana. No tenía ganas de responder preguntas, estaba agotada, lo suficiente como para pensar rápidamente en excusas.
Ahí estaba yo, parada enfrente de la puerta principal de mi casa, preguntándome como demonios iba a entrar yo ahora. La puerta principal está en un muro que hay al frente de mi casa, el cual tiene 4 ventanas, dos a cada lado de la puerta, pero dichas ventanas están cerradas con rejas. No tenia ni idea de que hacer. Resignada, me dispuse a tocar el timbre cuando, en ese momento una voz femenina detrás de mi me detiene de lleno.
-¡Lizbeth! Dios mío, ¿estás bien? –me voltee, era Gina, mi vecina de al lado. Gina es una mujer bastante mojigata, de tez blanca, con una figura bastante bonita, y un rostro hermoso, de cabello negro y liso, como el mío. Al ser tan mojigata y recatada me sorprendió muchísimo que, hace unos 6 meses atrás, se haya operado los senos, quedando realmente inmensos. Aunque aun así, seguía siendo la misma mujer recatada de siempre, y a diferencia de la mayoría de las mujeres que se operan las tetas, no anda enseñándolas por ahí, como mi madre, quien cuando se las opero comenzó a usar escotes de infarto.
-¿Gina? –conteste, tapando mis senos con mi brazo derecho, y mirando al piso, bastante avergonzada de mi apariencia. De seguro que esta mujer me condenaría de puta por el resto de mis días al decirle cualquier excusa. Aunque si le decía que me habían recién violado, tal vez me salve de ser condenada por ella, pero eso significaría que ella me llevaría a la policía, y las cosas podrían ponerse más feas de lo normal. Como bien dijo el poeta Ingles Alexander Pope: "El que dice una mentira, no sabe que tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera" y bueno, enfrascarme en esta tarea con la policía sería algo muy difícil. Con mi familia seria mas fácil, y con la mojigata Gina también…-Si, estoy bien, -proseguí –es solo que bueno, me fui a una fiesta con unos amigos y como ya ves, nos pasamos de copas…Una hace muchas locuras cuando se pasa de tragos, ¿no crees? -Le dije.
-Pero niña, mírate como estas, ¿que pensara tu familia cuando te vea así?
-Esa es la cosa Gina, no quiero que se enteren. Por favor, te ruego que no se lo digas a nadie. ¿Puedes ayudarme?¿tienes algún vestido o algo? Es que se me perdieron las llaves de mi casa…
-Si, claro que si, ven rápido, te resfriaras con este clima tan helado que hace ahorita. –me dijo.
La seguí a su casa. Ella iba vestida con una camisa manga larga azul, y con un jean marrón. Sus zapatos eran deportivos, negros. Entre a su casa, y la seguí hacia su habitación. Para mi sorpresa, cuando estábamos camino a su cuarto, vi que en el televisor de la sala, estaba puesta una película de sadomasoquismo. Aunque sin volumen. Aquí sí que me enrede un poco la vida, ¿una mujer como ella, despierta a esas horas, viendo porno? Y con las tetas operadas…no se…me daba que pensar en mucho…tal vez Gina en realidad sea tan o más puta que yo, y lo esconde en esa cortina de chica recatada.
Llegamos a su habitación. De su armario saco un camisón negro manga larga, el cual al colocarme note que me llegaba por la mitad de los muslos, mucho más abajo de lo que llegaba mi minifalda. Me prestó un par de cholas. Le agradecí mucho que me ayudara.
Como quede con la intriga por lo del video porno, al salir de su habitación y llegar a la entrada de la sala, le pedí un vaso de agua, por lo que me invito pasar a la cocina, la cual quedaba al otro lado de la sala. Al atravesarla, la película sadomasoquista aun continuaba reproduciéndose en el televisor, aunque ignore si era un canal porno o si era por el reproductor de DVD.
-Es increíble lo que unas mujeres llegan a hacer por dinero ¿cierto? –me dijo, deteniéndose un momento ante el televisor, y viendo la escena donde una mujer estaba a 4 patas, desnuda con una cadena de perro puesta, y con un perro gran danés follándole el culo.
-Si…aunque sabes, algunas deben sentir placer, muchas deben hacerlo porque les gusta…-le conteste, intentando seguirle la corriente.
-¿Y tu como lo sabes?
-Lo supongo –conteste un poco nerviosa. –me imagino que para hacerlo una y otra y otra vez, aun después de tener mucho dinero, pues es porque la pasan bien…
-Esas perras lo hacen una y otra y otra vez porque el ser humano es ambicioso, nunca se contenta con un poco, al menos hablando de dinero claro está. Al ver las cantidades de dinero que se ganan con un par de esas escenas pues es normal que no quieran despegarse de eso. Hay quien lo hace por gusto, por placer, pero no son todas, ni son la mayoría tampoco…
-¿Y tu como lo sabes? –le respondí
-… -hizo una pausa –en este mundo hay de todo…-me dijo, reanudando su marcha a la cocina, no sin antes apagar el televisor. La seguí.
Bebí mi vaso de agua. Le dije que al día siguiente le devolvería el camisón y las cholas, y Salí de su casa., yendo a la mía. Toque el timbre, y me abrió Sara, mi hermana menor.
-Wow, la fiesta al parecer estuvo muy buena ¿no? –me dijo, al verme.
-Jijiji si, bastante, tanto que olvide donde deje mis llaves… -le conteste, con la expresión mas natural que pude hacer.
-¿Tienes hambre? Mama está preparando el desayuno, unas empanadas de queso.
-Si, bastante, pero primero me quiero meter a bañar… -le dije.
Entramos a la casa, Sara se dirigió a la cocina, y yo subí rápidamente a mi habitación, para quitarme la poca ropa que llevaba, y darme un delicioso baño de agua caliente, el cual necesitaba con urgencia.
El día transcurrió con bastante normalidad, al menos en la mañana y en parte de la tarde. Mi amo no me envió ningún SMS para confirmar que le llego la foto que el taxista me tomo mientras me lo hacía sobre su auto, ni siquiera me envió uno para darme alguna orden. "tal vez me este dando este día libre" pensé, pero la verdad, mas equivocada no pude estar. A eso de las 5 de la tarde, me llamo a mi celular.
-A sus pies amo –conteste. Esa era la manera en que debía contestar el teléfono, cuando viera en el identificador de llamadas que era él.
-Puta, no quiero que digas absolutamente nada, solo te limitaras a oír mi voz. Ve a la habitación de tu hermana menor AHORA. –me ordeno, poniendo énfasis en la última palabra. Fui directo al sitio. La puerta estaba abierta, de par en par. Ella estaba sentada delante de su computadora, oyendo música a un volumen no muy bajo, mientras chateaba por el Messenger.
-Muy bien cerda, se que la estás viendo. Quiero que le hagas un buen tratamiento de pedicura. Esto puta, deberás hacerlo usando solo un hilo, y un sostén. Quiero que te maquilles como una autentica puta de esquina, quiero ese maquillaje tuyo escandaloso. Ve descalza. Dale un buen masaje con agua caliente a sus pies, y luego le cortas las uñas, para por ultimo limarlas y pintarlas de rojo. Una vez terminado esto, bésalos, y procura acariciarlos con tu rostro. Obviamente, la manera en que tu hermanita reaccione, es tu problema, al igual que las excusas que darás. Y ni pienses en engañarme cerda, tengo pequeñas cámaras ocultas en tu casa, y en este preciso instante estoy viendo a tu hermanita en la computadora, y a ti en la puerta de la habitación. Ve ya puta, manos a la obra.
Colgó el teléfono. Me quede helada en el sitio, con el teléfono aun en mi oreja, por unos minutos. Me ordenaba hacer algo muy arriesgado. ¿Qué iba a responderle a Sara cuando esta saliera con sus preguntas por mi comportamiento? Iba a descubrirme. ¿Cómo había hecho para instalar las cámaras en mi casa? ¿En qué momento? Hasta donde sé, todas las fotos que él me mostraba para chantajearme fueron tomadas en desde afuera, siempre en la calle. ¿Sería verdad eso o solo lo decía para que obedeciera? En ese momento sonó mi celular con el tono del SMS, provocando que sarita voltease a verme en su puerta. Sonrojada por el tono, revise cual era el mensaje "puta no te quedes ahí parada como si no tuvieras nada que hacer, mueve esas tetas y cumple mi orden" esto me puso la piel de gallina, si tenía cámaras.
-Lizbeth, ¿pasa algo? –me pregunto Sara.
-No nada –le conteste, algo nerviosa –es solo que no tengo nada que hacer, estoy aburrida. ¿Qué te parece si te hago pedicura?
-Siiiiiiii que fino –contesto emocionada –por cierto, ¿qué dice tu tono de mensajes de texto? Me pareció oír una grosería…
-No, nada, oíste mal…no dice nada grosero…dame unos minutos, para alistarme, que quiero probar otras cosas que compre. –le dije, como excusa para retirarme a maquillarme y vestirme tal como mi amo me lo ordeno.
-Ok dale…-me dijo.
Fui corriendo a mi habitación. Iba a escribirle un mensaje de texto a mi amo, con muchas preguntas, pero después decidí no hacerlo, no vaya a ser que se moleste. Por poco Sara me descubre, y podría hacerlo con las siguientes órdenes que debería obedecer. ¿Por qué mi amo me hacia esto? ¿En qué momento instalo las cámaras? Aun no me creía que lo haya hecho. Pero ese era el menor de mis problemas ahorita. Ahora tenía que cumplir esa orden, y ver como saldría de esta.
Tome mi bolsito de maquillaje y me dispuse a ponérmelo bien escandaloso, como él lo deseaba. Me puse bastante delineador en los ojos, el más negro que tenia. Luego me eche el polvo en las mejillas, un polvo rojo, en gran cantidad. Por último, me pinte los labios de rojo intenso, rojo puta. Cuando me comencé a poner el sostén, mi amo me escribió otro SMS: "ponte los anillos guarra, TODOS. Y que la lencería sea semitransparente". No dude ni un segundo en cumplir la orden, colocándome los anillos de mi pezones, de mi clítoris, de mi ombligo, de mi lengua y de mi nariz. Esto se ponía cada vez más difícil. Termine colocándome el sostén, uno rosado semitransparente y el hilo, rosado semitransparente por delante, a juego con el sostén. Tome un pequeño bolso, con todos los utensilios para la pedicura, pero en ese momento un nuevo SMS me volvió a llegar, de mi amo. "se buena chica con tu hermana Sara, haz lo que ella desee, trátala como si fuera tu ama. Para que no digas que soy malo, te doy permiso de dejar el celular en tu habitación". Con esta orden no me puse más nerviosa, yo creo que más no podía. Pero tampoco me calmo del todo. Respirando profundamente, me puse en marcha a la habitación de Sara. Antes de entrar a la habitación, tome otra fuerte bocanada de aire, y me dije a mi misma que si me calmaba, podría tener control de la situación, y podría salir de esta.
Al entrar, ella continuaba de lo más divertida chateando por el MSN. Vi que tenía la cámara web activada. Ella iba vestida con unos mini shorts viejos, para andar por la casa, y una camisetita morada. Ya estaba descalza. En ese momento ella volteo, y minimizo las ventanas de conversación.
-Lista para la pedí…-dijo, pero no termino la frase. Al verme en esas fachas quedo muda por un segundo. Decidí tomar mi rol de hermana mayor.
-¿Qué? –le conteste, con algo de autoridad.
-Lizbeth…me vas a perdonar pero…pareces una verdadera puta.
-¿Te parece? Con esta lencería me siento cómoda…y bueno, el maquillaje, me lo compre, y quise probarlo exagerando bastante para ver hasta qué punto llegaba…-le conteste, con cierto nerviosismo, aunque sin titubear.
-Niña, no solo el maquillaje te hace ver puta no me había dado cuenta de los piercings, hace que ese aspecto parezca más de puta todavía, pareces una actriz porno de internet. ¿Mama ya los vio?
-No, Mama no ha visto nada, y bueno, es mi cuerpo, puedo hacer con él lo que yo quiera ¿no? –le conteste, aun nerviosa, pero tratando de sonar un poco autoritaria. –siempre me llamo la atención que sería tener todos esos piercings en mi cuerpo, y ahora lo sé, y te seré sincera, me gusta. Si a ti te gusta bien, y si no, también.
-Bueno…cada loco con su tema…-me respondió Sara.
-Ya dejemos de hablar de mi aspecto. Concentrémonos en el de tus pies. –le dije, dirigiéndome a su baño, y poniendo a llenar un recipiente con agua caliente. Una vez llena, me dirigí a donde estaba ella, y coloque el recipiente en el suelo, introduciendo ella sus pies en el agua tibia, para luego ponerme de rodillas ante ella, como me imagine que a mi amo le gustaría.
Tome su pie derecho, y me puse manos a la obra, comenzando a acariciar suavemente todo el largo y ancho de su pie, haciéndolo de manera más suave que podía. Sara se me quedo viendo por unos momentos, y su rostro denotaba relajación y algo de sorpresa. Supongo que ella no se esperaba esta sesión de masaje. Continúe en lo mío, tomando cada dedo de su pie, ejerciendo cierta presión en ellos con mis dedos índice y pulgar, frotándolos con la yema de estos. Mi hermana ciertamente tenía unos pies bastante bonitos, con una preciosa curvatura, que a más de un fetichista le encantaría repasar con su lengua. Estuve un buen rato en eso, hasta que comencé a cortar las uñas delicadamente, comenzando por el pulgar. Ella, entre tanto, continuaba chateando y navegando, sin cruzar palabra conmigo, sin verme siquiera, como si yo no existiera. Debo reconocer que eso me excito mucho, el hecho de estar atendiendo a una persona, y que esta ni se inmute por mis tratos, mientras yo doy lo mejor de mí para que quede perfecto, me pone la cuca a babear.
Una vez terminada la tarea de cortar y limar las uñas de ambos pies (si, repetí las mismas operaciones con el izquierdo, obviamente) me dispuse a pintarlas de rojo. Pero, en ese momento, a ella le dieron ganas de beber agua, por lo que me dijo que parara por un momento para ir a la cocina. Yo, recordando la orden de mi amo, de ser una sumisa para mi hermana, le dije que no se preocupara, que se quedara sentada tranquila, que yo iría a buscarle el agua.
-Pero Lizbeth, yo puedo ir, no hay problema. –me dijo, insistiendo ella en ir.
-No te preocupes Sara, yo voy, quédate sentada tranquila. Además, yo también quiero tomar agua.
-Bueno, yo podría traerte un vaso.
-No Sara, tranquila, yo voy. Quédate allí sentadita tranquilita, yo te traigo el vaso con el agua. –le dije, poniéndome de pie, y marchándome del sitio, para no continuar con este debate.
De camino a la cocina, pase por en frente de mi habitación, y oí sonar mi teléfono, era mi amo.
- A sus pies Amo. –Conteste.
-Lo estás haciendo bien golfilla, no me quejo. Entra en tu habitación, y quiero que tomes el cono anal que vibra que te ordene comprar no hace mucho, y te lo pongas. Obedece ahora, quiero que me narres como te lo metes mientras te veo por las pantallas.
-Como desee Amo. –le conteste, mientras entraba en mi habitación, y cerraba la puerta, cosa que mi amo me ordeno seguidamente que no hiciera, quería que la dejara abierta. Obedecí la orden, me dirigí a mi armario y de una de las gavetas, donde tengo todos mis juguetes escondidos en un fondo falso, saque el susodicho cono, el cual mi amo me había ordenado comprar hacia dos semanas. Procedí a metérmelo poco a poco, y a relatarle por el teléfono como lo iba haciendo.
-Amo, lo estoy metiendo despacio por mi culo, poco a poco va entrando la punta, siento cada vez mas como se va ensanchando…mmmmmm
-¿Te gusta puta? –me pregunto mi amo
-Mmmm si amo…es rico sentir cada centímetro del plástico entrando en mi abertura…
-Mételo de un golpe, animal. –me ordeno, cosa que obedecí, empujándolo con mi mano de un solo golpe, hasta el fondo. Sentí un fuerte dolor, pero logre reprimir el grito.
-Muy bien perra…ahora coloca tu hilo nuevamente, y ve a la habitación de Silvia, hay algo que deseo que veas.
Accedí a la orden, colocándome de nuevo el hilo y dirigiéndome hacia la habitación de mi madre. La puerta estaba cerraba, así que decidí tocar, pero justo en ese momento, antes de dar el primer golpe, mi amo me ordeno que la abriera lentamente, ya que no llevaba seguro. Obedecí, y me lleve una tremenda sorpresa al ver a mi madre, totalmente desnuda con un hombre, desconocido para mi, teniendo una deliciosa relación sexual. Estaban en la cama, ella a cuatro patas, siendo sodomizada brutalmente por su follador. Ella estaba totalmente desnuda, sus tetas operadas se veían bambolear (si, eran tan grandes como las de Gina) con cada embestida del macho, quien iba vestido, solo con su verga afuera. Ninguno se percato de mi presencia, estaban dándole la espalda a la puerta. Me excite mucho al ver semejante escena, nunca imagine a mama engañando a mi padre¡¡.
-Jajajaja tu linda madre es toda una potra. Me la imagino en mi harem de esclavas sexuales. Te diré una cosa, por lo que he visto por este monitor de ella, es tan guarra y puta como tú. –me dijo mi amo.
Me quede viendo un rato la escena sexual entre Mama y su macho. –Tócate puta, se que lo deseas, tócate por encima de tus bragas. –me ordeno mi amo, orden que lleve a cabo sin reparos. Dirigí mi mano libre a mi cuca, acariciando los labios poco a poco, arrastrando mis dedos casi desde la entrada de mi culo, donde estaba el cono anal, hasta mi clítoris, el cual fue el centro de atención de mis dedos después de unos minutos. Me encendí bastante, se notaba como mi hilo ya había absorbido bastante líquido vaginal. –ahora puta, ve a buscar el vaso de agua para Sara. –accedí a la orden, cerré cuidadosamente la puerta de la habitación, para que no se enteraran de que yo estaba de público.
Me dirigí a la cocina, serví un vaso de agua y me dispuse a regresar. En ningún momento yo había colgado el teléfono. Al pasar por enfrente de la puerta de la habitación de mi madre, mi amo me ordeno entrar de nuevo. Abrí delicadamente la puerta, y vi que ya no estaban en la cama, ni en ningún sitio de la habitación. La puerta del baño de la habitación, sin embargo estaba abierta, se oía el sonido de la ducha, y unos deliciosos gemidos de mama. Me asome, por orden de mi amo, aunque con mucha más discreción que antes. Mi amo me ordeno agacharme, para no ser descubierta. mi madre estaba de rodillas, haciéndole una mamada de güebo a su macho, mientras este estaba sostenido con sus manos a la pared de la ducha. La regadera estaba abierta, y se veía que el agua caía por todo el cuerpo del chico, y del de mi madre, quien mamaba frenéticamente a su macho, viéndolo a los ojos.
-¿celosa perrita? –Me dijo mi amo –Ella tiene verga con que distraerse…y tu no…pero remediemos un poco la situación, haz a un lado el hilo, e introduce con tu mano libre dos dedos y con el pulgar, juega con tu clítoris. Tienes mi permiso de llegar al orgasmo. Cuidado y te descubren…
Accedí a la orden, y puse el vaso en el piso, para acto seguido colocar la diminuta parte del hilo que tapaba mis labios vaginales a un lado, por mi ingle, y luego procedí a meterme los dedos índice y medio, y con el pulgar, comencé a masajear mi clítoris. Me empecé a contonear, pero cuidando de hacerlo delicadamente, para no gemir, ni llamar mucho la atención. Ellos aun no me habían descubierto. Poco a poco el jugueteo de mis dedos en mi vagina fue subiendo de tono, haciéndome humedecer más y más cada vez. Mi amo no decía nada por el teléfono, el cual yo aun lo sostenía en mi oreja. Veía a mi madre, embebida mamándole el güebo a su macho de turno, un hombre al que nunca había visto antes. Aunque después de comenzar a ser la esclava de mi amo, pasaba poco tiempo en casa, y no estaba mucho al tanto de lo que ocurría con mi familia, la cual intentaba proteger de una desgracia, cumpliendo las ordenes del violador, a quien me acostumbre a amar, en cierto modo, y a respetar, a verlo como la figura de mayor autoridad en mi vida.
Mama se puso de pie, y se dio la vuelta para darle la espalda al hombre, quien aprovecho la ocasión para posar sus manos sobre las nalgas de mi madre y amasarlas con autoridad, para luego de unos segundos separarlas y penetrarla por el culo, quien lo recibió con un fuerte y delicioso gemido, apoyando ambas manos en la pared de la ducha. Ambos estaban a espaldas de mi.
-Que rico fue ese gemido, ¿verdad? –Me dijo el amo –tu madre se ve que es una puta profesional. Y si no, que lo diga tu vecina Gina, quien también está al tanto de lo que ocurre por la ventana del baño…
Ahí subí la vista, algo nerviosa, hacia la ventana del fondo del baño. Efectivamente, Gina estaba a un lado del marco, recostada de la pared, con sus enormes tetas operadas afuera de su camisa, tocando por encima d un pantalón de látex negro. Ahí me invadió un poco la curiosidad, siempre vi a Gina como una mujer mojigata y recatada, poco le prestaba su atención a verse sexy. No digo que deba parecer una puta, ni nada por el estilo, pero poco se maquillaba, y veía a muchas mujeres que iban sencillas y sexys, con malos ojos. Me sorprendió ver que se las haya operado, precisamente un mes antes de yo ser "violada". Y ahora me sorprendía verla con esos pantalones de látex, los cuales remarcaban a la perfección las curvas de sus perfectamente torneadas piernas. Y más aun me sorprendía el verla con la camisa abierta, masajeando sus tetas y tocándose por encima del pantalón de látex.
Yo, sin importar el ver a Gina, continúe con mi masturbación. La cual acrecenté el ritmo, al ver a mi vecinita Gina espiando a mi madre teniendo sexo. El ver las hermosas tetas de Gina, muy parecidas a las de Mama (pareciera que hubieran ido al mismo cirujano) me calentó aun mas. En cierto modo desee ir y chupárselas. Pro no era más que un deseo. El hacerlo realidad lo veía difícil, aun quedaban ciertos límites moralistas en mi, aunque si he superado varios de mis limites en manos de mi Amo, de seguro superaría este también.
El hombre que follaba a mi madre, comenzó a emitir gemidos más fuertes, y a embestirla más salvajemente, quien chillaba de placer por tan brutal cojida ala que estaba siendo sometida. Al cabo de un par de minutos, el hombre emitió un fuerte gemido y se paralizo, para luego sacar su verga poco a poco del ano de mi madre, y ver como de este salían gotas blanquecinas, las cuales escurrieron por las piernas de mama, y fueron limpiadas por el agua de la regadera, que aun caía sobre ellos.
En ese momento, decidí salirme del baño, rápidamente, antes de ser descubierta. Aun no había conseguido mi orgasmo, y estaba bastante caliente. Mi pecho estaba sonrojado, al igual que mi rostro. Estaba sudando por la calentura, y respirando agitadamente.
-Jajajaja hiciste bien perrita, no era conveniente que te descubrieran. Ve y termina el trabajo de Sara. Ofrécele el agua de rodillas y pídele perdón por demorarte. El orgasmo que ibas a tener en el baño, tenlo en la habitación de tu hermana Sara. Enciende el vibrador anal, y coloca el celular en modo vibración y ponlo en tu hilo, rozando tu clítoris. No lo contestes hasta que tengas tu orgasmo cerda, ¿entendido?
-Si Amo. –conteste sumisamente.
-Ah, y una última cosa, tus dedos deben estar mojados de tus jugos. Mételos en el vaso de agua de Sara, límpialos con el agua, y dásela así. Que beba agua saborizada de tus jugos de perra verbenera. –me ordeno mi amo, y sin permitirme contestarle, me colgó. Cumplí sus deseos, metí los dedos empapados de mis jugos vaginales en el vaso, revolviendo el agua con ellos, luego me acomode un poco el hilo, metí mi celular en él, y encendí el vibrador del cono anal. No emitía mucho sonido, afortunadamente.
Me dirigí a la habitación de Sara, ella continuaba Chateando por el MSN. Me arrodille ante ella, y le ofrecí el vaso de agua. –Ya era hora…- me dijo. –Perdóname por tardarme Sara, fui una estúpida, no quise demorarme mucho. –le conteste, con cierto tono suplicante.
-No importa Lizbeth, todo está bien…estas rarísima mija…termina lo de mis pies, que debo salir en una hora a una fiesta… -me dijo.
Reanude la pedicura. Tome la pintura de uñas roja y delicadamente comencé a pasar la brochita por la uña de su dedo pulgar izquierdo. Vi como Sara se tomaba el agua, de un solo trago. Eso me excito mucho más. En ese momento, el celular comenzó a vibrar. En un principio no fue mucho lo que sentí, pero al cabo de unos minutos, la cosa se empezaba a poner bastante fuerte. Dado el nivel de excitación que yo tenía, las vibraciones surtieron el efecto deseado por mi amo en mi clítoris. Las piernas me temblaban, al igual que mis manos. Sentía mis pezones duros, y la piel se me puso de gallina. Sentía cortos espasmos suaves, los cuales aumentaron su intensidad a medida que pasaba el tiempo. Trate de mantener el control, respirando profundamente. Sara no se daba cuenta de lo que estaba pasando, seguía embebida en su conversación por el chat.
Mi orgasmo estaba muy cerca. Ya poco podía contenerme. Deseaba que Sara fuera al baño, para así yo poder explotar. La situación me dio mucho morbo. Logre terminar sin dañar el trabajo de los pies de Sara, y acto seguido, lleve a cabo la ultima parte de la orden de mi amo, dirigí mi rostro hacia ambos pies, lentamente, para besarlos ambos, y acariciarlos con el rostro. El morbo de la situación, sumado a los estímulos al que eran sometidos mi culo y mi clítoris aumento mi excitación a niveles indescriptibles, por lo que al ratito de estar frotando sus pies e mi cara, sentí como un delicioso corrientazo comenzó recorres todo mi cuerpo, desde su epicentro, el cual era mi clítoris, hacia mis pies y mis cabellos. No pude evitar temblar terriblemente, respirando profundamente, en medio de un largo jadeo casi mudo. Un delicioso orgasmo.
Al pasarse el efecto, me separe de sus pies, y vi el rostro atónito de Sara, mirándome fijamente, incrédula de lo que había presenciado.
-Lizbeth… ¿que fue eso? –me pregunto, con voz baja, totalmente extrañada.
-Disculpa Sara, eeemmmm…es que tus pies son muy bellos…-respondí, nerviosa. –recuerdo que cuando eras bebe te besaba los pies, aun sigues teniendo la piel de tus pies como las de un bebe, es lindo sentir esa sensación de ternura...¿Que, acaso tu hermana no te puede hacer cariñito? –le dije, esto último con cierto tono de reproche, intentando ocultar el nerviosismo.
-Mija, la manera en que lo hiciste fue algo totalmente loco, incluso hasta temblaste y jadeaste, casi podría jurar que tuviste un orgasmo con mis pies…-me respondió
-Estas imaginando cosas…si bien temblé fue porque…me dieron escalofríos. A mi me dan cuando algo suave roza mis cachetes, y sé que a ti también te da cuando algo roza tu nuca, algo así es lo que me ocurrió. ¿Te vas a quejar gafa? Te estoy diciendo que tus pies son bellos, y suaves, y que eres una bebita aun, en tono cariñoso, ¿y te vas a poner estúpida por eso? –le respondí, intentando tomar el control de la situación…
-Jajajaja, tranquila hermanita, no me estoy quejando, no hagas algo grande de esto, es solo que nunca me espere que me llegaras a besar los pies…-me respondió, algo divertida. –disculpa si dije algo malo, no fue mi intención…
-Jajajaja –le respondí, aunque esa risa fue fingida, para ocultar mis nervios. –bueno hermanita, tranquila…ve a prepararte para tu fiesta. ¿A qué hora es?
-Es mañana, en la Colonia Tovar. Un amigo tiene una casa allá y hará una gran fiesta mañana. Me iré a quedar hoy, y mañana o pasado mañana regreso.
-Ok…te cuidas –le dije, tomando mis cosas y marchándome del sitio.
Me metí en mi habitación, y me encerré. Estaba muy nerviosa, estoy segura que tras toda esa conversación, Sara sospecharía algo raro de mí. Me puse a recapitular. Mi madre y mi hermana me excitan, mi vecina Gina también me excita, y veo que a ella también le excitan mi madre y mi hermana, al menos mi madre. Mi amo tiene la casa totalmente controlada por cámaras. En ese momento mi amo me envió un mensaje de texto. "bien hecho puta, bien hecho. Te salvaste de ser descubierta de milagro. Quédate así como estas vestida por el resto del día, ponte unas sandalias altas, serás la sumisa de Silvia durante el resto del día" me ordeno mi amo. Luego recibí otro SMS "mañana a la 1 pm te quiero vestida con una máscara de látex que está debajo de tu cama, la escondí allí para la ocasión. Solo deberás tener eso puesto cuando vaya a buscarte, además de todos los aros, porque tú también iras a una fiesta, como una de las animadoras principales."
Busque debajo de la cama, y efectivamente, había una máscara de látex, pro a diferencia de la que llevaba puesta la chica enmascarada, esta tenía dos agujeros para los ojos, y un cierre para tapar la boca. Me calenté mucho al verla. El resto del día transcurrió sin problemas, conmigo haciendo muy dócilmente todo lo que mi madre pedía, y esta sin darse cuenta de mi situación, aunque si diciéndome en varias ocasiones que mi comportamiento estaba muy extraño. Me acosté a dormir a eso de las 10 de la noche, pensando en muchas cosas, como por ejemplo, ¿Cómo mi amo había logrado entrar a mi casa? No he tenido noticias d que hayan entrado a la fuerza en ella, ni nada. Otro punto era Gina, estuvo espiando a mi madre por la ventana de su baño. ¿Cómo pudo entrar en la casa? Por lo de las tetas operadas… ¿Sera que ella es la mujer enmascarada, y por eso mi amo sabe tanto de nosotras? ¿Qué coño está pasando en mi vida? De nuevo, nada…a mi mente no llegaban respuestas. Puede que esta falta de respuestas se haya debido en parte a que tampoco pude dejar de imaginar las cosas que ocurrirían al día siguiente…
continuara....
parte 2 :
http://www.poringa.net/posts/relatos/2758868/Inducida-a-la-esclavitud-2.html
Son las dos de la mañana. Mi celular comienza a repicar con un tono que mi amo me había ordenado llevar cuando estuviera con él, en el cual se oyen mis propios gemidos al tener uno de los orgasmos más brutales, grabados por mi amo. Lo tome y me fije en la pantalla, era Silvia, mi madre.
-¿Alo? –conteste.
-¿Lizbeth? ¿Se puede saber donde estas? ¡Mira la hora que es y no has llegado! –contesto Silvia, con un tono medio molesto, y de preocupación.
-Mama, ahorita no puedo hablar…estoy en una fiesta con Mariana…no creo que vaya a dormir a la casa esta noche…
-Bueno, tu sabrás…por lo menos avisa antes, así no preparo cena para tres…
-Lo siento…no volverá a ocurrir…
-Eso espero…por cierto, llamo tu padre, el viaje se extenderá por unos 3 meses más…quiso saludarte, pero no estabas…
-Ok…mira, tengo que irme…me esperan para bailar…besos…
-Ok, cuídate Lizbeth, besos… -contesto mi madre, colgando el teléfono.
-Era tu madre, me imagino… -me pregunto mi amo.
-Si amo, lo siento, no avise que no iría a la casa hoy.
-Vaya…veo que Silvia se preocupa por sus dos hijitas…¿se trago tu mentira?
-Eso parece amo…aunque no fue mentira lo último que dije sobre bailar…
-¿Como es eso puta?
-Bailare la danza del sexo, donde ustedes los hombres son los directores de la orquesta y nosotras las putas bailamos el ritmo que nos impongan.
-Jajajajaja que putita eres… -me contesto mi amo, tomándome de mi cabellera, y llevando mi cabeza al centro de sus caderas, para introducir su tieso güebo en mi boca. Yo lo acepte en ella como la perrita obediente en que me habían convertido, o mejor dicho, como la perrita obediente que siempre fui y mi amo se encargo de sacar a la luz en estos tres meses, por supuesto, con éxito.
Allí estaba yo, a un lado del jacuzzi, por fuera, de rodillas, haciéndole una buena mamada de verga a mi amo quien estaba sentado al borde de dicho jacuzzi, solo con sus pies metidos en el agua tibia. Ambos estábamos totalmente desnudos, aunque mi amo aun seguía con su rostro cubierto por un pasamontañas completo, el cual siempre lleva. Tres meses siendo su puta, su perra, su esclava, y aun no había visto su rostro. Pero a estas alturas, ya no me importaba, al menos no tanto como me importaban su placer y su satisfacción.
Los gemidos de placer de mi amo, y los sonidos de mi boca al practicarle la mamada era lo único que sonaba en el baño de la habitación más cara y lujosa del hotel Columbine, uno de los mataderos más caros de la ciudad. Obviamente todos los gastos corrían por mi cuenta, absolutamente todos. Lo que mi padre me enviaba desde Sídney, lugar donde estaba viviendo temporalmente por negocios, lo invertía en darle los mejores gustos a mi amo, desde comprarme ropa más acorde a mi realidad de puta facilona y barata, pasando por juguetes y ropa fetichista, hasta llegar a darle regalos a mi amo. Ya habían pasado tres meses desde mi violación. Y ya estaba acostumbrada a ser el juguete de este hombre, quien, día tras día, me recuerda que si una de sus ordenes no era acatada al pie de la letra, mi madre y mi hermana Sara, pagarían las consecuencias. Pero como dije, ya estaba acostumbrada, y ahora hasta lo disfrutaba, lo gozaba. No sabía en qué pararía esto, y la verdad, es que sencillamente no quería pensar en que iba a parar todo esto.
Mi amo me tomo por el pelo, y se levanto, pero asegurándose de que su enorme miembro no saliera de mi boca, la cual yo mantenía trabajando al 100% para él. Se metió en el jacuzzi, y se sentó dentro, hundiendo parte de su cuerpo en el agua junto con mi cabeza. Aguante la respiración lo más que pude bajo el agua, continuando con la mamada. Mi amo sacaba mi cabeza de vez en cuando, aunque a veces solo por diversión me dejaba bastante tiempo sumergida, mientras yo asustada pataleaba para salir.
En uno de esos momentos, mi amo me ordeno –Bien cerda, ya me canse de tu boca, quiero que me des el culo. –orden la cual obedecí. Mi amo se quedo en la misma posición, sentado, mientras yo me sentaba sobre su güebo, parado y listo para penetrar nuevamente en mi estrecho agujero anal. Fui agachándome sobre el poco a poco, hasta sentir la punta de su hombría en toda la entrada de mi culo, momento en el cual disminuí aun más la velocidad de bajada. Pero mi amo no quiso esperar, me tomo por las caderas y de un solo golpe me bajo, introduciéndome su verga hasta mis entrañas. No pude evitar soltar un fuerte grito, mezcla de dolor y placer por semejante acto. En ese momento mi amo tomo el control del televisor que estaba ubicado en ese baño, y lo encendió, colocándolo en el canal de circuito cerrado del hotel, el cual está conectado a un DVD donde los encargados ponen puras películas porno. En la película de turno se veía una escena de sexo normal, donde los protagonistas practicaban, casualmente, una postura parecida a la nuestra.
Aun con el dolor entre mis nalgas, por la fuerte y repentina perforación anal a la que fui sometida, mi amo me dio la orden de subir y bajar, la cual acate sin ningún tipo de reparo. Poco a poco el dolor fue pasando, dándole paso al placer. Sentía la verga de mi macho taladrando mi ano, el cual, a pesar de haber llevado bastante polla durante todo este tiempo, no era muy abierto que se diga. Debe ser por eso que tuve tanto éxito como puta, ya que todos los que me han pasado por las armas quedaron muy satisfechos por lo apretadita que yo era, no solo analmente como acabo de decir, sino también por lo estrecha que soy en mi cavidad vaginal. Con el tiempo supe que soy una autentica puta masoquista, dado que el dolor que sentía al ser penetrada por mis estrechos agujeros se convertían en placer.
Duramos un largo rato en esa posición, el tranquilito sentado, y yo moviendo mi cuerpo, haciendo sentadillas sobre su verga, buscando su orgasmo, el cual no tardo en llegar, rociando mis entrañas de leche. Acto seguido, me levante y me di la vuelta, para meter de nuevo mi cabeza bajo el agua y hacerle una nueva mamada. Al poco rato, me aparto a un lado, tomando mis cabellos, y se salió del jacuzzi.
-Puta, busca mi toalla y sécame. –me ordeno, y yo obediente busque su toalla y procedí a secarle. Una vez terminado el procedimiento, apago la tele del baño y se fue directo a la cama, no sin antes tomar toda mi ropa, un top azul celeste semitransparente, que dejaba mi abdomen al descubierto, con mangas largas que terminaban en estilo campana sobre mis muñecas, una minifalda negra que le dificultaba tapar mi culo, y un par de sandalias te taco altísimo, de tirita, que dejaban gran parte de mis pies al descubierto, y procedió a secarme usando la minifalda. Luego tomo el top, y luego de ordenarme inclinar mi cuerpo hacia delante sin flexionar las piernas y abrir mis nalgas con mis manos, lo metió en mi culo, no todo, aunque si buena parte de la tela, para luego sacarla empapada de su corrida y de mis jugos anales. Luego tomo mi cabello, y me llevo a rastras hacia la puerta de la habitación, para botarme de esta, arrojándome afuera junto con mi ropa y mis sandalias, ordenándome irme a casa.
Me vestí rápidamente, y a esa hora, las 3:30 de la madrugada, Salí del hotel, tomando un taxi en la entrada de este. Iba realmente asquerosa, olorosa a sexo, con parte del top empegostado de semen. No llevaba ropa interior. Mi mente se puso en blanco durante el viaje, eran esos momentos de soledad los que yo me tomaba para pensar realmente en mi futuro, pero eso solo provocaba que mi mente se pusiera en blanco. Realmente no deseaba pensar en eso, no sabía que ocurriría, gozaba estando en esta situación, ya estaba acostumbrada a ser una puta esclava sexual propiedad del amo. Pero la cosa se tornaba peligrosa para mi futuro. Gran parte de las clases en la universidad las perdí, por estar cumpliendo sus ordenes, seguramente este semestre lo iba a aplazar. Y además de todo esto estaban mi familia de por medio, quienes en cierta forma se escandalizaron un poco por mi nuevo look de puta facilona, el cual desde hace tres meses adquirí. Y no solo por ese look, sino por los anillos en mi nariz, en mi boca y en mi ombligo. ¿Qué pensarían si llegan a descubrir los anillos de mis pezones y de mi clítoris? Además de todo esto, quien sabe que ocurriría cuando mi padre llegue de viaje de negocios. Con todas estas interrogantes en mi cabeza, la mente solita se me ponía en blanco, sin respuestas, sin nada. Lo único que podía hacer era dejar que la vida me arrastrara y que las cosas sucedieran por si solas.
En ese momento sonó mi teléfono, avisando que tenía un SMS. A diferencia del tono de mis gemidos, el cual los uso para las llamadas, en este se oía la voz de mi amo diciendo "puta, te llego una orden por SMS". Leí el mensaje, el cual rezaba "perra, cuando llegues a tu casa, dale el doble de la tarifa al taxista, y haz que te folle sobre el capo del carro" luego me mando otro diciendo "dile que te tome una foto con tu celular mientras te lo hace, y me la envías". De más esta decir lo arriesgado de la situación. Hacerlo delante de mi casa, con el taxista. ¿Y si mi madre o Sara se asomaban y me veían? ¿O alguno de los vecinos? Como leyendo mi mente, me llego otro SMS de mi amo diciendo "ya sabes puta, si me desobedeces…" recordé que ellas están de por medio en esto. No me quedaba otra opción.
Llegamos a mi destino, estacionando el taxista en frente de mi casa. Las calles se veían oscuras, iluminadas por unos cuantos bombillos, mientras que otros estaña apagados, imagino que por alguna avería. Ninguna casa se veía iluminada, todos dormían, o al menos era lo que deseaba que estuviera ocurriendo de verdad, de esa manera nadie me vería, claro, de lograr que el taxista me diera "mambo" en plena calle. Hacia frio, bastante frio, y más para mi, que llevaba ropa húmeda, en especial mi minifalda. Como iba sentada detrás, me baje y me pase al asiento del copiloto. Abrí mi pequeño bolsito, y le pregunte cual era el precio de la carrera.
-Son 70… -me dijo..
-Tome, aquí tiene su paga –le conteste, dándole un fajo de billetes de 2 Bolívares Fuertes arrugados, algunos en muy mal estado, producto de las mamadas hechas en las esquinas de algunas avenidas de Caracas, y algunas en otros callejones. Ese era el único dinero que mi amo me permitía quedarme para este tipo de menudencias, es decir, pagar los pasajes, o cualquier otro gasto vario de mi nuevo empleo de puta. El hombre se dispuso a contar el dinero, apartando solo los 70 con los que se quedaría, y dándome el resto.
-Tome, -me dijo –me está dando de más.
-No se preocupe, quédese con todo, lo merece por traerme desde tan lejos, y la verdad creo que se merece más…-le conteste.
-No puedo aceptarlo –me respondió, con un gesto de honra –tómelo de vuelta…
-¿Y entonces que aceptara como pago por su excepcional servicio? –le conteste con un tono de preocupación.
-Ya le dije, con los 70 tengo.
-Pues me parece que merece mas –le dije, empujando su mano extendida hacia mí con el fajo de billetes restante, hacia él. –Y cuando digo que merece mas, me refiero a más que todo lo que le estoy dando…-termine de decirle, posando una de mis manos en su muslo derecho, más arriba de lo que debería.
El taxista se quedo pensativo viendo mis gestos, me imagino que no sabía cómo reaccionar. Pasamos unos segundos así, para luego yo tomar la iniciativa y subir más mi mano, hasta su bragueta, la cual con la ayuda de mi otra mano, comencé a bajar lentamente. El taxista tomo un profundo respiro, sin saber qué hacer. Saque su verga, la cual estaba fláccida. Le mire a los ojos, con una sonrisa picara, mientras con una de mis manos tomaba su caliente trozo de carne fláccida y comencé a masajearla lentamente, notando como poco a poco iba creciendo dentro de dicha mano.
-¿Es usted casado? –le pregunte.
-Si… -me contesto.
-Muy bien –le dije –apuesto a que su esposa no es como yo…
-¿Y cómo eres tú? –me dijo, ya tuteándome, con la respiración más acelerada
-Soy glotona…y en este preciso momento tengo hambre…-le respondí, mientras dirigía mi cabeza hacia su verga, ya tiesa como un garrote.
Escuche su gemido al introducirlo en mi boca. La zona olía a sudor y un poco a orina, pero ya estaba acostumbrada, luego de hacer mamadas a montón a borrachos en las esquinas. Comencé la mamada de manera lenta, y suave, primero metiendo la punta en mi boca, con una mano tomando el güebo por la base y la otra acariciando sus bolas. Siempre de una manera lenta, cariñosa, extremadamente suave. Mi lengua paseaba delicadamente por la superficie de su gran extensión de carne, la cual estaba inmensa, botando los primeros rastros de líquido preseminal.
Poco a poco aumente el ritmo de la mamada, se le oían los gemidos cada vez más seguidos, y más fuertes. Lo estaba gozando un montón. En un momento dado, deje de tomar su verga con mis manos, para quitarme el top, rompiéndolo totalmente, por supuesto, todo esto, sin dejar de hacerle la mamada, la cual ya era a toda su verga entera, mi boca había engullido aquella enormidad de verga por completo, y hacia una mamada frenética, con ruido.
Ya desnuda de las caderas para arriba, me saque su verga de mi boca, dejándola atendida por mi mano izquierda. –Tómeme aquí, sobre el capo de su auto… -le dije, con tono suplicante –por favor, se lo ruego, estoy con unas ganas de güebo que me quemo por dentro. –termine de decirle. El taxista abrió la puerta de su lado, y me tomo por los pelos, aunque sin hacerme mucho daño, y me saco del carro, no sin antes yo tomar mi celular de mi bolso. Me dirigió hacia el capo, donde me inclino hacia delante, sin flexionar mis piernas, recostándome sobre el capo. Bajo mi minifalda, la cual arroje a un lado con mis pies, y luego de colocarse un condón, me metió su güebo, aunque con mucho cuidado, en mi vagina. Lo sentí entrar, y sentí bastante placer, el envoltorio del condón quedo al lado de mi rostro, y vi que era un condón de esos que traen relieve, para el placer femenino. Sentí como poco a poco comenzaba a embestirme, y continúo así por un rato.
-Aahhhh si, que divina estas mamita –me dijo, excitado, con voz entrecortada.
-Aahhhh si, así, dame rico, sin duda tú esposa es bastante afortunada, dame duro, dame rico. –le conteste. El continúo embistiendo, cada vez más fuerte, dadas mis peticiones.
-No te atrevas a nombrar a mi esposa, furcia –me dijo, dándome una fuerte nalgada –ella es sagrada, y tú no tienes derecho a pronunciarla con ese asqueroso hocico que tienes de perra mamona –me dijo. Al oír esto, me excite muchísimo más. No me esperaba que esas palabras salieran de este señor, un hombre de unos 50 años, un poco barrigón, o lo que aquí llamamos "lipa cervecera". En un principio me imagine que, dado su trato hacia mí, sería un hombre normal y que la cosa seria un poco más "cariñosa" en trato. Pero después de estas palabras, pues puse esa conclusión en duda. Sus embestidas comenzaron a ser cada vez más fuertes, confirmando mi última teoría. Este al parecer era el típico hombre que adora a su esposa, pero que no se lo piensa mucho a la hora de pegarle los cuernos.
En ese momento programe mi celular, que seguía en mi mano derecha, para tomarme una foto. El continúo con las embestidas, hasta que lo separe con ambas manos de mí. Me di la vuelta, sentándome sobre el capo, y abriendo mis piernas, paras luego darle mi celular, y con tono meloso decirle:
–Cojeme duro mi rey, y tómame una foto mientras me gozas…
-Vaya que eres una puta rara, pagas para que te cojan y encima te gusta que te hagan fotos…
-No te pague para que me cojieras, lo que te di de mas es por tu excepcional servicio de taxista…ahora, si quieres que te dé más dinero por meterme el güebo, pues en mi bolso tengo unos cuantos billetes mas.
-Jajaja que zorra eres, claro que me los darás, tengo que recibir una compensación por la carga de conciencia de ponerle los cuernos a mi esposa…pero para que no digas nada malo de mi, aceptare cumplirte esa extraña petición de la foto, dime como se hace.
-Es sencillo, solo aprieta el botón que dice "ok" y ya está…enfócame a mí, no es necesario que salgas tu en la foto, aunque si sería bueno que saliera tu verga…
-Esta bien, dame ese aparatejo…
Me lo arrebato de las manos. Se acerco a mí, y procedió a metérmelo por la cuca nuevamente, pero luego de 3 embestidas fuertes y deliciosas, lo saque de ese agujero, para colocarlo con mis propias manos en la entrada de mi culo. El se me quedo viendo extrañado, incluso con cierto gesto de asco. Pero yo le pique el ojo, e hice un gesto de asentimiento con mi cabeza, momento en que el comenzó a hundir su verga poco a poco. Yo, al ser estrecha, comencé a sentir el dolorcito característico, que luego, como ya he dicho en ocasiones anteriores, se iba convirtiendo en delicioso placer. A mi follador al parecer le pasaba algo parecido, su rostro de asco y de preocupación, iba cambiando por otro de excitación y muuuucho placer.
-Dios –dijo el taxista –que apretadita estas, que rico….aaahhhhhhggg
-Aahhhhh siiii…mételo, mételo más adentro, aaahhhhfff no dejes ni un trocito fuera, empalameeeeehhhhhhgg oooohhhh
Hizo caso de mi petición. Su güebo entro completo. Luego lo saco nuevamente y lo volvió a introducir, pero esta vez, de un solo golpe. No pude evitar soltar un gritito. Comenzó el vaivén a hacerse más frenético, provocando que yo articulara una serie de frases a los gritos, totalmente inentendibles, y a decir verdad ni yo sabía que decía, ni mucho menos que quería decir. En un momento determinado se detuvo de golpe, como decimos aquí por mi tierra, "en seco". Saco su verga por completo, y se quito el condón. Ahí me di cuenta que ya había acabado, viendo la punta del condón inundada en semen. Me lanzo el celular, cayendo en medio de mis sudados pechos, el cual tome, y vi que en la pantalla estaba la foto que yo quería, o mejor dicho, que mi amo quería. Luego me lanzo el condón en mi cara, quedando adherido a través de esta, con la punta hacia arriba, en mi frente, bajando por mi nariz, haciéndose a un lado por mi ojo derecho, aunque sin taparlo, y llegando a mi mejilla derecha. La adherencia se debía por supuesto al sudor de mi rostro, mezclado con el lubricante del condón, y los distintos jugos. Al caer con la punta hacia arriba, el semen fue resbalando poco a poco gracias a la gravedad, y fue cayendo por mi hombro derecho, una parte en mi cuello, y mi teta derecha. El taxista se subió el cierre, guardando su verga, y entro al auto, tomando mi cartera, y sacando más dinero de ella. Yo solo le sonreía, mientras le enviaba la foto a mi amo. El taxista arrojo mi bolso al piso, y se subió al auto, encendiéndolo y arrancando, sin esperar a que yo me bajara del capo, momento en el que me baje de un brinco, provocando que el tacón de una de mis sandalias se partiera, y yo cayera al piso. El al ver eso no se detuvo, sencillamente mientas se alejaba, veía como me hacia un lindo gesto con su dedo corazón por la ventanilla.
Sin duda esto último me hizo sentirme como la más baja de las putas. De hecho, ya ni me consideraba una puta, a ellas ya las veía como mujeres con más clase y dignidad que yo. Me quede un rato tirada en el piso, pensando en todo lo bajo que ya había caído, y en cuanto me gustaba. Ahí fue cuando caí en cuenta, que estaba en frente de mi casa, en medio de la calle, totalmente desnuda, con un tacón roto. Mi minifalda estaba a un lado, pisoteada por las ruedas del taxi. Mi bolso estaba al otro lado. Pero mi top, quedo roto en el carro. Tome la falda rápidamente, y me la coloque, luego tome mi bolso, y me quite las sandalias, tomándolas junto con el tacón roto y tirándolas a la basura, así como el condón, el cual ya había botado toda la leche sobre mí. Así como iba, solo con la falda, con el torso desnudo, brillante por el sudor y el semen, y descalza, me dispuse a entrar en mi casa, lo más silenciosamente posible, cuando me di cuenta de un pequeño detalle: mis llaves no estaban en mi bolso. Me asuste muchísimo. Al parecer nadie me había visto aun, si mis madre y mi hermana me hubieran visto, hubieran salido ya a abrirme siquiera, a no ser que estén tan avergonzadas de mi que no quieran ni verme. O si algún vecino nos hubiera visto al taxista y a mí fornicando en el capo de su carro, de seguro alguno habría pegado un grito, en plan de broma. O bueno, casi seguro. Pero quería mantenerlo todo así, discreto, y el no conseguir las llaves de mi casa en mi bolso significaba que no podría ocultarle esto a mi madre y mi hermana. No tenía ganas de responder preguntas, estaba agotada, lo suficiente como para pensar rápidamente en excusas.
Ahí estaba yo, parada enfrente de la puerta principal de mi casa, preguntándome como demonios iba a entrar yo ahora. La puerta principal está en un muro que hay al frente de mi casa, el cual tiene 4 ventanas, dos a cada lado de la puerta, pero dichas ventanas están cerradas con rejas. No tenia ni idea de que hacer. Resignada, me dispuse a tocar el timbre cuando, en ese momento una voz femenina detrás de mi me detiene de lleno.
-¡Lizbeth! Dios mío, ¿estás bien? –me voltee, era Gina, mi vecina de al lado. Gina es una mujer bastante mojigata, de tez blanca, con una figura bastante bonita, y un rostro hermoso, de cabello negro y liso, como el mío. Al ser tan mojigata y recatada me sorprendió muchísimo que, hace unos 6 meses atrás, se haya operado los senos, quedando realmente inmensos. Aunque aun así, seguía siendo la misma mujer recatada de siempre, y a diferencia de la mayoría de las mujeres que se operan las tetas, no anda enseñándolas por ahí, como mi madre, quien cuando se las opero comenzó a usar escotes de infarto.
-¿Gina? –conteste, tapando mis senos con mi brazo derecho, y mirando al piso, bastante avergonzada de mi apariencia. De seguro que esta mujer me condenaría de puta por el resto de mis días al decirle cualquier excusa. Aunque si le decía que me habían recién violado, tal vez me salve de ser condenada por ella, pero eso significaría que ella me llevaría a la policía, y las cosas podrían ponerse más feas de lo normal. Como bien dijo el poeta Ingles Alexander Pope: "El que dice una mentira, no sabe que tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera" y bueno, enfrascarme en esta tarea con la policía sería algo muy difícil. Con mi familia seria mas fácil, y con la mojigata Gina también…-Si, estoy bien, -proseguí –es solo que bueno, me fui a una fiesta con unos amigos y como ya ves, nos pasamos de copas…Una hace muchas locuras cuando se pasa de tragos, ¿no crees? -Le dije.
-Pero niña, mírate como estas, ¿que pensara tu familia cuando te vea así?
-Esa es la cosa Gina, no quiero que se enteren. Por favor, te ruego que no se lo digas a nadie. ¿Puedes ayudarme?¿tienes algún vestido o algo? Es que se me perdieron las llaves de mi casa…
-Si, claro que si, ven rápido, te resfriaras con este clima tan helado que hace ahorita. –me dijo.
La seguí a su casa. Ella iba vestida con una camisa manga larga azul, y con un jean marrón. Sus zapatos eran deportivos, negros. Entre a su casa, y la seguí hacia su habitación. Para mi sorpresa, cuando estábamos camino a su cuarto, vi que en el televisor de la sala, estaba puesta una película de sadomasoquismo. Aunque sin volumen. Aquí sí que me enrede un poco la vida, ¿una mujer como ella, despierta a esas horas, viendo porno? Y con las tetas operadas…no se…me daba que pensar en mucho…tal vez Gina en realidad sea tan o más puta que yo, y lo esconde en esa cortina de chica recatada.
Llegamos a su habitación. De su armario saco un camisón negro manga larga, el cual al colocarme note que me llegaba por la mitad de los muslos, mucho más abajo de lo que llegaba mi minifalda. Me prestó un par de cholas. Le agradecí mucho que me ayudara.
Como quede con la intriga por lo del video porno, al salir de su habitación y llegar a la entrada de la sala, le pedí un vaso de agua, por lo que me invito pasar a la cocina, la cual quedaba al otro lado de la sala. Al atravesarla, la película sadomasoquista aun continuaba reproduciéndose en el televisor, aunque ignore si era un canal porno o si era por el reproductor de DVD.
-Es increíble lo que unas mujeres llegan a hacer por dinero ¿cierto? –me dijo, deteniéndose un momento ante el televisor, y viendo la escena donde una mujer estaba a 4 patas, desnuda con una cadena de perro puesta, y con un perro gran danés follándole el culo.
-Si…aunque sabes, algunas deben sentir placer, muchas deben hacerlo porque les gusta…-le conteste, intentando seguirle la corriente.
-¿Y tu como lo sabes?
-Lo supongo –conteste un poco nerviosa. –me imagino que para hacerlo una y otra y otra vez, aun después de tener mucho dinero, pues es porque la pasan bien…
-Esas perras lo hacen una y otra y otra vez porque el ser humano es ambicioso, nunca se contenta con un poco, al menos hablando de dinero claro está. Al ver las cantidades de dinero que se ganan con un par de esas escenas pues es normal que no quieran despegarse de eso. Hay quien lo hace por gusto, por placer, pero no son todas, ni son la mayoría tampoco…
-¿Y tu como lo sabes? –le respondí
-… -hizo una pausa –en este mundo hay de todo…-me dijo, reanudando su marcha a la cocina, no sin antes apagar el televisor. La seguí.
Bebí mi vaso de agua. Le dije que al día siguiente le devolvería el camisón y las cholas, y Salí de su casa., yendo a la mía. Toque el timbre, y me abrió Sara, mi hermana menor.
-Wow, la fiesta al parecer estuvo muy buena ¿no? –me dijo, al verme.
-Jijiji si, bastante, tanto que olvide donde deje mis llaves… -le conteste, con la expresión mas natural que pude hacer.
-¿Tienes hambre? Mama está preparando el desayuno, unas empanadas de queso.
-Si, bastante, pero primero me quiero meter a bañar… -le dije.
Entramos a la casa, Sara se dirigió a la cocina, y yo subí rápidamente a mi habitación, para quitarme la poca ropa que llevaba, y darme un delicioso baño de agua caliente, el cual necesitaba con urgencia.
El día transcurrió con bastante normalidad, al menos en la mañana y en parte de la tarde. Mi amo no me envió ningún SMS para confirmar que le llego la foto que el taxista me tomo mientras me lo hacía sobre su auto, ni siquiera me envió uno para darme alguna orden. "tal vez me este dando este día libre" pensé, pero la verdad, mas equivocada no pude estar. A eso de las 5 de la tarde, me llamo a mi celular.
-A sus pies amo –conteste. Esa era la manera en que debía contestar el teléfono, cuando viera en el identificador de llamadas que era él.
-Puta, no quiero que digas absolutamente nada, solo te limitaras a oír mi voz. Ve a la habitación de tu hermana menor AHORA. –me ordeno, poniendo énfasis en la última palabra. Fui directo al sitio. La puerta estaba abierta, de par en par. Ella estaba sentada delante de su computadora, oyendo música a un volumen no muy bajo, mientras chateaba por el Messenger.
-Muy bien cerda, se que la estás viendo. Quiero que le hagas un buen tratamiento de pedicura. Esto puta, deberás hacerlo usando solo un hilo, y un sostén. Quiero que te maquilles como una autentica puta de esquina, quiero ese maquillaje tuyo escandaloso. Ve descalza. Dale un buen masaje con agua caliente a sus pies, y luego le cortas las uñas, para por ultimo limarlas y pintarlas de rojo. Una vez terminado esto, bésalos, y procura acariciarlos con tu rostro. Obviamente, la manera en que tu hermanita reaccione, es tu problema, al igual que las excusas que darás. Y ni pienses en engañarme cerda, tengo pequeñas cámaras ocultas en tu casa, y en este preciso instante estoy viendo a tu hermanita en la computadora, y a ti en la puerta de la habitación. Ve ya puta, manos a la obra.
Colgó el teléfono. Me quede helada en el sitio, con el teléfono aun en mi oreja, por unos minutos. Me ordenaba hacer algo muy arriesgado. ¿Qué iba a responderle a Sara cuando esta saliera con sus preguntas por mi comportamiento? Iba a descubrirme. ¿Cómo había hecho para instalar las cámaras en mi casa? ¿En qué momento? Hasta donde sé, todas las fotos que él me mostraba para chantajearme fueron tomadas en desde afuera, siempre en la calle. ¿Sería verdad eso o solo lo decía para que obedeciera? En ese momento sonó mi celular con el tono del SMS, provocando que sarita voltease a verme en su puerta. Sonrojada por el tono, revise cual era el mensaje "puta no te quedes ahí parada como si no tuvieras nada que hacer, mueve esas tetas y cumple mi orden" esto me puso la piel de gallina, si tenía cámaras.
-Lizbeth, ¿pasa algo? –me pregunto Sara.
-No nada –le conteste, algo nerviosa –es solo que no tengo nada que hacer, estoy aburrida. ¿Qué te parece si te hago pedicura?
-Siiiiiiii que fino –contesto emocionada –por cierto, ¿qué dice tu tono de mensajes de texto? Me pareció oír una grosería…
-No, nada, oíste mal…no dice nada grosero…dame unos minutos, para alistarme, que quiero probar otras cosas que compre. –le dije, como excusa para retirarme a maquillarme y vestirme tal como mi amo me lo ordeno.
-Ok dale…-me dijo.
Fui corriendo a mi habitación. Iba a escribirle un mensaje de texto a mi amo, con muchas preguntas, pero después decidí no hacerlo, no vaya a ser que se moleste. Por poco Sara me descubre, y podría hacerlo con las siguientes órdenes que debería obedecer. ¿Por qué mi amo me hacia esto? ¿En qué momento instalo las cámaras? Aun no me creía que lo haya hecho. Pero ese era el menor de mis problemas ahorita. Ahora tenía que cumplir esa orden, y ver como saldría de esta.
Tome mi bolsito de maquillaje y me dispuse a ponérmelo bien escandaloso, como él lo deseaba. Me puse bastante delineador en los ojos, el más negro que tenia. Luego me eche el polvo en las mejillas, un polvo rojo, en gran cantidad. Por último, me pinte los labios de rojo intenso, rojo puta. Cuando me comencé a poner el sostén, mi amo me escribió otro SMS: "ponte los anillos guarra, TODOS. Y que la lencería sea semitransparente". No dude ni un segundo en cumplir la orden, colocándome los anillos de mi pezones, de mi clítoris, de mi ombligo, de mi lengua y de mi nariz. Esto se ponía cada vez más difícil. Termine colocándome el sostén, uno rosado semitransparente y el hilo, rosado semitransparente por delante, a juego con el sostén. Tome un pequeño bolso, con todos los utensilios para la pedicura, pero en ese momento un nuevo SMS me volvió a llegar, de mi amo. "se buena chica con tu hermana Sara, haz lo que ella desee, trátala como si fuera tu ama. Para que no digas que soy malo, te doy permiso de dejar el celular en tu habitación". Con esta orden no me puse más nerviosa, yo creo que más no podía. Pero tampoco me calmo del todo. Respirando profundamente, me puse en marcha a la habitación de Sara. Antes de entrar a la habitación, tome otra fuerte bocanada de aire, y me dije a mi misma que si me calmaba, podría tener control de la situación, y podría salir de esta.
Al entrar, ella continuaba de lo más divertida chateando por el MSN. Vi que tenía la cámara web activada. Ella iba vestida con unos mini shorts viejos, para andar por la casa, y una camisetita morada. Ya estaba descalza. En ese momento ella volteo, y minimizo las ventanas de conversación.
-Lista para la pedí…-dijo, pero no termino la frase. Al verme en esas fachas quedo muda por un segundo. Decidí tomar mi rol de hermana mayor.
-¿Qué? –le conteste, con algo de autoridad.
-Lizbeth…me vas a perdonar pero…pareces una verdadera puta.
-¿Te parece? Con esta lencería me siento cómoda…y bueno, el maquillaje, me lo compre, y quise probarlo exagerando bastante para ver hasta qué punto llegaba…-le conteste, con cierto nerviosismo, aunque sin titubear.
-Niña, no solo el maquillaje te hace ver puta no me había dado cuenta de los piercings, hace que ese aspecto parezca más de puta todavía, pareces una actriz porno de internet. ¿Mama ya los vio?
-No, Mama no ha visto nada, y bueno, es mi cuerpo, puedo hacer con él lo que yo quiera ¿no? –le conteste, aun nerviosa, pero tratando de sonar un poco autoritaria. –siempre me llamo la atención que sería tener todos esos piercings en mi cuerpo, y ahora lo sé, y te seré sincera, me gusta. Si a ti te gusta bien, y si no, también.
-Bueno…cada loco con su tema…-me respondió Sara.
-Ya dejemos de hablar de mi aspecto. Concentrémonos en el de tus pies. –le dije, dirigiéndome a su baño, y poniendo a llenar un recipiente con agua caliente. Una vez llena, me dirigí a donde estaba ella, y coloque el recipiente en el suelo, introduciendo ella sus pies en el agua tibia, para luego ponerme de rodillas ante ella, como me imagine que a mi amo le gustaría.
Tome su pie derecho, y me puse manos a la obra, comenzando a acariciar suavemente todo el largo y ancho de su pie, haciéndolo de manera más suave que podía. Sara se me quedo viendo por unos momentos, y su rostro denotaba relajación y algo de sorpresa. Supongo que ella no se esperaba esta sesión de masaje. Continúe en lo mío, tomando cada dedo de su pie, ejerciendo cierta presión en ellos con mis dedos índice y pulgar, frotándolos con la yema de estos. Mi hermana ciertamente tenía unos pies bastante bonitos, con una preciosa curvatura, que a más de un fetichista le encantaría repasar con su lengua. Estuve un buen rato en eso, hasta que comencé a cortar las uñas delicadamente, comenzando por el pulgar. Ella, entre tanto, continuaba chateando y navegando, sin cruzar palabra conmigo, sin verme siquiera, como si yo no existiera. Debo reconocer que eso me excito mucho, el hecho de estar atendiendo a una persona, y que esta ni se inmute por mis tratos, mientras yo doy lo mejor de mí para que quede perfecto, me pone la cuca a babear.
Una vez terminada la tarea de cortar y limar las uñas de ambos pies (si, repetí las mismas operaciones con el izquierdo, obviamente) me dispuse a pintarlas de rojo. Pero, en ese momento, a ella le dieron ganas de beber agua, por lo que me dijo que parara por un momento para ir a la cocina. Yo, recordando la orden de mi amo, de ser una sumisa para mi hermana, le dije que no se preocupara, que se quedara sentada tranquila, que yo iría a buscarle el agua.
-Pero Lizbeth, yo puedo ir, no hay problema. –me dijo, insistiendo ella en ir.
-No te preocupes Sara, yo voy, quédate sentada tranquila. Además, yo también quiero tomar agua.
-Bueno, yo podría traerte un vaso.
-No Sara, tranquila, yo voy. Quédate allí sentadita tranquilita, yo te traigo el vaso con el agua. –le dije, poniéndome de pie, y marchándome del sitio, para no continuar con este debate.
De camino a la cocina, pase por en frente de mi habitación, y oí sonar mi teléfono, era mi amo.
- A sus pies Amo. –Conteste.
-Lo estás haciendo bien golfilla, no me quejo. Entra en tu habitación, y quiero que tomes el cono anal que vibra que te ordene comprar no hace mucho, y te lo pongas. Obedece ahora, quiero que me narres como te lo metes mientras te veo por las pantallas.
-Como desee Amo. –le conteste, mientras entraba en mi habitación, y cerraba la puerta, cosa que mi amo me ordeno seguidamente que no hiciera, quería que la dejara abierta. Obedecí la orden, me dirigí a mi armario y de una de las gavetas, donde tengo todos mis juguetes escondidos en un fondo falso, saque el susodicho cono, el cual mi amo me había ordenado comprar hacia dos semanas. Procedí a metérmelo poco a poco, y a relatarle por el teléfono como lo iba haciendo.
-Amo, lo estoy metiendo despacio por mi culo, poco a poco va entrando la punta, siento cada vez mas como se va ensanchando…mmmmmm
-¿Te gusta puta? –me pregunto mi amo
-Mmmm si amo…es rico sentir cada centímetro del plástico entrando en mi abertura…
-Mételo de un golpe, animal. –me ordeno, cosa que obedecí, empujándolo con mi mano de un solo golpe, hasta el fondo. Sentí un fuerte dolor, pero logre reprimir el grito.
-Muy bien perra…ahora coloca tu hilo nuevamente, y ve a la habitación de Silvia, hay algo que deseo que veas.
Accedí a la orden, colocándome de nuevo el hilo y dirigiéndome hacia la habitación de mi madre. La puerta estaba cerraba, así que decidí tocar, pero justo en ese momento, antes de dar el primer golpe, mi amo me ordeno que la abriera lentamente, ya que no llevaba seguro. Obedecí, y me lleve una tremenda sorpresa al ver a mi madre, totalmente desnuda con un hombre, desconocido para mi, teniendo una deliciosa relación sexual. Estaban en la cama, ella a cuatro patas, siendo sodomizada brutalmente por su follador. Ella estaba totalmente desnuda, sus tetas operadas se veían bambolear (si, eran tan grandes como las de Gina) con cada embestida del macho, quien iba vestido, solo con su verga afuera. Ninguno se percato de mi presencia, estaban dándole la espalda a la puerta. Me excite mucho al ver semejante escena, nunca imagine a mama engañando a mi padre¡¡.
-Jajajaja tu linda madre es toda una potra. Me la imagino en mi harem de esclavas sexuales. Te diré una cosa, por lo que he visto por este monitor de ella, es tan guarra y puta como tú. –me dijo mi amo.
Me quede viendo un rato la escena sexual entre Mama y su macho. –Tócate puta, se que lo deseas, tócate por encima de tus bragas. –me ordeno mi amo, orden que lleve a cabo sin reparos. Dirigí mi mano libre a mi cuca, acariciando los labios poco a poco, arrastrando mis dedos casi desde la entrada de mi culo, donde estaba el cono anal, hasta mi clítoris, el cual fue el centro de atención de mis dedos después de unos minutos. Me encendí bastante, se notaba como mi hilo ya había absorbido bastante líquido vaginal. –ahora puta, ve a buscar el vaso de agua para Sara. –accedí a la orden, cerré cuidadosamente la puerta de la habitación, para que no se enteraran de que yo estaba de público.
Me dirigí a la cocina, serví un vaso de agua y me dispuse a regresar. En ningún momento yo había colgado el teléfono. Al pasar por enfrente de la puerta de la habitación de mi madre, mi amo me ordeno entrar de nuevo. Abrí delicadamente la puerta, y vi que ya no estaban en la cama, ni en ningún sitio de la habitación. La puerta del baño de la habitación, sin embargo estaba abierta, se oía el sonido de la ducha, y unos deliciosos gemidos de mama. Me asome, por orden de mi amo, aunque con mucha más discreción que antes. Mi amo me ordeno agacharme, para no ser descubierta. mi madre estaba de rodillas, haciéndole una mamada de güebo a su macho, mientras este estaba sostenido con sus manos a la pared de la ducha. La regadera estaba abierta, y se veía que el agua caía por todo el cuerpo del chico, y del de mi madre, quien mamaba frenéticamente a su macho, viéndolo a los ojos.
-¿celosa perrita? –Me dijo mi amo –Ella tiene verga con que distraerse…y tu no…pero remediemos un poco la situación, haz a un lado el hilo, e introduce con tu mano libre dos dedos y con el pulgar, juega con tu clítoris. Tienes mi permiso de llegar al orgasmo. Cuidado y te descubren…
Accedí a la orden, y puse el vaso en el piso, para acto seguido colocar la diminuta parte del hilo que tapaba mis labios vaginales a un lado, por mi ingle, y luego procedí a meterme los dedos índice y medio, y con el pulgar, comencé a masajear mi clítoris. Me empecé a contonear, pero cuidando de hacerlo delicadamente, para no gemir, ni llamar mucho la atención. Ellos aun no me habían descubierto. Poco a poco el jugueteo de mis dedos en mi vagina fue subiendo de tono, haciéndome humedecer más y más cada vez. Mi amo no decía nada por el teléfono, el cual yo aun lo sostenía en mi oreja. Veía a mi madre, embebida mamándole el güebo a su macho de turno, un hombre al que nunca había visto antes. Aunque después de comenzar a ser la esclava de mi amo, pasaba poco tiempo en casa, y no estaba mucho al tanto de lo que ocurría con mi familia, la cual intentaba proteger de una desgracia, cumpliendo las ordenes del violador, a quien me acostumbre a amar, en cierto modo, y a respetar, a verlo como la figura de mayor autoridad en mi vida.
Mama se puso de pie, y se dio la vuelta para darle la espalda al hombre, quien aprovecho la ocasión para posar sus manos sobre las nalgas de mi madre y amasarlas con autoridad, para luego de unos segundos separarlas y penetrarla por el culo, quien lo recibió con un fuerte y delicioso gemido, apoyando ambas manos en la pared de la ducha. Ambos estaban a espaldas de mi.
-Que rico fue ese gemido, ¿verdad? –Me dijo el amo –tu madre se ve que es una puta profesional. Y si no, que lo diga tu vecina Gina, quien también está al tanto de lo que ocurre por la ventana del baño…
Ahí subí la vista, algo nerviosa, hacia la ventana del fondo del baño. Efectivamente, Gina estaba a un lado del marco, recostada de la pared, con sus enormes tetas operadas afuera de su camisa, tocando por encima d un pantalón de látex negro. Ahí me invadió un poco la curiosidad, siempre vi a Gina como una mujer mojigata y recatada, poco le prestaba su atención a verse sexy. No digo que deba parecer una puta, ni nada por el estilo, pero poco se maquillaba, y veía a muchas mujeres que iban sencillas y sexys, con malos ojos. Me sorprendió ver que se las haya operado, precisamente un mes antes de yo ser "violada". Y ahora me sorprendía verla con esos pantalones de látex, los cuales remarcaban a la perfección las curvas de sus perfectamente torneadas piernas. Y más aun me sorprendía el verla con la camisa abierta, masajeando sus tetas y tocándose por encima del pantalón de látex.
Yo, sin importar el ver a Gina, continúe con mi masturbación. La cual acrecenté el ritmo, al ver a mi vecinita Gina espiando a mi madre teniendo sexo. El ver las hermosas tetas de Gina, muy parecidas a las de Mama (pareciera que hubieran ido al mismo cirujano) me calentó aun mas. En cierto modo desee ir y chupárselas. Pro no era más que un deseo. El hacerlo realidad lo veía difícil, aun quedaban ciertos límites moralistas en mi, aunque si he superado varios de mis limites en manos de mi Amo, de seguro superaría este también.
El hombre que follaba a mi madre, comenzó a emitir gemidos más fuertes, y a embestirla más salvajemente, quien chillaba de placer por tan brutal cojida ala que estaba siendo sometida. Al cabo de un par de minutos, el hombre emitió un fuerte gemido y se paralizo, para luego sacar su verga poco a poco del ano de mi madre, y ver como de este salían gotas blanquecinas, las cuales escurrieron por las piernas de mama, y fueron limpiadas por el agua de la regadera, que aun caía sobre ellos.
En ese momento, decidí salirme del baño, rápidamente, antes de ser descubierta. Aun no había conseguido mi orgasmo, y estaba bastante caliente. Mi pecho estaba sonrojado, al igual que mi rostro. Estaba sudando por la calentura, y respirando agitadamente.
-Jajajaja hiciste bien perrita, no era conveniente que te descubrieran. Ve y termina el trabajo de Sara. Ofrécele el agua de rodillas y pídele perdón por demorarte. El orgasmo que ibas a tener en el baño, tenlo en la habitación de tu hermana Sara. Enciende el vibrador anal, y coloca el celular en modo vibración y ponlo en tu hilo, rozando tu clítoris. No lo contestes hasta que tengas tu orgasmo cerda, ¿entendido?
-Si Amo. –conteste sumisamente.
-Ah, y una última cosa, tus dedos deben estar mojados de tus jugos. Mételos en el vaso de agua de Sara, límpialos con el agua, y dásela así. Que beba agua saborizada de tus jugos de perra verbenera. –me ordeno mi amo, y sin permitirme contestarle, me colgó. Cumplí sus deseos, metí los dedos empapados de mis jugos vaginales en el vaso, revolviendo el agua con ellos, luego me acomode un poco el hilo, metí mi celular en él, y encendí el vibrador del cono anal. No emitía mucho sonido, afortunadamente.
Me dirigí a la habitación de Sara, ella continuaba Chateando por el MSN. Me arrodille ante ella, y le ofrecí el vaso de agua. –Ya era hora…- me dijo. –Perdóname por tardarme Sara, fui una estúpida, no quise demorarme mucho. –le conteste, con cierto tono suplicante.
-No importa Lizbeth, todo está bien…estas rarísima mija…termina lo de mis pies, que debo salir en una hora a una fiesta… -me dijo.
Reanude la pedicura. Tome la pintura de uñas roja y delicadamente comencé a pasar la brochita por la uña de su dedo pulgar izquierdo. Vi como Sara se tomaba el agua, de un solo trago. Eso me excito mucho más. En ese momento, el celular comenzó a vibrar. En un principio no fue mucho lo que sentí, pero al cabo de unos minutos, la cosa se empezaba a poner bastante fuerte. Dado el nivel de excitación que yo tenía, las vibraciones surtieron el efecto deseado por mi amo en mi clítoris. Las piernas me temblaban, al igual que mis manos. Sentía mis pezones duros, y la piel se me puso de gallina. Sentía cortos espasmos suaves, los cuales aumentaron su intensidad a medida que pasaba el tiempo. Trate de mantener el control, respirando profundamente. Sara no se daba cuenta de lo que estaba pasando, seguía embebida en su conversación por el chat.
Mi orgasmo estaba muy cerca. Ya poco podía contenerme. Deseaba que Sara fuera al baño, para así yo poder explotar. La situación me dio mucho morbo. Logre terminar sin dañar el trabajo de los pies de Sara, y acto seguido, lleve a cabo la ultima parte de la orden de mi amo, dirigí mi rostro hacia ambos pies, lentamente, para besarlos ambos, y acariciarlos con el rostro. El morbo de la situación, sumado a los estímulos al que eran sometidos mi culo y mi clítoris aumento mi excitación a niveles indescriptibles, por lo que al ratito de estar frotando sus pies e mi cara, sentí como un delicioso corrientazo comenzó recorres todo mi cuerpo, desde su epicentro, el cual era mi clítoris, hacia mis pies y mis cabellos. No pude evitar temblar terriblemente, respirando profundamente, en medio de un largo jadeo casi mudo. Un delicioso orgasmo.
Al pasarse el efecto, me separe de sus pies, y vi el rostro atónito de Sara, mirándome fijamente, incrédula de lo que había presenciado.
-Lizbeth… ¿que fue eso? –me pregunto, con voz baja, totalmente extrañada.
-Disculpa Sara, eeemmmm…es que tus pies son muy bellos…-respondí, nerviosa. –recuerdo que cuando eras bebe te besaba los pies, aun sigues teniendo la piel de tus pies como las de un bebe, es lindo sentir esa sensación de ternura...¿Que, acaso tu hermana no te puede hacer cariñito? –le dije, esto último con cierto tono de reproche, intentando ocultar el nerviosismo.
-Mija, la manera en que lo hiciste fue algo totalmente loco, incluso hasta temblaste y jadeaste, casi podría jurar que tuviste un orgasmo con mis pies…-me respondió
-Estas imaginando cosas…si bien temblé fue porque…me dieron escalofríos. A mi me dan cuando algo suave roza mis cachetes, y sé que a ti también te da cuando algo roza tu nuca, algo así es lo que me ocurrió. ¿Te vas a quejar gafa? Te estoy diciendo que tus pies son bellos, y suaves, y que eres una bebita aun, en tono cariñoso, ¿y te vas a poner estúpida por eso? –le respondí, intentando tomar el control de la situación…
-Jajajaja, tranquila hermanita, no me estoy quejando, no hagas algo grande de esto, es solo que nunca me espere que me llegaras a besar los pies…-me respondió, algo divertida. –disculpa si dije algo malo, no fue mi intención…
-Jajajaja –le respondí, aunque esa risa fue fingida, para ocultar mis nervios. –bueno hermanita, tranquila…ve a prepararte para tu fiesta. ¿A qué hora es?
-Es mañana, en la Colonia Tovar. Un amigo tiene una casa allá y hará una gran fiesta mañana. Me iré a quedar hoy, y mañana o pasado mañana regreso.
-Ok…te cuidas –le dije, tomando mis cosas y marchándome del sitio.
Me metí en mi habitación, y me encerré. Estaba muy nerviosa, estoy segura que tras toda esa conversación, Sara sospecharía algo raro de mí. Me puse a recapitular. Mi madre y mi hermana me excitan, mi vecina Gina también me excita, y veo que a ella también le excitan mi madre y mi hermana, al menos mi madre. Mi amo tiene la casa totalmente controlada por cámaras. En ese momento mi amo me envió un mensaje de texto. "bien hecho puta, bien hecho. Te salvaste de ser descubierta de milagro. Quédate así como estas vestida por el resto del día, ponte unas sandalias altas, serás la sumisa de Silvia durante el resto del día" me ordeno mi amo. Luego recibí otro SMS "mañana a la 1 pm te quiero vestida con una máscara de látex que está debajo de tu cama, la escondí allí para la ocasión. Solo deberás tener eso puesto cuando vaya a buscarte, además de todos los aros, porque tú también iras a una fiesta, como una de las animadoras principales."
Busque debajo de la cama, y efectivamente, había una máscara de látex, pro a diferencia de la que llevaba puesta la chica enmascarada, esta tenía dos agujeros para los ojos, y un cierre para tapar la boca. Me calenté mucho al verla. El resto del día transcurrió sin problemas, conmigo haciendo muy dócilmente todo lo que mi madre pedía, y esta sin darse cuenta de mi situación, aunque si diciéndome en varias ocasiones que mi comportamiento estaba muy extraño. Me acosté a dormir a eso de las 10 de la noche, pensando en muchas cosas, como por ejemplo, ¿Cómo mi amo había logrado entrar a mi casa? No he tenido noticias d que hayan entrado a la fuerza en ella, ni nada. Otro punto era Gina, estuvo espiando a mi madre por la ventana de su baño. ¿Cómo pudo entrar en la casa? Por lo de las tetas operadas… ¿Sera que ella es la mujer enmascarada, y por eso mi amo sabe tanto de nosotras? ¿Qué coño está pasando en mi vida? De nuevo, nada…a mi mente no llegaban respuestas. Puede que esta falta de respuestas se haya debido en parte a que tampoco pude dejar de imaginar las cosas que ocurrirían al día siguiente…
continuara....
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