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Segunda historia de muchas (Primera parte)

Como les comenté en el primer post, ya hace un tiempo que me separé de mi ex, pero seguimos teniendo sexo ocasional. Con el correr del tiempo hemos probados muchas cosas que mientras éramos pareja no habíamos ni siquiera hablado.
Lo que les voy a contar fue una de las últimas, y tal vez de las más jugadas hasta el momento.
Me gusta que Ana fuera aceptando lo que yo proponía y más me gustaba cuando ella tenía la iniciativa, pero había algo que hacía tiempo me rondara en la cabeza, y aun no me animaba a plantearlo. Pero llego un momento que me pareció que las condiciones podían darse para que ella aceptara. La conozco bastante por el tiempo que fuimos pareja, y supuse que sería lo más parecido al ideal para que se animara.
Concretamente lo que quería era compartirla con otro hombre, realizar un trío HMH. Y sabía que era una de las cosas más difíciles que aceptase, si bien, alguna vez lo habíamos hablado, pero solo como una fantasía, sin ninguna insinuación a llevarlo a la práctica. Pero de esa conversación y del conocimiento que tengo de ella, supuse que tal vez aceptase.
Para tener sexo ella tiene que tener mucha confianza, en mí la tiene pero la otra persona era importante. Por otro lado le preocupa la privacidad, por lo cual es difícil que confiara en alguien de nuestro entorno. Por lo tanto eran dos características difícil de conseguir, por un lado confianza y por otro privacidad.
Pero la situación es que un amigo del exterior, más precisamente colombiano, iba a visitar Montevideo, por un congreso de nuestra profesión. Es alguien del cual le he hablado muchas veces, ella sabe que lo conozco muy bien y a su vez ellos no se conocen personalmente, él se iría a la semana siguiente, por lo cual la privacidad estaría garantizada.
Faltaba poco tiempo para que el llegara y no sabía cómo planteárselo a ella. Con él sabía que no tendría problemas. Habíamos salido a cenar y luego a un Motel, ambos vivíamos solos pero a veces nos gustaba hacerlo en un lugar diferente. Yo estaba decidido a planteárselo esa noche, esperaba el momento que me pareciera más adecuado. Generalmente coger en un motel se prestaba que nos soltáramos un poco más, nos habláramos más libremente.
Luego de una ducha juntos, de tomar algo de champagne, colocar música y habernos hecho sexo oral ambos la estaba cogiendo en cuatro, a ella le encanta esa posición, a mí me cuesta encontrar el ritmo que la haga gozar pero que a su vez no provoque que yo termine muy rápido. Estábamos en esa situación de cambio de ritmo y de acomodarnos cuando en la TV que estaba pasando pelis porno, pero la teníamos en silencio, están pasando un trio HMH y la chica esta en cuatro como yo la tenía a ella solo que en el piso, y se la está chupando al tercero. Le digo que para parecernos solo nos falta a alguien más. Ella se sonríe, y queda algo incomoda, como la conozco sabía que eso era una buena señal. Por lo que no iba a dejar pasar la oportunidad.
Seguí cogiéndola, conseguí un ritmo que me resultara cómodo y que a ella la hiciera gozar. La tome de su pelo como me gusta. Sus gemidos cada vez más intensos, le recuerdo que es mi puta, ella me dice que claro que es mi puta, eso me encanta que lo diga, y ella lo sabe. Cuando noto que está cerca de su orgasmo sigo al mismo ritmo sin soltar su pelo, me acerco a su cara lo más que puedo y le digo que podría estar chupándose una pija también.
Su respuesta entre jadeos fue “haceme acabar y después hablamos”. Así que le hice caso, solté su pelo lentamente, volví hacia atrás, tome sus caderas y acelere el ritmo. A los pocos segundos ella tenía un buen orgasmo y al poco tiempo yo eyaculaba. Quedando los dos tirados sobre la cama, besándonos y bastante cansados.
Luego de descansar, ella fue a la ducha y nos sirvió más champagne, tome un poco con ella y fui a ducharme yo. Cuando regrese, estaba sentada en la cama, mirando otro canal con un trio HMH, esta vez la mujer cabalgaba a uno de los hombres y se la chupaba al otro. Si dudas había quedado interesada.
Así que saque el tema rápidamente, le hice una broma, si estaba sacando apuntes. Se ríe y vuelve a quedar un poco nerviosa. Me siento por detrás de ella abrazándola y mirando sus gestos por uno de los espejos. Sé que ella se siente más cómoda de hablar ciertos temas si no la miro a la cara, pero a su vez necesito ver sus gestos para saber cómo reacciona.
Toma la iniciativa y me pregunta si realmente me gustaría compartirla con alguien más, le confieso que es algo que ronda por mi cabeza desde hace algún tiempo y que creo que ambos podríamos disfrutarlo mucho, y que el tercero lo pasaría muy bien con una mujer como ella.
Me plantea sus miedos, dice que es algo que solo lo veía como una fantasía, pero que no sabía si llevarlo a la realidad le gustaría. Y entre otras cosas, la dificultad de encontrar al tercero.
Ahí comenzamos a hablar más en concreto de cómo podríamos hacerlo. Tenía que ser alguien que conociéramos, que le tuviéramos confianza, pero que a su vez no pudiese difundirlo, yo tenía el nombre en mente, pero no quería decírselo tan rápido. Quería que surgiese como algo más natural.
Y así fue, las características fueron saliendo solas, amigo o conocido cercano de ella no podía ser porque sería difícil para ella continuar esa amistad, por lo cual debía ser de mi parte. A su vez no podía tener contactos con su entorno, en determinado momento hice una pausa y la mire. Me pregunto que quien se me había ocurrido, me sonreí y se lo dije.
Al principio no pareció gustarle la idea, lo primero que me pregunta es si no era muy “viejo”, él es diez años mayor que nosotros, a ella no le gustan más grandes, de hecho los prefiere más chicos. Pero sola se fue convenciendo de que las demás condiciones eran casi ideales. Me dijo que no recordaba cómo era, ella había visto unas fotos, pero hacía mucho tiempo, así que las buscamos en mi celular, no le convencía demasiado. Cada tanto, ella misma volvía a repetir, que era casi ideal.
En determinado momento, hace una pausa y me dice que “lo hacemos con el” y termina su copa de champaña.
Me dice que me acueste, se saca su playera no tiene sostén así que solo queda en tanga y comienza a chuparme, se la traga casi completa, hasta que casi no puede respirar, en determinado momento deja de hacerlo, se saca su tanga y comienza a cabalgarme, me dice que así se la va a chupar a mi amigo. Eso nos calienta mucho a los dos, me agarro de los lolas, ella cabalga cada vez más rápido y luego comienza a detenerse. Ninguno termina, cambiamos a ella cabalgándome pero de espaldas y luego a misionero, así terminamos yo un poco antes que ella.
Nos dormimos abrazados, estábamos súper cansados.
Cuando me despierto ella ya estaba levantada y vestida, salía del baño. Le pregunto si ya nos vamos y me dice que sí, que ya es casi la hora de irnos. Me levanto me lavo los dientes y demás. Cuando regreso comenzamos a besarnos, le digo que quiero algo, pregunta que, y la sujeto de sus nalgas. Se ríe, y me dice que ya que quiero que la coja mi amigo, el próximo que le va a coger el culo es él y aparta mis manos. Seguimos besándonos hasta que suena el despertador del celular.
Avisamos que nos retiramos, y salimos. La dejo en su apartamento y me voy a dormir un poco más al mío.
Esa misma tarde le escribo a mi amigo, diciéndole que tengo algo especial preparado para recibirlo. Comienza a hacerme preguntas, y cuando todo iba encaminado para una mujer, le digo que está bien conducido, pero que es una situación especial. Me dice para conectarnos por Skype y que le cuente.
Básicamente le cuento la verdad, pero sin decir que es mi ex. Le digo que es una amiga, y que nos gustaría hacerlo pero con las dificultades reales y demás. Sabía que iba a aceptar, pero me pregunta muchos detalles los cuales respondo.
Unos días antes de que el llegara, llamo a Ana para decirle si ese fin de semana podía, me dijo que si, consensuamos de hacerlo en mi apartamento y demás detalles.

2 comentarios - Segunda historia de muchas (Primera parte)

pilyyy +1
Ups, me encantaron. Que tan reales son?